domingo, 13 de febrero de 2011

Abel Santamaría Perucho Figueredo Santiago de Cuba.

Tumba Celia Hart  toto.JPGTumba de Celia Hart Santamaría, sobrina de Abel.

Cementerio Colón de La Habana.  Visita Eladio González toto Museo Che Guevara.

 

De: ADRIANA VEGA [mailto:adrianam267@gmail.com]
Abel Santamaría - Hoy Homenaje a Perucho y Abel en Santiago de Cuba.

 

 La Habana, sábado 20 de octubre de 2007

 

Aniversario 80 de su natalicio

Abel Santamaría

Marta Rojas

Un día como hoy, 20 de octubre, hace 80 años, nació Abel Santamaría en Encrucijada, antigua provincia de Las Villas.

Mil novecientos veintisiete era una época de definiciones políticas, de lucha ideológica y acción revolucionaria. Fue en los días en que Rubén Martínez Villena renunciara a sus versos para hacerse definitivamente gran soldado de la causa de los humildes, y Julio Antonio Mella, fundador dos años antes del primer Partido marxista-leninista de Cuba, escribía desde su obligado exilio en México, artículos candentes de combate frontal a la tiranía de Gerardo Machado, en el periódico El Machete.

El niño que acababa de nacer, hijo de un matrimonio de origen español establecido en el central Constancia, Benigno Santamaría y Joaquina Cuadrado —él, jefe de carpintería del central, y ella, ama de casa— vendría a encabezar unos años después la vanguardia del relevo revolucionario cuyas figuras cimeras en las décadas del 20-30 fueron Mella y Villena, y más tarde Guiteras.

Abel era "el alma del Movimiento", que reanudó la lucha armada revolucionaria. De "alma del Movimiento" lo calificó Fidel en la Granjita Siboney momentos antes de partir al Moncada cuando Abel Santamaría reclamaba para sí el lugar que se suponía de mayor peligro en el asalto a la fortaleza militar el 26 de Julio de 1953.

Como sus antecesores en la lucha estudió, interpretó y amó profundamente a José Martí. Su profesor en la escuela primaria lo recuerda como alegre ganador de un premio escolar por la mejor composición escrita sobre el Maestro.

Unido a Fidel en el Movimiento de la Generación del Centenario, que haría renacer en el combate las glorias y el sacrificio de los padres de la Patria, siguió ahondando en las ideas del fundador del Partido Revolucionario Cubano de la independencia, que lo entroncarían al pensamiento marxista-leninista.

"En mi casa —relató Haydée Santamaría— se discutía mucho. Abel y Fidel exponían el ideario martiano, el Manifiesto de Montecristi, los estatutos del Partido de Martí. Abel exigía a cada compañero ser profundamente martiano, y muchas veces le oí decir que estudiando a Martí profundamente ninguna persona tendría dificultad para encontrar el verdadero camino."

Haydée hablaba de los momentos en que la vanguardia del Movimiento se preparaba para el asalto al Moncada. Eran las reuniones en el apartamento de 25 y O, en el Vedado, donde vivían los dos hermanos y se instaló de hecho la sede de la organización revolucionaria hasta apenas dos días antes de la heroica acción del 26 de Julio en Santiago de Cuba.

Como diría Fidel en el Informe Central al Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, al referirse a las ideas marxistas-leninistas que sustentaban los jóvenes que dirigieron el asalto al Moncada: "Si bien este no era el pensamiento generalizado de todos los que iniciaron el camino de la lucha armada revolucionaria en nuestro país, sí lo era de sus principales dirigentes". Entre ellos se encontraba Abel Santamaría.

En la requisa que realizó la soldadesca enardecida de odio y venganza en la Granjita Siboney, tras el asalto al Moncada, cuando Abel era víctima de sus verdugos que lo asesinaron, prisionero en las mazmorras del cuartel Moncada, estos encontraron un libro de Lenin autografiado por el segundo jefe del Movimiento. El libro fue ocupado y se mostró públicamente como si se tratara de un objeto vergonzante. De ahí pasó a integrar el inventario de las piezas de convicción en el juicio por la acción del 26 de Julio. Ese ejemplar por sí solo constituyó un cargo criminal en el juicio.

Abel había leído a Lenin, a Marx, a Engels, había llegado a ellos a partir de su profundo estudio de la obra de José Martí, autor intelectual del Moncada. Eso le permitió ver la realidad y encontrar el camino correcto que llevaría a su generación a conquistar la victoria y con ella el porvenir, habiéndose decidido a seguir a Fidel en ese empeño: "Basta ya de pronunciamientos estériles, sin objetivo determinado —escribió Abel en carta abierta publicada en la prensa meses antes del Moncada. Una revolución no se hace en un día, pero se comienza en un segundo. Hora es ya. Todo está de nuestra parte".

Como pensaba, actuó Abel Santamaría: "el más generoso, querido e intrépido de nuestros jóvenes cuya gloriosa resistencia lo inmortaliza ante la Historia de Cuba". (*)

(*) Fidel en La Historia me Absolverá

 


Hoy Homenaje a Perucho y Abel en Santiago de Cuba.

José Antonio Torres

SANTIAGO DE CUBA. — Entre flores y muestras de compromisos los santiagueros rendirán homenaje hoy en el Cementerio de Santa Ifigenia a Perucho Figueredo en ocasión del Día de la Cultura Cubana, y a Abel Santamaría, en el Aniversario 80 de su natalicio.

El tributo en la necrópolis de esta ciudad incluye la colocación de ofrendas florales ante la tumba donde reposan los restos de ambos próceres, paradigmas en la historia de las luchas y el pensamiento político de la nación cubana.

Hoy hace 139 años que Perucho compuso la letra y se estrenó por primera vez el Himno Nacional de Cuba, que al decir de José Martí alzó el decoro dormido en el pecho de los hombres y en lo adelante acompañó todos los momentos memorables de la Patria.

Abel Santamaría fue uno de los jóvenes de cuyo ejemplo emana el deber que tiene cada generación de mantener la historia a salvo. Junto a Fidel —y en franco desagravio al centenario del Apóstol — organizó el ataque al cuartel Moncada.

Perucho fue fusilado en Santiago de Cuba el 18 de agosto de 1870; frente al pelotón que lo ejecutó y en repulsa al colonialismo proclamó a viva voz: Morir por la Patria es Vivir. A Abel lo torturaron hasta segar su vida. Su muerte movilizó la opinión pública nacional y pasó a la posteridad como símbolo de la resistencia activa y la lucha frontal de los cubanos contra la dictadura batistiana.