domingo, 19 de octubre de 2014

Día Lealtad peronista 17 Octubre 1945 Peron Kirchner Massa Vandor Capriles Pbro. Eduardo de la Serna Argentina en pugna Guido Carlotto La Nación

Lealtad
Date: Fri, 17 Oct 2014 17:40:58 -0300
Comparto
E
http:\\blogeduopp.blogspot.com

Una cuestión de “lealtad”

Eduardo de la Serna



La ciudad de Buenos Aires despertó en la tarde de 1945 de un sueño – pesadilla para tantos – al encontrar cientos de miles de cosas inesperadas. O, para ser precisos, personas. Que habían sido tratados como “cosas” por unos pocos. Pero “pocos” que mandaban. Decidían. Pensaban. Ordenaban. Y esas cosas-personas quisieron mostrar su afecto, cariño, reconocimiento, ¡lealtad! Lealtad a alguien que a su vez había sido leal a ellos. Dialogando. Escuchando. Respetando. Valorando. Reconociendo. Y ese 17 de octubre nació un nuevo día en el calendario nacional: el día de la lealtad.
Es cierto que es habitual que los seres humanos seamos leales a alguien o algo: a una ideología (¿quién no la tiene?), a los amigos, al dios dinero… Pero hay lealtades que llaman más la atención que otras. Especialmente lealtades que manifiestan la gratuidad, en la que no es evidente que se espere algo de la otra parte.
La lealtad de un pueblo a una persona, y de la persona al pueblo dio comienzo a un movimiento. Un movimiento marcado a fuego por esa lealtad.
Pero…
Pero es cierto que simulando lealtad en la historia del movimiento aparecieron “traidores”. En este esquema de la lealtad el traidor es “el perro que muerde la mano que le da de comer”. Pienso en los que intentaron “un peronismo sin Perón”, a lo Vandor. O quienes en nombre de, o desde el movimiento traicionaron todas sus banderas de justicia, libertad y soberanía, como el menemismo. Pero para no ir tan lejos (aunque el menemismo está vivo, como es evidente), pienso en algunas expresiones contemporáneas:
-          Massa siendo jefe de gabinete de ministros habló muy mal (“es un perverso”, dijo) del ex presidente Néstor Kirchner ante la embajada yanqui (él y su mano derecha O’Reilly, el agente inmobiliario de Tigre… el que quiere vender islas y esas cosas, dicen). Massa, desde que ganó con la publicidad sistemática de los medios hegemónicos que nunca mostraban ni muestran nada malo de Tigre, salió a buscar gobernadores, intendentes, dirigentes para que “se pasen” a sus filas. Es decir… “para que traicionen”. ¿Lealtad? ¿Qué es eso? No gracias, ¡paso! Claro que queda la pregunta: si gobernara, ¿a quién sería leal? Es evidente.
-          Moyano siendo jefe de la CGT se pasó hablando maravillas del modelo económico – social actual, pero bastó que no pudiera meter “sus” candidatos a diputados, que no pudiera dirigir él la política, para que se volviera furioso opositor (además de dirigente deportivo, poniendo plata a raudales, algo que todos saben es normal que tengan los dirigentes sindicales…). ¿Lealtad a un proyecto o a sus ambiciones personales?
-          El “peronismo opositor” (al que con ironía excelente Verbitsky llama “peornismo”), quedó fuera del reparto, pareciera. Y no basta que “el que depositó dólares” no recibió dólares, no basta que rodeen de asesores a Massa, Macri y Scioli… La pregunta es: ¿lealtad? ¿El pueblo?
-          No haremos referencia a otros personajes que no pertenecen al “movimiento de la lealtad”, aunque vale la pregunta: Binner, al menos ¿es leal al socialismo? Hablando de Capriles, de la Mano Invisible del Mercado y bien de los EEUU, no lo parece. Carrió, ¿es leal a la cordura? ¿al sentido común? ¿O los proyectos iniciados por ella misma? Habiendo roto con todos y cada uno de los pasos que ha dado, no lo parece. Ni siquiera leal al principio característico de que “los K se pelean con todos” ya que “el peor de los K” es un niño de pecho al lado de Lilita en este tema. ¿Y Maurizio? Parece leal al Capital, sin duda. Todo lo que dice y hace parece bastante fiel al capitalismo neoliberal. Leal es…
-          Pero queda la pregunta fundamental: ¿el pueblo dónde está? Porque si las encuestas de Massa (¡¡¡!!!) difundidas por La Nación (¡¡¡!!!) dicen que Cristina tiene una imagen positiva que ronda el 40%, después de toda la campaña negativa en todo, en cada cosa, en cosas inventadas, el que hizo y no hizo, en que yegua o Kretina, que autoritaria, con la campaña sistemática donde no se pone – al contrario de Tigre, como dijimos – ni una buena noticia nacional (ni el satélite, ni la aparición de Guido pudieron romper el esquema de Todo Negativo).
Es curioso, y no es todo “claro y distinto” pero al menos me quedan algunos elementos claros: quiénes son los que más han hecho y hacen por los pobres del pueblo; quienes son en todo momento abanderados de la falta de lealtad (Sergio) o de la lealtad a todo lo contrario de lo que defiende al pueblo (Maurizio) o corchos que flotan en la nada misma (Danielito)… Y hoy, entonces, día de la lealtad renuevo mi simpatía con el proyecto nacional y popular. Y no sólo porque la oposición es impresentable (¡y vaya que lo es!) sino porque hay un proyecto, hay un pueblo. Y hay vida. ¡Nada menos!


