viernes, 13 de mayo de 2011

Adhesión argentina al 25 de Mayo en Madrid España madr1

Queridos compañeros les pido presten atención a estas actividades que realizarán en Madrid

los compatriotas de la Casa Argentina de Madrid.

    

Me mueve a solicitar de favor que los organizadores lean allá a los asistentes este mensaje que

desde Buenos Aires les envío emocionado y agradecido porque el programa que esa agrupación

elaboró, es un bálsamo y al mismo tiempo estímulo, para nosotros los que bregamos por una

Argentina mejor.  

 

 ¡ Cuán distantes pero que cerca que están ustedes de nosotros y de la problemática esencial

para esta olvidadiza sociedad !   Un abrazo latinoamericano.

                                                                                                Eladio González   toto   

                                                                                                                            director  Museo Che Guevara

 

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1.    Retirada de una placa  del ex Ministro de Educación de la Dictadura Militar Ing. Burundarena.-

2.    Colocación de placa recordatoria en homenaje a los docentes y estudiantes victimas de la dictadura .-

3.    Apertura de la muestra multimedia denominada “ De la ley de Residencia  al terrorismo de Estado en Argentina”

  1. Proyección de la película documental sobre la educación en la época de la dictadura “ Comuníquese, regístrese y archívese” dirigida por Nora Anchart y Mónica Acosta

De: observatorioha=telefonica.net@turbo-smtp.com [mailto:observatorioha=telefonica.net@turbo-smtp.com] En nombre de Observatorio Hispano Argentino
Para: museocheguevara@fibertel.com.ar
Asunto: {posible spam} FIESTA PARA TODOS CONMEMORANDO EL 25 DE MAYO DE 1810

 

EL Colegio Mayor Argentino

 

Casa Argentina de Madrid, CEAM, Casa Argentina de Alcalá de Henares, Argentinos para la Victoria, CEAEE

 ORGANIZAN 

 Conjuntamente con el 

 

Observatorio Hispano Argentino­­­­

ong

Inscripta en el Ministerio del Interior de España

con el nº 588066

N.I.F. G 84815596

observatorioha@telefonica.net

Web: www.observatoriohispanoargentino.org

tel: 915551125

móvil: 609075094

Orense 14

Madrid  28020

España

 

E 

INVITAN A LA

FIESTA DE CONMEMORACIÓN DEL

-25 DE MAYO DE 1810-

EL

DOMINGO 29 DE MAYO DE 2011

EN EL COLEGIO MAYOR ARGENTINO

Calle Martín Fierro 3, esq. Obispo Trejo

Ciudad Universitaria- Madrid

FIESTA PARA TODOS

  CON MOTIVO DE NUESTRAS FIESTAS PATRIAS EL COLEGIO MAYOR ARGENTINO  ORGANIZA EN CONJUNTO CON  ENTIDADES ARGENTINAS DE MADRID, EL FESTEJO DE LA EFEMERIDE DE MAYO DE 1810, CONVOCANDO A TODOS LOS RESIDENTES ARGENTINOS EN MADRID A SUMARSE A ESTA CONMEMORACIÓN  DE ACUERDO AL SIGUIENTE PROGRAMA:

5.    Izamiento del Pabellón Nacional.-

6.    Entonación del Himno Nacional Argentino.-

7.    Retirada de una placa  del ex Ministro de Educación de la Dictadura Militar Ing. Burundarena.-

8.    Colocación de placa recordatoria en homenaje a los docentes y estudiantes victimas de la dictadura .-

9.    Apertura de la muestra multimedia denominada “ De la ley de Residencia  al terrorismo de Estado en Argentina”

10.  “Ciclo Cine para todos” con la proyección de las “ 25 miradas sobre el 25 de mayo”

11.  Cine infantil.-

12.  Proyección de la película documental sobre la educación en la época de la dictadura “ Comuníquese, regístrese y archívese” dirigida por Nora Anchart y Mónica Acosta

