miércoles, 3 de noviembre de 2010

Suriname condecoracion al embajador cubano

En nombre de La Polilla

 

De Embajada de Cuba en Suriname            

Condecora Presidente de  Suriname  al embajador cubano  

Suriname, 3 de noviembre de 2010. Desiré Delano Bouterse, Presidente de la Republica de Suriname condecoró  al embajador cubano Andrés González Garrido con la Orden Honorífica de la Palma, en ocasión del  término de su misión en el país suramericano. La orden de la Palma es la  mas alta distinción que otorga  el gobierno surinamés.  

Durante la ceremonia, celebrada en el Palacio Presidencial, el Presidente Bouterse destacó el trabajo desarrollado por el diplomático cubano durante más de 4 años,    siendo el primer embajador residente en Paramaribo después de 23 años, con la  reapertura de la misión  cubana.  

Bouterse se refirió a los proyectos de cooperación desarrollados entre los dos países , como la Operación Milagro, el proyecto energético, la Brigada Médica cubana, que ofrece sus servicios en Paramaribo y en el interior del país, el grupo  de entrenadores  deportivos, así como la cooperación en la educación, la agricultura, la  cultura, etc.

 

Bouterse expresó  además que la posición de Suriname continuará  siendo firme en cuanto al rechazo al bloqueo económico, financiero y comercial que por más de 50 años ha impuesto Estados Unidos sobre la isla antillana y seguirán apoyando a Cuba en esta lucha.  

El presidente surinamés rememoró los versos sencillos de José Marti, héroe nacional de Cuba y símbolo latinoamericano, como expresión de amistad y fraternidad con el diplomático  cubano. 

Por su parte González Garrido agradeció la ata  distinción, expresando que la acepta en nombre de su gobierno y de su pueblo, y como reflejo de las excelentes relaciones existentes entre los dos países. Mas adelante el diplomático señaló  que en Suriname siempre ha encontrado una gran solidaridad y apoyo  a  Cuba  y a su  pueblo.    

Embajada de Cuba en Suriname

Brokopondolaan 4

Paramaribo

Suriname

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Telefax: (597 432626)

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Lic. Rosa Cristina Báez Valdés "La Polilla Cubana"
Moderadora Lista e-mail Cuba coraje

"Nosotros somos una idea; nosotros somos una esperanza; nosotros somos un ejemplo". Fidel Castro, 28 sept. de 1960

"Cuando una sociedad vive entre dos extremos, el uno audaz -que adelanta- y el otro tenaz -que no camina- no se puede ser oportuno para todos" / José Martí en carta a Valero Pujol, 27 nov. 1877

“La derecha avanza -como la maleza en la selva- por las grietas que deja la izquierda en sus hermosos proyectos” / Fernando Báez

"Los malos no triunfan si no donde los buenos son indiferentes” / José Martí

Medhi Ben Barka Homenaje de la OSPAAAL La Habana

 

ORGANIZACIÓN DE SOLIDARIDAD DE LOS PUEBLOS DE AFRICA, ASIA

                                                     Y AMERICA LATINA

1 de noviembre 2010 / No. 85

 

 

Rinde OSPAAAL homenaje a líder marroquí Medhi Ben Barka

Mariela Pérez Valenzuela

La Habana. Un sentido homenaje de recordación al líder marroquí El Medhí Ben Barka, en el aniversario 45 de su muerte, tuvo lugar este viernes en la sede de la Organización de Solidaridad de los Pueblos de África, Asia y América Latina (OSPAAAL), en esta capital.
   Una ofrende floral ante el busto que, en la sede de ese organismo inmortaliza la memoria de Ben Barka, fue colocada por Alfonso Fraga, secretario general de la OSPAAAL, acompañado por los miembros del Secretariado Ejecutivo que representan a Puerto Rico, Vietnam y Palestina.
   Ante miembros del cuerpo diplomático acreditado en Cuba, de partidos y fuerzas políticas del Tercer Mundo y otros invitados, Fraga destacó la vida revolucionaria del líder marroquí, iniciada a los 14 años de edad, cuando ya militaba en la organización estudiantil Acción Marroquí, que encabezaba la lucha nacionalista en su país.
   Recordó que este 29 de octubre se cumplen 45 años del secuestro en Paris y posterior asesinato del dirigente popular y antiimperialista, quien fuera Presidente del Comité Internacional Preparatorio de la Primera Conferencia Tricontinental, realizada en La Habana, del 3 al 15 de enero de 1966.
   Al hacer un recuento de la fecunda vida revolucionaria de Ben Barka, señaló que en 1956, al ser reconocida la independencia de Marruecos, fue electo Presidente de la Asamblea Nacional Consultiva.
   Recordó que siempre estuvo amenazado por las fuerzas colonialistas y fue víctima de un atentado policial en 1962, del que se restableció en Suiza,  y regresó de nuevo en diciembre de ese año a Marruecos para participar en las elecciones legislativas de 1963, en las que resultó electo Diputado Nacional por Rabat con más del 90% de los votos.
   Refirió que frente al auge independentista y antimonárquico, la policía asaltó el local de la Unión Nacional de Fuerzas Populares de Marruecos y detuvo a los dirigentes allí reunidos.

