miércoles, 15 de octubre de 2008

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¿Por qué vivo en Estados Unidos?

En 2001, Oriana Fallaci escribió su célebre artículo "La Rabbia e l'Orgoglio" donde no sólo hacía un ataque indiscriminado a los inmigrantes del tercer mundo en Europa y Estados Unidos sino a todas las culturas que no eran la "cultura Occidental". En el 2002 publiqué en algunos diarios una larga respuesta sobre al menos una veintena de puntos, los cuales consideré errores de la autora. El ensayo se llamó "El lento suicidio de Occidente" (*) y, lejos de atacar a Occidente y elogiar a Oriente, la idea central radicaba en prevenir a Occidente de uno de sus mayores enemigos: Occidente mismo.

Gracias a este ensayo he recibido ataques anónimos que van desde recuerdos sobre mis antepasados —factor que explicaría mis razonamientos— hasta advertencias de los dueños del mundo sobre los peligros de discurrir por carriles no oficiales.

Hace pocos días un amigo me envió por correo la crítica de un lector y me pidió que respondiera a sus observaciones. En síntesis, el lector, asumiéndose como estadounidense, se preguntaba si realmente yo me sentía tan incómodo con nuestra cultura y nuestros valores ("our culture and values"), por qué no me iba a vivir a esos países que tanto admiraba. Al final agregaba: "no importa si Majfud está en lo cierto sobre Occidente. Se trata de coherencia. Lo menos que se le puede pedir a un intelectual es coherencia".

La verdad es que admiro la filosofía griega de los siglos V y IV, la poesía de Omar Kayyam, la física de Albert Einstein, pero creo innecesario y quizás imposible irme a vivir a la Grecia de Pericles, a la antigua Persia o la Alemania nazi de los años veinte. De hecho, la mayor parte de los intelectuales alemanes que se exiliaron en Estados Unidos durante el nazismo no pasaron a ser, por esa razón, acríticos complacientes del nuevo orden —sin duda preferible al que abandonaban— sino que continuaron coherentes con su pensamiento anterior: el poder no necesita defensores; suficientes aduladores tiene.

Es parte de un pensamiento fascista confundir a todo un país con la ideología de quienes dominan sus esferas de poder: si alguien critica a la ideología dominante X —muchas veces articulada por intelectuales funcionales al poder militar y económico del momento—, estaría atacando a todo el país donde domina X, ergo alguien debe irse a vivir a otra parte y dejar a X expandirse libremente hasta el último rincón de la conciencia humana.

Está claro que este lector no terminó de leer el ensayo, urgido por una reacción epidérmica, propia de las primeras etapas de la nueva cultura digital. Si mencioné que los holocaustos, las inquisiciones y la vasta practica de la tortura también eran productos bien occidentales, no fue para demostrar la inferioridad de Occidente sino, por el contrario, para ejercitar una costumbre también occidental según la cual ha sido la crítica y no la adulación la que ha prevenido algunas veces contra nuestros propios defectos. Entre éstos, contemos la soberbia y la pureza de la ignorancia, según la cual todo fue inventado por Europa o por Estados Unidos hace cien años, desde el alfabeto fenicio, los números arábigos, la teología africana y hebrea, los fundamentos de las ciencias y el vasto legado de las artes y el pensamiento.

A lo largo de la historia ha existido este tipo de pensamiento, pero en determinados periodos ha dominado la mayoría de una sociedad y en ocasiones ha regido las leyes de un gobierno y de un Estado. En el siglo XX se llamó fascismo pero hay ejemplos anteriores, como el de la España del siglo XV y XVI. A pesar de que la península ibérica tenía una de las culturas más antiguas y más ricas en diversidad cultural, racial, religiosa y lingüística, hubo un movimiento político que definió cuál era "nuestra cultura" y decidió que ser español era ser católico, hablar castellano, tener la piel blanca y la sangre libre de la contaminación de moros y judíos. Este gran país se desangró por siglos tratando de superar la cultura del garrote ideológico y policial hasta que en el siglo XX el generalísimo Francisco Franco rescató el mito fascista: hay una sola forma de ser español, de ser hombre, de hablar, de pensar y de publicar, de merecer la vida o de merecer pisar la tierra limitada por unos límites políticos, generalmente arbitrarios.

