viernes, 28 de diciembre de 2007

Fidel Castro escribió para la Asamblea Nacional del poder Popular en La Habana Cuba Ricardo Alarcón Quesada


Mensaje de Fidel a la Asamblea Nacional del Poder Popular

Fue leído por Ricardo Alarcón de Quesada, presidente del Parlamento cubano, al inicio del décimo período ordinario de sesiones de la Sexta Legislatura que transcurre en el Palacio de las Convenciones de La Habana
Crece la economía cubana en 7,5 por ciento
Asiste Raúl Castro a sesión ordinaria del Parlamento cubano
Correo: digital@jrebelde.cip.cuhttp://www.juventudrebelde.cu/cuba/2007-12-28/mensaje-de-fidel-a-la-asamblea-nacional-del-poder-popular/

28 de diciembre de 2007 12:46:59 GMT

La Habana, 28 dic (AIN) A continuación trasmitimos el texto íntegro del mensaje del Comandante en Jefe Fidel Castro a la Asamblea Nacional del Poder Popular, leído por Ricardo Alarcón de Quesada, presidente del Parlamento cubano, al inicio del décimo periodo ordinario de sesiones de la Sexta Legislatura:

Querido compañero Alarcón:

Te ruego que al iniciar la sesión de la mañana, leas el siguiente mensaje a la Asamblea Nacional.

Un fuerte abrazo Fidel Castro Ruz

Diciembre 27 de 2007 8 y 40 p.m.

Compañeros de la Asamblea Nacional:

Es muy duro el trabajo de ustedes. Frente a las necesidades acumuladas y crecientes que nuestra sociedad heredó de la neocolonia yanqui el 1 de enero de 1959, muchos soñábamos crear un país con justicia plena e independencia total.


En la ardua y desigual lucha, llegó un momento en que nos quedamos solos.

Es legítimo nuestro orgullo cuando estamos próximos a cumplir 50 años del triunfo, porque hemos resistido durante casi medio siglo al imperio más poderoso que se ha creado en la historia.


En la Proclama que suscribí el 31 de julio de 2006, ninguno de ustedes vio jamás acto alguno de nepotismo ni usurpación de las funciones del Parlamento.


En ese año difícil y a la vez prometedor de la Revolución, la unidad del pueblo, el Partido y el Estado eran requisito esencial para seguir adelante y enfrentar la amenaza declarada de una intervención militar enemiga por parte de Estados Unidos.

En la visita que el pasado 25 de diciembre realizó el compañero Raúl a varios distritos del Municipio que me hizo el honor de postularme como candidato al Parlamento, se percató de que todos los miembros del grupo numeroso de la candidatura de la población que abarcaba el distrito que en el pasado se había hecho famoso por su combatividad, aunque de muy baja escolaridad, eran graduados de alto nivel, lo cual le emocionó profundamente, como él mismo narró a nuestra televisión..

Los cuadros del Partido, el Estado, el Gobierno y las organizaciones de masas se enfrentan a nuevos problemas, en su trato con el pueblo inteligente, observador y culto, que detesta trabas burocráticas y explicaciones mecánicas.


En el fondo cada ciudadano libra su propia batalla contra la tendencia innata del ser humano a seguir el instinto de supervivencia, una ley natural que rige la vida.

Todos nacemos signados por ese instinto que la ciencia define como algo elemental. Chocar con él es bueno porque nos lleva a la dialéctica y a la lucha constante y desinteresada; nos hace más martianos y verdaderamente comunistas.

Lo que más ha destacado la Prensa Internacional sobre Cuba en días pasados, fue la frase en que expresé el 17 de este mes en carta al Director de la Mesa Redonda de la televisión cubana, que no soy una persona aferrada al poder.


Puedo añadir que lo fui un tiempo por exceso de juventud y escasez de conciencia, cuando sin preceptor alguno iba saliendo de mi ignorancia política y me convertí en socialista utópico.

Era una etapa en que creía conocer lo que debía hacerse y deseaba poder hacerlo.


¿Qué me hizo cambiar?: la propia vida, a medida que profundizaba en el pensamiento de Martí y de los clásicos del socialismo. Mientras más luchaba más me identificaba con tales objetivos y mucho antes del triunfo pensaba ya que mi deber era luchar por éstos o morir en el combate.