    Ben Barka, quien cumplía una misión de mediación y solidaridad entre dos países árabes hermanos en El Cairo, aunque ausente de la redada, fue condenado a muerte y debió retornar al exilio, desde donde reconstruyó la unidad de las fuerzas revolucionarias en el Frente Armado para la República de Marruecos.
   Fraga resaltó que la necesidad de promover la solidaridad entre todos los pueblos del Tercer Mundo y de unir en un solo reclamo los anhelos del Sur, se habían convertido en objetivo permanente de su desempeño político.

   Así –precisó- participó en 1963, en Tanzania, en la Tercera Conferencia de Solidaridad de los Pueblos Afroasiáticos (OSPAA), inspirada en el triunfo de la Revolución Cubana en 1959 y en la victoria del pueblo cubano frente a la invasión mercenaria por Playa Girón en 1961.
    Ben Barka se destacó entre los delegados que respaldaron la propuesta de celebrar en Cuba una conferencia de los tres continentes, que posibilitara el encuentro inaplazable entre los movimientos de liberación nacional que luchaban contra el colonialismo y el imperialismo, comunes en África, Asia y América Latina.
   Allí resultó electo miembro del Comité Permanente de la OSPAA, de la cual sería su Secretario Ejecutivo, así como Presidente del Fondo de Solidaridad de los movimientos de liberación de África y Asia.
   Durante la Cuarta Conferencia de esa organización, celebrada en Ghana, en 1965, los delegados acordaron celebrar en La Habana la Primera Conferencia de Solidaridad de los Pueblos de África, Asia y América Latina, coincidiendo con el séptimo aniversario del triunfo revolucionario en Cuba.
    A tales fines, en septiembre de ese año, Ben Barka visitó Cuba en su condición de presidente del Comité Internacional Preparatorio y sostuvo un intenso programa de trabajo y entrevistas con altos dirigentes de la Isla, incluido el Comandante en Jefe, Fidel Castro.
    El 29 de octubre de 1965, cuando el trabajo preparatorio de la Conferencia avanzaba indetenible hacia la realización exitosa de la misma,  se produjo en París el secuestro, la tortura y el asesinato de  Ben Barka, recordó Fraga.
   Los autores materiales e intelectuales del magnicidio, puntualizó, fueron acusados con evidencias probatorias, pero el crimen quedó impune.
   Ben Barka había sido víctima de la confabulación del Ministro del Interior de la monarquía marroquí, Mohamed Oufkir, del Mossad israelí y de la Agencia Central de Inteligencia norteamericana, con la complicidad de los servicios secretos franceses, agregó.
   El  secuestro y asesinato de Ben Barka, subrayó, resultó una sensible y estremecedora pérdida para los revolucionarios y los movimientos de liberación nacional del Tercer Mundo, un duro golpe a los trabajos organizativos previos a la Conferencia Tricontinental que pretendieron en vano sabotear.
   Sin embargo, ni el horrendo asesinato del dirigente antiimperialista, ni las amenazas a la vida de otros líderes revolucionarios; ni las artimañas utilizadas por las fuerzas de la derecha impidieron que se celebrara en La Habana, del 3 al 12 de enero de 1966,  la Primera Conferencia Tricontinental, a la que asistieron 512 delegados de 82 países.
   En virtud de uno de los acuerdos adoptados en aquella Conferencia nació la OSPAAAL, que identifica a Ben Barka como símbolo imperecedero de la lucha por la unidad solidaria entre los pueblos de los tres continentes .

MPV/APR

 

OSPAAAL PAYS TRIBUTE TO MOROCCAN LEADER MEDHI BEN BARKA

Mariela Pérez Valenzuela

 

Havana. A sincere tribute to the memory of Moroccan leader El Medhi Ben Barka was paid last Friday at the headquarters of the Organization of Solidarity of the Peoples of Africa, Asia and Latin America (OSPAAAL) in this capital, on the 45th anniversary of his death.
  

A flower bouquet was placed at the foot of the bust that immortalizes the memory of Ben Barka at OSPAAAL’s headquarters by Alfonso Fraga, its general secretary, who was accompanied by the members of the Executive Secretariat representing Puerto Rico, Vietnam and Palestine.

