viernes, 26 de marzo de 2010

Marianela García Villa vive con el mártir Monseñor Oscar Arnulfo Romero Stella Calloni

Stella Calloni escritora, historiadora y periodista argentina.

EL  ENCUENTRO  CON  MONSEÑOR  OSCAR  ARNULFO  ROMERO

                                                                                          por    Stella  Calloni

Anochecía sobre una ciudad donde se podía percibir la muerte, olerla, como si fuera una sombra pesada siempre detrás. Entre los objetivos de mi viaje estaba un encuentro con el Arzobispo de San Salvador, Monseñor Oscar Arnulfo Romero.

Había tenido que esperar algunos días, mientras realizaba entrevistas con el gobierno del general Carlos Humberto Romero, que mantenía al país bajo el terror, por una parte y por la otra entrevistaba a la población, los campesinos, los dirigentes de Derechos Humanos y clandestinamente a algunos dirigentes guerrilleros. El general Romero, quien subió fraudulentamente al poder en 1977 dando continuidad a las dictaduras militares, sería derrocado por otro golpe militar de distinto signo en octubre de ese año.

En todos esos días me ayudaba Marianela García Villa, una maravillosa mujer joven defensora de pobres y presidenta de la Comisión de Derechos Humanos.

Cada día, a veces con un intervalo de sólo dos horas, sonaba su teléfono y las voces de los asesinos de las sombras transmitían el mensaje de la muerte. Un día de aquellos, al regresar de una zona campesina, como había un extenso operativo militar y era peligroso regresar al hotel, me quedé en su casa. Ella no se acostó, se sentó en un sillón hamaca, para estar junto al teléfono y esperar los llamados desesperados de algunas de las víctimas que debía socorrer, lo que se mezclaban con las amenazas.

A partir de aquellos días mantuvimos una amistad cálida y alguna vez se hospedó en mi casa en Managua. Casi siempre su tarea era terrible: abrir tumbas colectivas, donde se encontraban los cadáveres de niños, mujeres, hombres, ancianos. Los escuadrones de la muerte actuaban a diario en las poblaciones campesinas indefensas. Ella fue asesinada en una de esas heroicas misiones en marzo de 1983.

Estando en su casa una tarde de agosto me avisaron mediante esa increíble y conmovedora acción que rescata la antigua tradición oral- la presencia del chasque- para eludir la cacería de los servicios de inteligencia, que Monseñor Romero me esperaba en el hospital del Arzobispado.

Me indicaron que debía tomar muchas precauciones para llegar. Nunca hacerlo viajando desde la casa de Marianela o desde el hotel donde me hospedaba. No ir directamente al Arzobispado porque me seguirían seguramente. Viajar hacia un rumbo cualquiera, cambiar de taxis, entrar a un lugar salir por otra puerta. Así es que fui cumpliendo con cada uno de los consejos y finalmente viajé hasta un lugar cercano al arzobispado.

El último tramo del viaje había sido muy extraño. El chofer era un hombre muy grande y fuerte, como un luchador. Como yo hablaba con dejo mexicano me identificó como mexicana y de inmediato cambió su tono de hablar y de preguntar. Entablamos una conversación sobre la lucha libre. Como era un espectáculo tan especial en México, siempre me había interesado por su enorme irradiación popular, así que, al menos podía ufanarme de conocer a varias figuras de ese deporte tan divertidamente teatral. En un momento dado me dijo que el había sido luchador en México y que su nombre era Aguila,

Había algo en él que me causaba terror y especialmente en esa noche donde se desató una tormenta eléctrica y un aguacero que parecía una cortina de agua. Debo decir que tuve miedo ¿por qué no?. Pero en todo momento traté de que esto no se notara. Así es que cuando abandoné el taxi eligiendo al azar un restaurante que ocupaba una esquina, sentí un enorme alivio. Mi instinto no se había equivocado. Hablando luego con unos compañeros periodistas de El Salvador, me contaron que le llamaban el “quebrantahuesos” porque era lo que hacía ayudando a los torturadores.

En el restaurante mientras bebía un café iba tratando de ver si había una puerta que diera a otra calle por temor de que “Aguila” estuviera por allí donde me había dejado. Lo logré. Salí y la lluvia ayudaba porque no se veía a unos cortos metros. Así conseguí otro taxi y bajé poco antes del Hospital del Arzobispado donde me recibieron con gran calidez y toallas para secarme. Debía esperar porque Monseñor Romero estaba en una misión. Pregunté a una monja por un extraño rumor que venía desde otros cuartos. Eran refugiados para quienes llegar hasta el Arzobispado era haber salvado su vida.

