lunes, 19 de noviembre de 2018

Paraíso Perdido por Bill Hacwell arde Trump California cenizas de San Francisco Chaubloqueo museo Che Guevara de Buenos Aires

Paraíso Perdido

 

Bill Hackwell, 18 de noviembre de 2018

 

 

La calidad del aire del Área de la Bahía de San Francisco se ha convertido en la peor del mundo. Se ha hecho norma contar con aplicaciones en nuestros celulares para que nos informen sobre la calidad del aire y mientras escribo, el índice de contaminación por partículas de aire acaba de subir a 217, en comparación con Beijing, durante años vilipendiada como la ciudad con la peor calidad de aire del mundo, hoy en día es de 75.

 

Es realmente peligroso para cualquier ser humano estar fuera del hogar, incluso con una máscara N95; la mejor máscara facial en el mercado, conocida sólo por su número.

 

A medida que nos adentramos en la segunda semana de esta situación, más y más personas optan por quedarse en sus casas, y los pocos que están afuera usan N95, con excepción de los miles y miles de personas que viven en las calles, quienes no tienen esa opción.

 

Comienza a ser una realidad que el llamado Estado Dorado está siendo seriamente amenazado. Las calles están abandonadas, ya que las escuelas, los negocios e incluso el famoso cable carril de San Francisco están cerrados. Pareciera que la imagen común de ver el famoso Puente Dorado a través de la bahía se está convirtiendo en algo del pasado y el vestuario de nuestros nietos con máscaras faciales algo del presente.

 

Hay 3 grandes incendios que aún no están bajo control en California, 2 en el sur y uno en el norte en el condado de Butte, a 165 millas de donde vivimos en Oakland y ese incendio es la fuente de la peor calidad del aire en esta zona. El incendio forestal de Butte es ahora registrado como el peor incendio en la historia de California y el peor en los Estados Unidos en más de un siglo. Más de 140.000 acres se han quemado y más de 13.000 estructuras se han convertido en cenizas; 9.800 de ellas son viviendas.

 

Estos incendios son una nueva norma sobre la cual los científicos que estudian el cambio climático nos han estado advirtiendo durante años. Al igual que los huracanes que se hacen más grandes y feroces en temporadas de tormentas prolongadas, a medida que ganan intensidad sobre el Golfo de México, los incendios en el oeste de Estados Unidos no sólo son cada vez más frecuentes, sino que son más grandes y se mueven con la velocidad de un tornado infernal.

 

En medio de los incendios de Butte se encuentra Paraíso, una ciudad de 27.000 habitantes azotada salvajemente la noche del jueves pasado a la velocidad de 8 campos de fútbol (732 metros) por minuto. Los residentes dijeron que era como una zona de guerra cuando los tanques de propano explotaban como bombas. La gente literalmente tuvo solo un momento para huir y salvar sus vidas y muchos no lo lograron.

 

Los informes de esta mañana indican que se ha confirmado la muerte de 79 personas y que hay 1.300 desaparecidas. Muchos murieron en sus vehículos; algunos se quedaron sin gasolina y quedaron atrapados. Muchos ancianos y enfermos murieron y fueron incinerados en sus casas. El número de muertes en la ciudad Paraíso seguramente aumentará; y muchos no serán encontrados excepto posiblemente a través de la evidencia de ADN. Las historias personales que cuentan los habitantes de Paraíso,  son desgarradoras. Estados Unidos tiene un historial atroz por la falta de preparación y respuesta a desastres de esta magnitud.

 

Como de costumbre, la gente del condado de Butte tuvo que valerse por sí misma. Un ejemplo trágico de esto se está desarrollando en la ciudad de Chico, cerca del incendio, donde cientos de víctimas están acampando en un estacionamiento de Walmart y acaban de recibir una nota dándoles un ultimátum para dejar el lugar.

 

Las personas que se encuentran en este y otros campamentos de emergencia están sin protección en cuanto a la calidad del aire en la zona, que ha alcanzado niveles contaminantes superiores a 500, que se consideran perjudiciales para todos.

 

Hay 5.100 personas que luchan contra el fuego en el condado de Butte, muchos de los cuales son prisioneros que ganan un salario de esclavos de 1,45 dólares al día por este trabajo tan peligroso y agotador, y esperan que sus días de trabajo cuenten como parte de sus sentencias.

 

Sólo en las mentes delirantes de los que niegan el cambio climático, como Donald Trump, es inexistente la crisis climática causada por el hombre. Mientras las vidas de la gente estaban siendo destruidas en Paradise, Trump responsabilizó a la mala gestión forestal de California, por los incendios y amenazó con cortar los fondos federales destinados a desastres naturales para el estado.

 

El pomposo presidente nunca ha dejado que los hechos se interpongan en su camino al no mencionar que más de la mitad de los bosques de California están bajo manejo federal y que su administración ha decidido desviar recursos de ellos. El gobernador saliente Jerry Brown respondió a las afirmaciones de Trump diciendo que no hay nada normal en estos incendios, "este es nuestro nuevo anormal y estará con nosotros en los años venideros".

 

No hay una sola persona que viva en los condados principalmente rurales del norte de California que no sienta miedo de perderlo todo en cualquier momento. Un amigo mío que vive en el condado de Sonoma, donde se produjeron los devastadores incendios del año pasado, me dijo: "No es cuestión de que nuestra casa se quemará, sino cuando se quemará". Originalmente la ciudad Paraíso se llamaba Cumbre de Pobreza, pero ahora está más allá de la pobreza, ha sido borrada del mapa.