In the presence of members of the Diplomatic Corps accredited in Cuba, of Third World political parties and forces, and other guests, Fraga highlighted the revolutionary life of the Moroccan leader, which began when at 14 years of age he was already a member of the student organization Moroccan Action, at the head of the nationalist struggle in his country.

He recalled that October 29 marks the 45th anniversary this year of the kidnapping in Paris and subsequent murder of the popular and anti-imperialist leader who presided over the International Committee in preparation of the First Three-Continental Conference held in Havana on January 3-15, 1966.

Drawing up an inventory of Ben Barka’s fruitful revolutionary life, he pointed out that in 1956, when the independence of Morocco was recognized, he was elected president of the National Consulting Assembly.

He recalled that he was always threatened by the colonialist forces and was the victim of a police attack in 1962, having recovered in Switzerland and returned to Morocco in December of that same year to take part in the legislative elections of 1963, when he was elected national deputy for Rabat with more than 90% of the votes.

He referred that, in the face of the growing independence and anti-monarchic forces, the police assaulted the headquarters of the National Union of Popular Forces of Morocco and arrested the leaders who were gathered there.

 

Ben Barka, who was carrying out a mediation and solidarity mission between two brotherly Arab countries in Cairo and was therefore absent during the raid, was sentenced to death and forced to return to exile, where he reconstructed the unity of the revolutionary forces in the Armed Front for the Republic of Morocco.

 

Fraga underlined that the need to promote solidarity   among all Third World peoples and unite the hopes of the South in one sole claim had become the permanent purpose of his political activity.

 

Thus—he stated precisely—in 1963 he participated in the Third Conference of Solidarity of the Afro-Asian Peoples (OSPAA), in Tanzania, inspired by the triumph of the Cuban Revolution in 1959 and the victory of the Cuban people against the mercenary invasion by Playa Girón in 1961.

Ben Barka played a significant role among the delegates who supported the proposal to celebrate a conference of the three continents in Cuba that would enable the pressing meeting of the national liberation movements common to Africa, Asia and Latin America that were struggling against colonialism and imperialism.

There he was elected a member of the OSPAA Permanent Committee, whose executive secretary he was to be, as well as president of the Solidarity Fund of the liberation movements in Africa and Asia.

During the Fourth Conference of that organization, held in Ghana in 1965, the delegated agreed to celebrate in Havana the First Conference of Solidarity of the Peoples of Africa, Asia and Latin America, coinciding with the seventh anniversary of the revolutionary triumph in Cuba.

 
With that purpose, in September of that year Ben Barka visited Cuba in his condition of president of the International Organizing Committee and carried out an intense agenda and meetings with top leaders of the Island, including Commander in Chief Fidel Castro.

On October 29, 1965, when the organization of the Conference was progressing unstoppably toward its successful achievement, the kidnapping, torture and murder of Ben Barka took place in Paris, recalled Fraga.

The physical and intellectual authors of the assassination, he stated, were accused with convincing evidence, but the crime remained unpunished.

Ben Barka had been the victim of the intrigue of the minister of the Interior of the Moroccan monarchy, Mohamed Oufkir, the Israeli Mossad and the U.S. Central Intelligence Agency, with the complicity of the French secret services, he added.

Ben Barka’s kidnapping and murder, he underlined, was a sensible and shattering loss for the Third World revolutionaries and national liberation movements, a hard blow to the organizational steps prior to the Three Continental Conference, which they vainly pretended to sabotage.

However, neither the hideous murder of the anti-imperialist leader nor the threats to the life of other revolutionary leaders, nor the traps set by the rightist forces prevented the celebration of the First Three Continental Conference in Havana on January 3-12, 1966, which was attended by 512 delegates from 82 countries.


One of the decisions of that Conference gave birth to the OSPAAAL, which identifies Ben Barka as immortal symbol of the struggle for the unity in solidarity among the peoples of the three continents.

 

 

MPV/APR

Miedo política panico religión esperanza insolidaridad angustia

 

Los enfermos de miedo y de esperanza

El autor reconoce un cambio en las consultas actuales en salud mental. Pero considera que la ansiedad, el pánico o el agobio que predominan no constituyen “nuevas patologías”, sino respuestas a una realidad global en cuyo eje están el miedo, manipulado desde el poder, y la esperanza malsana que lleva a los fundamentalismos.

