viernes, 28 de diciembre de 2012

CRISTINA FERNANDEZ PRESIDENTA ARGENTINA AL OBISPO EN EL NACIMIENTO DE JESUS   FEDERICO PAGURA   FRANKLIN NULLY BROWN
Carta de la Presidenta de la Nación al Obispo Metodista De Nully Brown.
 La Presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, remitió una carta al Obispo de la Iglesia Metodista, Franklin Nully Brown, cuyo texto se reproduce textualmente.
Estimado pastor Franklin Nully Brown:
Quiero agradecerle el libro que me hiciera llegar y sus saludos  por la conmemoración del “Día Universal  de la Declaración de los Derechos Humanos”
Coincido con Ud. en el legado que nos dejó el Obispo Federico Pagura, hombre de nuestra querida Santa Fe, que desde la fortaleza de la fe  sirvió incansablemente  a la causa de la defensa de los Derechos Humanos.  Como no recordar su acompañamiento a las Madres de Plaza de Mayo o su riesgoso trabajo con los refugiados chilenos  en los primeros tiempos de la dictadura militar chilena.
Aprovechando estas fiestas donde celebramos el nacimiento de Jesús, le pido a Dios que nos ayude a todos a ser un poco mejor todos los días, que no nos desanimemos,  que pensemos en él que se mantuvo erguido siempre, sin cálculos, sin pensar en que podía pasarle.
Convertir a la Argentina en un país justo y equitativo, reparar iniquidades y expoliaciones  y recomponer derechos ha sido nuestro  objetivo desde siempre.
Reciba mis cordiales saludos
Cristina Fernández.+ (PE)
PreNot 10141
121224
 
Agencia de Noticias Prensa Ecuménica
54  291 4526309. Belgrano 367.
Cel. 2914191623
Bahía Blanca. Argentina.
www.ecupres.com.ar
asicardi@ecupres.com.ar

SOCIEDAD RURAL ARGENTINA DEBE DEJAR PREDIO DE PALERMO
LA EMBAJADA DE ESTADOS UNIDOS NO POR AHORA.  titula Toto

 

UN PARO GANADERO SIN MAYORES CONSECUENCIAS A la Sociedad Rural se le terminó el negocio del Predio de Palermo 

Que ya no se vive en la nefasta década del '90, puede dar testimonio la cúpula ruralista tan aprovechada por entonces. Se le acabó el curro del Predio de Palermo, comprado a precio vil y nunca terminado de pagar.

EMILIO MARÍN
 

“Estamos en ese lugar desde 1875” protestó ante los medios el titular de la Sociedad Rural Argentina, Luis M. Etchevehere, luego de conocerse que el gobierno había anulado por decreto 2552/12 la cuestionada venta del Predio a la entidad.

Y sí, Etchevehere. A veces alguien está en un lugar mucho tiempo y no por eso tiene coronita. Los pueblos originarios están desde antes de 1492, cuando los “descubrieron”, y sin embargo no son dueños de sus tierras, en la mayoría de los casos. En Argentina los fueron expulsando de sus territorios y no con decretos de papel, sino con fusiles, como la “Campaña del Desierto”.

Los de la Sociedad Rural lo saben perfectamente porque muchos de sus fundadores, como los Martínez de Hoz, se beneficiaron con millones de hectáreas de esa represión del Ejército en el siglo XIX y continuados por otros métodos hasta nuestros días. Esta referencia es a la sojización y el desmonte, que deriva en crímenes como los de los campesinos Cristian Ferreyra y Miguel Galván, en Santiago del Estero, y de los hermanos Qom en Formosa.

La medida de Cristina Fernández es legal, plasmada en el citado decreto del PEN divulgado el jueves por el jefe de Gabinete y publicado en el Boletín Oficial. Se deja sin efecto la venta que el Estado noventista y privatizador, bajo un espeso manto de corrupción, hizo en 1991 a favor del lobby ganadero.

El PEN invocó el “precio vil” pactado por Carlos Menem y Domingo Cavallo, de 30 millones de dólares, pagadero en cómodas cuotas anuales de 2 millones. Otra tasación doblaba esa cantidad.

El segundo justificativo es que tan baja cotización nunca llegó a pagarse plenamente. En 2001 los ruralistas alegaron la crisis económica y suspendieron sus obligaciones, nunca reanudadas. O sea que incumplieron las cláusulas de la operación, algo que el propio Etchevehere debió admitir, colateralmente, en algunos reportajes.

El tercer aspecto que tuvo en cuenta la decisión gubernamental fue el proceso judicial iniciado en 2010 por el juez federal Sergio Torres, que desnudó aquellas irregularidades, dictando el procesamiento contra Cavallo y otros funcionarios por peculado.  Una tasación oficial pedida por el magistrado estimó que el valor del predio en 1991 debió ser de 132 millones de dólares.

Una dependencia oficial que administra bienes del Estado ya le comunicó a la SRA que en un plazo no mayor de 30 días debe devolver el bien en perfectas condiciones. Y el ministro de Justicia, Julio Alak, le aclaró al lobby que, si quiere realizar allí su tradicional Exposición anual, puede hacerlo pero abonando un canon al Estado.

Los oligárquicos representantes fueron ganados por la furia. Dijeron que el gobierno violaba la propiedad privada y las leyes, actuando con espíritu revanchista por la derrota de la resolución 125. Pero fuera de mandar sus abogados a Tribunales y convocar a un paro ganadero el

26 de diciembre, mucho más no pudo hacer. La proeza de 2008, cuando la Sociedad Rural le hizo creer a buena parte de los argentinos que era “el campo” y que éste era “el país”, ya fue.

 

Dime quién te defiende...

