sábado, 21 de julio de 2007
Es una zona donde respirar suele ser un ejercicio peligroso al que los vecinos están acostumbrados. Por eso mismo son luchadores curtidos que ahora salieron a recuperar un espacio para todos. La plaza ya es un símbolo para ellos y ahora su valor se potencia con el mural que levantaron en uno de los extremos.
Primero eligieron un nombre y una imagen. Alguien que simbolizara esa lucha que hace algunos años los llevó a fundar la Unión Vecinal. La figura de Ernesto Che Guevara surgió naturalmente.
Pasaron varios meses de aquella decisión y hoy la imagen aparece imponente en uno de los extremos del terreno, a metros de los toboganes y hamacas. Faltan sólo algunos cerámicos y la obra estará concluida para orgullo de la barriada.
“Lo que es necesario destacar es que se trata de un trabajo colectivo que tiene a los vecinos como principales protagonistas”, dice Melina Slobodian, la muralista a cargo de la obra, miembro de la cátedra de muralismo que en la Facultad de Bellas Arte dirige Cristina Terzagui.
Y no es poco lo que que hacen los vecino. Tuvieron que levantar la pared en la que se hizo el mural, y conseguir todos lo materiales para su realización, incluidos los cerámicos que se fragmentan en pequeños pedazos y pasan a formar parte del rostro revolucionario.
Durante cuatro jornadas de intenso trabajo, concentradas en dos fines de semanas, la gente del barrio hizo de la esquina de Mitre y Etcheverría una verdadera fiesta popular. Los que no se animaron a poner sus manos sobre el mural, aportaron en la choriceada, con los mates, y con las torta fritas.
La celebración se verá coronada cuando por fin pueda hacerse la inauguración. Será dentro de dos sábado, y el plan es que sea con festival musical incluido.
Lo llamativo del mural ensenadense es que resultó de interés para artistas e instituciones de todo el mundo. Su existencia fue difundida a través de internet e inmediatamente llegaron adhesiones de Cuba y de diversos lugares de Europa.
Los muralistas recibieron incluso la visita del director del Museo Che Guevara de Capital Federal, quien reconoció a la obra como uno de los pocos murales del revolucionario realizado en mosaico.
Fidel Castro nombró Comandante a Ernesto Che Guevara hace 50 años en la Sierra Maestra en Cuba Centroamérica
A 50 años del ascenso de Che a Comandante
21/07/2007
Por Jorge Smith
"Ponle Comandante", dijo Fidel Castro a un rebelde a la hora de reflejar el grado militar de Che Guevara en una misiva que se envió a Frank País, el 21 de julio de 1957, a pocos días de su asesinato, hará mañana 50 años.
El propio Guerillero argentino-cubano recogió el histórico momento en su libro de Memorias Pasajes de la Guerra Revolucionaria (1956-1958), que se publicó por tiradas, en Verde Olivo, la revista del Ejército Rebelde, en 1963.
Guevara, fue el otro gran cronista de la Epopeya revolucionaria, después del Comandante Alberto Bayo quien en Mi aporte a la Revolución cubana (1959), relató la estancia de los futuros expedicionarios del Granma en México.
"Enviábamos una carta de felicitación y reconocimiento a “Carlos”, nombre clandestino de Frank País, quien estaba viviendo sus últimos días. La firmaron todos los oficiales del Ejército Guerrillero que sabían hacerlo (los campesinos de la Sierra no eran muy duchos en este arte y ya eran parte importante de la guerrilla)", cuenta el Comandante caído en Bolivia en su libro.
"Se firmó la carta en dos columnas y al poner los cargos de los componentes de la segunda de ellas, Fidel ordenó simplemente: “ponle comandante”, cuando se iba a poner mi grado. De ese modo informal y casi de soslayo, quedé nombrado comandante de la segunda columna del Ejército Guerrillero, la que se llamaría número 4 posteriormente", acotó.
El revolucionario argentino, uno de los expedicionarios del Granma, había desembarcado en Cuba, el 2 de diciembre de 1956 como médico de la tropa.
Inmediatamente distinguió como combatiente en la sorpresa de Alegría de Pío, La Plata, Arroyo del Infierno, la sorpresa de Altos de Espinosa y el combate del Uvero, al cual asistió al mando de una escuadra en la cual portó una ametralladora.
