domingo, 30 de junio de 2019

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Solo EL AMOR engendra LA MARAVILLA.   ¡Cómo agradecer a CUBA!   Eladio González toto   museo Che Guevara Caballito director fundador.

de Graciela RamirezLos niños de Chernóbil en Cuba: Una historia no contada (Parte I)

Los niños de Chernóbil en Cuba: Una historia no contada (Parte I)
Por Maribel Acosta Damas.

Un día de 2011, la creadora visual peruana Sonia Cunliffe visitó el balneario de Tarará. Llamó su atención niños calvitos bañándose en la playa. Preguntó quiénes eran y le respondieronlos niños de Chernóbil.    Ella quedó impactada, pero en aquel entonces no supo nada más.
Luego en 2015, el azar hizo que nos conociéramos y me preguntó si yo conocía sobre aquella historia. Le referí lo que guardaba en mi memoria. Ella insistió en querer hacer una exposición sobre el tema y me pidió colaborar con la investigación. Dudosa acepté. Hoy le agradezco infinitamente.
Mi hermano médico me dio el primer contacto: el Doctor Julio Medina y él me condujo a otros médicos, pacientes traductores, centros de investigación, Centro de Higiene de las Radiaciones de Cuba y hospitales; los archivos de los periódicos Granma y Juventud Rebelde me abrieron las cajas y los diarios; colegas me entregaron archivos fílmicos y así de puerta en puerta y durante un año completé la investigación que sirvió de base al proyecto de exposición que ha tenido éxito en más de un país; una de las experiencias profesionales más hermosas de mi vida

Aquí comienza la historia…
Algunos años después de la explosión del cuarto reactor de la Central electronuclear de Chernóbil, la entonces URSS solicitaba al mundo auxilio para atenuar la huella de la explosión nuclear en su población, fundamentalmente infantil. Cuba mostró su disposición inmediata. Sin embargo, no fue así en muchos países del mundo desarrollado, cuya ayuda fue generalmente exigua comparada con la demanda y urgencia de la catástrofe.
Un día de 1989, el entonces Secretario General del Komsomol o Juventud Comunista en Ucrania, Anatoli Matvienko, en una recepción oficial se dirigió al Cónsul cubano Sergio López y le mostró su preocupación por el estado de los niños ucranianos después del accidente nuclear de Chernóbil.
Contó Lilia Pilitay en La Habana al periodista Julio Morejón de Juventud Rebelde (hay que decir, que hasta donde sabemos, Lilia Pilitay sigue siendo una leal amiga de Cuba y partidaria de reabrir el programa humanitario) que luego de las consultas con la dirección del país, con Fidel específicamente por la delicada tarea, inmediatamente se desencadenó todo el proceso de lo que después sería el programa humanitario. De hecho, por la rápida gestión de Sergio, en el Komsomol ucraniano se hizo popular la frase “Trabajen como Sergio”.
Y según narra el Dr. Julio Medina, quien fuera director del programa en la mayoría de los 21 años de su duración, el Ministerio de Salud Pública de Cuba creó una comisión de especialistas en hematología, oncología, endocrinología, clínicos y otras especialidades, que envía a Ucrania. Una vez allí, en contacto con las autoridades de salud de ese país y con la ayuda del Komsomol, los médicos comienzan la exploración de la situación, organizan consultas y emprenden el trabajo en el terreno con los pacientes que necesitaban atención médica urgente. Se seleccionan los más enfermos, el primer grupo.
Así se organiza el primer vuelo a Cuba de 139 niños, muy enfermos, fundamentalmente de problemas oncohematológicos.
Llegan a La Habana el 29 de marzo de 1990 a las 8 y 46 de la noche en un vuelo de Aeroflot. El propio Fidel los recibió en la escalerilla del avión y ya estaban preparados los hospitales pediátricos Juan Manuel Márquez, William Soler y el Instituto de Hematología para recibirlos.
Esa misma noche da inicio la preparación de un programa que fuera capaz de atender al mismo tiempo a miles de niños y niñas de las regiones más afectadas en Rusia, Bielorusia y Ucrania. 
   

En el aeropuerto, Fidel recibe a los niños el 29 de marzo de 1990 / Foto: Archivo Granma.
¿Cómo se organizó el programa para la atención en Cuba de los niños de Chernóbil?
En 1990 el Doctor Carlos Dotres era el director del hospital pediátrico William Soler. Cuando la epidemia del dengue hemorrágico ocurrido en Cuba en 1981, que tuvo un elevado impacto en la población infantil, Dotres colaboró de manera decisiva a la organización de un programa de atención masiva a los niños y niñas víctimas de la epidemia.
En la ciudad de los Pioneros José Martí de Tarará se atendieron 75 mil niñas y niños cubanos con el propósito de suministrarles tratamientos inmulógicos con interferón. A partir de esta experiencia, se le pide al Dr. Dotres su contribución a la creación de un programa integral que fuera capaz de atender a 10 mil niños y niñas impactados por el accidente nuclear de Chernóbil, en el mismo Balneario de Tarará al este de La Habana.
Para la creación del programa se tuvo en cuenta no solo a las niñas y niños enfermos, sino su presencia en lugares contaminados con impactos notables en el agua, los alimentos y el medio ambiente en general. Tres repúblicas de la antigua URSS fueron las más afectadas por su cercanía a la zona de la catástrofe: Rusia, Bielorrusia y Ucrania; fundamentalmente esta última, con la característica de que había poco yodo en el agua que consumía su población.
De este modo, las tiroides – sobre todo en la población infantil- eran glándulas ávidas de consumo del yodo radioactivo liberado al ambiente por la explosión nuclear.  Así se prevé que enfermedades derivadas de las tiroides serían las de mayor incidencia a lo largo de los años. La atención posterior confirmó esta aseveración médica.


