viernes, 16 de noviembre de 2007

Rey de Castilla, León, Sicilia, Jerusalem, Navarra, Granada, Toledo, Valencia, Galicia, Mallorca, Sevilla, Cerceña, Jaen, Córcega, Murcia, Menoria,



SE SUPO ¡QUE HORROR! PIÑON FIJO ES EL BUFON DE JUAN CARLOS EL monarca DE LA "MENARCA" EN CHILE




México, miércoles 14 de noviembre de 2007

José Steinsleger

España: edicto real


Yo, Juan Carlos I de Borbón, rey de España, de Castilla, de León, de las Dos Sicilias, de Jerusalén, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Menoria, de Jaén, de los Algarves, de Algeciras, de Gibraltar, de las Islas Canarias, de las Indias Orientales y Occidentales, y de las Islas y Tierra Firme del Mar Océano…

Yo, chozno [1] de Fernando VII (1808/1813-33), injustamente apodado El felón por haber tramado el envenenamiento de sus padres para ceñir sobre su testa contrahecha la corona que en Bayona vendió por un duro al Gran Corso, mientras el pueblo se desangraba en su nombre…

Yo, archiduque de Austria, duque de Borgoña, Brabante, Milán, Atenas y Neopatria; conde de Habsburgo, Flandes, el Tirol, el Rosellón y Barcelona; señor de Vizcaya y Molina; rey de Hungría, Dalmacia y Croacia; duque de Limburgo, Lotaringia, Luxemburgo, Güeldres, Estiria, Carniola, Carintia y Würtemburg…

Yo, tataranieto de Isabel II (1833-68), quien junto con Inglaterra y Francia tomó el puerto de Veracruz en garantía del pago por deudas contraídas en las guerras civiles de México (1861), y que luego invadió las islas Chinchas de Perú (1863), y luego se anexionó República Dominicana (1861-65), y luego sometió a cruel bombardeo los puertos de El Callao (Perú) y Valparaíso (Chile, 1865-71).

Yo, Landgrave de Alsacia; príncipe de Suabia; conde de Artois, Borgoña Palatinado, Hainaut, Namur, Gorizia, Ferrete y Kyburgo; marqués de Oristán y Gociano; Margrave del Sacro Imperio Romano y Burgau; señor de Frisia, Salins, Malinas, la Marca Eslovena, Pordenone y Trípoli…

Yo, bisnieto de Alfonso XII, El pacificador (1875-85), hijo de la anterior y de su primo el príncipe Francisco de Asís y no, como se dice, del capitán Enrique Puig Moltó; invasor de Haití junto con Estados Unidos, Francia e Inglaterra (1871 y 1883), quien fue sorprendido en su buena fe en la Plaza de la Cebada cuando unas mozas que lo vitoreaban le espetaron '¡Mas gritábamos cuando echamos a la puta de tu madre!'…

Yo, capitán general de las Reales Fuerzas Armadas y su comandante supremo; soberano Gran Maestre de la Real y Distinguida Orden de Carlos III; de Isabel La Católica; de las Damas Nobles de María-Luisa; de Alfonso X El sabio; de Montesa, Alcántara, Calatrava y Santiago, así como otras órdenes menores o condecoraciones españolas…

Yo, nieto de Alfonso XIII (1886-1931), hijo póstumo del anterior, que en el día de su boda salvóse de la bomba lanzada a su carroza por el anarquista Mateo Moral (1906); "pacificador" de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Marruecos; pionero del cine pornográfico en el barrio chino de Barcelona; partidario del falangista Primo de Rivera y destronado en 1931 por la chusma de la llamada Segunda República…

Yo, caballero de la Orden de Javier, de la Anunciada, de la Jarretera y del Imperio Británico (desde 1988); Bailio Gran Cruz de Justicia con Collar de la Orden de Constantino y Jorge de Grecia, y Honor y Devoción de la Soberana Orden Militar de Malta; Gran Collar de la Reina de Saba, y la Dinastía Reza de Irán; Gran Cordón de la Orden Suprema del Crisantemo de Japón; Gran Cruz de la Legión de Honor y de la Orden Nacional de Mérito; Premio Félix Houphouet-Boigny Para la Búsqueda de la Paz de la UNESCO…

Yo, hijo de Juan de Borbón y Battenberg, legítimo y eterno candidato al trono, quien murió de tristeza por mi fidelidad al Caudillo y a los Principios del Movimiento Nacional…

Yo, a quien acusaron de traicionar a los golpistas del 23 de febrero de 1981…

Yo, partidario de la incorporación de España a la OTAN por mediación de Washington y mi fiel vasallo Felipe González (1986)...

Yo, beneficiario de un crédito de 100 millones de dólares del príncipe de Kuwait para que los aviones de Estados Unidos puedan aterrizar en nuestro suelo durante la guerra del Golfo (1991)…

Yo, socio de los implicados en el escándalo del banco Ibercorp (1992), que se quedaron con el dinero de centenares de ahorristas...

Yo, señalado junto a mi dilecto José María Aznar co-responsable en los negociados de la petrolera francesa Elf (2003)...

Yo, quien tanto hizo por el Grupo Santander Hispano y Repsol a fin de apoderarnos de Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Argentina...

Yo, amigo de Mario Conde, director del intervenido Banesto y 'banquero de la monarquía'...

Yo, íntimo del príncipe Zourab Tchokotua, de Georgia, procesado en un tribunal mallorquí por presuntas estafas inmobiliarias...

Yo, incapaz de enfrentar a un novillo pero matador, en 2004, de una osa preñada perteneciente a una especie en extinción a la que mis amigos rumanos emborracharon con vodka y miel para dar en el blanco…

Yo, reunido en esta Capitanía General junto a mi fiel José Luis Rodríguez Zapatero y tantos de mis vasallos que, sabiamente, retornan poco a poco al redil de la Madre Patria tras sus locas aventuras libertarias… Yo, el rey, os ordeno, Hugo Chávez, a que te calles en nombre de los principios, la moral, la tolerancia y la decencia de las gentes de razón.

Dado en Santiago de Chile, 10 de noviembre de 2007

[1] Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española: Nieto en cuarta generación, hijo del tataranieto.

Daniel Ortega le canta a Zapatero, al Rey y a toda España sus verdades. Santiago de Chile Cumbre Iberoamericana


¿Cuáles son las mentiras que le dijo Daniel a los españoles? ¿en qué momento insultó a Borbón?
Discurso íntegro noviembre 13, 2007

Esta es una trascripción no oficial del discurso pronunciado por el presidente Daniel Ortega en la sesión final de la Cumbre Iberoamericana en Santiago de Chile.

El gran error de nosotros los latinoamericanos, es no unirnos para proteger nuestros intereses. Ese es nuestro error, y estar sometidos a los intereses de los europeos, de los yanquis ¡ese es el gran error nuestro!

Yo pienso que este diálogo es muy importante, porque al final de cuentas, aquí lo que tenemos es un diálogo Norte-Sur y se nos facilita, porque España ha estado y está muy cerca de nuestros países, en medio de todas estas contradicciones, está muy cerca de nuestros países.

Y el hecho de que estén, España y Portugal, por razones históricas, como miembros de esta Cumbre Iberoamericana, yo creo que nos abre la puerta para un diálogo Norte-Sur, y lo que estamos aquí debatiendo, es realmente un diálogo Norte-Sur.

Vos representás los intereses del Norte, lo querrás o no lo querrás, no te podés escabullir a esa realidad, José Luis (Rodríguez Zapatero)... ¿sos o no sos de la OTAN? ¿Qué cosa es la OTAN? ¿La OTAN está para repartir dulces, para construir escuelas, para llevar salud, educación? ¿Para qué está la OTAN? Y son miles de millones que se gastan en la OTAN, billones de billones ¿para qué?

¿Cómo logramos –y creo que es lo importante aquí– cómo logramos que a través de España...? y por eso decía, organicemos, salgamos de la OEA y que nuestro hermano Insulza venga a trabajar con esta Organización de los Estados Iberoamericanos y Caribeños, donde acerquemos nuestras posiciones. Tenemos objetivos comunes ¿cómo hacemos para alcanzar esos objetivos comunes, tomando en cuenta nuestras profundas contradicciones?

Hablás de la empresa privada, José Luis, bueno, yo entiendo, el Partido Socialista Obrero Español que yo conocí, no tenía esa posición; luego, fue evolucionando, y lo entiendo, dentro de la lógica del desarrollo del Norte.

Nuestra experiencia, primero, el pueblo nicaragüense no fue consultado cuando se privatizaron los servicios básicos, nosotros no los privatizamos, al contrario, cuando triunfó la Revolución lo que hicimos fue recuperar los recursos naturales para el pueblo nicaragüense, darle al Estado su papel y desarrollar las empresas con el pueblo, con los trabajadores, respetando a los sectores empresariales, pequeños y medianos; y respetando una inversión extranjera, siempre y cuando no atentase contra los intereses de nuestro país.