...y te diré quién eres. En defensa de su aliado salieron los otros integrantes de la venida a menos Mesa de Enlace Rural, o sea las Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), la Federación Agraria Argentina (FAA) y Coninagro. Estos cuatro jinetes provocaron la Apocalipsis de 2008 y 2009 con centenares de cortes de rutas, con afectación del comercio y suba del precio de alimentos, pérdida de toneladas de mercadería (frutas, verduras, leche, etc) y lock out patronal del sector.

Ese cuarteto convalidó la protesta de Etchevehere y llamó a un paro ganadero sin el menor impacto en la economía. Es un gesto simbólico y más en la semana que va de Navidad a Año Nuevo, cuando tendrá cero acatamiento.

No es mucho más la adhesión recogida. Los constitucionalistas conchavados para publicar columnas de opinión a favor de Clarín, también en este asunto copian y pegan párrafos de artículos anteriores sobre “la afectación del derecho de propiedad previsto por el artículo

17 de la Constitución Nacional”.

Los incendiarios editoriales de “Gaceta Ganadera” fueron más allá y acusaron a la presidenta de estar violando el artículo 29 de la CN, arrogándose la suma del poder público. “Así, de un plumazo, la Presidenta ha asumido funciones judiciales que le están claramente vedadas por la Constitución”, sostuvo el sábado 22. Luego de leer eso, Etchevehere, arremetió, como alguno de sus toros entrerrianos: “la Constitución dice que los gobiernos que hacen este tipo de confiscaciones, tienen que ser penados como infames traidores a la Patria”.

Al día siguiente, el domingo 23, un criador de caballos y socio de la Rural, también condenaba a la presidenta desde “La Nación”. “Cristina siempre quiso todo el poder por todo el tiempo y éste es el rasgo absolutista, nada republicano, de su comportamiento. Ha dado en este sentido múltiples pruebas de su desmedida ambición, la última de las cuales fue la embestida frontal contra la Sociedad Rural Argentina, que es la encarnación de todo lo que detesta” escribió ese ruralista bonaerense. Se llama Mariano Grondona.

Por lo demás la cosecha de solidaridades no llena ni un camión de hacienda. Hubo una declaración de las cámaras ASAGIR, ACSoja, ArgenTrigo y MAIZAR y de la asociación de siembra directa -peonada de Monsanto-, y otra de la Asociación Empresaria Argentina, cuyos primeros tres vicepresidentes son Luis Pagani, de Arcor; Paolo Rocca, de Techint y el inefable Héctor Magnetto, de Clarín.

Otro de AEA que dio el pésame fue Cristiano Rattazzi, de Fiat, de excelentes relaciones con José Luis Manzano en aquellos años del menemismo.

Poco imaginativo, Etchevehere tiene la misma táctica de Clarín: que la justicia le dicte una medida cautelar. Es como un ternero crecidito que quiere seguir prendido a esa teta. No quiere que lo saquen de ese valiosísimo predio de 12 hectáreas  y 45.000 m2 cubiertos.

 

¿Negocios o Cultura?

Mientras estuvo bajo el dominio de la Sociedad Rural, Palermo sirvió para rendir homenaje a los oligárquicos fundadores y barras bravas de la entidad; a uno de sus pabellones lo bautizaron “Martínez de Hoz”.

Peor aún, en sus Exposiciones anuales se convirtió en un lugar de adoración de las dictaduras, con ovaciones para los generales Juan Carlos Onganía y Jorge Rafael Videla, en 1966 y1976 respectivamente.

Los ruralistas se aplaudían a sí mismos, porque detrás del primero se agazapaba Adalbert Krieger Vasena. Y del segundo, José A. Martínez de Hoz y Jorge Zorreguieta, ejemplares premiados de sus propios planteles.

En ese escenario se silbó a presidentes democráticos como Raúl Alfonsín, en 1988, cuando el dueño de casa era Guillermo Alchourrón (luego diputado cavallista y presidente de la AFJP Orígenes). Y se ovacionó al vicepresidente que había traicionado la democracia en 2008, saltando el alambrado rumbo a la estancia.

Desde que la Rural adquirió de mala manera el predio, en 1991, la lista de sus socios privados también arroja indicios de un negocio para monopolios, sin ningún sentido social. Allí se fueron alternando el banquero Raúl Moneta, del banco República; el ex embajador norteamericano James Cheek y la multinacional Ogden; el empresario de cuentas opacas, Francisco De Narváez y finalmente, tras la venta de éste, el Fénix Entertaiment Group y Alto Palermo SA, en partes iguales. La última firma, que controla la mayoría de los shopping, está dirigida por Eduardo Elsztain, de IRSA, mandamás del Banco Hipotecario y la Cámara de Comercio Argentino-Israelí. Su conexión con los negocios agropecuarios pasa por las estancias de Cresud, fundada -como IRSA- por George Soros.

Este espectro tan poco nacional está en pie de guerra ante la pérdida del predio. A la jauría se agregó Cavallo. Furioso, gritaba contra “la estrategia que en forma alevosa viene utilizando este Gobierno para tergiversar la historia de nuestra Patria”.  Y mentía con que “seguramente esa apropiación se lleva a cabo para aumentar las fuentes de ingresos corruptos con los que se han venido enriqueciendo muchos de los miembros de este gobierno”. El amigo de lo ajeno cree que todos son como él.

Es muy auspicioso que la presidenta firmara el decreto de recuperación y ahora se abren debates sobre qué hacer allí. En vez de repetir la rutina de las 126 exposiciones de la SRA, sólo que ahora pagando canon al Estado, sería bueno poner en el lugar a Tecnópolis y otras citas de la cultura, el deporte y la economía con sentido social.

