PALABRAS
DE GIRALDO MAZOLA EN EL ACTO DE RECORDACION A LOS MÁRTIRES CAIDOS EN EL ASALTO
A LA ARMERIA EL 9 DE ABRIL DE 1958
Compañero Armando Hart, dirigente y fundador del MR 26-7 y dirigente y
fundador del Partido Comunista de Cuba;
Dirigentes del Partido, las organizaciones de masa y de la Asociación de
Combatientes de la Revolución Cubana;
Compañeras y compañeros;
Combatientes;
Nadie podía pensar, ni siquiera el audaz comando que la asaltó, que esta
antigua armería, fundada en 1934 con el nombre de Compañía Armera de Cuba,
pasaría a ser parte de la historia de la rebeldía nacional.
Convertida hoy en Monumento Nacional y Museo Armería 9 de Abril, expone
nuestras raíces más patrióticas, para conocimiento de las nuevas generaciones,
mediante la exhibición de armas utilizadas en las gestas por la independencia
de Cuba.
Tampoco nadie podía pensar entonces que el Partido Comunista de Cuba que
efectuará su VI Congreso la semana próxima, estaría fundado y asentado en los
diversos hitos históricos que como éste, conforman nuestra historia combativa y
forjaron en su trayecto la unidad revolucionaria que encarna ese, nuestro
Partido.
Hace décadas un grupo de jóvenes tomaron este lugar a las 11 de la
mañana del 9 de abril de 1958, coincidiendo con la alocución radial que en la
viril voz de Wilfredo Rodríguez, convocaba a la huelga general revolucionaria.
El comando que dirigió Marcelo Plá, ya también fallecido, pretendía
capturar unas setenta escopetas y otras armas, para armar a los combatientes
que apoyarían el desarrollo de la huelga, pero no pudo salir de la zona y
cayeron combatiendo heroicamente en estas calles Carlos Astiazarraín, Marcelo
Muñoz, Roberto Casals y Reynaldo Arlet.
Sería prácticamente imposible
enumerar, la cantidad y diversidad de acciones de todo tipo y magnitud, que,
sin alcanzar los objetivos propuestos de derrocar la tiranía, mostraron una vez
más la irreductible decisión de lucha y sacrificio de nuestro pueblo
revolucionario y su voluntad de victoria.
Se produjo la paralización
prácticamente completa de todo Oriente por la acción combinada de las fuerzas
guerrilleras y de la clandestinidad en apoyo a la huelga, que incluyeron la
intrépida presencia de Camilo Cienfuegos en los llanos del Cauto y el ataque al
Cuartel de Boniato por las milicias de Santiago de Cuba dirigidas por René
Ramos Latour.
Como hechos más significativos a
través del país se deben mencionar el asalto a las emisoras nacionales y
la transmisión por sus canales del llamamiento a la huelga general
revolucionaria, este asalto a la armería de La Habana Vieja, la voladura de
registros de electricidad, los paros y sabotajes en varias terminales del
transporte, la quema de gasolineras y de vehículos, la interrupción del
tránsito de entrada y salida de la capital, los sabotajes, acciones y paros en
Guanabacoa, el Cotorro, Madruga, el asalto a la emisora de Matanzas dirigido
por Enrique Hart, el descarrilamiento de trenes en Jovellanos, el ataque al
cuartel de Quemado de Güines y la interrupción de la Carretera Central en
Manacas, las acciones del Condado en Santa Clara, la paralización y el dominio
absoluto de Sagua la Grande, el asalto y sabotaje a la planta eléctrica de
Vicente en Ciego de Ávila y acciones diversas en Camagüey.
Una consecuencia inmediata de
estos hechos fue la formación de nuevas columnas guerrilleras como la Pepito
Tey que, luego del combate victorioso de Ramón de las Yaguas, se incorporó,
bajo la jefatura del compañero Belarmino Castilla, al II Frente Frank País, y
la que dirigida por Víctor Bordón pasó a operar en las montañas del Escambray.
Igualmente, diversos grupos permanecieron alzados y muchos se fueron
incorporando a los distintos frentes guerrilleros.
La conmoción producida en todo el
país por los hechos del 9 de abril fue intensificada por la brutal represión
desatada por el régimen, que dejó el saldo doloroso de más de un centenar de
combatientes caídos, entre ellos los mártires que aquí recordamos así
como Marcelo Salado y Pepe Prieto, valiosos y prometedores cuadros del
Movimiento 26 de Julio.
