sábado, 28 de julio de 2007

Escuela del mundo Universidad del alma, Claustro de la ciencia Isla de Cuba y su Socialismo generoso provee becas para los que no tienen ni pueden














Médicos "made in Cuba"



Fernando Ravsberg
BBC
Después de pasar seis años estudiando en las universidades cubanas, 2.188 jóvenes de diferentes naciones se graduaron este martes en La Habana de profesiones ligadas a la salud y ya están listos para regresar a sus respectivos países.
La Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) entregó a 1.220 de ellos sus títulos de médico, mientras que en otras instituciones, 118 se recibían de estomatólogos, 204 se convirtieron en enfermeros y 646 se graduaron de técnicos de la salud.

Esta es la tercera graduación de la ELAM desde su fundación en 1999 con lo que ya son 4.465 los médicos salidos de esta escuela, en la que en la actualidad estudian 10.225 alumnos de diferentes países del Tercer Mundo.

En esta ocasión terminaron su carrera de medicina ocho alumnos de Estados Unidos, de casi un centenar que cursan estudios en Cuba, la mayoría de ellos provenientes de las minorías étnicas de ese país.

Toussaunt Reynolds, uno de los nuevos médicos norteamericanos, afirmó a la BBC que "estos 6 años han sido muy pero muy difíciles, tuvimos que estudiar mucho, aprender mucho y acostumbrarnos a la vida cubana".

"Lo más difícil para mí fue el idioma. El español no es mi lengua nativa y yo tuve que aprenderlo, además de estudiar medicina que es un asunto muy difícil", dijo.

Afirma que lo que más le gustó de Cuba fue "la gente, son muy amables, muy respetables y como soy norteamericano ellos han sido muy buenos conmigo" y agrega que quiere regresar al país para mantener las amistades que deja.

Más trabajo en casa

Claro que las cosas no serán fáciles para ellos al llegar a casa. Estados Unidos no reconoce los títulos cubanos por lo que los médicos graduados en La Habana deberán pasar por rigurosos exámenes antes de poder ejercer.

La doctora Melissa Barber, del Bronx, dijo a la BBC que "tenemos exámenes de licencia para revalidar nuestros títulos; entonces yo voy a estudiar para eso y establecerme en Nueva York donde vivo".

A corto plazo no tienen ninguna perspectiva de ejercer la medicina. "Ahora mismo no puedo trabajar como médico pero pensaba trabajar en un hospital como una asistente de médico o como traductora de medicina".

El tiempo mínimo para poder ejercer "será de uno o dos años dependiendo de si tiene ya hecho algún examen de revalidación", dice Melissa y agrega que de todas formas en los EE.UU. no hubiera podido estudiar medicina por falta de dinero.

Semillero continental

En la actualidad estudian en Cuba carreras de la salud 23.641 jóvenes de América Latina, África, Asia y los Estados Unidos, en un programa financiado íntegramente por el gobierno cubano.

Los estudiantes reciben en la isla las clases, todos los libros, el hospedaje y la alimentación durante los 6 años que dura la carrera y su único compromiso es volver a sus comunidades a ejercer la medicina.

En su mayoría se trata de jóvenes de escasos recursos económicos, algunos de ellos provenientes de etnias originarias del continente por lo que muchas veces la carrera tiene que iniciarse con la enseñanza del español.

Los enemigos del gobierno cubano aducen que el proyecto es una jugada política de Fidel Castro para ganar influencia internacional. Aun, si esto fuera cierto, el resultado final es la llegada a la salud pública latinoamericana de 2.000 nuevos médicos cada año.

Cuba viva su revolución de América la Perla irredenta, libérrima y humanista hasta la saciedad largo lagarto verde Antilla mayor Fidel Castro Ruz







Que viva la revolución cubana.

Casi medio siglo que lo seguimos repitiendo,
pero si bien es una expresión manida, pareciera que la historia es la que se
encarga de darle una y otra vez el brillo de la novedad. La vasta y
sangrienta epopeya de la liberación americana ve sus cabezas cortadas una y
otra vez, que vuelven a brotar en ensayos unas veces planificados otras
veces sorpresivos hasta para sus mismos protagonistas. Pero en todos estos
años la presencia concreta e innegable de la Revolución Cubana es el faro
que por su misma aparente fragilidad geográfica y geopolítica guía a las
diversas empresas libertarias del continente y de allende los mares. Décadas
de bloqueo, el derrumbe de las carcomidas burocracias del socialismo real
europeo, la aparentemente irresistible marea de la globalización neoliberal,
la instauración de la administración yanqui más fanática, agresiva,
belicista y desembozada se estrellan inefectivas contra esa isla caribeña
que se aprieta el cinturón y hace de la necesidad virtud para ir
construyendo algo todavía muy distante de la utopía y quizás plagado de
problemas, pero que tiene un dejo de su sabor, cuyo aroma todavía nos llega.
Pese a los altos y bajos, períodos especiales, bombardeada día a día por el
más poderoso aparato mediático y propagandístico a unos cuantos kilómetros
de sus costas, ensaya nuevas formas de medicina natural, agricultura urbana,
organización comunitaria, movilización cultural, haciendo llegar su
influencia y apoyando la frágil maravilla de otros sistemas que encierran el
germen de un socialismo inédito que da sus primeros pasos en las montañas,
las selvas, los llanos y las megaciudades latinoamericanas. En momentos en
que significativas masas del tercer mundo se debaten entre la rapacidad y la
exclusión explotadora del neocapitalismo neocolonial de horca y cuchillo y
las estructuras feudales y teocráticas de sus tiranos. Es mucho lo que se
podría decir a favor de la Revolución Cubana. Y mucho en contra. Ya sea
desde las trincheras del fetichismo democrático, que sanciona cualquier
producto de las urnas sin importar lo grotesco de su génesis, configuración
y operaciones, aunque sancionen formas de genocidio religioso, cultural,
ideológico, étnico e ideológico. Desde el campo del universalismo
mercantilista que pretende convertir al planeta en un reservorio de recursos
humanos y materiales transables, consumibles y exhaustibles en pro de la
ganancia en último instancia privada. Si algún destino histórico ideal le
está reservado a América Latina es la presentación de una tercera
alternativa de socialismo ambiental, autogestión y diversidad equitativa
social, étnica y cultural y su oferta al mundo agónico. La presencia de
Cuba como ejemplo e influencia en este escenario de ciencia ficción, pero ya
no tan tan inalcanzable, se da por descontada.