Centro de atención de Histoterapia placentaria en Tarará / Foto: Archivo Granma.

Desde este punto de partida, equipos interdisciplinares cubanos comenzaron a estudiar e investigar sobre un tema del que Cuba no tenía experiencia. Entre los elementos conclusivos para la atención a esos pacientes estuvo el hecho de que si le lograba sacar a la población de un medio contaminado a un medio limpio, el organismo tenía posibilidades de recuperarse de manera más rápida.
El Doctor Carlos Dotres, quien entre 1995 y 2002 fuera Ministro de Salud Pública de Cuba,  confirma que el programa se elabora con dos objetivos generales: tratar a los niños y niñas enfermas como consecuencia de la catástrofe y, a su vez, traer niños y niñas a un área limpia que pudieran ser observados y estudiados para ofrecer un diseño de atención que diera lugar a seguimiento médico en sus países de origen.
El programa se trazó, además, otros objetivos como caracterizar clínicamente a todos los niños y niñas; se clasificaban desde el sitio de donde provenían por médicos cubanos y de los países involucrados. Se dividieron en cuatro grupos: los muy enfermos que venían directamente a los hospitales e institutos médicos y de investigación. Un segundo grupo tenía en cuenta el impacto psicológico elevado que derivó en enfermedades llamadas psicosomáticas como soriasis, alopecia y otras. El tercer grupo no presentaba síntomas complejos y el cuarto grupo estaba clasificado como de niños y niñas relativamente sanos.
En un principio, en Tarará se crearon condiciones de camas hospitalarias para 350 niños y niñas. Se establecieron áreas especializadas de acuerdo con las enfermedades que presentaban y médicos y enfermeras permanecían con ellos de manera permanente.
Se diseñaron también servicios estomatológicos especializados a partir de hipótesis sobre la incidencia de las radiaciones en la proliferación de caries y otras enfermedades bucales; un alto índice de niños y niñas presentaba caries. A todos se les midieron las radiaciones con que llegaban en el Centro de Higiene de las Radiaciones de Cuba y luego de los resultados se determinaba si había que realizar estudios genéticos.


Niños en el hospital pediátrico Juan Manuel Márquez, de La Habana /Foto: Archivo Juventud Rebelde.

En Tarará se creó un sector para los niños y niñas que requerían de tratamiento de histoterapia placentaria para la caída del cabello y la soriasis, que dirigió directamente el Dr. Carlos Manuel Miyares Cao, creador de una veintena de productos para atender estas patologías y otras como el vitiligo a partir de la placenta humana. A los niños y niñas se les implementó, además, un programa de atención psicológica.
En cada grupo que llegaba venían médicos y maestros de sus países pues en Tarará se organizaron también las condiciones para que continuaran estudios. Por cada diez o quince niños venía un guía y a los más enfermos les acompañaba su madre o padre.
Cercano a los hospitales donde permanecían internados los más enfermos, se acondicionaron viviendas para que sus familiares permanecieran cerca; sobre todo aquellos que continuaron hospitalizados por largos periodos, incluso años. Este programa tuvo diferentes etapas y se concibió y realizó por 21 años de manera gratuita.


Comedor en Tarará, niños de Chernóbil. Foto: Liborio Noval / Archivo Granma.
Tomado de Cubaperiodistas / Foto de portada: Livorio Noval / Archivo Granma.