Posterior a ese encuentro crucial que él mismo calificó como "el de la mayoría de edad de la guerrilla", Che quedó a cargo de los heridos y cuando tiempo después se reencuentra con Fidel lo hace con toda una columna de campesinos incorporados.
Después vendrían sus hazañas frente a la ofensiva de mayo a agosto de 1958 ejecutada por el ejército de Batista, la invasión a Occidente y la electrizante por brillante campaña de Las Villas, que asestó a la dictadura su golpe definitivo.
En 1959, ya como constructor legó el ejemplo de su austeridad, laboriosidad talento y eficiencia para ejecutar cualquier tarea por compleja que fuese.
Che Guevara fue también un pensador revolucionario consecuente que elaboró un sistema económico que destaca por su integralidad y humanismo.
Su proyecto del "hombre nuevo" está entre lo más avanzado de las ciencias sociales y expresa la esencia de su credo político alimentado por su vasta cultura y las experiencias de la Revolución cubana que lo dio a conocer al mundo y de la cual se erige en uno de sus pilares ideológicos.
Nieve belléza ó catástrofe según quien lea la poesía de una ex detenida desaparecida y casi asesinada María Saborido Argentina
HA NEVADO EN MI PUEBLO...
(Adrogué /julio 2007)
1-(Y es la nieve alegría para muchos vecinos del pueblo...)
Ha llegado el invierno a mi pueblo...y ha nevado en mi pueblo.
Y cubiertas de nieve las doradas naranjas...se asoman.
Los nogales, jazmines, malvones...en la nieve...escondidos.
Todo es nieve...es la nieve
En los pinos...las aceras, las calles...los aleros...los nidos.
En las calles estallan los gritos...y estallan aplausos.
Son los gritos y aplausos de padres y niños.
De los niños que juegan con nieve...
De los padres que alientan.... a jugar con la nieve a sus niños.
La parroquia y el sonar de campanas.
Las monjitas caminando a la misa.
Una fiesta..tal vez un regalo.
¡Un milagro!...no siempre sucede que llegue la nieve
en invierno...y en julio.
Las campanas cantando ¡Aleluya!
Las monjitas cantando ¡Milagro!
Agua-Nieve...en mi pueblo
Agua-Nieve ...en las calles...veredas...caminos.
Agua-nieve ...en mi pueblo
El que estalla con gritos y aplausos.
El que grita...¡Milagro!
Una parte del pueblo...de este pueblo...mi pueblo.
El que grita ¡Milagro!
...........................................................................................................
2-(Y es la nieve tristeza para muchos vecinos del pueblo...)
Porque existe otro pueblo ...en mi pueblo
El que habita las "villas" de las "villas" del pueblo.
Agua-Nieve en las "villas" del pueblo...mi pueblo.
Ese pueblo que grita ¡Desastre!
¡Un desastre!...no siempre sucede que llegue el invierno con nieve.
Porque el frío y la nieve...a los pobres no trae alegría.
Porque el frío y la nieve vuelven fríos los pies de los pobres
Que transitan las calles pidiendo comida
Y las manos...las manitos del niño
El que duerme en la cuna que han formado de esa madre los brazos
De esa madre...la que vive en la "villa" de las "villas" del pueblo.
En las blancas veredas las pisadas del pobre
Son las huellas del hambre.
Agua-nieve en el pelo
Agua –nieve en el cuerpo...que tirita de frío.
Por el agua y la nieve.
Y es la muerte la nieve y el frío...para el pobre.
Porque mueren de frío los pobres.
Ha llegado el invierno a mi pueblo...y ha nevado en mi pueblo.
Y es la nieve alegría para muchos vecinos del pueblo.
Y es la nieve tristeza para muchos vecinos del pueblo.
De este pueblo con hermosas casonas y también con casitas de chapas.
Paraíso e infierno es mi pueblo...las dos caras de la misma moneda
Una cara...los ricos.
y la otra ...los pobres
Ha llegado el invierno a mi pueblo...y ha nevado
Agua-nieve de ricos...que juegan con nieve.
Agua-nieve de pobres...que sufren la nieve.
En las blancas veredas van quedando las huellas
Son las huellas del rico.
Son las huellas del pobre.
Habitantes del pueblo.
Mi pueblo.
Adrogué.