 

 

 

 

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Venezuela Feria del Libro Alicia Jrapko cordobesa en EEUU Chaubloqueo museo Che Guevara de Buenos Aires devuelvan Guantanamo a Cuba terminen con el bloqueo




Feria Internacional del Libro de Venezuela:     Ser culto es el único modo de ser libre

Alicia Jrapko, 19 de noviembre de 2018


Del 8 al 18 de noviembre de 2018, Venezuela fue escenario de la XIV Feria Internacional del Libro (FILVEN) que tuvo lugar en el casco histórico de la ciudad de Caracas. La Plaza Bolívar, uno de los espacios públicos más importantes y reconocidos de Venezuela, fue decorada con estantes que exhibían libros de todo el mundo.  FILVEN tuvo, este año, a Turquía  como país invitado. También se rindió  homenaje especial a la poetisa venezolana Ana Enriqueta Terán, y se reconoció la importancia y vigencia del periódico Correo del Orinoco, fundado por Simón Bolívar en 1818. 

Durante la feria se realizaron 111 exposiciones con más de 565 actividades, incluyendo presentaciones de libros, premios y homenajes, un pabellón infantil, foros, conversaciones y encuentros, talleres, recitales de poesía y actuaciones artísticas.

Tuve el honor de ser invitada a participar en la FILVEN junto a un grupo de escritores, editores y representantes de movimientos sociales, muchos de ellos miembros de la Red en Defensa de la Humanidad

No soy ajena a lo que pasa en Venezuela, leo a diario lo que publican los medios alternativos y corporativos. Y me comunico a través de las redes sociales con amigos que viven allí. En mi corta estadía de tan sólo cuatro días, no pretendo de ninguna manera ser una experta de la situación actual de Venezuela. Pero sí siento la necesidad de escribir algunas observaciones personales y compartir lo que pude ver en ese corto tiempo.

Los grandes medios mienten descaradamente sobre Venezuela. Si uno se dejara  llevar por lo que lee o escucha en los medios de comunicación corporativos, pensaría  que la gente se está muriendo de hambre, que el país está vacío por la cantidad de gente que se está yendo, y que la violencia prevalece. Eso no es lo que vi. Comenzaré diciendo que Venezuela es un país extremadamente hospitalario, un pueblo alegre que disfruta la vida a pesar de las dificultades que enfrenta a diario.

El jueves 8 de noviembre, durante la inauguración de la Feria del Libro, el Presidente Nicolás Maduro dio la bienvenida a los embajadores y a los invitados nacionales e internacionales allí presentes. "han sido 14 años continuos de promoción de la edición, el debate de ideas, la libertad de pensamiento, la libertad de creencia, el diálogo cultural, el libre conocimiento y el libre acceso a la información y la cultura" señaló Maduro. Por su parte, el ministro de Cultura de Venezuela, Ernesto Villegas, explicó que la feria contaría con una exposición sobre las oleadas de migrantes que Venezuela ha recibido a lo largo de su historia y enfatizo que, "Hoy, cuando una ola de xenofobia inducida busca convertir a Venezuela en una mala palabra, estamos aquí para reivindicar la hospitalidad de la patria de Bolívar y nuestra indestructible hermandad con todos los pueblos del mundo".

Mentiría si dijera que vi a una sola persona durmiendo en las calles de Caracas como lo que veo todos los días a pocas cuadras de donde vivo en la ciudad de Oakland, California. Aquí en el país más rico del mundo, miles de personas viven bajo los puentes de las grandes autopistas. Por el contrario, en mi camino desde el Aeropuerto Internacional de Maiquetía, Simón Bolívar, hasta el centro de la ciudad de Caracas, pude ver con mis propios ojos los grandes edificios habitacionales que forman parte de la Misión Vivienda. A pesar de que los medios de comunicación estadounidenses, califica al gobierno de Venezuela como represivo, la preocupación en la construcción de viviendas  para  el pueblo comenzó con  el Comandante Hugo Chávez y continua bajo la presidencia de Nicolás Maduro, quien recientemente entregó la vivienda numero 2 millones 300 mil. ¿Represivo un gobierno que construye viviendas para su pueblo o el que hace la vista gorda ante la situación de miles de personas sin hogares incluido niños y personas de la tercera edad?

Además de intervenir en dos talleres, tuve la oportunidad de participar en varias presentaciones de libros, todos con una alta audiencia, en su mayoría venezolanos, quienes hicieron preguntas y expresaron sus opiniones, orgullosos de que su país les diera esa oportunidad. No me quedó ninguna duda de que la FILVEN es un importante evento popular organizado por y para el pueblo venezolano.  

Durante el fin de semana la feria fue aún más concurrida con familias enteras y especialmente, con muchos niños. El domingo por la tarde fui testigo de un evento cultural a público lleno, en la Plaza Bolívar, que me tocó el corazón. Fue una emotiva conmemoración dedicada a Ali Primera, que este año habría cumplido 77 años. Ali Primera fue músico, cantante, compositor, poeta y activista político. Fue y sigue siendo "el cantante del pueblo venezolano". El homenaje estuvo a cargo de su sobrino Ali Alejandro Primera, actual presidente del Centro Nacional de la Música, perteneciente al Ministerio de Cultura y también estuvieron Sol Musset, cantante, esposa y madre de cuatro de sus hijos, y la reconocida cantautora Lilia Vera. 