Por otro lado, nos acechan grandes peligros que amenazan la especie humana. Es algo que se hizo cada vez más evidente para mí desde que por primera vez previne en Río de Janeiro que una especie estaba en riesgo de desaparecer como consecuencia de la destrucción de sus condiciones naturales de vida hace más de 15 años, en junio de 1992.


Últimamente, día por día es cada vez mayor el número de los que comprenden este riesgo real.


Un libro reciente de Joseph Stiglitz, que fue vicepresidente del Banco Mundial y asesor económico principal del presidente Clinton hasta el año 2001, premio Nobel y Bestseller en Estados Unidos, aporta datos actuales sobre el tema que son irrebatibles.


Denuncia que Estados Unidos, país que no suscribió el convenio de Kyoto, es el mayor emisor de gases de invernadero, lanzando cada año al espacio seis mil millones de toneladas de dióxido de carbono que trastornan la atmósfera, sin la cual es imposible la vida.

A esto se añade la condición de ser el mayor exportador de gases de efecto invernadero.
Pocas personas conocen estos datos.


El propio sistema económico que impuso el derroche insostenible de energía, impide que ese libro de Stiglitz se divulgue: su magnífica edición se limita a unos pocos miles para garantizar las ganancias. Es una exigencia del mercado sin el cual la empresa editora no podría existir.

Hoy se conoce que la vida en la Tierra ha sido protegida por la capa de ozono, ubicada en el anillo exterior entre 15 y 50 kilómetros de altura en la zona conocida como estratosfera, que sirve de escudo al planeta contra las radiaciones solares que pueden ser dañinas.


Hay gases de efecto invernadero que tienen más poder de calentamiento que el dióxido de carbono y amplían el agujero de la capa de ozono sobre la Antártida, que cada primavera pierde hasta el 70 por ciento de su volumen, un fenómeno que viene produciéndose progresivamente, causado por el hombre.


Para que se tenga una idea clara basta señalar que el carbono promedio per cápita que emite el mundo es de 4.37 toneladas métricas.


En el caso de Estados Unidos el promedio es de 20.14, casi cinco veces más. En África es de 1.17, en Asia y Oceanía 2.87.

La capa de ozono, en resumen protege de las radiaciones ultravioletas y calóricas que afectan el sistema inmunológico, la vista, la piel y la vida de los seres humanos. En condiciones extremas, si es destruida por el hombre esa capa, afectaría toda forma de vida en el planeta.

Otros problemas ajenos a nuestra patria o cualquier otra en condiciones similares nos amenazan. Una contrarrevolución victoriosa sería horrible, peor que la tragedia que sufrió Indonesia. Sukarno, derrocado en 1967, fue un líder nacionalista que desde posiciones leales a Indonesia dirigió las guerrillas que lucharon contra los japoneses.

El General Suharto, que lo derrocó, fue entrenado por los ocupantes japoneses. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, Holanda, aliada de Estados Unidos, restableció su dominio sobre aquel lejano, extenso y poblado territorio. Suharto maniobró.


Tomó en sus manos las banderas del imperialismo Yanki. Llevó a cabo un atroz genocidio. Hoy se conoce que cumpliendo instrucciones de la CIA, no sólo mató a cientos de miles, sino que encarceló un millón de comunistas y los privó de toda propiedad y derechos a ellos y sus descendientes; amasó una fortuna familiar de 40 mil millones de dólares que al valor actual de esa moneda sería equivalente a cientos de miles de millones, por la entrega de los recursos naturales y el sudor de los indonesios. Occidente pagó.
El tejano Lindon Jhonson, sucesor de Kennedy, era el presidente de Estados Unidos.

Las noticias que llegaron hoy sobre lo ocurrido en Pakistán es otro ejemplo de los peligros que amenazan a la especie: el conflicto interno, en un país que posee armas nucleares.


Ello es consecuencia de las políticas aventureras y las guerras para apoderarse de los recursos naturales del mundo, desatadas por Estados Unidos.

Ese país, envuelto en un conflicto que no desató, fue amenazado con ser llevado a la edad de piedra.