Este ejemplo de uno de los países que más quiero sobre el planeta después de mi propio país es apenas un ejemplo clásico. No tendría espacio para recordar que esta misma idea fascista de unidad y pureza por exclusión hizo estragos en todas las dictaduras de América Latina como en África, en Oriente y en cualquier rincón del planeta por donde miremos. Incluido, está de más decir, mi país de origen, a quien quiero sin razones y sin justificar mis emociones diciendo que es el mejor país del mundo ni que allí está la gente más buena y más bonita, lo cual además de arbitrario demuestra un nacionalismo con retardo agudo, cuando el país no es una potencia mundial, y un nacionalismo peligroso, cuando lo es.

Afortunadamente en Estados Unidos viven millones de personas que no piensan como mi inquisidor. Millones de personas no creen que este país heterogéneo, compuesto de muchos estados y de muchos otros grupos disidentes del poder político, se defina por una única cultura y unos valores únicos, imprecisamente definidos pero claramente declarados por algunos grupos fascistas que ni siquiera conocen la historia del país donde nacieron pero se arrogan el derecho de excluir de la moral a todos aquellos que no caen dentro de su estrecho círculo mental. En esto son tan coherentes como puede serlo una mula que, al poseer una sola idea para todo, no puede nunca entrar en contradicciones. También los señores que azotaban a los negros esclavos en el siglo XIX —o los apaleaban y arrastraban con sus camionetas en el siglo XX— y los esclavos compartían los mismos valores y la misma cultura. Otros hombres y mujeres, libres y esclavos, despreciaron estos valores y esta cultura dominante y no fueron precisamente los peores norteamericanos.

Debería comenzar respondiendo que vivo en Estados Unidos porque no vivo solo, porque no soy yo el dictador que decide donde debe vivir mi familia, según sus deseos y necesidades. Vivo en Estados Unidos porque es aquí donde tengo mi trabajo. Estas deberían ser dos razones suficientes, pero nunca debemos subestimar la simplicidad del fascismo.

Cuando vivía en mi país (mi país de origen, no de mi propiedad) y publicaba duras críticas contra su gobierno y contra algunas de nuestras costumbres, no faltó el fascista que me acusara de antipatriota, lo que también sugería que para ser patriota es necesario un alto grado de acrítica (hipo-critica). Cuando la crisis económica azotó la clase media y baja en mi país, me vi en la definitiva necesidad de emigrar, aceptando una invitación de un profesor norteamericano para continuar mi carrera aquí. Los ricos y acomodados en el poder de turno no emigran. Mueven sus capitales o salen de vacaciones y luego se inflaman el pecho con su patriotismo. "El señor X sirvió toda la vida a su patria", repiten luego, para disimular el hecho de que su patria le sirvió toda la vida.

Es decir, vivo en Estados Unidos porque ejerzo el derecho a trabajar donde considero que hay una mejor oportunidad de trabajo, como cualquier otra persona, y eso no significa que deba hacer un ojo ciego a todos los defectos y barbaridades que veo en el país donde vivo. También muchos norteamericanos viven y trabajan en Irak y en muchos otros países, al tiempo que critican o desprecian esas mismas culturas. Y no por eso se van de allí. También muchos norteamericanos tienen grandes negocios en casi todos los países del mundo, trabajan y viven en ellos y no es amor por los valores y la cultura de esos países lo que los mantiene donde están.

No es mi caso. Yo no desprecio el país de mi hijo. Vivo en Estados Unidos porque todavía creo que este país no está compuesto de trescientos millones de McCarthys sino también de unos cuantos Carl Sagan, Norman Mailer, Ernest Hemingway, Toni Morrison, Charles Bukowski, Paul Auster, Truman Capote, Noam Chomsky y outsiders como Edward Said, Albert Einstein y muchos más que en su momento fueron acusados de ser elementos peligrosos, sólo porque se atrevieron a ejercer la crítica radical —radical, como toda critica que va a las raíces de un problema— porque aun creían en la humanidad.

Vivo en Estados Unidos porque también admiro algo de este país —me dan risa los que afirman alegremente que aquí no hay cultura—, no por la basura que es consumida como deliciosos manjares sino por sus exquisitas mentes que son despreciadas como basura. Es decir que también vivo en Estados Unidos porque, para un escritor acostumbrado a la lucha dialéctica, nada mejor que vivir, como decía José Martí con alguna imprecisión, "en las entrañas del monstruo".

Vivo en Estados Unidos porque no creo que un país o una cultura tengan dueños ideológicos ni dueños legales. Vivo en Estados Unidos como podría vivir en cualquier otro lugar del mundo, porque me puede mover la necesidad laboral y profesional, pero no me amedrentan aquellos que no solo se creen dueños del Planeta sino que además pretenden expandir sus dominios exigiendo que los críticos terminen por ceder, amablemente y de forma voluntaria, los últimos espacios que todavía quedan para la disidencia o, simplemente, para el análisis crítico.


