martes, 2 de junio de 2009

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caravana de barbudos victoriosos que cambiarán la historia del mundo desde Cuba

La ventana

Por Nuria Barbosa León, periodista de Radio Progreso y Radio Habana Cuba

Santiago de Cuba, ciudad rodeada de montañas y con calles inclinadas. Lugar donde el sol duele en la espalda y no se diferencia el verano del invierno.

Es fin de año y los olores se confunden con el macho asado (cerdo) y la yuca con mojo. Ahí está la calle Zamorana, que se inicia o termina junto a la Sierra Maestra y que su color bien pudiera ser verde.

Las casas, como todas las de la ciudad, tienen la arquitectura típica de los países caribeños, con una planta única o dos pisos.

Quizás los techos varían porque los hay de tejas de dos aguas y de placa cementada.

Y allí está la ventana. Ese marco, donde una niña, de siete años, divisa a los barbudos caminando con sus ropas raídas y sus fusiles en la espalda, protegidos con el collar de la Santa Ana, agotados por las caminatas, con el hambre escondida en sus costillas pero con la sonrisa del triunfo.

Una niña, parada hoy, 50 años después, con los recuerdos latiendo. Comprende, entonces por qué los vecinos visitaron a la familia Marañón, quienes perdieron a cuatro de sus hijos junto al Ejército Rebelde, y celebraron con júbilo aquella victoria lograda el 1ro de enero.

Su casa en la calle Zamorana no se abrió en 1959. Ella, hija de un sargento del ejército de Batista caído en combate, no pudo mezclar su deseo de saber el significado de la palabra Revolución y mucho menos mencionar el nombre Fidel Castro.

Sólo escuchó el rumor de los vítores y suspiró por un futuro desconocido.

A esa ventana llegaron los jóvenes alfabetizadores con los textos y las proclamas. Luego, su madre hizo el mismo relato: cómo trabajaba en condiciones infrahumanas en el taller de costura sin derecho a vacaciones o licencia de maternidad.

Allí parió a sus hijos y con la leche desbordándose de sus pechos se iba a la fábrica para no perder el trabajo y su pequeño quedaba al cuidado de la hija mayor, de sólo 13 años, que a su vez lavaba y planchaba por unos centavos a los vecinos del barrio.

Esa casa despidió a los hijos que marcharon a una beca otorgada por el gobierno y se hicieron médicos, licenciados y veterinarios, y fueron a vivir a La Habana y otros lugares.

También fue la cobija para el enfermo y el sitio ideal para celebrar bodas y recibir a los recién nacidos.

El lugar, fue el motivo de reunió para festejar la llegada de un año nuevo ó los sucesos acaecidos en el ámbito doméstico.

Las paredes dan su testimonio de los debates políticos, esos que comparan el presente con el pasado e indican cómo asumir el futuro.

A la ventana, testigo del antes y el después, se le debe cambiar el marco porque la madera no tiene color y el comején la ha llenado de hendidura.

Ya no ofrece seguridad a la casa porque puede ser derribada de sólo tocarla. Pero cambiarla significa perder la historia.

Cincuenta años han transcurrido y hoy, una mujer adulta, decidirá el cambio.

Fidel Castro habla de Mauricio Funes nuevo Presidente de El Salvador Hillary Clinton y Monseñor Arnulfo Romero asesinado ARENA OEA Museo Che Guevara




martes, 2 de junio de 2009)

Reflexiones de Fidel Castro

Los aplausos y los silencios

Ayer, 31 de mayo, un despacho de la AFP informó que: "Cuba aceptó
reabrir las negociaciones con Estados Unidos sobre migración y el
envío directo de correo, una nueva señal del deshielo que tiene lugar
en vísperas de una Cumbre de la Organización de Estados Americanos
(OEA) en la que el caso cubano dominará las conversaciones.

"El jefe de la Sección de Intereses de Cuba en Washington, Jorge Bolaños, transmitió el sábado que Cuba 'espera reiniciar conversaciones sobre migración y el servicio de correo directo', dijo el domingo un alto funcionario del Departamento de Estado que se mantuvo en el anonimato.

"Desde El Salvador, donde asiste a un cónclave ministerial sobre comercio regional, la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, dijo que Washington estaba complacido de reanudar las conversaciones con La Habana sobre esos temas."

De inmediato un exabrupto nada diplomático:

"'Habrá un diálogo abierto tan pronto como haya cambios sobre derechos humanos y movimientos hacia la democracia' en Cuba", expresa la agencia EFE.

¿Cuál es la "democracia" y los "derechos humanos" que Estados Unidos defiende? ¿Era realmente necesario lanzar esa humillante y prepotente advertencia?

Cuando hoy veía por televisión la toma de posesión de Mauricio Funes y éste habló de restablecer relaciones con Cuba, un ensordecedor aplauso y gritos de júbilo estallaron en aquella sala, como no se escucharon en ningún otro momento de su discurso. Allí entre los invitados estaba Hillary.

Previamente el orador, que muchas veces se apartaba de los papeles, había cometido el error de saludar a la Clinton, que ocupa el cargo de Secretaria de Estado, antes incluso que a Lula da Silva, Presidente del gigante suramericano, allí presente entre un grupo de Presidentes de nuestra área.

El orador, sin concluir todavía el prolongado aplauso a Cuba, que ¿tal vez lastimaría a la señora Clinton?, tomó la palabra y mencionó de nuevo a Estados Unidos, con la mejor intención del mundo. Sin embargo, muy pocos en aquella gran sala aplaudieron a ese país.