Vea también: Chernóbil se cura en La Habana: El episodio que no contó HBO


Gobiernos y periodismo del mundo cómplices de Trump    por Eladio González  toto
90 por ciento de los gobiernos del mundo, HAN SIDO por 55 años y SON cómplices
del holocausto espiritual que ha sufrido el pueblo cubano.  Estados Unidos decidió en 1961
aislar a todos los habitantes de la isla.  Con su pecaminosa, inhumana y genocida actitud
separó a once millones de seres humanos del resto de la humanidad.   Repitió multiplicado trescientas veces al ghetto de Varsovia hitleriano, desgajando de la PATRIA HUMANIDAD a esta pequeña hija que es Cuba.    Pequeña pero no por ello menos necesaria, para el saludable equilibrio de la raza humana. Anualmente estos gobiernos cómplices emiten en la ONU un hipócrita voto contra el bloqueo “lavándose como Poncio Pilatos las manos” para luego hacer el juego que dicta el despótico pero “democrático” dueño del mundo.  La UNIÓN EUROPEA obedece la voz del amo también y bloquea a los  hermosos  locos  que  ostentan  la  MENOR
MORTALIDAD INFANTIL  de toda América  (del Norte,  del Centro  y  del Sur).   El gobierno de Israel  no  tolera  que los revolucionarios cubanos tengan  CERO  en Desnutrición Infantil y a pesar de que millones de judíos murieron en el Holocausto ( ¿cómplicidad mundial por no intervenir? ) los israelitas son hoy quienes votan año tras año para que se perpetúe el BLOQUEO – GHETTO a la patria de José Martí.  Y la humanidad se pierde la hermosa y fructífera experiencia de interactuar con el criterio amoroso, la ciencia, la cultura, el arte y la experiencia de vida cubanas.  En Argentina mi patria de cada mil niñitos nacidos vivos  mueren doce antes del año de vida.  La prohibición de vincularnos a ellos y a su experiencia médica hace que no podamos aprender como es que de mil cubanitos nacidos mueran solo CUATRO en el primer año de vida.   Ellos “ahorran” ocho niños, nosotros  vemos morir a nuestros ocho finaditos (“Ay, ay, ayaya, yita pobre, pobre mi guagüita”.  Al rincón más apartado del planeta que haya sido tocado por la tragedia llega primero y donado el plasma cubano. No tienen dinero, no tienen transportes ultrasofisticados pero tienen lo que muchos no tienen…. El PLASMA.   Que no es un modelo de televisor chato, es la concreción de un hecho amoroso que los seres humanos deben practicar… la donación de sangre.  Y en Cuba rebosan los bancos de sangre porque jóvenes y adolescentes acuden dos veces por año voluntariamente a aportar amor o “combustible” para los cuerpos de sus semejantes en el mundo.   En Georgia,  Estados Unidos,  de la Escuela Militar han egresado miles de militares extranjeros convertidos en TORTURADORES deshumanizados (hoy siguen egresando).  En La Habana miles de  jóvenes extranjeros del tercer mundo han egresado tras seis años de estudios gratuitos, prácticas  y el Juramento de Hipócrates como MEDICOS y ejercen el amor con los pacientes pobres de sus pueblos.    Hoy siguen egresando de la  Escuela Latinoamericana  de Medicina de La Habana y de la Primera Escuela de Medicina de Santiago de Cuba, fundada por un petizo pícaro, argentino, cordobés que a instancias de su íntimo amigo Ernesto Che Guevara dejó fama y dinero en Venezuela para compartir su suerte con los pobres de la tierra de la Revolución Cubana y fundó dicha Universidad.  ¡ Honor a Alberto Granado Jiménez el dueño de la moto “Poderosa” y fabricante de médicos para el mundo !.   Cuba cuenta solo en el paupérrimo nordeste brasileño con CINCO MIL médicos solidarios.   Estados Unidos envía marines y soldados a matar a cualquier lugar del mundo. El periodismo argentino al servicio de los medios hegemónicos cumple su triste, traidora y miserable misión.   Ocultaron medio siglo y ocultan hoy estas realidades y acompañan el coro de mentiras que fabrican los gobiernos norteamericanos.   Malhaya triste destino periodistas argentinos, traidores a la patria, anexionistas culturales destructores de la memoria histórica nacional para injertar en alma y cerebro de nuestros niñitos y preadolescentes un cóctel de Harry Potter, He Man, Pokemon y el Hombre Araña.  Reiteraría nuestra poetisa María Elena Walsh su…“Argentina es un país Jardín de Infantes”.   Ciudadanos y medios  INTACHABLES:  (no entran en un tacho de basura).  ¿ QUÉ TIENEN EN COMUN ?   Ambito Financiero, diario Clarín, La Nación, Baby Echecopar,  Chiche Gelblung, Ernestina Herrera De Noble, González Oro, Hadad,  Feinman, Lage, Jorge Lanata, Mariano Grondona, Mario Markic, Mirta Legrand, Nelson Castro, Openheimer, Petinato,  Rolando Hanglin, Susana Gimenez, Marcos Aguinis, Gerardo Sofovich y Pepe Eliaschev ya fallecidos pero no me olvido, Julio Bárbaro, Leuco (padre) Chiche Duhalde, Jorge Giacobbe, Felipe Solá,  Beatriz Sarlo, Alejandro Fantino,  Joaquín Morales Solá, Juan Sebrelli,  Salvia, Mauro Viale, Tenenbaun, Majul, Pablo Docimo, Santiago del Moro y algunos otros.   Aunque “siniestro” es sinónimo de izquierda, entre estos comunicadores sociales, medios  y personajes políticos hay muchos de derecha (diestra).  Eso sí, todos coinciden siniestramente en denostar con fruicción a las Revoluciónes cubana, venezolana, boliviana, ecuatoriana y es que son soldados del colonialismo.  Trabajan para que “democráticamente” la administración Macri nos esclavize al máximo.