Número 586 (Nueva Etapa)
31 de marzo, 2017
En esta edición
- Conferencia de prensa Premio de Composición 2017
- Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba
· La Segunda Vuelta Electoral en el Ecuador. Un manifiesto mundial
Y además
· Isabelle Huppert: "El teatro renace cada día de sus cenizas"
- Presentan nueva edición de la revista Contexto Latinoamericano
Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba
La sala Simón Bolívar que, para escarnio del Libertador, ocupa el Consejo Permanente de la decadente y vergonzosa Organización de Estados Americanos (OEA) fue testigo este 28 de marzo del combate de sus descendientes —hijos del líder bolivariano Hugo Chávez—, en defensa de la soberanía, la independencia, la autodeterminación y la dignidad de Venezuela y de toda Nuestra América.
La batalla librada fue por principios, en contra de las intenciones imperiales y oligárquicas de truncar el derecho de los pueblos y los Estados a emanciparse, ejercer su soberanía y darse el sistema político, económico, social y cultural que libremente elijan.
La OEA que enfrentó a Venezuela es la misma que endosó agresiones e intervenciones militares; es la que ha guardado cómplice silencio ante graves violaciones democráticas y de derechos humanos en todo el hemisferio, que incluyen, entre otras, golpes de Estado, desapariciones de personas, detenciones arbitrarias, torturas y asesinatos de estudiantes, periodistas y líderes sociales; desplazamientos forzados causados por la pobreza y la violencia; muros, deportaciones, comercio desigual, contaminación medioambiental, narcotráfico y agresiones culturales.
Es evidente la coincidencia entre la actual agitación de la OEA y aquel 1962, cuando la conjura era contra Cuba. El Ministerio de Colonias vuelve a cometer hoy los mismos errores: nuevamente funcionaron las intensas presiones y chantajes de EE.UU. sobre un grupo de países, incluyendo los más pequeños y vulnerables; y otra vez se produjo la actitud sumisa de aquellos que prefieren hincarse y someterse, a enfrentar al gigante de las siete leguas.
El papel de verdugo correspondió a un senador y aspirante perdedor al trono del imperio, en las últimas elecciones presidenciales, y quedará para la historia como evidencia de la necesidad de cambiar la relación enfermiza entre esa América y la nuestra.
Se confirma la certeza de que la proclama de la América Latina y el Caribe como Zona de Paz adoptada por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños refleja los principios para tratarnos con respeto y fraternidad entre nosotros, y a la vez el reclamo como países independientes de ser tratados como iguales.
La OEA demostró una vez más su incapacidad para frenar la execrable e histérica postura de su Secretario General, al servicio de los centros de poder y en franca violación de la letra y el espíritu de la propia Carta de esa lamentable organización. Con suficiente elocuencia, quedó demostrado cómo el Consejo Permanente intervino en asuntos de la jurisdicción interna de uno de sus Estados miembros, en flagrante quebrantamiento del artículo 1 de la Carta fundacional.
Sin embargo, no logró imponerse al Consejo Permanente una decisión en contra de Venezuela, ni darle continuidad a los intentos de aplicar la Carta Democrática Interamericana a ese país, con la finalidad de su suspensión, ni aprobar ningún informe u hoja de ruta mal intencionados e injerencistas.
Se demostró que Venezuela no está sola. Es motivo de orgullo la valiente defensa de quienes colocaron en alto la dignidad latinoamericana y caribeña, y se pusieron del lado de la verdad, la razón y la justicia. La OEA, su Secretario General y su dueño, no podrán con la Revolución Bolivariana y chavista que dirige el indoblegable presidente Nicolás Maduro Moros, ni con la unión cívico militar de su pueblo que él encabeza.
Mientras la ignominia y la vergüenza se retorcían en Washington, en Caracas, ese pueblo bravo, cuyos derechos humanos y libertades democráticas fueron enaltecidos por la Revolución, respaldaba a su gobierno y celebraba en las calles la victoria de la moral y de las ideas bolivarianas.