Y que el pabellón “Martínez de Hoz” sea rebautizado “Gallego Soto y Facón Grande”, en homenaje a los líderes de las huelgas de la Patagonia en 1921. Don Osvaldo Bayer y muchos más seguro que se prenderían a pintar esos nombres de obreros en la pared, para que comience otra historia en lugar del Palermo concheto. Sería también, a su manera, un nuevo Espacio para la Memoria.
 

Sergio Ortiz

face: Sergio Ortiz

twitter: sergioortizpl

 MANUEL BELGRANO ARGENTINO BOMBERITO DE LA PATRIA HUMAHUACA LORENZO LUGONES CORONEL EXODO JUJEÑO DIAZ VELEZ BALCARCE HEROICOS

LA TRADICIÓN PATRIA BICENTENARIA


"Cuando se ha roto la tradición, se ha conturbado el presente y se ha obscurecido el porvenir: borrar la historia es producir la noche."

"Aquella generación que no hincha la labor de sus antepasados, poco le interesa su destino. Desde que hay memoria, ya hay tradición; desde que hay tradición, ya hay patriotismo; desde que hay patriotismo, ya hay nacionalidad. El pretérito obliga, escarmienta, ilumina y envalentona; menospreciarlo no constituye profanación, sino conato de suicidio."


ALMAFUERTE
(argentino, 1854 - 1917)
 

RECUERDOS HISTÓRICOS

Por el Cnel. Lorenzo Lugones

(Nació en Santiago del Estero el 10 de agosto de 1796 y murió en Tucumán el 21 de enero de 1868.
En 1810, a los 14 años de edad, se incorporó al ejercito, al Cuerpo de Patricios Santiagueños.
Como guerrero
de la independencia, combatió en todas las batallas libradas
por el
Ejército Auxiliar del Perú en las campañas del Norte)



[Introducción]


Al emprender un trabajo tan superior á mis fuerzas y ajeno hasta cierto punto de mi profesion, he tenido en cuenta concurrir con mi grano de arena al esclarecimiento de la verdad histórica de mi país, trasmitiendo á la posteridad en su verdadero punto de vista, los distinguidos hechos de tantos varones ilustres, hijos beneméritos de la Patria.

Estos apuntes no serán un modelo de elocuencia y erudicion, ni encontrarán los que los lean aquel estilo florido de otros escritores que por sí solo basta para escitar interés y cautivar la atencion; yo escribo á mi modo, llana y sencillamente los hechos que han pasado ante mis ojos y de los cuales soy actor y testigo; sin prevencion de ninguna clase, sin pretension de ninguna especie y sin aspiraciones de ningun género.

Mas antiguo en el servicio que el ilustre general Paz, comenzaré la narracion de mis recuerdos históricos desde la cuna misma de la Independencia de mi país en la formacion del ejército auxiliador del Perú.

Mis lectores me dispensarán sí en los primeros pasos de mi carrera militar me ocupo de pequeñeces insignificantes para otros; pero para mí de muy gratos recuerdos y que ponen en transparencia el entusiasmo puro de aquellos tiempos de verdadera abnegacion y patriotismo.

Cnel. Lorenzo Lugones
Buenos Aires, 1855.


----------------------------


[El Gral. Manuel Belgrano, ese "curioso bomberito de la Pátria" (marzo, 1812)]

Don Manuel Belgrano, general en jefe nombrado entonces en relevo de Pueyrredon, se hizo cargo del ejército á principios del año 12 en Yatasto. Al día siguiente de haber llegado mandó formar el ejército, pasó revista general, lo proclamó, lo reanimó y dando sus órdenes relativas á emprender una nueva y gloriosa campaña, contramarchó inmediatamente y al situar su cuartel general en Jujuy, destacó una división á vanguardia que se situó en Humahuaca al mando de don Juan Ramón Balcarce.

El general Belgrano, hombre de orden y de más capacidades que todos los que hasta entónces se nos habian presentado, restableció muy luego en el ejército la moral, sujetándolo, á costa de ejemplares sacrificios, á una estricta subordinación y disciplina. Pudo restablecer en regular forma una provisión y un hospital, una maestranza, una academia práctica, un cuerpo de ingenieros y un tribunal militar; pasaba revistas diarias, y como todo lo examinaba por sí mismo, juzgaba de las cosas con pleno conocimiento, y remediaba oportunamente los males.

El general Belgrano, el único indicado para salvar la Pátria en aquellas circunstancias, aparecía en todas partes como el ángel tutelar, trabajando sin descanso, rondaba el ejército de día y de noche, para imponerse de todo lo que podía ocurrir, se puede decir que nada se ocultaba á su celo y vigilancia: de modo que cuando recibía un parte, ya él estaba en los antecedentes de lo sucedido. Los soldados del ejército, no podían clasificar mejor el mecanismo y escrupulosidad del General, que llamarle el chico majadero, el curioso bomberito de la Pátria.

Mientras que el general Belgrano trabajaba en la mejora del ejército, nosotros trabajábamos también en nuestra vanguardia, en igual sentido, atendiendo al enemigo y á la disciplina de nuestra tropa á órdenes de un jefe que se manejaba con las mismas máximas de Belgrano, se puede decir que el ejército en muy breve tiempo dió notables avances en su moral y disciplina, la Patria podía contar con soldados que habían comprendido ya la profesión militar; un oficial de cualquier graduación que fuese, más quería ser destinado al punto más peligroso que recibir una reconvención del general Belgrano.


[El heroico éxodo iniciado en Jujuy (agosto, 1812)]

Tal fué nuestro estado, cuando hacia fines del mes de agosto, el enemigo hizo sobre nosotros un rápido movimiento y cargó con velocidad por varios puntos y á pesar de que fué sentido, no nos dejó más tiempo que el muy necesario para demoler nuestra fortificación de campaña, arrear nuestras provisiones y reunirnos al cuartel general, con la pérdida de muchos oficiales y tropa que cayeron prisioneros en varias guardias y partidas avanzadas que fueron sorprendidas.