Jorge Majfud

Lincoln University

Octubre 2008

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Suplemento Chaqueña | DIARIO NORTE

Julio Argentino González, toba, médico recibido en Cuba

Un canto a la fe y a la perseverancia



Domingo, 21 de Septiembre de 2008 - Publicado en la Edición Impresa


Textos de Vidal Mario • Fotos de Marcelo Cáceres

“Este título me enseña que todo llega para el que sabe aguantar y esperar”, afirma Julio Argentino González, indio toba que aprendió las primeras letras debajo de un algarrobo en el barrio Mapic y hoy es médico recibido en la Escuela Latinoamericana de Medicina de Cuba. Este canto a la fe y a la fuerza de voluntad reclama a sus hermanos aborígenes que `dejen de automarginarse’ y que `se capaciten, se eduquen y se preparen en cuanta escuela encuentren a su paso’.

En este sentido, el flamante médico no duda: “El indio debe decirle no a la ignorancia”, y explica por qué: “Antes perdimos contra los blancos porque teníamos como única arma la flecha. Hoy, si seguimos teniendo como única arma la ignorancia, vamos a seguir siendo perdedores”. Observa que desde el punto de vista social el Chaco tiene todavía muchas heridas abiertas, cuyo cierre es responsabilidad del gobierno, en gran medida. “¿Dónde coloca un médico la venda? Donde están las heridas. ¿Dónde debe colocar el gobierno sus vendas? Donde están las heridas abiertas”, consigna.

—¿Cuál es el recuerdo imborrable que usted tiene de su infancia, en el barrio Mapic?
—El recuerdo imborrable que tengo de mi niñez es un árbol de algarrobo que había allí. Siento dolor porque ya no está. Lo arrancaron. La historia de ese árbol era también mi historia, la historia del barrio, la historia de muchos, de quienes nacimos y crecimos en ese lugar. No fue casual que el barrio mismo tomara de ese árbol su nombre. Mapic, en toba, significa algarrobo. Le quiero rendir mi homenaje a ese algarrobo, que ya no está porque tal vez necesitaban hacer una casa en su lugar.

—¿Por qué tenía tanto valor ese algarrobo para su comunidad?
—El barrio Mapic, ubicado entre las rutas 16 y 11, en Resistencia, se formó con familias que migraron desde Pampa del Indio, Las Palmas, La Leonesa y otros lugares del interior. Se pusieron de acuerdo y se juntaron en ese sitio. Cuando nací, el 9 de julio de 1978, razón por la que me pusieron Julio Argentino de nombre, no vivían más de quince familias en ese asentamiento. No había nada de nada. Nuestro ‘salón social’ era ese algarrobo. Allí se hacían las reuniones y se tomaban las decisiones importantes. Ese árbol era el cabildo de la comunidad. Cuando no existía la iglesia evangélica, las reuniones de ese culto se hacían a la sombra de ese árbol. Como tampoco teníamos escuela, pidieron un maestro que viniera a enseñarnos. Las clases, obviamente, se daban debajo de ese algarrobo. Así que ese algarrobo fue mi primera escuela. Nunca me olvidé de ese algarrobo, de ese ‘mapic’ debajo del cual un maestro me enseñó las primeras letras.

—¿Cómo sigue la historia de su evolución escolar?
—En determinado momento, los evangelistas construyen un local y vamos todos allí, para las clases. Como el número de alumnos aumentaba y éramos de diferentes grados se hicieron más aulas, con chapa y cartón. Un día vino una tormenta que se llevó todas las chapas y durante un tiempo nuestra escuela fue una choza de barro y paja. Cuando yo llegaba al final de mi ciclo primario empezó a construirse la actual escuela 983 Cacique Moreno.

—Así como guarda buenos recuerdos de aquel algarrobo, ¿de qué maestra guarda igual recuerdo, un grato recuerdo?
—Especialmente de la señorita Rosario Bentolila.