13.  Fogón argentino con cantores populares, guitarras y baile.-

14.  EMPANADAS, VINO Y REFRESCOS GRATUITOS  PROVISTOS POR EL COLEGIO MAYOR ARGENTINO.

15.  La Casa Argentina venderá choripanes a precio razonable.

Abrirán el evento el Embajador Argentino Sr. Carlos Bettini y el Director del Colegio Mayor Argentino  Sr. Miguel Vallone

Auspician : Embajada Argentina, Ministerio de Educación, Instituto Nacional de Cine y Ciencias Audiovisuales,

Adhieren: CEAM, HIJOS MADRID, Peña River Plate

José Martí, Gramsci y desafíos siglo XXI Hart Davalos

José Martí,  Gramsci y  los  desafíos  del  siglo  XXI

 

                                                   Por   Armando  Hart  Dávalos                (Para Prensa Latina) *

 

 Mortalmente herido por balas españolas, con 41 años, caía José Martí en un

 lugar conocido por Dos Ríos en el oriente de Cuba, el 19 de mayo de 1895.

 Al conocer de su muerte en el campo de batalla el poeta nicaragüense Rubén

 Darío, destacada figura del modernismo exclamó: Âíque has hecho Maestro!

 Pero Martí, además de poeta de fina sensibilidad, que figura entre los

 mejores prosistas de la lengua española era un hombre de acción,

 organizador de la guerra contra España por la independencia de Cuba y

 fundador del Partido Revolucionario Cubano para dirigirla.

 

 Hombre profundamente ético, conocedor del valor del ejemplo expresó:

"La razón, si quiere guiar, tiene que entrar en la caballería ! Y morir, para

 que la respeten los que saben morir."  (fin de la cita)

 

 También la obra intelectual y política de Antonio Gramsci quedó trunca con

 su temprana muerte en la cárcel del fascismo en 1937. A los 46 años, aquel

 cerebro dejó de pensar, cumpliéndose  así el pedido del fiscal en los

 juicios que le condenaron a prisión, cuando dijo: "no debemos permitir que

 este cerebro continúe pensando". Pocas veces se ha hecho un elogio mejor a

 un pensador.

 

 Fue Martí quién habló del hilo invisible que une a los hombres y a los

 acontecimientos en la historia. Intentaré hoy aquí en esta Séptima edición

 de la Jornada de la cultura cubana en Italia, desde la bella ciudad de

 Nápoles, que con tanta hospitalidad nos ha acogido, seguir ese hilo y

 establecer los nexos que para América Latina y Europa tienen estas dos

 extraordinarias figuras.

 

 Los dramáticos desafíos que estos inicios de siglo colocan ante nosotros

 nos obligan a repensar toda la inmensa  cultura acumulada por el hombre en

 su milenaria historia y buscar en ella los fundamentos teóricos para la

 necesaria acción política que nos conduzca a ese mundo mejor al que aspira

 la inmensa mayoría de la población de nuestro planeta.

 

 Por primera vez, en esa dilatada historia del hombre sobre la Tierra,

 existe la posibilidad real de que desaparezca el género humano, y no solo

 esto, sino que con él desaparezcan también todas las formas de vida. Es

 muy triste y amargo pensar que nuestro globo terráqueo pueda convertirse,

 por la acción irracional y bárbara de algunos hombres, en un inmenso

 cementerio.

 

 De aquí la urgencia de  emprender la elaboración del mejor pensamiento

 filosófico de interés político y educativo para una Humanidad amenazada de

 muerte.

 

 Martí, a quien tocó también vivir tiempos difíciles en Estados Unidos en

 las postrimerías del siglo XIX abordó con realismo el drama derivado del

 impetuoso desarrollo material y la crisis de los valores espirituales que

 observaba en aquella sociedad y subrayó  la posibilidad de  enfrentarlo

 con la cultura y la ética. Solo podremos abordar el desafío con

 posibilidades de victoria basándonos en la cultura y en especial en la

 ética.

 

 Antonio Gramsci, destacado dirigente comunista, fundamentó toda su

 concepción de cómo marchar hacia el socialismo en la exaltación de la

 cultura, y fueron precisamente los errores que se cometieron en este

 terreno uno de los elementos que condujo al desastre del socialismo en el

 siglo XX.