Yo estaba en una habitación débilmente iluminada después de un corte de luz que había oscurecido parte de la ciudad, cuando desde el fondo en penumbras del pasillo vi avanzar la extraña figura de un hombre alto, que traía un bulto en sus brazos. Eran dos niños muy pequeños. Una monja se apresuró a recibirlos. El era Monseñor Romero que había rescatado esos y otros niños de una de las tantas masacres producidas por el ejército salvadoreño en una aldea cercana.

Monseñor tenía la túnica levantada y con ella cubría a los niños. Sus pantalones estaban enrollados para poder caminar entre el agua como lo hizo en las calles inundadas rodeado por ese pequeño grupo de sobrevivientes. Fue una imagen tan desoladora como fuerte. Se envolvió en una manta y así empapado aún, tomando un té caliente se dispuso a hablar con voz suave y tranquila, que al recordar algunos hechos tenía ciertos dejos de desesperación o impotencia.

Se veía dolido, pero a la vez con la fuerza de una decisión para enfrentar las situaciones terribles que estaba viviendo que sólo podía darle una gran fe, en lo que él creía profundamente. Nunca había visto a alguien que tomara con tanta energía su papel de pastor de almas. Y en este caso eso lo llevaba a estar enfrentando permanentemente la misma escena, de aldeas enteras masacradas, de ver asesinados en condiciones atroces, de asistir a las familias desesperadas y a un pueblo cautivo ante un ejército y sus escuadrones de la muerte, que habían sembrado el terror en todo el país.

Confesó que cuando fue enviado a El Salvador, jamás había imaginado que iba a vivir lo que estaba viviendo y que esa realidad había dado un vuelco a su vida como religioso. Lo había sensibilizado extremadamente. Dijo que sólo lo sostenía su enorme fe en Dios y su amor por el pueblo, lo que era tan real que hasta uno podía sentirlo en la piel.

Admitió, sin victimizarse, serenamente, que estaba amenazado de muerte por varios de los Escuadrones y especialmente por la paramilitar Unión Guerrera Blanca y que no tenía miedo sino impotencia ante la imposibilidad de detener aquella matanza.

“Jamás imaginé que iba a ver esta violencia, que iba a caminar entre poblados enteros víctimas de las masacres y las matanzas. Siempre debo recurrir al Señor, porque a veces el dolor y la impotencia son muy fuertes. Como clamar en el desierto”.  Largo tiempo platiqué con él.

Recuerdo que mi primera pregunta ya como periodista fue si existía un conflicto entre la Iglesia y el gobierno, como decían algunos medios.

-Yo digo decididamente que no. Hay un conflicto entre el gobierno y el pueblo y yo como pastor de Dios debo estar con el pueblo.

En El Salvador no existe un conflicto entre el pueblo y el gobierno como quieren hacer creer muchos funcionarios. Existe un conflicto entre el gobierno y el pueblo, un pueblo que está sufriendo muchos horrores y la iglesia y sus pastores tienen que estar con el pueblo”.

Esas fueron las palabras de Moseñor Oscar Arnulfo Romero cuando en Roma se entrevistó con el entonces nuevo Papa Juan Pablo II, quien ni siquiera se detuvo a mirar los informes, las fotografías y las copias de las cartas enviadas por el Arzobispo en un desesperado pedido de auxilio cristiano para detener la matanza del pueblo salvadoreño.

En aquella noche de agosto de 1979 se podía percibir la tristeza que le había causado la indiferencia del nuevo Papa, después de haber hecho enormes esfuerzos para llegar a Roma, porque “creía que algunas manos negras impedían que cartas e informes llegaran a destino”:

Me habló de las penurias de su país. “De todo esto quería hablar con el Santo Padre” decía señalando luego a los refugiados en el Hospital, a los dolientes que había sobrevivido a algunas de las centenares de matanzas. Siete veces lo amenazaron telefónicamente durante la entrevista.

Allí mismo me mostró fotografías de las masacres en las aldeas, cuerpos despedazados, señales de inenarrables torturas. “Un pastor de la Iglesia debe hablar por estas voces silenciadas, un pastor de la Iglesia debe exigir justicia en nombre de Dios”.