Por Emiliano Galende *

En los últimos años, un cambio significativo se observa en las consultas en los servicios de salud mental. Para algunos profesionales –adheridos demasiado ingenuamente a los postulados nosográficos de su disciplina– se trata de “nuevas patologías”; para otros, más adheridos a los intereses de la industria de los medicamentos, se trata de nuevas entidades clínicas que el “avance de la investigación farmacológica” ha descubierto. Para quienes tratamos de comprender estos modos del sufrimiento mental desde un psicoanálisis crítico y de las experiencias comunitarias de salud mental, se nos plantea un interrogante: qué tienen en común estos trastornos, qué relación guardan con el contexto cultural y social y, dada su frecuencia, qué expresan de los modos de la vida social actual.

Muchas de estas personas consultan por estados continuos de ansiedad que perturban sus días y sus noches; hablan de situaciones persecutorias en sus empleos, de incertidumbres e inseguridad en sus relaciones de pareja, de vicisitudes de adaptación por migraciones impuestas o voluntarias (“trastornos de ansiedad”, dice el nomenclador). Otras piden atención por crisis de angustia, repetidas, que los sorprenden y alteran el transcurrir de sus tareas, sus salidas a la calle (y al mundo), obligándolas a resguardarse, cuando la tienen, en la seguridad de sus relaciones cercanas y familiares (“ataque de pánico”, dice esta vez el nomenclador). Otras llegan a la consulta agobiadas con su vida, con un dolor que no se reduce a algún conflicto identificado: su astenia durante el día, que hace penosa cada actividad, se prolonga en noches de insomnio (“depresiones reactivas”, dice en este caso el nomenclador; “nueva amenaza epidemiológica”, dice la OMS, ante la magnitud de su incidencia). Otras padecen una suerte de extrañamiento del ámbito en que se desarrolla su vida; tienen dificultades para hilvanar su pensamiento, su mundo afectivo y mental es disperso y les es difícil entender y narrar su padecimiento (“trastornos de personalidad”, “borderline”).

A esta lista incompleta, sólo indicativa, se agregan las víctimas de violencia familiar –entre 20 y 30 por ciento de las consultas en servicios de salud y salud mental–, los que consumen drogas –nueva población expuesta a un encierro semejante al sufrido en los manicomios–, los que necesitan del alcohol para soportar una vida a la cual ya no dominan –el mayor problema, de lejos, en las adicciones actuales–. Como un amigo suele decir: cuando alguien necesita un pañuelo para su llanto, siempre hay un fabricante de pañuelos que se alegra de ese sufrimiento. En este caso, la industria de psicofármacos –en la parte legal del consumo– y la de los narcotraficantes –en la ilegal– son altamente beneficiados por estos nuevos dolores del alma. Si escuchamos bien a estas personas, descubrimos siempre una ausencia de proyecto, una amenaza al futuro, un riesgo en el presente, una incertidumbre sobre el devenir de sus relaciones de empleo, de pareja, de residencia, de su economía. Vale entonces ocuparnos de las dos pasiones ligadas al futuro, el miedo y la esperanza, para entender su presencia actual en la vida de todos o, mejor dicho, de casi todos.

Nos son conocidas las pasiones que ligan al hombre con su pasado: el resentimiento, la nostalgia, el rencor, que explican en quienes lo padecen sus dificultades con el presente. Son pasiones diferentes de las que provienen del presente, cuya inmediata certeza nos produce tristeza, dolor, alegría, odio, amor o placer. Suelen ser menos reconocidas las pasiones que nos dominan con relación al futuro: el miedo y la esperanza. El miedo es esa angustia provocada por algo incierto o amenazante, algo extraño que puede alterar nuestro presente, ya que parece anunciar un mal inevitable. Al miedo subyace siempre la amenaza de la aniquilación y de la muerte. En oposición, la esperanza consiste en esa alegría o placer de imaginar, sobre lo incierto del futuro, el anhelo de algo mejor que el presente; tiene siempre un sentido de promesa y, respecto de la vida y su finitud, un sentido de salvación. Ambos, miedo y esperanza, son resistentes a la voluntad o a los argumentos de la razón, y por eso suelen ser incontrolables para el hombre. Esto mismo hace que sean pasiones contagiosas: pasan fácilmente de un individuo a otro y constituyen el afecto principal que liga a los grupos y a las masas. Se oponen a la calma del sabio, basada en la reflexión, en la serenidad de la razón individual.

Tanto el miedo como la esperanza debilitan la experiencia del presente, y también el ánimo y la pasión por lo actual; tienden a expulsar al individuo de su experiencia y de su acción sobre sus semejantes. Por eso, el miedo es desde siempre un eje de la política, y la esperanza es un dominio de las religiones. El hecho de que sean comunes a todos los hombres, presentándose como amenazas o promesas que afectan la vida de cada uno, contribuye a orientar las voluntades, de manera constructiva en la esperanza y de manera sediciosa, amenazante, en el miedo. La filosofía clásica ya conocía el papel eminentemente político del miedo y, en menor medida, de la esperanza, en cuanto a los mecanismos de la práctica cotidiana de gobierno y de la psicología de las multitudes. Maquiavelo fue quien ejemplarmente mostró cómo es el príncipe quien debe saber producir y dirigir estas pasiones.