La Habana, 28 de marzo de 2017
Tomado de Granma
La Segunda Vuelta Electoral en el Ecuador. Un manifiesto mundial
Nosotros, hombres y mujeres de Nuestra América sabemos que el Ecuador se enfrentará el 2 de Abril a una batalla decisiva. Sabemos que es muchísimo lo que está en juego, porque del resultado de esa compulsa electoral dependerá no sólo su futuro al optar por profundizar el camino iniciado hace diez años o apostar a un regreso sin gloria a los años que precedieron el "feriado bancario" y la previsible debacle económica, desintegración social e inestabilidad y violencia políticas.
Del desenlace de esa batalla dependerá también el futuro de la región y, no sería exagerado enunciarlo, de varios países europeos porque la derrota de la restauración conservadora sería una señal que reverberaría con la velocidad de un rayo en países donde la alternativa a la hecatombe neoliberal parecería ser sólo la derecha fascista y xenófoba. El pueblo del Ecuador, rechazando el canto de sirena de los exponentes locales de esta fórmula política, podría dar una señal a todo el mundo de que hay otros caminos para salir de la crisis.
Sería ocioso detenernos en la prolija enumeración de los grandes logros de la última década: expansión económica y diversificación de los lazos del comercio internacional todo lo cual fue puesto al servicio de la inclusión social, el combate a la pobreza, el avance de la equidad en uno de los países más inequitativos del mundo, notable expansión de la educación y la salud públicas, desarrollo de una impresionante infraestructura de caminos, transporte y comunicaciones, soberanía nacional e inserción protagónica de Ecuador en un sistema internacional agitado por profundas contradicciones. Pese a ello, este país relativamente pequeño por su territorio pero grande por su dignidad le ofreció al mundo la posibilidad de que un personaje crucial para las luchas emancipatorias de nuestro tiempo, Julian Assange, siga vivo y en libertad gracias al asilo concedido por el gobierno del presidente Rafael Correa, aportando preciosas informaciones sobre los mecanismos ocultos del despotismo del capital.
Todo este avance, que por supuesto no significa desconocer la inevitable existencia de asignaturas aún pendientes, será sometido a prueba en el ballotage que tendrá lugar el próximo 2 de Abril. La historia reciente de Nuestra América enseña que logros aparentemente inconmovibles promovidos por gobiernos progresistas y de izquierda fueron removidos sin miramientos y sin mayor resistencia cuando el gobierno fue recuperado por la derecha. Esto ocurrió en la Argentina con la elección de Mauricio Macri, y de manera ilegal e ilegítima en los casos de Honduras, Paraguay y, hace apenas unos meses, Brasil.
Pensar que la derecha en Ecuador va a honrar las reglas del juego democrático para acceder al gobierno, o que una vez en él va a respetar las conquistas populares es una peligrosa ingenuidad y una muestra de que no se han aprendido las lecciones de la historia. Una ojeada a las políticas ensayadas por estos gobiernos una vez que desalojaron a sus predecesores de signo progresista basta para convencernos de su naturaleza inherentemente oligárquica y su ánimo revanchista.
Para quienes piensen que este talante no existe en las fuerzas de la derecha es suficiente recordar la amenaza proferida por el ex alcalde de la ciudad ecuatoriana de Baños que, ante una turbamulta que rodeaba al Consejo Nacional Electoral la noche del 19 de Febrero, dijo que incendiaría Quito en caso de que los informes de dicho organismo confirmaran la victoria en primera vuelta del candidato de Alianza País, Lenin Moreno. Para muestra de lo que podría ocurrir en Ecuador con un triunfo de la derecha basta ese botón.
