domingo, 21 de mayo de 2017

JUSTICIA MULTO A LEGISLATURA PORTEÑA POR NO GARANTIZAR EJERCICIO DE TRIBUNA POPULAR nos amordazan

Excelente el exigir se cumplan las leyes.  El ciudadano debe ser respetado.

Los representantes no deben, "ni pueden" olvidar a quienes los eligieron.

Eladio González

 

Imagen  Abrazo comunero,

 

CIUDADANOS POR COMUNAS 

    Espacio Intercomunal    

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Ciudad de Buenos Aires, 19 de mayo de 2017.  

LA JUSTICIA MULTA A LA LEGISLATURA PORTEÑA

POR  NO  GARANTIZAR  EL EJERCICIO DE LA TRIBUNA POPULAR  

 La Justicia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires estableció multas a la Legislatura si no acredita la adopción de las medidas necesarias para garantizar el ejercicio inmediato de la Tribuna Popular.  

Desde la Red Interparques y el Observatorio del Derecho a la Ciudad acudimos a la Justicia porque la Legislatura de la Ciudad hace más de 15 años que impide a los ciudadanos hacer ejercicio de la Tribuna Popular.  

El Juez Franciso Javier Ferrer, a cargo del Juzgado en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad N° 23, en fecha 12 de mayo de 2017, en los autos caratulados "GARCIA MAURICIO HERNAN CONTRA LEGISLATURA DE LA CIUDAD DE BS AS SOBRE AMPARO", Expte. N° A3638-2014/0, dispuso:

 

"Intimar a la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para que en el plazo de tres (3) días cumpla en adoptar las medidas necesarias para garantizar el ejercicio inmediato de la Tribuna Popular regulada en los arts. 76 y 77 de su Reglamento Interno. Si en dicho plazo no se acredita el cumplimiento, se procederá a aplicarle sanciones conminatorias.

 

Por lo tanto, luego de tres días y en forma automática, comenzará a recaer sobre la Legislatura una MULTA diaria y progresiva por el monto de mil pesos ($ 1000) la primer semana; tres mil pesos ($ 3000) a partir de la segunda semana; cinco mil pesos ($ 5000) a partir de la tercer semana; siete mil pesos ($ 7000) a partir de la cuarta semana y así sucesivamente." 

                                                                                                                                 La Tribuna Popular es un derecho que permite a cualquier persona efectuar planteos al Cuerpo Legislativo en forma previa al desarrollo de las sesiones de la Legislatura sobre temas de especial interés para la Ciudad. Es decir, las personas que soliciten hacer uso de la Tribuna Popular podrían expresar sus posiciones, ideas, problemas o propuestas a la totalidad de los legisladores de la Ciudad reunidos para iniciar una sesión legislativa.

                                                                                                                          Este derecho se encuentra reconocido en los arts. 76 y 77[1] del Reglamento interno de la Legislatura de la Ciudad y son operativos del art. 1 de la Constitución de la Ciudad que establece la Ciudad "organiza sus instituciones autónomas como democracia participativa". La Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires negó el ejercicio de este derecho con el argumento de que no se encontraba reglamentado y durante quince (15) años se presentaron distintos proyectos de reglamentación que no fueron tratados ni aprobados en el recinto.  

En su oportunidad, La Sala III de la Cámara en los Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad, con el excelente voto mayoritario de los Dres. Hugo Zuleta y Gabriela Seijas, entre los considerandos de la sentencia que resolvió la cuestión de fondo expresó:


"En síntesis, el reglamento interno de la legislatura es norme vigente, y prevé el derecho a participar del debate en sesión plenaria mediante el instituto de la Tribunal Popular. La negativa a implementar esta posibilidad fundada en la omisión de la reglamentación viola los límites razonables para demorar la puesta en vigencia efectiva de las normas. El incumplimiento de la obligación de la legislatura  de implementar lo necesario para poner en ejecución su propio reglamento interno en un lapso excesivamente prolongado configura una conducta ilegal y carente de justificación".
 

 Contacto:

Observatorio del Derecho a la Ciudad:

Jonatan Emanuel Baldiviezo: (011) 15 3266-7008

 

Red Interparques:

Mauricio García: (011) 15 5517-2333

http://observatoriociudad.org/

observatorioderechoalaciudad@gmail.com 

@obs_der_ciudad
www.facebook.com/ObservatorioDerechoalaCiudad



[1] En el art. 76 del Reglamento Interno de la Legislatura, titulado "Tribuna Popular" se dispone que "(l)a Tribuna Popular permite efectuar planteos en sesión plenaria, sobre temas de especial interés para la Ciudad, por parte de organizaciones no gubernamentales y personas que resulten autorizadas de acuerdo con la Resolución que reglamente su ejercicio. (modificado por Resolución Nº 1-Junta de Interpretación y Reglamento-98).