 

 José Martí y Antonio Gramsci subrayaron el papel de la cultura como

 elemento fundamental para la nueva sociedad.  Recordemos aquella idea

 martiana de convertir a Cuba en universidad del continente.

 

 Exaltando las ideas y el ejemplo de ambos podremos analizar, sin

 exclusiones de ningún tipo, el pensamiento de los más grandes sabios de la

 Humanidad, y encontrar los caminos que conduzcan a la solución de los

 agudos problemas de nuestro tiempo. Hasta ahora se han venido destacando

 personajes aislados poniéndolos en contradicción con otros o simplemente

 desconociendo la contribución de importantes figuras de la cultura

 universal.

 

 No hay que hacer exclusiones, para relacionarnos con el mundo es necesario

 trabajar con el pensamiento universal sin sectarismos estériles e incluso

 perjudiciales. Comencemos, como ya señalé, por el latinoamericano y

 caribeño y el europeo a fin de plantearnos estudiar el de toda la

 humanidad sin excepciones.

 

 Con el pensamiento de Martí y de Gramsci como guía encontremos lo que

 quedó olvidado, distorsionado, en milenios de historia hasta hoy.

 Empecemos por el análisis de Gramsci.

 

 Es hacer un acto de fe, conciencia en la redención humana, apostar por la

 justicia social, comprometernos con un futuro mejor para el hombre.  Es

 tener a Gramsci vivo, actuante, como lo necesitamos los revolucionarios,

 los que creemos que la utopía revolucionaria es posible. Como necesitamos

 que permanezcan vivos y actuantes, siempre renovados, Marx, Engels y

 Lenin, el peruano José Carlos Mariátegui, el cubano Julio Antonio Mella,

 el argentino Aníbal Ponce, y por supuesto, el Che Guevara y Fidel Castro.

 

 La obra intelectual y política de Antonio Gramsci nos sobrecoge por su

 significación dramática al quedar trunca con su temprana muerte. El

 movimiento comunista internacional que en los años 20 y 30 había tomado

 una fuerza relevante en el terreno de las ideas, desembocó, tras el

 desenlace de la Segunda Guerra Mundial, en un camino bien distinto al

 enfoque de Gramsci sobre los temas de la democracia, la cultura, el

 socialismo y, por tanto, de los enfrentamientos políticos e ideológicos

 que tenía ante sí el ideario de Marx, Engels y Lenin.

 

 Hace años, alguien afirmó que la política cultural cubana, y en especial

 su carácter socialista y democrático y su forma de abordar las relaciones

 del Estado y el Partido con los intelectuales tenía fundamentos en

 Gramsci. Con la visión de casi medio siglo transcurrido puedo afirmar que

 fue a partir de la historia cultural cubana y del pensamiento de José

 Martí que  esa política se fue elaborando y aplicando al calor de las

 profundas transformaciones de la Revolución.

 

 Toda aquella obra creadora en el campo de la cultura y el arte y su

 relación con la política quedó sintetizada en las ya célebres Palabras a

 los intelectuales, de Fidel Castro, en 1961.  En aquella ocasión Fidel

 apuntó:

 

 La Revolución (â?¦) debe actuar de manera que todo ese sector de artistas

 y de intelectuales que no sean genuinamente revolucionarios, encuentre

 dentro de la Revolución un campo donde trabajar y crear y que su espíritu

 creador, aún cuando no sean escritores o artistas revolucionarios, tenga

 oportunidad y libertad para expresarse, dentro de la Revolución. Esto

 significa que dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución nada.

 (fin de la cita)

 

 A mí particularmente, me enriquecieron mucho las experiencias del trabajo

 educativo y de masas de los primeros seis años de la Revolución

 incluyendo, desde luego, la gran campaña de alfabetización. Allí llegué a

 apreciar la necesidad de una amplia participación popular y, a su vez, de

 un empeño pedagógico e intelectual de rigor y profundidad. El gigantesco

 movimiento de masas que generó la Revolución en la educación y la cultura,

 fueron decisivos para comprender las líneas básicas que requería una

 política acertada en este campo esencial para que el socialismo se

 mantenga vivo y pujante.