A principios de la década de 1980, las canciones de Ali Primera también causaron sensación entre los que admirábamos el movimiento de la Nueva Canción. En particular recuerdo Techos de Cartón... "que triste viven los niños, en las casas de  cartón.... "Niños color de mi tierra con las mismas cicatrices, millonarios de lombrices”

Han pasado muchos años desde la partida de Ali Primera en 1985, pero sus canciones siguen reflejando el incierto futuro en el que vivimos, con el advenimiento de nuevos gobiernos de derecha en el continente.

Ser parte de ese evento cultural me llenó de alegría y emoción, especialmente al ver a tanta gente disfrutando y cantando a coro las canciones de este humilde hombre que dejó su voz y las letras de sus canciones a su pueblo.

Lo que quedó claro para mí es que la FILVEN representa la voluntad de un gobierno bajo ataque, que a pesar de las condiciones adversas, fue capaz de organizar una feria del libro, para que toda la población se beneficie al poder acceder a toda esa cultura.
Venezuela es víctima de un bloqueo brutal que comenzó con una orden ejecutiva del ex presidente Obama cuando declaró a Venezuela como una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos. La orden continúa bajo  la actual administración del presidente Trump, pero él la ha llevado más allá al implementar un bloqueo que afecta la vida diaria de todos los venezolanos. Además del bloqueo, Venezuela es víctima de actos terroristas como el del 4 de noviembre de este año, cuando tres miembros de la Guardia Nacional Bolivariana murieron tras un enfrentamiento con grupos paramilitares colombianos en el estado fronterizo de Amazonas.

Hay gobiernos que carecen de la voluntad de educar a su pueblo y parecen hacer exactamente lo contrario; satisfechos de tener una población que carece de pensamiento crítico. Quizás por eso no hay un Departamento de Cultura en los Estados Unidos.

¿Crisis humanitaria en Venezuela? ¿Qué puede ser más humanitario que la organización de una Feria del Libro para el disfrute de una nación?  Una Feria que hace realidad una de las frases más recordadas y repetidas del héroe nacional cubano José Martí: "Ser culto es el único modo de ser libre".

Si hay algo que traje conmigo además de los abrazos, la calidez y hospitalidad del pueblo venezolano es que VENEZUELA QUIERE VIVIR EN PAZ. 

De: Alicia Jrapko [mailto:ajrapko@yahoo.com]
Queridos companeros, 
Les mando un articulo que escribi sobre la FILVEN por si lo quieren utilizar para Resumen o para la Red, acompanado de una foto que tambien tome alli. Hemos hecho tambien la traduccion al Ingles para publicarlo en la edicion digital de Resumen manana. 
Abrazos   Alicia

Che Guevara y Alberto Granado con Eduardo Santa el colombiano escritor G 20 museo che guevara de Buenos Aires Chaubloqueo

Compañeros de CEEZ  aquí les envío lo escrito por el colombiano Eduardo Santa.   Fraternal y revolucionario abrazo. Eladio González toto director
COLOMBIA   RECUERDA   A   ERNESTO GUEVARA  Y  A   ALBERTO  GRANADO   A
SU  PASO  POR   BOGOTÁ      
 Eduardo Santa    -    Eladio González  Toto
CHAUBLOQUEO -   MUSEO CHE GUEVARA 
Bogotá ,  1º de Marzo de 1997.  
 
Por varias personas colombianas que han tenido la oportunidad de visitar el importante Museo Ernesto Che Guevara, de Santa Clara, Cuba, me he enterado de que en una de sus salas se exhibe el primer libro que publiqué, circunstancia que me honra. 
 
Se trata de la primera edición de "La Provincia Perdida", un pequeño volumen de estampas aldeanas, editado en Bogotá en 1951.
 
El ejemplar que se conserva en el Museo tiene una dedicatoria mía a Ernesto Guevara:  fue a él que le entregué personalmente en el mes de Julio de 1952, cuando él pasó en compañía de Alberto Granado, por la ciudad de Bogotá.
 
En realidad, yo tenía ya conocimiento de que tal ejemplar se encontraba en Cuba, como parte de una donación que le fue destinada a ese Museo, hace relativamente muy poco tiempo, según me informó el intelectual argentino Eladio González (Toto) a su paso por nuestra capital colombiana en 1995.  El quería saber cómo y en qué circunstancias había ocurrido aquel encuentro con el Che. 
 
Todo parece indicar que el intelectual argentino escribió algo ó le comentó a alguien sobre el tema, pues al poco tiempo empecé a recibir un buen número de cartas de cubanos, residentes en La Habana, Guanabacoa, Ciego de Avila, Camagüey, Manzanillo, Bayazo, Santiago de Cuba y otras poblaciones.  Bellas y cordiales cartas, de vinculados al grupo Chau Bloqueo, de personas de diferentes ocupaciones y edades: profesionales, enfermeras, estibadores, oficinistas, amas de casa, taxistas, ancianos, jóvenes y niños; todos ellos con el deseo de saber cómo había sido aquel encuentro que le relaté al amigo Eladio González, quien rinde un verdadero culto al formidable ideólogo y gran prócer de la revolución social latinoamericana.   
Todavía sigo recibiendo cartas en este sentido, las cuales guardo con cariño y deferencia especiales, porque ellas son el testimonio del calor humano que caracteriza a ese noble pueblo de Cuba y constituye un lazo de amistad que me aproxima cada vez más a su lucha por la dignidad, por la independencia, por la libertad y hacen crecer mi admiración por su historia y por sus tradiciones democráticas. 
 