El miedo y la esperanza dominan el cuerpo, la mente y la imaginación de los individuos, dejándolos a merced de la incertidumbre y así predisponiéndolos a la renuncia y a la pasividad en su presente. Spinoza, en su Tratado teológico político, alertaba sobre la necesidad de combatir al miedo –en cuanto pasión hostil a la razón– y a la esperanza –que representa una fuga del mundo presente–, en tanto medios para obtener la resignación y la obediencia. En la Etica señala que se debe resistir la promesa religiosa de un más allá de la muerte, cuyo fin es sólo justificar la resignación y la obediencia en el presente. La libertad del hombre, su capacidad activa de elegir y decidir sobre su realidad, depende de su resistencia al miedo y de su rechazo a la promesa de la esperanza. En el segundo Fausto, Goethe dice: “Entre los mayores enemigos de los hombres, dos, Miedo y Esperanza, en cadenas de consorcio civil yo los segrego”. En una perspectiva opuesta, Hobbes postula que el gobierno y la razón de Estado necesitan del miedo de las masas para evitar la recaída en el infierno social de la violencia y del estado de naturaleza (el “hombre lobo del hombre”, su conocida fórmula); tiene claro que los hombres aspiran a su libertad de todo poder y especialmente de la razón de Estado.

Fundamentalismos

El miedo es un instrumento de la política. En el extremo del pánico, el miedo se muestra como el gran desorganizador del grupo o la masa; frente a él cada individuo asume por sí mismo su supervivencia. Está claro que el futuro de la sociedad y, más aún, el futuro de cada individuo, es la esencia de la política: en la política, como constructora del futuro, se juegan siempre las amenazas o las promesas. De Maquiavelo en adelante, ningún político se abstiene del uso político del miedo y la esperanza. Ejemplos actuales: el uso de la amenaza del futuro sobre el cual se propone la aceptación del presente –flexibilización laboral o riesgo de desocupación–, o la esperanza de salvación para quien acepte resignar las necesidades del presente –bajar los salarios porque hay crisis, callar la protesta para asegurar la paz–.

Pero el valor de la esperanza no es sólo patrimonio de las religiones. También lo es de quienes tenemos el sueño de la igualdad. La esperanza de un futuro mejor, diferente del presente, genera solidaridad, unión bajo el sentimiento activo de que es posible actuar sobre la realidad actual. La igualdad ha sido el sueño de todas las revoluciones: tiene el sentido de una ilusión, de imaginar otra realidad posible y de buscar lograrla activamente. Esta ilusión, cercana a la utopía, es un llamado a la solidaridad para transformar el presente ahora, es decir, comprender lo actual para proyectar en conjunto un futuro diferente. Se opone a la utilización de la religión como propuesta de un más allá en el que todos seremos merecedores del cielo y la paz, iguales ante Dios, separados de los malos, que sufrirán el destino del infierno. Se trata, en cambio, de pasar del estado de muchedumbre, compuesta por individuos aislados, al grupo solidario que actúa enfrentando el miedo para construir un futuro diferente. Por eso la solidaridad es política activa, es la esperanza puesta en el valor del hombre para construir su futuro.

Freud, criticando las ideas de Gustav Le Bon, señalaba cómo el padre interviene en el lazo social, prolongado en la función del líder o jefe como aglutinador, que, provocando, la unión solidaria de los hermanos vence al terror. Vale recordar a Montesquieu: “Los regímenes despóticos producen individuos completamente separados entre sí, o, lo que es lo mismo, mantenidos juntos por la fuerza repulsiva de pasiones que los aíslan (la avaricia, la competencia, el deseo de sobrevivir a los otros), impidiendo toda confianza y solidaridad recíprocas, de-sagregando a los ciudadanos a súbditos y generando así la más completa, fatalista y vil pasividad política, apenas interrumpida por alguna esporádica, rabiosa y fugaz llamarada de rebelión”. En oposición a esto, Maquiavelo se preguntaba si la sola dimensión laica, sin miedo y sin esperanza, puede sostener la política y la vida de los Estados.

