viernes, 24 de agosto de 2007

Medidas disciplinarias contra la corrupción en la esfera estatal cubana Raul Castro las tomó



Raúl Castro toma medidas para frenar la corrupción en la esfera estatal de Cuba
La Habana, 22 de agosto.
El presidente interino de Cuba, Raúl Castro, ordenó nuevas medidas disciplinarias para dirigentes y funcionarios, en un nuevo intento por frenar la corrupción en la esfera estatal, según un decreto publicado en la Gaceta Oficial.

La corrupción administrativa, el robo y el desvío de recursos estatales son algunos de los problemas sistémicos que enfrenta Raúl Castro, el general de 76 años con fama de pragmático que gobierna Cuba desde que su hermano Fidel enfermó hace un año.

El nuevo “régimen disciplinario” para los cuadros directivos sanciona violaciones que van desde las ausencias y llegadas tarde al trabajo hasta la pérdida o robo de bienes materiales del Estado.

Los jefes serán considerados responsables “colaterales” aun cuando no tengan participación directa en hechos delictivos. El decreto de ley entrará en vigor a partir del primero de septiembre.

Otro decreto firmado por Raúl Castro y publicado el pasado martes reforzó el control de la responsabilidad social de los trabajadores sobre la propiedad de las empresas estatales, y sanciona a los infractores con descuentos salariales.

Más de 90 por ciento de la economía cubana es controlada por el Estado, que coexiste con un extenso mercado negro alimentado con bienes sustraídos al gobierno.

A finales del pasado año, el gobierno interino de Raúl Castro exigió mayor disciplina laboral para garantizar la continuidad del socialismo en las condiciones de fuerte deterioro económico y social que vive Cuba desde el colapso político de la Unión Soviética, en 1991.

Un nuevo código de disciplina laboral que aspira a acabar con el ausentismo y la flexibilidad en los horarios laborales debía entrar en vigor en enero, pero fue postergado hasta abril debido, en parte, a la falta de transporte público para cumplir la extensión de horarios de trabajo.

Engaño Progreso destructor Polución evitable pero intencionada destruyen naturaleza y no reaccionamos



EL PROGRESO INVERTIDO Y DESTRUCTOR

Hector Rebolloso rectirebolloso@yahoo.com.ar

Amigos:
Hoy no voy a hablarles sobre contaminación, deforestación o calentamiento global, de eso ya saben bastante. Además, últimamente las autoridades están diciendo que somos fundamentalistas, agitadores y terroristas ambientales que nos oponemos al desarrollo. Por eso preferí hablar de lo mismo que hablan ellos:

Les hablaré sobre EL PROGRESO.

Hace 500 años llegó la primera idea del progreso. En esa época el progreso vino en barcos. Eran hombres a caballo con armaduras, sables y mosquetes.

La llegada mágica del progreso, llegada casi divina, sembró enfermedad, muerte y destrucción de las culturas de América.

Desde entonces, en forma casi ininterrumpida, nos siguen hablando del progreso. A veces han sido uniformados con sus fusiles y tanques ayudados por señores con anteojos negros o en Falcon verdes.

Otras veces han sido elegantes ejecutivos en sus trajes caros, quienes nos mostraban la magia del progreso al que llegaríamos si accedíamos a sus requerimientos y aumentábamos nuestra deuda externa e interna.

Hace bastante tiempo que en nuestros sufridos países del Sur, quienes nos hablan de progreso son los gobernantes a quienes votamos democráticamente.

Ellos han decidido, junto a funcionarios que nadie votó, que el progreso es entregar el petróleo y el gas a las multinacionales, porque nosotros todavía no aprendimos cómo explotarlo.

También han permitido que unas pocas transnacionales nos enseñen cómo se debe trabajar el campo, definiendo que nuestras tierras deben ser destruidas sembrando semillas transgénicas, y rociándolas con cada vez más cantidad de agro tóxicos y fertilizantes, que por supuesto, producen de manera monopólica esas mismas transnacionales.

Han decidido que para progresar debemos dejar que arrasen los bosques y montes nativos, enfermando y expulsando a las comunidades originarias y a los campesinos de sus tierras ancestrales.