María Cristina Saborido. Ex –detenida –desaparecida. Pozo de Banfield/Quilmes.
(Secuestrada en el pueblo) Julio/ 77
Porque el hambre y también la pobreza es un crimen.
Manual Militar de Castigos ejemplares para niños Pelarlos avergonzarlos humillarlos Osvaldo Bayer Argentina Tucumán Bussi Patti Videla Massera
Pelar a bocha
Por Osvaldo Bayer
Acabo de recibir una carta de Córdoba, de Esteban Casadey, con recuerdos de su niñez tucumana. Esa carta dice tal vez más que muchas páginas descriptivas de aquella época de humillación argentina. Dice así: “Soy de Tucumán, allí viví gran parte de mi infancia y de mi adolescencia. Cursé los dos últimos grados de la primaria (años ’76, ’77) en una escuela pública ubicada justo atrás de los monoblocks militares y separada por una calle de la sede del Regimiento 19 de Infantería que comandaba el general genocida Antonio Bussi, en el momento más alto de la represión en la provincia y en el país. Desde la cercanía con dichas instituciones militares, el barrio estaba lleno de patrullas, guardianes, retenes. Por supuesto, el clima no era precisamente de libertad ni mucho menos y quizá por eso y porque la disciplina escolar se relajaba con infantil persistencia, la amenaza repetida por la directora era que ‘los que se porten mal o se peleen serán enviados al regimiento para que sean rapados’. Para reforzar la idea punitiva, oportunamente un suboficial vestido de verde oliva pasó aula por aula haciendo propias las palabras de la dirección. Por supuesto que en lo más íntimo sentía que eso no era posible. Pero llegó el día. Una mañana un par de chicos se trenzaron en una de las típicas peleas que se pactan con la frase: ‘a la salida nos agarramos’. Con celeridad, las maestras tomaron nota de quiénes habían sido los ‘peleadores’ y llevaron sus nombres a la dirección. Al día siguiente, aquel suboficial que había pasado por las aulas esperó a los indisciplinados y se los llevó con él. El resto de los chicos nos quedamos pasmados. Nunca nos hubiéramos imaginado eso. Hora tras hora esperábamos que volvieran aquellos que se habían llevado. Me recuerdo mirando con ansiedad la puerta y en cada recreo esperar verlos. Pero recién cuando la jornada concluía los vimos de nuevo. Con las cabezas casi totalmente peladas y un ridículo pompón sobre la frente. Nunca me voy a olvidar de eso. Como tampoco olvidaré los ojos llenos de odio de uno de los chicos rapados. De golpe, en la escuela me habían dado una lección condensada de qué era el país en esos días. Habíamos vivido como niños las mismas angustias que sufrían miles y miles de argentinos a esa hora. No sabíamos de lo que eran capaces los militares, no teníamos ni idea de cuál era su objetivo, pero el terror nos calaba profundo y a fuego. Quizá no haya sido casualidad entonces que esa escuela pública que se supone debía formarnos como ciudadanos se llame justamente Presidente General Julio Argentino Roca”.
Una síntesis argentina. Un suboficial verde oliva les demostraba a los niños, como supremo juez, lo que era la disciplina. En vez de convencer con la palabra y el ejemplo. El castigo. El mostrarse todopoderoso. Quizá por eso los porteños han votado ahora por quien nos promete más policía. Y la policía estudia en la escuela llamada Coronel Ramón Falcón, el cobarde asesino de obreros del 1º de mayo de 1909. Un ejemplo para los próximos oficiales recibidos. General Julio Argentino Roca, Coronel Ramón Falcón. Lo único que nos falta es que en el futuro tengamos escuelas con los nombres de General Jorge Rafael Videla y Almirante Emilio Massera. ¿Por qué no? Seamos fieles a la tradición: Roca, Falcón, Videla, Massera, Bussi y Patti. ¿O estamos equivocados?
Una pregunta de paso: ¿por qué los docentes aceptan enseñar en colegios que se llaman Roca o Falcón? Para hablar de lo más grosero, y no empezar con otros nombres de notables racistas que figuran en el frente de nuestras escuelas.
