lunes, 6 de junio de 2011

Hija de Raul Castro y sobrina de Fidel ag2

 

Entrevista a la psicóloga cubana Mariela Castro

“Imagino un socialismo democrático, sin dogmas y sin prejuicios”

 

Redacción Cafefuerte

 

- La sicóloga Mariela Castro, hija del gobernante Raúl Castro, calificó de burdo y vengativo al gobierno de Barack Obama por negarse a canjear los cinco cubanos prisioneros en Estados Unidos por el contratista norteamericano Alan P. Gross, condenado a 15 años de cárcel en la isla. Mariela Castro durante su entrevista con el medio ruso Actualidad RT

“Nosotros lo interpretamos como una vendetta del sistema mafioso de poder norteamericano”, declaró la sexóloga en una entrevista transmitida este jueves por la televisión rusa. “Realmente son tan burdos que ni siquiera quieren cambiar a nuestros prisioneros por el prisionero norteamericano que está aquí, que ya fue condenado en un juicio legal”.

La entrevista de media hora fue realizada para Actualidad RT, perteneciente a la organización autónoma TV-Novosti, y durante la conversación, la directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), sorteó preguntas diversas sobre su padre, su tío Fidel Castro y la fascinación que despertó en ella el guerrillero Ernesto Che Guevara, al que insistió en calificar de “tierno”.

También dijo que Raúl Castro le confesó que le gustaría tener tanta libertad como ella y analizó el cambio que se ha producido en la mentalidad de ambos hermanos sobre temas como el machismo y la homosexualidad. Afirmó que ni Fidel ni Raúl han perdido el romanticismo de la primera etapa revolucionaria.

Habló además de una invasión norteamericana a Cuba que -según ella- parecía inminente en 1994.

CaféFuerte publica íntegra la transcripción de esta entrevista, coincidiendo con las recientes declaraciones de Raúl Castro, quien en vísperas de su 80 cumpleaños sugirió que está listo para retirarse tras su primer mandato al frente del gobierno cubano.

ENTREVISTA DE MARIELA CASTRO CON EL PROGRAMA “A SOLAS” DE ACTUALIDAD RT, 2 DE JUNIO DE 2011

Elena Rostova: Muchísimas gracias por haber accedido a compartir con nosotros experiencias más personales. Usted es la hija de Raúl Castro y la sobrina de Fidel Castro. En la vida cotidiana, ¿no afecta, no limita esto?

Mariela Castro: Afecta. Desde algún punto de vista es incómodo, pero desde otro punto de vista es bonito, porque he recibido mucha gratificación espiritual, agradecimiento, mensajes muy bonitos de agradecimiento muy sincero de personas no sólo en Cuba sino en otros lugares del mundo justamente por eso. O sea, más bien me ha dado gratificaciones espirituales.

ER: Usted nació poco después del triunfo de la revolución cubana. ¿Cómo recuerda el ambiente que reinaba en si infancia?

 MC: Yo recuerdo mi infancia muy feliz. Realmente que mis padres me dejaban eso de explorar, yo recuerdo que siempre estaba encaramada en un árbol, encaramada en cualquier cosa, subiendo columnas… no había esa limitación de que por ser niña no podía hacer cosas de niño, aunque siempre había alguien que me decía “Oye, bájate de los árboles que eso son cosas de niño”. Pero yo siento que había libertad, que recibían con simpatía cualquier cuestionamiento que hacía, siempre hubo la posibilidad de dialogar, de buscar el espacio familiar del diálogo, incluso del cuestionamiento, de ellos a nosotros y nosotros a ellos, de la misma sociedad, de la historia…

Yo recuerdo cuando empecé en la universidad, que empecé a estudiar Filosofía Marxista, [que] me dio muchas más herramientas para cuestionar la realidad, yo me recuerdo que leía la revista Literatura Soviética que vendían aquí que era muy buena, y hay una que nunca la voy a olvidar, yo creo que la voy a guardar toda mi vida, la voy a conservar por toda mi vida, que era una dedicada a Maiakovski, y me dio mucha idea de lo que fue esa época que vivió Maiakovski, contradictoria entre época de Lenin, desaparición de Lenin, cuando empieza Stalin, cómo cambió la manera de experimentar el socialismo y él [Maiakovski] cómo lo sufrió. Y ahí leí discursos de Lenin donde cuestionaba el “mitinismo” y un grupo de tendencias que él consideraba [que] no ayudaban al proceso de experimentación del socialismo, porque tergiversaban su sentido, y yo recuerdo que eso me iluminó, me dio pistas para cuestionar la realidad cubana, y después que la estudiaba muy bien se la pasaba a mi papá. Le decía: Mira, papá, esto hay que cambiarlo aquí también, porque a Lenin le pasaba allá, y nos está pasando a nosotros.

Teníamos esa posibilidad de dialogar y de cuestionar la propia realidad cubana. Y cuestionaba el campo socialista también. Y al cabo de los años me doy cuenta de que tuve esa posibilidad, esa libertad, que hablábamos muy abiertamente en casa sobre muchas cosas. Y realmente eso me dio mucha fortaleza y me hizo muy feliz de que pudiéramos tener esa posibilidad.

Raúl Castro quiere tanta libertad como Mariela

ER: Usted anteriormente ha mencionado que sus padres han tratado de protegerla de la política, que indudablemente no es un mundo sencillo. Pero, ¿hasta qué punto esto ha sido posible? ¿No hay de todos modos una responsabilidad que viene con el nombre?

MC: No, no me gusta asumir responsabilidades públicas desde el nombre, sí una responsabilidad mínima como ciudadana y una responsabilidad de afecto familiar, que yo no quiero hacer cosas que lastimen a mis padres, a mi familia, por supuesto, como cualquier otra persona con sentimiento de pertenencia a una familia. Pero no… En algún momento cuando era más jovencita me proponían, mira para que…, me proponían de delegada para un congreso de una organización estudiantil, y entonces yo, [me preguntaba] bueno, ¿y yo por qué? Que al final como que la realidad me fue diciendo que sí, que había que participar y asumir responsabilidades pero no mucho más allá de las que yo asumía en un ámbito más sencillo….

Y cada vez que alguien me proponía un trabajo, mi mamá [Vilma Espín] decía que no, que me dejaran tranquila donde yo estaba. Y mi papá también veo que ha hecho todo lo posible por evitar que cuando alguien me propone para alguna responsabilidad, él pide por favor que me dejen tranquila en mi trabajo y en las cosas que yo hago. Yo lo interpreto como que me protege. Yo soy muy apasionada y ellos, sobre todo mi papá que es muy apasionado, y [viendo] que el mundo político es complejo y contradictorio, tal vez él prefiere que yo no viva esas contradicciones. Los padres tienden siempre a proteger, aunque digan que no, tienden a proteger. Tal vez se lo deba agradecer, porque yo identifico mi participación política desde la participación ciudadana. Creo que me da más libertad. Incluso una vez me lo dijo; mi papá me dijo que le gustaba mucho mi libertad. Que quería ser tan libre como yo. Y bueno tal vez ese es el mensaje que yo deba captar.

ER: Una vez en una entrevista con Ricardo Alarcón, él nos hablaba de una fuerte campaña de descrédito contra Cuba. Usted siendo parte de la familia Castro se ha sentido alguna vez víctima de esa política?

MC: Sí. Yo creo que todas y todos los cubanos hemos sido víctimas… O sea, todos los cubanos identificados con el proceso revolucionario, hemos sido víctimas de eso. Aunque yo debo agradecer que la gran mayoría de los periodistas con los que he tenido vínculos han sido muy honestos conmigo, aunque, bueno, ya cuando llegan las noticias a las editoriales o medios de prensa las cosas pueden cambiar. Pero sí he percibido, en la gran mayoría de los periodistas con los que he dialogado, honestidad.

Más líder que tío

 ER: Las grandes figuras de la historia muchas veces tienen que sacrificar lo familiar por su obligación ante el pueblo, ante su misión. En su caso, ¿hasta qué punto podría decirse que Raúl político no le dejó espacio a Raúl papá?

MC: No, no lo podría decir. Porque tanto mi papá como mi mamá hicieron un gran esfuerzo por dedicar tiempo a la familia. Por encima de todas las posibilidades, a veces mezclaban reuniones de trabajo con la presencia familiar, si tenían que hacer un almuerzo o una cena de trabajo pedían estar con los hijos, es decir, ellos extrañaban mucho y por eso le daban mucha importancia al tiempo que estábamos juntos. Y también por eso lo agradezco. A veces yo reclamaba que quería tener una mamá y un papá común [es] y corriente [s], y quería que estuviesen en la escuela todos los días como otros papás y otras mamás, que nos llevaran… Mi mamá tuvo más tiempo que mi papá para ir a las reuniones de padres, de estar más vinculada a nuestras vidas cotidianas, pero también ella tenía mucho trabajo. Y aún así, buscaban en tiempo.

ER: Cuando hablamos de Fidel Castro, el mundo entero se imagina a ese héroe, a esa figura legendaria que ha osado hacerle frente al imperio norteamericano. Para usted, ¿es más que nada tío Fidel o lo sigue viendo como una figura?

MC: No. Cuando era niña sí era tío Fidel, pero en la medida que ya después de la adolescencia y en la juventud fui dándome cuenta con más claridad de quién era Fidel, en el sentido histórico y para el pueblo de Cuba, ya empecé a verlo como Fidel, igual que todo el mundo.

ER: ¿Y surgió cierta distancia?

MC: Sí, surgió una distancia con respeto y, además, me dignificaba ver a Fidel como el líder y no como el tío. Me sentía que era más digno. Es como crecer y darse cuenta: esa persona no es tu tío, esa persona tiene una responsabilidad social que te pone en una relación diferente ante él.

ER: ¿Qué podría contarnos de él como ser humano, como persona en lo cotidiano?

MC: En lo cotidiano a mí me gustaba mucho desde niña, bueno, la aparición de Fidel en la familia, de repente si decían va a llegar Fidel, ay, llegó Fidel, era siempre un acontecimiento, una gran emoción, y parte era muy placentero. Es decir, se pasaba bien en la compañía de escucharlo. Realmente teníamos deseos siempre de escucharlo, de hacerle muchas preguntas; siempre el que ve a Fidel tiene ganas de preguntarle muchas cosas porque Fidel tiene respuesta para todo, y además respuestas ingeniosas, respuestas inteligentes. Entonces, desde las preguntas más banales hasta las preguntas más complejas, dan deseos de preguntarle. Y él siempre tiene respuestas para todo tipo de pregunta. Y a mí siempre me dio mucha satisfacción tener la oportunidad de compartir momentos en los que contaba cuestiones de la historia, cosas que habían vivido o análisis de la realidad que se estaba viviendo.

Pero sobre todo, más en privado era muy divertido cuando se reunían él, mi papá, Ramón el hermano mayor, y se ponían a contar cosas de ellos en la infancia, a lo largo de su vida, cuando la guerra de guerrillas, y era simpático escuchar cosas que nunca se habían dicho entre ellos y que en ese momento se decían: “Y en aquel momento tú me llamaste la atención y a mí aquello no me gustó, porque yo no tuve la culpa”. Y eso era muy simpático, se reían mucho haciendo recuentos de cosas, incluso de momentos difíciles también.

ER: Y de lo que le contaban, ¿algún recuerdo de la época de la revolución que la haya impresionado particularmente?

MC: Muchos. Fueron muchos acontecimientos, porque eran muchas cosas y yo observaba mucho, porque había muchas cosas que las hablaban en susurros y en secreto, y yo siempre tratando de entender qué pasaba por ahí, a veces trataba de preguntar y a veces no, para que no me excluyeran. Quería entender sus puntos de vista sobre las cosas que pasaban en Cuba, en el mundo… Una [cosa] que me impactó mucho fue Angola, la Guerra de Angola, Cuito Cuanavale, que fue un momento fundamental en la Guerra de Angola para llevar a la victoria final. Fue un acontecimiento militar muy especial en lo que es estudios de tácticas militares (para la gente que se dedica a eso).

Y yo recuerdo ese momento en que estaban los cubanos en el sur de Angola, cercados por las fuerzas surafricanas -y, en medio del cerco, de madrugada, construyeron un aeropuerto para que aterrizaran las tropas que fortalecieron las posiciones angolanas y cubanas en ese enfrentamiento-, yo recuerdo que fue un momento muy tenso, de mucho sufrimiento, de mucho silencio. Y yo era joven y no entendía qué pasaba, y pensaba que había algún problema conmigo. Y yo llegaba y decía: “¿Por qué no hablan? ¿Qué les pasa, maleducados? ¿Qué problema tienen ustedes?” Y me iba, toda ofendida, y no sabía todo lo que estaba pasando hasta que llego un día a la casa y había una fiesta, todo el mundo celebrando, contentos, estaba Fidel, un montón de compañeros del Ejército, y ahí me enteré qué había pasado. Mira tú, me dije, no sabía que la cosa era tan grave, y yo pensaba que había hecho algo malo. Y así muchas cosas pasaban desde todo punto de vista, y entonces no se podía hablar, y ellos se reunían y hablaban en secreto y yo loca por saber lo que estaba pasando… Con el tiempo entendí que era mejor no saber lo que no te correspondía y no preguntar lo que no me correspondía.