¿Qué pasa? Del año 90 al 2006, llegaron las inversiones... ¿dónde llega un inversionista? ¡No nos engañemos! El inversionista no va a un país empobrecido a ayudar, ese es el cuento, venimos a ayudar ¡no! Llega a hacer dinero. No veo a un inversionista colocando plata donde va a perder, no lo veo; el inversionista coloca plata donde va a ganar, donde más rápidamente pueda sacar utilidades y no para dejarla en el país, sino para llevárselas. Esa es la historia de las inversiones en América Latina. Así son los inversionistas, y dicen, ¡estamos perdiendo! El inversionista que empieza a perder ¡se va! así de sencillo, el inversionista no juega con su plata.

Sin pedirle permiso al pueblo nicaragüense... ¡claro! Por la actitud de los peleles, porque ese es el problema; Sandino decía que los yanquis siempre andaban buscando peleles en América Latina, para mantener el control sobre nuestras naciones.

Nosotros hemos sido invadidos por los yanquis desde el siglo antepasado, desde el año 1856 se libraban batallas en Nicaragua contra los yanquis, donde se unió toda Centroamérica en esa batalla contra los yanquis en el mes de septiembre. Y luego, las tropas norteamericanas nuevamente en Nicaragua, al comienzo del pasado siglo, sostenidas hasta el año 32 con la resistencia de Zeledón y la resistencia de Sandino.

Luego, la nicaragüanización de la guerra, que lo aplicaron después en Vietnam, es decir, los yanquis crearon un ejército con sus mandos y todo, para no seguir exponiendo a sus soldados, y con eso dominaron a Nicaragua, poniendo a Somoza al frente.

Pero... yo no veo a la Empresa Privada dominando áreas que son fundamentales para el desarrollo de un país. Las telecomunicaciones en Nicaragua, grandes utilidades le dejaban al Estado nicaragüense para utilizarlas en programas sociales, para desarrollar programas como los que aquí nos están contando. Dejaba grandes utilidades cuando estaba en manos del Estado.

Vino la ola privatizadora con los Gobiernos peleles, que nos impusieron a partir de 1990, y lo que pasó fue que llegaron tranquilamente, telefónicas de diferentes países, mexicanas, españolas, alegremente, a hacer el negocio de la vida.

¡Si yo tuviera la capacidad económica que tiene Venezuela! Recuperábamos ya, Hugo (Chávez), esas empresas, y tal vez dentro del ALBA nos ponemos de acuerdo para recuperarlas, porque si uno trata de defenderse de estos tiburones, ¡a la vez tienen sus mecanismos! Porque están los mecanismos a los que obligan a esos Gobiernos peleles a aceptar, y son estos mecanismos de arbitraje internacional, donde ¡ese es un pleito perdido!

Privatizaron en Nicaragua la distribución de energía, te lo comentaba ayer José Luis, y le decía también a Su Majestad, que le hice una llamada cuando se encontraba en China, con el tema de Unión Fenosa; desgraciadamente Unión Fenosa, una empresa española y no es culpa tuya, no creo que vos tengás acciones en Unión Fenosa, mucho menos Su Majestad, o el Canciller Moratinos tengan acciones en Unión Fenosa. (En este momento se retira Juan Carlos de Borbón del salón de sesiones).

Esa empresa española, llega a Nicaragua, dice que a ayudar para que la energía llegue a todo el país, que va a controlar el precio de la energía; llegó con los Gobiernos peleles. Nosotros no hubiéramos dejado entrar a Unión Fenosa, no hubiéramos entregado la distribución.

Igualmente, entregaron el 47% de la generación, ¿Qué compraron los inversionistas? No compraron las empresas generadoras que estaban en mal estado, ¿quién las va a comprar? estaban en manos del Estado ¡esas no las compraron! Compraron, en medio de actos de corrupción, las empresas generadoras que estaban en buen estado, donde podían sacar utilidades y ganar en un año lo que estaban dando por la empresa. Sacaron lo que habían invertido y luego, ¡lo que han continuado ganando por años!

Toda una mafia, esa es una actitud mafiosa, prácticas gansteriles dentro de la economía global, de la que son víctimas nuestros países, por culpa de los peleles, ¡no de los pueblos! porque ellos no son consultados, Nicaragua no ha sido consultado con estas privatizaciones.

¿Cuál es la situación ahorita con el tema de la energía? Y ahí mi preocupación con los hermanos españoles... Nicaragua no hace una sola inversión en energía, mientras esté Unión Fenosa, porque ésta ¡no le paga a los generadores! así de sencillo. Luego, el estado de opinión en el país es terrible en contra de Unión Fenosa, el 90%; y me cuestionan y me critican, porque no terminamos de asumir Unión Fenosa, de una u otra forma ¡no quieren verlos! y en Nicaragua, nadie está diciendo que es España.

Igual entiendo al Presidente Hugo Chávez, cuando reacciona frente a un ciudadano español que, ejerciendo su libertad de expresión, se dedica a hacer campaña en contra de Venezuela; como en Nicaragua también, donde no solamente los yanquis nos han hecho la guerra, sino algunos Embajadores españoles, y eso se lo comunicamos a ustedes en su momento.

Embajadores españoles, antes de las elecciones, junto con los yanquis, reuniendo, en la Embajada de España, a las fuerzas de derecha en Nicaragua para unirlas y que no triunfara el Frente Sandinista. Después que habían desfilado por Nicaragua, desde Colin Powel hasta Rumsfeld, llamando al pueblo nicaragüense a no votar por el Frente Sandinista.

Yo no creo que esa sea una política del Gobierno español, ¡no lo creo! Pero la realidad es que lo ha hecho el Embajador de España en Nicaragua, y es conocido allá públicamente; y te puedo dar los nombres de quiénes han estado en esas reuniones, se los dimos en su momento a ustedes, ¡esa es la realidad!

¿Vamos a negar que hay injerencismo europeo en nuestros países? ¡Claro que lo hay! Yo te doy, te pongo las reglas, te pongo las condiciones. Pero bueno, aquí no se trata lógicamente de abrir más lo que son esas distancias, esas contradicciones que existen, aquí se trata de buscar puntos de coincidencias, que nos permitan desarrollar lo que llamamos la cohesión social.

Pero, entendiendo que la cohesión social, no está aislada, no estamos en mundo aislado. Es decir lo beneficios que están logrando llevar todos estos Gobernantes, todas estas fuerzas políticas, en sus respectivos países con grandes sacrificios, no son el resultado de un esfuerzo aislado.

Simplemente, estamos dentro de un contexto global muy complejo, muy difícil, bajo una dictadura de la economía capitalista, globalizada, una hegemonía imperialista, y aquí tenemos que romper esa hegemonía ¡tenemos que romperla! En la medida que nos unamos nosotros y que trabajemos nuestras propias propuestas, vamos a romperla.

¿En qué medida nos van a respetar? En la medida que nos demos a respetar nosotros, ¡así de sencillo! Si nosotros nos damos a respetar, nos van respetar; si nosotros nos unimos, vamos a ser más respetados. Ellos se han unido para desarrollar su propuesta, nosotros tenemos que unirnos para poder desarrollar las propuestas de justicias, de paz, y de cohesión social, que demandan transformaciones en América Latina y El Caribe. Gracias.

España de Machado, nazis, falange, fascistas, catecismo, bandera tricolor, Lorca, Rafael Alberti Quinto regimiento

España…, mi querida España
Por: Elisa Rando (especial para ARGENPRESS.info)
Fecha publicación:15/11/2007

Españolito que vienes al mundo, / te guarde Dios.
Una de las dos Españas / ha de helarte el corazón.
Antonio Machado

Plebeya y latinoamericana, no me importan monarcas ni monarquías.

Ni reyes que se la crean.

Desde mi modesta condición de ciudadana, con marca socialista en el orillo, ocupo este espacio generoso que los amigos y compañeros de Argenpress brindan para rendir homenaje al querido pueblo español.

Al pueblo que supo ofrendar lo mejor de cada uno, para cavar en horas, las trincheras desde donde defender la vida y la libertad.

A los miles de hombres y mujeres que sin instrucción militar, ni vocación de criminales, tuvieron que ocupar de golpe sus puestos. Nadie jamás les indicó la hora, el lugar, el tiempo, ni la distancia. Supieron del silencio para siempre. Del campo de concentración. De la tortura. Del hambre. De las sombras. Del olvido. Del amor atrincherado, del desamor en un momento. De la posibilidad de la muerte consecuente. Del silencio. De la traición y la delación inevitables. Todo en la guerra es cruel. Insoportablemente cruel cuando es entre el hermano, el vecino y el de enfrente. A eso la historia de los hombres que se dicen sabios, le suele llamar Guerra Civil. Y también, muchas veces, los conductores de ejércitos fratricidas se convierten en reyes de pacotilla y gobernantes para el escándalo.

España fue así, sometida y agraviada. Asediada por fantoches trasnochados, bañados en alcohol. Soberbios y engreídos.

De los que salieron a pelear por la honra de su pueblo, pocos volvieron…

Para los que no retornaron, los ausentes, los ignorados, no hubo cartas, ni misas, ni olios, ni monumentos, ni curas que les rezaran. Tampoco cadáveres que enterraran. El olvido. Siempre, el olvido. Mata.

