viernes, 17 de mayo de 2013

JORGE RAFAEL VIDELA NOBEL DE LA TORTURA Y LA MUERTE - ARGENTINA BIFRONTE - SERPAJ ADOLFO PEREZ ESQUIVEL NOBEL DE LA PAZ



 ADOLFO PEREZ ESQUIVEL  NOBEL DE LA PAZ
JORGE RAFAEL VIDELA  NOBEL DE LA TORTURA Y LA MUERTE



                                                                        Imágenes integradas 1
 Buenos Aires, 17 de mayo de 2013.-

 El Servicio Paz y Justicia (SERPAJ), como Organismo de Derechos Humanos quiere manifestar ante la opinión pública que con la muerte del dictador Jorge Rafael Videla, que fuera parte del gobierno de facto, NO se cierra una etapa de nuestra historia en la búsqueda de la Memoria, Verdad y Justicia.

El dictador, falleció en el centro penitenciario de Marcos Paz, donde cumplía cadena perpetúa por crímenes de Lesa Humanidad cometidos durante la última dictadura argentina, que lideró desde 1976 hasta 1981. Un hombre que ha pasado por la vida haciendo mucho daño y ha traicionado los valores de todo un país' y que ni siquiera se arrepintió por el daños provocados a las familias argentinas.

            Reiteramos que su muerte no cierra ni debe cerrar  la búsqueda del paradero de los desaparecidos,   los niños apropiados por la dictadura militar  y la apertura de los archivos de las Fuerzas Armadas. La sociedad toda, organismos de DD HH, al igual que la Justicia y el gobierno argentino, deben continuar el sendero del Nunca Más.


Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nobel de la Paz 1980

Ana Almada, Susana Moreira y Luis Romero
Coordinación Nacional del SERPAJ

ALABAMA NEGRA SIFILIS MORAL AJEDREZ BILL CLINTON MEDICINA HIPOCRATICA BLANCA TUSKEGEE



 ALABAMA  NEGRA  SIFILIS  MORAL  BILL  CLINTON 

Esta es una de esas historias que no se puede creer que sea verdad. Y sin embargo así sucedió. Si quieren conocer más detalles, pueden entrar a: http://es.wikipedia.org/wiki/Experimento_Tuskegee

Pancho

16 MAY 2013
COLUMNISTAS
HISTORIAS DE LA VIDA Y DEL AJEDREZ

Negros bien atendidos

Ramiro Díez
Tuskegee, un pequeño poblado de Alabama en EE.UU., fue un escenario de terror contra los negros y la humanidad en general. Dicen que fue como el campo de concentración de Auschwitz.
Todo empezó con algunos anuncios de prensa: “Se necesitan voluntarios para recibir vitaminas y alimentación gratuita”. En una población negra, semiesclavizada, analfabeta, los voluntarios sobraron. Al final el gobierno eligió a 400 negros jóvenes. Los recogían en sus casas, una vez por semana, y los llevaban a un hospital. Allí desayunaban bien y recibían vitaminas, que no eran más que pastillas de azúcar. Los negros estaban felices. Pero no sabían que, a propósito, les inyectaban sífilis. Un gran número era de casados.
La idea era estudiar la evolución de la enfermedad, sin tratamiento alguno. Pasado un tiempo, los afroamericanos infectados, empezaron  a quejarse de malestares. Los médicos les decían que, por el color de la piel, tenían “mala sangre”, y que el tratamiento era gratuito: en el hospital les daban más pastillas azucaradas. Y les advirtieron no hacerse ningún tratamiento por fuera del hospital. Con la miseria a cuesta, esa recomendación no hacía falta.
Los médicos, mientras tanto, se felicitaban entre sí: era una maravilla ver la evolución de la enfermedad en esos varones negros, sin tratamiento alguno, para después evaluar mejor a los pacientes blancos con el mismo problema. Era un trabajo, decían, “en bien de la humanidad”.  Pero el experimento hubiese quedado inconcluso de no haber podido estudiar los cadáveres. Por eso, el contrato establecía que los voluntarios, en caso de muerte, autorizaban la autopsia. A cambio, recibían un funeral gratuito. Todos aceptaron.
“Te felicito. Eres un genio. Con esas cartas tramposas  has logrado engañar a esos negros. La historia te lo agradecerá”. Ese era el mensaje que un médico le enviaba a otro, que también participaba en el experimento.
Con los años, la mayoría de los negros solteros también se casó. La sífilis contagió a esposas e hijos. Pero para ellos no hubo ni desayuno caliente, ni pastillas azucaradas. Con los voluntarios de siempre era suficiente.
Esta infamia duró 40 años. Los últimos dos sobrevivientes, ya ancianos, inválidos, los presentó en público el ex presidente Bill Clinton. Ante un auditorio incrédulo y avergonzado, dijo: “No se puede cambiar el pasado, pero podemos acabar con el silencio y dejar de mirar hacia otro lado. Podemos mirarnos a los ojos y reconocer, que lo que hizo el gobierno estadounidense fue vergonzoso y que lo siento”.
Auschwitz duró cuatro años. Tuskegee, cuarenta. Y después el experimento se repitió en Guatemala, con prisioneros y con pobres.
A diferencia, en el ajedrez, ser negro no es un problema. Juegan Bellón vs. García, Cienfuegos, 1976.
16-05-13-deportes-ajedrez
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El sueño se hace a mano y sin permiso
arando el porvenir con viejos bueyes
viejos bueyes....
(Silvio Rodríguez)