ER: Usted que lo vivió desde adentro, en esos momentos duros, ¿se sentía temor, una atmósfera de dudas, de miedo por algún momento?

MC: A ver, sí. Tanto desde que empezó la situación que nos llevó al período especial con la caída del campo socialista, que se vivió con mucho sufrimiento por todos los cubanos, y esa incertidumbre que se estaba ya esperando y que ya cuando nos sorprendió a todos –como Fidel decía, se apagó el sol en un segundo cuando cayó la Unión Soviética. Eso fue un momento muy duro y todo lo que vino después fue mucho más duro, con el sufrimiento de lo que se iba perdiendo, todos los logros sociales que se iban perdiendo. Eso se vivió con mucho sufrimiento a nivel familiar.

La Guerra de Angola y nuestros muertos en Angola se vivió con mucho sufrimiento también; Elián, cuando secuestraron a Elián González; recuerdo también cuando secuestraban pescadores, que mi papá se veía muy dolido, muy angustiado, cada vez que había un acto terrorista; el crimen de Barbados se sufrió mucho en la [mi] familia y en toda la familia cubana, todavía sufrimos el recuerdo del crimen de Barbados, [sobre el] que no se ha hecho justicia todavía.

Los pocos logros que se iban alcanzando se vivían con mucha felicidad, con mucha historia. Pero sí, me acuerdo de 1994, cuando hubo uno de los tantos intentos de manipular a nivel de política internacional los medios norteamericanos para intervenir en Cuba, cuando aquella crisis de los balseros. Me acuerdo que yo fui a Santiago de Cuba con mi papá, que fue a controlar la situación en la Base Naval de Guantánamo, lo que pudiera pasar, y vi que había real posibilidad de [una] invasión norteamericana. Viví con mucha angustia, [pero] Fidel lo manejó a nivel diplomático de manera genial.

Diría que Fidel siempre como que hacía excelentes jugadas de ajedrez, diría yo –todos estábamos al tanto de la jugada que iba a hacer Fidel-, y al final siempre hacía jugadas espectaculares que salvaban la soberanía del país.

Otro acontecimiento muy triste que se está viviendo con mucho sufrimiento por mi familia, por toda la inmensa mayoría de la familia cubana, es la situación de nuestros cinco héroes, prisioneros ilegalmente, arbitrariamente, en los Estados Unidos por proteger al pueblo cubano de los atentados terroristas que se organizan desde los Estados Unidos con financiamiento el gobierno norteamericano. Esto lo estamos viviendo con mucha impotencia, con mucha rabia, y tengo que decir la palabra rabia porque ante la arbitrariedad, ante la injusticia, el ser humano se siente mal. Se violan sus derechos en todos los sentidos en este proceso y nosotros lo interpretamos –al menos yo lo interpreto- como una vendetta del sistema mafioso de poder norteamericano, como un comodín, como el joker: la jugada que ellos tienen para tratar de manipular las respuestas de Cuba en la política y en la relación con los Estados Unidos.

Pero no han podido hasta ahora doblegarnos, no han podido lograr que violemos nuestros principios más importantes y realmente no sé cuál será su próxima jugada. Porque realmente son tan burdos que ni siquiera quieren cambiar a nuestros prisioneros por el prisionero norteamericano que está aquí [Alan Gross], que ya fue condenado en un juicio legal y con todos los recursos de respeto a los derechos del prisionero. Entonces, esto lo estamos viviendo con mucha indignación y no vamos a parar de luchar porque se haga justicia.

Me gustaba el Che

ER: Junto con la familia, usted ha tenido la oportunidad de ver a grandes figuras del siglo XX, entre otros el Che Guevara visitaba su casa. ¿Cómo lo veían los ojos de una niña? ¿Qué recuerdos tiene del Che?

MC: A mí me causaban mucha simpatía todos los amigos de mi papá. Todos me parecían preciosos, atractivos, desde muy chiquitica yo era muy comunicativa y quería estar cerca [de ellos] para escucharlos hablar. Y yo tengo un recuerdo muy clarito del Che. Una vez estaban haciendo un asado y estaban todos reunidos alrededor del asado, conversando, todavía vestidos de verde olivo, y el recuerdo que yo tengo del Che es que me gustaba mucho, y yo quería siempre llegar a él cuidadosamente para que no me regañ ara mi papá por estar molestando mientras ellos estaban allí conversando. Y yo llegaba feliz, iluminada adonde estaba el Che, porque recuerdo que era muy tierno. Un hombre muy tierno que sabía tratar los niños. Y para los niños eso es importante, las personas que te saben tratar. Y tengo así un recuerdo muy especial, fascinada de cómo era él, de quién era él, y todo lo demás se fue alimentando con las imágenes posteriores, por supuesto.

Pero cuando yo le contaba esa escena a mi mamá, ella se sorprendía y me decía, “¿Cómo puedes acordarte, si tu tenías dos años?”. Pero era así mismo, yo le describía toda la situación, que mi papá me regañó, y entonces… “Sí así mismo fue, ¿cómo es que te puedes acordar?”, me decía. Bueno, las cosas especiales no se olvidan. El Che era un ser impactante.

ER: De otros que haya conocido que le han impresionado, ¿a quiénes podría mencionar?

MC: A Giap. El General Giap, vietnamita. Es un hombre inteligentísimo, un ser humano fascinante., y sentía una gran admiración por él. General vietnamita que era ministro de Defensa, que ganó la guerra de [contra] Japón, Francia y la derrota de los norteamericanos en Vietnam. Y era de una humildad, que era lo que más me gustaba [de él], la humildad, ese espíritu oriental humilde… Precioso. A ese hombre, a ese señor, yo le tenía mucha admiración, ya murió. Pero muchas más gentes que ahora no recuerdo… Bueno, [Gabriel] García Márquez, un gran amigo de la familia, el escritor García Márquez. Recuerdo a Angela Davis, que yo sentía mucha admiración por ella; mi mamá la atendía por la organización de mujeres; todas esas mujeres vietnamitas… Y Valentina Teleshkova, que me caía muy bien, era muy simpática. Era una amiga de familia, no sólo una figura histórica. Mucha gente muy especiales.

ER: ¿Y cómo nota con el tiempo, tanto su padre como su tío, han ido cambiando?

MC: Mira, de niña a mayor yo veo un trecho muy grande en cómo era mi papá cuando yo era niña, cómo era Fidel y lo que han ido cambiando -en Fidel me doy cuenta por sus discursos, cómo han ido cambiando en muchos temas, y en mi papá en su actitud personal hacia muchas cosas. Fueron cambiando incluso en su manera de dirigir, en temáticas, por ejemplo en los temas del machismo cómo fue evolucionando, en la mirada hacia la persona homosexual cómo fue evolucionando, aunque mi mamá influyó mucho en él en los cambios que fue aceptando en su vida. Pero en general sí, por supuesto en mayor madurez y en mayor claridad.

ER: ¿Diría usted que en algún aspecto han perdido ese romanticismo, esa fuerza que tenían, que se han desilusionado?

MC: No. Por supuesto han vivido cosas duras, han vivido muchas desilusiones, pero también han vivido muchas gratificaciones en cuanto a lo que es estar cada vez más convencidos del proyecto social. O sea, aun cuando tienen un sentido práctico de la realidad para buscar soluciones que deben llevar un pensamiento frío, nunca han perdido esa ternura, el romanticismo no se perdió. Y eso me gusta: yo creo que el romanticismo no se puede perder nunca.

ER: Han habido distintos rumores sobre el estado de salud de Fidel. Hace unos meses en nuestro programa estuvo Hugo Chávez, nos contó que [Fidel] se la pasa estudiando y enseñando. ¿Usted qué nos puede decir?

MC: Bueno yo personalmente no lo he visto, porque las visitas que se le hacen son muy reducidas. Pero sé por mi papá y sé por lo que escribe, que leo como todos los cubanos, podemos percibir que Fidel tiene una capacidad de recuperación impresionante. Y todo eso no está en su genética, que se ve tiene una fuerte genética familiar, [sino que] yo creo que todo eso está en su cabeza. Fidel toda la vida ha tenido la capacidad de sorprendernos. Nadie sabe cuál va a ser la respuesta, nadie sabe cuál va a ser su salida, pero una de las cosas que más nos fascina de Fidel es esa capacidad de sorprender que tiene.

ER: ¿Qué conceptos implementados ya en la revolución, usted se plantea como representante de otra generación?

MC: Yo siento que el estudio de la historia de Cuba, el recurso de la filosof’ía marxista, para mi ha sido una herramienta para interpretar la realidad junto con otras herramientas teóricas y metodológicas, de otras ciencias, no solamente filosóficas, que te aportan recursos para interpretar y para ver el camino que debes seguir para seguir transformando la realidad. Y ese espíritu transformador de la realidad que planteaba Marx es una de las cosas que más me gusta en mi vida. Esa vocación de transformar buscando cada vez más justicia entre los seres humanos me encanta y yo creo que ahí está también marcado el camino de mi vida, personal y profesional, y es lo que estoy tratado de hacer.

Es decir, yo sí creo en las posibilidades del socialismo, creo que el socialismo tuvo inicios fascinantes con la experiencia leninista, después tuvo experiencias que no fueron tan buenas, unas sí, otras no, pero nos dieron enseñanzas. La historia de Cuba siempre nos dio otras pistas y eso fue lo que permitió que el pueblo cubano en su proceso de transformación se esté ahora proponiendo qué socialismo quiere, de qué manera quiere experimentar el socialismo como es escenario de justicia, de solidaridad, de equidad.

Socialismo sin dogmas ni prejuicios

ER: No es que se esté negando lo afirmado en el pasado, sino seguir adelante…

MC: No, yo creo que lo que se ha hecho es la revisión crítica y con la experiencia vivida del pasado, y tomar del pasado todo lo valioso que sirva para seguir avanzando. Hay algunos profesores cubanos que plantean que no fueron errores lo que consideramos que debemos desechar. Creo que se dieron experiencias que nos dieron la pista de lo que funciona y no funciona, y cómo debemos hacer esas mismas cosas.

ER: ¿Hasta qué punto las nuevas generaciones están en condiciones de asumir el legado de una generación tan fuerte como la generación de su padre y de su tío, con ese romanticismo, esa fuerza de espíritu?

MC: Yo creo que sí, en la medida que se sigan facilitando mecanismos de participación popular, donde las nuevas generaciones participen en asumir responsabilidades conscientemente, no formalmente, es decir, que se le cultive a la población con ese conocimiento histórico, con esas experiencias que nos están dando la pista de cómo proyectar el futuro. En la medida que las jóvenes generaciones participen de ese proceso de aprendizaje y cuestionamiento…

ER: ¿Están participando…?

MC: Sí, sí. En la sociedad cubana tú te das cuentas que hay una parte de todas las generaciones que participa y otra parte que no participa; una parte que es más consciente, que tiene más cultura y que por lo tanto tiene más capacidad de participar, y otra parte que es más inconsciente, que es más ignorante. Esa es la debilidad, esa parte ignorante. A veces lo que decimos es: vamos a crear el escenario para que se apropien del conocimiento histórico que les permita decir esto es mío, por qué yo tengo que entrar en este proyecto, por qué yo tengo que tratar de cambiar las cosas, qué cosa es lo que yo quiero cambiar…

Lo importante es que la gente participe de manera consciente, que es la manera de participar libremente, y sin manipulación de ningún tipo, ni de nosotros ni de nuestros enemigos, sino ofreciendo conocimientos e información que les permita sacar conclusiones lógicas de acuerdo a la lógica histórica. Si les facilitamos eso, cada vez será mayor la cantidad de personas que puedan participar y aportar a nuestro futuro.

ER: Digamos que usted ve el futuro con optimismo…

MC: Me encanta lo que me imagino.

ER: ¿Cómo se imagina Cuba?

MC: Un socialismo democrático, dialéctico, participativo, [en el] que predomine el pensamiento dialéctico sin dogmas y sin prejuicios, y eso es lo que te da fortaleza como cultura, como nación; lo que te da fortaleza como nación soberana que está definiendo su propio proyecto. La unidad de la nación cubana en esa búsqueda creativa de sociedad es lo que me imagino como la sociedad que a mí me gustaría vivir aquí en Cuba.

ER: Muchas gracias por compartir con nosotros estos recuerdos, que son inapreciables.

MC: Muchas gracias.