 

 Mas tarde, desde el Ministerio de Cultura, y en contacto con lo mejor de

 la intelectualidad cubana y con la población abordando los más complejos

 temas del arte y la cultura, se me fue confirmando la esencia de esa

 política.

 

 Por estas razones, ante el señalamiento de que nuestra política cultural

 estaba fundamentada en Gramsci, se ha planteado, con razón, que la

 Revolución cubana vino a confirmar la validez del pensamiento cultural de

 Antonio Gramsci. Aunque conocía la historia y la vida del fundador del

 Partido Comunista de Italia y uno de los más importantes  -pienso que el

 más importante pensador marxista tras la muerte de Lenin- debo confesar

 que fue después de mi llegada al Ministerio de Cultura que decidí conocer,

 en detalles, diversos matices de su pensamiento revolucionario.

 

 Así pude constatar que, en efecto, se había producido una coincidencia

 esencial entre conclusiones derivadas de la historia cultural de Cuba y

 las del pensamiento gramsciano.

 

 Sentí satisfacción porque una vez más comprobaba la certeza de nuestras

 ideas. Realmente, Gramsci había profundizado en el tema en el plano

 filosófico con tal rigor que se convirtió en uno de los clásicos  del

 pensamiento socialista, diríamos que en uno de los clásicos más

 importantes de Europa para entroncarlo con los otros clásicos, Marx,

 Engels y Lenin.  En el terreno específico de la cultura y de las

 relaciones del Partido y el Estado con los intelectuales, hace un aporte

 singular.

 

 Marx, Engels y Lenin sentaron las bases filosóficas, económicas, sociales

 y políticas, pero no pudieron apreciar con tal sutileza y en toda su

 dimensión la problemática de los intelectuales y la cultura.

 Sencillamente, porque no la tuvieron nunca ante sí en la forma en que se

 presentó en tiempos de Gramsci. El, más contemporáneo a nosotros, situó su

 enfoque central en el tema cultural. Nosotros debemos hacerlo en el siglo

 XXI. ¿Dónde está la esencia de su planteamiento?  Diría, desde luego,

 alrededor de las relaciones entre cultura-intelectuales, y

 sociedad-revolución.

 

 Movido por un interés de nuestra política inmediata, he llegado a la

 conclusión de que la esencia del planteamiento de Gramsci se halla en

 estudiar cómo la comunicación entre la labor de los intelectuales y la

 práctica social transformadora es un tema central de la política, y que es

 en ella y no en otra parte, donde se resuelve o complica su problemática.

 

 Es en la política y en la educación donde hay que librar la batalla

 decisiva de carácter intelectual para poder tener una sociedad sana.  En

 el orden de las ciencias sociales y humanísticas, la política es la forma

 en que se materializa el pensamiento y las conclusiones científicas a que

 se llegan. La política es la práctica de sintetizar todo el pensamiento

 social, económico y cultural en general.

 

 En la Europa de hoy se habla de renovar el pensamiento moderno desde sus

 fundamentos primigenios. Esto fue lo que hizo José Martí en el siglo XIX,

 modernizarlo y proyectarlo en beneficio de todos los desposeídos del

 mundo. Es la única renovación posible. En la cultura cubana de dos siglos

 hizo síntesis lo mejor de la cultura espiritual de la civilización  nacida

 en el Mediterráneo hace más de dos mil años y que a finales del siglo

 XVIII y principios del XIX llegó a nuestro país a través de las ideas de

 la Ilustración y la Modernidad. Martí representa mejor que nadie esa

 síntesis cultural y que él orientó hacia la acción, al terreno de la

 educación y la política práctica. Un pensamiento suyo, al que no se le ha

 extraído aún todas las consecuencias que encierra, constituye un

 manifiesto cultural y ético:

 

 "Ser bueno es el único modo de ser dichoso.