Han decidido que los pinos y eucaliptos transgénicos, esos que sirven para alimentar a las pasteras multinacionales echadas del primer mundo por ser altamente contaminantes, representan el progreso.

Han decidido que entregar al extranjero todos los peces del Mar Argentino y del río Paraná es el progreso.

Han decidido que todos los minerales de nuestras montañas deben ser regalados a las empresas mineras canadienses, suizas, australianas, yanquis, etc. Si para eso tienen que dinamitar montañas enteras, destruir glaciares, secar los ríos, contaminar las napas y las vertientes de agua y enfermar a los habitantes de esas tierras, no importa, es en nombre del progreso.

Pero cuando recorremos nuestro país, vemos que los pueblos originarios y los campesinos siguen marginados y que son acorralados por las topadoras y la nueva Diosa Soja.

En las ciudades aumenta día a día la cantidad de excluidos del sistema alimentado por migrantes del campo a la ciudad. Son los nuevos habitantes de la miseria urbana, son la carne que alimenta la prostitución y el negocio de la droga. Niños revolviendo la basura y durmiendo en las calles. Niñas que no saben si serán prostituidas o creadoras de niños hijos de niños, o ambas cosas. Son la materia prima que alimentará la corrupción política y policial.

Mientras, los que aún trabajan y pueden permanecer colgados del sistema, manteniendo a duras penas sus familias, se anestesian con el fútbol, con Tinelli y con Gran Hermano. Para no pensar, para no mirar la miseria y el "paco". Para no ver el hambre y la bolsita con pegamento.

Mientras, los gobernantes se llenan la boca con los derechos humanos pero sancionan una "ley antiterrorista" para reprimir los reclamos sociales.

Entonces me pregunto, ¿esperaremos 500 años más para que llegue el progreso que nos vienen prometiendo?

¿O habrá llegado la hora de que entendamos que quienes nos hablan del progreso solamente se refieren a su progreso personal y al de las empresas del primer mundo?

¿Habrá llegado la hora de que el pueblo, reunido en asambleas, empiece a decidir qué tipo de progreso queremos?

¿No será YA el momento de apurarnos y organizarnos a nivel nacional para exigir a nuestros representantes que se comprometan y cumplan con el mandato del pueblo?

Hermanos del campo y de la ciudad:

Organizarnos, informarnos, sembrar conciencia y despertar voluntades para exigir que se respeten nuestros derechos como habitantes es LA ÚNICA FORMA DE PROGRESO POSIBLE .


Norberto Costa

ONG Eco Bio Termas

Nuestro agradecimiento a Norberto Costa y Nestor Almagro hermanos de lucha por una Argentina mejor para todos, sin exclusiones.Nativa ONG.

Sacco y Vanzetti - ejecutados por error judicial - Estados Unidos pidió perdon tarde cien años después Anarquismo en Argentina



SACCO Y VANZETTI EN BUENOS AIRES
Dos héroes del pueblo
Por Osvaldo Bayer


Viernes, 24 de Agosto de 2007
Ochenta años de uno de los crímenes “legales” más mentados. El de Sacco y Vanzetti, cometido por el poder de Estados Unidos, en la ciudad de Boston. La silla eléctrica. Pero no pudieron matarlos en la memoria. Sacco y Vanzetti pasaron a ser, para siempre, “Héroes del pueblo”. Publicaciones, actos, conferencias, obras de teatro, filmes, hermosas canciones, los recuerdan. Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, un zapatero y un vendedor de pescado, así de humildes. Dos italianos inmigrantes. Pero saltaron a la gloria. A los jueces, a los funcionarios que actuaron en este increíble crimen legal ni se los recuerda. Pero se los nombra. Principalmente al juez Fuller. En realidad, todos los jueces que interpretan las leyes a favor del poder quedan en la lista negra de la historia.