—Nunca repitió de año en el nivel secundario, tampoco se atrasó en su instrucción universitaria, en Cuba, pero sí repitió grados en la escuela primaria. ¿Por qué esa especie de fracaso en la primaria?
—Eramos muchos en casa y tenía que ayudar a mi padre a mantener la familia de la manera que mejor sabe hacerlo el indio: cosechando. Íbamos de cosecha en Pampa del Indio, Basail y otros lugares. Después mi padre, Leonardo González, puso una ladrillería y yo a trabajar con él. Cuando las cosas no andaban bien iba a estibar cueros de vaca en un gran galpón que había sobre la ruta 11. Incluso llegué a trabajar de peón durante la construcción de la actual escuela 983 Cacique Moreno. En el libro histórico del establecimiento hay una foto donde se me ve con una bolsa de cemento al hombro. Por todas estas cosas se me hacía muy difícil estudiar, y por eso repetí algunos grados. No me avergüenza reconocer, porque tuve mis motivos, que terminé la escuela primaria a duras penas y a los golpes.

—Con tales golpes encima, ¿cómo se animó a seguir estudiando, una vez terminada su instrucción primaria?
—Dicen que la curiosidad es la madre de todas las ciencias. Lo que me motivó fue la curiosidad de saber cómo era por dentro una escuela secundaria. Escuchaba a chicos mayores que yo, estudiantes secundarios, hablar de lo difícil que era. Algunos hasta decían que era doloroso. Pero yo tenía un hermano que iba al colegio Lorenzo Winter de Villa Elba, y le iba bien. Me dije: ‘Si mi hermano puede, ¿por qué yo no? También voy a poder’. Pude, porque jamás supe lo que es repetir un curso. Hice mis estudios secundarios en la Escuela 40 Explorador Ramón Lista, de Villa Río Negro. Quedaba a unos cinco kilómetros de distancia, de modo que todos los días hacía unos diez kilómetros para estudiar. La mayoría de las veces iba a pie; cuando conseguía bicicleta, en bicicleta; cuando llovía, en colectivo. Felizmente, en 1997 recibí mi ansiado título secundario.

—El ex director del Cifma, de Sáenz Peña, profesor Germán Bournissén, recordó que usted fue alumno de esa institución. ¿Cómo se dio su incorporación, como estudiante, de ese establecimiento?
—Con el título secundario en la mano, me dije: ‘En la escuela me enseñaron operaciones matemáticas que jamás aplicaré, me inculcaron los versos en latín de Virgilio y hasta el régimen de lluvia del río Nilo, el cual no sé a quién le importa. Ahora me voy a dedicar a algo que considero verdaderamente importante: aprender la cultura de mi pueblo’. Así que fui a Sáenz Peña y me inscribí en el Centro de Investigación y Formación de Maestros Bilingües. Durante tres años, hasta el año 2000, estudié allí. Fue cuando estuve a punto de graduarme que me llegó el ofrecimiento, a través del director Germán Bournissén, de una beca a Cuba. Tenía, ante mí, la gran posibilidad de estudiar Medicina en La Habana.

—¿Qué significó para usted la noticia del ofrecimiento de una beca?
—Motivó en mí una suerte de revolución emocional. Para entonces ya estaba casado, y con un bebé en camino. Irme significaba separarme de mi esposa durante varios años y ver a mi hijo, o hija, vaya uno a saber cuándo. Era una decisión tremendamente difícil la que debía tomar. Después de mucho meditar y de hablar con mi esposa, decidimos que por una oportunidad histórica como ésa valía la pena sacrificar unos años. Escribí a la Casa de Solidaridad Resistencia-Cuba para comunicarles que aceptaba la beca. Así fue como un día del año 2000 llegué a La Habana con mis sueños de médico. Cuando me di cuenta ya estaba instalado, como pupilo, en la Escuela Latinoamericana de Medicina, con mi uniforme y mis libros provistos por el gobierno cubano.
—¿Contra qué debió luchar Julio Argentino González, en Cuba?
—Los cubanos me hicieron sentir como en su casa, el gobierno no me molestaba para nada, mis compañeros no me discriminaban por ser indio y al estudio lo tenía controlado. Mi principal enemigo era extrañar horrores mi tierra, mi gente, mi esposa y mi hija, a quien conocí recién cuando estaba en segundo año. Sufría horrores y algunas veces quise abandonar todo. Pero abandonar hubiese sido traicionar la confianza de los que creyeron en mí y, sobre todo, traicionarme a mí mismo. De los cinco mil estudiantes que tenía la Universidad, centenares eran africanos o latinoamericanos. Ellos también estaban lejos de casa, como yo. Y aguantaban. ¿Por qué yo iba a abandonar? Seguí adelante, hasta que recientemente, como se dice, vi la luz al final del túnel. Me recibí de médico. Este título me enseña que todo llega para el que sabe aguantar y esperar.

