martes, 5 de mayo de 2009

Kingston Revolución Cubana en Canadá Saúl Landau Chapel Hill Limestone City Chaubloqueo Museo Che Guevara

PRENSA LATINA
PL Agencia Informativa Latinoamericana S.A.
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Revolución cubana a debate académico en universidad canadiense

La Habana, 5 may (PL) Una delegación de intelectuales y artistas de Cuba viajará hoy a la ciudad canadiense de Kingston para participar en el mayor encuentro académico sobre la Revolución realizado fuera de este país.

Del 7 al 9 de mayo convergerán en dicha ciudad catedráticos e investigadores de renombre, como el estadounidense Saul Landau, profesor emérito de la Universidad Estatal de California.

Auspiciado por las Universidades de Queens (Canadá) y Carolina del Norte
(Estados Unidos), el evento discutirá sobre la sociedad cubana a medio siglo del triunfo revolucionario de 1959.

Según el programa facilitado a Prensa Latina por Cristina Díaz, vicerrectora de Relaciones Internacionales de la Universidad de La Habana, esta cita sesionará paralela al llamado Cubanfest, una semana cultural de solidaridad con la isla.

Díaz adelantó que los debates girarán sobre la economía de Cuba, su política, gobierno, diáspora, cultura, género, salud y medicina, educación, sexualidad, raza, relaciones internacionales, religión y medio ambiente, entre otros.

Las restricciones que impone el bloqueo al intercambio académico entre Cuba y Estados Unidos frustró la posibilidad de efectuar este encuentro en el campus donde fue concebido: Chapel Hill, Carolina del Norte.

Enclavada en Ontario, Kingston está hermanada desde hace varios años con la ciudad cubana de Cienfuegos, con la cual mantiene una estrecha colaboración en diversos sectores socio-económicos.

Esta sede es también conocida como la "Limestone City" (ciudad de la piedra caliza), pues muchos de sus edificios fueron construidos con esa piedra grisácea de origen local.

lac/cmv

difunden: el 1er. Museo Histórico Suramericano "Ernesto Che Guevara", la Escuela de Solidaridad con Cuba "Chaubloqueo" y el Centro de Registro de Donantes Voluntarios de Células Madre
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¡Salven a los argentinos! "las ballenas"

Estancia La Larga de Julio A. Roca Osvaldo Bayer Escultura Mujer Originaria José Feinman y Lopez Rega crimen fusilamient tortura limpieza étnica Domec

foto toto: escultura de cobre de Chuquicamata aportada por María Cecilia Chinchón Canales y Hugo Moreno Peralta ambos de la patria de Vicente Huidobro poeta chileno.





La larga paz argentina

Por Osvaldo Bayer

Bueno, queridos lectores, algo se está moviendo en nuestra Legislatura capitalina. Después de tres años de haber presentado el proyecto del traslado del monumento a Roca, al parecer muy pronto se debatirá el mismo. Esperamos que, como es costumbre, se escuchen las opiniones históricas de las partes.

A mí me gustaría participar del debate informativo previo donde se invita a escuchar opiniones de los que saben del tema. La Legislatura tiene un salón magnífico para información previa al debate: el salón Montevideo.

Allí, antes de la sesión sería muy bueno que los legisladores escucharan los argumentos de quienes van a probar el genocidio de Roca y los de aquellos que dicen que Roca “trajo el progreso”. Ojalá se haga esa discusión previa y que se le permita concurrir al público, en especial, a estudiantes de historia. A mí, en especial me gustaría mantener un debate con Mariano Grondona.

Quien ya evidentemente enterado del próximo tratamiento del tema en la Legislatura– da un cuadro idílico del general Roca en La Nación del domingo pasado.

Allí dice: “El general Roca, que fue el símbolo más notorio de ese proceso extraordinario, legó a sus familiares tres estancias: La Larga, La Paz y La Argentina. La larga paz argentina. Era el nombre mismo de una república próspera, casi centenaria, que nunca confundió continuismo con continuidad”.

Qué idílica es la Argentina roquista para Grondona. Qué generoso su general, Mariano. Tres estancias a sus familiares. Acerca de lo que él titula “ese proceso extraordinario” del roquismo lo describe cómo “nos hizo pasar de la pobreza y el desierto a un ingreso por habitante sólo superado por seis naciones del planeta”. Lo que no dice Grondona es que eso que él llama desierto estaba habitado por los pueblos originarios.

Lo que tampoco dice es de los fusilamientos ordenados por Roca de ranqueles y que denuncia su mismo diario La Nación; lo que no dice Grondona es que Roca reimplantó la esclavitud “repartiendo” indios entre sus amigos azucareros del Tucumán y en la isla Martín García, y también a las mujeres y los niños indígenas –a quien Roca llamaba “la chusma”– como sirvientas y mandaderos traicionando los principios de la Asamblea del año XIII que había eliminado la esclavitud, y que Roca desvirtuaba así para siempre la bella estrofa del Himno Nacional de “ved en trono a la noble igualdad”.