Estaba sufriendo el enorme dolor de que varios sacerdotes jóvenes habían sido asesinados por el ejército y los escuadrones de la muerte, los mismos que todos los días a todas horas amenazaban con matarlo. No quería hablar con el Papa de las amenazas contra él, sino de “los crímenes cometidos contra un pueblo indefenso”

Quería hablar de los “padrecitos” de los pastores de Cristo, los sacerdotes asesinados como Rutilio Grande  (1977), Ernesto Barrera (1978), Octavio Ortiz Luna Rafael Palacios y por esos días Alirio Napoleón Macías (1979).

Su dolor era visible “ellos fueron asesinados porque estaban haciendo lo que debían, estaban cumpliendo su misión con los pobres y desamparados”.

Eso mismo quiso explicarle a Juan Pablo II a través de innumerables cartas dirigidas al Vaticano. “Nadie escucha nuestras voces” decía cuando ya estaba convencido de que Juan Pablo II no haría nada para detener la matanza en su país.

Había ido a Roma y ante la imposibilidad de ver al Papa a través de los canales normales del Vaticano, pero con excusas “increíbles y evidentes” se le iban cerrando las puertas. Ya casi a punto de tener que regresar a su país recurrió a una acción desesperada y era humildemente mezclarse con los fieles. Iba a pedir al Papa una palabra de justicia para el pueblo salvadoreño, como relató aquella noche y sólo encontró reprimendas e indiferencia.

Esa indiferencia que alentó a sus asesinos el 24 de marzo de 1980. En un domingo en que el Papa bajó al gran salón para la audiencia general, logró estar en primera fila y cuando el Papa lo saludó le retuvo la mano para implorarle una audiencia. Todavía tenía esperanzas y llevaba consigo las pruebas del horror. Pero su primera sorpresa fue un regaño de Juan Pablo II por lo “voluminoso” que era el material que traía.

María López Vigil quien escribió un libro sobre Monseñor Romero dice que el papa le dijo al Arzobispo “¡ Ya les he dicho que no vengan cargados con tantos papeles! Aquí no tenemos tiempo para estar leyendo tanta cosa”.

Ni siquiera quiso mirar las fotografías de los sacerdotes asesinados, con señales de torturas algunos de ellos. Recuerda María que Monseñor Romero insistió sobre el padre Octavio Ortiz , en ese entonces la víctima más reciente entre los religiosos asesinados en El Salvador". Yo lo conocía muy bien a Octavio, Santo Padre, y era un sacerdote cabal. Yo lo ordené y sabía de todos los trabajos en que andaba. El día aquel estaba dando un curso de evangelio a los muchachos del barrio… nos lo mataron diciendo que era un guerrillero.”

“El Papa mira fijamente la foto y no pregunta más. Mira después los empañados ojos del arzobispo Romero y mueve la mano hacia atrás, como queriéndole quitar dramatismo -¿Y acaso no lo era? -contesta frío el Pontífice".


Monseñor Romero quería mostrar otras fotos. Nada quiso ver el Santo Padre. El sólo le quería decir “que estaban matando a los hijos de Cristo, que estaban matando a Cristo en esos sacerdotes y en esos miles de niños hombres y mujeres. Cristo estaba muriendo y el se ponía molesto. Era evidente”. Y sólo para recordarle que su papel como arzobispo era mantener muy buenas relaciones con el gobierno es para lo que habló el Papa.

Desde allí volvió a El Salvador en uno de los períodos de mayores matanzas en ese país y su imagen aquel día de su asesinato abriendo los brazos parecía implorar que alguna luz iluminara al Papa. Todavía esperaba.

Fuente: Cubadebate

 

TANTO MAULANDA grito poético puntano Oscar Sosa Ríos

camilososa@msn.com  En nombre de Camilo Emiliano Sosa Ríos
26 de Marzo de 2010

TANTO MARULANDA
 
                          A Pedro Antonio Marín
                          "Tiro Fijo"

Has muerto de Marzo Manuel
viviendo con los pies en la selva.
Se cansó tu corazón y desertó de tu pecho
y culpa de él
caíste baleado de sueños colombianos
de fusíl y de banderas, Marulanda.

Tus hermanos te lloraron, Pedro Antonio
y cavaron una fosa por el cielo
para tu piel cansada de tanto caminar pantanos
de tanta llama de combate por el tiempo, Marín.