 

 Ser culto es el único modo de ser libre."

 

 Las más importantes investigaciones de las disciplinas psicológicas, de la

 antropología y las ciencias del hombre han subrayado que el valor

 primigenio esencial de la cultura es la justicia.  Esta verdad se puede

 comprobar con el rigor del método científico más elevado que la

 civilización moderna ha exaltado a primer plano. La historia del mundo

 viene a confirmar también que allí donde avanzó la cultura, progresó la

 justicia, y a la inversa, donde retrocedió aquélla, se limitó la cultura.

 

 La tragedia se halla en que el hombre junto a la facultad de asociarse de

 manera consciente, que lo distingue del conjunto del reino animal,

 arrastra, a la vez, de sus ancestros prehistóricos a la fiera que según

 Martí todos llevamos dentro y que se manifiesta en la expropiación del

 trabajo de otros hombres y en la división entre explotados y explotadores.

 

 Pero Martí también señalaba que los hombres somos seres admirables porque

 podemos ponerle riendas a la fiera. Las riendas son parte esencial de lo

 que llamamos cultura, que ha alcanzado los más altos niveles de creación

 espiritual con las limitaciones propias de cada tiempo histórico y del

 nivel de las fuerzas productivas.

 

 Martí, al igual que Gramsci, concibió la cultura como medio de liberación

 y así en su conocido ensayo Nuestra América apuntó:

 

 La universidad europea ha de ceder a la universidad americana.   La

 historia de América, de los incas acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque

 no se enseñe la de los arcontes de Grecia (...) Injértese en nuestras

 repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras republicas.

 (fin de la cita)

 

 Y más adelante señala:

 

 El problema de la independencia: no era el cambio de formas, sino el

 cambio de espíritu.

 

 Con los oprimidos había que hacer causa común, para afianzar el sistema

 opuesto a los intereses y hábitos de mando de los opresores.  (fin de la

 cita).

 

 Martí reunía en una sola pieza un alto pensamiento, una elevada cultura y,

 ser al mismo tiempo, un gran movilizador social. Maestro de la palabra,

 orador sobresaliente dijo que Hacer es la mejor manera de decir y es

 precisamente esa cultura la que debemos exaltar porque constituye una

 necesidad para forjar el ideario latinoamericano del siglo XXI. Partimos

 de una tradición independentista vinculada a la lucha por la liberación

 social y nacional iniciada por Simón Bolívar, José de San Martín, Bernardo

 O'Higgins, Tiradentes, Benito Juárez y tantos más en el siglo XIX. El

 proceso intelectual iniciado en la ciudad argentina de Córdoba en el año

 l918, se extendió por muchos países de América y al calor de aquel

 movimiento se destacaron figuras como José Ingenieros, Aníbal Ponce, Julio

 Antonio Mella y surgieron otras como José Carlos Mariátegui que le

 abrieron un camino revolucionario a la cultura. La corriente de ideas

 comunistas íntimamente vinculadas a la cultura, y que de ell!

 a provenían, se alejó y, en muchos casos, se divorció de esos orígenes

 intelectuales.

 

 No se procuró la relación del socialismo con el ideal redentor que

 representaban los grandes próceres del continente que simbolizamos en el

 libertador Simón Bolívar; se marcho por el camino de la mediocridad y de

 la torpeza política. Se requería una política culta para movilizar de

 forma estable y continuada a las masas.

 

 En Cuba tuvimos la inmensa fortuna de que el ideal socialista en el siglo

 XX se nutrió de la sabiduría política y filosófica de José Martí, y del

 acervo intelectual que en la decimonónica centuria alcanzó una escala

 superior que todavía está por conocerse en el mundo. Las ideas socialistas

 desde Julio Antonio Mella y Rubén Martínez Villena hasta Fidel Castro,

 fueron asumidas desde la cultura y la tradición martianas.