Lo ocurrido en otros países del área debería ser cuidadosamente examinado por el electorado ecuatoriano. En Argentina la restauración conservadora produjo recortes masivos en programas sociales junto con exorbitantes aumentos de las tarifas de los servicios públicos, despidos masivos y caída vertiginosa del salario real, todo lo cual provocó un veloz resurgimiento de la pobreza en el país. En Brasil, un ajuste durísimo congelando el presupuesto del sector público hasta el año 2030 haciendo caso omiso de las renovadas necesidades planteadas por el aumento de la población y la eliminación del pago de las horas extras a los trabajadores para, de ese modo, atraer a la inversión extranjera tendrá un resultado similar al que ya se registra en la Argentina. En Honduras y Paraguay la represalia por la osadía de haber elegido gobiernos reformistas y democráticos (Mel Zelaya y Fernando Lugo respectivamente) desató la cruel venganza de los sectores tradicionales del poder que acompañaron el desmontaje de las políticas de inclusión social con una furia represiva que convirtió al país centroamericano en el más inseguro y violento del mundo.
Más allá de las asignaturas pendientes y los errores de concepción y aplicación que, como cualquier otro gobierno, haya tenido el de Rafael Correa, la "década ganada" en Ecuador puede y debe ser preservada. Nada de lo logrado fue producto de la casualidad ni del azar. Altos precios internacionales favorecieron a todos los países de la región, pero salvo Ecuador y unos pocos más, en los demás casos las rémoras de la injusticia social permanecieron incólumes porque no existió la decisión política que sí hubo en este país de aprovechar ese momento excepcional de la economía mundial para hacer los cambios que grandes sectores postergados de la población venían reclamando por décadas, cuando no por siglos.
A diferencia de otros países hubo en Ecuador la decisión política de aprovechar el momento y hubo también el liderazgo del presidente Correa, indispensable para concretar, en mayor o menor grado, esas promisorias oportunidades. Mérito tanto mayor el de este país en cuanto tuvo que emprender un programa de reformas y cambios sin contar con un instrumento fundamental de gobernanza macroeconómica: la política monetaria. Como se recordará, el bloque de fuerzas de derecha que hoy se presenta como la novedad o "el cambio" fue el causante en 1999 del cataclismo económico y financiero del país, con profundas secuelas en lo político y social.
Gracias a la gestión de esa coalición de banqueros con oligarcas y otros grupos tradicionales -hoy impúdicamente amparados y blindados mediáticamente por la prensa hegemónica- se produjo el derrumbe de la economía y el nefasto "feriado bancario", eufemismo que encubre lo que fue un enorme negociado del cual salieron favorecidos los grandes banqueros que hoy pretenden retornar al gobierno y que perjudicó a la enorme mayoría de la población ecuatoriana.
La irresponsabilidad y falta de patriotismo de esos grupos dirigentes le costó al Ecuador la pérdida de su signo monetario y la mutilación de un componente fundamental de su soberanía nacional: la desaparición del sucre como moneda propia y la forzada adopción del dólar como signo monetario local y provocar una huida en masa de unos dos millones y medio de ecuatorianos que de la noche a la mañana tuvieron que abandonar el país para sobrevivir. Estos son los turbios antecedentes de quienes hoy pretenden erigirse como salvadores de la patria.
Insertos en esta amenazante coyuntura histórica, con un sistema mundial signado por un elevado grado de incertidumbre e inestabilidad causado por el progresivo derrumbe de un supuesto "orden mundial" que no era tal, Ecuador deberá tomar una decisión crucial para sus futuras generaciones. Como pocas veces en la historia, ahora el pueblo tiene el destino en sus manos. Para actuar con racionalidad y patriotismo tendrá que recordar, que hacer memoria y preguntarse cuáles eran las oportunidades de progreso individual y bienestar social que le ofrecía el Ecuador anterior a la "Revolución Ciudadana"; preguntarse también si tenía más derechos de los que tiene hoy y si sus hijos tendrán, bajo un gobierno de banqueros inescrupulosos que siempre despreciaron al pueblo, la posibilidad de continuar educándose, gozando de protección médica y de los derechos sociales conquistados en los últimos años.