Gaitán te espera con el abrazo del pueblo
y el pueblo te canta con la voz de Gardel
-que tanto te gustaba-
cuando el mundo todavía no sale del asombro
y no puede entender tanta vida guerrillera.
Tantísimas alboradas para tus duras piernas.
Tantos ojos vigilantes llenos de horizontes.
Tanto silencio para meditar caminos.
Tantos pensamientos libres para manos campesinas.

No pude entender el mundo Tiro Fijo
la tozudes de tu grito
tu severa perseverancia
tu volcánica ideología
tu querer el pan y los frijoles
en las mesas de los muchos.

Y algunos que si
y muchos que no.
Y muchos que si te amaron mucho
y algunos que te odiaron mucho Marulanda Velez.
En cambio mi poema sale a cantar tu último suspiro.

Descansa en paz antiguo combatiente
que ningún poeta del mundo
le cantará a George W. Uribe.

Oscar Sosa Ríos
www.oscarsosarios.com.ar

Chau CHE

Camilo Emiliano Sosa Ríos 

Casa de Amistad Argentino-Cubana de Villa Mercedes (San Luis)
www.amigosdecuba.com.arcamilososa@msn.com - www.oscarsosarios.com.ar

 

Casa de Amistad Argentino - Cubana

 



Segundo cordobazo en Solidaridad con Cuba marcha en repudio golpe militar 1976 CESARC

En nombre de CeSARC-HISTORICO
26 de Marzo de 2010

Centro de Solidaridad y Amistad con la Revolución Cubana-HISTORICO

Miembro del Movimiento Argentino de Solidaridad con Cuba
Córdoba - Argentina E-mail: cesarc_historico@onenet.com.ar
http://cesarc-historico.blogspot.com 

La Solidaridad con Cuba marchó por las calles de Córdoba en repudio al golpe militar de 1976

Junto a más de veinte mil personas, nos acompañamos con dos carteles que decían: "En Cuba se respetan todos los derechos humanos" y "Libertad a los 5 cubanos 11 años presos políticos en EE.UU.", con banderas argentina y cubana, y con el rostro del Che, ratificando qu e Cuba no claudica ni acepta ningún tipo de chantaje impuesto por el imperialismo.

Al finalizar la marcha, hubo dos actos con la lectura de dos documentos, en los cuales se incorporaron las consignas de nuestro volante.

A lo largo de la marcha, repartimos nuestros 2000 volantes con muy buena recepción, con el siguiente texto:

 

A 34 años del golpe militar en nuestro país, manifestamos nuestro repudio a sus autores directos, intelectuales y cómplices

América Latina y el Caribe están pariendo nuevos procesos populares de cambio.

La presencia de Cuba adquiere un protagonismo fundamental. 

Hace más de 50 años que el gobierno revolucionario de Cuba, encabezado por Fidel, derrotó militarmente a la dictadura de Batista, representante de los intereses imperialistas norteamericanos, las trasnacionales, la burguesía autóctona y sus cómplices. Desde entonces, a pesar del bloq ueo impuesto, Cuba sigue dando el ejemplo a los pueblos de que es posible resistir y construir nuevas sociedades solidarias, fraternas y justas. Cuba se ha caracterizado por su profundo humanismo y solidaridad con los pueblos del mundo:

  • 30.000 médicos cubanos permanecen en países carenciados salvando vidas y 3.847.885 personas de 28 países han sido alfabetizadas en 14 idiomas.
  • Ya han prestado apoyo en el terremoto de Pakistán, el Tsunami de Indonesia, las inundaciones en Bolivia del 2007 y en el terremoto de China en 2008. Luego de producidos los terremotos en Haití y Chile este año, el gobierno cubano envió implementos y contingentes de salud, que en el caso de Haití se sumaron a los 400 médicos cubanos que ya prestaban servicios allí, y a los más de 500 haitianos egresados de la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas (ELAM) de La Habana.
  • Desde 1963 al 2004, 223.280 cubanos cooperantes prestaron servicios en 110 países. En el mismo tiempo, 45.352 jóvenes de 129 países estudiaron becados gratuitamente. En la ELAM hoy siguen estudiando de manera gratuita jóvenes provenientes de 24 países, 19 de ellos latinoamericanos, 4 africanos y de EE.UU.
  • El 95,4% de la población cubana disfruta de agua potable. Mientras, según UNICEF, 4.200 niños de hasta 5 años mueren por día en el mundo por falta de agua.
  • La mortalidad infantil en Cuba en el 2009 era del 4,8 cada mil nacidos vivos, mientras que en Argentina era de 12,5. Es decir que de cada 1000 niños que nacen, en nuestro país mueren 8 más que en Cuba Socialista. ¿Quién se hace responsable de esos crímenes?