A pesar de su magnitud, aquella respuesta del 9 de abril no tuvo
suficiente alcance y sincronización como para desencadenar la huelga general
revolucionaria y provocar el colapso final de la tiranía. La frustración de
aquel objetivo situó al movimiento revolucionario en uno de sus momentos más
difíciles de todo el proceso.
Las acciones acontecidas avivaron la llama de la insurgencia por toda
Cuba pese a que errores organizativos, tácticos y de coordinación malograron el
éxito de aquella jornada en pueblos y ciudades del país.
Con la transparencia y honestidad
que caracterizó hasta su muerte a Faustino Pérez, uno de los máximos
responsables de aquellos hechos, no le falto el valor y la entereza de
reconocer y asumir de inmediato muchas de esas fallas pues con el clima de
insurgencia revolucionaria, con aquellas condiciones políticas y organizativas
y el antecedente del paro espontáneo por la muerte de Frank País, parecía que
la huelga podía cristalizar totalmente.
De inmediato admitió que fueron
varios y diversos los factores del fracaso, y (cito) “a los que tuvimos la
tarea más inmediata de dirigir y desencadenar aquellos hechos, corresponde
también la mayor responsabilidad.”
Faustino añadió “Nos faltó crear
un clima previo para que el paro fuera la culminación lógica del mismo.”
“Mantener en secreto la fecha fue
inadecuado como método para la convocatoria.”
“la débil gestión y voluntad
unitaria del Frente Obrero
Nacional, FON”
“la caída previa de cuadros fundamentales de la organización como
Gerardo Abreu "Fontán", Sergio González, Arístides Viera y muchos
otros”
Y concluye su evaluación con su
profunda convicción revolucionaria y su fe en el pueblo por el que combatió
siempre, convicción de plena vigencia hoy día:
“Los grandes reveses expresan
quizás, mejor que las victorias, la magnitud de la lucha. Así de grandes los
reveses, mayores aun las voluntades de convertirlos en victorias. En el camino
ascendente del pueblo cubano nunca un revés fue ni será definitivo; nunca trajo
la parálisis, nunca significó el abandono de la lucha. Las tinieblas del revés
jamás apagaron la certidumbre de victoria de los revolucionarios”
Casi un mes después, el 3 de
mayo, en la histórica reunión de la dirección del MR-26-7 de Altos de Mompié en
la Sierra Maestra, se realizó un análisis crítico del desarrollo de la lucha
revolucionaria cuyo más importante acuerdo consistió en lo adelante, Fidel Castro, desde la sede de la Columna
Uno, asumiría toda la dirección política y militar de la Revolución.
Al analizarse la huelga se señaló
la falta de preparación suficiente, sobre todo del aparato del FON, que no
facilitó la incorporación del Partido Socialista Popular y otros sectores
políticos a sus comités de huelga, en desconocimiento del segundo Manifiesto
del 26 de marzo firmado por Fidel llamando a la unidad.
Aquella reunión constituyó una
extraordinaria lección para todos los revolucionarios de cómo se analizan
críticamente los problemas y errores, mediante el planteamiento directo, el
razonamiento lógico y la valoración amplia de las soluciones, de modo que todos
lográramos comprenderlos y admitir las justas decisiones que se tomaron.
De ella salió el movimiento
revolucionario más fortalecido, con mayor experiencia y unidad y con la
perspectiva de la victoria que se obtendría ocho meses después, cuando tras
extender la guerra a todo el país, el Ejército Rebelde, como vanguardia de la
Revolución, logró derrotar al ejército de la tiranía, con el apoyo del pueblo,
expresado en la huelga general y tomar Santiago de Cuba, Santa Clara y La Habana.
Pero no sólo salió fortalecido
sino que sembró la simiente de la necesaria unidad de las fuerzas
revolucionarias. De todas las acciones, de la sangre de los caídos como héroes
de la patria, de los errores, reveses y victorias, se ha nutrido y vigorizado
la Revolución.
Por eso al inicio de mis palabras
dije que los mártires que hoy recordamos ayudaron a forjar el partido marxista
leninista y martiano de la unidad revolucionaria, que hemos creado, que nos
guía y cuyo Congreso, sin dudas exitoso, será el mejor homenaje a los que
dieron su vida para forjarlo.
En su recuerdo, les decimos a
estos mártires y militantes: