Déjenme simplemente hacer una reflexión sobre la cuestión de la deuda que da para charlar muchísimo, aquí tenemos en este gráfico, en línea roja, desde 1970, la evolución de la deuda externa argentina, en moneda constante, ven esa evolución como es creciente hasta el default y en el 2003 se reduce la deuda en dólares. Por eso la relación con el Producto va cayendo a medida que crece el Producto, después cae y se mantiene prácticamente constante.
La otra línea en azul es mucho más importante para los argentinos, es la tasa del crecimiento del país. Esa línea azul, la tasa de crecimiento del país –como ven ustedes – queda estancada en toda esa fase de crecimiento de la deuda, o sea cuando la deuda crece y crece, es decir que ese modelo que ayer la Presidenta de la Nación denominaba de bicicleta financiera, de sobre-endeudamiento, de dependencia externa, de financiarización de la economía lo que determinó es la imposibilidad de crecer para la Argentina y fíjense como casualmente cuando esa evolución, esa tendencia creciente se detiene, a partir del año 2003, esa es ahí que la Argentina, y en esta serie larga, muestra una tendencia al crecimiento muchísimo más veloz. De forma tal, que podríamos teorizar sobre esto, pero para que lo entiendan los argentinos, ese modelo estuvo atrás, pero que algunos de los que son candidatos para el período que viene también enarbolan como su programa económico, ese modelo de sobre-endeudamiento, de tomar plata porque es barato, de refinanciar la deuda todo el tiempo ese modelo impidió que la Argentina creciera y lo va a volver a hacer y esta es la demostración.
Ahora bien, decía ese 166 de relación deuda-Producto, de 2002, es lo que este gobierno viene regularizando de manera sistemática, de manera clara, transparente, ordenada y concienzuda de forma tal de no poner en riesgo el crecimiento del país. Los principios que han tenido los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner para renegociar esa enorme, esa enorme pelota de nieve de deuda que nos dejó el neoliberalismo, esos principios son los que nos permitieron crecer y los pasos que se han dado son muchos.
En el 2005, se dio el primer canje de deuda, ese primer canje de deuda que es motivo de la cuestión que hoy tenemos ante nosotros, fue un canje de deuda también con muy pocos precedentes, que tomó esos títulos en default, esos 81.000 millones de dólares y los ofreció a los tenedores pagarles deuda con títulos nuevos, pero con una quita sustancial, con una reducción de deuda. ¿Por qué, cuál es el principio? Necesitamos crecer para poder pagar, si la deuda no se refinanciaba, si la deuda no se reestructuraba, si la deuda no tenía una quita no íbamos a poder crecer y por tanto no íbamos a poder pagar y por tanto íbamos a estar – como tantas veces estuvo la Argentina – prometiendo algo que no íbamos a poder cumplir.
En el 2006, la cancelación anticipada prácticamente por 10.000 millones de dólares con la deuda del Fondo Monetario Internacional, esto también no tiene precedentes y saben ustedes, porque era algo que estuvimos discutiendo, en estos últimos día, por la cuestión del Club de París, que cuando el FMI tiene una acreencia muy importante con un país es uno de los resortes que interviene en la reestructuración de la deuda, cuando el país no puede pagar, esas refinanciaciones vienen siempre con condicionalidades.
Los argentinos – dolorosamente – conocemos muchos ejemplos de esto, porque el Fondo Monetario Internacional tuvo un papel central en las políticas económicas aplicadas, durante la década del 90 y antes, como diciéndonos que el principal objetivo del país era pagar esa deuda. Y para refinanciarnos teníamos que tomar medidas cruentas, medidas que implicaban el ajuste de las cuentas públicas. Y los ajustes de las cuentas públicas quieren decir la reducción de la salud, la reducción de la educación, de los salarios públicos, los pagos de jubilaciones, la cantidad de jubilados, es decir que todas esas medidas, que se tomaron en la Argentina, estuvieron presididas por algún problema de imposibilidad pagar la deuda y tener que ir a pedirle a quien después porque te presta, te impone una condicionalidad. Esos 10.000 millones de pagos de deuda no sacaron de ese verdadero cepo para la política de crecimiento de la Argentina. Después, en septiembre, se anuncia el pago al Club de París, después la caída del Lehman Brothers y Wall Street no se puede realizar; en 2009 se hace un nuevo canje de deuda, pero en 2010 se vuelve a abrir el canje de deuda, que se abrió en 2005, para los acreedores privados externos y conseguimos lo que aquí estamos defendiendo, que el 92 por ciento de quienes tenían títulos públicos de deuda, más del 92, casi todos, uno diría unanimidad aceptarán ese canje, en el 2010. Ese canje es el que se ha ido pagando, sin ninguna dificultad, cumpliendo todos y cada uno de los vencimientos.
En el 2013, viene el acuerdo para los pagos de los fallos del CIADI, pendientes de resolución;-align:justify">Y quiero dejarlo muy en claro, porqué nosotros hablamos de fondos buitres, por qué hablamos de fondos buitres. Porque podríamos distinguir una situación, que es la de aquel que tenía títulos de deuda argentina y no entró al canje, a la reestructuración porque no quiso, porque no pudo, porque se lo perdió o porque tenía otra idea. Pero este no es el caso de los fondos buitres. Los fondos buitres no eran acreedores de la Argentina. O sea, nunca le prestaron plata a la Argentina, sino que por el contrario, fueron y compraron alrededor del año 2008, algunos de ellos, otros vienen de antes, títulos que están por fuera de la reestructuración. O sea, cuando en 2008 nosotros ya habíamos hecho el primer canje e íbamos al segundo, compraron títulos que están ahí dando vueltas en el mercado y con esos títulos se presentaron a un tribunal, no porque ellos le hubieran prestado a la Argentina, porque ese es el negocio de los fondos buitres, como los caranchos de la película argentina.
Ese es el negocio de los fondos buitres: encontrar una falla judicial y obtener una ganancia extraordinaria. ¿Por qué? Porque pagaron, por ejemplo este fondo MNL pagó 48 millones de dólares por títulos argentinos y hoy, un juez en los Estados Unidos, le dijo que le corresponde cobrar 832 millones de dólares, teniendo una ganancia del 1.608 por ciento.
Pero de nuevo: no era un acreedor nuestro de aquella época, sino que fue uno que fue a comprar esos títulos justamente para ir a reclamarle a un juez.
Y esta no es la primera vez que lo hace, porque estos fondos hace 12 años que están litigando contra la Argentina. Ahí, al borde del default empezaron los litigios y empezaron a intentar embargos. Lo tengo acá anotado, trataron de embargar los intereses de deuda que efectivamente pagábamos; propiedades diplomáticas de la Argentina; propiedades militares; las reservas del Banco Central trataron de embargar también; trataron de embargar el Tango 01, en 2007; trataron de embargar fondos de la ANSES, de nuestros jubilados, tanto que defendemos, los fondos de nuestros jubilados, fue uno de estos fondos a decir "embárguese con este títulos los fondos de los jubilados"; fondos de ENARSA; partes de un satélite argentino, que hace poco estuvimos hablando de él, de ARSAT; un satélite de la CONAE; la Fragata Libertad, lo recordarán; bienes del INTA; bienes de Aerolíneas Argentinas. Es decir, van por todo, van absolutamente por todas las posesiones argentinas y no por lo que hizo este Gobierno en términos de reestructuración, sino por el default 2001, van con los títulos de default de 2001 a quedarse con la Fragata Libertad, a quedarse con los fondos de los jubilados, a quedarse con el Tango 01.
Todos estos intentos de embargar bienes de la Argentina, fueron detenidos por jueces en el extranjero, son más de 900 demandas, no son pocas.
Es decir, que esta es una fisura, la que estamos viendo ahora, es una fisura por la que lograron introducirse con el objetivo de derribar todo este trabajo que hemos hecho los argentinos para normalizar de nuevo nuestra situación internacional después del 2001. Con un 1 por ciento, quieren tirar abajo lo que arregló el 97 por ciento.
En esa situación estamos y para los que dicen que nuestra estrategia judicial fue desacertada, lo único que quiero decir, primero, es que estas 900 causas judiciales, aquí, allá, lo de la Fragata Libertad, lo de ANSES, lo de las reservas del Central, todo eso fue detenido por nuestra estrategia judicial. Y además, no contamos con pocos apoyos, hay muchos que nos han apoyado.
Nos han apoyado directamente en las causas algunos, yo los voy a mencionar a todos; otros, simplemente, han dicho que este problema que sufre la Argentina, es un problema del sistema económico global, es un problema de todos los países, es un problema del mundo. ¿Por qué? Porque si algún país, como tuvo Argentina en 2001, tiene una dificultad y no puede pagar su deuda y con un 1 por ciento en el extremo, con un papelito se puede voltear todo el trabajo que haga el país para reestructurar y volver a pagar, entonces son imposibles las reestructuraciones de deuda. Por eso, la cuestión del riesgo sistémico, del riesgo para la economía global que tiene esta causa, fue reconocida por muchos.