España fue cortada en dos salvajemente. A ráfagas de ametralladoras. Bombardeada desde los aires por aviones y pilotos nazis. Paracaidistas y estrategas que no conocían ni a las gentes ni a su idioma. Entregada por mandones ignotos de la falange autóctona. Mercenarios. Miserables. Conchabados que recibían ordenes en castellano y en alemán. Cañones fascistas. Halcones con cruces gamadas y de las otras, las conocidas. Criminales locales alzados contra el pueblo. Y el más mediocre de los generales, ocupó a los moros, que despreciaba, para invadir un pueblo de campesinos, mineros, recolectores de uvas, naranjas y aceitunas. Plantadores de malvones, geranios, claveles y jazmines. Recolectores de mieles. Criadores de cerdos. Un pueblo que bailaba para espantar la miseria. Entonador de sevillanas. Con mujeres eternamente vestidas de negro y hombres con pantalones, faja al cinto y camisas pobres, con boinas y alpargatas.

Un pueblo que sabía cantar, aunque sufriera. Que sabía escuchar a sus poetas, aun sin saber leer. Que sabía llorar de emoción y crisparse de dolor por la injusticia, el empujón, el desprecio. Que lo mantuvieron ignorante, pero no fueron incultos e insensibles. Que no bajaron la cabeza ni se rindieron pidiendo clemencia ni perdón al enemigo.

Eso no se lo perdonaron a la España que tanto queremos todavía.

Generales generalísimos, rápidos para la rapiña y el alcohol. Se burlaron de la constitución, la razón y la vida de casi todos. Guardias civiles con sombreros de toreros.

Mantuvieron durante cuarenta años a un pueblo amordazado. Entre ostias, cruces, catecismo, sotanas y amenazas. Cadáveres pudriéndose al sol para que los vivos aprendan. Cantando himnos con alabanzas no deseadas, con el brazo en alto y la cara al sol. Ellos tan católicos, mataron sin piedad. ¡Tanta canalla junta, para un pueblo que derrotaron sin vencerlo!

Esa es la España que América latina y su pueblo todo, desde Río Grande a los mares del sur, con los dulces vientos del Caribe y los colores del quetzal, quiere, recuerda, siente y considera. Ni madre ni madrastra, compañera.

Una bandera tricolor refugiada en los corazones de los hombres y mujeres del mundo entero, aún ondea refulgente. Muestra, al que lo quiera ver, el rojo, el amarillo y el violeta. La República fusilada.

La memoria no miente. La memoria es siniestra justiciera. La otra España, la de la muerte, es la de los fantoches trasnochados. La de la nobleza innoble, la de la diplomacia delirante, la del Valle de los Caídos. Rinda el pueblo de la América negra, mulata, blanca y mestiza, rinda homenaje a esa bandera, la que no pudo cubrir el rostro de los que todavía siguen tapados por la tierra, en las cunetas irrespetuosas de todos los caminos de la España miliciana y combatiente. En el fondo de arroyos silenciosos, sueñan los pobres inocentes. Los verdaderos laicos nobles de España. Y a las cinco en punto de todas las madrugadas, estemos atentos. Escuchemos las ráfagas que mataban a Federico. Escuchemos el grito de Lorca, acribillado. Fue en Granada. Donde no pisó jamás Rafael Alberti, su poeta. Esa es la España que queremos. La España de los que se dicen nobles; de los que debieran aprender a callarse para siempre, no existe para los pueblos libres.

La España que tengo en el corazón, es la España que recuerda el pueblo argentino con alegría. Con emoción. A la que le cantamos cuando atravesando la ciudad entera, entonamos aquel himno que eriza la piel. Es para el Quinto Regimiento, el homenaje. Recordando aquella Guerra Incivil. Viva el quinto, quinto. Viva el quinto regimiento. Rompió silencios. Aquí en Argentina, también cantamos, hasta cuando pedimos justicia para todos.

Que el recuerdo sea para aquel pueblo y para los que luchan. Para nuestros desaparecidos. Para Cuba, que nos enseñó casi todo. Para Venezuela, morena y cadenciosa. Para su pueblo proletario. Querido. Ese que vive creando futuro. Asomado a la abundancia ajena desde sus casas proletarias colgadas de los cerros. Como vigías. Miradores asombrados. Que nos conmueva, preocupe y motive su lucha actual y futura. ¡Que no se dejen invadir ni por el viento! En su homenaje tengamos presente estos versos escritos por nadie y entonados por todos:

Los dos gallos

Cuando canta el gallo negro, es que ya se acabó el día
si cantara el gallo rojo otro gallo cantaría.

¡Ay!, si es que yo miento, que el cantar que yo canto lo borre el viento.
¡Ay! qué desencanto si me borrara el viento, lo que yo canto.

Se encontraron en la arena los dos gallos frente a frente.
El gallo negro era grande, pero el rojo era valiente.

Se miraron cara a cara y atacó el negro primero.
El gallo rojo es valiente pero el negro es traicionero.

Gallo negro, gallo negro te lo advierto:
no se rinde un gallo rojo más que cuando está ya muerto.

(Cancionero popular español)

En memoria de los compañeros caídos en la Guerra Civil española y en las luchas en toda América latina.

Información Adicional

Greenspan, Aznar, Zapatero y el Monarca ibérico vistos por Fidel Castro Ruz desde Cuba


Reflexiones del Comandante en Jefe

Waterloo ideológico


Tengo muchas reflexiones adelantadas en virtud de promesas. Una de ellas se relaciona con las ideas esenciales del libro de Greenspan, ex presidente de la
Reserva Federal, utilizando sus propias palabras.

En ese texto se puede percibir con claridad la pretensión imperialista de seguir comprando al mundo y sus recursos naturales y humanos pagando con billetes de papel perfumados.

Otra idea era la de obligar a determinados personajes a confesar la verdad sobre los planes de guerra de la OTAN. Emplazaba directamente al señor Aznar y presionaba a líderes norteamericanos para que admitieran abiertamente su responsabilidad en las guerras del imperio. Mostraba pruebas documentadas, algunas inéditas.

Vino la Cumbre Iberoamericana, y allí ardió Troya. El discurso adicional, invertebrado e inoportuno de Zapatero, su defensa de Aznar, la orden abrupta del Rey de España y la respuesta dignísima del Presidente de Venezuela, que por causas técnicas ni siquiera pudo oír con precisión lo que el Rey dijo, aportaron pruebas irrebatibles de las conductas y los métodos genocidas del imperio, sus cómplices y las anestesiadas víctimas del Tercer Mundo.

En aquel ambiente tenso brilló la inteligencia y la capacidad dialéctica de Chávez.

Una frase de Aznar sintetiza su alma celestina. Cuando Chávez le preguntó por la suerte que esperaba en el mundo neoliberal a los pueblos pobres como el de Haití, respondió textualmente: "Esos se jodieron".

Conozco bien al líder bolivariano: jamás olvida las frases que directamente escucha de sus interlocutores.

Escribí una tercera reflexión sobre la Cumbre Iberoamericana que por ahora no publico. Elaboré ésta, en víspera del viaje que inicia mañana rumbo a la Cumbre de la OPEP, en Riad, Arabia Saudita, el presidente Chávez.

Fidel Castro Ruz
Noviembre 15 del 2007
6 y 32 p.m.

Medicina ELAM Escuela Latinoamericana de Medicina en La Habana Cuba, treinta paises favorecidos


EDUCACION GRATUITA UNIVERSITARIA E INTEGRACION MUNDIAL

16 Noviembre, 2007 -

De todo esto da fe la colaboración que brindan hoy decenas de de miles de médicos, enfermeras y técnicos en diversos países. Justamente, la creación y existencia de la Escuela Latinoamericana de Medicina se sustenta en esa misma concepción.

Una importante contribución a los sueños de integración de Nuestra América se materializa en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) de La Habana, de cuyas aulas han egresado en las tres graduaciones más de cuatro mil 500 médicos de unos 30 países.

Con una elevada preparación científica, humanista, ética y solidaria que les permitirá actuar profesionalmente y estar al servicio de los sectores más necesitados en sus naciones, el 76 por ciento de los jóvenes son hijos de obreros y campesinos.

Concebido por el presidente cubano Fidel Castro, el proyecto se gestó para dar respuesta a dos terribles huracanes: George y Mitch, que azotaron Centroamérica y el Caribe en 1998, y dejaron a su paso un alto número de víctimas e incalculables daños materiales.

Tras la llegada el 27 de febrero de 1999 de los primeros estudiantes procedentes de Nicaragua, en sólo dos meses y medio las instalaciones de la otrora Academia Naval Granma, al oeste de la capital de Cuba, fueron transformadas en la Escuela Latinoamericana de Medicina, la cual inauguró oficialmente Fidel, en unión de otros mandatarios, el 15 de noviembre de ese año, en ocasión de celebrarse en La Habana la IX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno.

Desde su apertura, la institución forma sin costo alguno como médicos generales básicos, a jóvenes de los países azotados por los terribles meteoros, a los cuales se sumaron posteriormente, como parte de un programa más amplio, alumnos de otras naciones.