Esta recordación es imprescindible, pero es exactamente eso lo que la dictadura mediática que agobia con sus mentiras al Ecuador no quiere que hagan las ecuatorianas y los ecuatorianos. Para tal fin los bombardean incesantemente con noticias espectaculares de corrupción que a poco andar caen bajo el peso de sus propias falacias; con denuncias infundadas y ataques personales a las principales figuras del oficialismo, todo con el afán de convencer al pueblo que está en manos de una pandilla de delincuentes. La desfachatez e inescrupulosidad del bloque restaurador no tiene límites y su estrategia ha sido embotar a la población con una catarata interminable de mentiras e infamias, ante lo cual será imprescindible el ejercicio de la memoria para desbaratar sus planes. Para neutralizar esos arteros ataques bastará con que cada quien recuerde cómo estaba antes y cómo está ahora; qué perspectivas vitales tenía antes y cuáles tiene a hora; si antes podía soñar con que sus hijos llegaran a la universidad y si el sueño se convirtió en realidad ahora; si antes había un Estado que cuidaba de su salud y si lo hay ahora, y así sucesivamente. La respuesta a esas simples preguntas persuadirá a las ecuatorianas y los ecuatorianos que sólo el binomio Lenin Moreno-Jorge Glas será capaz de continuar con el camino recorrido y que ha cambiado, para bien, el rostro del Ecuador. Que optar por los responsables del "feriado bancario" sumiría a este país en una crisis aún más grave que la del año 1999.
Todo el mundo estará pendiente de lo que ecuatorianos y ecuatorianas decidan hacer de sus vidas el próximo 2 de Abril. Pendiente de si hacen oídos sordos ante el "terrorismo mediático" que los aturde e impide pensar y deciden continuar la marcha ascendente hacia una nueva y mejor sociedad; o si, desafortunadamente, quedan apresados por su falaz propaganda y emprenden un camino de regreso que termina, inexorablemente, en el abismo. Para avizorar su futuro en caso de que triunfe la candidatura de los banqueros los ecuatorianos deberían mirarse en el espejo de la Argentina y tomar nota del sufrimiento y la desesperación de su pueblo ante el revanchismo social de la restauración conservadora. Confiamos en la sabiduría y la memoria del pueblo ecuatoriano y por eso estamos seguros que en la segunda vuelta se producirá la aplastante victoria de Lenin Moreno y Jorge Glas.
Nosotros, amigos del Ecuador, tenemos confianza en que así será y que esa luz que hace diez años brilla con fuerza en la mitad del mundo seguirá encendida, para bien del Ecuador y de la humanidad.
Mi solidaridad con el pueblo ecuatoriano
Desde hace más de 20 años, acompaño solidariamente todos los cambios progresistas en Ecuador, desde la Constitución de Montecristi a las luchas de los pueblos indígenas en defensa de sus territorios y culturas. En el 2014 tuve el honor de presidir el Tribunal Ético en Defensa del Yasuni ITT.
Acontecimientos recientes han polarizado la situación a un extremo difícil de imaginar. En virtud de mi solidaridad internacional, en este tiempo también, acompaño muy preocupado la situación política del país.
Durante la campaña electoral, el candidato Guillermo Lasso hace promesas sobre la defensa del Yasuní e incluso propone que la consulta previa y libre sea vinculante, temas que son muy anhelados por todas y todos los que hemos estado al lado de los pueblos indígenas.
Asumiendo que son promesas creíbles, estoy seguro que el candidato Lenin Moreno también las puede hacer. Si las hace, si yo fuera ecuatoriano, confiaría mucho más en sus promesas que en las de Guillermo Lasso.
Mi larga experiencia política en Europa y en América Latina, y luego de haber vivido, los dramas de los pueblos del Sur de Europa al que pertenezco, causados por la especulación financiera, me dicen que de ninguna manera podemos confiar en promesas de banqueros.
Un abrazo solidario al Pueblo Ecuatoriano.