—¿Y ahora?
—Me dieron, como es práctica, diez ramas de la medicina, de las cuales tengo que elegir una para especializarme. Pero antes de emprender esta carrera final de especialización debo hacer una pasantía previa, como médico general integral, durante un año y seis meses. Así que ahora regreso a Cuba para esa pasantía de un año y medio. Tendré en la provincia de Cienfuegos mi consultorio, me asignarán una cantidad determinada de familias que atender y me darán una buena provisión de medicamentos. En Cuba la salud, como la educación, está bien, no la economía, por el bloqueo norteamericano, un bloqueo realmente inhumano.

—¿Y después?
—Transcurrido ese año y seis meses de práctica seguiré la especialización. Ya me he decidido por una de estas tres especialidades: Medicina Interna, Ortopedia o Epidemiología. Llegado el momento elegiré una de ellas. La especialización dura tres años. De modo que entre la práctica y el curso final de especialización, todavía me quedan unos cinco años de permanencia en Cuba.

—¿Y finalmente?
—Escucho, entre mis compañeros estudiantes, que algunos ya están planeando ir a ejercer en países del Primer Mundo, como Canadá, Francia y Estados Unidos, para ganar mucha plata. Yo quiero ejercer mi profesión aquí, en el Chaco. En esta provincia, en materia sanitaria, todavía quedan muchas heridas por cerrar. Aunque cerrar heridas como la desnutrición y la tuberculosis no es responsabilidad del médico sino de otros actores de la sociedad, comenzando por el gobierno. Estoy de acuerdo con aquel médico que dijo que la tuberculosis no se cura con medicamentos, se cura con trabajo. ¿Qué puede hacer el médico sino actuar sobre un hecho ya declarado? El que tiene que dar trabajo, salud y educación es el gobierno, porque para eso el pueblo le da dinero, a través de sus impuestos. ¿Dónde coloca un médico la venda? Donde está la herida. ¿Dónde debe colocar el gobierno sus vendas? Donde están las heridas abiertas.

Movimiento de Solidaridad "Cuba * Resistencia"-Chaco
Pasaje E. Deschutter 135 Resistencia (3500) Chaco
República Argentina
Tel.:(54) 03722-429369
correo-e: mscuba_rcia_2000@yahoo.com

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REVELAN QUE EL OBISPO LAGUNA SE SENTIA AMENAZADO POR GRASSI


"Ojalá que vaya preso"


Un psiquiatra que declaró ayer en el juicio contra el cura contó que en una reunión, el entonces obispo de Morón le confesó que se sentía intimidado por Grassi. El médico ratificó la validez de los testimonios de dos de las víctimas.

La escena transcurrió en la casa de Justo Laguna, obispo de Morón en diciembre de 2003. Allí estaban, además del cura, el psiquiatra Enrique Stola y el abogado Pablo Gallego. Laguna contó que había sido amenazado por gente que apoyaba a Julio César Grassi y que no le extrañaba la acusación de abusos sexuales y corrupción de menores que pesaba sobre el titular de la Fundación Felices los Niños. Hasta les comentó que le había dicho a su hermana que si algo le pasaba era "por culpa de Gra-ssi". El contenido de esta reunión fue revelado ayer por Stola, durante la novena semana del juicio oral en los tribunales de Morón.

"La declaración de Stola fue muy extensa, muy fuerte", le comentó a Página 12 Gallego. Según el abogado, Stola confirmó la credibilidad del relato de Ezequiel y Gabriel, dos de los tres menores que acusan a Grassi, y que este psiquiatra atendió entre 2002 y 2005. También aseguró que el testimonio de estos jóvenes no fue inducido por terceros. "Lo que yo sé son los reiterados episodios de abuso que me confesaron Gabriel y Ezequiel y que ratificaron en este juicio", continuó Stola, y agregó: "Le sugerí al tribunal que no era conveniente que los denunciantes estuvieran presentes en el debate junto al sacerdote, porque es otra forma de revictimizarlos".

El profesional aseguró que la reunión con Laguna tenía como motivo que "intercediera ante Grassi por los reiterados episodios de violencia que no sólo sufría él, sino también las ahora presuntas víctimas", pero se encontró con la sorpresa, según relató ayer, de que el obispo también había sido amenazado. "Laguna me había preguntado si pensaba que Grassi estaba detrás de los ataques a los testigos que lo habían denunciado y yo le dije que al principio pensaba que no, que podían ser grupos que lo siguieran a él", reconoció el psiquiatra.