El proyecto prepara a estudiantes de forma integral, con vistas a que retornen a sus comunidades para brindar atención primaria de salud, y continuar el trabajo de promoción y prevención de las brigadas cooperantes de médicos cubanos en la región.

PROYECTO DE SOLIDARIDAD
El doctor Juan Carrizo, rector de la ELAM, dijo a CubAhora que el programa de formación de médicos no sólo se enmarca en las instalaciones de la Universidad, sino también en las 22 facultades de Medicina del país.

Actualmente hay alumnos en los seis años de la especialidad y en todas las provincias, precisó Carrizo, quien encomió la preparación integral de esos profesionales desde el punto de vista académico y científico, además del compromiso social y espíritu solidario e internacionalista adquiridos por los jóvenes. La ELAM acoge en este curso 2007-2008, a alrededor de 10 mil estudiantes de unos 30 países de América Latina, el Caribe, África, Estados Unidos y Haití.

Con un ingreso aproximado de unos mil 500 alumnos cada año, a partir de su primera promoción la escuela graduará anualmente entre mil 200 y mil 300 especialistas en Medicina, quienes contribuirán de forma significativa a la integración entre los pueblos, precisó Carrizo.

El rector de la ELAM resaltó la dedicación y entrega de los alumnos al estudio, la labor de los profesores de las diferentes facultades y además, significó, entre las acciones que coadyuvan a la formación integral de los estudiantes, las jornadas científicas y los encuentros de conocimientos.

Otra contribución a este empeño fue la creación de un Departamento de Historia, que desarrolló una investigación de los más de un centenar de grupos étnicos que conviven en la escuela para integrar ese conocimiento al trabajo educativo del colectivo docente.

LOS PADRES AGRADECEN
Desde su fundación, la ELAM ha efectuado varios encuentros de las asociaciones de padres y familiares de los estudiantes, mediante los cuales han intercambiado con autoridades vinculadas al proyecto para conocer los planes y resultados integrales de la formación médica de sus hijos y las perspectivas del proceso docente-educativo.

Durante su estancia en Cuba, los familiares de los alumnos visitan centros docentes, instituciones científicas y de salud del país, y entran en contacto directo con el ámbito académico y social de los jóvenes, lo cual contribuye al fortalecimiento de la relación escuela-familia, apuntó Carrizo.

Al valorar la experiencia de estos años de funcionamiento de la ELAM, Carrizo la consideró como la expresión más alta de humanismo y solidaridad con los pueblos, y estimó que las graduaciones constituyen un acontecimiento en la historia de la salud de las naciones desprotegidas.

Cuba se ha convertido en materia de salud en un concepto nuevo, profundamente revolucionario y humano, de lo que deben ser los servicios médicos en el mundo, lo cual se materializa en el Programa Integral de Salud (PIS).

De todo esto da fe la colaboración que brindan hoy decenas de de miles de médicos, enfermeras y técnicos en diversos países. Justamente, la creación y existencia de la Escuela Latinoamericana de Medicina se sustenta en esa misma concepción.

Ello contribuirá a que ese nuevo "ejército" de batas blancas, formado bajo la ética profesional y el concepto humanitario de la medicina cubana, ponga su granito de arena en el afán de transformar la injusta realidad que viven hoy los pueblos de América.

Nora Patrich, militante argentina, su vida, sus muertes, escultora, pintora, Biblioteca Nacional, Rosario, Arquitectura, Abal Medina, Ramus FAR Ezeiza



VIVIR PARA LOS DEMAS, LUCHAR POR LOS OTROS,

Miles de jóvenes dieron su vida por un proyecto de liberación nacional y social para nuestra Patria en las décadas de los 60’ y ‘70. En ese intento muchos perdieron la vida y otros quedaron para dar testimonio. Es el caso de Nora Patrich, excelsa dibujante, pintora y escultora, premiada internacionalmente por su obra inigualable. Sin ir más lejos, entre septiembre y octubre de este año, expuso sus pinturas en la sala de exposiciones de la Casa de Gobierno, bajo el título de “Nosotras, argentinas”. Además está previsto que a principios del año próximo (2008), una escultura hecha por ella, que mide más de 8 metros de altura y que recuerda a los asesinados por las bombas y la metralla gorila el 16 de junio de 1955, se instale en Paseo Colón e Hipólito Irigoyen como recuerdo imborrable de la tragedia vivida por nuestro Pueblo.

El que sigue es su relato:

Lic. Roberto Baschetti Biblioteca Nacional
Jefe del Departamento de Adquisiciones e Intercambio Bibliotecario
Agüero 2502 - piso H 1425 Buenos Aires-Argentina
(Tel: (011) 4 808 6015)

13 de febrero de 1998. Vancouver. Canadá.

Me llama mi amiga Fernanda por teléfono. “Poné Canal 3, están pasando un especial de una pareja de patinadores sobre hielo ingleses, que le dedican su actuación a los desaparecidos de Argentina”.

Es una bella coreografía que me golpea con tremenda fuerza en el corazón. Y me pongo a llorar.

Lloro, lloro con tal angustia que ni todo el cariño ni las caricias de mi pareja logran consolarme.

El día había empezado tan distinto, pintando, trabajando bien como tantas otras veces. Y así de improviso la llamada de Fernanda.

Uno nunca sabe cuando, así nomás de repente, algo te devuelve la memoria, los recuerdos, los momentos felices y porque fueron tan felices, pero acompañados de ese sentimiento de dolor vacío y estremecedor.

Es como si todo el dolor del mundo se te anidara en la garganta y con todo eso, ensimismadas, las eternas ansias de volver que nunca se pierden.

Uno a uno empezaron a desfilar frente a mí Horacio, José, Alcirita, Rodolfo, Hernán, El Yaya, los inigualables amigos como el Flaco Sala... y la lista seguía.

Ahora la voz de mi madre: “Toma toda la sopa que en África hay chicos que no tienen que comer”. Y luego la imagen nítida de cuando apenas era una niña, viendo un documental sobre la Segunda Guerra Mundial, sobre lo que había ocurrido en los campos de concentración nazis: los hornos, las montañas de cuerpos, los cadáveres vivientes...

Esas palabras de mi madre y esas imágenes hicieron que naciera en mí esa convicción irrefutable de que eso nunca debía repetirse.

Llegué a la década del ´60 con un fuerte concepto de justicia, derechos humanos y el hombre nuevo. De a poco fui abriendo los ojos, notando que no todos éramos iguales, que yo pertenecía un grupo privilegiado.

Comprendí que los chicos sin comida no existían solamente en África, sino que estaban muy cerquita mío y empezaban a tomar forma, a tener cara y nombre.

Cumplí 16 con unas tremendas ganas de cambiar este mundo de mierda que creaba guerras y destruía niños y torturaba, pero ya no solo en Alemania, sino que también en Buenos Aires y que todo eso -que no se debía volver a repetir- estaba ocurriendo otra vez.

Fue durante ese despertar al mundo y querer hacer, que Sarita y Roberto me llevaron al cine a ver “Verano del ‘42”.

Cuando terminó y se prendieron las luces, allí estaba Horacio disculpándose por haber llegado tarde. Los cuatro salimos a tomar un café. Y la noche estaba tan linda, que él me acompañó a mi casa, caminando.

En el camino nos sentamos en un parque a charlar. Le conté de mi pasada militancia en un grupo que se había creado en Filosofía y Letras (LIR) compuesto por actores y algunos pintores.

Poníamos en escena pequeñas obras teatrales en las Villas Miseria utilizando las técnicas del brasilero Augusto Boal. Y le conté como durante mi trabajo en ese grupo se me había cruzado el peronismo y lentamente me había acercado a la UES. También charlamos de mis ganas de estudiar Arquitectura para poder hacer casas para el Pueblo. Y la conversación se transformó en algo hermoso donde soñamos sobre nuestros deseos compartidos por un mundo mejor.

Nos vimos varias veces más después de nuestro primer encuentro. Horacio me había encandilado con su bondad y generosidad. Eran tantos, pero tantos los sueños compartidos, que nuestra relación fue creciendo y consolidándose rápidamente.

Me acuerdo del día que me llevó a un café para que conociera a Mirta Clara, su amiga de la infancia, a ver si “me aprobaba” o no.

Esa misma Mirta Clara que luego, junto a Susú y otras queridas compañeras recorrimos caminos paralelos aunque geográficamente distantes.

Fuimos “las viudas”, “las compañeras” o como le dijeran después los milicos a mi suegra “los claros blancos caminantes”, por ser tan fáciles de encontrar y acertarles.

En 1971 comencé a estudiar en la Facultad de Arquitectura y a militar en la JUP. A medida que mi concientización crecía, también lo hacía mi compromiso de lucha.

Fueron tiempos de amor y fueron tiempos de guerra. Una extraña mezcla de situaciones trágicas, de pérdidas y momentos ridículamente graciosos, casi absurdos.

Tal vez por eso fue que comenzamos a decir que parecíamos la Armada Brancaleone. Porque a veces parecíamos más esa película de Vittorio Gassman que una temible agrupación terrorista, como querían hacer creer los militares.