Transcripción: www.cafefuerte.com

Video de la entrevista: http://youtu.be/8RBPantVIyU

 

Diploma de Honor Senado de la Nación a escritores Misioneros

periodistagualeguaychu@yahoo.com.ar

Diploma de Honor del Senado de la Nación a dos escritores Misioneros   

 

 SENADO DE LA NACION

DIRECCCION  GENERAL  DE  CULTURA

 

La Dirección General de Cultura de la Presidencia del Honorable Senado de la Nación tiene el agrado de invitar a usted a la presentación de los libros de Eduardo Monte Jopia Identidad Sudaka de ensayo con un prologo de Theodosio Andrés Barrios y de poesía Los días de Junio con un proemio de Hugo Rocha.

 

En la ocasión se presentaran las Antologías poéticas Tres versos Un Lírico, los librosde la colección primavera y otoño de Th Barrios Rocha ediciones,  el Diario de los Poetas Nº 56, Lilita Nº 14, y se entregara la llave de 3+1 al poeta Ramón Fanelli y diploma de Honor del Senado de la Nación a los escritores Misioneros Theodosio Andrés Barrios y Vasco Baigorri

 

El evento tendrá lugar el jueves 23 de junio a las 18 horas, en el Salón Auditorio edificio Alfredo L. Palacios.

 

R.S.V.P

Tel.: 4010-3000, int, 3880                                    Hipólito Irigoyen 1710, piso 5º

evntos@senado.gov.ar                                       Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Saludos
EDUARDO MONTE JOPIA
Editor
(011) 1536312028

Luis Daniel Zuluaga

co-editor

(03446) 15418773

 

Jesús José Salgado Pepe Formosa Delia Hermosi

Jesús en Huerto de los Olivos mejor alumno José Salgado Pepe a31

 

¿Pagaron por este horror?  ¿No? ¿Para cuando? ¿Quien necesitó más pruebas para condenar a estos perverso? ¿Les habrá alcanzado el cadáver para determinar el tormento y la muerte? Estos nombres deben salir de las sombras de la "justicia secreta" publicados en todo medio, especialmente en los barrios que habitan, con carteles, pancartas, y de una buena vez, dar un corte a la banda delictiva que retrasa, proporciona defensores, informa a los acusados del trámite de sus causas, los excarcela - como Romero Victorica-. Lo contrario es solamente acumular los nuevos genocidas los desaparecedores de Miguel Bru, Jorge Julio López, Luciano Arruga, los cómplices indispensables de los contaminadores tucumanos,a la cuenca del Río Salí, -si mal no me equivoco el Juez Racedo - los que vedan la enseñanza de la verdad de la contaminación minera en las escuelas de San Juan -el reelegible gobernador Gioja-. los asesinos seriales del desmonte y la sojería -por ejemplo jueces, fiscales, policía y el gobernador Insfran en Formosa- La banda es grande, desparramada en todo el país. Nosotros somos más y tenemos dignidad, memoria, indignación y un objetivo inclaudicable, ellos solamente tiene plata. Les vamos a ganar. Palabra. Delia Hermosí

 

 De: Eladio Gonzalez <museocheguevara@fibertel.com.ar>

Fecha: lunes, 6 de junio de 2011, 10:01

"Jesús en el Huerto de los Olivos" mejor alumno José María Salgado Gandolfi,
Pepe.

(hijo de Josefina Gandolfi de Salgado)

Secuestrado a los 22 años,   el 12 de marzo de 1977 y asesinado el 2 de
junio de 1977.

Del libro,  "Círculo de amor sobre la muerte" de autora norteamericana

NOS   COSTÓ   RECONOCERLO    por Josefina Gandolfi de Salgado, su madre.

Transcurridos casi dos meses de la noticia de la muerte de nuestro hijo,
habíamos perdido las esperanzas de recuperar su cadáver, cuando recibimos la
citación del comando del primer cuerpo.   Allí fue de inmediato mi esposo y
le dieron la autorización para retirarlo de la Morgue Judicial.
El 3 de junio, todos los medios de comunicación habían propalado el
comunicado de dicho comando de las fuerzas armadas, con el cual anunciaban
su muerte en un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad, en la calle
Canalejas al 400, según ellos, en circunstancias en que fue interceptado el
auto donde huía, junto con otros dos "subversivos".
Desde ese momento comenzó mi triste peregrinación a todos los lugares donde
se pudieran reclamar sus restos.  Personalmente, fui a los cuarteles de
Palermo, comisarías, Casa de Gobierno y al Ministerio del Interior.  De allí
me derivaron a una oficina de la calle Moreno, donde había una impresionante
cola de personas que se presentaban a hacer denuncias de desapariciones.  Yo
pedía por mi muerto.
No quiero recordar las humillaciones que sufrí, y que, sinceramente no sé
cómo pude soportar, con el agravante de los casi tres meses de angustia por
su desaparición, el 12 de marzo de 1977.
En el comando, ni me recibieron, ya que estaba prohibido cruzar la calle,
para acercarse al centinela de guardia.  En el Ministerio del Interior me
preguntaron, irónicamente, si buscaba el cadáver de un terrorista.
Finalmente, con la autorización del comando, fuimos a la Morgue. Allí nos
leyeron el expediente 1331, y luego nos trajeron el ataúd.  Era el 27 de
julio.
Pedí reconocerlo, mi marido no tuvo fuerzas para mirarlo.  Sólo mi hija de
dieciocho años y yo quisimos verlo.
Nunca creí que hubiera en el mundo seres tan abyectos que pudieran reducir a
un ser humano al estado en que dejaron a mi hijo. Tampoco me explico como
dos mujeres pudimos seguir de pie mirando a ese pobre despojo, tapado con
diarios, que había sido sádicamente destruído en vida. Nos costó
reconocerlo. Creo que fue su cabello castaño, abundante y dócil, lo que nos
dijo que era nuestro querido muchacho. Le faltaban ambos ojos, y tenía la
boca abierta en un terrible gesto de dolor, mostrando una dentadura
destrozada, ni recuerdo de sus dientes sanísimos, blancos, que mostraba
hasta hacía poco tiempo la risa fácil y franca de mi hijo.  Consumido,
parecía que hubieran pasado no dos meses, sino años de privaciones, para
convertir a ese muchacho de veintidós años, en ese cuerpo sufriente que
estábamos viendo.  Sin querer, al mirarlo, recordé las palabras
aparentemente compasivas de una vecina que me decía, creyéndose la noticia
del falso enfrentamiento: "¿Vio Josefina? Usted sufría desesperada, pensando
que su hijo estaba secuestrado, y él estaba viviendo en la clandestinidad,
sin preocuparse del dolor que le estaba causando..."
    ¡Cómo engañaron a casi todo el país! ¡Qué fácil fue hacernos pasar como
locos a los que reclamábamos para que nos devolvieran a nuestros seres
queridos!
    Nada quedaba del hijo sano, alegre, inteligente, que hacía pocos meses,
se había casado y esperaba con impaciencia a su primer hijo.
    De la morgue fuimos directamente al cementerio de la Chacarita, donde
pensábamos cremarlo, para traer sus cenizas a nuestra casa.  Mi marido y mi
hija subieron a nuestro auto, pero yo quise viajar con él y me senté junto
al ataúd.
  A pesar de las tristes condiciones en que emprendimos el viaje, desde que
partimos evoqué tantos momentos gratos de la vida de ese hijo que nos colmó
de alegrías y satisfacciones desde que llegó al mundo, hacía veintidós años,
el 17 de enero de 1955.  Era nuestro tercer hijo, el tercer varón.
   A los cinco años, entró en la compañía de Scouts donde concurrían sus
hermanos.  Era el Lobato Pepe, siempre alegre, siempre dispuesto para
cualquier tarea que le asignaran. El capellán, padre Aníbal Coerezza, me
decía que era demasiado bueno, "Va a ser cura", insistía.

IRRADIABA SIMPATIA

   En el Instituto "Jesús en el Huerto de los Olivos", donde cursó con sus
hermanos, estudios primarios y secundarios, sólo escuché palabras de elogio
no sólo de sus maestros y profesores, sino de los familiares de sus
compañeros.  Cuando terminó quinto año, recibió la medalla al mejor alumno.
   ¿Quién hubiera dicho que esa vida suya, tan rica en vivencias, iba a ser
tan corta y que terminaría tan trágicamente?
   Se casó muy joven, a los veintiún años, con una compañera de estudios de
la facultad de Ingeniería, y daba gusto verlos tan felices, luchando para
poder vivir estudiando y trabajando.  Contentos como dos criaturas,
esperaban su primer hijo. Toda esa energía, ese vigor, esa pujanza, viajaban
dentro de ese cajoncito que tenía a mi lado.
   Era un chico muy agradable, irradiaba simpatía.  Tenía veintidós años y
esa cara siempre de alegría, ojos oscuros.... cabellos castaños, medía un
metro setenta y cinco y tenía un físico fornido pero delgado, había sido
remero y le gustaba hacer deportes.
   El horror comenzó, exactamente el sábado 12 de marzo, cuando lo
secuestraron, alrededor de las 16.30 en Lanús, cerca de su casa.
   Todo nuestro orgullo y nuestra felicidad que consistía en ver crecer a
nuestros hijos, se desmoronó cuando sonó el teléfono y la voz de Pepe me
dijo: "Estoy detenido en Coordinación Federal".
   Tan ajenos estábamos de que pudiera ser detenido, a pesar de que sabíamos
que habían desaparecido hijos de conocidos, vecinos amigos, que le pedí por
favor que no me hiciera esa broma de mal gusto.
    Para corroborar la noticia, oí una voz netamente autoritaria que
insistía en que no era ninguna broma y que mi hijo estaba detenido y acusado
de subversivo.  Pronto se cumplirán diez años de ese momento, pero por mucho
tiempo quedé tan quebrada, que al atender el teléfono, creía volver a
escuchar esa voz. Creo que mi vida se detuvo en ese instante, y no sé si fue
por sadismo u obedeciendo a alguna sucia treta del cuartel, que mi
interlocutor le dio nuevamente el teléfono a mi hijo que, ya con otra voz,
me dijo: "Mamá, ¡ayudame, por favor! Y añadió antes de que cortaran: ¡Si
supieras cómo estoy!"
   Perdón, hijo mío, no te pudimos ayudar. Hicimos lo imposible para tratar
de localizarte, desde el momento en que nos llamaste, y así empezó nuestro
calvario.
   La parte legal, la búsqueda la tomó en sus manos mi esposo, que era
abogado.  Yo gasté todas las veredas, y toqué todos los timbres, donde
sospechara que hubiera alguien que me diera una mano para localizarlo. 
   El primero en ser consultado fue el general Viola, compañero de armas y
promoción de un cuñado mío, el general Salgado.  Mi suegro descartó que, con
la gran amistad que los unía desde hacía muchos años, se ocuparía de
averiguar su paradero. Se equivocó.  Viola nunca contestó su pedido.
Yo me encargué de entrevistar a sacerdotes, obispos, y me llevé el
desencanto más grande de mi vida. Tengo una gran fe en Dios, que les
inculqué a mis hijos (tres varones y dos chicas), y los crié en el seno de
la Iglesia Católica. 
    Tanto mi esposo como yo estuvimos entregados a su servicio, yo con mi
música, tocando el órgano, durante muchos años.
    Tenía que haber grabado la conversación que mantuve con monseñor Antonio
Aguirre, obispo de la diócesis de San Isidro, a la que nosotros
pertenecíamos.  Salí del arzobispado descompuesta.  Creo que en el paroxismo
De la Inquisición no se hubiera encontrado un inquisidor tan duro y tan
insensible.  Sólo deseo que Dios tenga clemencia de él.
   Nos refugiamos asistiendo a misa en una iglesia que nos quedaba algo
lejos, en Acassuso, pues allí encontramos el apoyo y el calor de la amistad
de un sacerdote que conocía a nuestros hijos desde chiquitos, y lloró junto
a nosotros la pena que nos angustiaba.  Era el padre Agustín.
   Así llegamos, en este torbellino de recuerdos, a la Dirección de
Cementerios, a solicitar autorización para cremarlo.  Nos esperaba una
sorpresa: como figuraba muerto en un enfrentamiento, necesitábamos la
conformidad del comando del primer cuerpo, así que nos aconsejaron que lo
inhumáramos en tierra, o en un nicho. 
    Volvimos con nuestra querida carga a la funeraria, para cambiarlo de
féretro. Cuando lo hicieron, pedí que me dejaran ponerle un rosario entre
sus manos.  Recién allí me di cuenta del estado atroz en que estaban sus
brazos y sus manos cubiertas de manchas circulares pardas, que luego supe
eran cicatrices de quemaduras de picana eléctrica.  Las manos estaban casi
seccionadas a la altura de la muñeca, pues el surco que las rodeaba, llegaba
hasta el hueso. Supongo que estaría maniatado durante todo su cautiverio.
    Quise mirar todo el resto del cuerpo, pero no me dejaron.
    Nuevamente al coche, y camino a la Chacarita, pero ahora con el
agravante de que con la visión horrenda del estado de José María, creía que
estaba trastornada.
    Recordé entonces lo abatida que estaba el día de San José, el 19 de
marzo.  Hacía justo una semana que lo habían detenido, y vivíamos además la
incertidumbre por la suerte que había corrido su esposa embarazada.
    Por la noche, golpearon a nuestra puerta, y me resistía a creerlo: era
ella... la trajo un pariente a casa. Estaba a salvo.
   ¡Qué fortaleza la de mi nuera!.  Es cierto que pasaba por momentos de
abatimiento, plenamente justificados, pero su serenidad nos alentaba, y nos
daba fuerzas para seguir viviendo.
Preparábamos el ajuar para el chiquito con tanta ilusión, y tanta alegría,
que nadie podía suponer que cada una, por su lado, llevaba una pena tan
grande en el corazón.
    Nos avisaron que habían saqueado su casa.  Allí fuimos, para
encontrarnos con un espectáculo desolador. La habían arrasado.  No quedaban
muebles, ni vajilla, ni ropa, ni enseres domésticos, ni la camioneta, ni
nada.
   ¿Te acordás, Pepe, cuando el domingo anterior a tu secuestro, ustedes
salían de casa, por la noche, con la camioneta llena hasta el techo de cosas
que fuimos preparando para la casita, las cortinas para todas las ventanas,
cosidas por nosotras, la ropa de cama?
    La piecita del nene era una sorpresa.  No quisiste contarnos de qué
color la iban a empapelar. Después del saqueo, lo vimos: lo habían
arrancado, y los jirones estaban amontonados en el piso.
    Después supimos que cuando terminaron de empapelar la habitación,
estaban muy cansados y salieron a dar una vuelta. No volviste más.
    En ese clima se acercaba la fecha del alumbramiento.   
Era muy espiritual.  Amaba la música ejecutando muy bien el piano y
cantando.  Era muy alegre.  Al igual que su ídolo, el CHE, no vivió muchos
años, el 12 de Marzo de 1977 cuando
Tenía 22 años, fue secuestrado y torturado sádicamente, como revelaba el
cadáver que nos entregaron en la Morgue Judicial.   Es muy largo para
contar, pero el 2 de Junio de ese mismo
Año, en el patio del edificio central de la Policía Federal, un comisario le
disparó su arma, y terminó de penar. 
¡ Como Jesús, como el CHE, no lo mataron:  el eligió morir:  dio su vida por
amor !  No pudo conocer a ese hijo que tan ansioso esperaba, que nació el 20
de Junio de 1977 y se llama
Matías José.   Lo bautizó el Padre Agustín Giulianni, un gran amigo suyo, en
una iglesia de Acassuso.   Terminó la ceremonia levantando al niño, ya
cristiano, y dijo emocionado:
"su padre no lo pudo conocer".   
    Así llegó el día 3 de junio, y con él, la noticia de la muerte de mi
hijo en un enfrentamiento.  Haciendo gala de la más refinada hipocresía, con
una calumnia quisieron ocultar el horror del secuestro, de la tortura, del
saqueo, de la muerte.
    El 20 de junio, el día de la bandera, nació el bebito... un varoncito.
Fue una alegría porque teníamos un pedazo, algo que nos había dejado ese
hijo.  Parecía que él sabía, que él tenía que casarse... que la vida de él
iba a ser corta... no sé que decir... nos quiso dejar ese regalo.
   Y tuvimos esa pena inmensa de pensar que hacía unos días antes del
secuestro, me decía: "Ay mamá, ¿por qué tienen que tardar tanto los bebés en
llegar? ¡Cuánto deseo verlo...! Y eso me lo decía una semana antes del
secuestro.   Nunca vió a su hijo...
   Y tras el dolor, y la impotencia de gritar ¡Mentira!, la bajeza de las
amenazas.  Voces anónimas nos anunciaban, por teléfono, la muerte para toda
la familia.  Esa era otra parte de su plan: aterrorizarnos.