Coimbra, 23 de Marzo de 2017
Isabelle Huppert: "El teatro renace cada día de sus cenizas"
Bueno, aquí estamos otra vez. Reunidos de nuevo en primavera, 55 años después de nuestra reunión fundacional, para celebrar el Día Mundial del Teatro. Un solo día, 24 horas, que comienzan de la mano del teatro NO y del Bunraku que pasan por la Ópera de Pekín y el Kathakali, brillando entre Grecia y Escandinavia, de Esquilo a Ibsen, de Sófocles a Strinberg, entre Inglaterra e Italia, de Sara Kane a Pirandello, y también Francia entre otros, donde nos encontramos, y donde París es la ciudad del mundo que atrae a más grupos de teatro internacional. En esas 24 horas podemos ir de Francia a Rusia, de Racine y Molière a Chejov, e incluso atravesar el Atlántico para acabar en un Campamento californiano, tentando a jóvenes a reinventar, quizás, el teatro.
De hecho, el teatro renace cada día de sus cenizas. No es sino una convención que hay que abolir incansablemente. Así es como sigue vivo. El teatro tiene una vida abundante que desafía el espacio y el tiempo, y las obras más contemporáneas se nutren de los siglos pasados, los repertorios más clásicos se hacen modernos cada vez que son subidos de nuevo a escena.
El Día Mundial del Teatro no es pues, obviamente, un día cualquiera de nuestras vidas que deba ser tomado de forma banal. Hace revivir un inmenso espacio-tiempo y, para evocarlo, querría citar a un dramaturgo francés tan genial como discreto, Jean Tardieu: hablando del espacio, se pregunta "cuál es el camino más largo para ir de un punto a otro". Sobre el tiempo, sugiere "medir, en décimas de segundo, el tiempo que se tarda en pronunciar la palabra eternidad''. Sobre el espacio-tiempo, también dice: "Antes de dormir, fija tu mente en dos puntos del espacio, y calcula cuánto tiempo se tarda, en un sueño, en ir de uno a otro".
Es la frase "en un sueño" la que siempre me da vueltas en la cabeza. Pareciera que Jean Tardieu y Bob Wilson se hubieran encontrado. También podemos resumir nuestro Día Mundial del Teatro, citando las palabras de Samuel Beckett que hace decir a Winnie en su estilo expeditivo: "¡Oh, qué hermoso día habrá sido!"
Al pensar en este Mensaje que tengo el honor de que me hayan pedido que escriba, he recordado todos los sueños de estas escenas. Por eso puedo decir que no he venido a esta sala de la UNESCO yo sola. Todos los personajes que he interpretado en escena me acompañan. Personajes que parecieron irse cuando caía el telón, pero que han cavado una vida subterránea en mí, dispuestos a ayudar o destruir los personajes que les sucedieron. Fedra, Araminte, Orlando, Hedda Gabbler, Medea, Merteuil, Blanche Dubois... Me acompañan también todos los personajes que he adorado y aplaudido como espectadora. Y por eso es por lo que pertenezco al mundo. Soy griega, africana, siria, veneciana, rusa, brasileña, persa, romana, japonesa, marsellesa, neoyorkina, filipina, argentina, noruega, coreana, alemana, austriaca, inglesa, realmente del mundo entero. Esa es la auténtica globalización.
En 1964, con ocasión de este Día Mundial del Teatro, Laurence Olivier anunció que, tras más de un siglo de lucha, por fin se acababa de crear en Inglaterra un teatro nacional que él quiso transformar inmediatamente en un teatro internacional, al menos por su repertorio. Él tenía muy claro que Shakespeare pertenecía al mundo.
Me ha encantado saber que el primer Mensaje de estos Días Mundiales del Teatro, en 1962, se le confió a Jean Cocteau, por ser autor del libro La vuelta al mundo en 80 días otra vez. Yo he dado la vuelta al mundo de forma diferente. La he dado en 80 espectáculos u 80 películas. Incluyo aquí películas en las que no distingo entre hacer teatro o cine, que sorprende cada vez que lo digo pero es cierto, es como es. Ninguna diferencia.
Al hablar aquí no soy yo. No soy una actriz. Soy solo uno de esos incontables personajes gracias a los cuales el teatro sigue existiendo. Es un poco nuestro deber. Y nuestra necesidad. Cómo expresarlo... Nosotros no hacemos que el teatro exista. Es gracias al teatro que nosotros existimos.