Esa gran cantidad de misivas que han llegado a mis manos desde la gran isla caribeña, me obliga a escribir, por primera vez en tanto tiempo transcurrido, sobre las circunstancias particulares de aquel encuentro con el Che, y el recuerdo que conservo fresco desde entonces. Cuando el Che pasó por Bogotá, en julio de 1952, yo tenía veinticinco años, estaba terminando mi carrera de abogado en la Universidad Nacional de Colombia y hacía apenas unos meses que había publicado "La Provincia Perdida" con mis pocos ahorros de estudiante.  Recuerdo que, para hacerlo, había tenido que sacrificar el dinero que mi madre me había enviado, desde una lejana población del Tolima, para la excursión que por toda Suramérica proyectaban mis compañeros de curso para celebrar la terminación de nuestros estudios universitarios. 
 
Fuí el único que dejó de asistir a tan espléndido viaje, porque preferí gastar la cuota de la excursión en la que fue mi primera experiencia de editor y de autor, privándome de un viaje tan halagüeño; de salir por primera vez de mi país; de conocer otras ciudades tan interesantes como Lima, Quito, Valparaíso, Santiago, Buenos Aires, Montevideo, Río de Janeiro; de apreciar otras culturas y gozar de las múltiples atenciones de las que fueron objeto mis afortunados compañeros.  En el fondo, mi inapelable decisión de privarme de todo aquello fue una afirmación de mi verdadera vocación de escritor. Un compromiso indeclinable con las letras, a las cuales me he dedicado por completo y sin desfallecimientos, desde aquella época lejana.
 
Por aquel entonces yo vivía en la Ciudad Universitaria.  Ocupaba un modesto cuarto en el tercer piso del edificio Santander (que todavía existe) en las residencias universitarias, donde se albergaba buena parte de los estudiantes de provincia.  En las primeras horas de la tarde de aquel día de julio de 1952, alguno de mis compañeros residentes pasó por mi pieza para avisarme que dos jóvenes argentinos querían hablar conmigo y me estaban esperando en la recepción del edificio. 
 
Bajé de inmediato, movido por la curiosidad de saber quiénes eran aquellos inesperados visitantes.  Se trataba en efecto, de Ernesto Guevara y Alberto Granado.  Venían desde el extremo sur del continente, desde Argentina, viajando ambos en motocicleta, recorriendo miles de kilómetros por carreteras destapadas, atravesando muchos países, cruzando por altas cordilleras, inhóspitas selvas y caudalosos ríos, venciendo toda clase de obstáculos, como si con ello quisieran probar no solamente su fortaleza física sino la fe inquebrantable en la realización sistemática de todos sus nobles ideales, hasta conquistar metas casi inalcanzables.  
 
Este peregrinaje heroico por países convulsionados e inseguros, sin dinero, ni papeles de recomendación, desafiando las fuerzas mismas de la naturaleza, ya nos pone de manifiesto el carácter del Che Guevara desde los primeros años de su juventud.
La primera impresión que me causó el que entonces era un joven de veinticuatro años llamado Ernesto Guevara, fue bastante favorable.  Como éramos casi de la misma edad (estábamos entre los veinticuatro y los veinticinco años) y ambos éramos universitarios, la comunicación fue fácil y espontánea. 
 
Guevara estaba terminando sus estudios de Medicina y yo los de Derecho.  Quería hablar conmigo porque yo era, en aquel entonces, un destacado líder de la izquierda estudiantil.  Junto al ideólogo Antonio García y los estudiantes Rubén Darío Utría y Mauro Torres luchaba por darle vida a un nuevo partido socialista que tenía por siglas M.S.C. (Movimiento Socialista Colombiano) y por máximo ideólogo a Harold Laski.  Además había sido presidente de la Asamblea Nacional Universitaria, había intervenido activamente en la revuelta popular del 9 de Abril de 1948 y tenía en mi hoja de vida varias entradas a la cárcel:entre ellas, una por editar y distribuir un periodiquillo clandestino que bautizamos con el expresivo nombre de "Llamarada". 
 
Fuera de esta especie de prontuario, acababa de publicar el pequeño libro ya mencionado, que la prensa nacional había comentado muy favorablemente.   A poco de hablar con Ernesto Guevara y Alberto Granado, ya había nacido entre todos una inmensa simpatía.  Los dos visitantes además de inteligentes, estaban admirablemente informados sobre la situación social y política de nuestros países latinoamericanos.  Sufríamos, en casi todos ellos, la terrible pesadilla de las dictaduras y de los caudillos tropicales.  El ambiente que se vivía en Colombia, tanto en las ciudades, como en los campos, era de terror, de persecución y de exterminio.
 