Como aquella vez que el objetivo era romper la vidriera de una concesionaria de automóviles yanquis, volantear y rajar. Ya para esa época, los bancos y las concesionarias habían cambiado los vidrios por blindex, hartos de reponer constantemente las vidrieras rotas.

Si no recuerdo mal el Toti vino con la información de que había escuchado en alguna reunión que si se tiraban manzanas contra el blindex, estas lo hacían vibrar de tal forma que lo debilitaban y era posible romperlos con bulones. Y pasó por supuesto, lo que algunos predijimos...

Lo puedo ver como si fuera una película: en la vereda de enfrente la Gorda Graciela, Alcirita y yo, listas con los volantes.

Por la vereda de la concesionaria, con una bolsa de manzanas cada uno, Horacio, El Toti, Alberto y José. Los peatones miraban azorados a esos cuatro “terroristas” masacrando la vidriera a manzanazos. Pero las manzanas quedaban pegadas al blindex y se deslizaban hacia abajo, despacito, despacito, hechas puré.

La Gorda Graciela, que no se había dado cuenta que lo de las manzanas no funcionaba, empezó a volantear sola y sin que nos diéramos cuenta se la llevó un tipo de civil en cana.

En la reunión de evaluación, vino El Toti con más información. Para que la ruptura del blindex hubiera sido un éxito, los bulones debían haber estado dentro de las manzanas. Pequeño detalle......

Cuantas veces tuve que explicar que nadie me convenció de nada, que nadie me había lavado el cerebro. Tomo total responsabilidad por las decisiones que asumí y el camino que mi vida recorrió en los años subsiguientes.

Esto era inevitable, dado los tiempos que vivíamos, la información que manejábamos y la falta de Justicia Social que reinaba en ese momento, esas eran causas más que suficientes para que yo decidiera tomar ese camino.

Una tarde, Horacio y yo estábamos acurrucados en un abrazo, él fumando su eterno cigarrillo. De golpe le pregunté: “¿Decíme, si uno quiere ayudar, comprometerse más, como se hará?

Horacio contestó que siempre había alguien cerca, que cuando sintieran que era el momento adecuado, lo propondrían. Muchas fueron las veces en las que insistí que deberíamos averiguar y comprometernos más. Nunca me imaginé que ese alguien era él.

Pasó mucho tiempo, mucha historia compartida.

A veces me salvé raspando, como la vez que llegué tarde a la cita para ir a una marcha con Ramón Cesaris (por el aniversario de las muerte de Abal Medina y Ramus) y él se fue sin mí, y allá en la localidad de William Morris, lo acorralaron y lo asesinaron.

Cuantas veces corrimos de la mano con Horacio, esquivando balas que pasaban muy cerca como en Ezeiza, por ejemplo.

No sé como ni cuando empecé a militar en las FAR, que luego se fusionaría con Montoneros.

Muchos no querían la lucha armada, pero se entendía que era la única manera, en ese momento y lugar, de frenar lo que padecíamos y producir cambios profundos en nuestra sociedad.

En ese sentido la Argentina no estaba aislada del mundo.

En varias partes del planeta los jóvenes buscaban cambios; y fueron golpeados y en algunas instancias masacrados. Durante los ’60 y los ’70 existieron una variedad de movimientos, cada uno adecuado a su realidad. Por ejemplo, los hippies en EE.UU; muchos jóvenes estadounideneses tuvieron que refugiarse en países como Canadá para no ir a pelear a Vietnam en desacuerdo con esa guerra imperial.

En Argentina, las masas se movilizaron, organizaron y lucharon., Yo fui parte de ese fenómeno y es por eso que puedo contar mi historia sin arrepentimientos ni vergüenzas.

Como parte de la juventud de la época, entiendo que éramos., que queríamos, que soñábamos y que esperábamos para las generaciones futuras. Si de algo senos quiere acusar, será de ser demasiado idealistas. Pero ¿qué hubiera sido mejor...? ¿crecer ignorando todo lo que íbamos descubriendo y que no nos importara la tortura y el hambre de otros, la injusticia, la desesperanza...?

Como mujer puedo decir que cada uno vivió experiencias muy distintas, de acuerdo a la formación que tanto los compañeros como nosotras tuvimos en las organizaciones en las cuales nos desarrollamos.

Me parece que la formación de cuadros fue muy distinta entre los compañeros que venían de Montos a los que veníamos de las FAR. Fue así que a veces, esas diferencias se notaron en el trabajo cotidiano de nuestra militancia.

Como aquella vez en que tomamos las facultades porteñas y nos preparábamos para hacer una inmensa marcha.

Esa noche, organizando la seguridad, se decidía que compañeros marcharían haciendo un cordón alrededor de la columna de manifestantes, sosteniendo palos para defender la marcha de los ataques con cadenas de los “fachos”, ya que siempre nos atacaban con cadenas y manoplas.

Yo, que venía de las FAR, como tantas otras compañeras, había recibido instrucción militar y tenía conocimientos de defensa. Por lo tanto, me presenté para que me entregaran mi palo para ir a tomar mi lugar en el cordón.

Los compañeros me miraron y me explicaron que yo era mujer... Otros salieron a discutir que eso no importaba. En fin, hagámosla corta.

El acuerdo fue que si yo conseguía dos compañeras más, nos darían un palo a cada una.

Supongo que esos que se opusieron pensaron que se necesitaban tres mujeres para equiparar la fuerza de un hombre. Conseguí las dos compañeras y allí estábamos las tres. Una fue Silvia, la otra ya no me acuerdo, y yo.

Las tres con nuestros palos, marchando dentro del cordón que rodeaba la columna de estudiantes universitarios. Y se dio.

Aparecieron los “fachos”, con cadenas que revoleaban sobre nuestras cabezas. Y de repente, el sonido de palos que caían al piso. Y nosotras tres allí, con nuestros palos alzados para frenar los cadenazos y resultó que los hombres que estaban a nuestro lado había rajado antes que nosotras.

En 1972 me casé. Tenía 20 años. Mi familia no estaba muy feliz con mi boda, así que me tuve que ir hasta el supermercado que tenían mis padres, para asegurarme que papá había ido a firmar la autorización, pues habían decidido no asistir a la ceremonia.

Volví corriendo a casa para cambiarme, agarré un taxi y llegué justo para mi propio casamiento. Por el camino, unos nervios me hicieron toser todo el trayecto, en tanto el taxista me daba consejos para que mi matrimonio fuera exitoso.

Mi madre me había llevado a la modista y me habían confeccionado un vestido con la seda de un sahari hindú color turquesa con pequeños dibujitos en negro.

Todavía lo tengo, junto al pantalón que Horacio usó ese día. Fue la primera –y creo que única vez- que lo ví a Horacio con corbata.

Después de la fiestita y los etcéteras de mi boda, nos fuimos a un hotel. Solamente José, mi cuñado, el marido de Susú, sabía en que hotel estábamos, por las dudas.

A partir de esa noche, compartimos los cuatro, un departamentito durante más de un año ... Y allí todavía vivíamos cuando nacieron primero Esteban, mi sobrino y después Nicolás, mi hijo. Nos fuimos del departamento meses después que naciera Inés, la segunda de Susú.

Los cuatro teníamos una relación muy especial. Nunca una pelea, sino por el contrario, un gran sentido de solidaridad y compañerismo.

Creo que los seis, hermanos y cuñados, nos quisimos muchísimo y disfrutábamos al máximo cada oportunidad que teníamos de estar juntos.

Debo admitir que todo ellos eran seres excepcionales. Eran compañeros tremendamente íntegros. Bueno, Susú lo sigue siendo. Somos las dos que sobrevivimos y entre las dos, fueron cinco los chicos que nacieron en esa época.

Un día Horacio no volvió a la hora prevista y tuvimos que levantarnos, no podíamos quedarnos en casa.

¿Y si había caído?

Aunque en lo más profundo de mi corazón yo sabía que Horacio nunca cantaría ni entregaría a nadie, pero las reglas eran las reglas. Para entonces, yo estaba embarazada de Nicolás, como de 6 ó 7 meses. Pasaron los días.

Llegaron noticias de que un “Martín” –nombre de guerra de Horacio- había caído en un puente. Pero no se sabía que “Martín”. Estuve días tirada en un sillón, sin hacer prácticamente nada.

Un buen día decidí que ya era suficiente lástima conmigo misma, junté fuerzas, me levanté, me arreglé y decidí ir a una cita que tenía con el dentista. Al volver abrí la puerta del departamento.

Si hay algo en esta vida que jamás olvidaré fue la increíble sensación de felicidad cuando ví a Horacio (Martín, mí Martín) parado delante de la puerta, mirándome. Lo abracé, mientras lloraba y reía a la vez.. Él me miraba sin comprender, como preguntándose “¿A esta loca que bicho le picó?”.

