El Che crece
Publicado el 14 Junio 2013 en
Mesa Redonda
Por Yailin Orta Rivera, especial para la
Mesa Redonda [1]
Fotos de Roberto Garaicoa
El Che nunca podrá identificarse con el pasado, porque este pensador
revolucionario fue, a la vez, el protagonista de hechos muy radicales, lo que
le da a su pensamiento una carga de prestigio y atractivo extraordinarios. El
Che identifica la no rendición, la constancia, la intransigencia. Forma parte
de una memoria histórica de lo que pueden lograr los seres humanos a través de
la lucha.
Esa interpretación aguda del Doctor Fernando Martínez Heredia, de uno de los
hombres más intensos e inagotables de la Revolución Cubana, la asumí con pasión
desde hace varios años, cuando el Premio Nacional de Ciencias Sociales la
compartió con estudiantes de la Universidad de La Habana, en una conferencia
que nos permitió entrar a la vida y obra profunda del Guerrillero Heroico desde
una dimensión nueva.
El pasaje volvió, recurrente, cuando la Mesa Redonda de este jueves nos puso
frente a un panel de altos quilates para abordar al Che, a partir de una amplia
gama de resignificaciones de su legado a la luz de nuestros días, en los que
Ernesto Guevara de la Serna hubiera celebrado su 85 cumpleaños.
Así nuevamente escuché los sabios conocimientos de Martínez Heredia sobre el
pensamiento y la praxis de Ernesto, quien vivió y murió por las revoluciones
socialistas de liberación nacional y por el proyecto comunista de sociedad.
“Hablamos de un hombre que rompió todos los consensos con el orden vigente en
su tiempo. Tenía una propuesta anticapitalista que fue trascendente en su
contexto y tiene prolongaciones en el presente, porque es creadora de
posibilidades. La propuesta, la política y la teoría del Che son tres aspectos
superiores a las cosas inmediatas que tenía que resolver en su momento.
“Es la política de un revolucionario que nunca abandonó su vocación de
intelectual, que es capaz de irse por encima de lo que es lo inmediato. Él tuvo
la visión de entender que una Revolución es un triunfo contra lo imposible y
que lleva una estrategia. Al mismo tiempo advirtió que una Revolución verdadera
implicaba un cambio profundo de las personas y de las circunstancias”.
Fernando Martínez precisa además que el Che nunca soslayó la importancia y
necesidad de que las personas sepan leer y escribir, para que tuvieran
capacidad de comprender que las modernizaciones por sí solas no son la
Revolución, sino un vehículo de la Revolución.
“El Che es un pensador de la praxis. Uno se encuentra una y otra vez con que
lo único que puede vencer al capitalismo mundial es una superior reproducción
de lo que se espera de la vida social. Carlos Marx decía que el socialismo iba
a ser consecuencia del desarrollo, pero para el Tercer Mundo el desarrollo
tiene que ser consecuencia del socialismo”.
Uno puede simplificar lo que ya no es, dijo Martínez Heredia, pero es muy
difícil ser grande, incluso su posteridad fue muy difícil. Sin embargo, los que
pensaron como él lo trajeron físicamente en el año 97, y regresó cuando el
capitalismo estaba en su auge en el mundo.
En los años en que él vivió, comentó el experto, el capitalismo estaba
perdiendo sus potencialidades fundamentales: promover una promesa, incluso,
para el que no puede consumir, pero para el que puede tener el sueño. Y 20 años
después de su muerte sobrevino el capitalismo con la promoción del éxito
individual. “Por ello siempre habrá que volver al pensamiento del Che y
encontrar lo que no parece evidente e, incluso, ir contra el sentido común,
porque en sus ideas encontraremos una fuerza para contrarrestar al
capitalismo”.
“En las obras del Che podremos descubrir la posibilidad para que cambie lo
que tiene que existir y que las cosas no se reproduzcan como se tienen que
reproducir, para así poder formar una colectividad unida, capaz de hacer que
aparezcan nuevas realidades”, fundamentó.
La capacidad crítica del Che es fundamental, argumentó Martínez Heredia,
porque él pudo ver las deficiencias del socialismo. El Che planteó que tenemos
que ser mucho más que un sistema de distribución, e incluso fue capaz de darse
cuenta de que los países que integraban la antigua URSS iban hacia el
capitalismo, y lo hizo a la altura de 1965, y no era un profeta, sino que
empleaba el pensamiento revolucionario”.
Fernando Martínez comentó que el Che sabía que lo político y lo subjetivo
tienen que ser fundamental, y concebía a la norma como la herramienta para
medir lo que cada uno de nosotros aporta a nivel social. “Él era un defensor de
que cada uno cumpliera a nivel social lo que le correspondía”.
Otra de las lecciones de Ernesto Guevara, añadió el experto, es que tenemos
que convertir a la sociedad en una gigantesca escuela.
La Doctora María del Carmen Ariet García, coordinadora científica del Centro
Che Guevara, aportó que el Che fue un pensador y defensor del tránsito de una
sociedad hacia su emancipación. “Siempre tuvo una mirada de esto desde nuestros
países y aspiraba al desarrollo bajo una concepción integral”.