Voy a mencionar algunos, los que nos acompañaron en esta última causa contra los fondos buitres en la Corte Suprema como son el gobierno de Francia; el gobierno de México, acompañando nuestra estrategia judicial; el gobierno de Brasil; el grupo Jubilé; Euroclear; Puente Hnos., de acá de Argentina; Fondo de Valores; el Fondo Fintech. Pero también están de acuerdo con que esta es una causa muy complicada, no solo para el país, sino para el mundo entero y con que el reclamo este es injusto, están de acuerdo: Joseph Stiglitz, Ann Krugan, Nuriel Rubino, la CELAC, el G-24, ayer el G-77, contra los fondos buitres, parlamentarios británicos que se han expresado con preocupación por esta cuestión. Pero también al Fondo Monetario Internacional le preocupa, también le preocupa al gobierno norteamericano.
Así que, estamos ante un problema de dimensiones globales, que atenta hoy contra nuestro canje, atenta contra nuestro esfuerzo y lo que contestamos es: no pasarán, no van a voltear nuestras reestructuraciones, lo vamos a impedir.
Y quiero mencionar ahora de qué se trata en concreto, el fallo de Griesa. Porque lo que pasó ahora es que la Corte Suprema de Justicia norteamericana, no consideró el reclamo argentino que implicaba revisar este fallo de Griesa.
Griesa es un juez de primera instancia; ese fallo fue confirmado por la segunda instancia y luego, a instancias del Gobierno argentino, llegó a la Corte Suprema, se le pidió a la Corte Suprema y la Corte Suprema denegó el caso, rechazó el aso y no lo tomó. Con lo cual, queda firme la sentencia de Griesa.
Me voy a referir a las consecuencias de la sentencia de Griesa. ¿Qué significan? Bueno, habiendo fracasado todos los embargos, abogados de algunos de estos fondos buitres, MNL, es uno de ellos, Aurelius, Blue Angel, que están en estas causas, pidieron otra cosa, pidieron una interpretación de una cláusula jurídica, que no lo voy a explicar porque es técnico y complejo pero voy a decir cuál es el resultado.
Lo que pidieron concretamente es que Argentina le pague a los buitres todo lo que los buitres reclaman en el próximo pago que haga la Argentina de intereses de su deuda reestructurada. Pidieron que pase eso.
¿Qué quiere decir eso concretamente, se entiende? En este momento esos son 1.500 millones de dólares. En este momento, eso significa 1.500 millones de dólares por los fondos que actuaron y cuanto le fue reconocido.
¿Qué significa? Primero: que todos los que estén en igual condición, que esos fondos que reclamaron, obtuvieron 1.500 millones de dólares, es decir, el equivalente a 15.000 millones de dólares, según nuestros cálculos, están en la misma situación y pueden reclamar lo mismo. ¿Qué quiere decir? Que si va a pagar la Argentina a sus acreedores, debe pagarle también lo que reclaman a los fondos buitres por un total de hasta 15.000 millones de dólares.
Entonces, para que lo entienda todo el mundo, vamos a la cuestión concreta: ¿cuándo es nuestro próximo vencimiento, que sería lo que Griesa señaló a pedido de los fondos buitres? Nuestro próximo vencimiento es el 30 de junio. Argentina tiene que pagar 900 millones de dólares, Argentina los tiene, está en condiciones de pagar y se los va a pagar. ¿A quiénes? A sus tenedores de deuda, a nuestros bonistas, a los bonistas que entraron en los canjes. Lo vamos a pagar.
Ahora, ¿qué problema hay? Lo que dice este fallo es, primero: que nosotros para pagarle a ellos, debemos también pagarle a los fondos buitres, 15.000 millones de dólares.
Es decir que es mentira que este fallo implica solo los 1.500 de ahora, implica los 15.000. Y a medida que vayan entrando los otros reclamantes en iguales condiciones, se va a ir sumando un monto mayor. 15.000 millones de dólares es más de la mitad de las reservas que tiene hoy la República Argentina.
O sea, que si nosotros queremos pagar los 900 que debemos y que vamos a pagar y que tenemos, tenemos que pagar 15.000 más. Lo cual, como decía recién, empuja a Argentina a un default, porque Argentina no puede pagar todo junto y cuando vayan apareciendo las demandas todo lo que se le reclama por una deuda de quienes no entraron a los canjes, algunos nos dicen, y voy a hacer el comentario de esta manera, que hay que negociar con los buitres. Pero voy a decirles claramente: los buitres son buitres porque no negocian, los buitres son buitres porque van a juicio para obtener el total de sus reclamos.