LA DECISIÓN DE QUEDARNOS

Por precaución, mi nuera se fue.  Era un riesgo muy grande vivir en casa.
Querían que nos fuéramos todos.  Las amenazas, los consejos bien
intencionados de algunos amigos o parientes, eran parte de un siniestro
plan.
Mi esposo escuchaba a diario, como yo, esos "cantos de sirena" y estaba a
punto de aflojar.  A mí no me engañaron.  Mi actitud fue firme.  Fue muy
difícil tomar la decisión de quedarnos, pero la tomamos.  Esto les hizo
fracasar el próximo paso de su plan.  Nuestra deserción hubiera sido aceptar
tácitamente, la culpabilidad de nuestro hijo, y nosotros la rechazamos de
plano.
Llegamos a tu última morada.  Seis personas integrábamos el cortejo que te
acompañaba.  Seis manos temblorosas alcanzaban para llevar ese féretro que
pesaba tan poquito.  Sin lágrimas, sin quejas.  El dolor era demasiado
grande. Dentro de pocos días se cumplirán diez años de ese momento.  Diez
años en que han pasado tantas cosas.
Caí en la depresión.  Vimos alejarse amigos, parientes, vecinos, compañeros
de trabajo.  También vimos llegar con su apretón de manos, su palabra de
consuelo, a quienes nunca nos hubiéramos imaginado.
Un día, desesperada, escribí al obispo De Nevares, y le conté nuestro drama.
Me devolvió la paz y la esperanza perdidas.  Me aconsejó que buscara a mi
alrededor a quienes estaban más necesitados de consuelo.  Así lo hice.  Me
uní a las Madres de Plaza de Mayo.
Conocí a un matrimonio vecino, a quienes nunca había visto.  Me acerqué a
ellos porque me enteré que les habían arrebatado a su único hijo.  El señor
era discapacitado.  Quise llevarles una palabra de consuelo, y al poco
tiempo me di cuenta de que él, don Arturo, aún sin sus piernas, y con el
corazón destrozado, iba a ser mi puntal, el que me sostendría.
Sigo luchando como el primer día después de su secuestro.  Más cansada, más
vieja.  Ahora estoy sola.  Mi marido cayó herido, hace unos meses, por una
terrible enfermedad que lo consumió cruelmente, hasta matarlo.  Cayó herido
de muerte el día en que se dio cuenta de que todas las armas que la ley
había puesto en sus manos de abogado, no servían para recuperar a su hijo.
Me enteré que José María estuvo detenido en clandestinidad en la ESMA, que
allí fue torturado por la " Valiente muchachada de la Armada "... "los de
corazón viril y audaz..."  sobre todo cuando se trata de maltratar a mujeres
indefensas, y de quedarse con los niños que sus madres parían engrilladas...
Me enteré que de allí lo derivaron a Coordinación Federal, donde un ilustre
comisario lo asesinó.  Lástima que no se conozca su nombre, para que la
historia lo recuerde, y le rinda los honores correspondientes.  ¡Esta es la
breve y fecunda vida de Pepe!
   
Fui testigo de una parodia de juicio, donde no hubo suficientes pruebas para
condenar a los genocidas.
   
No importa.   Seguiré luchando, pese a todos los puntos finales, porque no
puede haber punto final para una madre que quiere saber la verdad acerca de
la muerte de un hijo de veintidós años. 

QUIERO JUSTICIA.

Carapachay, Enero 2010.

Amigos:    el 27 de este mes, cumpliría 52 años José María Salgado.    Nació
el 27 de Enero de 1955.  Tercer hijo varón de Jorge y Josefina G. de
Salgado. Desde muy chico se manifestó precoz naciendo un mes antes de la
fecha.  Parecía que estaba apurado por vivir.  Creció normalmente, jugaba,
tenía muchos amigos con los que todo compartía.
Según sus maestros y profesores, era muy inteligente, sumamente rápido para
el razonamiento.  Asesoraba a los que lo rodeaban, pero tenía un corazón
generoso, ayudaba a sus compañeros.
Terminó el bachillerato con medalla de oro, e hizo un viaje de egresado nada
convencional, con un compañero celador: Alberto Romanelli.  Al igual que el
CHE Guevara recorrieron todo
El país, como mochileros, durmiendo en escuelas, iglesias ó precarios
refugios, viviendo la triste realidad de las carencias del interior.
Sus ideas chocaban con el entorno familiar - social.  No nos dábamos cuenta.
Se estaba gestando un revolucionario.

Este no es un lamento, es un canto a la humanidad.  Pensar que aún quedan
seres capaces de dar lo más valioso que poseen: " su vida "  , para ayudar a
los más desamparados
de este egoísta sociedad humana.   

Josefina  Salgado

difunden: 1er. Museo Histórico Suramericano " Ernesto Che Guevara "  la
Escuela de  Solidaridad con  Cuba " Chaubloqueo " y el  Centro de  Registro
de  Donantes  Voluntarios de  Células Madre Eladio González - director 

calle Rojas 129  local  Capital - AAC 1405 - Buenos
Aires - República Argentina  telefax:  4- 903- 3285 Caballito  
email: museocheguevara@fibertel.com.ar
http://museocheguevaraargentina.blogspot.com/
doná sangre, doná órganos, doná células madre, sé solidario, SÉ VOS.
¡Salven a los argentinos! "las ballenas"  -  Cinco Héroes Cubanos llevan 12
años presos en
Estados Unidos que chantajea asi moralmente a Cuba,  enterate ingresando a 
www.argentinaporlos5.blogspot.com
<http://www.argentinaporlos5.blogspot.com/>     

 

Feliz Día del Periodista pero NO a todos

¡FELIZ DÍA DEL PERIODISTA!

 7/6/2011 

Sobre ellos y nosotros

Por Eduardo Aliverti

Están tirando a lo pavote, con lo último que les queda. Buena oportunidad, con el Día del Periodista al caer, para insistir con alguna mirada sobre los medios. También sobre algunos de nosotros, y sobre nosotros mismos. Vamos en primera persona, que en esta profesión casi nunca es recomendable por aquello de que el yoísmo hace más protagonista al quién que al qué. Y vamos sin eludir conceptos apasionados, tampoco aconsejables por aquello de que, aunque autonomía no significa neutralidad, el examen periodístico debe guardar ciertas distancias con los hechos analizados. Está bien que así sea, porque, si un periodista no puede controlar sus ardores, pierde serenidad. Pero a veces, muy pocas veces, no es que no se puede. No se debe. Hace una semana se decía aquí que sólo les quedaba aferrarse de una Sarlo en 6-7-8 o de un Schoklender-Madres. Lo primero ya se va extinguiendo de modo inexorable, como corresponde a un mero debate televisivo. En lo segundo y ante todo, el orden de los factores altera el producto. Como ya fue dicho, no van por Schoklender. Van por las Madres, porque ir contra ellas es apuntar esos pocos cartuchos disponibles al quiebre de un espinazo gubernamental: la política de derechos humanos, su recueste en los organismos del área, su reivindicación de una lucha clave para que ésta no sea una democracia vacía de contenido real. Hasta la semana pasada, las denuncias sobre Schoklender no parecían tener mayor asidero. Ahora sí. Y fue muy conveniente que ayer Hebe diera su explicación puntual de los hechos. El jueves, en la Plaza, había brindado una respuesta política, con la que se puede estar de acuerdo sin perjuicio de algún exabrupto innecesario. En efecto, y no sólo por el cotejo contra lo que se juega en esta etapa electoral, sino también respecto de cómo caracterizar la marcha general de las cosas, el episodio ocupante es, estructuralmente, una pelotudez. ¿Qué se supone? ¿Que la trayectoria épica de las Madres ingresa a la duda porque un tipo oscuro u oscurecido hizo o habría hecho de las suyas? Pero mucho más que eso, aunque pueda señalárselo como un razonamiento ad hominem en tanto, antes que argumentar con solidez, pretendería atacar al adversario por su sola condición de tal: ¿con cuál autoridad de antecedentes se erigen en moralistas quienes usan a Schoklender para tirar abajo lo que no pueden derrumbar? ¿Así que los compinches del robo de la Argentina se escandalizan por metidas de mano antes que de pata? ¿Así que silenciadores y cómplices de apropiación de bebés vienen a ensuciar a las Madres? De todas maneras y así sea que esta tenida va registrando algunos tiros para el lado de la justicia, no deben dejarse flancos. Cualquier analista, consultor, politólogo, advierte hace rato que los riesgos del Gobierno no están enfrente sino adentro. Enfrente, hoy, no hay nada, por lo menos electoralmente hablando (es dudoso que lo haya a través del corrimiento orgánico del radicalismo hacia la derecha). Pero esa no es sin más ni más una buena noticia para el kirchnerismo. Tal vez sea lo contrario, porque la nada invita a dormirse. Hay esa gente cooptada por el discurso corporativo. Esa gente mimetizada con él hasta un punto en que asumen el “nosotros”. Podrá no justificarse pero se entiende, como forma de esquivarles el bulto a las angustias existenciales. Esa gente que llega a decir “estamos invirtiendo en”, como si en vez de empleado fuese accionista. Puesto eso en línea de medios periodísticos, hay esa gente necesitada de creer que forma parte de una cruzada republicana contra el autoritarismo gubernamental, el avasallamiento de las instituciones, los ataques a la prensa libre. O algo así. No hablamos de Morales Solá, naturalmente, que hace unos días fue capaz de animarse a reivindicar a Nora Cortiñas en su defensa de los tobas que acamparon en la 9 de Julio. Nora, una militante enorme, una intachable, un ejemplo en todo sentido, “usada” por el diario La Nación con tal de embarrar a Hebe a como diera lugar. Morales Solá es parte íntima de ellos, es núcleo duro de su bajada de línea, es cuadro de la derecha. Pero vos, Jorge, vos con quien compartimos tantos años, tanta utopía, tanta pelea en solitario contra viento y marea y, sobre todo, tanta seguridad de que si tocaban a las Madres nos tocaban a todos, a todos los como vos y como yo y como tantos, ¿qué te pasó, Jorge? ¿Qué te pasa? ¿Estás nervioso? ¿Qué hacés mendigando espacios en el territorio de ellos, para decir lo que les conviene contra lo que tanto tiempo soñamos juntos? ¿A vos te parece hacer eso? Entendeme: no hablo de que nunca se debe trabajar en campo contrario, y menos que menos en esta profesión. Y además, si fuera por eso yo no sería uno de los más indicados para decirlo. Pero si, encima de tener que resolver esa contradicción, te convertís en el vocero explícito de lo incompatible con lo que pensás, ya no es dialéctica, Jorge. Es servilismo. ¿O es que siempre pensaste como ellos y haber sostenido lo inverso fue de oportunismo transgresor? Vos edificaste sobre la transgresión, Jorge. Una transgresión progre, humanista, llamémosle de izquierda. Y la estás haciendo percha con una transgresión contrapuesta que ni siquiera es pícara, porque la cancha te la marcan ellos para que vos juegues con el extremo de ensuciar a las Madres. Nada menos que a las Madres. Fue espantoso verte el otro día en TN jugando precisamente a eso, con pasajes en los que tus interlocutores trataban de moderarte, digamos, con la advertencia de que las Madres, después de todo, podrían no ser iguales que el sujeto de marras. Que al día siguiente habría gente que iría a la Plaza para dejar claro que estaba con lo que las Madres significan, no con Schoklender. En TN casi para que te corran por izquierda, Jorge. Me duele, aun por esta única parrafada, estar entrado en el juego que querés: que te respondan para seguir reconquistando lugar. Resolví que no me importe.