Si se destinara ¼ parte del dinero que se derrocha en un año en publicidad comercial capitalista, se podría contar con 250 mil millones de dólares para combatir, entre otras necesidades, el hambre, la deshidratación y las enfermedades de nuestros hermanos de todo el mundo.

Mientras la Revolución cubana da vida, solidaridad y esperanza, el imperialismo yanqui y sus cómplices ofrecen la muerte. Sus instrumentos han sido los golpes de estado, las torturas, las desapariciones forzadas, los "vuelos de la muerte" y los "operativos Cóndor". La tergiversación histórica y la mentira han sido los recursos para descalificar la lucha legítima de los pueblos.

Últimamente han manejado la hipócrita acusación contra Cuba de violar los derechos humanos por el suicidio voluntario de un preso común que cumplía condena y se había declarado en una prolongada huelga de hambre. Falseando los hechos, han movilizado masivamente a la prensa amarilla internacional. Pero silenciaron cuidadosamente la información del gobierno de Francia que expresa que, desde el 1º de enero al 24 de febrero de este año hubo 22 suicidios en las cárceles de Francia y 122 en el año 2009. Además, según cifras oficiales de EE.UU., en sus cárceles murieron en 2009, más de 7.000 internos.

Habría que preguntarles a estos fabuladores ¿dónde están las docenas de desaparecidos además del centenar de asesinados en el reciente golpe de estado en Honduras? ¿Y los torturados y muertos en la base de Guantánamo y Abou Graib? ¿Y los millones de muertos inocentes asesinados en Irak y Afganistán? ¿Y los 150.000 hermanos latinoamericanos que permanecen desaparecidos y reconocidos como tales por FEDEFAM (Federación de Familiares de Desaparecidos por Razones Políticas de América Latina)? ¿Dónde están? ¿Quiénes son los responsables? Hipócritamente, poco les interesa a Washington y a la Unión Europea. Ellos siguen dando lecciones de democracia y de derechos humanos en medio del robo, del derroche y la ostentación mientras cientos de miles de niños mueren en el mundo por falta de comida, agua y enfermedades curables. Sin escrúpulos y con cinismo siguen atacando a Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y demás pueblos que han comenzado a construir una nueva Indolatinoamérica.

POR TODAS ESTAS RAZONES, EXIGIMOS:

  • Que se levante YA el bloqueo a Cuba.
  • Inmediata libertad de los Cinco Patriotas Cubanos: Gerardo, René, Fernando, Antonio y Ramón que hace casi 12 años permanecen injustamente presos en cárceles norteamericanas como rehenes políticos del imperialismo, condenados a varias cadenas perpetuas por el sólo hecho de pasar información a Cuba desde EE.UU. para evitar nuevos atentados terroristas contra la Isla, como el abortado atentado en Panamá contra Fidel y las bombas puestas en hoteles turísticos de La Habana.
  • Que les sean concedidas YA las visas a Adriana Pérez y Olga Salanueva, esposas de dos de los cubanos encarcelados, quienes están sometidas al castigo adicional de no poder visitarlos, violando elementales derechos humanos.
  • Basta de la campaña mediática contra la Revolución Cubana, orquestada por el imperialismo yanqui y sus cómplices.
  • Exigimos que el gobierno y la Justicia argentina digan dónde se encuentran los dos diplomáticos cubanos, Jesús Cejas Arias y Crescencio Galañena Hernández, que fueron secuestrados y desaparecidos en 1976 por la dictadura militar.

 

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Nuestra America en Bicentenario sin Yanquis Invasores

De: Milton Hernandez [mailto:noticiaseln@gmail.com]
Enviado el: Lunes, 22 de Marzo de 2010

 

Nuestramerica en Bicentenario sin Yanquis Invasores

 

Revista Insurrección 208   

1. Estamos en el ciclo bicentenario. Nos inunda el espíritu de nuestros libertadores. La victoria del pueblo combatiente contra el imperio español,  con la conducción iluminada de Bolívar nos marcó para siempre.

2. Nos identifica la rebeldía y la independencia, la lucha por nuestros derechos, la  suma de los combates y las batallas contra quienes intentaron destruir nuestros orígenes, nuestras vidas.