 El Che llegó a Bogotá en aquellos días de extrema violencia, cuando en todas las esquinas de la ciudad había militares y policía con fusil y bayoneta calada, y por todas partes se respiraba una pesada atmósfera de miedo colectivo.  Esa fue la Colombia que conoció el que sería gran líder revolucionario.  La situación era tal que al poco tiempo de haber abandonado, el futuro Che nuestro país, grupos armados de empleados oficiales, asesorados y dirigidos por el detectivismo y siguiendo instrucciones del alto gobierno, el 6 de septiembre de 1952 incendiaron, saquearon y destruyeron en plena capital de la República la Casa Liberal, las residencias de los ex presidentes Alfonso López y Carlos Lleras Restrepo y redujeron a cenizas por completo los dos grandes periódicos liberales, que hacían la oposición, bajo censura, al régimen de terror imperante. 
 
Más tarde ambos periódicos se recuperaron de aquel vil atentado, y siguen entre los más leídos e importantes del país:  "El Tiempo" y "El Espectador".  Esa situación que en aquel momento vivían nuestros países latinoamericanos y, en particular, las condiciones de miseria y explotación que padecían y siguen padeciendo las clases obreras y campesinas, fueron uno de los temas principales de nuestro encuentro. 
El Che estimaba que la única solución para la liberación de nuestros pueblos era la revolución popular.  Había visto con sus propios ojos la situación de abyección y minusvalía de las gentes menesterosas, no solamente en su país, sino de los que acababa de conocer en su heroica gira, especialmente las de las tribus de las selvas amazónicas que visitó y a las cuales se refería con alguna frecuencia.
Consideraba que nuestros sitemas políticos no podían ser la solución a esos grandes problemas sociales y económicos que padecían todos nuestros pueblos latinoamericanos.  Tampoco se mostró de acuerdo con los planteamientos políticos de Antonio García sobre una democracia orgánica ó funcional, que traté de explicarle infructuosamente aquella tarde y al día siguiente cuando los acompañé a él y a Granado a la Rectoría de la Universidad Nacional.
 
Ellos querían solicitarle al Rector, doctor Julio Carrizosa Valenzuela, que les permitiera hospedarse en las residencias estudiantiles, que habían conocido a raíz de la visita que me habían hecho, y tomar, además, la alimentación en los comedores de aquéllas.  La primera noche en que comimos en las residencias estudiantiles, el Che me había dicho, con mucha sorna y su sonrisa a flor de labios: "¡ Ustedes sí que llevan aquí una vida regalada ¡ No parece que esto haya sido hecho para estudiantes socialistas. ¿No sería posible que nos permitieran vivir aquí por unos pocos días?  Para decirle la verdad, estamos sin dinero."  Le dije que quizás no fuera difícil obtener lo que pedían, pero que era necesario hablar con el Rector para que diera la autorización.
 
 Les prometí acompañarlos a hablar con él al día siguiente en las horas de la mañana.  Y para devolverle su cordial ironía, le dije en tono chancero: "Pero no se te vaya a ocurrir decirle al Rector que eres marxista."  Todos los compañeros de mesa rieron de buena gana y la cosa se quedó de ese tamaño.
A la mañana siguiente nos encontramos en la modesta cafetería de las residencias, decoradas con un mural muy festivo y alegre que acababa de pintar Hernando Tejada, casi tan joven como nosotros y profesor de la Escuela de Bellas Artes.  Aquel mural fue destruído ese mismo año por orden de la dictadura, como lo habían sido un poco antes, y por orden expresa de
Laureano Gómez Jaramillo en el Capitolio Nacional se salvaron porque fueron cubiertos con láminas de cobre que, posteriormente, se retiraron, en el gobierno de Alberto Lleras, en 1960, para que volvieran a ser admirados. 
 
Nuestra visita al Rector de la Universidad fue todo un éxito.  Después de exponerle, con algo de dramatismo, la situación de los jóvenes argentinos, los autorizó para que tomaran sus alimentos en los comedores de las residencias estudiantiles, al lado nuestro, pero, ante la imposibilidad de darles piezas en ellas, por estar todas ocupadas, les autorizó su alojamiento en el Hospital de San Juan de Dios, atendido por profesores y estudiantes de la misma Universidad.  El Che y Granado fueron bien recibidos en el Hospital, dada su condición de estudiantes avanzados de Medicina.  Pero volvamos a la impresión personal que me causó este primer encuentro con el Che Guevara.  Lo recuerdo como un jóven pálido, de ojos oscuros y penetrantes, más alto que bajo, de cabello abundante y algo desordenado.  Su indumentaria era muy informal, pantalón de dril y una especie de chompa del mismo material, camisa a cuadros, sin corbata, ligeramente abierta en la parte superior de la pechera, y le daba a aquel rostro descuidado y sin afeitar, cierto aspecto de adolescente rebelde y trotamundos.  Alberto Granado vestía tan informalmente como su compañero.  Pero tenía cierto aire de intelectual, de asceta, discreto en el hablar y parco en todo su comportamiento.  El Che, en cambio, se mostró desde el principio muy extrovertido, con cierta alegría juvenil, muy expresivo y cordial y pude advertir en él un excelente sentido del humor que le permitía hacer, de vez en cuando, alguna broma ingeniosa.  Era mordaz y a la vez convincente.  Durante los ocho días que permanecieron en Bogotá pude verlos, muy a menudo y generalmente en las horas de la tarde, jugando fútbol en los prados de la Ciudad Universitaria, con algunos de mis compañeros residentes y con meseros de la cafetería, con quienes habían logrado hacer una magnífica relación amistosa y quienes se acostumbraron a verlo a él y a Granado como dos nuevos habitantes de aquel entrañable conglomerado estudiantil.
 