Si estuvieran en condiciones de negociar, lo hubieran hecho como todos los demás bonistas, como el 93, como la mayoría, casi la unanimidad que aceptó la oferta argentina y que hoy está cobrando. Pero no, se quedaron esos títulos sin cobrar a la espera de que algunas de estas 900 causas entraran en el arco. Y fue esta y es ahora, porque es el 30 de junio.
Entonces, fíjense las implicancias del fallo: si nosotros queremos pagar los 900, deberíamos pagar, dice el fallo de Griesa, primero o al mismo tiempo, los 1.500. Esto significa 15.000.
Pero veamos, supongamos que no queremos hacerlo y queremos pagar solo los 900 a quienes tienen nuestros títulos. El juez Griesa le ordenó a nuestro banco en Nueva York que no le pague a nuestros acreedores, que no le pague a nuestros bonistas, sino que le pague a los buitres o que le pague una parte y una parte.
Es decir, que si nosotros pagamos los 900 que tenemos y que queremos pagar el 30, vamos y lo depositamos en Nueva York, van a ser embargados, no van a llegar a sus destinatarios y Argentina estaría en un default, no porque no tiene la plata, sino porque no nos dejan pagar, por eso les decía, porque no le podríamos pagar a nuestros bonistas.
Ahora supongamos, porque algunos opinólogos están diciendo esto, que vamos y le pagamos los 1.500 a estos fondos buitres y además los 900, esto el 30, que eso es lo que dice la orden judicial. La orden judicial no dice "negóciese, discútase, váyase a algún lado, a un café, a un bar, a los tribunales, a Washington", no dice nada, lo único que dice es "hágase esto".
Si nosotros pagamos los 1.500, atrás de los 1.500 vienen 15.000, que no podemos pagar, no es razonable pagar.
Y déjenme decir algo: supónganse que, como dicen otros, vamos y renegociamos esos 15.000, los pagamos en bonos, cosa que no está en el fallo, por supuesto, pero si nosotros les ofrecemos a los fondos buitres más de lo que les ofrecemos a nuestros bonistas que entraron en el 93 por ciento de la reestructuración, estos bonistas, también con razón probablemente, vayan a un juez y le digan "yo entré al canje y me pagaron menos que a ese otro que le pagan el total de lo que decían los títulos más los intereses vencidos más los punitorios".
Entonces, hay una cláusula que están en los bonos, pero que también está en la Justicia argentina, porque es lo que dice nuestra Ley, que dice que no le podemos hacer una mejor oferta a quien no entró al canje que al que entró al canje.
Quiere decir que no son solo los 15.000 que vienen después de los 1.500; después de los 1.500 y los 15.000, vienen cifras que son de alrededor de 120.000 millones de dólares, de todos los que entraron al canje que, repito, con razón. Un bonista que de buena fe entró al canje, va a ir y le va a decir a un juez argentino que quiere que le paguen lo mismo que le pagaron al fondo buitre que reclamó. Y yo no puedo pronunciarme si está bien o está mal desde el punto de vista jurídico.
Ahora, no dudo que pueda haber un juez como Griesa o un juez como algún juez argentino que ponga una cautelar y nos impida pagar el resto de la deuda o que nos obligue a pagarles a todos esos lo mismo que a los otros. Con lo cual, la magnitud de la deuda externa argentina, no porque hayamos hecho las cosas mal, sino precisamente, porque las hicimos bien y renegociamos, pero porque encontraron una forma jurídica de reclamarnos todo este pilón de plata que corresponde a títulos que compraron para hacer esto, no para otra cosa, ni siquiera para cobrar. Compraron para hacer un negocio financiero extraordinario como no hay ninguno y que pone en jaque todos los demás negocios.
Porque si haciendo esto en 2008, uno consigue 1.600 por ciento, el hobby de todo el mundo va a ser ir a comprar bonos en default de algún país a ver si lo pueden obligar a pagar.
Y lo han hecho, porque lo han hecho con otros países también en Panamá, Perú, Ecuador y siguen.
Cuando el país está en el piso, compran los bonos, y cuando empieza a crecer, van y le reclaman aquello que está por fuera de las condiciones generales que se han hecho.
Dicho de otra manera: si no le pagamos a los buitres, la sentencia dice que no le podemos pagar a nuestros bonistas. Y si le pagamos a los buitres, se nos desencadena una cantidad de recursos que deberíamos pagar que es impagable y que no sabemos dónde termina.