Lo que no dice Grondona tampoco es que Roca manda aprobar la ley de residencia, la más cruel e injusta disposición de la legislación argentina, la ley 4144, por la cual se expulsaba a todo extranjero que cultivara “ideologías contrarias al ser nacional”. Que no significaba otra cosa que: ojo, no meterse en la lucha obrera por las ocho horas de trabajo. Pero lo más trágico del caso era que por esa ley se expulsaba sólo al hombre y aquí quedaban su mujer y sus hijos, sin manutención.

Pícaro el benefactor grondoniano, porque así, la mujer del inmigrante le decía a su marido: “No te metas en el gremialismo, porque te van a expulsar y me voy a quedar sin nada para dar de comer a nuestros hijitos”.

Además Roca es el autor de la represión del 1º de mayo de 1904, donde va a caer bajo las balas de la policía el primer mártir del Día de los Trabajadores en la Argentina, el marinero Juan Ocampo, de apenas 18 años. Pero para Mariano Grondona vale para Roca lo que para sus estancias cercanas a Magdala: “La larga paz argentina”.

¿Cómo es posible tergiversar la verdad histórica así? Claro, Grondona debe estar agradecido a Roca que quitó esas tierras de Magdala a los pacíficos ranqueles, tierras con las cuales –lo dijo el propio Sarmiento– hizo Roca negociados increíbles junto con su hermano Ataliva Roca haciendo popular el verbo “atalivar” que quería decir coimear.

La afilada pluma de José Pablo Feinmann acaba de dejar al desnudo las relaciones fraterno-literarias de Grondona nada menos que con López Rega, el más bestial de los asesinos civiles del país argentino. Claro, porque si Grondona interpreta así la figura de Roca, por qué no le va a dar el mismo valor a López Rega.

Uno mató “solamente” a indios y el otro a zurdos. Para el caso, es lo mismo. “Hay hombres cuyo destino es hacer la tarea.” Es la frase de Grondona para justificar a López Rega. Magistralmente citada por Feinmann en esta contratapa del domingo último.

Defender la estatua de Roca es no tener el más mínimo de conciencia democrática. Más todavía que ese monumento fue levantado en la Década Infame, la del “fraude patriótico”, término argentino que el mundo entero es incapaz de comprender. Los hombres de la Década Infame “hicieron la tarea”. Picana eléctrica, fusilamientos, los famosos negociados. Y el monumento a Roca, inspirado por su hijo, Julio Argentino Roca, el del pacto Roca-Runciman que fue vicepresidente de la Década Infame.

En la inauguración del Roca en bronce estuvieron todos, entre ellos Patrón Costas –el famoso terrateniente salteño–, el almirante Domec García –fundador nada menos que de la ultraderechista Liga Patriótica Argentina, la del primer pogrom en la Argentina, en la Semana Trágica–. Así nació la estatua más grande de Buenos Aires.

Es un insulto para los patriotas de Mayo y de la Asamblea del año XIII que ese monumento esté allí. Hay que quitarla en homenaje a la Etica y a los miles de argentinos que lucharon contra las dictaduras militares. Hemos pedido a la Legislatura porteña que en vez del genocida uniformado se levante un monumento a quienes verdaderamente lo merecen: a la mujer de los pueblos originarios, quien en su vientre dio vida a la estirpe criolla, y enfrente, mirándose, a la mujer inmigrante, la que también en su cuerpo dio vida a los que poblarían estas distancias. Ellas fueron las verdaderas heroínas de la vida argentina. Trajeron vida y no muerte.

Mientras tanto, llegan noticias que nos dicen bien que los pueblos no se rinden y luchan por la verdad. La calle Roca, de Santa Rosa de La Pampa, apareció con sus carteles indicadores tachados. El nombre de Roca fue reemplazado por el de “Pueblos originarios”. Un ejemplo.

Y en la Plaza Virreyes de esta capital porteña, el sábado pasado se hizo un verdadero festival de música y de historia, con participación de docentes y alumnos de escuelas, de pueblos originarios y de gente típica del barrio Flores sur.

Pidieron que se acabe con el oprobio de que esa plaza sigue llevando el nombre de Virreyes, puesto por la dictadura de la desaparición de personas, en 1976, y pase a llevar el nombre de quien se adelantara a luchar por la libertad de América:

Túpac Amaru, que por eso sufrió la más horrible de las ejecuciones por parte de los españoles. Justamente la plaza hoy honorifica a quienes administraron la esclavitud de estos pueblos y se llevaron sus riquezas a Europa.