informó el Museo " ERNESTO CHE GUEVARA " de Caballito, CABA
calle Rojas 129, esq. Yerbal, Buenos Aires  (cod. AAC 1405) 
Visitar lunes a viernes de 10 a 19 hs. (corrido) – entrada libre y gratuita
Escuela de Solidaridad con Cuba " CHAUBLOQUEO "
Registro donantes voluntarios de Células Madre  (INCUCAI)
Coordinador Mesa Vecinal Participativa en Seguridad de Caballito
Telef.   4 903 3285   Irene Perpiñal -  Eladio González  -  Toto  
email    museocheguevara@fibertel.com.ar              







Fulgencio Batista dictador delincuente económico hasta que llegó el Comandante Fidel Castro y mandó a parar Tabernilla Palmero Obras Caridad cubanas Ciudad Libertad Columbia Che Guevara

De: Froilan y Adys [mailto:froilan@cubarte.cult.cu]
Enviado el: domingo, 19 de octubre de 2014 07:37 p.m.
....para que los mas jóvenes sepan cómo eran aquellas bestias......Otra tarde en Kuquine de Ciro Bianchi en JR

Otra tarde en  Kuquine 

Ciro Bianchi Ross
18 de Octubre del 2014 22:09:03 CDT
El dictador Fulgencio Batista tenía una forma muy particular de apropiarse del dinero del Estado. Su posición política privilegiada, dice Guillermo Jiménez en su libro Los propietarios de Cuba; 1958, le dio la oportunidad de aprovecharse de manera asombrosa de la política de financiamiento y concesiones promovida por las instituciones bancarias estatales dirigida por Joaquín Martínez Sáenz, presidente del Banco Nacional, bien mediante la requisa de esos financiamientos o mediante el cobro, a través de terceros, de una elevada gabela en especie a aquellos empresarios beneficiados por tal original forma de malversación que implantó.
Añade Jiménez que además de los ingresos de sus numerosas empresas —unas 70— recibía regularmente las ganancias provenientes de varias formas de cohecho, malversación y otras imposiciones. Entre estas, las producidas por el juego prohibido y el 30 por ciento de comisión que los contratistas pagaban en efectivo por las concesiones de obras recibidas, cuyos créditos supervisaba él personalmente. Lo que le permitió amasar una fortuna calculada en 300 millones de dólares.
Dos anécdotas ilustran esas afirmaciones. Las revela el general Francisco Tabernilla Palmero en su libro de memorias que con el título de Palabras esperadas publicó en Miami en 2009. Tabernilla Palmero, conocido por el sobrenombre de «Silito», era el secretario militar de Batista, jefe del Regimiento Mixto 10 de Marzo y, ya en los últimos tiempos de la dictadura, jefe de la División de Infantería General Alejandro Rodríguez, ambos con sede en la Ciudad Militar de Columbia —hoy Ciudad Libertad—, tropas que se evidenciaban como el pollo del arroz con pollo de las Fuerzas Armadas cubanas de la época.
Con relación al 30 por ciento que pagaban los empresarios «premiados» con la ejecución de alguna obra pública, dice «Silito» que los beneficiados llegaban a la oficina del Presidente con una maleta cargada de dinero y salían del despacho presidencial sin un centavo y a veces sin maleta porque Batista se antojaba de ella.

