En la tierra de Chacmool Por Adys Cupull y Froilán González froilan@cubarte.cult.cu
Al antropólogo yucateco Juan Peón Contreras y al maestro Rodolfo Menéndez de la Peña, fieles defensores de Chacmool, “…mudo recuerdo de la primitiva grandeza americana.”1) que hoy se exhibe en el Gran Museo del Mundo Maya de Mérida como patrimonio de la región y de México.
En la península de Yucatán se puede admirar y sentir la presencia de la Civilización Maya. En su relato sobre Las ruinas indias, José Martí se refiere a los indígenas de Nuestra América, resaltó su sabiduría y delicadeza. Razonó sobre sus costumbres y los situó en la cúspide de la moralidad y la creación. Señala que en ellos, todo es interesante, atrevido, nuevo, que los originarios constituyeron una raza artística, inteligente y limpia. Detalla la arquitectura de sus palacios y afirma que las ruinas más bellas de esa parte de América existen por donde vivieron los mayas, a los que calificó de “gente guerrera y de mucho poder, que recibían de los pueblos del mar visitas y embajadores.”2)
El mar une al pueblo maya con el cubano, se extiende por doscientos diez kilómetros entre una y otra costa. Como de un salto, aparecen las viviendas de cal y canto típicas de Mérida, que fue refugio de patriotas perseguidos en Cuba, por luchar contra España, durante la Guerra de Independencia. La península es una tierra llena de asombros. En 1976 visitamos la ciudad, vimos las ruinas de Chichén Itzá y Uxmal, son como un libro abierto, que exhiben símbolos tallados en piedras, semejantes a orlas de encajes, tejidos o finos bordados incrustados. En aquel año indagamos sobre la raíz del patronímico Cupull, encontramos que aparecía escrito en muchos sitios de diferentes formas: Kupul o Cupul. Conocimos que en la enciclopedia titulada “Yucatán en el tiempo maya”, se explica que la voz Ku-pul, significa el que arroja, rebota o salta y que a la llegada de los españoles, existían varios cacicazgos entre ellos el llamado Cupul que se extendía por la región de las pirámides. Sus pobladores eran los cupules. Observamos el nombre en instituciones, monumentos, comercios, avenidas y en familias.
En el libro de historia titulado “Conquista y descubrimiento” aparecen los mapas antiguos de la región que ellos habitaban, pudimos observar la extensión territorial que ocupaba esta civilización. En las obras de Victor W. Von Hagen y de Sylvanus G. Morney existen referencias a los cupules. Lo cierto es que la extraordinaria cultura se fraguó por hombres sabios, creadores de la belleza espiritual y material que perdurará más allá del tiempo imaginado.
Causa indignación conocer la forma en que los conquistadores destruyeron parte de las obras de artes y ciencias mayas. Algunos estudiosos afirman que son creaciones perfectas y las sitúan en un nivel superior a las más refinadas del viejo mundo. Los mayas existen en la preservación de sus esculturas, de los restos arquitectónicos, de sus costumbres y lengua, protegidas con la historia, que no olvidan, que es alanza y escudo ante el gradual aumento del turismo internacional.
Un por ciento elevado de familias conservan el apellido nativo, entre ellos Camul, Cahuach, Cohuó, Pech, Ticul, Ucan, Chi, Uc, Moo. Los apellidos marcan la identidad de la península, donde también aparecen Montejo, Hernández, Soto, Rodríguez, González, García, López, y otros. Observamos el resultado de aquel abrazo del que habló el antropólogo cubano Don Fernando Ortiz, al referirse a la composición de culturas que fortaleció nuestra identidad nacional. Sin embargo, no por la aceptación de la unión se deben olvidar los hechos, ni la historia de los hombres y mujeres que forjaron nuestros pueblos.