El teatro es muy fuerte, resiste, sobrevive a todo, a las guerras, a las censuras, a la falta de dinero. Es suficiente con decir "la escena es un escenario vacío de un tiempo indeterminado" y hacer entrar a un actor. O una actriz. ¿Qué va a hacer? ¿Qué va a decir? ¿Van a hablar? El público espera, se va a saber, ese público sin el que no existe el teatro, no lo olvidemos nunca. Una sola persona de público, es público. ¡Esperemos que no haya muchas sillas vacías! Salvo en la obra de Ionesco. Al final la Vieja dice: "Sí, sí, muramos en plena gloria... Muramos para entrar en la leyenda... Al menos tendremos nuestra calle".
El Día Mundial del Teatro existe desde hace ahora 55 años. En 55 años soy la octava mujer a la que se le pide pronunciar un mensaje, bueno, no sé si la palabra "mensaje" es la adecuada. Mis predecesores (¡se impone el masculino!) hablaron del teatro de la imaginación, de libertad, del origen, evocaron la multiculturalidad, la belleza, las preguntas sin respuestas... En 2013, hace tan solo 4 años, Darío Fo dijo: "La única solución a la crisis, reside en la esperanza de una gran caza de brujas contra nosotros, especialmente contra los jóvenes que quieren aprender el arte del teatro: así surgirá una nueva diáspora de comediantes, que hará surgir de estas limitaciones unos beneficios inimaginables para una nueva representación". Beneficios inimaginables es una fórmula digna de aparecer en un programa político, ¿no? Como estoy en París poco antes de unas elecciones presidenciales, sugeriría a aquellos que pretenden gobernarnos, que estén atentos a los beneficios inimaginables aportados por el teatro. Y por supuesto, ¡nada de caza de brujas!
El teatro para mí es el otro, el diálogo, la ausencia de odio. La amistad entre los pueblos. No sé ahora mismo qué significa exactamente, pero creo en la comunidad, en la amistad de los espectadores y los actores, en la unión de todos a los que reúne el teatro, los que lo escriben, los que lo traducen, los que lo explican, los que lo visten, los que lo decoran, los que lo interpretan, incluso, los que van. El teatro nos protege, nos acoge... Creo de veras que nos ama... tanto como le amamos.
Recuerdo a un viejo director de la vieja escuela, que antes de que se levantara el telón, entre bambalinas, decía cada noche con voz firme: '¡Paso al teatro!'
Estas serán mis últimas palabras. Gracias.
Presentan nueva edición de la revista Contexto Latinoamericano
La edición impresa de la revista Contexto Latinoamericano fue presentada este jueves en la sala Manuel Galich de la Casa de las Américas con un moderno diseño y estrategia en la redes sociales.
Ese primer número incluye una sección de diálogo marxista, un dossier dedicado al pensamiento de la vida y obra del líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, y análisis de temas actuales de la realidad internacional, aseguró uno de los coordinares de esta publicación, Rodolfo Romero.
La presentación incluyó un panel con especialistas en el que destacados intelectuales de Cuba, México, El Salvador y Colombia, debatieron sobre los retos actuales de la región.
El sentido de la publicación es muy importante en momentos en que la derecha latinoamericana está en pleno apogeo, sostuvo el profesor cubano Jesús Arboleya, quien acotó que la revolución de los pueblos es la única alternativa ante tal panorama.
A su vez, el periodista colombiano Jorge Enrique Botero, señaló que Contexto Latinoamericano, de la editorial Ocean Sur, es uno de los hitos comunicativos que han tenido lugar en el área porque significó incluir a la izquierda en el debate regional.
Contexto Latinoamericano es una revista trimestral de análisis político, cuyo propósito es fomentar y divulgar el intercambio de ideas entre los líderes y activistas de los partidos, organizaciones y movimientos políticos y sociales de la izquierda.
Tomado de Prensa Latina