Número 672
(Nueva Etapa)
12 de julio, 2019
En esta edición...
- Envía Cristina Fernández de
Kirchner mensaje a la Casa de las Américas
- Ya viene La Casa por la ventana
- Ascensor al Paraíso II, por
Antonio Martorell
- La escritura como obsesión en
la poesía de José Antonio Mazzotti*, por Marta Lesmes Albis
ENVÍA
CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER MENSAJE A LA CASA DE LAS AMÉRICAS
Con un mensaje de la expresidenta argentina Cristina Fernández de
Kirchner, quedó inaugurada ayer una exposición bibliográfica y audiovisual con
motivo del Día de la Independencia Argentina, en la Sala de Lectura de la
Biblioteca de la Casa.
El mensaje, enviado en la voz de la propia Cristina, decía: “Amigos y
amigas de Cuba, aprovecho mi estadía en La Habana para hacerles llegar un
fuerte y fraternal saludo de solidaridad y agradecimiento por este acto de
presentación de libros, de publicaciones y de material audiovisual de mi
Patria. Sé que toda esta valiosa documentación ha sido enviada durante años
tanto por instituciones como por compañeros y compañeras peronistas.
“Quiero también felicitar a la Casa de las Américas en el 60 aniversario
de su fundación. La labor cultural y de educación que esta Institución lleva a
cabo de conjunto con los intelectuales de nuestra Patria Grande no solo es
invalorable sino que también es inolvidable. Es en esta misma Casa de las
Américas donde aún resuenan los pasos de Julio Cortázar, de Paco Urondo, de
Rodolfo Walsh, de Mario Benedetti y de tantos otros.
Sinceramente, un gran abrazo para todos y para todas”.
Cerca de 200 libros y 320 audiovisuales son recogidos en esta muestra
sobre el país suramericano y su historia política, haciendo énfasis en la
corriente del peronismo y sus líderes. La integración latinoamericana, la
solidaridad y la unidad de la Patria Grande son otros de los tópicos que se
relacionan con los textos de esta exposición, aseguró Jesús Cruz, fiel
colaborador de la Casa y quien facilitó parte del material que allí se exhibe.
Estos materiales se unen a la amplia colección de la Biblioteca de la
Casa de las Américas, que atesora, entre muchos otros archivos, documentos
censurados por las dictaduras latinoamericanas, gracias en buena medida a sus
colaboradores y amigos de todo el mundo.
YA VIENE LA
CASA POR LA VENTANA
Aprovechando el impulso de celebración por los primeros sesenta años de
la Casa de las Américas, la Temporada de Verano que desde aquí se organiza
concluirá el próximo viernes 19 de julio con la esperada jornada de La Casa por
la Ventana. Justo ese día quedará inaugurada, a las 5:00 pm, la
exposición Línea de la Vida.
60 años de la Casa de las Américas, empeño que ha venido ocupando a
la Dirección de Comunicación e Imagen y que recorrerá las paredes de la
edificación con gráfica y objetos atesorados durante estas seis décadas de
trabajo.
La Casa promete un día completo de actividades para todas las edades que
comenzará desde las 10:00 am, con una Feria de novedades editoriales,
souvenirs, revistas y libros viejos de la Editorial; algo que estará ocurriendo
de manera simultánea mientras suceden otras acciones. A las 11:00 am, y
aprovechando el habitual vínculo entra esta institución y la Oficina del
Historiador de la Ciudad, se recibirá a las personas que participan del
programa Rutas y Andares y se realizará el ya tradicional recorrido Vamos a caminar por Casa, el
cual contará con la conducción de Gerardo Hernández, historiador de la Casa,
quien brindará un primer acercamiento a la exposición, antes de ser inaugurada.
Entre las 2:00 pm y las 4:00 pm se harán una serie de presentaciones que
iniciará con el esperado libro infantil Casa
de cuentos para niños, preparado por el diseñador Nelson Ponce en
colaboración con la Colección Colibrí y el sello editorial de la Casa. Más
tarde, se premiará el ganador del concurso de fotografía Mi Casa es tu Casa, el
cual ha estado recorriendo las redes sociales y al término de este, la poeta
Soleida Ríos ofrecerá su acción poética Susurros.