Es vergonzoso para los porteños que apenas una callejuela de 300 metros lleve el nombre de Túpac Amaru, este mártir de la Libertad. Hay que leer sus proclamas, escritas apenas 21 años antes que los patriotas del Mayo argentino, y que poseen el mismo contenido. Es tan perverso el conservadurismo idiota de quienes se creen dueños de nuestra historia que en Buenos Aires existe una calle llamada Corregidores, justo el nombre de los esclavistas españoles que administraban la mita y el yanaconazgo, las formas más brutales de la esclavitud a que fueron sometidos nuestros pueblos originarios por la conquista ibérica y católica.

Veremos pues si se produce lo que se me ha anunciado, el gran debate sobre Roca en nuestra Legislatura. Debate y no destrucción. Porque hemos pedido que el monumento a Roca no se destruya sino que sea trasladado a su estancia La Larga, hoy de los Alvear, sus bisnietos.

Y también, poco a poco, se trasladen allí los otros 36 monumentos que existen en la Argentina del genocida de los pueblos originarios. Salvo que Mariano Grondona quiera tener algunos de ellos en sus estancias cercanas a Magdala, en las tierras que pertenecían a los pacíficos ranqueles, que se lo merece.

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Oesterheld y las cuatro hijas que le secuestraron, torturaron, violaron, asesinaron e hicieron desaparecer los militares argentinos.





LEONARDO FAVIO INAUGURA CICLO DE CINE EN LA HABANA

BUENOS AIRES, 4 (ANSA) - El cineasta argentino Leonardo Favio inaugura hoy en La Habana, Cuba, el lanzamiento del ciclo de cine "El Grito Sagrado, Postales de Libertad", que hasta el 21 de mayo exhibirá en distintos puntos de la isla lo mejor de la filmografía argentina de los últimos 25 años.

"Aniceto" (2008), el filme más reciente de Favio, abrirá esta noche el festival en la Sala Charles Chaplin del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), donde el realizador y compositor argentino ofrecerá una conferencia de prensa.

La reseña, integrada por 25 películas y que se exhibió el año pasado en Argentina para conmemorar los 25 años de democracia en el país, fue organizada en conjunto por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), la Embajada argentina en Cuba y el ICAIC.

"El Grito Sagrado...", que será de carácter itinerante - se exhibirá en distintos países de América Latina- eligió Cuba como destino inaugural.

"Decidimos empezar por Cuba porque el Instituto de Cine cubano cumple 50 años, como la revolución, y porque este país es uno de los que más aportó en las nuevas formas de hacer cine", dijo a ANSA Carolina Silvestre, vicepresidenta del INCAA. En entrevista telefónica desde La Habana, Silvestre sostuvo que el objetivo de este festival es "mostrar, a través del cine, la realidad y la identidad argentina" en el resto de la región.

"Por eso, entre otras películas, elegí traer a 'Gatica, el Mono'(1993), de Favio, porque habla de un personaje muy argentino", explicó la funcionaria. La presencia de Favio es considerada un acontecimiento en Cuba, donde no sólo es reconocido como cineasta sino como compositor y cantante.

"Lo llamé para invitarlo a Cuba porque, si bien nunca estuvo aquí físicamente, siempre estuvo presente en la vida de los cubanos, a través de música y su cine", relató Silvestre. Sus canciones -traducidas a 14 idiomas- eran tarareadas y sus letras aprendidas de memoria en los años 70 del siglo pasado y todavía suenan en la isla. Su voz particular está anclada en la memoria de varias generaciones, a tal punto, que temas como "Ella ya me olvidó" es considerada como el himno de los romances incipientes o reconciliaciones.

Pero no olvidan su estilo personal como realizador, cuyos títulos más celebrados por los cubanos son "Crónica de un niño solo"(1964) y "El romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó truco, comenzó la tristeza y unas pocas cosas más" (1967).

Para retribuir el afecto del público el realizador decidió no sólo aceptar la invitación sino llevar "Aniceto", todavía en cartel en las salas argentinas.

El filme, elegido para dar inicio al ciclo de cine argentino, es una nueva versión de "El romance...", en clave de ballet, basado en el cuento "El cenizo", de Jorge Zuhair Jury. El ciclo incluye clásicos como "La historia oficial" (1985), de Luis Puenzo, ganador de un Oscar, "Hombre mirando al sudeste" (1986), de Eliseo Subiela y "Sur" (1988), de Fernando Solanas.

También se proyectarán filmes de producción más reciente, como "Historias mínimas" (2002), de Carlos Sorín, y "La ciénaga" (2001), de Lucrecia Martel.

La retrospectiva argentina permite asomarse a dos décadas y media de vida democrática e institucional, a la que Argentina emergió en 1983, tras un período violento que costó vidas, destierros, y enlutó su historia más reciente.