En Los orígenes del fundamentalismo en el judaísmo, el cristianismo y el Islam, de Karen Armstrong (ed. Tusquets, Barcelona 2000), visualizamos la expresión clara del retorno del miedo y la esperanza como política para aglutinar, masificar, configurando una realidad paralizante. El sueño de la igualdad tiende a opacarse en nuestro mundo. Este requiere de la solidaridad: unirnos, no para el mito o el culto, sino para la acción de transformar la realidad. En esto es esencial ejercer una razón crítica sobre el presente. Sólo este comprender crítico permite una acción que no esté guiada por el miedo ni por la promesa mítica de un “más allá”, sino por la razón y el deseo de transformar, construir la realidad. Esto puede dar como resultado un cambio de los actores y del poder de decidir sobre la existencia de cada uno y del conjunto.

En Estados Unidos, uno de cada 136 habitantes está detenido en cárceles o institutos penitenciarios: cuatro millones en total. El miedo es global y responde a diversos motivos. Quince millones de mexicanos viven escondidos en Estados Unidos, pese al muro construido para impedir su ingreso, de 1200 kilómetros de largo, con 1800 torres de observación provistas de policías armados. La ONU cuenta 200 millones de refugiados en el mundo, escapando de guerras y pobrezas extremas. Cerca de nosotros, hay un mundo de barrios cerrados, villas miseria, nuevos guetos. Hay excluidos de la sociedad, custodiados como criminales, pero están también los que voluntariamente buscan estar custodiados en barrios cerrados, en “edificios con seguridad”, countries, etcétera.

Pero también podemos sumar a los que viven encerrados en sus empleos por horarios que no dominan (por ejemplo, la flexibilización laboral y la extensión horaria aprobadas por el Parlamento Europeo). A todos, el miedo los convierte en presos: por amenaza del desempleo, por la violencia, por el hambre, por la emigración, por la ilusión de la seguridad. El mundo actual está compuesto por productores, consumidores y excluidos. Como los criminales presos, quienes estamos presos en este mundo global amenazante nunca aceptamos este presente como definitivo; la mayor parte mantiene su anhelo de libertad, de poder elegir y decidir, pero muchos, por diversas debilidades y desventajas sociales, son víctimas personales del pánico y la angustia crónica.

Este mundo del miedo no es natural ni espontáneo. Por vía del consumismo, que requiere una cultura del individualismo, se trata de mantenernos aislados, como en las cárceles se mantiene a los presos en celdas individuales, para evitar que la idea de un futuro en común nos pueda volcar juntos a la resistencia. Esto no es espontáneo. La globalización económica impuso aislarnos del territorio –migraciones masivas–, de la vida en común –competencia y desconfianza–, de la historia compartida; y, especialmente por las políticas mediáticas, procura evitar que imaginemos un futuro o un proyecto en común. Este encierro masivo hace que la vida urbana se acerque a la de la cárcel o el manicomio: conflictos y lucha entre vecinos o antiguos compañeros, pobres atacando a otros pobres, de-sempleados luchando contra empleados, especialmente si son inmigrantes, aun en la pareja amorosa desconfianza y cuidado de no comprometer bienes y futuro.

Si prestamos atención, veremos cómo los medios a través de mensajes presentados como noticias nos dicen que la vida es insegura, insisten en lo incierto de la economía, en los riesgos de epidemias, crisis energética, catástrofes naturales, amenazas del futuro cuyo contenido ficcional se oculta. Lo eficaz es generar el miedo y lograr su capacidad de mantenernos aislados.

No olvidemos que el miedo es la pasión que más fácilmente se erotiza: esta cualidad hace que se potencie y se contagie entre los individuos. Esas operaciones mediáticas son exitosas, mantienen su eficacia haciéndonos creer que la prioridad para cada uno de nosotros es tomar medidas destinadas a nuestra seguridad personal; nos convencen de que nuestra situación ante los riesgos y amenazas del futuro depende de lo que pueda hacer cada uno, no del destino en común.

Debemos reconocer que el miedo está instalado en nuestras sociedades. Los políticos lo utilizarán luego, según la ética de cada uno. La esperanza, su correlato opuesto, avanza al mismo ritmo. Recrudecen en el mundo los fundamentalismos religiosos, de todas las religiones, pero en esta versión moderna con una violencia inesperada. El judaísmo, en su historia, no contaba la violencia y la dominación de otros pueblos, y hoy hay tres generaciones nacidas en campos de palestinos consecuencia de la expansión del Estado de Israel. El islamismo, religión de la paz, hoy llega expresarse en autoinmolaciones y terrorismo. El cristianismo, especialmente en sus variantes evangélicas, sostiene las nuevas guerras de la dominación económica, como es el caso del Partido Republicano en Estados Unidos en la era Bush.