Sin embargo, según precisó Stola, su opinión cambió "después del ataque que sufrió Gabriel, en enero del 2003 –cuando varias personas estuvieron a punto de cortarle un dedo– y le pregunté si estaba enterado de ese episodio y allí me manifestó su temor al cura". El psiquiatra recibió varias amenazas telefónicas durante los seis años en que se instruyó el sumario y en 2006 denunció un robo en su domicilio, en el que fue amordazado y varias personas sustrajeron su computadora y documentación. El episodio fue revelado en su momento por este diario.

Por su parte, Laguna había enviado cartas a las autoridades máximas de la Iglesia en las que solicitaba que siguieran las actividades del sacerdote Grassi, ya que el desmesurado crecimiento de su Fundación le hacía perder los objetivos de su misión. Estas cartas fueron incorporadas en el expediente judicial como pruebas. Stola declaró que cuando terminó aquella reunión de 2003, Laguna lo abrazó y le dijo: "Ojalá que ese hombre vaya preso".

Más temprano declaró la psiquiatra María Inés Olivella, que también atendió a Ezequiel, y se refirió al episodio de la retractación del testigo, sobre lo que dijo que no le cabían dudas de que había sido una declaración "inducida por Grassi y su defensa". De hecho, Stola denunció al abogado Miguel Angel Pierri (actual representante de Solange Forza), que fue detenido y acusado de encubrimiento para favorecer al cura Julio César Grassi. Ayer, el psiquiatra recriminó al periodista Mariano Grondona y al diario Ambito Financiero por participar de este operativo pro Grassi. Temprano, antes de ingresar en los tribunales, el sacerdote comparó los peritajes solicitados por Gallego con "experimentos propios de Mengele", el médico alemán acusado de realizar investigaciones con prisioneros de los campos de exterminio nazis. El tribunal autorizó el jueves pasado que se le realice un peritaje médico para corroborar la descripción de su cuerpo realizado por las presuntas víctimas. "Mi torso era conocido por los chicos que participaban en vacaciones o de la pileta", comentó Grassi, al tiempo que aseguró que debajo de la cintura "nadie me conoce".

DIFERENTES VERSIONES SOBRE UNA REUNION MANTENIDA EN 2003

Caso Grassi: inesperado cruce entre la querella y monseñor Justo Laguna
Dijeron que Laguna había dicho que le tenía miedo a Grassi. Pero Laguna lo negó.
Por: Martín Sassone

CURA Y OBISPO. LAGUNA (DERECHA) ERA EL SUPERIOR DE GRASSI EN MORON.



El psiquiatra Enrique Stola declaró ayer en el juicio contra el cura Julio César Grassi que en diciembre de 2003 el por entonces obispo de Morón, monseñor Justo Laguna, le dijo a él y al abogado querellante Juan Pablo Gallego que se sentía amenazado y le tenía miedo a Grassi. Al terminar la audiencia, Stola contó lo mismo a los periodistas y Gallego lo ratificó. Minutos después, a través de una columna que tiene en un canal de cable, Laguna lo desmintió: "No le tengo miedo a nadie, menos a un amigo. No hay derecho a que tergiversen lo que yo he dicho".

Enrique Stola es el psiquiatra que atendió a dos de los chicos que denunciaron a Grassi por abusos. Tuvo como pacientes a "Ezequiel" entre noviembre y diciembre de 2002, y a "Gabriel", entre octubre de 2002 y diciembre de 2005.

Durante 2003 Stola denunció amenazas, ataques y presiones contra él y "Gabriel". A raíz de esos hechos, Stola y Gallego (abogado querellante que representa al Comité Argentino de los Derechos del Niño) pidieron una reunión con Laguna que finalmente se concretó el 2 de diciembre de 2003 en el Obispado de Morón.

Stola declaró ayer al Tribunal Oral 1 de Morón que Laguna primero les preguntó si ellos creían que Grassi estaba detrás de los ataques y las amenazas. El psiquiatra, aseguró ayer que él le respondió: "Yo primero pensaba que eran grupos de fanáticos que hacen aprietes, pero hoy mi sensación es que por lo menos Grassi está enterado y sabe las consecuencias".

Siempre según su declaración, Stola agregó que Laguna le confesó: "A este hombre (por Grassi) le tengo miedo y le dije a mi hermana que si algo me llega a pasar es por culpa de él". Y que luego el ex obispo agregó que "tenemos muchos problemas con hermanos homosexuales, con curas que están llevando tan mal la sexualidad".