Los españoles fueron los primeros invasores que se apropiaron de las tierras y de las vidas. Se narran siglos de resistencia de los nativos contra el invasor, del exterminio de la nobleza maya, la opresión a sus familias, el traslado de los guerreros rebeldes a otras tierras como siervos o esclavos. Aún no se conoce con exactitud la historia de los que fueron llevados a España, y a las colonias de la Metrópoli, como Cuba, a donde llegaron según las estadísticas desde el siglo XVII. Se apropiaron de piezas valiosas, oro, plata, e importantes documentos escritos en lengua maya, quemados, destruidos; sin embargo no pudieron detectar, ni llevarse a Chacmool, la obra prehispánica tallada en piedra, llamada por algunos investigadores Dios Maya del agua, o Dios Maya de la lluvia y Gran jaguar. Pero, los que desenterraron la obra, le llamaron Chacmool en maya, que traducido al español significa, Rey Tigre. Su nombre fue publicado por primera vez en el Periódico El Mensajero, el 9 de febrero de 1875 y aparece separado: Chac-Mool y en el Periódico Oficial de Mérida en el mes de febrero.3)
En octubre del 2013, visitamos nuevamente Mérida, “la tierra de ojos negros”4).Nos recibió el Cónsul General de Cuba en la Península, Mario Jorge García Cecilia, y el decano de los periodistas en Campeche Carlos Reyes Alpuche. Es verde el paisaje, la naturaleza viva saludaba con sus romerillos, y nuestra flor nacional, la mariposa, y verdes palmeras, jazmines y ceibas como para que no extrañásemos. A esta semejanza con la Isla se refirió José Martí, señaló que era una tierra generosa porque al llegar, nos mostraba los árboles de la Patria. Fuimos invitados para presentar nuestros libros en varias ciudades: San Francisco de Campeche, Calkiní, Champotón, Mérida y Valladolid. Esta vez conocimos en detalle el porqué no se pudieron llevar a Chacmool, el de Mérida desenterrado en 1875, escultura precolombina maya, resguardada por los aborígenes quienes llevaron al antropólogo norteamericano Augustus Le Plongeon y a su esposa, la fotógrafa británica Alice Dixon hasta el sitio donde se encontraba.
Le Plongeon dio a conocer el hecho, tenía intenciones de llevarse a Chacmool para una exposición en Filadelfia. Transcurridos 126 años, salió a la luz el libro del antropólogo e historiador yucateco, Carlos E. Bojórquez Urzaiz, quien realizó la exhaustiva investigación sobre el monolito y escribió la historia de cómo fue desenterrado, detalles sobre su traslado desde Pisté hasta Izabal y Mérida, sobre una carreta tirada por 150 campesinos mayas; habla de la presencia de José Martí en Mérida y su visión sobre los protagonistas del hallazgo de Chacmool y el porqué se preserva hoy en el Gran Museo del Mundo Maya en Mérida. El doctor Bojórquez Urzaiz explica que la posesión de Chacmool, se convirtió en un asunto relevante para la política cultural yucateca, por la importancia de la efigie, y porque fue uno de los pocos planes de preservación patrimonial que sobrevivió a la caída del Gobierno Liberal en 1877. Señala que la llegada de José Martí a Mérida coincidió con los homenajes y exposición del Chacmool en la ciudad, hecho que fue publicado en la prensa el 1ero de marzo de ese año.
El investigador Bojórquez Urzaiz aclara:
“… Si bien no se puede precisar la hora en que José Martí llegó a Mérida, es seguro que le tocó vivir el regocijo imperante en la ciudad, envuelta en los homenajes por la expropiación de Chacmool, que fue instalado sobre un templete donde lo pudo contemplar detenidamente, escuchando las explicaciones de Juan Peón Contreras y Rodolfo Menéndez, cuya Oda tal vez escuchó o leyó en esta ciudad…”4)
1.-Bojórquez Urzaiz Carlos E. Entre mayas y patriotas, José Martí en Yucatán. Nota del Periódico Oficial, p.71 Editado en México, 2011,
2-Martí Pérez José T.18 Ob. Completas P.385 Editorial Nacional de Cuba. 1964
3-Bojórquez Urzaiz Carlos Ob. Cit. P 66 y 70
4-Bojórquez Urzaiz Carlos E. Ob. Cit. p.71-72.Editado en México, 2011
Hacia el Estado de Campeche
Comenzamos el recorrido, temprano salimos para San Francisco de Campeche, ciudad capital del Estado. Carlos Reyes Alpuche nos llevó a su sorprendente casa, única con la sigla del Comité de Defensa de la Revolución. Un CDR, cuyo nombre es homenaje permanente al combatiente mexicano, expedicionario del Granma: Alfonso Guillén Zelaya. En la pequeña sala, una exposición de diplomas, muestra los reconocimientos que ha merecido el periodista fundador, fotografías de su familia, del Comandante Ernesto Guevara, de amigos de diferentes países, del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz, y del entrañable amigo mexicano, Guillén Zelaya, hijo también de Cuba, y de Honduras por nacimiento.