¿Será posible preservar lo humano, la solidaridad, la libertad, la justicia, el anhelo de construir un futuro común, por fuera de las amenazas políticas y de las promesas religiosas que nos rodean? Vale recordar a Merleau-Ponty, que, en la posguerra, escribió: “Una sociedad no es el templo de los valores-ídolos que figuran al frente de sus monumentos o en sus textos constitucionales; una sociedad vale lo que valen en ella las relaciones del hombre con el hombre. Para conocer y juzgar una sociedad es preciso llegar hasta su sustancia profunda, el lazo humano del cual está hecha y que depende sin duda de las relaciones jurídicas, pero también de las formas del trabajo, de la manera de amar, de vivir y de morir”.

La dimensión del miedo y la esperanza, en nuestro tiempo, está en el centro de muchos de los sufrimientos mentales que atendemos. Hubo tiempos en que dominó la nostalgia, como en el siglo XIX lo expresó el romanticismo. Freud, no del todo ajeno a ese movimiento, nos enseñó a reconocer las pasiones que sujetan al hombre a su pasado y dificultan su presente; sólo tangencialmente aludió al miedo y criticó la esperanza como ilusión religiosa. A nosotros nos toca hoy comprender las pasiones ligadas al futuro: éstas, como el miedo o el pánico, afectan y condicionan el presente de muchos, especialmente de aquellos que, refugiados en el individualismo, no logran comprender las razones de sus malestares. Un nuevo recrudecer del objetivismo, esta vez por vía del consumo y el mercado, lleva a que el otro, cualquier otro, pueda devenir y ser tratado como un objeto más; el individualismo ayuda a que cada uno sólo valga por su uso. Todo esto, con la dimensión de estar sustraído a la conciencia, ¿no es motivo suficiente para explicar mucho de la angustia actual como padecimiento dominante?

* Extractado del trabajo “La angustia, el miedo y la esperanza”, cuya versión completa puede leerse en www.topia.com.ar.

Elsa Rodriguez uruguaya baleada en Argentina Polo Obrero

 

 

De: Daniel Matz [mailto:danielhmatz@yahoo.com.ar]
Enviado el: Miércoles, 03 de Noviembre de 2010 08:41 a.m.
Para: SERGIO AYZENBERG; Herman Schiller; pag.12; Agencia Rodolfo Walsh; estadodeindependencia@yahoo.com.ar; El Noticialista; Agencia Nodo Sur; AGENCIA ABYA YALA; Rubén Sacchi; Jorge Roberto Beghè; Mariposas Aleteando; Paula Brufman - Avaaz.org; Red de slidaridad con chiapas; SOA Watch; Carolina Menke; pilar vendrell; c.deDiputados derechos humanos y garantias; maria cecilia; ricardo horbach; Eladio Gonzalez
Asunto: Rv: Elsa Rodriguez, esa mujer de la que no hablan

 


De: abajero <elabajero@yahoo.com>
Enviado: miércoles, 3 de noviembre, 2010 8:04:28
Asunto: Elsa Rodriguez, esa mujer de la que no hablan

(AW) Elsa Rodriguez, luchadora política, miembro del Polo Obrero; recibió un balazo en a cabeza el miércoles 20 de octubre pasado, cuando mataron al pibe Mariano Ferreyra. Los medios comerciales dejaron de hablar de ella. Está en el Argerich, internada. Pelando por su vida.