El general Belgrano, esperó con resolución los últimos instantes, destacado, ó en franqueza diré mejor, en los suburbios de la ciudad de Jujuy. Se puede decir, que un exceso de delicadeza, honor y aun un cierto despecho patriótico, le hicieron adoptar el riesgoso plan de retirarse al frente del enemigo con el ejército en masa, cubriendo la retaguardia de las familias de Jujuy y Salta que emigraban con nosotros; ejército y familias, con pequeños intérvalos, formábamos á la vez una sola columna. El enemigo entraba á la plaza cuando nuestro ejército desfiló en retirada, cubriendo sus espaldas con reforzadas guerrillas, que á pesar de las ventajas del local y los esfuerzos que hacíamos, no éramos suficientes para contener á un enemigo que con dobles fuerzas nos perseguía con tenacidad sin dejarnos descansar: nuestra retirada llegó á ser tan apurada, que tuvimos que pasar por muchos momentos de conflicto y desesperación; entretanto el general Belgrano, recorria la columna de punta á cabo, dando órdenes que se habían de cumplir bajo pena de la vida, mientras que los valientes Díaz Velez y Balcarce sostenian la retirada del ejército y las familias, peleando dia y noche con la vanguardia enemiga.

Al pasar por Cobos y el Campo Santo, un imprevisto acontecimiento nos puso en conflicto, en el acto mismo que se ejecutaba la orden de fusilar dos soldados que se habían desviado de la columna con ánimo de desertar: hizo una tremenda explosión una carreta de municiones que se incendió de un modo inaveriguable: este fatal incidente, que en breves instantes llegó á noticias del enemigo, fué para nuestros soldados una señal de mal agüero que acabó de desalentarlos, y como por una precisa coincidencia, la persecución del enemigo, desde ese momento fué más activa, más tenaz y ofensiva, al paso que nuestra retirada se hacía más enérgica; ni ellos ni nosotros pudimos tener un descanso de dos horas completas, en el espacio de sesenta y más leguas andadas en cinco ó seis días con sus noches, dejando muchas veces reses carneadas en el camino, que el enemigo las aprovechaba, porque nosotros no teníamos tiempo para asar carne.


[Todos combatimos en Las Piedras (3 de septiembre, 1812)]

Al llegar al río de las Piedras, la vanguardia enemiga venía interpolada con la retaguardia nuestra, el excesivo calor, el viento, la humareda de los pajonales que nuestros gauchos les prendían fuego por ambos costados del camino, el polvo y la gritería de los enemigos que nos perseguían en barullo, sin que nada pudiesen contenerlos, hacían más completo el desórden y confusión de aquella mañana, algunas carretas de las de nuestros emigrados, cargadas de intereses, habían caído en manos del enemigo, varias guerrillas nuestras habían sido derrotadas y algunas hechas prisioneras. Deshecha nuestra retaguardia, cansada de fatiga, sueño y hambre, no podía contener ya á un enemigo que al cebo de tantos acontecimientos desfavorables á nosotros, se lanzaba encarnizado sobre nuestro ejército, como á sorberlo: nuestra pérdida era ya de mucha consideración y todo presagiaba una cierta é inevitable derrota.

Comprometido Belgrano á una acción forzosa, se vió en la precisión de tomar el único y último partido; ganó con la velocidad que exigían las circunstancias y sin vacilar, la costa del río, y destacó en el mismo paso dos baterías que sirvieron de base á la formación del ejército, que aprovechando todas las ventajas del local, prolongó una línea de batalla que en apariencia cuadruplicaba nuestro número: Belgrano corría como una exhalación á todas partes y atrincherando su línea, ya en las carretas, ya en los árboles y tupídos bosquecillos situados á la ribera del río, aseguró completamente los flancos del ejército; proclamó en muy pocas palabras, y dando orden de pena de la vida al que eche un pié atrás, esperó con firme resolución la numerosa vanguardia enemiga, que venía envanecida, pero en desórden, confundida con nuestra retaguardia entre el polvo y la gritería; el fuego de una de nuestras baterías despejó nuestro frente y el de ellos, y llegó el momento de vernos las caras en formal combate. El enemigo marchó de frente sin detenerse; más, al dar de lleno con nuestra línea, hizo alto en acción de tomar medidas de ataque, pero se advirtió que vacilaba y en esos momentos tan oportunos para quien sabe aprovecharlos, envistió nuestra ala derecha con todos los aparatos de una tempestad y el enemigo cediendo al furioso empuje de los que en la desesperación pelean con la resolución de vencer ó morir, volvió caras en masa, como quien trata de salvar sin reparar las pérdidas.

Emigrados de Jujuy y Salta, peones de servicio, comerciantes y cuantos más venían á la par del ejército, todos tomaron parte en aquel glorioso lance que dió vida á la patria. El enemigo, completamente ofuscado, huía en desordenados trozos, sin mirar en lo que dejaban atrás; fué perseguido con el mayor rigor el espacio de una legua, dejando en todo el camino muchos despojos, prisioneros, heridos y cadáveres; más de cien prisioneros de los nuestros lograron escaparse, rescatamos las carretas que poco antes nos habían tomado, y por último pudimos recuperar en mucha parte nuestras pérdidas.