Gallego confirmó ayer a Clarín lo declarado por Stola y agregó que ellos tres habían pactado no revelar el contenido de la reunión hasta que se hiciera el juicio oral. "En esa reunión estuvimos nosotros tres, aunque un par de veces entró a la sala el vicario de la Diócesis, monseñor Santiago Olivera". Gallego incluso dijo que Laguna les mencionó sobre un acta notarial en la que figuraba que "si algo le pasaba era culpa de Grassi".

La respuesta de Laguna no se hizo esperar. Si bien confirmó que la reunión existió, negó lo que dijo Stola. Clarín se comunicó anoche con Laguna y éste, muy enojado, dijo: "Lo que tenía que decir ya lo dije por tevé". Luego cortó.

La causa contra Grassi se hizo pública en octubre de 2002 luego de que un informe de Telenoche Investiga pusiera al aire las declaraciones de dos chicos que acusaban al cura de haber abusado de ellos. El caso tenía dos años, pero dormía encajonado en los tribunales de Morón. Las denuncias por amenazas llegaron después.

La polémica con Laguna seguirá porque el ex obispo deberá declarar como testigo en el juicio y es posible que deba someterse a un careo con Stola.

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Grassi volvió a cuestionar la revisión médica a la que debe someterse
"Más que pericia, es una prueba de Mengele"


15.10.2008

Julio César Grassi comparó las pericias que solicitó el abogado querellante Juan Pablo Gallego, y a las que deberá someterse en los próximos días, con ensayos propios de Josef Mengele, el fanático de la higiene racial nazi. "Más que pruebas son experimentos de un Mengele a nivel peritaje", dijo el cura antes de ingresar a los Tribunales de Morón, donde es juzgado por abuso y corrupción de menores y donde ayer volvió a pasarla mal.

El religioso debió escuchar la declaración de Enrique Stola, uno de los psiquiatras que atendió a los chicos que denunciaron haber sido abusados. Y el relato del especialista lo complicó todavía más. Stola repasó su actuación en el caso: "Cuando estalló la historia era tan fuerte la presión, era terrible el maltrato que había hacia los chicos, no teníamos abogado, ninguno se quería meter.

Recuerdo el rol nefasto de los medios, de Mariano Grondona, de Moreno Ocampo, de Miguel Ángel Pierri, utilizando la palabra 'discapacitado' respecto a uno de los chicos. O los mismos periodistas revelando la identidad de Gabriel".

El psiquiatra Stola se ocupó especialmente de la terapia de Gabriel. "Gabriel me dice: 'Enrique, yo no tengo nada, no tengo dinero, no tengo título, no tengo papá ni mamá. El cura me hizo perder la confianza en Dios. Lo único que tenía es mi nombre y estos hijos de puta me lo sacaron '."

Por su protagonismo en el caso, Stola fue amenazado y golpeado por desconocidos en tres ocasiones. Ayer recordó esos hechos y mencionó a al ex reducidor de autos, Carlos Telleldín, como operador en las sombras del sacerdote y al ex comisario bonaerense, Mario Naldi, como el encargado de organizar los aprietes a testigos que declaraban contra el cura.

Stola fue más allá y contó que cierta vez escuchó que el ex obispo de Morón, monseñor Justo Laguna, dijo al abogado Gallego: "Ojalá que este hombre vaya preso". Ahora el tribunal podría citar a Laguna para que lo confirme.

Enrique Stola
Rodríguez Peña 582, Piso 2º
Buenos Aires, Argentina (1020)
"El silencio es complicidad" José Adán Castelar, poeta de Honduras. América Central

Fidel Castro Wall Street Reserva Federal ahorristas quiebra liquidez fondos seguros confianza Hialeah Lincoln Florida Cuba Union Europea crisis Bush













Reflexiones del compañero Fidel

EL FANTASMA DE LA CASA BLANCA


Hace tres días, el viernes 10 de octubre, el mundo se estremecía bajo el impacto de la crisis financiera de Wall Street. Se ha perdido la cuenta de los millones de dólares en billetes de papel que la Reserva Federal inyectó a las finanzas mundiales para que los bancos sigan funcionando y los ahorristas no pierdan su dinero.

La reunión de ministros de Finanzas del Grupo de los 7 acordó aplicar las siguientes medidas:

– “Tomar acciones decisivas y utilizar todas las herramientas disponibles para respaldar a instituciones financieras importantes para el sistema y prevenir su quiebra.

– “Dar todos los pasos necesarios para descongelar los mercados de créditos y monetarios y asegurarse de que los bancos y otras instituciones financieras tengan amplio acceso a liquidez y fondos.