elsaencuentro2010


Domingo, 31 de Octubre de 2010 (Insurrectas y Punto).-

Por Plenario de Trabajadoras
Hablan sus hijos Gisela, Vanesa y Johnatan. Hace una semana que Elsa pelea por su vida. Había sido gravemente herida de un balazo en la cabeza por la patota de Pedraza.
En el Hospital Argerich, donde se encuentra internada, sus familiares, amigos y compañeros del Partido y del Polo Obrero se turnan para darle fuerza y acompañarla. Conversamos con Gisela, Vanesa y Johnatan, tres de sus siete hijos.
El primero que toma la palabra es Johnatan: "Mamá es una luchadora de toda la vida. Una madraza que sola se hizo cargo de todos nosotros. La sufrió, la peleó, pero nunca nos dejó tirados. Vino de Uruguay en 1984 y empezó laburando en un geriátrico. Ahora lo hace en casa de familia. Siempre dignamente, llueva o truene, lo que sea, ella iba para bancar el pan de sus hijos. Y nunca tuvo ayuda de nadie de arriba. Cuando se nos incendió la casilla en la que vivíamos, en Berazategui, éramos chiquitos y perdimos todo: casa, documentación, papeles. Nos quedamos sin nada y mamá entró a golpear puertas al gobierno, a la municipalidad, a las manzaneras. Nadie nos recibía ni nos daba nada. Adonde iba, le pedían documentos y ella los perdió en el incendio -sigue Johnatan-. Hasta que conoce a un militante del Partido Obrero y ahí se empezó a meter. Sólo el Polo Obrero, que nunca le pidió nada, le abrió las puertas. La empezaron a ayudar, comenzó a organizarse en el comedor, con la mercadería y a participar de las marchas y piquetes. Allí se pudo refugiar y hacerse fuerte".
Fue hace aproximadamente siete años. Poco a poco, Elsa se fue destacando como organizadora del Polo Obrero de Berazategui en el Barrio Bustillo, ganándose un lugar en la mesa regional y participando de cuanto evento pudiera: "Cocinaba, estaba en los comedores, hacía reuniones, actividades para los chicos". Desde entonces, participa en todas las movilizaciones y luchas defendiendo los derechos de los trabajadores. Como la de los ferroviarios tercerizados, donde Elsa fue una de las primeras en anotarse. Desde entonces, también Johnatan se tuvo que acostumbrar a convivir entre pancartas del Polo Obrero que muchas veces quedaban en casa luego de una movilización.
Elsa es, además, un ejemplo de convicciones. Fue tentada muchísimas veces por los punteros ("los mulos", como dice su hijo) de Mussi, intendente de Berazategui, para sumarse a la red de la municipalidad. Pero, cuentan sus hijos, Elsa los rechazó indignada cada vez. Gisela cuenta cómo se enojó con ella cierta vez que osó reprocharle no haber aceptado esas ofertas. Ofendida le preguntó si acaso pensaba que ella era una corrupta vendida. "No me habló por un mes", completa.
Los tres necesitan aclarar, contra lo que se publicó en Clarín, que Elsa "no es ninguna ignorante. No era analfabeta como dicen. Ella ya sabía leer y escribir porque hizo la primaria en Uruguay. Ella lee "Prensa Obrera", los volantes y los folletos, aunque sean largos. Siempre anda llena de prensas y papeles que en casa es la única que los entiende". "Lee la prensa entera para poder explicarla", agrega un familiar.
Elsa acababa de participar del Encuentro Nacional de Mujeres en Paraná. "Volvió contentísima, cambiada. No la reconocíamos", dicen a coro sus hijas. "Es que estaba más alegre que nunca, con pilas, con fuerza, entusiasmada planificando el próximo Encuentro que, dicen, va a ser en Bariloche."
Elsa, militante, siempre involucró a su familia e hijos. "La Pipi (Stefanía), la menor, siempre está con ella, va a todas las movilizaciones. Ella participa mucho, le interesa todo lo que es del Partido y del Polo y siempre la acompaña", dicen sus hermanos. "Siempre nos invita -agrega Vanesa-. Fuimos a las marchas por Kosteki y Santillán y a otras. Mamá nos pide que participemos, pero no siempre podemos".
El jueves 21, ellas dos encabezaron, junto a dirigentes de distintas organizaciones, la inmensa movilización por el asesinato de Mariano. "Yo veía a mi mamá -dice emocionada Vanesa-. Ella estaba ahí con nosotros aunque estuviera en el Hospital. Como siempre. Fue muy duro. Estaba muy mal."
"Hoy no podemos ir todos a esas marchas porque no estamos bien. Espero lo entiendan", agrega Gisela, mientras jura que apenas salga Elsa van a acompañarla, todos sus hijos y nietos, a las movilizaciones a Plaza de Mayo para reclamar por el Juicio y Castigo.
Están sorprendidos por la solidaridad. No sólo de sus compañeros de militancia sino, como dice Vanesa, de "gente que no conozco. En Constitución me paraban porque me habían visto en la tele. Me preguntan, me dan fuerzas. Lo mismo en mi barrio, en Calzada. También en Burzaco, o en el colegio de mis chicos o en la puerta del Hospital. Lo mismo en su barrio, donde es muy querida. Todos me dicen que están orando por ella, que es una gran luchadora y que va a salir adelante. Yo les agradezco de todo corazón. Sé que va a salir adelante porque la conozco. Es una mujer fuerte".
Johnatan se anima a pronosticar una imagen que pinta a Elsa de cuerpo entero: "Yo estoy seguro que lo primero que hace mi mamá apenas salga de acá es agarrar una bandera del Polo Obrero y se va a una marcha. Mi mamá ama al Polo", agrega Vanesa. "Da la vida por ello, es lo que le gusta y está convencida", completa Gisela.
Elsa Rodríguez, uruguaya, 56 años, madre de siete hijos, abuela de trece nietos, trabajadora, militante y luchadora. Un ejemplo.