El Che tenía la cualidad de saber escuchar con atención a sus interlocutores, clavándoles siempre aquella mirada profunda, inquisitiva, dispuesto siempre a la pregunta oportuna, a la objeción perpicaz, al argumento demoledor.  Era polémico y casi todas sus intervenciones, cuando hablábamos de política, estaban matizadas con citas pertinentes de Marx, Engels, Lénin, Mao y otros teóricos del materialismo dialéctico. 

Tenía además aquella sonrisa franca y espontánea, para subrayar con ella sus argumentos, para repeler las críticas y las observaciones que pudiéramos hacer a sus intervenciones. Durante el curso de nuestra primera conversación, el Che se mostró muy interesado por saber algo del líder popular colombiano Jorge Eliécer Gaitán, asesinado por sicarios de la reacción aquel 9 de abril de 1948 y cuya violenta muerte fue el detonante de una terrible explosión de ira popular brutalmente aplastada por las armas oficiales. 

La ciudad de Bogotá fue destruída en buena parte.  Por cierto, en ese histórico episodio intervino un joven cubano llamado Fidel Castro, a quien el destino y sus condiciones personales señalaron, al lado del Che y de otros combatientes, para derrocar la dictadura de Batista e implantar un nuevo orden en la Isla de Martí.
 
¡Teníamos pues, tanto que contarnos! Su deseo de saber algo de Gaitán fue colmado casi por completo, pues yo había militado activamente en sus filas, había estado cerca de él y le he conservado un culto especial a su recuerdo.  Mi participación en la revuelta popular de aquella fecha la consigné posteriormente en mi libro "¿Qué paso el 9 de abril?" 

De manera que, tanto el Che como Granado me escucharon con el interés con que se recogen las palabras de un testigo presencial y de un protagonista desprevenido y sincero. 
 
En ese libro, escrito muchos años después de mi encuentro con el Che, figura la actuación del joven Fidel Castro (cumplió veintidós años en 1948) en la mencionada revuelta popular en las calles de Bogotá.
 
  Al poco tiempo de conversar sobre estos temas políticos de interés común, y pensando en lo inconveniente que resultaba hablar de aquellas cosas en la cafetería de la Ciudad Universitaria, donde no debían faltar detectives a sueldo y soplones de oficio, los invité a mi modesto cuartito en las residencias estudiantiles. 
 
Y fue allí donde, sentados sobre el borde de la cama y en alguna silla destartalada, abordamos el tema de la literatura.  Mis dos contertulios hicieron gala de sus conocimientos sobre casi todos los autores europeos y norteamericanos, que leíamos los muchachos de nuestra generación. 
 
Hablamos de Thomas Mann, Stefan Zweig, Hermann Hesse, Franz Kafka, Pierre Lagerkvist, Curzio Malaparte, Alberto Moravia, John Steinbeck, William Faulkner, Ernest Hemingway.  También de los latinoamericanos de moda: Ciro Alegría, Jorge Icaza, Rómulo Gallegos, César Vallejo, Germán Arciniegas, Arturo Uslar Pietro, Jorge Luis Borges, Miguel Angel Asturias, Pablo Neruda, a quien el Che profesaba una honda admiración. 

En alguna oportunidad, después del almuerzo, invité al Che a que diéramos un paseo por el barrio "El Recuerdo" aledaño a la Ciudad Universitaria.  Por aquel entonces, este barrio apenas estaba en construcción, y tenía tan poco tráfico que se podía caminar a pie por mitad de sus calles sin ningún peligro ni sobresalto, razón por la cual los universitarios acostumbrábamos visitarlo, para gozar de su tranquilidad y tener también la ocasión de admirar a las muchachas que se asomaban a las ventanas y balcones de sus casas para vernos pasar.  Con algunas de ellas teníamos una grata e inolvidable amistad.
 
 Ibamos caminando por aquellas calles, algo solitarias, hablando de poesía, de los versos que más nos habían conmovido, desde que éramos lectores.  De repente el Che se detuvo y, tomándome cordialmente del brazo, me dijo:
 
 "Eduardo, en materia de poesía nadie es mejor que Pablo Neruda. Me fascinan sus poemas de amor y me los he aprendido todos de memoria.  Pregúntame por cualquiera de ellos, para que veas que puedo decírtelo sin equivocarme". 

Acepté el reto de mi amigo y le dije enfáticamente, pensando que podía rajarlo "Poema número 20".  De inmediato brotó en los labios del Che, con voz muy bien timbrada, el bello canto del poeta chileno: 
 
Puedo escribir los versos más tristes esta noche
Escribir por ejemplo "La noche está estrellada"
Y tiritan azules, los astros, a lo lejos….
 
La voz del Che, del joven romántico de aquéllos días, se fue deslizando como el agua de un arroyo limpio y transparente, por entre el cauce de las palabras que estaban interpretando, en ese instante, nuestra profunda emoción de jóvenes que ya habían descubierto los paraísos del amor. 
 
Era admirable su sensibilidad poética, su gran capacidad para vibrar con las cosas bellas de la existencia humana.  Era el Che que muchos no tuvieron la oportunidad de conocer.
 