Fabulosas recaudaciones

Cuenta además que a la muerte, en 1956, del brigadier general Rafael Salas Cañizares, jefe de la Policía Nacional, Batista llamó a Palacio a Hernando Hernández que, recién ascendido a Brigadier General, acababa de asumir la jefatura del cuerpo policial, y le pidió que averiguara cuánto percibía Salas Cañizares por concepto del juego prohibido en La Habana. La investigación arrojó una suma fabulosa: más de 700 000 pesos mensuales. Batista ordenó entonces a Hernando Hernández a que se ocupara de la recaudación de ese dinero y lo llevara a Palacio a fin de que su esposa lo destinara a «obras de caridad».
A ese hecho también alude el padre de «Silito» en una carta que envía a Batista, el 24 de agosto de 1960. Batista pasa su exilio en Funchal, en las Islas Madeiras, y el teniente general Francisco Tabernilla Dolz, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de la dictadura, radica en Riviera Beach, en la Florida. Dice el «Viejo Pancho», como le llamaban, en su carta a Batista: «Usted permitió el auge del juego prohibido en toda la República, llegando las fabulosas recaudaciones a penetrar por la puerta principal del mismo Palacio Presidencial…»
Claro que es una acusación tardía, con arrepentimiento y lágrimas de cocodrilo incluidas. Motiva la carta el libro que Batista acababa de publicar. Se titula Respuesta y quiere con él justificar lo injustificable; salvar su responsabilidad en el derrumbe de su Gobierno y culpar del desastre a los Tabernilla, a los que acusa de traidores.
Responde Tabernilla: «El traidor más grande que han tenido Cuba y las Fuerzas Armadas es usted, señor Batista, por vuestra pésima actuación y miopía en el problema de Cuba… En cuanto a su falta de valor, nadie lo discute, todo el mundo está de acuerdo, pues su inconsulta y precipitada fuga así lo demuestra sin lugar a dudas».
Tabernilla increpa con dureza a su antiguo jefe, al que acompañaba desde el golpe de Estado del 4 de septiembre de 1933, cuando fue de los muy contados oficiales —era entonces teniente— que se sumó a la rebelión de los sargentos. Escribe: «Las mentiras, calumnias y falsedades con las que usted trata de valerse en el libro Respuesta para exculparse, créame, don Fulgencio, que no le hacen ningún favor». A su turno, los Tabernilla también tratarían de exculparse y pagarían a José Suárez Núñez, batistiano hasta la víspera, un libro contra Batista, El gran culpable.
Dice que fue el apoyo de los Tabernilla lo que permitió a Batista mantenerse en el poder pues «sin ellos no hubiera llegado a un año en el Gobierno». Aun así, se considera una víctima del astuto mandatario. Se cubre el viejo militar con piel de oveja y escribe:
«La admiración, lealtad y sincera amistad que le profesaba, nublaron mi entendimiento, no pudiendo darme cuenta a tiempo de su egoísmo, ruindad y maldad. Usted me utilizó a mí de mampara para cubrir sus múltiples fechorías…».
«La única acusación que me hago yo, es la debilidad mía por no haberle mantenido con carácter irrevocable la renuncia que le presenté… el mismo día que los insurgentes atacaron el cuartel Goicuría, en la provincia de Matanzas… Ese fue mi gran error, el no haberme retirado en aquella ocasión, pero me retuvo la idea de lo que podían pensar mis compañeros, que abandonaba la nave por temor a los futuros acontecimientos que ya se vislumbraban. Por eso seguí al lado de usted, pero le di la oportunidad de mancharme de lodo y de destruir mi honor como militar, pero Dios Todopoderoso sabrá castigar a los que así proceden».
Un reproche más explota al final de la misiva, el del dinero. Batista sacó el suyo o al menos una gran parte. Tabernilla, sorprendido por el derrumbe de la dictadura y la fuga precipitada, no pudo hacer lo mismo. Escribe al respecto:
«Me permito aclararle… que el dinero que los castristas me robaron en los bancos de Cuba no fue el producto de ninguna clase de negocios, concesiones, subastas del Gobierno, etc. Ese dinero lo acumulé con los haberes que por orden suya me pagaron, correspondientes a los años que estuve fuera o mejor dicho retirado del Ejército, por disposición del Dr. Grau San Martín, y las migajas con que usted me obsequiaba, pues la modesta casa que tenía la fabriqué en el año 1950».
Esos votos de pobreza en un hombre como Tabernilla son discutibles. Su hijo Carlos era el jefe de la Fuerza Aérea y la voz popular aseguraba que acometían un negocio tremendo de contrabando —cigarrillos, licores, efectos eléctricos, etc.— desde Estados Unidos. Cuando el teniente coronel Ángel Sánchez Mosquera —el más valiente, asesino y ladrón de todos los jefes militares que tenía Batista, al decir de Che Guevara— fue herido en la cabeza durante la segunda batalla de Santo Domingo, no había un helicóptero para sacarlo de la Sierra Maestra. Medios aéreos de carga y transporte del Ejército estaban en función de los negocios turbios de los jefes.
Dice Tabernilla: «No deseo preguntarle a usted a cuánto asciende su fabulosa fortuna ni cómo la adquirió ni dónde la tiene depositada. Esos son secretos de Estado. Ahora bien, don Fulgencio, usted sí fue listo al poner sus quilitos en lugar seguro».