Un momento culminante y muy aplaudido del discurso de Mauricio se produjo antes, cuando mencionó al ilustre arzobispo Oscar Arnulfo Romero, cuya tumba había visitado esa mañana.

Aquel defensor de los pobres había sido asesinado impunemente, cuando oficiaba una misa, por la sangrienta tiranía del partido ARENA impuesta por el imperialismo en El Salvador.

En aquella sala estaban también los legisladores y altos funcionarios que representaban al partido que lo asesinó; entre ellos, varios de los pocos que aplaudieron a Estados Unidos.

En determinadas circunstancias, no solo las palabras hablan por sí mismas, sino también los aplausos y los silencios.

Fidel Castro Ruz
Junio 1º de 2009

Presidente que habla con Dios George W. Bush The Guardian Juan Gelman argentino Filipinas William Mc Kinley Revolución Francesa religión Martin Lutero

dictador argentino genocida bendecido por la iglesia



Los presidentes que hablan con Dios.

Por Anibal Sicardi. (*)

El ex presidente de los Estados Unidos de América, George W. Bush ”hablaba con Dios o, mejor dicho, Dios hablaba con él” comenta el escritor Juan Gelman, en un artículo publicado en el diario (argentino) "Página/12" el domingo 31 de mayo.

Gelman agrega. Bush decía: “Me conduce una misión de Dios. Dios me dice ‘George, ve y lucha contra esos terroristas en Afganistán’. Y lo hice.

Y luego Dios me dice ‘George, ve y termina con la tiranía en Irak’. Y lo hice”. Gelman cita a "The Guardian", el diario de Londres (Reino Unido), del 7 de octubre de 2005.

El mismo domingo, en el portal de "MERCOSUR Noticias", el periodista e historiador Fernando Del Corro, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, amplia la información. Dice que Bush no fue el único presidente que pensaba que Dios hablaba con él.

Trae a colación lo ocurrido en diciembre de 1898. La firma del “Tratado de París”, mediante el cual se sella la guerra independentista cubana, de más de tres años con España, definida a favor de Estados Unidos mediante la intervención de las tropas del gobierno de Washington que, en 100 días, se apropió de Cuba y también de Filipinas y Puerto Rico.

La delegación estadounidense actuó siguiendo “expresas instrucciones del presidente William Mac Kinley” quien, al ser consultado al respecto, respondió diciendo “que ello le había sido recomendado por el propio Dios mientras caminaban una noche por los pasillos de la gubernamental Casa Blanca”.

Esta costumbre de líderes que se asignan que les habla Dios es también utilizada por algunas dirigencias de las iglesias. Ellas aparecen como las depositarias de las órdenes divinas que se traducen en doctrinas y reglamentaciones inamovibles.

Mandatos que deben obedecer las feligresías correspondientes y también los que no son adeptos a sus iglesias. Hablan para todo el mundo.

Ese hábito está tan incorporado que es aceptado como un hecho indiscutible. Los responsables de las organizaciones eclesiásticas, generalmente varones, son los mensajeros de Dios.

Equívoco deformante que produce el fenómeno de que se crea que esos dirigentes son la voz de Dios. No importa que entre ellos existan serias contradicciones. Si ellos lo dicen es porque Dios es así.

Martín Lutero puso en duda este asunto. En rebeldía con la Iglesia Católica Romana de su tiempo, afirmó que Dios habla con todos y todas y que cada uno, cada una, tiene acceso directo a Dios, especialmente por medio de la Biblia, a la cual toda persona tiene el derecho de leer e interpretar.

Fue en el 1500. Dos siglos antes que la Revolución Francesa acrecentara el valor de la autonomía del ser humano mediante su defensa de la libertad humana. Reforma Protestante y Revolución Francesa, importantes hitos en el caminar hacia el respeto de la persona.

En la confusa situación actual, con poderosos medios de comunicación que promueven el Apocalipsis, se levantan dirigentes religiosos afirmando que hablan con Dios.

Ante la imposibilidad de comprobar si es cierto o no, la actitud debe ser la de la duda. La de aquel Tomás que se resistía a creer en la Resurrección de Cristo si no lo veía y no lo tocaba.

Es hora de rescatar el principio de la Reforma Protestante. El de la libre interpretación de la lectura de la Biblia. El de liberarse de la encerrona de la relación de Dios solo en la dirigencia.

Lutero afirmaba que cada persona era un sacerdote ante Dios. Lo fundamentaba en citas que aparece en una de las cartas de Pedro en el Nuevo Testamento. Una relación directa con Dios. Luego la puesta en común de cada feligrés y feligresa para ir percibiendo cual es la voluntad Divina.

Más. Es la hora de la conversación con toda persona, crea o no, que se disponga a leer la Biblia y comentarla. Ella no es propiedad privada de quienes creen en el Cristo Resucitado. Es para todos y todas. Es la hora del pueblo. Del Laos como se expresa en el Nuevo Testamento y de donde proviene laicismo.

Otra. Se puede avanzar. Atreverse a ser medio herético y afirmar que en estos tiempos, luego de la deformante historia de lectura de la Biblia, es imprescindible leerla con los y las no creyentes para que se abran las ventanas para que se introduzca la fresca brisa y el fuerte viento que renueve el enmohecido entendimiento eclesial.+ (PE)

(*) Artículo publicado en MERCOSUR Noticias el 1 de junio de 2009.

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