Que quede bien clarito, porque ésta sigue siendo la batalla por la construcción de sentido. Y el sentido que ellos quieren construir no es, en su naturaleza profunda, la existencia de un corrupto metido dentro de las Madres. Necesitan fabricar que somos, todos, la misma mierda que ellos. No hay que dejar que siquiera lo intenten, porque además nos sobran los blasones para que no puedan ensayarlo. Habemos (muchos) quienes no nos quebramos, no nos vendimos, mantuvimos las palabras clave, nos miramos tranquilos al espejo, no verseamos nunca ser periodistas independientes. Como decía David Viñas en su cita de Aristóteles: el hombre es un animal político, y si se le quita lo político es simplemente un animal. No quieran jodernos con sus pretensiones de asepsia profesional. Si acaso fuera cierto que Hebe se equivocó feo dejando correr andanzas de un malandra, nadie dice que no deba decírselo. Sus declaraciones de estas horas echan buena luz para aclarar que le es posible haber sido víctima de una defraudación. Lo reconoce, le duele en el alma. Pero aunque no hubiera sido así, hay formas y formas de apuntarle. Porque decir no es lo mismo que vomitar. Porque casi todo lo que decimos o dejamos de decir es en un contexto. No hay los términos sueltos, salvo para quienes creen o quieren convencerse de que primero se es periodista y recién después el animal político.

Feliz día, mañana, para los que comprenden que es al revés.

 

la siguiente información viene de gente intachable (*) 

Marcos Aguinis, Gerardo Sofovich, Joaquín Morales Solá,  Juan Carlos Sebrelli, Baby Echecopar, Petinato, González Oro, Mirtha Legrand, Pepe Eliaschev, Salvia , Chiche Gelblung, Nelson Castro, Feinman ; Mariano Grondona, Cristina Walger, Hola Susana y Jorge Lanata y sus lanatos..

 

(*) intachable - que no entran en un tacho de basura, precisan varios.

 

 

Tatu argentina Cuba TRAWUN N°104 ag2

De: Gino Straforini [mailto:mir_rrii@uolsinectis.com.ar]  

cid:95CBED713B3146A995DA2738D3C38C2D@GinoPROPUESTA TATU

                                                    CIENCIA MAS CONCIENCIA 

TRAWUN    Nº  104  Junio  2011 AÑO II

 TRAWUN significa REUNION en  Mapudungun Idioma Mapuche

Direcc. de Prensa :  Dra. Martina Ochoa.

 

EDITORIAL :cid:8714139348944B61B8ABF7CC4831FB08@Gino

Estamos dando pasos en la construcción del imposible, 25 niños de la Misión Vallegrande, del Barrio 14 de Febrero, toma de tierras de 7500 habitantes, dieron inicio ayer a una escuela de oficios acordada con la UNLA, para jóvenes de entre 13 y 16 años, tres horas semanales cada sábado hasta Diciembre, donde tendrán computación, carpintería, danza, teatro, ajedrez, herrería, tambores y otros. Retornamos al anochecer al Barrio, felices de haber estado en una Universidad, del trato y del futuro. Jóvens con historias muy duras, que viven en un ambiente muy difícil,   jamás imaginó alguna de ellas solo pisar una Universidad. La mayoría vive en casa de madera con techo de cartón, con muy poca luz, no hay gas, el agua esta contaminada, algunos con pozo ciego, otros sin ni eso, con su mejor ropita que no alcanzaba para el frio de ese día y, tres de ellos no habia almorzado, todos van a la escuela secundaria que, para ellar a ella, deben caminar 15 cuadras por una calle de tierra, cuando llueve, no hay escuela, ni forma de llegar, ni zapatillas, mucho menos botas, en algunas casas hay pozo ciego con un inodoro hecho con maderas. La experesión de las jóvenes cuando entraron a la Universidad, no lo podremos olvidar jamás, habían ingresado a otro mundo, solo la edificación ya les pareció algo maravilloso, cierto que la universidad es muy bonita pero, era ingresar a ese otro mundo jamás imaginado. Al final en el trayecto de vuelta a La Toma preguntaban, ....... será que si terminamos la secundaria podríamos ir a esa Universidad?????

 

También este sábado dimos inicio a una nueva Misión en Guernica, fundamentalmente estaba dirigida al tema Ortopedia pero, también estuvieron allí la Dra. Verónica Nicola, Pediatra y Marina, estudiante de 2° año de medicina de la UBA, atendieron hasta tarde una buena cantidad de pacientes, Conversamos con uno de los ortopedistas quien  nos informaba que se harian las plantillas y serán entregadas dentro d 15 dias ( gratis como siempre ) pero, que a la mayoría de los casos las plantillas solo podrían ayudar y ya no mejorar, son muchos años de mala alimentación, de mal crecimiento, su análisis era del mal estado de salud de la población. Una Vida Digna Para Todos, es inclusión, es equidad, es igualdad, es humanidad y, es solidaridad. No se trata de ser buenos, se trata de compromiso con la gente, no se trata de levantar pancartas, se trata de estar con la gente, con estos jóvenes, con los niños, no se trata solo de ser solidarios, se trata de una concepción de vida, no se trata solo de humanizar, sino de construir un mundo que sea capaz de tenernos a todos adentro, incluidas sus culturas y costumbres, un mundo lleno de diversidades pero, unido en un objetivo común, el ser humano.

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 POR UNA VIDA DIGNA PARA TODOS

PROPUESTA  TATU     P.T. - 3

 

 

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FRENTE AMPLIO SE CONSOLIDA Y PROCLAMA CANDITATURAS A LA PRESIDENCIA, VICEPRESIDENCIA Y AL CONGRESO DE LA REPÚBLICA

 

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Proclaman Binomio presidencial. Foto de CEG

El partido Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG-MAÍZ) proclamó este 29 de mayo, como Candidata Presidencial a Rigoberta Menchú  Tum y a Aníbal García, como su candidato a la Vicepresidencia, durante su Asamblea Nacional Extraordinaria,  celebrada en medio de un ambiente festivo y cargado de fervor revolucionario, en el Parque de La Industria, de la ciudad de Guatemala.

 

Durante el evento se ratificó el Convenio de Coalición de los tres partidos Alternativa Nueva Nación (ANN), Movimiento Político WINAQ y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG-MAIZ), los cuales conforman el Frente Amplio, junto al Comité pro formación del partido Movimiento Nueva República (MNR) y varias organizaciones sociales.

 

En su discurso de aceptación, la Candidata Presidencial y Premio Nobel de la Paz 1992, valoró la unidad de la izquierda guatemalteca, y rindió tributo a los ya fallecidos Comandantes Rolando Morán y Gaspar Ilom, así como a los/as miles de héroes y mártires que defendieron con su vida la democracia en Guatemala.

 

Las candidaturas y la coalición de los tres partidos de izquierda también fueron ratificadas  horas más tarde, en la Asamblea General Extraordinaria de la Alternativa Nueva Nación (ANN), celebrada en un hotel capitalino.

 

Las organizaciones políticas proclamaron el Listado Nacional de Candidatos/as al Congreso de la República, encabezado por Amílcar Pop (WINAQ), Héctor Nuila (URNG), Julio Mora (ANN) y Carlos Bezares (MNR), así como también los listados de candidatos y candidatas al Parlamento Centroamericano y al Distrito Metropolitano de Guatemala.

 

García, candidato a la Vicepresidencia, expresó que se trata de una unión histórica; “estamos juntos otra vez para demostrar que estamos más vivos que nunca y que unidos podemos cambiar a Guatemala”.  Menchú prometió que la campaña del Frente Amplio será alegre, pacífica, entusiasta y sin violencia. “Se cierra el círculo, el Frente Amplio rompe esquemas porque decían que la izquierda estaba divida, y ¡hoy decimos que tenemos todo lo necesario para ganar las elecciones!”, expresó Menchú.

 

Guatemala, 30 de Mayo de 2011

Secretaría de Relaciones Internacionales, URNG-MAÍZ

 

 

 

El Caso de los Cinco y los medios de comunicación

Cuando el 25 de abril el Gobierno de Estados Unidos rechazó la
solicitud de Habeas Corpus de Gerardo Hernández Nordelo, lo hizo de
modo muy categórico sin dejar margen a la duda. Washington quiere que
el tribunal de Miami declare inadmisible esa petición y que lo haga
sumariamente, sin convocar una audiencia para examinar sus méritos,
sin escuchar a Gerardo, sin presentar las evidencias que oculta. Así
responde al último recurso de un ser humano condenado a dos cadenas
perpetuas más quince años.

De modo semejante Washington solicitó que sea desestimada la apelación
de Antonio Guerrero y la de René González.

Son tres acciones casi simultáneas que revelan la naturaleza
profundamente arbitraria e injusta del sistema norteamericano.
Ocurrieron hace una semana, pero no se convirtieron en noticia, salvo
alguna referencia en nuestros medios.

La dictadura mediática es, probablemente, en la actualidad el
instrumento más eficaz en la política hegemónica del imperialismo.
Domina ampliamente la información a escala planetaria, determina lo
que la gente puede saber y bloquea con mano de acero lo que quiere  encubrir.

La batalla por la liberación de nuestros Cinco compatriotas sólo podrá
ganarse si comprendemos ese dato esencial del mundo de hoy y somos
capaces de actuar en consecuencia.

No es casual que exista tan férrea censura. Precisamente la apelación
colateral de Gerardo se fundamente en el ocultamiento de las
evidencias y en la función perversa de los llamados medios de información.

Se trata de un caso del que casi nada se supo más allá de Miami. Las
grandes corporaciones impusieron total silencio hacia afuera, mientras
sus corresponsales en esa ciudad se unieron a medios locales de dudosa
reputación para desatar una virulenta campaña contra los acusados que
contribuyó a formar lo que los tres jueces de la Corte de Apelaciones
describieron como una “tormenta perfecta” de prejuicios y hostilidad
en la que basaron su decisión de anular el juicio.

La propia Jueza Lenard en repetidas ocasiones protestó por las
acciones provocadoras que realizaban esos supuestos periodistas que
creaban miedo a los miembros del Jurado quienes se sentían amenazados.

En el 2006 se supo que esos provocadores recibían pagos del gobierno
norteamericano para realizar su sucia labor. Desde esa fecha varias
organizaciones de Estados Unidos están reclamando a Washington que
entregue los datos que esconde sobre el alcance de una conjura cuya
existencia es más que suficiente para demostrar la escandalosa
prevaricación de las autoridades.

Durante cinco años aquellos amigos norteamericanos han librado un
esfuerzo tan noble como solitario, sobre el cual nada han reflejado
los medios corporativos y poco es lo que ha trascendido a los que se
consideran su alternativa.