Antes de dejar inaugurada La
Línea de la Vida… quedarán presentados La Madriguera, de Milton Fornaro, novela
Premio de Narrativa José María Arguedas, a cargo de Laidi Fernández de Juan; Los estratos, de Juan
Cárdenas, comentado por su editora Katia Gutiérrez (Colección La Honda) y Huellas en el tiempo, Ambrosio
Fornet (Cuadernos Casa), por Caridad Tamayo Fernández.
Para el cierre de la jornada queda reservada una descarga de
música electrónica a la manera de Djoy de Cuba, a las 5:00 pm en el Patio
Casa Tomada. Luego de “tirar “la Casa por la Ventana, las actividades recesarán
hasta el venidero septiembre, cuando se retome el ciclo de acciones por la Casa
en sus sesenta.
ASCENSOR AL
PARAÍSO II
Por Antonio
Martorell
Ascender al paraíso dos veces quizás es pedir demasiado. No en este caso.
Ascensor al paraíso I fue resultado de un junte colectivo entre jóvenes
grabadores latinoamericanos a quienes provoqué a expresar sus respectivas
utopías en las paredes, piso, plafón del ascensor y las áreas de acceso en los
tres niveles de Casa de las Américas en la Habana como parte de un taller en
durante La Joven Estampa en 1999. El pie
forzado fue el que cada xilografía tuviera la forma exterior de un rompecabezas
cuya imagen y contorno no necesariamente encajaba con las otras piezas. Realmente
un rompecabezas. También partimos de la premisa de que todos coincidimos con la
imagen aterradora del infierno, pero el paraíso es vislumbrado de distinto modo
en cada país y persona dadas sus creencias colectivas e idearios individuales.
El resultado fue sorprendente en su variedad, calidad y, sobretodo,
significación. Quizás porque los participantes eran todos jóvenes, pese a ya
haber cosechado los bienes de la revolución sexual en las pasadas décadas, era
ésta la manifestación principal expresada de un modo explícito o simbólico.
Tantos años después, en vista del natural deterioro en la superficie de
los grabados, no empecé los esfuerzos de la institución por conservarlas, Casa
de las Américas me solicitó una renovación del ascensor. No vacilé en aceptar
ni en modificar el acercamiento al tema tanto en materiales como en su
ejecución. En vez de un encuentro entre jóvenes grabadores latinoamericanos,
optamos por un número más reducido de artistas y algunos no tan jóvenes: mis
colaboradores del Taller de La Playa de Ponce en un gesto de solidaridad con la
hermana República de Cuba a la que tanto debemos por ser solidaria con nuestras
luchas libertarias. Otra diferencia, que luego veremos no lo es tanto, ha sido
la de enfocar las imágenes, más que al destino del viaje, el paraíso, al
ascenso.
Si la primera versión fue casi en su totalidad en blanco y negro, ésta
privilegiaría el color en el ascenso, aunque no en la espera. Me explico. Nos
percatamos de que la espera es diferente al viaje y que, si bien el ascensor
está poblado del color de las ilusiones, la espera está detenida y en blanco y
negro. Además, desde sus orígenes, la idea del ascensor estuvo motivada por mi
percepción, compartida en varias ocasiones con otros compañeros de viaje, de la
incomodidad que supone la comunidad involuntaria del viaje en ascensor. Todos
hemos experimentado la mezcla de atracción y rechazo, necesidad de privacidad
con ansia de comunicarnos, la cercanía y contacto físico que obliga al
“excúseme”, “con permiso”, “lo siento”, etc. El título Ascensor al paraíso es
un intento, sin garantía de éxito de superar las contradicciones ciudadanas.
Gestos detenidos, palabras arrestadas, miradas de soslayo, saludos protocolares
y silencios defensivos pueblan este ascensor que, por pequeño, resulta más
frágil su percepción, más intimidante el viaje. Cada piso una espera a la vez
que una despedida, cada ascenso o descenso, según sea el caso, poblado por
nuestros deseos, solos o acompañados.
Nuestro propósito al vestir este ascensor es alivianar la espera,
entretener el ojo, proporcionar un compartir, provocar la comunicación entre
los pasajeros. Esta memoria evidencia los contenidos de este viaje, si bien con
destino celestial, en ocasiones más cercano a un purgatorio con posibilidades
de infierno. Esto nos motivó a inscribir frases, que, si bien no son dichas
siempre, son pensadas y sentidas.