Las circunstancias especiales que rodean a Pakistán influyeron de inmediato en los precios del petróleo y las acciones de las bolsas de valores. Ningún país o región del mundo puede librarse de las consecuencias. Hay que estar preparados para todo. Ni un solo día de mi vida dejé de aprender algo.

Martí nos enseñó que "toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz". He dicho y repetido muchas veces aquella verdadera cátedra de ética contenida en sólo 11 palabras.
Los Cinco Héroes cubanos prisioneros del imperio son paradigmas a imitar por las nuevas generaciones.

Afortunadamente las conductas ejemplares siempre se multiplican en la conciencia de los pueblos, mientras exista nuestra especie.

Estoy seguro de que muchos jóvenes cubanos, en su lucha contra el Gigante de las Siete Leguas, harían lo mismo. Todo puede ser comprado con dinero menos el alma de un pueblo que jamás se puso de rodillas.

Leí el discurso breve y concreto elaborado por Raúl, que me envió previamente. Es necesario seguir marchando sin detenerse un minuto.
Levantaré mi mano junto a la de ustedes para apoyarlo.

Fidel Castro Ruz

Diciembre 27 de 2007 8 y 35 p.m.

Villa 15, Ciudad Oculta Madres Plaza de Mayo egresaron los primeros Jardín de Infantes los abrazos Liliana Capuano

PRIMEROS EGRESADOS DEL JARDÍN DE LOS ABRAZOS

Cuando la revolución es un juego de niñosLos primeros dieciocho niños y niñas que egresaron del Jardín de los Abrazos, se graduaron en juegos, ternura, cariño y solidaridad. La apuesta de las Madres es que esos valores sean fundamentales en la construcción de otra subjetividad, que los guíe por los caminos de la vida. El emocionante acto de fin de curso en el Elefante Blanco es signo de otros tiempos. Por Demetrio Iramain

“No puede ser que nosotras vayamos con las manos vacías”, piensa en voz alta y con una generosidad y humildad desbordantes Visitación.

Las otras Madres asienten el planteo de su compañera y no pasa ni un minuto para que Rosita, Ana, Claudia y María Rosa, de la filial Luján, reúnan cinco pesos por cada una para comprar una bolsa grande de caramelos y chupetines y repartirla entre los 18 niños que esa misma tarde, de 35 grados a la sombra, egresan del Jardín de los Abrazos, en Villa 15, antiguamente llamada Ciudad Oculta y hoy convertida en plena luz.Es la tarde del viernes 21 de diciembre.

Toda la planta baja del Elefante Blanco, edificio ubicado en el lateral más al oeste de la villa, está atestada de gente. Son los familiares de los niños que terminan el jardín, más los amigos y compañeros que colaboran en las distintas tareas del Proyecto Sueños Compartidos, como la Fundación Madres de Plaza de Mayo llamó el plan de construcción de viviendas en los barrios más pobres de la ciudad de Buenos Aires.Como campera heredada de un hermano mayor, la palabra “egresados” les queda grande a estos corchitos de la sala de 4 años, que esa misma tarde protagonizan centralmente el acto de fin de curso. El curso consistió en todo un año de aprendizajes y crecimiento en base a estímulos, juegos y mucho amor.

Los niños que concurren diariamente al Jardín de los Abrazos son los hijos de los trabajadores mujeres y varones empleados por partes iguales en los obradores donde se levantan las casas. Las casas que esas mismas familias habitarán después.

Liliana Capuano es la responsable de las tareas docentes que lleva adelante el Jardín. Con gran didáctica hace la locución de un acto por demás enternecedor. Antes, Liliana Koremblit, coordinadora general del proyecto, expone los lineamientos más gruesos de un plan novedoso por los contenidos y también por sus formas. Agradece a las Madres presentes y a todos los responsables de las diferentes áreas que convergen en el plan edificador, dando cuenta de lo vasto y complejo de la movida de las Madres en los barrios. También, destaca el aporte de la FM La Milagrosa, que transmite dentro de la villa.

