Bajo el lema "Visiones de América, sonoridades de América", la habanera sede de la Casa de las Américas acoge, hasta el próximo viernes once de marzo, el IX Coloquio Internacional de Musicología
de la rama latinoamericana el que incluye conferencias, simposios, mesas redondas, paneles de debate, conciertos, presentaciones de discos, libros y publicaciones periódicas encaminadas a explorar las geografías sonoras, los paisajes auditivos, los géneros y discursos de las músicas populares latinoamericanas desde su espíritu interdisciplinario.
Entre los temas más representativos en dicho coloquio están, sin lugar a dudas, los referidos a Géneros y personajes, y Medios, performance y recepción. En relación con el primero, el colombiano Juan Sebastián Ochoa, de la Universidad de Antioquia, realizó un interesante análisis sobre Los orígenes míticos de la Cumbia, mientras que Juliana Pérez, de Brasil, se refirió al Mito de origen indígena-jesuítico del Catereté en la historiografía brasileña.
Sebastián Ochoa explicó que la Cumbia es un ritmo que se halla no sólo en suelo colombiano sino que también se extiende al sur de +6+Estados Unidos, México, Ecuador, Chile, Argentina, Uruguay… países donde las sonoridades originarias de ésta se van transformando de acuerdo a los instrumentos musicales que se utilizan —de la flauta, gaita y millo, al bullerengue, porro, garabato, gaita, tambor—, hasta llegar a ser un género musical polisémico.
Al decir de este profesor, "la Cumbia es una mezcla armónica de las culturas indígena, africana y española que conforman la cultura de nuestro país (…) y la identifican en su movimiento y contextos sus timbres, sensualidad, velas y playas. La más importante es la conocida piragua".
Entre los estudiosos contemporáneos de dicho género identificó a los maestros Javier Ocampo y Delia Zapata. Esta última afirma que "la Cumbia es una síntesis de lo musical de la nación colombiana; es el género que nos representa, como si fuésemos homogéneos, uniformes, libres de conflictos. Sin embargo, ostentamos un mestizaje tritétnico: la Colombia blanco-española, la negra-africana y la indígena-mestiza. Esa es la realidad, y es por ello que debemos historizar la Cumbia".
Por su parte Juliana Pérez, de Brasil, en su disertación sobre el Mito de origen indígena-jesuítico del Catereté en la historiografía brasileña recalcó que "este baile surge en el siglo XVI, como cultura campesina y es a finales del siglo XIX que su coreografía se transforma en una especie de danza casi acrobática o zapateado.
En relación con la temática Medios, performance y recepción, Enea Zaramella, de Brasil, trajo consigo en su disertación al inolvidable autor cubano Alejo Carpentier con El Carpentier de la radio, mientras que el argentino José Luis Fernández esbozó el tema Paisajes sonoros y plataformas de mediatización.
En su exposición El Carpentier…, Zaramella refiere al Autor escritor orgullo de las Letras cubanas, no solo descriptivo de ritos religiosos africanos, fenómenos míticos y naturales y quien da rienda suelta, con impecable verosimilitud, a la expresión oral de los estratos más marginados de la sociedad cubana, sino también al Autor y Director radial, de personalidad acuciosa y eminentemente culta.
"Tras el triunfo de la Revolución cubana en Enero de 1959, Carpentier ocupa el cargo de director ejecutivo de la Editorial Nacional de Cuba hasta 1967, mientras que su experiencia radial transcurre por un programa semanal cultural de media hora de duración (RHC emisora radial), en el que trascendía temas sobre la Cultura cubana y universal", afirmó.
Enfatizó seguidamente que: "La carrera radiofónica de Carpentier está enmarcada en la definición de varios tecnicismos, a de la conexión del inconsciente través de la tensión en el subconsciente (surrealista), entre imágenes mentales y artificios musicales que procuran depurar sonido e interferencias. Sus artículos y trabajos comienzan a difundirse en los medios sociales y trata sobre las consecuencias de los ruidos en la modernidad como: el miedo al silencio, el aturdimiento social, la soledad".
En su exposición el musicólogo argentino José Luis Fernández expuso que "desde mi punto de vista la posición de Carpentier en relación con la radio es futurista, no surrealista. Es el sueño de que la máquina, la virtualidad, las nuevas técnicas, van a transformar lo social. Empieza incluso a notar la decadencia de la radio-arte —muy fuerte en Europa en las décadas del cuarenta y del cincuenta—, muy sofisticada, pero sin reproducción alguna ya en los sesenta. Y es en ese momento en que Carpentier plantea que las artes en general y los medios en particular necesitan construir previsiones, para poder pensar y tomar posiciones vanguardistas, transgresoras e innovadoras.
"Observo además en Carpentier la nostalgia de un paisaje sonoro, entendido como visual. Los paisajes los tenemos en nuestro exterior (pictórico y natural); la atmósfera y ambiente en que estamos inmersos y frente al cual el silencio, dentro de la vida social, es sólo una parte de esa movida del sonido en que vivimos y en que la mediatización del sonido está presente continuamente, aunque la academia no lo exponga como algo central.
"Por otra parte, música y espacio social viven juntos desde nuestros orígenes. Paisajes, atmósferas individuales, grupales, sociales parecen competir. En la actualidad, estamos prácticamente todo el día con auriculares puestos, mas siguen existiendo fenómenos sociales y sonoros. ¿Cómo los conocemos si casi siempre tenemos puestos los auriculares de forma individual? Pues gracias al fenómeno de interacción con las redes, algo esencial en estos momentos".