El indio

Esas y otras reflexiones acuden a la mente del escribidor mientras recorre de nuevo la casa de vivienda de Kuquine, el predio campestre de Batista en las afueras de La Habana. Alguien que prefiere mantener su anonimato contó a quien esto escribe sus visitas a la finca cuando la ocupaba aún la familia del mandatario. Cerca de la puerta de entrada de la casa había un cuarto refrigerado donde Martha Fernández, la esposa de Batista, guardaba sus abrigos de piel, y, en el área de la cocina, una despensa que daba cabida, se decía, a una provisión de alimentos para un año. Además de la piscina, había un cuadrilátero de boxeo y tres o cuatro perros de caza y, entre otros cuadrúpedos, un caballo blanco que era el preferido del dictador. Dos automóviles antiguos se conservaban en el feudo: uno marca Ford, modelo T, quizá el mismo que tenía Batista en sus días de sargento, y el Chrysler dorado de Roberto, el hermano de Martha, que también vivía en la finca, en una casa situada a un kilómetro de la casa principal y que, aunque más pequeña, a mi interlocutor le pareció siempre más lujosa que la de su cuñado. La biblioteca ocupaba dos salas de la planta baja, divididas por un patio, y se accedía a esta desde el portal. Los dormitorios estaban en la planta alta y todos estaban identificados con una inscripción donde se leía el nombre de su ocupante. El mayordomo era negro. Esta fue solo una de sus residencias privadas. Se suman la de la playa de Varadero, la de Topes de Collantes y la de Isla de Pinos.
Batista fue un político extraordinariamente hábil, con la astucia del animal fuerte. Un maestro en el arte de fingir. Con tal de lograr sus objetivos, podía mover, sin escrúpulo, cualquier recurso, hasta la represión ilimitada. Su mandato, no hay que olvidarlo, costó al país miles de muertos.
En la página de la semana anterior, dedicada también a Kuquine, referí el hallazgo ya en 1959, en un cuarto de deshago de la casa y disimuladas por una montaña de libros viejos y empolvados, de cinco cajas de madera.. Contenían unas 800 alhajas valoradas en unos dos millones de dólares. Entre estas había una sortija de oro puro con la efigie de un indio. Adornaban la cabeza de la figura piedras preciosas con los colores de la bandera que Batista instauró en las Fuerzas Armadas tras el golpe de Estado del 4 de septiembre 1933.
Gustaba Batista de hacer creer que disfrutaba de la protección de un indio. Cuando era candidato presidencial por el Partido de Acción Unitaria (PAU) alguien, en Kuquine, le tomó una fotografía que tiene como fondo una enredadera. Una noche llamó a su secretario, Raúl Acosta Rubio, y le dijo: «¿No ves un indio en el fondo? Está bien clarito y definido». Respondió Acosta que sí; era evidente que las ramas configuraban la cabeza, pero de un indio piel roja. Batista, dispuesto a aprovecharse de esa situación, preguntó enseguida: «¿Qué te parece mandar a imprimir unos cuantos millares de la foto, para que la gente que cree en eso, y aquí son miles, vea que tengo la protección de un cacique? ¡Sería una buena propaganda!».
Concluía Acosta Rubio en su libro Todos culpables que, como era lógico, se mandó a reproducir por millares la fotografía en cuestión. En la intimidad, Batista hacía burlas de aquello, pero cuando alguien le hablaba del asunto, asomaba a su rostro una sonrisa enigmática con la que daba por seguro de que contaba con la protección del más allá.