Aquí, en Bonn, la ex capital alemana, acabo de visitar la más impresionante exposición histórica a que he asistido en mi vida: “El exilio”. Se trata de mostrar en fotos y documentos lo que fue la expulsión al exterior de miles y miles de personas a partir de 1933 en Alemania, por “razones” raciales y políticas, que en los últimos años de la guerra finalizó con miles y miles llevados a las cámaras de gas por las mismas razones. Todo está allí. En cada sala del museo hay valijas y valijas que se usaban en esos años, como esperando. Allí pusieron los expulsados sus últimas esperanzas después de haber tenido que dejar todo. La tristeza de los rostros en las fotos es indescriptible. Los miles de niños solitarios que buscaron a sus padres entre los miles de expulsados, y no los encontraron. Más de diez mil niños judíos debieron abandonar Alemania en 1938 sin sus padres, porque fueron llevados a Inglaterra. Huérfanos. Huérfanos desolados, miran todo sin entender por qué. Tener que irse del lugar donde nacieron porque a alguien con poder se le ocurrió y fue obedecido por la mayoría. Lo irracional. Lo tremendamente injusto. Y justo al lado, en el Museo de Historia de Bonn está la exposición del año 1945: los alemanes que, perdida la guerra, fueron expulsados de los territorios donde habían vivido por generaciones. Los que expulsaron unos años antes a otros eran expulsados ahora. Las largas filas por los caminos, arrastrando cochecitos con niños y algunas valijas, con la misma tristeza de los que ellos expulsaron. Todas las ciudades destruidas, que debieron reconstruir, por supuesto, las mujeres con sus manos.
Cuando uno ve todos esos rostros se pregunta: ¿por qué tanto irracionalismo en el ser humano? ¿Por qué ese ser humano es capaz de originar tanto dolor? Pero más todavía: ¿acaso hemos aprendido algo de esas espantosas imágenes del ’33 al ’45? Nada. Hoy como ayer, en cada primera hoja de las informaciones, el diario hecho de sangre. ¿Qué significa el dolor para la llamada humanidad? Los bombardeos a ciudades, las bombas en los mercados, los jóvenes que llevan una bomba con su cuerpo para hacerse estallar en mil pedazos y matar lo más posible, casi siempre mujeres y niños. ¿Qué han hecho las religiones para impedir las guerras? Todo lo contrario. Hasta se inventó la palabra “guerra santa”. Las religiones nombran sacerdotes para que atiendan a cada uno de sus ejércitos nacionales. Hasta hay obispos militares. En nombre de Jesús o de cualquier otro dios inventado por el poder de turno. Ayer los diarios alemanes se sacudieron con la noticia de que un padre sirio había matado, en una ciudad alemana, a su hija a trompadas y patadas porque ella había elegido como compañero a un hombre de otra religión. Matar por ser fiel a “dios”, por supuesto matar al más débil. Al poderoso se le rinde pleitesía. (Es interesante lo ocurrido hace pocos días en Alemania: las organizaciones de turcos inmigrantes no concurrieron al Congreso de Integración, organizado por el gobierno alemán, porque señalan que hay disposiciones racistas, por ejemplo, que los familiares de turcos que llegan a su nuevo país deben tener conocimientos del idioma alemán. Cosa que no se exige, por ejemplo, a los norteamericanos o a los japoneses. Sí, tienen razón, pero por otro lado, desde hace casi cien años, los turcos se niegan a reconocer uno de los crímenes más atroces de la historia de la humanidad: el genocidio de los armenios a partir de 1915, donde cayeron un millón y medio de hombres, mujeres y niños.) No, esto último, al parecer, no fue racismo para los turcos.) Mañana habrá elecciones en Turquía. El país, de casi 73 millones de habitantes, elegirá entre un partido pro-musulmán, que está ahora en el gobierno, y un partido pro-militarista. El primero es el partido de los pobres, sí, conservador; el segundo es un partido de la gente de dinero, que sueña hacer de Turquía una potencia nacional. ¿Progreso? No, más policía, eso sí, por ambos lados.
Ninguna iglesia proclamó que el fabricar o vender armas es un pecado de lesa humanidad. Ni tampoco ningún gobierno proclamó que el fabricar armas o venderlas es un crimen de lesa humanidad. No, los negocios siguen y las bombas caen por todos lados, como si fuese una costumbre nacida con la mente humana.
La palabra es lo único que nos queda. Y la escuela. Por eso nunca más hay que permitir que se meta un suboficial verde oliva en una escuela para pelar a bocha a nuestros niños.
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