martes, 13 de marzo de 2007

Cubana busca a Luis Matías Suárez

From: marta speroni To: Museo Che Guevara
Sent: Saturday, March 10, 2007 2:50 AM Subject: Búsqueda de persona, Toto
Toto. Estoy - a pedido de Aleida, la agente VILMA de Los Disidentes- buscando una persona para ella. ¿Nos podrás ayudar, por favor, con tus contactos? Te pego los datos que me pasó ella en una carta que le llegó. (Esta carta tiene 3 años) gracias Marta
Me siento orgulloso 20 de octubre
Compañeros revolucionarios:
Mi nombre es Luís Matías Suárez, tengo 22 años y vivo en la ciudad de Buenos Aires. Hoy estoy en mi trabajo y buscando información sobre el estado de salud de nuestro comandante Fidel vine a dar con la nota sobre el heroico trabajo realizado por la compañera Aleida Godínez Soler publicado por el periódico de los trabajadores cubanos, y leo la narración de su vida y sus esfuerzos y estoy aquí llorando de alegría por tanta entrega desinteresada. Para mí que atiendo un comercio llorar es una situación algo incomoda por los clientes que tengo que seguir atendiendo cuando siento unas ganas enormes de gritarle a todo el mundo ¡¡¡ VIVA CUBA REVOLUCIONARIA!!! ¡¡¡VIVAN LOS IDEALES GUEVARISTAS Y EL PUEBLO REVOLUCIONARIO CUBANO!!!. Tal vez, después de 45 años de construcción de una sociedad mejor no sientan lo que yo estoy sintiendo en estos momentos o no crean justificada esta carta por algo tan común para ustedes y entre ustedes como la dignidad, pero les pido que se pongan en mi lugar de honda admiración hacia un pueblo de acero como el suyo. Mientras les escribo esta modesta carta que tal vez no lean, los diarios argentinos anuncian por ejemplo que en la ciudad de rosario que vio nacer al CHE murió hoy un criatura de 15 años de sobredosis por aspiración de pegamento, algo muy común en mi país. No quiero ni puedo porque debo seguir con mis tareas ahondar más en algo que creo dejé bastante claro: los amo y sólo espero que este mensaje le llegue a su merecedora destinataria que es Aleida. Espero que le digan que anhelo llevar una vida de lucha que merezca un abrazo de esa compañera y que lo único que me deja algo tranquilo en esta desesperación moral es saber que otro argentino hizo modestamente todo lo que pudo por amar a su hermoso pueblo: EL CHE. Si alguna vez Aleida llegara a venir a la Argentina me gustaría molestarla para poder darle un beso. Un abrazo rebelde, Luís.
Bueno si alguien ubica a Luis, que le diga que llame, ó que llame quien lo ubique y nos diga donde vive, etc.
Muchas gracias compañeros

La mujer habitada (fragmento poético Gioconda Belli, nicaragüense)

La mujer habitada (fragmento)

" Después de varios meses de recios combates, uno tras otro morían los guerreros. Vimos nuestras aldeas arrasadas, nuestras tierras entregadas a nuevos dueños, nuestra gente obligada a trabajar para los encomenderos. Vimos a los jóvenes púberes separados de sus madres, enviados a trabajos forzados, o a los barcos desde donde nunca regresaban. A los guerreros capturados se les sometía a los más crueles suplicios; los despedazaban los perros o morían descuartizados por los caballos. Desertaban hombres de nuestros campamentos. Sigilosos desaparecían en la oscuridad resignados para siempre a la suerte de los esclavos. Los españoles quemaron nuestros templos: hicieron los códices sagrados de nuestra historia; una red de agujeros era nuestra herencia. Tuvimos que retirarnos a las tierras profundas, altas y selváticas del norte, a las cuevas en las faldas de los volcanes. Allí recorríamos las comarcas buscando hombres que quisieran luchar, preparábamos lanzas, fabricábamos arcos y flechas, recuperábamos fuerzas para lanzarnos de nuevo al combate.

Yo recibí noticias de las mujeres de Tegucigalpa. Habían decidido no acostarse más con sus hombres. No querían parirle esclavos a los españoles. Aquella noche era la luna llena, noche de concebir. Lo sentí en el ardor de mi vientre, en la suavidad de mi piel, en el deseo profundo de Yarince. Regreso de la caza con una iguana grande, color de hojas secas. El fuego estaba encendido y la cueva iluminada de rojos resplandores. Se acercó y después de comer acaricio el costado de mi cadera. Ví sus ojos encendidos en los que se reflejaban las llamas de la hoguera. Quite su mano de mi costado y me resbale más lejos, hacia el fondo de la cueva. Yarince vino hacia mí creyendo que se trataba de un juego para excitar más su deseo. Me beso sabiendo como sus besos eran pulque jugoso en mis labios: me emborrachaban. Lo bese. En mi surgían imágenes: agua de los estanques, tiernas escenas, sueños de mas de una noche, un niño guerrero, rebelde, inclaudicable, que nos prolongara, que se pareciera a los dos, que fuera un injerto de los dos, cargando las mas dulces miradas de ambos. Me aparte de que sus labios me vencieran. Dije: No, Yarince, no. Y luego dije no de nuevo y dije lo de las mujeres de Tegucigalpa, de mi tribu: no queríamos hijos para las encomiendas, hijos para las construcciones, para los barcos, hijos para morir despedazados por los perros si eran valientes y guerreros. Me miro con ojos enloquecidos. Retrocedió. Me miro y fue saliendo de la cueva, mirándome cual si hubiera visto una aparición terrible. Luego la ramas de la hoguera, muriéndose encendidas. Mas tarde escuche los aullidos de lobo de mi hombre. Y mas tarde aun, regresó arañado de espinas. Esa noche lloramos abrazados, conteniendo el deseo de nuestros cuerpos, envueltos en un pesado rebozo de tristeza. Nos negamos la vida, la prolongación, la germinación de las semillas. Como me duele la tierra de las raíces solo de recordarlo! No se si llueve o lloro? "

Gioconda Belli
(Nicaragua, 1948)