Hablaba, sostuvo, de que era necesario formar a un hombre con capacidad para
asimilar la tecnología y sintetizó el pensamiento consecuente del proceso
revolucionario, para que sirviera de soporte para que otros países lo
aprendieran, pero no como copia”.
La especialista puso énfasis en que el Che decidió ir a otras tierras porque
entendió que su aporte era necesario para los movimientos de liberación
nacional de América Latina. Y subrayó además que para el Che el sujeto era el
actor fundamental de la transformación social.
“En los primeros discursos hablaba de un nuevo tipo de hombre, con un motor
interno, que es la conciencia. Para el Che había una fórmula imprescindible
para el desarrollo de las sociedades socialistas: productividad + conciencia.
En su opinión, el socialismo se hace para el hombre, no es una sociedad
espontánea, este se comporta conscientemente para radicalizar el proceso”.
El Che nos dejó, entre sus tantas enseñanzas, que la obra construida es el
resultado de un trabajo colectivo y que es el hombre el vehículo y la herramienta
esencial si se quiere estar en una sociedad solidaria, socialista.
En este profundo recorrido por la intensidad de la vida del Che, que fue
espacio también de sentido homenaje a la obra que nos legó, el Doctor Pedro
Pablo Rodríguez enalteció la ética del Che, que tiene estrechos vínculos con
los principios martianos.
“Todo el mundo reconoce en este hombre su limpieza total y su rectitud en la
conducta: jamás se aprovechó de su condición de liderazgo para atribuirse
beneficios de índole personal. Tuvo una capacidad de entrega que lo acerca a
Martí, quien anduvo con montones de dólares en los bolsillos para la causa
libertaria cubana y jamás se atrevió a coger nada para sí, siempre estaba con
su traje raído y los zapatos rotos”, destacó.
En su exposición, Pedro Pablo Rodríguez resaltó que precisamente esto le
daba mayor capacidad de liderazgo. “Eso necesitamos más en la sociedad
nuestra”, apuntó.
El Doctor Roberto Regalado, por su parte, aludió a que hay quien ha querido
en el mundo estigmatizar al Che en su condición de guerrillero, y él era un
revolucionario integral. “Pensaba, decía y repetía que a la revolución violenta
se llega cuando hay un país convencido de que hay que emprender la lucha
armada, y llegó a la conclusión de que en la América Latina que él vivió la
única manera de llegar a la independencia era por la vía armada”.
Al Che, precisó, lo asesinan en Bolivia en el año 1967, cuando en América
del Sur la lucha armada pudo no tener éxito, pero lo que sí no tenía
posibilidad era una transición pacífica. “Y si ahora la realidad es distinta en
la región, se debe, fundamentalmente, al acumulado de luchas en este
continente. Si no hubiera habido una Revolución Popular Sandinista, por
ejemplo, no habría hoy un gobierno progresista en Nicaragua”.
El Doctor Gilberto Valdés Domínguez coincidió con este parecer: “Todo lo que
se callaba, después de la muerte del Che emerge, justamente por este acumulado
de lucha. América Latina es un escenario con avances indiscutibles, pero que
tiene tensiones y desafíos, y uno de ellos es el ético, donde puede encontrar
en el Che a un poderoso referente. Otro de esos retos es el conflicto que tiene
este sujeto pueblo, que tiene que hacer un uso contrahegemónico de sus propios
mecanismos electorales y hacerle frente, paralelamente, a la corrupción”.
“El pensamiento de Ernesto Guevara no podemos agotarlo. Él tiene una visión
integral de la dominación, no la veía como algo externo, sino que involucraba a
todas las estructuras. En su percepción defendía que la conquista no podía ser
solo de los territorios y de los recursos, sino que también había que
conquistar las subjetividades y las identidades”.
En su mirada al legado del Guerrillero Heroico, hizo énfasis en la
importancia que cobra toda su obra para América Latina, donde el acumulado
cultural tiene que ser un arma contra los intentos de colonización, que están
muy latentes. “Es necesario, al mismo tiempo, tomar el poder, refundar el
poder, no podemos verlo de manera estanca. Y hay que entender al capitalismo
como un fenómeno también de la subjetividad”.
El Che nunca podrá identificarse con el pasado, porque este pensador
revolucionario fue, a la vez, el protagonista de hechos muy radicales
El Che identifica la no rendición, la constancia, la intransigencia
La Mesa Redonda de este jueves nos puso frente a un panel de altos quilates
para abordar al Che
En las obras del Che podremos descubrir la posibilidad para que cambie lo
que tiene que existir y que las cosas no se reproduzcan como se tienen que
reproducir, para así poder formar una colectividad unida, capaz de hacer que
aparezcan nuevas realidades
El Che nos dejó, entre sus tantas enseñanzas, que la obra construida es el resultado
de un trabajo colectivo y que es el hombre el vehículo y la herramienta
esencial si se quiere estar en una sociedad solidaria, socialista
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