A las cuatro de la tarde, el ejército descansaba victorioso: desde ese feliz momento las cosas habían tomado un aspecto enteramente diverso, el triunfo hizo desaparecer de golpe la fatiga, el cansancio, el hambre, la sed y el desaliento; en aquellos momentos de alegría inexplicables, no se pensaba más que en las glorias de la patria. Y el general Belgrano, dejándose ver de fogón en fogón, escuchaba placentero la alegre charla de los soldados, que al tender su mirada sobre ese chico majadero que infundía tanto respeto, ese curioso bomberito de la Patria, que prometía tantas esperanzas, le añadían algún renombre más, el brujo rubilingo, vicheador viejo, rondinerito de todas horas.

Al entrarse el sol, Belgrano mandó formar el ejército y pasó una ligera revista. Llamó por sus nombres á los que murieron en esa mañana: «no existen, dijo, pero viven en nuestra memoria, están en el cielo dando cuenta á Dios de haber derramado su sangre por la libertad.» Felicitó á todos dando las gracias, llenó de aplausos á los soldados, y despachando con anticipación todo lo que podía sernos embarazoso, quedó expedito para moverse cuando quisiera. Los soldados habían tomado ración doble, hicieron sus fiambres y quedaron listos. Luego que acabó de anochecer, el ejército continuó su marcha en retirada, dejando mil fogatas encendidas en la ribera del río al cuidado de un oficial que quedó destacado en el mismo paso con 25 carabineros del regimiento de Dragones.

Habiendo desaparecido los motivos que por instantes solían alterar el orden de nuestras marchas, el ejército medía ya sus jornadas, tomando las horas que le eran necesarias para su descanso, especialmente cuando apuraba mucho el sol.


[Marchamos a Tucumán. Nos preparamos para dar batalla]

Nuestra ruta indicaba una larga retirada hácia Santiago del Estero ó Córdoba por el camino de las Cañas; al llegar á Burruyacu, el General recibió una diputación y sin trepidar varió de dirección y condujo el ejército á Tucumán, resuelto á aventurarlo todo en defensa de un pueblo que lo llamaba en nombre de la Pátria, asegurando la victoria.

El enemigo, escarmentado en el río de las Piedras, había hecho alto entre Metán y Yatasto, y ocupado por algunos días en tomar sus medidas, nos dió tiempo para reunir los preparativos de su buen recibimiento en Tucumán. Santiago del Estero y Catamarca, se preparaban también para auxiliamos, el entusiasmo fué general. Tucumán llevando la iniciativa en la resolución heróica de los pueblos, había jurado no ser ocupado por los realistas y lo cumplió sin omitir sacrificio. El ejército por su parte correspondió fielmente á las esperanzas de un pueblo, dispuesto á todo género de sacrificios menos al de rendirse á los enemigos.

Desde los momentos que llegamos á Tucumán, emprendimos un trabajo constante, sin perder tiempo ni omitir ninguna medida de las que debían asegurar el plan de una batalla que iba á decidir de la suerte de la Pátria.

El general Belgrano altamente comprometido á una acción decisiva, teniendo que habérselas con un enemigo superior en número, que desde el Desaguadero había marchado por el camino de los triunfos; con la atención al pueblo, al ejército y al enemigo, no descansaba un sólo instante. Su cuartel general, reducido á un corto número de hombres, corría tras él á caballo, á todas partes y á todas horas, ningún individuo de los de su pequeña comitiva desensillaba el caballo, no siendo para mudar otro. El ejército parecía que adivinaba los pensamientos de su General, bien se podía creer que entre ambos había un espíritu de emulación, á cual cumplía mejor con sus deberes, el uno mandando y el otro obedeciendo. Tal fué el estado de subordinación, amor al orden, patriotismo y disciplina á que el chico majadero pudo reducir el ejército de su mando en poco tiempo.

Belgrano en aquellos días de los preparativos para la batalla, dueño de la confianza general, vió con satisfacción cumplirse al pié de la letra todo cuanto ordenaba: se puede decir que no le quedó cosa por hacer, con un ejército que le obedecía ciegamente y un pueblo que le guardaba las espaldas […]

Nuestros soldados situados en los suburbios de la ciudad esperando al enemigo, parecia que se impacientaban ya por salir de aquel estado que muchas veces suele colocar al guerrero entre la duda y la esperanza. Entretanto el bello sexo del patriota pueblo dirigía sus plegarias al cielo y la Virgen Santisima de Mercedes.


[Tucumán, "Sepulcro de la tiranía" (24 de septiembre, 1812)]

Tal era nuestro estado cuando el enemigo la emprendió sobre nosotros, marchando con medida pausa, como quien en la lentitud se dá tiempo á mayores previsiones; desde Trancas abrevió cuanto pudo, el 23 pasó la noche en Pocitos y el 24 por la mañana se dejo ver por el camino del Cevil Redondo, costeando la margen izquierda del arroyo del Manantial, por entre los ralares del alto de las Tunas, bajó al campo de batalla y dió frente, inclinando su derecha hácia el bajo de los Aguirres; un cuerpo de milicianos de Santiago del Esteró llegó á tiempo y ocupó un lugar en la línea con su comandante don Pedro Pablo Montenegro, los de Catamarca llegaron también; pero no tuvieron tiempo para reunirse, el enemigo se había interpuesto, y quedaron cortados, perplejos y vacilantes hicieron uno ú otro movimiento, como quien entre varios caminos trepida sobre cual debe tomar; intentaron pasar tal vez y lo hubieran hecho; pero el ruido de los primeros cañonazos y la vista de tantos aparatos (desconocidos para ellos) los ofuscó y contramarcharon como en busca de una posición menos violenta; algunos gauchos comedidos reunidos con los baqueanos del ejército, se habían situado á lo lejos sobre nuestro costado izquierdo y permanecían á la espectativa, como quien está á las resultas: éstos alcanzaron á ver un gran grupo de hombres que se ponian fuera de combate, creyeron que eran enemigos y se lanzaron sobre ellos los catamarqueños sin volver los ojos atrás fueron perseguidos por los mismos nuestros un largo trecho, entretanto los milicianos de Tucumán y Santiago del Estero, reunidos al ejército, triunfaban por otro lado.