San Francisco de Campeche es semejante al paisaje de varias ciudades de Cuba, manifiestan con orgullo que se parece a Santa Clara; pero tiene malecón y el Golfo baña sus costas. La noticia de la visita del Che a Campeche durante su exilio, es como un saludo permanente para el cubano que la visita. Precisan que “El Che estuvo en Campeche y le hicieron una fotografía mientras paseaba por el malecón”. Lo decían con regocijo. Y, convencido de nuestra admiración por el héroe, el periodista Reyes Alpuche nos entregó un cuadro obsequio del Gobernador del Estado, Fernando E. Ortega Bernés, con la foto que testifica su estancia en ese malecón. Narraron de cómo se filmó la Batalla de Santa Clara en San Francisco de Campeche. Y cómo pintaron las casas y rehicieron un muro para lograr la semejanza al escenario de la ciudad cubana. Por allí, reaparece en el recuerdo o imaginación, el héroe argentino cubano. Apreciamos que las historias y leyendas en el pueblo también eran las nuestras. Nos sentimos parte de la ciudad que es semejante a nuestro Manzanillo con su malecón abierto a otro golfo caribeño: el de Guacanayabo.
Muy cerca se encuentra la ciudad insospechada de Calkiní donde tuvimos el agrado de escuchar en voz de mujer maya la entonación de la lengua materna, fue en La Casa de la Cultura de la Ciudad, después del solemne recibimiento que ofrecieron las autoridades municipales, presidido por Víctor Hugo Baltasar Presidente Municipal. Presentamos el filme que trata sobre la vida del minero boliviano Simeón Cuba, asesinado junto al Che, en La Higuera, obra que pertenece a la Serie documental “Semillas del Ñacahuasú” para rememorar el XLVI aniversario de la desaparición física del Comandante Guevara y sus compañeros. Una realización de los cubanos Leandro y Liván González Cupull, con música de los jóvenes mexicanos, René y Canek Ortiz Aldama.
Calkiní, es nombre maya que traducido al español, significa “Garganta del Sol” es la ciudad considerada cuna de las artesanías campechanas, se especializa en artículos de cerámica, barro, madera, bordados y el famoso sombrero de jipijapa. También se le conoce como La Atenas del Camino Real. Muchos son sus atractivos, se disfruta de los carnavales, del puerto de pescadores, los mercados y la céntrica Plaza de los sombreros, con un monumento a la autóctona prenda de vestir.
“Aichi maki mool”, fueron las primeras palabras de la regidora maya, Antonia Uc Moo, quien complaciente, tradujo al español el saludo completo, que copiamos: “Muchas gracias, por la visita que ustedes hicieron desde Cuba, gracias también al Gobierno de Calkiní, a su presidente Víctor Hugo Baltasar, quien les invitó a dar una conferencia por Cuba y el Che Guevara por este mes de octubre que es el mes para rememorar a esas dos grandes personas que han presentado hoy”. La recepción culminó con la presentación de variados platos regionales. Dejamos a Calkiní para continuar por el camino de maravillas.
Llegamos a Champotón, ciudad de sol, mar, miel, pesca. Puerto donde germina el ímpetu de producción. El Presidente Municipal José Luis Arjona Rosado y su esposa Adriana Carpizo, saludaron a la delegación presidida por Mario Jorge García Cecilia. Profunda emoción ante la Sesión Solemne del Cabildo del Gobierno Municipal, con la presencia de regidores, síndicos y representantes de la Policía de la Armada de México. El presidente Arjona Rosado rindió tributo al pueblo cubano, al que agradeció la colaboración en varias ramas del saber, y especialmente en la formación de tres médicos graduados en Cuba, hijos de la ciudad de Champotón, presentes en el acto, en el cual tuvimos el honor de ser considerados visitantes distinguidos.