 

 Fue precisamente José Carlos Mariátegui, fundador del Partido Comunista

 peruano, desde su visión indoamericana quien planteó que el socialismo en

 América no podía ser copia ni calco sino creación heroica. Por su parte

 Julio Antonia Mella, también fundador, en 1925, del Partido Comunista

 cubano, insistió en que nuestro socialismo no podía ser copia de

 revoluciones hechas en otros climas. Así, esta percepción del socialismo,

 articulada con la tradición revolucionaria de la cultura cubana, facilitó

 su comprensión por la generación  que  bajo la dirección de Fidel Castro,

 irrumpe en el escenario político en la década del 50 del pasado siglo y

 corona este proceso con el triunfo de la revolución en 1959 y que

 proclama, en 1961, su carácter socialista.

 

 José Martí fue exaltado como autor intelectual de aquella revolución y es

 hoy paradigma de hombre de pensamiento revolucionario y de cultura.

 También el pensamiento de Gramsci ha sido rescatado y su significación

 teórica y práctica se agiganta no solo para Europa sino que tiene un

 alcance universal y conserva una validez impresionante en la lucha contra

 la pretendida hegemonía cultural del imperialismo.

 

 Si hacemos un repaso a la memoria histórica del socialismo en nuestra

 América, se comprenderá que la deficiencia principal de la llamada

 izquierda latinoamericana, y también a escala mundial, en el siglo XX, fue

 divorciarse o separarse de la cultura.

 

 Y ¿cómo hallar los caminos del "nuevo socialismo", como se ha planteado?

 Pienso que sería un buen punto de partida lo que señaló  Engels en el

 sentido de que el marxismo es un método de investigación y de estudio y

 Lenin que consideró al marxismo como una guía para la acción. Con éste

 método y ésta guía podemos abordar los problemas concretos de nuestro

 tiempo pero como ellos mismos señalaron no existe una fórmula de

 aplicación general para todas las situaciones y países. Nos corresponde a

 nosotros a partir del desarrollo concreto de nuestras sociedades y de la

 tradición intelectual y política de América Latina y el Caribe encontrar

 de manera creadora las vías y formas más adecuadas que abran cauce a ese

 socialismo verdadero del siglo XXI al que aspiran nuestros pueblos.

 

 Cualquier análisis que realicemos debe partir de nuestra historia y de los

 vínculos que a lo largo de los siglos se han forjado entre los países

 latinoamericanos y caribeños y que hacen de nuestra región la de mayor

 vocación hacia la integración poseedora de un patrimonio espiritual de una

 riqueza impresionante.

 

 Fue en Nuestra América donde las ideas  de Libertad, Igualdad y

 Fraternidad de la revolución francesa adquirieron un alcance

 verdaderamente universal. Y es que si el siglo XVIII fue el siglo de la

 luces, en este lado del mundo el siglo XIX fue el de los fuegos, es decir

 de los fuegos de Bolívar y las luces de aquellos fuegos son las que

 necesita la actual centuria para enfrentar el drama de la humanidad. En

 nuestra región el ideal socialista se relacionó con los intereses de los

 explotados de América: los trabajadores blancos, los africanos

 esclavizados, los asiáticos y, en especial, con una vocación irrenunciable

 a vincularnos a la población aborigen de nuestro continente que ahora

 tiene en Evo Morales su paladín más sobresaliente. Allá, en el llamado

 nuevo mundo, se fundieron la ancestral tradición aborigen y el complejo de

 etnias y culturas que  llegaron muchos siglos antes de Cristóbal Colón con

 las que lo hicieron en los tiempos posteriores a la llegada de los

 conquist!

 adores europeos. En esa articulación de etnias y culturas está la fuerza

 esencial de la riqueza de la América de Fidel, Chávez y Evo Morales. Fue

 precisamente en esta región del mundo donde se produjeron las principales

 corrientes de pensamiento de los últimos 50 años y que apuntamos

 seguidamente:

 

 -La renovación del pensamiento socialista que generó la Revolución cubana

 y que nos representamos en Fidel Castro y Ernesto Guevara, y que inspiró a

 muchos otros movimientos sociales de igual aspiración, en la última mitad

 del siglo XX.