– “Asegurar que los bancos y otros intermediarios financieros mayores puedan, según su necesidad, reunir capital de fuentes públicas así como privadas, en montos suficientes para restablecer la confianza y permitirles continuar dando préstamos a las familias y negocios.

– “Asegurar que los respectivos seguros nacionales de depósitos y programa de garantías son robustos y consistentes de forma que los depositantes minoristas continúen teniendo confianza en la seguridad de sus depósitos.

– “Actuar, cuando sea apropiado, para relanzar los mercados secundarios para hipotecas.”

Ese mismo día, el Secretario del Tesoro de Estados Unidos confirmó que el gobierno comprará acciones de los bancos, sumándose con ello a la iniciativa británica. Tanto Estados Unidos como el Reino Unido han indicado que adquirirán acciones preferentes, que son las que reciben dividendos primero, pero que no tienen derecho a voto.

El presidente Bush no consideró necesaria su presencia en esa reunión de los ministros de Finanzas. Se reuniría con ellos el sábado. ¿Dónde estaba el viernes 10 de octubre? Nada menos que en Miami. Asistía a un acto de recaudación de fondos para los candidatos republicanos de la Florida. Con la aprobación de sólo el 24 por ciento de los ciudadanos, era el jefe de Estado con menos apoyo en toda la historia de Estados Unidos. Se reunía con empresarios y cabecillas de la escoria cubana de Miami. Continuaba allí con su maniática obsesión anticubana al cabo de su tenebroso período de ocho años al frente del imperio. Ni siquiera pudo contar con el apoyo de la Fundación Cubano‑Americana creada por Reagan en su cruzada contra Cuba.

Por razones puramente demagógicas, esta le había solicitado públicamente levantar con carácter provisional la prohibición de enviar ayuda directa a familiares y afectados por los dos destructores huracanes que golpearon a nuestro pueblo. Raúl Martínez, un ex alcalde de Hialeah, rival del congresista Lincoln Díaz‑Balart, había hecho críticas a la actual política de quien fraudulentamente fue electo Presidente con menos votos nacionales que su adversario, en virtud del peso de la Florida en el conteo de votos electorales, cuando en realidad ni siquiera allí tenía mayoría.

El domingo 12 de octubre la Unión Europea, bajo la presidencia de Francia, acordó solicitar a Estados Unidos la organización de una cumbre para “refundar el sistema financiero internacional”. Así lo declaró el presidente Nicolás Sarkozy, después de una reunión de los países de la Eurozona en París.

Sarkozy indicó que Europa debe ahora unirse a Estados Unidos y a otras potencias para atacar las causas de raíz de la crisis financiera que ha hundido a los mercados bursátiles.

“Debemos convencer a nuestros amigos estadounidenses de la necesidad de una cumbre internacional para refundar el sistema financiero”, señaló Sarkozy, presidente de turno de la UE. No será un regalo a los bancos, afirmó con énfasis el Presidente de Francia.

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, entra hoy en sus últimos 100 días, ensombrecido por una altísima impopularidad y una de las crisis económicas más importantes de las últimas décadas.

Por su parte, el ministro brasileño de Hacienda, Guido Mantega, criticó hoy al FMI por colocar a los países avanzados como modelos a seguir, y dijo que en la reforma futura del sistema financiero no deben primar las normas de esas naciones.

“El mundo asiste incrédulo mientras la crisis actual revela debilidades y errores graves en la política de países que eran tenidos como modelos, países que eran presentados como referencias de buen gobierno”, dijo Mantega ante el Comité Monetario y Financiero Internacional, principal órgano directivo del FMI.

Con la economía mundial hecha pedazos, el Presidente de Estados Unidos, llevado a ese cargo de forma tan irregular e irresponsable, ha puesto en apuros a todos los aliados de la OTAN y a Japón, el más desarrollado y rico socio militar, económico y tecnológico de Estados Unidos en el Pacífico.

Miami es hoy una olla de grillos, y Bush se ha convertido en un fantasma.

Las bolsas no han caído más porque estaban ya en el piso. Hoy respiraban felices con las colosales inyecciones de dinero que las volvieron a inflar artificialmente a costa del futuro. Lo absurdo, sin embargo, no puede mantenerse. Bretton Woods agoniza. El mundo no volverá a ser el mismo.

Fidel Castro Ruz

Octubre 13 de 2008

5 y 20 p.m.


Chaubloqueo y Museo Ernesto Che Guevara de Buenos Aires Argentina te agradecen y felicitan por leer lo que ningún diario de Argentina publica.