3. Las diversas formas en que  ejercieron nuestros padres y madres originarios el derecho sublime  a la rebeldía y a la autodeterminación, quedaron insertos en   la memoria libertaria nuestramericana.

4. Los yanquis llegaron colonizando y exterminaron  los pueblos rojos de la América del Norte. Sobre la sangre y el sufrimiento de los pueblos originarios fundaron las bases de los llamados Estados Unidos de América. Sobre sus huesos y dolor construyeron  la sede del imperio.

5. La expansión imperialista se desata sobre el mundo de la misma manera. Así como acabaron con los  pueblos originarios,  colonizando su tierra ancestral, destruyendo su cultura, sus desarrollos espirituales y sociales, así actúan por el mundo. Es la genética imperial.  La destrucción de los pueblos y la prevalencia de sus intereses.  La muerte de los hombres y mujeres de Vietnam,  de Iraq, de Afganistán.

6. El imperialismo arrasando, se dota de su base de expansión y empieza muy temprano a  agredir a los pueblos. El capitalismo yanqui, fundido al ingles, recoge de él sus más perversas costumbres, sus más depurados métodos de terror y de pillaje.  Es México una de sus primeras victimas y  en la tierra que le rapa, convertida en Texas,  se desarrolla  la industria que  transforma el  proceso productivo capitalista mundial,  la petrolera.

7. La dependencia  de este combustible, para mover la maquina capitalista, se convirtió en el principal ingrediente de sus guerras de rapiña. A partir de 1900 la búsqueda permanente de petroleo, de control territorial en cualquier parte de  planeta, fue la razón principal de sus agresiones, de sus estrategias y de sus despliegues de poder.

8. En Nuestramérica la guerra de rapiña se desató con varios métodos. Combinando la fuerza y el dinero, se fueron apropiando de los principales campos productivos, en cada uno de los países.  Las transnacionales yanquis principalmente, aunque también las europeas, se apropiaron a precio de feria  con jugadas  políticas y militares del petroleo que  en nuestras tierras  aparecía.

9. Venezuela, siempre ha sido el principal productor de petroleo de estar región. En estos días  el Servicio de Geología de los Estados Unidos, "certificó" que posee la más grande reserva de crudo de todo el mundo.  Tienen petroleo para mas de 100 años al ritmo de explotación actual.  Venezuela bolivariana  en pleno proceso de transformación, social y política, cultural y económica,  antiimperialista y en plena transición al Socialismo, es  el objetivo más evidente de la política imperial, de  cara a la  casi irreversible  contradicción entre  la oferta y la demanda petrolera.

10. Las bases yanquis  en Aruba, Panamá y Colombia, van   creando un cerco estratégico sobre la República Bolivariana de Venezuela. El ablandamiento artillero mediático corre por cuenta de la derecha española y colombiana. Se afila la quinta columna interna y se disponen los recursos  para la agresión.  Hay que crear condiciones y calumnias sobran.  Quieren cobrar la independencia y la autodeterminación, truncar el proceso soberano, revertir los logros sociales, apropiarse de nuevo de la inmensa riqueza natural que ya no es de ellos.

En la ecuación  imperial no aparece  la resistencia de los pueblos. Los mismos que siempre  han derrotado los imperios. Las llanuras bravías y montañas de Nuestramerica son como los arrozales vietnamitas. Aqui el imperio español fue derrotado. El pueblo vietnamita nos mostró el camino de la victoria.

En este ciclo Bicentenario no queremos imperialistas yanquis en nuestras tierras sagradas.

 
!De la Resistencia al Poder Popular!
Frente Internacional "Milton Hernández"
Sistema Informativo Patria Libre
ELN de Colombia

judios Herman Schiller DAIA AMIA Kuperman Videla Posse

DEBATE: EL JUDAÍSMO OFICIAL Y LA DICTADURA

 

     El 15 de noviembre último, en la sede de la AMIA, la dirección de la comunidad judía rindió homenaje a los desaparecidos judíos durante la dictadura.

 

    El periodista Herman Schiller salió al cruce a esa iniciativa con una nota publicada en "Página 12" el 27-XI-09 con el título de "El judaísmo oficial, y la dictdura y el Pirkei Avot".

 

    Cuatro días después, el 1-XII-09, apareció en el mismo rotativo una réplica a esa nota suscripta por la Asociación de Familiares de Desaparecidos Judíos en Argentina con el título de "Ninguno es iluso".