 

 -La cosmovisión estética, expresada en escuelas de trascendencia e impacto

 universal,  como la literatura de lo real maravilloso de Alejo Carpentier

 y en los grandes maestros del llamado "boom literario" de América Latina,

 sin olvidar la epopeya transformadora del idioma español, cuyos artífices

 pioneros, Martí y Darío, estimularon la actitud creadora e innovadora en

 todos los campos de las bellas artes.

 

 -El pensamiento social filosófico y ético de la teología latinoamericana

 de la liberación, cuando la analizamos, no solo como un fenómeno teológico

 del cristianismo, sino como una propuesta revolucionaria, en función del

 reino de este mundo.

 

 -La revolución bolivariana propuesta y convocada por el presidente Chávez.

 

 -El nuevo cine latinoamericano, el más reciente espacio de la creatividad

 latinoamericana y caribeña en el mundo de las artes y de la comunicación.

 

 -El movimiento de educación popular, cuyas concepciones y experiencias han

 terminado marcando consensos universales en organismos internacionales y

 gobiernos. Dentro de ello debe subrayarse el estudio del pensamiento

 educacional de Paulo Freyre.

 

 En Europa, tras la muerte de Lenin se puso en práctica desde la Unión

 Soviética, una política representada por Stalin que  pasó por alto

 aspectos esenciales de carácter ético, jurídico y político lo que resultó

 particularmente grave porque a través de ellos se manifiesta la vida real

 de millones y millones de personas que inciden, desde luego, en el curso

 de la historia. Al subestimarlos no se les dio la debida atención o

 quedaron relegadas dos categorías fundamentales situadas en el corazón de

 la cultura y de las luchas revolucionarias: la ética y la juridicidad. El

 pensamiento de Antonio Gramsci representa la aspiración socialista que se

 quebró precisamente por falta de cultura.

 

 Hemos contraído un inmenso compromiso en estos años de crisis mundial en

 que hay que tener muy presente aquel pensamiento aparecido en el

 "Manifiesto comunista" que señala que la lucha entre explotadores y

 explotados ha concluido siempre con la victoria de uno sobre otro o con el

 exterminio de ambos.

 

 Hay que fortalecer el indispensable vínculo entre todas las fuerzas que

 están a favor del cambio, entre los intelectuales y el movimiento social.

 Para ello debemos insistir en la importancia del derecho y de la ética

 frente a la violación descarada  de los principios en los que dijo

 sustentarse la moderna civilización.

 

 Es imprescindible ensamblar el tema de la ética con las demandas

 económico-sociales; hay que denunciar la corrupción y exigir la necesidad

 de transformaciones sociales.  Por esto, en mis memorias de los años 50,

 señalo: Para mí todo empezó como una cuestión de carácter moral.

 

 Cada día tengo mayor satisfacción al recordar que la generación del

 centenario de Martí, la de Fidel, desde hace más de medio siglo mantiene

 la cultura ética como tema central. En estas cuatro categorías está la

 clave: cultura, ética, derecho y política. Es necesario precisar lo que

 entendemos por cada una de ellas:

 

 "Cultura: categoría primigenia y superior de la justicia.

 

 "Etica: la justicia es el sol del mundo moral.  (Luz y Caballero).

 

 "Derecho: su primera categoría es precisamente la justicia.

 

 "Política solidaria: en el sentido más universal y abarcador del término.

 

 En estas cuatro categorías encontraremos, sin lugar a dudas, aportes del

 pensamiento martiano y latinoamericano que resultan esenciales en la

 búsqueda del pensamiento filosófico y político que necesita el siglo XXI

 para alcanzar el equilibrio que garantice la supervivencia humana.

 Comencemos por ellas para cualquier debate cultural sobre los grandes

 temas de nuestro tiempo partiendo de  aquella idea de Gramsci, que

 señalaba que toda filosofía debía empezar por un análisis crítico de las

 verdades del sentido común.