Por eso no le resultó difícil al Gobierno mantener su obstinada
posición y seguir imponiendo el secreto.

Tampoco ha encontrado obstáculos para mantener invisibles las imágenes
de satélite que celosamente guarda sobre el incidente del 24 de
febrero de 1996. No permitió que las vieran hace 15 años los
investigadores de la Organización de Aviación Civil Internacional, se
negó a presentarlas al Tribunal de Miami y ahora reitera su negativa.
Tan obvia y sospechosa es su actitud de impedir que otros vean las
pruebas que sólo conoce Washington que en su dilatado alegato de 123
páginas y tres anexos contra Gerardo apenas aluden al asunto en un
torcido párrafo de cinco líneas.

Permítanme una breve recapitulación. Gerardo Hernández Nordelo no tuvo
absolutamente nada que ver con el derribo de las avionetas el 24 de
febrero de 1996. El propio Gobierno de Estados Unidos, el de W. Bush,
reconoció que carecía de pruebas para sostener su acusación contra
Gerardo y pidió a última hora retirarla. Lo hizo en un documento
oficial, titulado “Petición de Emergencia” y que, según ellos mismos,
constituía una acción sin precedentes en la historia de ese país.

Aquí está el documento fechado mayo 25 de 2001, pronto cumplirá diez
años, pero él no existe para quienes se hacen llamar “medios de
información”. De mi ancestro andaluz guardo cierta tendencia a la
obstinación y por eso cargo con él de vez en cuando, pues los gitanos
también creen en el azar. Nunca se sabe. A lo mejor un día alguien
descubre que este documento existe.

Volvamos al incidente del 24 de febrero de 1996. Ningún tribunal de
Estados Unidos tenía jurisdicción sobre tal hecho, salvo que hubiese
ocurrido en el espacio internacional. La investigación realizada por
la OACI reveló algo sorprendente. Pese a estar advertidas de antemano
por su gobierno las estaciones de radar norteamericanas o no
registraron el suceso u ofrecieron datos contradictorios o destruyeron
esos datos. La única “prueba” suministrada por las autoridades
estadounidenses es el testimonio del capitán de un navío que opera,
¿casualmente?, desde Miami.

De ahí el interés, primero de la OACI y luego de la defensa de Gerardo
por las imágenes satelitales. El Gobierno norteamericano nunca negó la
existencia de esas imágenes, admitió tenerlas pero lleva quince años
prohibiendo que alguien más pueda verlas.

¿Cómo explicar que hayan logrado ocultarlas con éxito durante tanto
tiempo? Simplemente porque su reveladora conducta nunca se ha vuelto
noticia, porque han contado con la complicidad de las grandes
corporaciones mediáticas, pero también, hay que decirlo, con la
indolencia nuestra.

El peor enemigo de la libertad de prensa es la dictadura mediática, la
que ejercen las grandes corporaciones que manipulan la información y
la sustituyen por la industria del engaño.

Esa dictadura impone el menú noticioso que circula por nuestras
redacciones y con él sus códigos de lenguaje e interpretación. Si
queremos desarrollar un periodismo veraz, capaz de transformarse en
verdadera alternativa, es preciso salirse del menú y buscar la verdad
en otras fuentes. Esa es una necesidad profesional pero también un
deber de solidaridad para con aquellos que, carentes de recursos,
libran duras batallas en solitario. Ayudar a la articulación de sus
dispersos esfuerzos es obligación de la prensa revolucionaria. Es
también la mejor receta para curar la infección de aquellos códigos
que circula, muchas veces inadvertida, entre nosotros.

Actuando así también pudiéramos hacer noticias. Sin inventarlas ni
fabricarlas, como las que abundan en el menú que nos sirven día y
noche. Sino quebrando los cerrojos que encierran verdades como las que
me he permitido mencionar aquí. Seamos, en fin, como quería Julio
Antonio Mella que fuésemos: “Seres pensantes, no seres conducidos”.

(Texto leído como parte del discurso  pronunciado el 3 de mayo de 2011
en acto convocado por la FELAP y la UPEC  en ocasión del Día de la
Libertad de Prensa.)

 

 

 

 

 

De esto se trata Libia, para los que no quisieron ver, para los que a sabiendas  mienten, para los que se empeñan en quedar bien con el sistema
El festín sangriento de la OTAN
Despacho desde Trípoli


Cynthia McKinney
Counterpunch

TRÍPOLI – Durante mi participación en el Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes de EE.UU. de 1993 a 2003, llegué a la conclusión que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) es un anacronismo. Fundada en 1945 al final de la Segunda Guerra Mundial, la OTAN fue creada por EE.UU. como reacción a la supervivencia de la Unión Soviética como Estado comunista. La OTAN fue la póliza de seguro de EE.UU. para la continuación de la propiedad capitalista y la dominación de las economías europeas, asiáticas y africanas. Esto también aseguraría la supervivencia del apartheid global existente en aquel entonces.
La OTAN es un pacto de seguridad colectiva en el cual los Estados miembros prometen que un ataque contra uno es un ataque contra todos. Por ello, si la Unión Soviética hubiera atacado a algún Estado miembro europeo, se habría activado el escudo militar de EE.UU. La reacción soviética fue el Pacto de Varsovia que mantuvo un “cordón sanitario” alrededor de Rusia en caso de un ataque de la OTAN. Por lo tanto, el mundo fue dividido en bloques que dieron origen a la “Guerra Fría”.
Los “guerreros confesos de la Guerra Fría” de la actualidad siguen viendo el mundo en esos términos, y por desgracia, no son capaces de superar la idea de una China comunista y de un imperio soviético amputado como Estados enemigos de EE.UU. cuyas acciones en cualquier sitio del planeta deben ser enfrentados. El colapso de la Unión Soviética suministró una oportunidad acelerada para ejercer la hegemonía de EE.UU. en un área de anterior influencia rusa. África y las tierras eurasiáticas con ex Estados satélites soviéticos y Afganistán y Pakistán junto con muchos otros “estanes” de la región, siempre han figurado prominentemente en las teorías de “contención” o de “hacer retroceder” que han guiado la política de EE.UU. hasta nuestros días.
Ante ese trasfondo, el ataque con cohetes de anoche de la OTAN contra Trípoli es inexplicable. Un área metropolitana de cerca de 2 millones de personas, Trípoli sufrió anoche entre 22 y 25 bombardeos, que hicieron temblar y quebrar ventanas y vidrios y estremecieron los fundamentos de mi hotel.
Dejé mi habitación en el Hotel Rexis Al Nasr, salí a la calle y pude oler las bombas estalladas. Había gente local por todas partes mezclada con periodistas extranjeros de todo el mundo. Más bombas cayeron en la ciudad mientras estábamos allí. El cielo enrojecía con explosiones y más cohetes de los cazabombarderos de la OTAN cruzaban las nubes antes de estallar.
Pude sentir el denso polvo causado por las bombas estalladas. Inmediatamente pensé en las municiones de uranio empobrecido que supuestamente están siendo utilizadas aquí– junto con fósforo blanco. Si estaban usando armas de uranio ¿qué efecto tendrían sobre la población civil de la ciudad?
Mujeres con niños pequeños salieron corriendo del hotel. Otras se apresuraron a lavar el polvo de sus ojos. Vehículos de emergencia iban con sus sirenas sonando hacia los sitios atacados. Podíamos escuchar las alarmas de los coches, puestas en marcha por las repetidas explosiones, por sobre las voces desafiantes de la gente.
Estallaron tiroteos esporádicos al parecer por todas partes. Euronews mostró vídeos de enfermeras y doctores coreando consignas incluso en los hospitales mientras atendían a los heridos por el último episodio de pavor y conmoción de la OTAN. Repentinamente, las calles alrededor de mi hotel se llenaron de gente que gritaba, del ruido de bocinas de coches; no pude establecer cuántos iban caminando, cuántos iban conduciendo. Dentro del hotel, una libia con un bebé se me acercó y me preguntó “¿por qué nos hacen esto?”
Sean cuales sean los objetivos militares del ataque (y yo y muchos otros cuestionamos el valor militar de estos ataques) sigue existiendo el hecho de que el ataque aéreo fue lanzado contra una gran ciudad repleta de cientos de miles de civiles.
También me pregunté si alguno de los políticos que autorizaron este ataque aéreo había sido alguna vez el objetivo de municiones de uranio empobrecido guiadas por laser. ¿Había visto alguna vez el terrible daño que esas armas hacen a una ciudad y su población? Tal vez si hubiera estado realmente en una ciudad bajo ataque aéreo, sentido la concusión de esas bombas y visto el caos que causan, no estaría tan inclinado a autorizar un ataque contra una población civil.
Estoy segura de que la OTAN no habría sido tan imprudente con el trato de la vida humana si se hubiera tratado de un ataque contra una importante ciudad occidental. Por cierto, estoy segura de que no hubiera decidido atacar una ciudad occidental. La OTAN solo ataca (como EE.UU. y sus aliados) a los pobres y desamparados del Tercer Mundo.
Solo el día antes, en un evento femenino en Trípoli, se me acercó una mujer con lágrimas en los ojos: su madre está en Bengasi y ella no puede volver para ver si su madre está bien o no. La gente del este y del oeste del país vivía junta, se quería, se casaba, y ahora, debido a la “intervención humanitaria” de la OTAN se agravan las divisiones artificiales. El reclutamiento de aliados de la OTAN en el este de Libia huele a la misma clase de belicismo de la Guerra Fría que trató de asesinar a Fidel Castro y destruir la Revolución Cubana con cubanos “originarios del país” dispuestos a cometer actos de terror contra su antigua patria. Más recientemente, la República Democrática del Congo ha sido amputada de facto después que Laurent Kabila rechazó una solicitud del gobierno de Clinton de separar la parte oriental de su país. El propio Laurent Kabila describió personalmente la reunión en la cual tuvo lugar esa solicitud y su
 rechazo. El plan de balcanizar y amputar un país africano (como se hizo en Sudán) no resultó porque Kabila dijo “no” mientras los congoleses en todo el mundo se organizaron para proteger la “integridad territorial” de su país.
Me horrorizó saber que supuestamente aliados de la OTAN en Libia (los rebeldes) han linchado, masacrado, a sus compatriotas de piel más oscura después que informes en la prensa estadounidense calificaron a los libios negros de “mercenarios negros”. Ahora, decidme, por favor. ¿Cómo vais a sacar a los negros de África? Informes en la prensa han sugerido que los estadounidenses se “sorprendieron” al ver gente de piel oscura en África. Ahora bien, ¿qué nos dice algo semejante sobre ellos?
Lo lamentable, sin embargo, es que son los propios libios, los que han sido insultados, aterrorizados, linchados, y asesinados como resultado de los informes en la prensa que híper sensacionalizaron esa soez ignorancia. ¿Quién tendrá que rendir cuentas por las vidas perdidas en el frenético derramamiento de sangre desatado como resultado de esas mentiras?
Lo que me hace volver a la pregunta de la señora: ¿por qué sucede esto? Honestamente, no puedo darle la respuesta informada y razonada que buscaba. A mi juicio el público internacional se esfuerza por responder “¿por qué?”
Lo que sabemos, y es bastante claro, es lo siguiente: lo que presencié esa noche no es una “intervención humanitaria”.
Muchos sospechan que tiene que ver con el petróleo bajo Libia. Llámenme escéptica, pero tengo que preguntarme por qué las fuerzas armadas combinadas marítimas, terrestres y aéreas de la OTAN y de EE.UU., que cuestan miles de millones de dólares, son lanzadas contra un país norteafricano relativamente pequeño y se espera que creamos que sucede en defensa de la democracia.
Lo que he visto en las largas filas para obtener combustible no es “intervención humanitaria”. La negativa de permitir compras de medicinas para los hospitales no es “intervención humanitaria”. Lo más triste es que no puedo dar una explicación convincente del motivo a gente que ahora está aterrorizada por las bombas de la OTAN, pero ahora es absolutamente obvio que la OTAN ha excedido su mandato, mentido sobre sus intenciones, y es culpable de asesinatos extrajudiciales – todo en nombre de la “intervención humanitaria”. ¿Dónde está el Congreso cuando el presidente excede su autoridad para hacer la guerra? ¿Dónde está la “Conciencia del Congreso”?
Para quienes están en desacuerdo con la advertencia de Dick Cheney de que debemos prepararnos para la guerra hasta la próxima generación, por favor apoyad a cualquiera que detenga esta locura. Por favor, organizaos y luego votad por la paz. La gente en todo el mundo necesita que nos pongamos de pie y nos pronunciemos en alta voz por nosotros y ellos porque Irán y Venezuela también están en la mira. Los libios no necesitan helicópteros artillados, bombas inteligentes, misiles crucero, y uranio empobrecido de la OTAN para resolver sus diferencias. La “intervención humanitaria” de la OTAN debe ser denunciada por lo que es, con la luz brillante y reluciente de la verdad.
Mientras las tinieblas descienden sobre Trípoli, me prepararé con la población civil de la ciudad para otra noche de humanitarismo de la OTAN.
¡Dejen de bombardear África y a los pobres del mundo!
………
Cynthia McKinney es ex representante de Georgia en el Congreso de EE.UU.