Durante aquella conversación en mi dormitorio de la residencia estudiantil el Che, Granado y yo hablamos asimismo de otros autores que empezaban a ser conocidos o por lo menos difundidos en nuestros países latinoamericanos, especialmente de Ernesto Sábato, Alejo Carpentier y Jorge Amado. 
 
Entonces todavía no existía el llamado boom, y el único latinoamericano que había conseguido el Premio Nóbel era una mujer: Gabriela Mistral.  Andando la conversación entre los tres, llegamos a donde teníamos que llegar:  a la gran literatura rusa y a sus referencias obligadas: Dostoievski, Tolstoi, Chejov, Gorka, Andreiev, Mogol, Turgueniev, Lermontov, Pushkin, Korolenco y Kuprin.  Era ése el campo literario donde el Che se movía con mayores soltura y conocimiento.  Creo que él, poco a poco, fue llevando la conversación hacia esos territorios.  Discrepamos en muchos aspectos y nos esforzábamos todos por elaborar argumentos y justificaciones. 
 
A Granado creo que lo entusiasmaba Dostoievsky, en especial su obra mas conocida e importante: "Los hermanos Karamazov" El Che – lo recuerdo muy bien – hizo una apología de "Sachka Yeguliov", de Andreiev.  Pasados los años, comprendí el porqué de aquella preferencia. 
 
Quería ser como Sachka.  Y en verdad que lo fue, solo que su lucha fue más cruenta y compleja, pero a la vez más fructífera y fecunda.  Yo, en cambio señalé mi preferencia por "La muerte de Iván Ilich" de Tolstoi.  Desde mi adolescencia ha sido el libro que más me ha marcado y me ha puesto a pensar en el destino del hombre, en su camino existencial.
 
Cuando la discusión estaba más animada, recordé que ya era hora de cenar y pensé que el comedor de la Ciudad Universitaria se cerraba a las 9 de la noche.  Los invité a comer y les presenté a mis compañeros de mesa.  Después volvimos a subir a mi cuarto. 
 
No queríamos ser escuchados por los siniestros informantes del régimen de Gómez y Urdaneta.
 
Volvimos entonces a nuestros paliques literarios.  El Che hacía poco que había leído algún libro de Jean Paul Sastre y estaba visiblemente entusiasmado con su lectura.  A su consejo le debo haber leído por primera vez a este padre del existencialismo moderno, aunque no con el entusiasmo con que seguramente lo había leído el futuro famoso Comandante. 
 
 Hacia las once de la noche terminó aquella velada inolvidable.  Antes de despedirnos, saqué de alguna gaveta de mi escritorio un ejemplar de mi primer libro y lo dediqué con el corazón al Che Guevara y a Alberto Granado. 
 
Es el mismo ejemplar que hoy está en el Museo del Che Guevara en la ciudad de Santa Clara, Cuba. 
 
                        Bogotá  1º de Marzo de 1997                 Eduardo   Santa

Año 1994 – Eladio González (Toto) argentino, fundador de la Escuela de Solidaridad con Cuba "Chaubloqueo", dona para el Museo del Che en Santa Clara, Cuba el libro "La Provincia Perdida" de Eduardo Santa, escritor colombiano que en la contratapa escribió con pluma y tinta, de puño y letra una dedicatoria:  "A los distinguidos doctores Ernesto Guevara y Alberto Granada – Eduardo Santa – Bogotá 1952.  (este libro que le fuera entregado por su autor a los dos jóvenes argentinos, fue llevado a su destino en las vitrinas del Museo por el propio Dr. Alberto Granado a quien Toto se lo entregó como donación.
Eladio González hizo llamar a Eduardo Santa y lo anotició de lo ocurrido y difundió el hecho en todo Cuba, lo que provocó que el Embajador Cubano en Bogotá se interesara, lo visitara y emocionado le sugiriera al colombiano escribir el artículo que luego escribió para la Revista Casa de las Américas, sobre esos días que compartió con Ernesto Guevara futuro Che y el Dr. Alberto Granado.    


difunden: el 1er. Museo Histórico Suramericano "Ernesto Che Guevara", la Escuela de Solidaridad con Cuba "Chaubloqueo" y el Centro de Registro de Donantes Voluntarios de Células Madre
Irene Perpiñal y Eladio González - directores   calle Rojas 129  local (Caballito) Capital -AAC1405-Buenos Aires-República Argentina  telefax: 5411 53720744                                                               email:
museocheguevara@fibertel.com.ar
http://museocheguevaraargentina.blogspot.com/
colectivos 1 - 2 - 25 - 26 - 32 - 42 - 53 - 55 - 85 - 86 - 103 - 180
a solo 25 metros de la Estación "Caballito" del Ferrocarril Oeste y a cien metros de la Estación de Subterráneos "Primera Junta" de la vieja línea "A"
doná sangre, doná órganos, doná células madre, sé solidario, SÉ VOS.
¡Salven a los argentinos! "las ballenas"

Foto:en Buenos Aires, el amigo del Che Guevara, doctor  Alberto Granado Jiménez con Delia Duque su esposa, Irene Perpiñal y Eladio González (de Chaubloqueo) quienes donaron el libro al Museo de Santa Clara.