De forma tal que la sentencia de Griesa por un lado o por el otro, parece empujarnos al default. O sea, porque no nos deja pagar a los acreedores nuestros de los bonos reestructurados o sea, por el contrario, porque le pagamos a los buitres, nos deja pagar a los reestructurados pero vienen reclamos por sumas multimillonarias después de esto.
Esto es lo que se desprende de la sentencia de Griesa, no dice absolutamente nada más.
¿Qué va a hacer el Gobierno argentino? En primer lugar, no podemos permitir que nos impidan honrar nuestro compromiso con los acreedores, con los bonistas que entraron a la reestructuración, con nuestro 93 por ciento que está cobrando, que aceptó la quita y que ha cobrado puntualmente y que tiene sus bonos en su poder. Así que, no vamos a permitir que nos impidan pagarles.
Es por eso que estamos iniciando los pasos para realizar un canje de deuda para pagarle en Argentina y bajo la ley argentina. Estamos iniciando los pasos.
Pero les quiero comentar otro punto: esto es lo que dice la sentencia de Griesa, lo que acabo de describir. Si una sentencia nos dice "suicídense", nosotros no podemos, aunque queramos responsablemente, ciegamente aceptar eso que dice.
¿Pero qué ocurrió? Lo quiero dejar en claro: el juez dijo algo que no coincide con el fallo. ¿Qué dijo? Que no quiere empujar, no recuerdo las palabras exactas, pero salió en la prensa y salió también en la conversación con nuestros abogados, que no quiere empujar al país al default, que no va a provocar un default. Eso es lo que dijo el juez. No se sigue de la sentencia, no se sigue del fallo. De forma tal que nosotros vamos a tomar los recaudos para poder pagar, pero también vamos a enviar a nuestros abogados a hablar con el juez Griesa. Eso es lo que voy a instruir en este momento, por instrucciones a su vez de la Presidenta de la Nación.
Por un lado, dar los pasos para hacer un canje a legislación local; por otro lado, enviar a nuestros abogados a hablar con el juez Griesa a ver a qué se refiere con esto de que no está empujando al default con esta sentencia que es muy clara y que como he leído, así como todos los analistas, yo diría el 90 por ciento, el 95 por ciento de los analistas, decía que la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos por su importancia global, por todos los que nos acompañaron, por la preocupación incluso del propio Gobierno norteamericano, el Poder Ejecutivo norteamericano, el Fondo Monetario, por preocupaciones de países vecinos tan importantes como Francia, como Brasil, que iban a considerar esta causa, ya sea tomándola directamente o consultándole al Gobierno Federal de los Estados Unidos.
Eso era lo que decían todos, esos pronósticos fallaron y lo hemos leído estos días porque era lo que prácticamente seguro iba a ocurrir, excepto, claro está, quienes teníamos la responsabilidad de ver cuáles eran las alternativas.
Por otro lado, entonces vamos a ir a hablar con el juez Griesa y, por otro lado, mañana, a las 10 de la mañana, nos vamos a juntar con los presidentes de los bloques de la Cámara de Diputados y de la Cámara de Senadores, junto con el secretario General de la Presidencia y colaboradores, para básicamente comentarles cuál es nuestro punto de vista sobre esta situación, las medidas que hemos instrumentado y cuáles son las alternativas que tiene por delante el país.
Lo que debe quedar muy claro a todos los argentinos es que el Gobierno no tomó esta deuda, no defaulteó esta deuda, sino que ha tenido principios férreos que tienen que ver con que la capacidad de pago de la Argentina es aquella que nos permite seguir creciendo.
No podemos nuevamente estar en una situación donde por pagar la deuda, lo que reine en la Argentina es el hambre, el desempleo, la miseria.
De la misma forma, eso que hemos reestructurado, desde que lo hemos hecho lo estamos pagando puntualmente. Lo vamos a seguir pagando, esa es la voluntad del Gobierno argentino.
Y por último, quédense todos tranquilos que esto está estudiado en profundidad, que se han tomado todas las medidas para impedir que la reconstrucción realmente de la situación financiera de la Argentina después del default, para impedir que esa reconstrucción esté en riesgo, más todavía por pequeños grupos de bonistas, lo más extremista del sector financiero, que no busca otra cosa que jaquear a los países, que impedir su crecimiento, que a toda costa cobrar una deuda que ni siquiera proviene de haber hecho un préstamo, de haber invertido en ese país.
Muchísimas gracias. (APLAUSOS)