El art. 77 establece que "(l)as manifestaciones son de 10 a 15 minutos, con intervención, posteriormente, de cada uno de los Bloques, de 5 (cinco) minutos. (modificado por Resolución Nº 1-Junta de Interpretación y Reglamento-98) 


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Filósofo era León y no el gusano Alejandro Rozitchner El Sofista y los Artistas

De: Juan José Oppizzi [mailto:luceroppizzi@yahoo.com.ar]
Enviado el: domingo, 21 de mayo de 2017 09:58 a.m.

EL SOFISTA Y LOS ARTISTAS

 

Por Juan José Oppizzi

 

Alejandro Rozitchner, a quien erróneamente suele calificarse de filósofo, nos ha regalado otra andanada de tonterías. Periódicamente, este asesor cultural del gobierno de Macri se despacha con declaraciones provocativas que lo lanzan a las tapas de los medios periodísticos. Ahora ocurrió eso. Ante una pregunta sobre si Luis Alberto Spinetta tocaría para el actual Presidente de la República Argentina, Rozitchner respondió categóricamente que no lo creía, ya que, según él, "el nivel de prejuicio del mundo artístico, el nivel de ignorancia y de resentimiento es enorme". Semejante disparate fue seguido por un intento de respaldo argumental: "Yo lo adoré, fue tal vez mi amigo más cercano en la vida…" "…y disfruté mucho de su amistad, y él también me valoraba a mí, para mi sorpresa" (y para la de muchísimos otros, porque dudamos de que fuera cierto). Aunque al final volvió sobre lo mismo: "Pero como todo artista popular y todo artista demagógico tenía una relación con lo masivo un poco extraña. No sé si por conveniencia o por seducción". Con amigos como Rozitchner, Spinetta no necesitaba de enemigos. Sin embargo, lo que dijo revela su propia mediocridad y, al mismo tiempo,  hace pensar que el título más apropiado para su labor sería el de sofista. En la antigua Grecia, especialmente luego de los esclarecimientos de Sócrates, Platón y Aristóteles, los sofistas eran considerados los manejadores de las argucias verbales, que argumentaban a favor o en contra de algo, a cambio de un pago. Es decir que no tenían absolutamente ninguna relación con la verdad; eran los mercenarios de la filosofía. Que Rozitchner califique a Spinetta y, a través de él, a todos los artistas como prejuiciosos, ignorantes y resentidos por la eventualidad de no actuar para Macri, reduce su criterio a un ridículo volumen sofístico. Si no supiéramos que recibe un sueldo como asesor de la Presidencia, igualmente podríamos deducir quién es el que le paga. El resto de sus declaraciones lo confirma de un modo aún más burdo. Al planteársele la hipótesis de tener a Spinetta a su lado, Rozitchner continuó amontonando disparates: "Le contaría las cosas sensacionales que está haciendo este Gobierno, y cómo este es un gobierno revolucionario que trabaja en contra del sistema y está haciendo una Argentina nueva, y él algunas cosas las escucharía con incredulidad y de a poco lo iría convenciendo, aunque sea un poquito". Semejante desprecio por la capacidad de Luis Alberto Spinetta va más allá de lo tolerable. Aunque se trate de una hipótesis, plantea su aceptación de una serie de mentiras arropadas con términos progresistas. ¿Podríamos suponer que la poderosa inteligencia y la exquisita sensibilidad de aquel gran poeta y músico del rock se convencerían, aunque sea un poquito, de que este gobierno de empresarios, de selectos representantes del riñón de la alta burguesía, del corazón del sistema, está haciendo un trabajo revolucionario en contra del sistema? ¿Qué diría aquel flaco de obesa profundidad humana si escuchara al lamentable magnate-presidente balbucear, con un nivel de mala escuela primaria, un libretito del propio Rozitchner, intentando decirnos que la zozobra en la que vivimos es un paraíso alegre?

Dejo aparte de estas líneas un misterio sin solución: ¿cómo de alguien tan respetable como don León Rozitchner, el padre, pudo salir este pequeño decidor profesional de sofismas agresivos, este provocador a sueldo, este superficial negador del pensamiento crítico?

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