Como hacen los norteamericanos, cuarenta años después del crimen oficial contra Sacco y Vanzetti pidieron disculpas. Había sido una “equivocación”. Claro, entonces era fácil, ya estaban muertos. La misma conducta norteamericana contra aquellos también héroes populares, condenados a muerte –esta vez en la horca– por pedir las ocho horas de trabajo. Fueron “Los Mártires de Chicago”, a cuyo recuerdo se debe para siempre el 1º de Mayo como Día de los Trabajadores. También, cien años después de ese crimen infame, la Justicia norteamericana pidió disculpas. Porque fue una “equivocación”.

Sacco y Vanzetti. Libertarios. Luchadores por la Igualdad en Libertad. Dos anarquistas. Con la palabra y el ejemplo. Cuando fueron detenidos, sin ninguna prueba, se los acusó de un atentado. La policía supo hacer la trampa. El juez Fuller y los demás no se tomaron ningún trabajo. Se “dejaron llevar” por las “pruebas policiales”. Total era lo mismo, si no habían cometido ese delito valía la pena matarlos por sus ideas. Bush también los hubiera calificado de terroristas. Y eso basta.

Fue impresionante cómo la palabra Solidaridad, en todo el mundo, se hizo protagonista. En todos los países hubo mitines, huelgas, protestas, atentados de repudio por Sacco y Vanzetti. En la Argentina, ni que hablar. Los anarquistas no eran niños de pecho. Ante la violencia de arriba no se prosternaban ni huían. Respondían. El 16 de mayo de 1926, a las 23, estalla la protesta en Buenos Aires con una bomba en la embajada norteamericana, en Arroyo y Carlos Pellegrini. El boquete que abre la explosión es tan grande que los policías que llegan pueden entrar por él al edificio. El escudo de Estados Unidos va a parar al medio de la calle. Del almacén de enfrente caen las botellas de las estanterías. Poco después, como se usa, los más altos funcionarios de la policía del gobierno radical de Alvear, encabezados por el jefe de Investigaciones, Santiago, irán a pedirle disculpas al embajador norteamericano y asegurarle que los culpables caerían muy pronto. Pero no sería la única. El 22 de julio de 1927 estalla una bomba en el pedestal de la estatua a Washington, en Palermo. Un banco de mármol, situado junto al monumento, va a parar a cinco cuadras del lugar. Cincuenta minutos después estalla otro artefacto en la empresa Ford, de Perú y (hoy) Hipólito Yrigoyen. El automóvil último modelo expuesto en la vidriera queda totalmente inutilizado.

Por supuesto la policía detiene a toda persona con rostro sospechoso de anarquista. Y el comisario Santiago hace declaraciones optimistas. Pero esa misma noche, el 16 de agosto, explota en su lujosa residencia, Rawson 944, un artefacto que lo deja sin comedor, sin los muebles de esa habitación, sin balcón y sin ventana. Después de esto, el comisario Santiago no hará más declaraciones a los periodistas. Santiago pasó a la historia por inventar el suplicio llamado “pileta” para hacer hablar a los detenidos. Es decir, sumergirle la cabeza en una pileta de agua, hasta el límite.

Pero llegará la noche de la ejecución de los dos héroes, en Charlestown. Buenos Aires siguió ante las pizarras de los diarios, paso a paso, la ejecución de los dos inocentes. Hasta que apareció escrito: “Fueron ejecutados, primero Sacco, luego Vanzetti. Antes de morir gritaron: ¡Viva la Anarquía!”.

Buenos Aires vivió ese día la ira del pueblo. El paro fue general, ordenado por las centrales obreras. Todo el día explotaron petardos como gritos de furiosa protesta, manifestaciones, enfrentamientos con la policía. Como símbolo quedó un tranvía quemado en el centro de Buenos Aires.

El diario anarquista Cúlmine dirá: “Debemos oponer nuestros instrumentos vengadores que quemarán los mil tentáculos monstruosos de la fiera vampírica que envuelven todos los senderos de la tierra. Nuestra dinamita purificará los lugares que la maldita casta del dólar ha apestado”.

Seguirán los atentados, dos de ellos al CitiBank y al Banco de Boston.

Y volvemos al principio: no hay violencia de abajo cuando primero no hay violencia de arriba.