Ocurrió que yo me había desencontrado con el compañero que tenía que avisarme que mi Martín demoraría unos días en regresar por que estaba en una tarea específica; además era portador de una carta que aún hoy guardo como uno de mis grandes tesoros y parte de la cual transcribo:

“Querida Norita. Hoy es sábado. Hace 10 días que me fui y me acabo de enterar que recién puedo volver el lunes. Yo creo que nuestro hijo va a nacer en un buen momento porque nosotros hemos madurado bastante en este tiempo y estamos mejor preparados para recibirlo. Todo esto es para decirte que te quiero mucho, quiero a mi Flaquita, quiero su panza, quiero las tartas de cebolla, quiero la pieza desordenada, quiero la casa inundada con la alfombra mojada sobre la silla (¡como putié!), quiero a la que tengo bronca cuando me despierta a la mañana, los pajaritos, los caracoles, los telares.. (Hasta las lagartijas quiero...). Y tal vez hasta sea feliz –una palabra que nunca me gustó mucho porque no se muy bien que quiere decir-. Yo la entiendo no como que todo es muy lindo sino como saber conciliar todos los aspectos de nuestra vida, sin perder nunca de vista, los objetivos y los criterios fundamentales que orientan todo, los momentos lindos, los amigos, la familia, la bronca, el dolor, la mufa, la militancia, el laburo, etc.”

Claro que esta no fue la única vez que no llegó a la hora indicada. Fueron muchas las veces que tuvimos que levantarnos y esperar en un café de la vuelta, porque no se sabía si había caído o simplemente estaba atrasado.

Horacio tenía muchos compañeros a su cargo y ya no era fácil conseguir casa segura donde quedarse cuando había que “levantarse”.

Horacio no volvía a casa hasta que estaba seguro que todos los compañeros a su cargo tenían donde dormir, comer y dinero para movilizarse. Y aunque yo lo admiraba por su actitud para con los demás, a veces me daba bronca, porque eso implicaba que yo tenía que salir, “levantarme”, esperar con ese gusto amargo y metálico inconfundible, un desenlace.

José y Susú con Esteban fueron trasladados a Córdoba. Al poco tiempo, nosotros fuimos enviados a Rosario. Es que allí había muerto el compañero encargado de la JUP y Horacio tomaría su lugar.

Nuestra separación se hacía cada vez más larga.

La Gorda Graciela se había trasladado a San Nicolás –donde más tarde caería su compañero- y me ofrece quedarme con ellos un tiempo, para estar más cerca de Horacio y poder visitarnos los fines de semana.

En camino a San Nicolás, íbamos en el auto la Gorda Graciela, su compañero El Flaco y su hijo Manuelito, que debería tener unos dos años, Nicolás que tendría meses y yo. En la ruta nos paró un “pinza”. Nos hicieron bajar a todos y pararnos de espaldas a una pared, mirando hacia el auto.

Los milicos comenzaron a revisarlo, las cuatro puertas abiertas.

El Flaco nos hace señas y vemos que el “embute” que tenía una de las puertas estaba mal cerrado y se veía la punta de un papel.

Por un instante creímos morir. Y entonces abrieron el baúl... un olor espantoso hizo retroceder a los uniformados.

Los pañales sucios con la caca de Nicolás, recocinados por el calor del sol de verano, fue demasiado para ellos. Cerraron todo bien rápido, nos devolvieron las llaves del coche y seguimos nuestro camino.

Horacio iba y venía a visitarnos a San Nicolás, pero eso, era exponerse demasiado. Así que hasta que encontráramos casa, nos fuimos a un hotel frente a la terminal de colectivos..

Contar todo lo que ocurrió en esos días sería una cuestión de nunca acabar. Demasiado largo... Nuestra vida era tan intensa, que cada día era una historia ó una anécdota.

A veces, algo tan sencillo como salir a comprar el pan se convertía en todo un episodio.

Así fue que tuvimos nuestra primer casa y nos fuimos de vacaciones al Sur y para no perder la costumbre tuvimos que “levantarnos” muchas veces.

En una de esas levantadas, que coincidió con uno de los matambres que yo estaba cocinando (Horacio adoraba mis matambres...) al momento de irnos de casa, él en vez de llevar ropa o lo que pudiese meter de artículos personales en un bolsito que nos permitían llevar (pequeño, para no levantar sospechas con los vecinos), esa vez, lo veo agarrar una hoja de papel de diario y ¡envolver el matambre.....! O sea, que de haber perdido la casa en esa oportunidad, lo único que se hubieses salvado hubiera sido el matambre...

Quedé embarazada de Laura. Perdimos la primera casa porque el compañero que nos prestaba el nombre para alquilar había caído. Pasaron los meses, crecieron los riesgos.

La cuestión es que nos mudamos temporariamente a una pensión.

La dueña se había encariñado mucho con nosotros, a tal punto que me confesó, que era la primera vez que aceptaba en la casa a alguien con chicos. Es que había visto a Nicolás tan hermoso y buenito que no nos pudo rechazar.

Una noche en tanto Nicolás dormía, me quedé charlando con ella en su cocina y me contó que antes vivía en la pensión y que su dormitorio de entonces, era ahora el nuestro.

Como el balcón daba a la calle y las chicas de la pensión siempre le insistían que era peligroso, que no fuera que le pusiera a ella una bomba, decidió mudarse para el interior de la casa.

Obviamente, se me ocurrió preguntarle por qué alguien querría ponerle una bomba a ella:

- ‘¿Cómo, no sabés?: Mi marido es el Jefe de Policía de Rosario?’

- - ‘No, fijate que no lo sabía....’ contesté al borde del colapso.

Volví a mi habitación y vi por la ventana, desde la oscuridad de nuestra pieza, como Feced pasaba con su auto a recogerla. Lo ví muchas veces más.

Siempre me pregunté si habrá tenido idea, después que mataron a Horacio, que aquel “terrible subversivo” era también, aquel gentil muchacho que tantas veces se le cruzó a su mujer en el pasillo de la pensión –un conventillo en realidad- y que ella tanto había apreciado.

Los eventos familiares y las fechas importantes eran vallas que había que ir saltando dela mano y si la valla no caía, había que seguir corriendo la carrera de la vida, juntos.

Nos poníamos metas a corto plazo, sencillas en su contenido, pero paradójicamente casi imposibles de realizar. Como por ejemplo, llegar vivos a Navidad, llegar junto a Año Nuevo, el nacimiento de Laura, el cumpleaños de Nicolás.. Y así fue como llegamos los tres a las Navidades y después al Año Nuevo. Y seguíamos juntos. Y matamos dos pájaros de un tiro, porque también llegamos juntos al nacimiento de Laura.

Tantas compañeras habían caído antes, durante o justo después de dar a luz...

El 31 de diciembre habían venido compartimentados 2 ó 3 compañeros a festejar Año Nuevo. Esa tarde habían estado jugando con Nicolás, tirándose agua con la manguera y a baldazo limpio. Yo me había quedado frente a la ventana mirando como jugaban y oliendo el olor a tierra mojada que tanto me fascinaba.

Cada tanto, les tiraba una puteada, por las dudas, no fuera cosa que se les ocurriese tirarme agua... Que se me iba a cruzar por la mente que Laura se apresuraría a venir a nuestro mundo. Decíme...¿qué apuro tenía?

La mañana del 1° de enero Nicolás se despertó y como tantas otras mañanitas de verano, vino al dormitorio. Me senté en la orilla de la cama para ayudarlo a sentarse en la pelela y rompí bolsa de agua. Se suponía que todavía faltaba una semana pero Laura no quiso esperar.

Nos vestimos rapidito, agarramos a Nicolás, los compañeros se quedaron a esperar, no podía salir solos. Recuerdo al lector que estamos hablando de un primero de enero por la mañana: en las calles no pasaba ni un alma.

Horacio, Nicolás y yo estábamos parados al borde de una carretera pequeña. Vimos un auto, pero resultó ser un móvil policial. Horacio casi lo para, pero yo lo agarré de la mano. ¿Estás loco? Es que ya me imaginaba la portada en los diarios: “Hijo de Montonero nace en un patrullero”; ¡ni en joda...!

Justo , así como de la nada, detrás del patrullero, apareció un taxi. Una vez en el hospital, ya instalada en un cuarto, Horacio se volvió a casa para sacar a los compañeros compartimentados. Pero tardó mucho en volver. Y yo empezaba a preocuparme, al punto que creí que había “caído” con Nicolás. Pero al fin llegó, tarde, pero llegó. Es que se había demorado porque justo después de sacar a los compañeros supo que había caído una compañera y se creía que estaba “cantando”.

Nicolás me traía una florcita que había cortado en el jardín del hospital.

Llegaron justo antes del parto. Laura nació bien pero tenía unos ruiditos en el pulmón, y los médicos, por precaución, la pusieron en una incubadora.

Horacio tuvo que irse rápido ya que había demasiados compañeros que no tenían donde guardarse. No sé, pero de aquellos instantes, solo recuerdo las sirenas y mi angustia al no saber si eran de ambulancias o de la policía.

A la media hora de haber parido, me levanté, buscando formas para escaparme del hospital, en caso de que llegara la cana. Pero Laura estaba en la incubadora: ¿Qué hacer? ¿Me la llevaba conmigo? ¿La dejaba?