informó el Museo " ERNESTO CHE GUEVARA " de Caballito, CABA
calle Rojas 129, esq. Yerbal, Buenos Aires  (cod. AAC 1405) 
Visitar lunes a viernes de 10 a 19 hs. (corrido) – entrada libre y gratuita
Escuela de Solidaridad con Cuba " CHAUBLOQUEO "
Registro donantes voluntarios de Células Madre  (INCUCAI)
Coordinador Mesa Vecinal Participativa en Seguridad de Caballito
Telef.   4 903 3285   Irene Perpiñal -  Eladio González  -  Toto  
email    museocheguevara@fibertel.com.ar              






Nieto ciento nueve Bienvenido restituido identidad Argentina trágica y desaparecedora Museo Che Guevara Chaubloqueo


Querido Rodrigo:  ya ves como hoy te respondo un mensaje.
Y tu reacción ante la “restitución” magnifica mi sentimiento natural.
El que me embargó cuando me enteré el primer día.       Personalmente
coloqué apenas me enteré, un gran cartel sobre la puerta de entrada al negocio que dice   
¡ Bienvenido Nieto 109 !  ¡ Vivan Chile y Argentina !  
Custodiado por un Ernesto Che Guevara sonriente.



Aquí a más del Che Guevara dando la Bienvenida al querido Nieto Ciento Nueve, vemos
arriba a la Izquierda a dos adherentes más.  Manuel Belgrano está medio oculto, pero
el Padre de la Patria don José de San Martín con su adusto semblante, es la viva imagen
aprobatoria de que el hallazgo del ciento nueve.   ES JUSTICIA PARA UNA SOCIEDAD
DESQUICIADA y atemorizada por SECUESTROS, DESAPARICIONES, ASESINATOS, TORTURAS
FISICAS Y LAS MORALES PARA LAS ABUELAS Y ABUELOS QUE NO SOLO PERDIERON SUS
HIJOS, sino que vieron DESVANECIDAS las hermosas promesas de futuro que son los NIETOS.
Pero para un tipo como yo que de abuelo solo tiene el nombre, porque LA PRACTICA
INTENSIVA la comencé muy tarde estos hechos son impactantes y merecen difundirse a
los cuatro vientos asi que en el poste de la vereda monté el Cartel Doble Faz de bienvenida
a Pablo German el nieto 109.  Te asombrarás pero en tres días SOLO UN HOMBRE desde la
puerta del local me gritó … ¡ apareció !   Desde la computadora le contesté ¡ SÍÍÍ…  UNO MÁS !
El tipo lanzó un “Sí, un montonero… “ y prestamente continuó caminando.   Javier, hijo mío
este hombre es un portero del barrio, tipo bien fascista y promilico, no me aguanta.  No me
divierten sus opiniones pero el que sufre mas es él y yo no lo hago para eso, lo hago para los
demás los miles y miles que pasan leen y……..¿ que sienten por dentro, sin decirlo ? 
Asi que estoy haciendo docencia, es que me gusta comunicar, compartir, mostrar mis sentimientos.


DOBLE FAZ mi cartel…….   “ BIENVENIDO  PABLO    NIETO  109 “  toto


NIETO   109   ¡¡  RENACIÓ    BIENVENIDO   PABLO !!   ahí esta mi cartel. Toto

Bueno, ya ves que me pongo a escribir y no paro, pero tenés la respuesta que
pedías.   Un abrazote grande, grande para vos nene querido.  Me llenas de
orgullo.

Nieto restituido # 109 Pablo Germán Athanasiú MIR
por dios que alegria papa ,estos son los mails que me gustan 
grandes abuelas    saludos ¡¡¡



Buenos Aires, 7 de agosto de 2013 |         Encontramos otro nieto, el 109

Abuelas de Plaza de Mayo anuncia con enorme felicidad la restitución de la identidad de Pablo Germán Athanasiu Laschan, otro de nuestros nietos robados por el terrorismo de Estado, secuestrado junto a sus padres el 15 de abril de 1976 cuando tenía solo cinco meses y medio.

informó el Museo “ ERNESTO CHE GUEVARA ” de Caballito, CABA
calle Rojas 129, esq. Yerbal, Buenos Aires  (cod. AAC 1405) 
Visitar lunes a viernes de 10 a 19 hs. (corrido) – entrada libre y gratuita
Escuela de Solidaridad con Cuba “ CHAUBLOQUEO ”
Registro donantes voluntarios de Células Madre  (INCUCAI)
Coordinador Mesa Vecinal Participativa en Seguridad de Caballito
Telef.   4 903 3285   Irene Perpiñal -  Eladio González  -  Toto  
email    museocheguevara@fibertel.com.ar