Para hacer hincapié entre la espera y el ascenso hemos optado por dibujar
la espera al carbón directo sobre la pared blanca. Así es patente la
transformación del que espera en pasajero, de la inmovilidad al ascenso, del
boceto al grabado en madera. Este proceso y sus posibles significados han
surgido de la práctica misma, del diálogo con materiales, herramientas,
superficies, técnicas y con mis compañeros de taller. En el interior del
ascensor optamos por el vinilo adhesivo por ser más práctico, aunque más
costoso, prometiendo mayor estabilidad y fácil conservación.
Al principio del proyecto, comenzaron a montarse los pasajeros cortados
en madera e impresos sobre papeles de distintos colores y texturas además del
fieltro negro y gris. Luego, en la computadora, se jugó con superficies
adicionales, recortes y matices determinados por entradas y salidas, tableros
de manejo, iluminación, abrir y cerrar de puertas, el afuera y el adentro.
Proyecté el vestir un ascensor hermano en Puerto Rico pero esta vez, como
la anterior, no pudo ser. La idea surgió de los caminos paralelos de nuestros
dos países, su búsqueda del paraíso, cada cual a su manera, lo que supone de
encuentros y despedidas, ascensos y descensos, ilusiones y desengaños.
Tengo la peligrosa costumbre de ser un detective aficionado del arte que
practico. Como si fuera un crimen, busco
y rebusco motivos aparentes u ocultos, pistas que me revelen el camino a veces
sinuoso, siempre fascinante entre el comienzo y el final del sendero de una
idea al tomar cuerpo presta a encontrarse con el espectador. No siempre el
mayordomo es el culpable. Pero, si no es posible saber a ciencia cierta a dónde
nos conduce nuestro ascenso, es necesario iluminar el viaje con nuevas
preguntas, encontrar otros pisos, abrir distintas puertas antes de llegar al
paraíso.
Antonio Martorell
Taller La Playa de Ponce
2 de julio de 2019
LA ESCRITURA
COMO OBSESIÓN EN LA POESÍA DE JOSÉ ANTONIO MAZZOTTI*
* Reseña sobre libro de poesía El Zorro y la Luna, poemas reunidos.
1981-2016 (Premio José Lezama Lima, Casa de las Américas, 2019), de José
Antonio Mazzotti.
Por Marta Lesmes Albis.
Buena parte de la poesía de
José Antonio Mazzotti (Lima, 1961), compilada
en el volumen El Zorro y la Luna; poemas
reunidos. 1981-2016, mereció, en 2018, el Premio José Lezama Lima del
certamen literario de Casa de las Américas. Se encuentran aquí los títulos
anteriores Poemas no recogidos en libro (1981),
Fierro curvo (órbita poética) (1985),
Castillo de popa (1988), El libro de las auroras boreales (1994),
Señora de la noche (1998), Declinaciones latinas (1995-1999), Sakra Boccata (2006), Las flores del mall (2009) y Apu Kalypso (palabras de la bruma)
(2015); todo un derroche de poesía en diálogo constante consigo misma.
La primera impresión,
surgida de la lectura total del volumen, algunas de cuyas partes ya conocía, se
corrobora en otros acercamientos sobre la obra poética de Mazzotti y en ideas
suyas expresadas en diversas entrevistas. A la pregunta acerca de si el poeta
es un ser comprometido con su sociedad, Mazzotti respondió en cierta ocasión
que su obligación principal era con el lenguaje y con la poesía. Y es
cierto, la palabra, la poesía, la escritura como un todo sin fin desbordan
estas páginas con vehemencia y hasta angustiosamente, y son en verdad
diferentes y lo mismo -al cabo, su centro cordial- construidas en medio de
abrumadores contextos sociales, pero de forma tal que si la lectura no es
atenta puede crear ilusiones como si la realidad exterior al poema fuera una simple
mampara encubridora, porque el credo poético de Mazzotti se afirma en la
creencia de que el poeta es un ser
cultural y ético con derecho “a subrayar su libertad civil y por lo tanto
participar de las causas justas por el cambio social.”