Tanta, pero tanta angustia no me dejaba pensar y Horacio que no aparecía y yo que no tenía pañales limpios para la beba; así que me puse a lavar, sin que me vieran para no despertar sospechas.

Pero la situación afuera estaba cada vez peor.

El 3 de enero volví a casa. El clima que se vivía era inaguantable. El 4, Horacio llevó a Nicolás a la guardería por la mañana.

Volvió a la una de la tarde y me dio 15 minutos para que me preparara; no sabíamos que estábamos “levantando” nuestra casa por última vez.

Al igual que la vez anterior, el compañero que había dado su nombre para que alquiláramos la casa había caído.

Quisieron trasladarme a casa de otros compañeros en la zona, pero Horacio prefirió llevarme a Buenos Aires. Días después nos enteramos que esa noche había llegado la patota armada y bombardearon la casa donde supuestamente me tenía que quedar. No quedó nadie vivo.

Retomo: pasamos por la guardería a buscar a Nicolás y de allí a la estación de trenes. Estaba por subir al tren y una señora me preguntó cuanto tiempo tenía Laura. Y yo pensé, si le digo 4 días, le va a parecer raro, así que le dije 4 semanas. La mujer se volvió loca y me empezó a gritar, que como se me ocurría sacar a una bebita tan chiquita de viaje, etc. etc. etc.

Recuerdo el aire acondicionado del vagón. Tenía tanto miedo por el problema del pulmón de Laura. Pero no había pasajes para los otros vagones. Recosté el asiento, la acosté sobre mi pecho, la cubrí con una manta y casi no me moví hasta que llegamos a Buenos Aires, donde nos quedamos en casa de mis padres.

El 7 de enero nos fuimos a Miramar, Horacio a la semana volvió a Rosario. Ahora solo nos quedaba llegar juntos al cumpleaños de Nicolás; y luego llegar a nuestros propios cumpleaños, y luego al próximo y ....

Al volver a Buenos Aires me instalé en la casa de mi cuñada Susú. Para ese entonces Susú ya había enviudado, al igual que Alcirita (su hermana) que además estaba presa. Esa sensación de que pronto me tocaría a mí me aterrorizaba.

En una de sus visitas, Horacio le preguntó a Nicolás que quería para su cumpleaños. Nicolás pidió una jirafa.

El 18 de febrero llegó Horacio con una tremenda jirafa de peluche de un metro de altura. Fuimos al zoológico a festejar. También llevamos a Esteban y pasamos juntos el día. Después fuimos a casa de mis viejos e hicimos otra fiestita. La pasamos juntos esas semanas y parecía que todo, todo estaba bien y que tal vez podíamos volver los cuatro a Rosario.

Ya no me acuerdo cómo ni porqué decidimos que él, iba a volver primero para asegurarse de que todo andaba bien. Es que Rosario estaba cada vez peor y se debían tomar precauciones. Pero si todo andaba sobre ruedas, volvería a buscarme al día siguiente para viajar juntos.

Tengo su despedida incrustada en la memoria. Fue en el departamento de Susú. Yo le estaba dando de mamar a laura sentada en la cama. Horacio se acercó, me dio un beso. Nicolás se puso a llorar como nunca en su corta vida; no quería que su papá se fuera. Parecía una premonición. Jamás lo habíamos visto así.

Al día siguiente Horacio no volvió. Llamé al control. Me dijeron que estaba bien, que estaba herido, pero bien, que fuera a Rosario. Yo la verdad no se porque, pero supe que algo raro pasaba pero quería creerles. Porque si no estaba herido, estaba muerto o preso. Si estaba preso, lo estaban torturando. Sí, herido y escondido era lo mejor.

Mis suegros no me dejaron ir y fueron ellos a Rosario a ver que pasaba. Pero los vecinos no se animaron a contar mucho y así fue como comenzó el peregrinaje de Alcira y Roberto, los padres de Horacio, por todas las comisarías de Rosario. Y por supuesto, nadie sabía nada. Volvieron a empezar.

Uno de los comisarios le preguntó si ellos sabían en lo que estaba metido su hijo, porque él....., ¡él siempre sabía lo que su hijo hacía!. Después les preguntó si estaba casado. Alcira y Roberto contaron la historia ya ensayada de cómo su hijo se había ido a vivir con una chica que a ellos no les gustaba, no sabían entonces, mucho de la pareja.

El comisario les contestó que no se preocuparan, que ya me encontrarían, porque ellos a las viudas las llamaban “blancos caminantes” por lo fácil que era cazarlas.

Les dijo también que habían encontrado ropas de bebé en la casa invadida (por ellos). Y les mostró la foto de Horacio muerto, caído sobre una silla, rodeado de libros y revistas.

Por suerte, entregaron el cuerpo.

Todos estábamos determinados a encontrar el cuerpo. Horacio siempre decía que para los milicos, quedarse con el cuerpo del compañero caído era una victoria más. Y así fue, que con las palabras de Horacio en la mente, Alcira y Roberto se encontraron camino a Buenos Aires siguiendo el féretro de Horacio para confrontarse a la jodida realidad de no encontrar cementerio que quisiera aceptar el cuerpo.

Con ayuda de conocidos Horacio fue enterrado. Mis suegros se comunicaron con mis padres y les confirmaron el asesinato de Horacio.

De todo eso recuerdo que estaba en un automóvil y mis viejos me decían que yo siempre había tenido mucha suerte, porque había sobrevivido a un cáncer cuando tenía 2 años (en ese mismo momento me enteré del sarcoma que tuve, por boca de ellos).

Y aparentemente ahora, había tenido suerte nuevamente.

Yo creía que la conversación seguiría por el lado de que yo había tenido suerte porque Horacio estaba herido y seguía escondido. Pero no, la suerte era porque yo no había estado con él, por ende, los chicos tampoco. Yo no ví nada. No tuve velorio donde procesar. No tuve entierro para mis adioses. Será por eso que siempre le sigo diciendo adiós.

No me separé de los chicos. Le seguí dando el pecho a Laura. Trataba de recordar los criterios de Horacio para criarlos y trataba de dialogar siempre con él frente a todas las decisiones que tenía que tomar. Pero me sentía muy sola sin su compañía.

Mi familia me empezó a presionar muy fuertemente para que saliera del país. Mis suegros tenían ya sobre sus espaldas, no solo la muerte de su hijo, sino la de sus dos yernos y una hija presa. Quedaba Susú que acaba de dar a luz en su viudez a José, su tercer hijo, un mes antes de que naciera Laura. Y ahora yo. Con mis dos hijos. Sin tener a donde quedarme.

Me ví con el Cabezón Habegger y me dijo que tal vez, por un tiempo, irme sería lo más seguro. Según mis viejos, serían solamente cuatro o cinco meses. Me despedí de la gente más cercana. Con la ayuda de otros, mis padres pudieron salir con los chicos para luego pasármelos en Uruguay. Allí saqué documentación para Israel que en sí fue toda otra odisea.

A todo esto les cuento, que la jirafa que Horacio le había traído a Nicolás de Rosario, nos acompañó en todo momento. Y hasta el día de hoy está en la habitación de Nicolás..... Se imaginan en el aeropuerto de Montevideo: yo llevando a Laurita y un bolso. La azafata llevaba de una mano a Nicolás y en la otra un segundo bolso, y el comisario de abordo llevaba una jirafa y el tercer bolso. Tengo una foto donde puede verse esta escena increíble. ´

La estadía en Montevideo fue corta e incierta. El pianista Miguel Angel Estrella (un compañero peronista) había caído preso en el Uruguay.

Todavía tengo en mi mente lo que vi entonces desde la ventanilla del avión. Recuerdo lo que pensé y que todavía se repite cada vez que subo a un avión y miro hacia fuera: los sueños, o más bien las pesadillas que tenía y que se reflejaban en Horacio herido, y yo no poder llegar hasta él y salvarlo. Era la impotencia total.

En Israel estuvo un poco más de un año y allí trabajé junto a otras viudas para denunciar lo que ocurría en nuestra patria. La consigna que levantábamos era: “Cada voz puede salvar una vida”; fue durante el Mundial de Fútbol del ’78.

En ese marco se hicieron muchos trabajos de denuncias sobre violaciones a los Derechos Humanos. Fue así que junto a Judith Said y otras compañeras, hablé en el Parlamento israelí (Kneset) y me reuní hasta con con Abba Eban.

Pero la verdad, no me sentía cómoda allí.

La política exterior de Israel con sus vecinos palestinos estaba en las antípodas de mi pensamiento político.

Así que me fui a España, donde ya residían Susú y sus chicos, la Gorda Graciela, Toti, Marta, que se yo... montones.

Busqué trabajo y un departamento para alquilar y allí me enfrenté a la particular situación –que se volvió a repetir luego en México- que como estaba sola y con chicos no conseguía que nadie me alquilara.

Así fue entonces que debía apelar a la viveza criolla para poder sobrevivir y me inventé un marido, un viajante de comercio que por tal motivo estaba poco en la ciudad, y ¡funcionó!.

En España tuve una experiencia laboral muy interesante, diseñando ropa, lo que me permitió conocer la India, Francia e Inglaterra y hacerme de una profesión que después nunca más me sirvió.