 

EL CHE ERA UN HOMBRE MUY TIERNO :

ENTREVISTA DE MARIELA CASTRO CON EL PROGRAMA “A SOLAS”

DE ACTUALIDAD RT, 2 DE JUNIO DE 2011

Elena Rostova: Muchísimas gracias por haber accedido a compartir con nosotros experiencias más personales. Usted es la hija de Raúl Castro y la sobrina de Fidel Castro. En la vida cotidiana, ¿no afecta, no limita esto?

Mariela Castro: Afecta. Desde algún punto de vista es incómodo, pero desde otro punto de vista es bonito, porque he recibido mucha gratificación espiritual, agradecimiento, mensajes muy bonitos de agradecimiento muy sincero de personas no sólo en Cuba sino en otros lugares del mundo justamente por eso. O sea, más bien me ha dado gratificaciones espirituales.

ER: Usted nació poco después del triunfo de la revolución cubana. ¿Cómo recuerda el ambiente que reinaba en si infancia?

MC: Yo recuerdo mi infancia muy feliz. Realmente que mis padres me dejaban eso de explorar, yo recuerdo que siempre estaba encaramada en un árbol, encaramada en cualquier cosa, subiendo columnas… no había esa limitación de que por ser niña no podía hacer cosas de niño, aunque siempre había alguien que me decía “Oye, bájate de los árboles que eso son cosas de niño”. Pero yo siento que había libertad, que recibían con simpatía cualquier cuestionamiento que hacía, siempre hubo la posibilidad de dialogar, de buscar el espacio familiar del diálogo, incluso del cuestionamiento, de ellos a nosotros y nosotros a ellos, de la misma sociedad, de la historia…

Yo recuerdo cuando empecé en la universidad, que empecé a estudiar Filosofía Marxista, [que] me dio muchas más herramientas para cuestionar la realidad, yo me recuerdo que leía la revista Literatura Soviética que vendían aquí que era muy buena, y hay una que nunca la voy a olvidar, yo creo que la voy a guardar toda mi vida, la voy a conservar por toda mi vida, que era una dedicada a Maiakovski, y me dio mucha idea de lo que fue esa época que vivió Maiakovski, contradictoria entre época de Lenin, desaparición de Lenin, cuando empieza Stalin, cómo cambió la manera de experimentar el socialismo y él [Maiakovski] cómo lo sufrió. Y ahí leí discursos de Lenin donde cuestionaba el “mitinismo” y un grupo de tendencias que él consideraba [que] no ayudaban al proceso de experimentación del socialismo, porque tergiversaban su sentido, y yo recuerdo que eso me iluminó, me dio pistas para cuestionar la realidad cubana, y después que la estudiaba muy bien se la pasaba a mi papá. Le decía: Mira, papá, esto hay que cambiarlo aquí también, porque a Lenin le pasaba allá, y nos está pasando a nosotros.

Teníamos esa posibilidad de dialogar y de cuestionar la propia realidad cubana. Y cuestionaba el campo socialista también. Y al cabo de los años me doy cuenta de que tuve esa posibilidad, esa libertad, que hablábamos muy abiertamente en casa sobre muchas cosas. Y realmente eso me dio mucha fortaleza y me hizo muy feliz de que pudiéramos tener esa posibilidad.

Raúl Castro quiere tanta libertad como Mariela

ER: Usted anteriormente ha mencionado que sus padres han tratado de protegerla de la política, que indudablemente no es un mundo sencillo. Pero, ¿hasta qué punto esto ha sido posible? ¿No hay de todos modos una responsabilidad que viene con el nombre?

MC: No, no me gusta asumir responsabilidades públicas desde el nombre, sí una responsabilidad mínima como ciudadana y una responsabilidad de afecto familiar, que yo no quiero hacer cosas que lastimen a mis padres, a mi familia, por supuesto, como cualquier otra persona con sentimiento de pertenencia a una familia. Pero no… En algún momento cuando era más jovencita me proponían, mira para que…, me proponían de delegada para un congreso de una organización estudiantil, y entonces yo, [me preguntaba] bueno, ¿y yo por qué? Que al final como que la realidad me fue diciendo que sí, que había que participar y asumir responsabilidades pero no mucho más allá de las que yo asumía en un ámbito más sencillo….

Y cada vez que alguien me proponía un trabajo, mi mamá [Vilma Espín] decía que no, que me dejaran tranquila donde yo estaba. Y mi papá también veo que ha hecho todo lo posible por evitar que cuando alguien me propone para alguna responsabilidad, él pide por favor que me dejen tranquila en mi trabajo y en las cosas que yo hago. Yo lo interpreto como que me protege. Yo soy muy apasionada y ellos, sobre todo mi papá que es muy apasionado, y [viendo] que el mundo político es complejo y contradictorio, tal vez él prefiere que yo no viva esas contradicciones. Los padres tienden siempre a proteger, aunque digan que no, tienden a proteger. Tal vez se lo deba agradecer, porque yo identifico mi participación política desde la participación ciudadana. Creo que me da más libertad. Incluso una vez me lo dijo; mi papá me dijo que le gustaba mucho mi libertad. Que quería ser tan libre como yo. Y bueno tal vez ese es el mensaje que yo deba captar.

ER: Una vez en una entrevista con Ricardo Alarcón, él nos hablaba de una fuerte campaña de descrédito contra Cuba. Usted siendo parte de la familia Castro se ha sentido alguna vez víctima de esa política?

MC: Sí. Yo creo que todas y todos los cubanos hemos sido víctimas… O sea, todos los cubanos identificados con el proceso revolucionario, hemos sido víctimas de eso. Aunque yo debo agradecer que la gran mayoría de los periodistas con los que he tenido vínculos han sido muy honestos conmigo, aunque, bueno, ya cuando llegan las noticias a las editoriales o medios de prensa las cosas pueden cambiar. Pero sí he percibido, en la gran mayoría de los periodistas con los que he dialogado, honestidad.

Más líder que tío

ER: Las grandes figuras de la historia muchas veces tienen que sacrificar lo familiar por su obligación ante el pueblo, ante su misión. En su caso, ¿hasta qué punto podría decirse que Raúl político no le dejó espacio a Raúl papá?

MC: No, no lo podría decir. Porque tanto mi papá como mi mamá hicieron un gran esfuerzo por dedicar tiempo a la familia. Por encima de todas las posibilidades, a veces mezclaban reuniones de trabajo con la presencia familiar, si tenían que hacer un almuerzo o una cena de trabajo pedían estar con los hijos, es decir, ellos extrañaban mucho y por eso le daban mucha importancia al tiempo que estábamos juntos. Y también por eso lo agradezco. A veces yo reclamaba que quería tener una mamá y un papá común [es] y corriente [s], y quería que estuviesen en la escuela todos los días como otros papás y otras mamás, que nos llevaran… Mi mamá tuvo más tiempo que mi papá para ir a las reuniones de padres, de estar más vinculada a nuestras vidas cotidianas, pero también ella tenía mucho trabajo. Y aún así, buscaban en tiempo.

ER: Cuando hablamos de Fidel Castro, el mundo entero se imagina a ese héroe, a esa figura legendaria que ha osado hacerle frente al imperio norteamericano. Para usted, ¿es más que nada tío Fidel o lo sigue viendo como una figura?

MC: No. Cuando era niña sí era tío Fidel, pero en la medida que ya después de la adolescencia y en la juventud fui dándome cuenta con más claridad de quién era Fidel, en el sentido histórico y para el pueblo de Cuba, ya empecé a verlo como Fidel, igual que todo el mundo.

ER: ¿Y surgió cierta distancia?

MC: Sí, surgió una distancia con respeto y, además, me dignificaba ver a Fidel como el líder y no como el tío. Me sentía que era más digno. Es como crecer y darse cuenta: esa persona no es tu tío, esa persona tiene una responsabilidad social que te pone en una relación diferente ante él.

ER: ¿Qué podría contarnos de él como ser humano, como persona en lo cotidiano?

MC: En lo cotidiano a mí me gustaba mucho desde niña, bueno, la aparición de Fidel en la familia, de repente si decían va a llegar Fidel, ay, llegó Fidel, era siempre un acontecimiento, una gran emoción, y parte era muy placentero. Es decir, se pasaba bien en la compañía de escucharlo. Realmente teníamos deseos siempre de escucharlo, de hacerle muchas preguntas; siempre el que ve a Fidel tiene ganas de preguntarle muchas cosas porque Fidel tiene respuesta para todo, y además respuestas ingeniosas, respuestas inteligentes. Entonces, desde las preguntas más banales hasta las preguntas más complejas, dan deseos de preguntarle. Y él siempre tiene respuestas para todo tipo de pregunta. Y a mí siempre me dio mucha satisfacción tener la oportunidad de compartir momentos en los que contaba cuestiones de la historia, cosas que habían vivido o análisis de la realidad que se estaba viviendo.

Pero sobre todo, más en privado era muy divertido cuando se reunían él, mi papá, Ramón el hermano mayor, y se ponían a contar cosas de ellos en la infancia, a lo largo de su vida, cuando la guerra de guerrillas, y era simpático escuchar cosas que nunca se habían dicho entre ellos y que en ese momento se decían: “Y en aquel momento tú me llamaste la atención y a mí aquello no me gustó, porque yo no tuve la culpa”. Y eso era muy simpático, se reían mucho haciendo recuentos de cosas, incluso de momentos difíciles también.

Angola, entre susurros y secretos

Soldados cubanos en Cuito Cuanavale

ER: Y de lo que le contaban, ¿algún recuerdo de la época de la revolución que la haya impresionado particularmente?

MC: Muchos. Fueron muchos acontecimientos, porque eran muchas cosas y yo observaba mucho, porque había muchas cosas que las hablaban en susurros y en secreto, y yo siempre tratando de entender qué pasaba por ahí, a veces trataba de preguntar y a veces no, para que no me excluyeran. Quería entender sus puntos de vista sobre las cosas que pasaban en Cuba, en el mundo… Una [cosa] que me impactó mucho fue Angola, la Guerra de Angola, Cuito Cuanavale, que fue un momento fundamental en la Guerra de Angola para llevar a la victoria final. Fue un acontecimiento militar muy especial en lo que es estudios de tácticas militares (para la gente que se dedica a eso).

Y yo recuerdo ese momento en que estaban los cubanos en el sur de Angola, cercados por las fuerzas surafricanas -y, en medio del cerco, de madrugada, construyeron un aeropuerto para que aterrizaran las tropas que fortalecieron las posiciones angolanas y cubanas en ese enfrentamiento-, yo recuerdo que fue un momento muy tenso, de mucho sufrimiento, de mucho silencio. Y yo era joven y no entendía qué pasaba, y pensaba que había algún problema conmigo. Y yo llegaba y decía: “¿Por qué no hablan? ¿Qué les pasa, maleducados? ¿Qué problema tienen ustedes?” Y me iba, toda ofendida, y no sabía todo lo que estaba pasando hasta que llego un día a la casa y había una fiesta, todo el mundo celebrando, contentos, estaba Fidel, un montón de compañeros del Ejército, y ahí me enteré qué había pasado. Mira tú, me dije, no sabía que la cosa era tan grave, y yo pensaba que había hecho algo malo. Y así muchas cosas pasaban desde todo punto de vista, y entonces no se podía hablar, y ellos se reunían y hablaban en secreto y yo loca por saber lo que estaba pasando… Con el tiempo entendí que era mejor no saber lo que no te correspondía y no preguntar lo que no me correspondía.

ER: Usted que lo vivió desde adentro, en esos momentos duros, ¿se sentía temor, una atmósfera de dudas, de miedo por algún momento?

MC: A ver, sí. Tanto desde que empezó la situación que nos llevó al período especial con la caída del campo socialista, que se vivió con mucho sufrimiento por todos los cubanos, y esa incertidumbre que se estaba ya esperando y que ya cuando nos sorprendió a todos –como Fidel decía, se apagó el sol en un segundo cuando cayó la Unión Soviética. Eso fue un momento muy duro y todo lo que vino después fue mucho más duro, con el sufrimiento de lo que se iba perdiendo, todos los logros sociales que se iban perdiendo. Eso se vivió con mucho sufrimiento a nivel familiar.

La Guerra de Angola y nuestros muertos en Angola se vivió con mucho sufrimiento también; Elián, cuando secuestraron a Elián González; recuerdo también cuando secuestraban pescadores, que mi papá se veía muy dolido, muy angustiado, cada vez que había un acto terrorista; el crimen de Barbados se sufrió mucho en la [mi] familia y en toda la familia cubana, todavía sufrimos el recuerdo del crimen de Barbados, [sobre el] que no se ha hecho justicia todavía.