 

   Pasaron algunas semanas y Schiller envió a "Página 12" una "réplica a la réplica" que la dirección de ese diario decidió no publicar aduciendo que "ya había pasado demasiado tiempo".

 

   Entonces Schiller remitió ese texto al diario "Crítica" y, después de varios días, cuando ya parecía que esa réplica tampoco encontraría eco en el diario fundado por Lanata, súbitamente apareció integramente el 15 de enero de 2010. Aunque cabe destacar que fue publicada no como columna de opinión sino en la sección "Cartas".

 

  A continuación reproducimos todo el debate: la primera nota de Schiller, la respuesta del citado grupo de familiares y la segunda nota de Schiller. Y, como complemento, un comunicado suscripto al principio del conflicto (en noviembre) por Oscar Kuperman, referente de CUBA-MTR (Coordinadora de Unidad Barrial-Movimiento Teresa Rodríguez). Ese comunicado lleva el título de "Hipocresía"

 

 

 

 

Opinión

 

                           El judaísmo oficial,

                           la dictadura

                          y el “Pirkei Avot”

                                            

                                                    Por Herman Schiller  (Nota aparecida en "Página 12" el 27-XI-09)

 

      Durante el acto de homenaje a Nueva Presencia realizado hace un año en la calle Castelli con la presencia  de Osvaldo Bayer, David Viñas, Victor Heredia y otros, la señora Frida Rosental, madre de Luis Ricardo, secuestrado el 31 de agosto de 1976, leyó un comunicado que suscribieron quince familiares de detenidos-desaparecidos judíos. El texto era muy claro y diferenciado de las historietas  que el judaísmo oficial ha puesto en movimiento de un tiempo a esta parte para autoblanquearse respecto al papel jugado durante la dictadura.

 

    “La alta jerarquía de la Iglesia y las fuerzas armadas   --decía el comunicado--, dos de los protagonistas de la criminalidad de la dictadura militar, pidieron perdón. Sabemos que fue un acto hipócrita, para adaptarse a los nuevos vientos políticos, porque de ningún modo están arrepentidos de lo que hicieron como autores y cómplices. Y, seguramente, si se les presentara otra oportunidad, lo volverían a hacer. Pero, al menos, trataron de disimular. En cambio, los ‘nuestros’, los del quehacer institucional judeoargentino y los distintos gobiernos israelíes, ni siquiera eso. Y en los últimos tiempos han desatado una feroz ofensiva de autoblanqueo para ocultar su complicidad. Los abajo firmantes, representantes de los casi 2000 judíos detenidos-desaparecidos que sufrieron el antisemitismo de los asesinos, denunciamos esta actitud oportunista de los dirigentes judíos locales y de los gobernantes israelíes. Renée Epelbaum, una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, acuñó aquella frase que se hizo carne entre nosotros: ‘No quisiéramos enterarnos que nuestros hijos judíos fueron asesinados con armas israelíes’. Además, recordamos muy bien el manoseo despiadado que recibíamos en la sede de la DAIA cuando acudíamos solicitando auxilio en aquellos días de dolor e incertidumbre y nos lanzaban una cachetada en forma de reproche: ‘A ustedes les pasó ESTO porque no les dieron a sus hijos educación sionista’. Hoy, al pretender falsificar la historia y disfrazarse de héroes de los derechos humanos, están haciendo desaparecer a nuestros familiares por segunda vez”.

 

     Bastante tiempo atrás, otra madre judía, María Gutman, integrante de la Asociación Madres de Plaza de Mayo y madre de Alberto, secuestrado el 28 de noviembre  de 1976, publicó en el periódico Nueva Sión que se edita en Buenos Aires (diciembre de 2001, página 10) una crítica parecida a raíz de las movidas que en esos días generó el gobierno de Israel.