 

 Para asumir esa inmensa cultura en el siglo XXI debemos retomar la

 tradición socialista apoyándonos en una antigua institución jurídica

 romana que establecía, en el caso de las herencias, acogerse al beneficio

 de inventario, es decir aceptarlas solo si las deudas no sobrepasaban los

 beneficios. Los aspectos positivos de la herencia socialista tras la

 muerte de Lenin podemos asumirlos a partir de la cultura que representan

 Antonio Gramsci, Julio Antonio Mella, José Carlos Mariátegui, Ernesto Che

 Guevara, Fidel Castro entre otros.

 

 Toda nuestra acción debe partir, como ya he señalado, de una visión

 integral de la ciencia y la cultura que proporcione el fundamento

 científico de la ética y de la solidaridad. Hay que estudiar, desde el

 punto de vista científico, el papel de la vida espiritual apoyándonos en

 los progresos alcanzados por al psicología y otras ciencias de la vida.

 

 Desterremos definitivamente los ismos que debilitan la actividad creadora

 del hombre. Consideremos a los sabios, no como dioses que todo lo

 resolvieron adecuadamente sino como gigantes, que descubrieron verdades

 esenciales que son, a su vez, puntos de partida para descubrir otras

 verdades que ellos, en su tiempo, no podían encontrar. Solo así podremos

 alcanzar el pensamiento filosófico radical y profundo que necesita el

 siglo XXI.

 

 ag/ahd

 

 *Director de la Oficina del Programa Martiano. Texto de la conferencia de

 clausura del foro "José Martí, Antonio Gramsci y la cultura universal".

Cancilleria invita a Unversidades latinoamericanas unidas

 

 

"2011 - Año del Trabajo Decente, la Salud y Seguridad de los Trabajadores" Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto

 

 LA UNIVERSIDAD EN LOS TIEMPOS DE LA UNIDAD LATINOAMERICANA

 

Martes 17 de Mayo,  Palacio  San Martín - Cancillería Argentina

(Arenales 761, C.A.B.A.)

 

Acreditación: 13.30 hs

Apertura: 14 hs

 

Emb. Oscar Laborde – Coordinador del CCSC

 

Expositores:

 

Gustavo Lugones- Rector de la Universidad Nacional de Quilmes

Eduardo Rinesi – Rector de la Universidad Nacional de General Sarmiento

Jaime Sorin – Ex Vicerrector de la UBA y ex decano de la Facultad de Arquitectura UBA

Coordinador: Jorge Testero – Coordinador de la Comisión de Pensamiento Latinoamericano

 

Temática:

 

Es un hecho histórico que en nuestra región se están dando procesos que, de alguna manera, ubican a nuestros pueblos en una búsqueda que los vinculan con los sueños integradores de los fundadores de la Independencia.

A dos siglos de aquellos acontecimientos libertarios, hoy América Latina puede ser el Continente de la Esperanza. Este proceso se da en un marco de una enconada batalla de ideas, batalla que nos vincula con pensadores y liderazgos que acompañaron esta experiencia, reivindicando en cada momento aquel objetivo original.

 

En este apasionante escenario, no deben estar ausentes las Universidades, instituciones que, desde la Reforma de 1918 fueron puntales en el debate y la producción de propuestas e ideas que confrontaron con los colosales enemigos de los pueblos. Luego del opacamiento de los años noventa, es absolutamente necesario que estas casas, que tanto tienen que ver con los intereses populares, se sumen activamente a la discusión en curso y aporten su potencia, sus saberes y su historia para la consolidación cultural de este promisorio momento político.

El Consejo Consultivo de la Sociedad Civil, en el seno del MERCOSUR, desarrolla una intensa actividad de integración de las organizaciones sociales, de intercambio y participación desde distintos espacios e intenta con este evento sumar el aporte de distintos protagonistas en el camino hacia la integración latinoamericana.

 

Cierre: El artista plástico Daniel Acosta realizará una performance que ilustrará la nueva orientación de las Universidades latinoamericanas

 

Las Embajadas Norteamericanas en el mundo son oscuros rincones donde se confabula y  donde se socava la democracia. Eladio González,  toto

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