Los pocos logros que se iban alcanzando se vivían con mucha felicidad, con mucha historia. Pero sí, me acuerdo de 1994, cuando hubo uno de los tantos intentos de manipular a nivel de política internacional los medios norteamericanos para intervenir en Cuba, cuando aquella crisis de los balseros. Me acuerdo que yo fui a Santiago de Cuba con mi papá, que fue a controlar la situación en la Base Naval de Guantánamo, lo que pudiera pasar, y vi que había real posibilidad de [una] invasión norteamericana. Viví con mucha angustia, [pero] Fidel lo manejó a nivel diplomático de manera genial.

Diría que Fidel siempre como que hacía excelentes jugadas de ajedrez, diría yo –todos estábamos al tanto de la jugada que iba a hacer Fidel-, y al final siempre hacía jugadas espectaculares que salvaban la soberanía del país.

Otro acontecimiento muy triste que se está viviendo con mucho sufrimiento por mi familia, por toda la inmensa mayoría de la familia cubana, es la situación de nuestros cinco héroes, prisioneros ilegalmente, arbitrariamente, en los Estados Unidos por proteger al pueblo cubano de los atentados terroristas que se organizan desde los Estados Unidos con financiamiento el gobierno norteamericano. Esto lo estamos viviendo con mucha impotencia, con mucha rabia, y tengo que decir la palabra rabia porque ante la arbitrariedad, ante la injusticia, el ser humano se siente mal. Se violan sus derechos en todos los sentidos en este proceso y nosotros lo interpretamos –al menos yo lo interpreto- como una vendetta del sistema mafioso de poder norteamericano, como un comodín, como el joker: la jugada que ellos tienen para tratar de manipular las respuestas de Cuba en la política y en la relación con los Estados Unidos.

Pero no han podido hasta ahora doblegarnos, no han podido lograr que violemos nuestros principios más importantes y realmente no sé cuál será su próxima jugada. Porque realmente son tan burdos que ni siquiera quieren cambiar a nuestros prisioneros por el prisionero norteamericano que está aquí [Alan Gross], que ya fue condenado en un juicio legal y con todos los recursos de respeto a los derechos del prisionero. Entonces, esto lo estamos viviendo con mucha indignación y no vamos a parar de luchar porque se haga justicia.

Me gustaba el Che

ER: Junto con la familia, usted ha tenido la oportunidad de ver a grandes figuras del siglo XX, entre otros el Che Guevara visitaba su casa. ¿Cómo lo veían los ojos de una niña? ¿Qué recuerdos tiene del Che?

Raúl Castro junto a Ernesto Che Guevara

MC: A mí me causaban mucha simpatía todos los amigos de mi papá. Todos me parecían preciosos, atractivos, desde muy chiquitica yo era muy comunicativa y quería estar cerca [de ellos] para escucharlos hablar. Y yo tengo un recuerdo muy clarito del Che. Una vez estaban haciendo un asado y estaban todos reunidos alrededor del asado, conversando, todavía vestidos de verde olivo, y el recuerdo que yo tengo del Che es que me gustaba mucho, y yo quería siempre llegar a él cuidadosamente para que no me regañ ara mi papá por estar molestando mientras ellos estaban allí conversando. Y yo llegaba feliz, iluminada adonde estaba el Che, porque recuerdo que era muy tierno. Un hombre muy tierno que sabía tratar los niños. Y para los niños eso es importante, las personas que te saben tratar. Y tengo así un recuerdo muy especial, fascinada de cómo era él, de quién era él, y todo lo demás se fue alimentando con las imágenes posteriores, por supuesto.

Pero cuando yo le contaba esa escena a mi mamá, ella se sorprendía y me decía, “¿Cómo puedes acordarte, si tu tenías dos años?”. Pero era así mismo, yo le describía toda la situación, que mi papá me regañó, y entonces… “Sí así mismo fue, ¿cómo es que te puedes acordar?”, me decía. Bueno, las cosas especiales no se olvidan. El Che era un ser impactante.

ER: De otros que haya conocido que le han impresionado, ¿a quiénes podría mencionar?

MC: A Giap. El General Giap, vietnamita. Es un hombre inteligentísimo, un ser humano fascinante., y sentía una gran admiración por él. General vietnamita que era ministro de Defensa, que ganó la guerra de [contra] Japón, Francia y la derrota de los norteamericanos en Vietnam. Y era de una humildad, que era lo que más me gustaba [de él], la humildad, ese espíritu oriental humilde… Precioso. A ese hombre, a ese señor, yo le tenía mucha admiración, ya murió. Pero muchas más gentes que ahora no recuerdo… Bueno, [Gabriel] García Márquez, un gran amigo de la familia, el escritor García Márquez. Recuerdo a Angela Davis, que yo sentía mucha admiración por ella; mi mamá la atendía por la organización de mujeres; todas esas mujeres vietnamitas… Y Valentina Teleshkova, que me caía muy bien, era muy simpática. Era una amiga de familia, no sólo una figura histórica. Mucha gente muy especiales.

Fidel y Raúl, tiernos y románticos

ER: ¿Y cómo nota con el tiempo, tanto su padre como su tío, han ido cambiando?

MC: Mira, de niña a mayor yo veo un trecho muy grande en cómo era mi papá cuando yo era niña, cómo era Fidel y lo que han ido cambiando -en Fidel me doy cuenta por sus discursos, cómo han ido cambiando en muchos temas, y en mi papá en su actitud personal hacia muchas cosas. Fueron cambiando  incluso en su manera de dirigir, en temáticas, por ejemplo en los temas del machismo cómo fue evolucionando, en la mirada hacia la persona homosexual cómo fue evolucionando, aunque mi mamá influyó mucho en él en los cambios que fue aceptando en su vida. Pero en general sí, por supuesto en mayor madurez y en mayor claridad.

ER: ¿Diría usted que en algún aspecto han perdido ese romanticismo, esa fuerza que tenían, que se han desilusionado?

MC: No. Por supuesto han vivido cosas duras, han vivido muchas desilusiones, pero también han vivido muchas gratificaciones en cuanto a lo que es estar cada vez más convencidos del proyecto social. O sea, aun cuando tienen un sentido práctico de la realidad para buscar soluciones que deben llevar un pensamiento frío, nunca han perdido esa ternura, el romanticismo no se perdió. Y eso me gusta: yo creo que el romanticismo no se puede perder nunca.

ER: Han habido distintos rumores sobre el estado de salud de Fidel. Hace unos meses en nuestro programa estuvo Hugo Chávez, nos contó que [Fidel] se la pasa estudiando y enseñando. ¿Usted qué nos puede decir?

MC: Bueno yo personalmente no lo he visto, porque las visitas que se le hacen son muy reducidas. Pero sé por mi papá y sé por lo que escribe, que leo como todos los cubanos, podemos percibir que Fidel tiene una capacidad de recuperación impresionante. Y todo eso no está en su genética, que se ve tiene una fuerte genética familiar, [sino que] yo creo que todo eso está en su cabeza. Fidel toda la vida ha tenido la capacidad de sorprendernos. Nadie sabe cuál va a ser la respuesta, nadie sabe cuál va a ser su salida, pero una de las cosas que más nos fascina de Fidel es esa capacidad de sorprender que tiene.

ER: ¿Qué conceptos implementados ya en la revolución, usted se plantea como representante de otra generación?

MC: Yo siento que el estudio de la historia de Cuba, el recurso de la filosof’ía marxista, para mi ha sido una herramienta para interpretar la realidad junto con otras herramientas teóricas y metodológicas, de otras ciencias, no solamente filosóficas, que te aportan recursos para interpretar y para ver el camino que debes seguir para seguir transformando la realidad. Y ese espíritu transformador de la realidad que planteaba Marx es una de las cosas que más me gusta en mi vida. Esa vocación de transformar buscando cada vez más justicia entre los seres humanos me encanta y yo creo que ahí está también marcado el camino de mi vida, personal y profesional, y es lo que estoy tratado de hacer.

Es decir, yo sí creo en las posibilidades del socialismo, creo que el socialismo tuvo inicios fascinantes con la experiencia leninista, después tuvo experiencias que no fueron tan buenas, unas sí, otras no, pero nos dieron enseñanzas. La historia de Cuba siempre nos dio otras pistas y eso fue lo que permitió que el pueblo cubano en su proceso de transformación se esté ahora proponiendo qué socialismo quiere, de qué manera quiere experimentar el socialismo como es escenario de justicia, de solidaridad, de equidad.

Socialismo sin dogmas ni prejuicios

ER: No es que se esté negando lo afirmado en el pasado, sino seguir adelante…

MC: No, yo creo que lo que se ha hecho es la revisión crítica y con la experiencia vivida del pasado, y tomar del pasado todo lo valioso que sirva para seguir avanzando. Hay algunos profesores cubanos que plantean que no fueron errores lo que consideramos que debemos desechar. Creo que se dieron experiencias que nos dieron la pista de lo que funciona y no funciona, y cómo debemos hacer esas mismas cosas.

ER: ¿Hasta qué punto las nuevas generaciones están en condiciones de asumir el legado de una generación tan fuerte como la generación de su padre y de su tío, con ese romanticismo, esa fuerza de espíritu?

MC: Yo creo que sí, en la medida que se sigan facilitando mecanismos de participación popular, donde las nuevas generaciones participen en asumir responsabilidades conscientemente, no formalmente, es decir, que se le cultive a la población con ese conocimiento histórico, con esas experiencias que nos están dando la pista de cómo proyectar el futuro. En la medida que las jóvenes generaciones participen de ese proceso de aprendizaje y cuestionamiento…

ER: ¿Están participando…?

MC: Sí, sí. En la sociedad cubana tú te das cuentas que hay una parte de todas las generaciones que participa y otra parte que no participa; una parte que es más consciente, que tiene más cultura y que por lo tanto tiene más capacidad de participar, y otra parte que es más inconsciente, que es más ignorante. Esa es la debilidad, esa parte ignorante. A veces lo que decimos es: vamos a crear el escenario para que se apropien del conocimiento histórico que les permita decir esto es mío, por qué yo tengo que entrar en este proyecto, por qué yo tengo que tratar de cambiar las cosas, qué cosa es lo que yo quiero cambiar…

Lo importante es que la gente participe de manera consciente, que es la manera de participar libremente, y sin manipulación de ningún tipo, ni de nosotros ni de nuestros enemigos, sino ofreciendo conocimientos e información que les permita sacar conclusiones lógicas de acuerdo a la lógica histórica. Si les facilitamos eso, cada vez será mayor la cantidad de personas que puedan participar y aportar a nuestro futuro.

ER: Digamos que usted ve el futuro con optimismo…

MC: Me encanta lo que me imagino.

ER: ¿Cómo se imagina Cuba?

MC: Un socialismo democrático, dialéctico, participativo, [en el] que predomine el pensamiento dialéctico sin dogmas y sin prejuicios, y eso es lo que te da fortaleza como cultura, como nación; lo que te da fortaleza como nación soberana que está definiendo su propio proyecto. La unidad de la nación cubana en esa búsqueda creativa de sociedad es lo que me imagino como la sociedad que a mí me gustaría vivir aquí en Cuba.

ER: Muchas gracias por compartir con nosotros estos recuerdos, que son inapreciables.

MC: Muchas gracias. 

 

 

 

Uno de cada cuatro niños hondureños padece hambre crónica, aseguró aquí el representante del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Miguel Barreto.

Más de 300 mil niños, casi una cuarta parte de la población infantil en Honduras, están desnutridos y vulnerables a múltiples enfermedades, además del retraso escolar y físico, alertó Barreto, luego de una marcha contra ese flagelo, realizada la víspera en esta capital.

 

Tal problemática igual entorpece la incorporación activa a la sociedad de esos infantes, especificó el coordinador del organismo de Naciones Unidas en el país.

 

El costo del hambre en Honduras asciende a 780 millones de dólares al año, según el PMA, pérdida mayor en el futuro por la desventaja social de esos pequeños cuando lleguen a la edad adulta.

 

Según estudios del PMA, la desnutrición se acentúa en los departamentos de Choluteca, La Paz, Intibucá, Valle, Santa Bárbara y Lempira, territorios donde se perdió el 80 por ciento de las cosechas por inundaciones o sequías.

 

Para el PMA, en esas regiones el hambre es tan marcada como en las peores zonas de África y recién en La Paz las autoridades reportaron la muerte de dos niños por inanición.

 

Estudios del organismo internacional incluyen a Honduras como la segunda nación de América Latina con los peores índices de desnutrición infantil.

 

Ante el panorama, el gobierno hondureño declaró al 2011, como Año de la Seguridad Alimentaria y Nutricional, y anunció una estrategia para garantizar el derecho a la alimentación, sustentada sobre todo en el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.

 

No obstante, tal política podría perjudicar aún más a los pequeños productores agrícolas, alerta Fausto Lara, vicepresidente del Programa Nacional de Granos Básicos, quien considera que las entradas al país de alimentos sin impuestos aduaneros traerán más pobreza y hambre.
 


 

POR UNA VIDA DIGNA PARA TODOS.