No me detendré en detallar los pormenores de una batalla, que cada año se renueva su memoria en celebridad del 24 de setiembre del año de 1812. El ejército triunfó en ese día, la patria se salvó, y Tucumán con el honroso título de Sepulcro de la tiranía, vió con gloria cumplidos sus votos y volar su nombre en las alas de la fama y á sus recreadores suburbios que se dilatan al sud-oeste, señalados por la victoria con el nombre de Campo de Gloria y Honor, y los vencedores en ese día, distinguidos con el título de Beneméritos á la pátria en grado heroico y en escudo de paño celeste al brazo izquierdo, que en medio de un círculo de palma y laurel bordado de hilo de oro se leía lo siguiente: La pátria á sus defensores el 24 de Setiembre del año de 1812 en Tucumán.

El enemigo aprovechando los momentos de un cierto desórden, consiguiente á aquellos instantes, en que nuestro ejército al romper por varias partes la línea enemiga, todo lo envolvió con denuedo, ocasionando una sangrienta baraunda casi inentendible: en estos momentos pues, que la victoria se decide en pro de los unos y en contra de los otros, pudo el enemigo reunir sus acuchillados restos á la reserva y permanecer algun tiempo sobre su mismo sepulcro, tirando de tarde en tarde un cañonazo á la plaza; entre los conflictos de su situación tomó el partido de intimar rendición, recibió por contestación, una burla, un desprecio y una amenaza que le hizo entender qué conociamos que, nuestra posición no era de recibir intimaciones, sino de intimar; bien convencido estaba el enemigo de su pérdida y solo buscaba los medios de poder salvar lo que le había quedado: permaneció algunas horas más manifestando deseos de tratar, hasta que llegó la noche y al abrigo de ella emprendió una retirada, que si la nuestra de Jujuy á Tucumán fué honrosa, la dé ellos de Tucumán á Salta no fué menos.


[La retirada del enemigo de Tucumán a Salta fué tan honrosa como la nuestra de Jujuy a Tucumán]

El general Belgrano alistó con la brevedad posible y destacó en persecución de ellos, una ligera fuerza a las ordenes del fogoso é infatigable Diaz Velez. Muy poco pudo andar el enemigo sin recibir por la espalda, las salutaciones de los que íbamos en su alcance; nos recibió con todo aquel valor necesario para resistir los furiosos ataques que frecuentemente hacíamos sobre ellos, de diversos modos y á distintas horas; nuestra persecución llegó á ser tan cruel hasta cierto punto, llevada en represalia por un camino que poco antes lo habíamos andado en retirada perseguidos por ellos con igual rigor.

Sin caballería que protegiera á la infantería, por caminos desconocidos, sin baqueanos, sin agua ni viveres y sin poder tomar un día de descanso, pasando muchas veces por larguísimas jornadas donde no encontraban mas que pencas de tuna para chupar y aplacar la sed, despues de vencidos en una batalla, sin haber tenido tiempo de refrescar, se resistían increiblemente como quien dice: muerto si, prisionero no; pero los que llegaron á caer en nuestras manos, eran tan bien tratados que muy luego de estar con nosotros, nos pedian con la misma franqueza que á unos hermanos, todo lo que necesitaban, especialmente carne asada para comer y caballos para montar. Tal fué el modo como el enemigo se retiró con sus restos hasta que pudo ganar la plaza de Salta.

Tan luego que pudieron acercarse á la ciudad, tomaron con prontitud medidas para asegurarse de la ocupación de ella y descansar, ganaron con presteza todos los puntos donde podrían hacerse fuertes y evitar que entrásemos tras de ellos á la ciudad. Salta á la llegada de ellos y la nuestra, fué saludada con un diluvio de balas que en fuego activo se cambiaban como en despedida, descargas de fusil contestaban á los adioses de nuestros carabineros. El enemigo logró atrincherarse en la plaza y nosotros aparentando permanecer en el sitio, establecimos una línea de destacamentos desde el Portezuelo hasta el río de Arias, cubriendo el campo de Castañares con pequeños grupos de gauchos que hacían el papel de sitiadores por aquella parte; permanecimos poco mas ó menos hasta las doce de la noche del siguiente día, y dejando mas de trescientas fogatas encendidas, levantamos nuestro campo con dirección á Tucumán por el camino de las cuestas.

Al regreso de esta campaña ascendí á Alferez de compañía.


[Nos preparamos para la campaña de Salta]

En los meses de octubre, noviembre y diciembre, Belgrano se ocupó en recoger los frutos de la victoria obtenida en setiembre, reorganizó el ejército, aumentando considerablemente su número con los contingentes venidos de los pueblos, y los batallones números primero y ocho de Buenos Aires; lo equipó completamente y arreglando con mayor esmero el parque, la artillería el convoy de hospital y víveres, quedó espedito en el espacio de cien días para abrir una nueva campaña.

Estábamos en el año 13 y casi á fines de enero, el ejército emprendió sus marchas sobre Salta, depreciando aguas, soles y ríos crecidos, y al pasar por el de las Piedras el General hizo alto como de descanso por un día y como quien pasa una ligera revista, mandó formar poco más ó menos en el mismo lugar donde poco antes, las circunstancias nos habían obligado á una acción forzosa.

Belgrano en el campo de sus primeras glorias, arengó recordando el triunfo de aquella vez en ese día; «La sangre de los que murieron aquí, ha sido vengada en Tucumán, y la de los que han muerto allí, será vengada en Salta» — dijo, y concluyó encargando á todos la subordinación, y disciplina, unión, valor, constancia, amor á la Patria y á las glorias.