La obra de José Antonio
Mazzotti se inscribe dentro de aquella generación cuyos miembros crecerían, de
acuerdo con Roger Santiváñez, “durante el estado de bienestar que significó la
Revolución Peruana del General Velasco, quien encabezó un proceso de reformas
estructurales” que cambiarían la historia del Perú, entre 1968 y 1975. Dicho
proceso: “fue la culminación de un devenir de lucha y anhelo que abrigaba el
pueblo peruano desde la propuesta de José Carlos Mariátegui en 1930 y que tuvo
un punto de gran efervescencia continental con el triunfo de la Revolución
Cubana en 1959.” Dentro de
ese grupo, Mazzotti sostiene una concepción revolucionaria de la vida que tiene
en la palabra, en la literatura y muy en especial en la poesía un primerísimo
lugar, pero anclado, aunque no de modo ortodoxamente representacional, en el contexto de la
realidad contemporánea, porque, como afirma, “si eres revolucionario en el
lenguaje, ¿por qué no tener una visión revolucionaria de la vida?”
Desde el triunfo en 1980 de Poemas
no recogidos en libro en los Juegos Florales de la Universidad de San
Marcos, ya Mazzotti, a pesar de su juventud, había descollado como un poeta de
madurez. Este premio no sería un suceso fortuito, sino el principio de una
trayectoria sostenida en el renuevo expresivo y la posibilidad de descubrir
siempre, como ya ha reconocido la crítica, “múltiples lecturas”. Poemas no recogidos en libro se publicó
un año después. En el prólogo, Washington Delgado afirmó: “El trabajo premiado
sorprende por su extraordinaria madurez: la técnica en el manejo del verso
libre y la arquitectura total del poema resultan impecables y, al mismo tiempo,
estas virtudes estilísticas se hallan al servicio de un pensamiento y
sentimiento poéticos poderosos, profundos e implacables.”
Mazzotti es un poeta de
temas y tópicos constantes. Las claves principales de su obra están en aquel
primer libro: el Perú, su cultura y el exilio; el amor y el erotismo; la
escritura como tópico autorreferencial, la crítica política y social. La
construcción de su universo poético no representa la realidad, sino que expresa
su inconformidad con la misma a través de la irreverencia y la desacralización
de los convencionalismos de todo tipo, los mitos, la religión, la historia, la
vida diaria…, para lo cual los dislocamientos en la sintaxis, el barroquismo y
el hermetismo de las imágenes operan como un recurso extraño y al mismo tiempo
iluminador.
El desafío es harto
elocuente en el epígrafe (después de una
lectura de R. Jakobson), que
precede ese poema colosal titulado “Yegua es la hembra del caballo.” La poesía, considera Mazzotti, “tiene como
finalidad principal transformar el lenguaje. Trata de acercar nuestro lenguaje,
limitado, comunicativo, contextual, referencial, a esa otra posibilidad que es
la construcción de una realidad diferente, la poesía como visión del mundo.” El
epígrafe, después de una lectura de R.
Jakobson, en su cargada ironía en relación con el poema, desmiente la
linealidad del esquema de Jakobson y demuestra, una vez más en la historia de
la poesía, que en tanto la realidad ofrece el contexto básico para la creación,
ésta posee su lógica propia porque es otra realidad construida.
Los motivos y referentes
literarios encontrados en los poemas de Mazzotti son casi imposibles de
enumerar, tantos y tan diversos… para dar fe de una propuesta original fundada
en el conocimiento profundo de la poesía desde el barroco virreinal, hasta el
neobarroco, hecho que le permite al creador retomar y recrearlo todo en su
verso y, al mismo tiempo, renegar de todos los modos precedentes.
Me gustaría evadir el
absoluto de visitar algunos de los mejores momentos de esa obsesión por la
escritura, a mi modo de ver el tópico vertebrador de su poesía. En todo caso no
sería sino solo el repaso de los más gratos de mi lectura, más comprometida
ahora con la intención de otorgar a mis argumentos ciertos ejemplos más o menos
objetables, que de explicarla. El propio poeta me libera, de manera explícita,
de ese arriesgado compromiso en la Advertencia a la primera edición de El Zorro y la Luna cuando afirma: “Las
alusiones que en algunos de estos poemas alguien desee identificar de acuerdo
con su propia imaginería, «¿tómelas cada uno como quisiere y déles la alegoría
que más le cuadre», según sugiere el Inca Garcilaso.”
En “A un joven poeta
activista”, de Poemas no recogidos en
libro, se aprecia desde el comienzo la tensión entre realidad y escritura.