Como explicar el exilio.

Por una parte los que se quedaron juran que era mejor irse, por la otra, es decir muchos de los que se fueron, juran que quedarse era lo más acertado. De poder elegir yo hubiese preferido permanecer en el país.

El autoexilio es irse por propia voluntad con la posibilidad de quedarse, pero el exilio es la expulsión sin alternativa, dejar el lugar de los afectos y por el cual uno luchó para hacerlo mejor, en la creencia que nuestro nietos vivirían en una Argentina mucha más justa para todos. Y ahora estaba yéndome tan lejos: idiomas extraños, costumbres distintas, desarraigada y sola; tendría que aprender a convivir con sirenas policiales sin tener que salir huyendo como un acto reflejo.

Pasé por Cuba a vivir un tiempito.

Me acerque nuevamente a los compañeros y di una mano por ejemplo en el cuidado de la guardería que alojaba a los chiquitos argentinos, hijos de compañeros “desaparecidos” o bien de aquellos que seguían combatiendo a la dictadura militar.

Como una tenía que seguir desarraigándose por fuerza, no me podía quedar en un lugar por más que este me gustara mucho. Una se auto-saboteaba y levantaba campamento porque tenía que estar siempre lista para el regreso a casa.

Así fue que entonces me fui de Cuba a México, donde también seguí colaborando activamente en las revistas que los compañeros editaban desde el exilio.

Allí conocí a Pablo, que fue el padre de mi tercera hija: Itzel (Rocío de la Noche) que nació en 1982.

En ese momento mi nueva pareja cubría mis expectativas y fue parte de mi lucha por rehacer mi vida y recrear una familia para mis hijos después de tanto años.

Decidimos mudarnos a Canadá, donde ya estaban radicados mis padres y hermanos. Yo pensaba que de esta manera sería más fácil juntar el dinero necesario y estar preparados para pegar la vuelta al pago. Además mis hijos estarían más cerca de sus abuelos y tíos.

En 1989 viajamos con los chicos a Buenos Aires y allí se definió mi separación de Pablo.

De regreso a Canadá este país me brindó la posibilidad de dedicarme de lleno a la pintura y eso con seguridad fue lo que me salvó.

Nora Patrich

música cubana, Congreso de la UNEAC Alberto Falla, Tony Pinelli, Bayamo, grupo Moncada, Fidel, Raúl Castro



Dos músicos opinan sobre el Congreso de la UNEAC


---- “No eludimos nuestro papel en la política”, dice Alberto Falla
---- “La burocracia: el enemigo a batir”, opina Tony Pinelli

Por Manuel Alberto Ramy Desde La Habana

Primero fue el sonido, que estaba en la naturaleza circundante y
también en la anatomía del hombre. Las palabras vinieron después,
cabalgando sobre el sonido. Así nacieron la música, el canto, la
narración oral y posteriormente la literatura escrita.

La independencia de la nación cubana de la metrópoli española comenzó
por el sonido de una música tocada en el interior de un templo, hoy
catedral, en la ciudad de Bayamo. Tan elocuente fue que el jefe de la
plaza militar, al escucharla, la calificó de un himno de guerra. Tenía
razón. Unos meses después, el 20 de octubre de 1868 tras la toma de la
ciudad de Bayamo por las fuerzas independentistas, vinieron las
palabras, la letra de nuestro himno nacional. Por cierto escritas a
lomo de caballo de combate.

La música es importante en la vida de nuestra nación y sus creadores,
integrados en la Asociación de Músicos de la Unión de Escritores y
Artistas de Cuba (UNEAC), se han reunido para debatir sobre su 7mo.
Congreso --un tema que vengo siguiendo con atención.

¿Qué opinan los creadores musicales sobre este Congreso? ¿Cuál es la
función de la cultura en este momento tan excepcional? Estas son las
interrogantes de mi indagación.

Alberto Faya, músico, ex cantante del famoso grupo Moncada, licenciado
en filosofía y literatura, opina "(…) que el primer tema que debemos
encarar es la responsabilidad y función del artista y el intelectual
cubano en el crecimiento y desarrollo de nuestra Revolución, lo cual
no se trata de un asunto solamente político, sino de mucho más
alcance. Yo diría que es un asunto de nuestra cultura, lo cual implica
una visión más amplia".

Jovial, amable, con su voz bien timbrada, cree que "el sentido mismo
del trabajo artístico, tan vinculado a la creación, lleva consigo
actitudes renovadoras y pensamientos transformadores que son vitales
para la existencia misma de nuestra nación. No se trata de que sean
sólo los artistas e intelectuales quienes pueden señalar el camino
futuro que debemos los cubanos tomar, pero si tenemos una gran
responsabilidad en ese sentido".

Por su parte, Tony Pinelli, compositor, ex director del cuarteto vocal
Los Cañas, productor musical y comentarista de radio, estima que los
debates para el 7mo. Congreso ocurren cuando el presidente en
funciones Raúl Castro "ha dado un fuerte impulso a que la gente opine,
critique y proponga". Pinelli, quien también fue fundador del
Movimiento de la Nueva Trova, opina que la gran batalla "es con la
burocracia…al imperialismo hemos sabido manejarlo, por eso estamos
aquí, pero hay que batallar con una burocracia que no está capacitada
para dirigir al sector cultural". Y es lapidario: "no puede hacer
cultura quien no es culto".

Desde una perspectiva gremial, Pinelli destaca dos puntos que a su
juicio están golpeando a los músicos: el papel de las agencias
artísticas, "que en vez de defender los intereses de sus representados
se han convertido en aliados del estado"; y, "la política de pago, que
debe ser revisada, pues no es justo que cuando los músicos cobran en
pesos convertibles (CUC), solo reciban "el 50% además de pagar el 7%
en impuesto". El compositor de la antológica canción “Tú Eres la
Música que Tengo que Cantar”, agrega que además de lo anterior en
muchas oportunidades son los músicos quienes corren "con los gastos de
transportación de equipos, el de los utileros y si el lugar del
concierto no tiene los equipos de sonido adecuados, pues también deben
asumir el alquiler de los mismos".

Ambos entrevistados coinciden en que tanto Fidel Castro durante su
discurso en la Universidad de la Habana en noviembre de 2005, como
Raúl durante el discurso del pasado 26 de julio, están impulsando a
reflexionar críticamente sobre la realidad, a opinar, a "cambiar todo
lo que haya que cambiar".

"Pienso que se ha desatado un proceso participativo que garantiza el
que pueda calificársele, sin lugar a dudas, como democrático. Esto es
de un enorme valor en todos los sentidos", apunta Falla como una
primera consecuencia del llamado de los máximos dirigentes del proceso cubano.

Pinelli insiste en que "Raúl Castro ha dado un fuerte espaldarazo a la
participación, que en el sector cultural en buena medida ha estado
secuestrada por una burocracia inepta".

Falla, que no se detiene en asuntos gremiales --cuya importancia no
niega--, estima que "Los destinos de Cuba no pueden ser modelados
sobre la base de pensamientos estáticos o atados a convenciones y
conservadurismo". Y agrega: "el futuro de nuestro país está, además,
en lo que los cubanos vivimos día a día y en la solución de los
problemas que la vida misma genera. Esto implica una idea central: Las
necesarias transformaciones de nuestro país emanan de las soluciones a
los problemas que día a día enfrentamos".

Me detengo en la entrevista. Retrocedo mis pasos siglos atrás
procurando hallar en la raíz de nuestras palmas, en el frescor de la
guayabera, en un hombre sin rostro conocido que por vez primera y a
partir de la espinela, oriunda de España, cantó comenzando con un "ay,
ay", la décima criolla alterando los versos que debían rimar, o en
aquel otro de pincel sin firma intentando atrapar en un lienzo de mala
muerte la luz incomparable que baña la tierra nuestra. Y así hasta
llegar al sacerdote Félix Varela, quien según nuestro José Martí, "fue
el primero que nos enseñó a pensar en cubano". Nada, que la cultura
genuina es la que piensa en cubano y está en la raíz y en el penacho
de cada una de nuestras palmas. De ahí el compromiso de los creadores
nacionales.

Tal vez por esto Alberto Falla afirma: "Los artistas e intelectuales
son el grupo humano que tienen, entre sus funciones, reflejar,
relatar, dar fe de existencia de la cultura pero también de trazar los
caminos a seguir. En este sentido no eludimos los roles no sólo
estéticos y éticos de nuestro quehacer, sino hasta nuestro papel en la
política. Nuestra acción es decisiva en estos momentos; de ahí la
importancia del Congreso en tanto evento que concilia y mueve el
pensamiento entre sus funciones principales. El papel de la cultura
tiene que ver directamente con los métodos de participación que
desarrollamos y, por tanto, con la aparición y desarrollo de un
consenso encaminado a las transformaciones positivas de nuestra realidad".

Manuel Alberto Ramy es jefe de la corresponsalía de Radio Progreso
Alternativa en La Habana y editor de la versión en español del
semanario bilingüe Progreso Weekly/Semanal.