La mención es una muestra de la premisa política de las Madres: construir codo a codo junto a los agrupamientos genuinos del barrio, respetándose mutuamente dinámicas de trabajo e identidad. Capuano, cuyo aporte profesional es parte de la colaboración dispuesta por el Ministerio de Educación del Gobierno capitalino, se muestra satisfecha por la “posibilidad de trabajar en un colectivo de sueños que una tuvo durante toda la vida y que aquí se pueden cumplir”.Hasta que empieza el acto, propiamente.

Cada sala del Jardín, conformada según la edad de los niños, ha organizado, bajo el comando creativo de las seños respectivas, un número artístico. Las salitas se dividen en “lactarios” y “ambula”. La de lactarios es, naturalmente, la de los más chiquitos, que tienen hasta un año. Y luego vienen las otras, de 2, 3 y 4. Los primeros en entrar son, como es de esperar, los niños mayores, a su vez, los grandes homenajeados de la tarde. Los dieciocho niñitos visten una remera azul oscura con el pañuelo de las Madres y por toda inscripción “El Jardín de los Abrazos”. Una banda roja les cruza el pecho y en ella puede leerse “Egresados 2007”.Luego vienen los de la salita de lactarios, que entran disfrazados de conejos, con largas orejas y todos pintarrajeados.

Algunos caminando a los tropezones, otros en brazos de sus maestras, todos miran con cara de asombro, pero casi ninguno llora reclamando por su mamá. Los de la sala de 2 años cantan y bailan una canción que por momentos se interrumpe para que los chicos queden como suspendidos en graciosa posición de estatua.Para los nenes de la salita de 3 hay preparado un número de murga. Los niños entran vestidos con trajes coloridos, gorros altos decorados con estrellas azules y rojas, y tiritas en varios tonos hechas en papel crepé.

Una maestra porta un momo de madera flaco como un espantapájaros, que dirige la coreografía. Mientras los chicos danzan sus pasos desparejos, otros tiran papel picado de color plata.Hasta que ocurre el tramo más solemne del acto. Los de 4 años son llamados al escenario para recibir sus diplomas y un libro con el cuento “La planta de Bartolo”, a modo de obsequio. Cuando los chicos se acercan al frente, sus lugares, de sillas dispuestas al lado de donde se sientan las Madres de Plaza de Mayo, son ocupadas por los de la salita de 3, que al año siguiente serán condecorados. Cada vez que la locutora nombra a Ruth, Nahuel, Rocío, Jonathan, Ludmila, Patricio, Paola, Martín, Rebeca, Antonio, María Rosa, Derlis, Nancy, Tatiana, China, Lucila, Francisco y Luján, un familiar, a veces la madre y otras el tío o la hermana, se acerca, los besa fuerte en la frente o la mejilla y les entrega el certificado, mientras los demás aplauden y los compañeritos hasta se animan a cantar el nombre.El final es el agradecimiento de una de las Madres, María Rosa de Palazzo, de la filial Luján de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, que destaca el amor y la generosidad de todos los que intervienen en la concreción del proyecto, al tiempo que explica que “las Madres somos corajudas y esperamos que pasen muchas cosas como éstas en el país”.También interviene una de las docentes, Lourdes, en representación de sus compañeras Victoria, Marcela y Patricia. Y antes de que las Madres devuelvan el último beso a los nenes y entreguen a las maestras la bolsa de golosinas, Silvia de Castro hace una breve función de teatro de títeres, logrando que grandes y adultos participen cantando “El sapo Pepe”, leyendo la letra de un papelito repartido de mano en mano.Recién entonces, las Madres desandan el pasillo de entrada a la planta baja del Elefante Blanco, y se suben contentas a la combi, que las regresa a la sede de la Asociación, en el barrio de Congreso. Saben que la revolución soñada por sus hijos ha dado otro paso fundamental, aunque no lo parezca tanto hoy. Las Madres no luchan sólo para hoy o mañana, sino para que sus esfuerzos militantes fructifiquen dentro de muchos años y logren construir, sin exageraciones, otro futuro absolutamente diferente al sugerido hasta hoy. Esos niños y niñitas, con cara de sorpresa y sólo entusiasmados ante la posibilidad de aprender un nuevo juego serán, seguramente, quienes decidirán los destinos del país. El desafío educativo de las Madres es darles elementos para que se formen en otra subjetividad que enfrente, desde la más tierna edad, a la que el capitalismo pretende imponerles.