Publicado por Eladio González Toto para Museo Ernesto Che Guevara Primer Museo Suramericano el 8/27/2009


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Jovenes colombianos militantes en Argentina buscan contactar organizaciones afines museo Che guevara de Buenos Aires Chaubloqueo

19 de Noviembre de 2018.   Fuimos al Club Ferrocarril Oeste y pudimos dentro de uno de sus campos de deporte ver y escuchar por una pantalla gigante a Dilma Rouseff,  a una ex ministra brasileña joven, a Nacho Levy de la Garganta Poderosa y a Cristina Fernández de Kirchner.

Nos volvimos a casa y en la puerta un joven muy alto colombiano preguntaba por el museo y sus días de atención.  Le dediqué media hora larga explicándole que no abrimos los feriados y lo invité a volver el martes.  Le obsequié la carta de Ernesto Sábato a Ernesto Che Guevara y la respuesta del Che al conocido escritor.   El colombiano me obsequió un libro “Cuadernos del Centro de Estudios Estanislao Zuleta”  para la Reflexión y la Crítica  tomo 5.

El joven comentó que había venido a Argentina en ocasión de esta Contracumbre al G 20.   El Director Editorial de la publicación es Mateo Cañas Jaramillo     el correo:     info.ceez@gmail.com    la web    www.ceez.org    el Facebook   @ceezorg  

El colombiano manifestó muchos deseos de vincularse con organizaciones políticas en Argentina, cosa que me compretí a facililtar y de esta forma lo hago.

Muchas gracias colombianos por la publicación y además por la lucha que libran contra la opresión capitalista.

Eladio González toto director fundador museo Che Guevara de Buenos Aires

 

 

Links con entrevistas y video sobre el museo.     España nos entrevistó http://www.elmundo.es/f5/comparte/2017/10/08/59da50d6ca4741eb708b467f.html 

Tania la argentina que murió en la guerrilla del Che   https://youtu.be/mgtVfWNyGAA  Cubanos resucitan a guerrillera argentina del Che en Bolivia.  Quien quiera el libro "Huellas de Tania" y/ó  los  dos  DVD´s con 5 episodios c/uno, puede adquirirlos en el museo. También ofrecemos “La Historia del Che Guevara” de Lucía Alvarez de Toledo y  “Malvinas 2014” de Mario Silva Arriola, ambos “excelentes” pero no se ofertan en ninguna librería lamentablemente.  

¿Quién era el ídolo del Che Guevara? https://l.facebook.com/l.php?u=https%3A%2F%2Fwww.youtube.com%2Fattribution_link%3Fa%3DQ2lOMSNthI4%26u%3D%252Fwatch%253Fv%253DBYNhMnLt0F0%2526feature%253Dshare&h=ATO8rd0hgrudj97OoAi6n1xk872pGAnNhY5ohMovkOwpmCz0kqE9ZUh3ARnPNzoVek8Ar8MF83vkKdxWV1w-yjqmtxMBuWMh83wnWAxn-j_qnLHvgg2bk8sJweESoj6VufgZrPzc3k8u3KHq-ZpiQc16qzJhfKF8-35ULgjpdRdZanyP8j_abXbnQqgMLoFFM0LIsHUuZMyXdnvh2wYTaQdYVZTH1xWoVO1yUVAcNfAJ-K2nf8vBU5SDez26aZFDi4ORA0cwShv5HXh7ZOb33_ulVgiUoMa9Mr8idRd-ycyU

La revolución en Argentina que quiso el Che    Museo Ernesto Che Guevara Primer Museo Suramericano en Buenos Aires CABA Argentina 

https://www.youtube.com/watch?v=jGPLj1nGEsY

Argentina: El Che lives on! Get lost in Buenos Aires ...

www.youtube.com

Izquierdista entusiasta, y compañero revolucionario Eladio Gonzalez muestra el contenido de su afamado museo Che Guevara en Caballito, Buenos Aires..

 

 

 

informó el Museo “ ERNESTO CHE GUEVARA ” de Caballito, CABA

calle Rojas 129, esq. Yerbal, Buenos Aires  (AAC 1405) Argentina

Visitar lunes a viernes de 10 a 19 hs. (corrido) – entrada libre y gratuita

Escuela de Solidaridad con Cuba  “ CHAUBLOQUEO ”

Registro donantes voluntarios de Células Madre  (INCUCAI)

Coordinador ex Mesa Vecinal Participativa en Seguridad de Caballito

Tel.  5 3540744   5 3720744  Irene Rosa Perpiñal  -  Eladio González (Toto)  

email -  museocheguevara@fibertel.com.ar      

Blog museo   http://museocheguevaraargentina.blogspot.com/  

accidentes  -  http://nomuertesevitables.blogspot.com  protege hijos y nietos, aportá ideas y experiencias.

Facebook    https://www.facebook.com/museoernestocheguevara/# 

ó     https://www.facebook.com/eladio.gonzalez.376

Lea libro Cuba Existe, es Socialista y No está en Coma del Arq. Rodolfo Livingston en http://estudiolivingston.com.ar/libros/cubaexiste.php  y emocionate.

En Sao Paulo Brasil  http://museuvirtualcheguevara.blogspot.com.br/"

Tango nuestro baile  https://www.facebook.com/manuel.gonzalezmeg?hc_ref=NEWSFEED

¡ Salven a los argentinos !.....  “las ballenas”.    

Las Islas Malvinas fueron, son y serán siempre ARGENTINAS.  

Guantánamo es cubano ¡ fuera los norteamericanos de allí,  invasores colonialistas como los ingleses que usurpan el Peñón de Gibraltar!.

 

 


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