Al despedirnos del Estado de Campeche, estudiantes del Instituto de Enseñanza Superior de la capital organizaron la presentación de nuestro libro “Con la mirada al sur.” Que trata sobre tres etapas de la vida del Comandante Ernesto Che Guevara de la Serna: infancia, adolescencia y juventud. El acto se desarrolló en el Aula Magna Benito Juárez, donde hubo un dinámico intercambio con los alumnos que acondicionó la continuidad del estudio en aquellos jóvenes deseosos de indagar en la historia y la lucha por la independencia definitiva de nuestra América.
Dejamos la fraternal ciudad donde observamos el periodismo práctico y eficiente que mostraron, los trabajadores de la prensa escrita y la televisión, al dedicarnos dos espacios para hablar de nuestra obra; y sobre los 17 años del injusto encarcelamiento de los Cinco Héroes cubanos: Antonio Guerrero, Gerardo Hernández, Ramón Labañino, René González y Fernando González, en diferentes cárceles de los Estados Unidos.
En la ciudad de Juan Peón y Rodolfo Menéndez
Otras sorpresas aguardaban el regreso a Mérida, La Ciudad de los jazmines, la más populosa, la que invita a vivir en paz. La primera admiración ocurrió cuando nos encontramos con el amigo, Mario Renato Menéndez Rodríguez y su esposa, la cubana Alicia Figueroa González, expresión de unión entre Cuba y México.
Menéndez, es maestro en el arte y ciencia de hacer periodismo. Fundador y director de “Diarios mexicanos, Por Esto” al servicio de la identidad, dignidad y soberanía de América Latina; de amplia trayectoria en la Historia de la Prensa. Conversamos sobre el tiempo pasado, la amistad entre los pueblos, la Revolución, Martí, México, Fidel, entre aquellos simbólicos óleos y libros que nos rodeaban, llenos de secretos e historia. Sabíamos que estábamos delante de un descendiente de Rodolfo Menéndez de la Peña, amigo solidario de los independentistas de Cuba entre ellos, José Martí.
Habíamos leído en el libro de Alfonso Herrera Franyutty, sobre la presencia de José Martí en México, su paso por Mérida, su encuentro con el poeta cubano Alfredo Torroella y los miembros de la Colonia Cubana y los Círculos Literarios Yucatecos, entre ellos el cubano Rodolfo Menéndez de La Peña, al mexicano Juan Peón Contreras, director del Museo Yucateco, protagonistas principales en la defensa de la escultura patrimonial de la ciudad de Mérida: el Chacmool.
Continuamos a Valladolid, una ciudad fundada en la antigua provincia de los cupules mayas, rodeada de las más importantes ruinas yucatecas: Chichén Itzá, Tizimín, Pisté, Coba, Chemak, Ek Balam y Temozón. Su nombre se debe a una ciudad homónima en España. Su arquitectura es colonial, antiguas e importantes iglesias forman parte de su patrimonio, entre ellas se encuentran la Parroquia de Santa Ana, la de Santa Lucía, La Candelaria y San Juan de Dios. Fuimos recibidos por el Presidente Municipal, Roger David Alcocer García y los corregidores del Municipio.