[Ratificamos nuestro Juramento a la bandera blanca y celeste á orillas del río Pasaje, al que llamamos Río del Juramento (13 de febrero, 1813)]

Llegamos al río del Pasaje, punto de reunión general para el ejército, y aqui se recuerda un acto solemne, digno de la historia. Habiendo el ejército formado en parada conforme á la orden general, se presentó en el cuadro, Belgrano con una bandera blanca y celeste en la mano que la colocó con mucha circunpección y reverencia en un altar situado en medio del cuadro; proclamó enérgica y alusivamente y concluyó diciendo, "Este será el color de la nueva divisa con que marcharán á la lid los nuevos campeones de la Pátria."

Esta es pues, la bandera que por primera vez flameando en el suelo Patrio, á las márgenes de un río memorable, improvisada por el genio y enarbolada por la libertad, como dice el cantor insigne, en el Nuevo Mundo renovó de la pátria el antiguo esplendor, y llevada luego en triunfo por el héroe Belgrano en la cima del Potosí tremolando, los huesos conmovió del Inca en sus tumbas; ella es tambien la que traspasando los Andes con San Martin, atravesando las dulces y salados mares, arribó triunfante hasta el Chimborazo y el libertador Bolivar la saludó reverente; ella es finalmente la que flameando siglos enteros en el suelo Argentino, recordará á los hombres, mil pasados tiempos de gloriosa ventura, grabados en la historia por hechos que eternizan el nombre Argentino.

¡Oh Bandera de mi Patria guerrera! ¡Signo precioso de la libertad, inmortal divisa de la noble igualdad; yo tambien en ese día, acaso el más joven de todos los guerreros de ese tiempo, en medio de todo un ejército que desfilaba por delante de tí, á tus pies, juré por la Patria, en cien batallas vencer ó morir!

El ejército ratificó su juramento besando una cruz que formaba la espada de Belgrano, tendida horizontalmente sobre el asta de la bandera; con este ceremonial concluyó el acto y el ejército quedó dispuesto para la primera señal de partida.

A distancia de cien pasos del paso del río, sobre la ribera que gira al oeste, á la altura de un notable barranco, había un árbol que por su magnitud se distinguia sobre todos los de sus cercanías; limpiando una parte de su corteza, hácia media altura de un hombre, en medio de un círculo de palma y laurel, dibujado en el tronco del árbol se grabó una inscripción que decía, "Río del Juramento", y mas abajo la siguiente estrofa:

«Triunfaréis de los tiranos
Y á la pátria daréis gloria
Si, fieles americanos
Jurais obtener victoria.
»


[La batalla de Salta en el campo de Castañares, una victoria completa (20 de febrero, 1813)]

Esforzando el ejército las marchas de día y de noche en los días 15 y 16 de febrero, atravesó los campos del Pasaje avanzando rápidamente hasta el Algarrobal, y dejando aquí á un lado, todos los caminos reales, el 17 por la noche atravesó las sierras de la Lagunilla y trastornando las cumbres que se encadenan desde la caldera hasta el cerro de San Bernardo, descendió con todo su tren, y á la vista del enemigo, hácia las ocho de la mañana del 18 al paso del río Baquero, donde pasó el día y la noche, cortando la retirada á los de Salta y la comunicación á los de Jujuy; el 19 arreando de frente todos los obstáculos que el enemigo pudo presentar, ocupó Castañares, y el 20, hácia las cuatro de la tarde, fuimos del todo victoriosos, despues de una sangrienta batalla que duró desde las diez, poco más ó menos de la mañana. Reconcentrando el enemigo sus destrozados restos bajo las trincheras de la plaza, pidió una capitulación y el 21 puso en nuestras manos todos los despojos consiguientes del triunfo y los tratados, rindiendo armas y banderas, bajo las garantias de las leyes de la guerra, jurando no volverlas á tomar contra la pátria. Todo quedó en nuestro poder, y Salta cubierta de laureles, depositaria de mil trofeos gloriosos, cantó la victoria á la par del ejército.

Los vencedores en ese día, fueron premiados con un grado más sobre el que tenían y un escudo de oro en el brazo izquierdo, en cuya grabadura de relieve se leía Honor al benemérito de la pátria en grado heróico, vencedor en Salta el 20 de Febrero de 1813.

Mis lectores habrán visto ya y tal vez formado alguna idea de lo muy poco que me he ocupado en minuciosas descripciones, en detalles de nuestras marchas, combates, batallas, etc., dejando á un lado pequeños incidentes que me han parecido puerilidades, sobre los buenos ó malos hechos de oficiales subalternos, que casi todos los del ejército, se puede decir, eran valientes y buenos: en la batalla de Salta no se puede esceptuar ninguno porque con generalidad se portaron todos bien con igual valor y empeño; pero hay un hecho sobresaliente en aquel campo de batalla que es preciso descubrirlo: cuando nuestros batallones y escuadrones entraban por su turno á la línea de batalla, el mayor general don Eustaquio Diaz Velez los colocaba en su respectivo lugar, y con este objeto recorria la línea á gran galope con sus ayudantes; no se si un batallón de los nuestros entendió mal una voz de mando ó el enemigo quiso pegar primero para pegar dos veces; generalmente se decia que el batallón nuestro presentó sus armas para dar mayor lucimiento al despliegue que acababa de hacer y que un batallón enemigo que se hallaba al frente quiso imitar el movimiento, el hecho es que antes de la seña de ataque uno y otro batallón hicieron á un tiempo la descarga que llenó de humo el espacio de entre ambas líneas; casualmente Diaz Velez se encontró medio á medio de la escena y cayó herido juntamente con su ayudante don Gregorio Lamadrid.