El sujeto lírico, que expresa aquí su relación activa con el contexto real (“No me hables /de la Realidad, a mí/ hundido
en cien batallas”), exige también a su mudo interlocutor similar
compromiso con la poesía cuando le demanda: “métete la realidad en el poema”.
“Valle del santa /invocación de Calíope y del olvido”, de Castillo de popa, es un remedo de la épica homérica, en irónica
asociación con la cruda realidad de los pobres y marginados del continente -o
¿del mundo? En Las flores del mall
podemos advertir un repaso crítico de la historia desde la más remota antigüedad,
pasando por la de nuestro continente de sur a norte, hasta nuestros días, sin
forma de poder encontrar la palabra categórica o la cita rotunda para un
ejemplo.
En estos versos, la alusión
al acto de creación es algunas veces directa, en otras se presenta en imágenes
cuales bramidos acosadores desde el fondo frío y blanco de la página. La
obsesión por la escritura ostenta una marcada insistencia y casi siempre en
concordancia con las demás preocupaciones y los modos irreverentes que asedian
continuamente al sujeto lírico. En poemas como “Los amores imposibles, los
poemas” expresa:
y son lo mismo al fin y al cabo el poema y la puerta que se cierra
sin hacer ruido y son lo mismo esa puerta que se cierra y un amor
imposible que hace ruido
estrepitosamente
y tienes que escribir el poema
escribir el poema
escribir el poema
a
como dé lugar.
Algunos otros títulos de Poemas no recogidos en libro (“Contra el
arte poética”, “Oración” y “Palabras”, por ejemplo) son elocuentes por lo
explícito de la idea de la escritura como una obsesión que permanecerá, pero
menos evidentemente, a lo largo de su trayectoria creativa, cuando la alusión
adquiere nuevos y más intrincados matices. En “En press de banca”, de Señora de la noche, no nos extraña
que el cuerpo y la palabra se aniden en una misma imagen: “de treinta para abajo/ una musculatura/
insuficiente, de treinta/ para arriba el esfuerzo/ parece una palabra
suspendida/ en la punta del verso más hermoso”. Se repite en “Muslos”: “Quién quiere escribir todo pareciendo/ que
quiere abarcar todo y sin embargo/ no abarca sino el borde de la hoja”.
Y en Declinaciones latinas el poema
homónimo retoma entonces el acto de escribir en la era de las nuevas
tecnologías, aunque para el poeta la novedad tecnológica no signifique una
diferencia sustancial dentro de los desafíos que debe enfrentar el escritor:
Es muy fácil adquirir conocimiento
asumiendo la densidad de la nada, que es lo que a todo el mundo
aloca
como la raya intermitente de la computadora, a partir de la cual
todo se puede escribir, siempre que sea alfabeto latino, y allí
viene
tu problema: que no hay alfabeto latino
que valga de nada, si no hay ruta
que seguir /…/
O como se
expresa en el Poema 10, de Las flores del
mall:
Escribir sobre la tierra fragorosa, sobre el pasto, escribir
Como un enfermo de sarna /…/
/…/ escribir
De ti, escribir de mí, escribir
De nada, pero
Escribir
Escribir
Escribir
Desde su primer libro y
siempre en la búsqueda del renuevo dentro de una definida concepción de la
poesía como espacio en el que las palabras y las imágenes están descolocadas
frente a un espejo empañado, la poesía de José Antonio Mazzotti repasa los
principales modos históricamente conocidos de la creación poética y en sus
libros las imágenes van de la metáfora sensorial, a la narrativa, de la poesía
pura al conversacionalismo, hasta llegar a esa cualidad de la intelección
difícil y el hermetismo barroco ahogado en la imposibilidad de la expresión
diáfana, “donde se retuerce la sintaxis y la referencialidad de los poemas,
negando el carácter supuestamente comunicativo del poema.” Apu Kalypso, palabras de la bruma, aunque ya no se lee con la
vehemencia de los anteriores, retoma sus constantes en un verso más sereno o
pausado, pero da fe desde el título de esa cualidad de su poesía de desafiar a
la palabra misma, para no caer rendido en el empeño, sino siempre victorioso,
con la poesía como obsesión en ristre.
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PM. Los martes 8:30 p.m., por el Canal Educativo.