De Valladolid conocimos acerca de las huellas profundas que dejan las invasiones injustas, de cómo surgió el odio y las guerras entre españoles y mayas. Fue parte del escenario de la llamada Guerra de Castas. Explican que allá en Tixcacalcupul tiene un monumento el héroe, Juan Cupul. Profundizamos en el origen de Chacmool. Lo explica el Rector de la Universidad del Oriente, Carlos E. Bojórquez Urzaiz, muchos de sus alumnos son mayas, y junto a los profesores del Alto Centro, constituyen los nuevos investigadores en este importante recinto. Agradecimos al Rector el obsequió de su obra: Entre mayas y patriotas, José Martí en Yucatán, libro imprescindible para conocer cómo y quiénes forjaron las relaciones históricas, políticas, educacionales, y culturales, entre Cuba y Yucatán; informa acerca del exilio en Mérida de la cubana Amalia Simoni y su familia, de los cubanos perseguidos que llegaron a Yucatán. Analiza el autor las veces que José Martí pasó por Yucatán, y aporta significativa información sobre su presencia en Mérida, en 1877. Bojórquez trata aspectos importantes de la vida de las personas con quienes se relacionó el Apóstol entre ellos, Rodolfo Menéndez de la Peña, Eduardo y Luis Urzaiz Rodríguez, Conrado Menéndez Díaz, Antonio Betancourt Pérez. Y hace un minucioso análisis de la visión de José Martí sobre el desenterrador Augustus Le Plongeon, y sobre el yucateco Juan Peón Contreras, defensor permanente del valioso patrimonio de Mérida que Le Plongeon no se pudo llevar a Filadelfia; el autor narra las protestas del pueblo y personalidades de Yucatán cuando Chacmool fue trasladado al Museo de Antropología de Ciudad México, reprobación decisiva para que lo reintegraran a Mérida.
Encuentro con Chacmool y despedida
Disfrutamos el conocimiento de otros jóvenes yucatecos, esta vez fue en la Universidad Modelo de Mérida, a donde asistimos invitados por el Dr. Rubén Reyes Ramírez, director de la Escuela de Humanidades; y de la Mtra. Gabriela Aguilar Ruiz, quienes junto a sus alumnos estudiantes de Ciencias Políticas y de Derecho, se mostraron agradecidos con el tema impartido, así lo hicieron constar por escrito: sobre la conferencia y la presentación de los libros “Con la mirada al Sur. La vida del Che hasta los 25 años de edad y “El asesinato del Che en Bolivia. Revelaciones”.
¡Al fin! El Chacmool que se encuentra el Gran Museo del Mundo Maya. La exposición está dedicada a la Antropología, Historia y Arqueología de los mayas; posee varias salas en las que se estimulan los sentidos. Fue ahí donde tuvimos ante nuestros ojos, la gran obra, explicada por una excelente guía. Está en una sala especial, sobre una plataforma, como en pedestal situado, impresionante, solemne. Nos quedamos detenidos ante el majestuoso monumento cuyo color rojo mate aumenta su elocuencia. Sentado, con el misterioso atuendo que corona su cabeza ladeada, estaba la escultura perfecta de un artista de la antigüedad maya. Teníamos delante al fiel representante de los principios de su pueblo, mostrando al mundo la fuerza de su civilización, él había vencido. ¡Venció! Estaba ahí mostrando su identidad. Y pensamos en la identificación que hizo José Martí al dibujar su rostro en el cuerpo de Chacmool.
Para los yucatecos no hay despedidas, nos dice un compañero, en el último encuentro realizado en la Biblioteca Pública Estatal “Manuel Cepeda Peraza”, asistieron amigos solidarios con Cuba y con los Cinco Héroes prisioneros del Imperio, fue presidido por el Cónsul de Cuba en la península de Yucatán Jorge Mario González Cecilia, la distinguida y querida Alicia Figueroa González y el periodista Jorge Cortés Ancona quien presentó nuestro libro “Con la Mirada al Sur “ y el documental “La muerte no es verdad” que muestra el antes y después, del poblado de la Higuera, Bolivia, como dice el periodista Cortés Ancona; donde fue asesinado el Guerrillero Heroico en 1967. En el prestigioso recinto hablamos sobre el rescate de la memoria como puente entre los pueblos y de la necesidad de darnos a conocer. Expresamos: “Vamos a llevar Mérida a Cuba, vamos a llevar la lengua maya a Cuba y otros países, como se proponía Bolívar, Martí, y lo que tanto satisface a Fidel”.
El profesor Jaime Novelo se refirió a lo que debemos hacer a favor de la interculturalidad y Mario García Cecilia, en nombre de Cuba agradeció a los que organizaron las actividades De Mérida hacia Cuba, pensando en la tierra de los mayas, en Chacmool, al que volvimos a encontrar en una obra esculpida por un artista contemporáneo, situada a la entrada de la Unión de Periodistas de Cuba, UPEC, otra interpretación no alejada del autoretrato que dibujó José Martí en el cuerpo de la estatua. Un hombre que resistió y venció en el tiempo como Chacmool.
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