En estos mismos instantes el comandante don Manuel Dorrego, con su pequeño batallón de cazadores había hecho un avance y el momentáneo favor de un pequeño buen suceso, lo indujo á que se adelantara mas allá de lo regular. El batallón Real de Lima que se hallaba á su frente, hizo un movimiento análogo que alucina á Dorrego y avanza mas, y cuando nuestros cazadores llegan á cierta altura, el Real de Lima lo envuelve por ambos flancos y se interpolan; el teniente coronel don Cornelio Zelaya que á la sazon entraba con sus Dragones, en formación sobre ese costado, lo advierte, toma un escuadron, se lanza como el rayo sobre aquella interpolación y la desenvuelve, los golpes de la caballería favorecen á los que en situación crítica y aislada iban á ceder á la desigualdad del combate, Dorrego y sus cazadores se salvan, se rehacen y vuelven á la línea á paso de escape; Zelaya con sus dragones cubre la retaguardia de los que acaba de salvar y vuelve tambien á la línea á paso regular, con la serenidad de ánimo, la satisfacción del triunfo y la inequivoca idea de que ningún peligro de los que pudieran sobrevenir en el curso de la batalla, podia ser mayor que el que acababa de superar en ese venturoso lance, donde su deber lo condujo para hacerlo dueño del triunfo; bien se puede asegurar que este hecho debió influir no muy en poco á la decisión favorable que puso en nuestras manos el triunfo completo en ese día.

Los muertos en la batalla, asi los del enemigo como los nuestros, fueron enterrados en un mismo lugar que queda señalado con una cruz de madera, que desde una distancia se deja ver; al pié de ella había una tablilla con la inscripción siguiente: Memorable día 20 de Febrero de 1813 — Hé aquí el sepulcro donde yacen juntos vencidos y vencedores. Los jefes y oficiales muertos de una y otra parte fueron enterrados en los cementerios de las iglesias.


Fuentes:
- Coronel Lorenzo Lugones; "RECUERDOS HISTÓRICOS. Sobre las campañas del Ejército Auxiliar del Perú en la Guerra de la Independencia". Publicación Oficial. Autorizada por el Gobierno de la Provincia de Santiago del Estero. Bs. As., 1896 (Arch. Fundación "Dr. RAMÓN CARRILLO")
- www.lagazeta.com.ar


FUNDACIÓN Dr. RAMÓN CARRILLO

Prof. Lic. Teresita Carrillo, presidente.
Prof. María Cristina Carrillo, vicepresidente.

French 3036, Buenos Aires (1425), República Argentina
Tel.: (54 11) 4826-5715
Tel./Fax: *(54 11) 4306-7314
fundacion.ramoncarrillo@gmail.com
JOSE MARTI HEROE CUBANO ANTORCHA POETICA RAID DE FUEGO HOMENAJE AL PATRIOTA APOSTOL SOLDADO MININT FAR SANTA IFIGENIA LA HABANA CHAUBLOQUEO MUSEO CHE GUEVARA BUENOS AIRES

Jóvenes de la UJC, la FEU, la FEEM, las FAR y el Minint custodiarán el fuego símbolo en su recorrido por todo el país

Eduardo Pinto Sánchez

SANTIAGO DE CUBA.— En homenaje al  aniversario 160 del natalicio de José Martí, la juventud cubana protagonizará por vez primera un recorrido nacional de la llama martiana desde el próximo 1ro. de enero hasta llegar a la escalinata de la Universidad de La Habana el 27 de enero.

El Consejo de Jóvenes Plaza Martiana de la Sociedad Cultural José Martí y el Movimiento Juvenil Martiano, junto a la Unión de Jóvenes Comunistas, auspician esta iniciativa para llevar el fuego, obtenido en la llama eterna del Mausoleo del Apóstol en el cementerio de Santa Ifigenia de esta ciudad, hasta la capital cubana, para encender las antorchas en la marcha víspera del 28 de enero.

El recorrido se realizará a pie por la Carretera Central, en jornadas que comenzarán a las ocho de la mañana. Los grupos de jóvenes destacados de las organizaciones de masas, de las FAR y el Minint que trasladarán la llama, estarán conformados por seis miembros de 18 a 38 años de edad. Además del responsable del grupo, otro portará la bandera cubana y otros cuatro irán con faroles que serán los depósitos de la llama, por ser el medio más seguro y constituir símbolo histórico de la campaña que libró a Cuba del analfabetismo.

«Cada joven llevará en su mochila alimentos y el agua necesaria para la jornada prevista. Habrá un grupo de relevo en cada poblado intermedio. Sus integrantes portarán sus propios faroles. La llama «dormirá» en poblados destinos, que ya están definidos en un cronograma, explicó Martha Fuentes Lavaut, secretaria ejecutiva de la filial provincial de la Sociedad Cultural José Martí.

El primer tramo del recorrido será protagonizado por jóvenes santiagueros, que saldrán desde Santa Ifigenia a las ocho de mañana del día 1ro. de enero, después del abanderamiento a los que inician la caminata y del encendido de los faroles en la llama eterna. Estos, a su vez, entregarán el fuego y la enseña nacional a un grupo de guantanameros que se incorporarán al recorrido en el municipio de San Luis, el mismo día 1ro.

En la mañana del día 3 de enero la llama pasará a manos de jóvenes granmenses en el histórico poblado de Baire, en el municipio de Contramaestre, desde donde continuará su itinerario, y con sucesivos relevos, hasta la capital.


¡JUNTOS PODEMOS  LOGRARLO!
Libertad a los 5
¡YA!