 

     “He leído con atención este escrito aberrante que es el ‘Informe oficial de Israel sobre desaparecidos judíos en la Argentina ’”, señaló la señora Gutman para agregar a renglón seguido: “No me sorprende el descaro y la desfachatez de las autoridades israelíes, que no dicen absolutamente nada de su nefasto papel en esa época. Israel, al igual que sus patrones norteamericanos, le dieron a la dictadura apoyo económico, político, moral y armamentístico. Nuestros queridos hijos sufrieron una doble persecución: por parte de los fascistas uniformados, que los torturaron y los hicieron desaparecer. Y, también, por parte de los fascistas judíos, que armaron a los asesinos. Con el agravante de que los fascistas judíos le reprochaban a nuestros hijos su militancia con el argumento terrible y sectario de que ‘no recibieron educación sionista’. ¿Cuántas veces nos dijeron a las Madres semejantes tonterías? Infinidad de veces. Y nosotras, además de haber sufrido la tragedia de la desaparición de nuestros hijos, teníamos que soportar  --encima--  los reproches de los burócratas del aparato sionista (…). Cuando en 1982 el primer ministro Shamir vino a Buenos Aires, no nos quería recibir. La delegación de madres era muy numerosa (había judías y no judías) y después nos atendió unos pocos minutos por compromiso, cuando lo presionamos para que nos atendiera a todas y no a dos o tres como él pretendía. Shamir es un fascista y yo soy antifascista. También lo era  mi  hijo. Y yo estoy profundamente orgullosa de los sueños revolucionarios y de las luchas de mi hijo. Que era judío y, a lo mejor, fue asesinado con armas israelíes”.

 

 

     Frente al oportunismo e hipocresía con que el judaísmo oficial pretende en los últimos años abordar este tema, suelo habitualmente, en discursos y escritos, esgrimir todos mis argumentos para denunciar la falsedad de la pretensión. Hoy, frente a un nuevo acto convocado por los dirigentes de la AMIA para rendir “homenaje y recordación a los desaparecidos judíos en la Argentina ”, preferí transcribir los conceptos vertidos por dos madres judías. Me parece que son mucho más categóricos e irrefutables   --y con mucho mayor  peso en calidad de testimonio y documentación--    que lo que pueda decir alguien como yo, profundamente involucrado en esta historia, pero no directamente afectado por la tragedia.

 

     De todos modos quiero agregar un par de anécdotas que, al menos por ahora, completan el panorama.

 

El secretario de Derechos Humanos Eduardo Luis Duhalde,  hace algo más de seis años, cuando todavía era juez federal, participó conmigo (y con María Gutman)  en un programa televisivo de la comunidad judía conducido por el periodista Daniel Schnitman.

 

     Duhalde, en su intervención, narró de qué modo, sobre los finales de la dictadura y junto al poeta Vicente Zito Lema, entrevistaron en Europa a Peregrino Fernández, un policía que se quebró y confesó buena parte de las atrocidades cometidas por él y sus compinches durante la égida del terrorismo de Estado. Duhalde transmitió que Peregrino, durante la extensa confesión, dio pormenores de cómo Herzl Inbar, ministro consejero de la embajada de Israel en la Argentina , les daba “instrucciones antisubversivas”.

 

    Recuerdo muy bien el episodio. Las declaraciones de Peregrino se habían registrado a mediados de 1983 y, al tomar estado público, familiares de desaparecidos judíos se dirigieron a la embajada de Israel (entre ellos Fanny Bendersky, que luego trabajó durante muchos años en el CELS) para que ratifiquen o rectifiquen la afirmación de Peregrino. Nunca hubo una respuesta.

 

    Pero para entender mejor la filosofía existencial de la dirección de la comunidad judía, vale la pena recordar un hecho que protagonizaron en noviembre de 2001. Por loco que pudiera parecer, los dirigentes de la DAIA , en aquellas horas de auge de las luchas populares previas al Argentinazo del 19 y 20 de diciembre, rindieron homenaje a la policía. Y uno de los homenajeados (que recibió diploma, medalla y beso) fue nada menos que el comisario Jorge Palacios (alias Fino), que por aquel entonces era el jefe de la denominada “unidad antiterrorista”, un organismo plagado de elementos fascistas.

 

    “Fino” Palacios, que hoy está donde tiene que estar, había integrado antes el POC (Policía de Orden Constitucional), sucesora de una tétrica repartición como fue “Coordinación federal”, famosa por sus torturas y sus crímenes. El POC, que durante mucho tiempo negó la masacre de la AMIA y argumentó que en realidad lo que había ocurrido allí fue el “estallido de un  calefón” (sic), sospechosamente perdió 70 cassettes con escuchas telefónicas y las agendas de Telleldín que comprometían a mucha gente. También perdió el llavero de oro que la policía le había regalado a Alfredo Monjo, el revendedor de coches usados, que trabajaba para las fuerzas policiales y que, todo parece indicar, que fue el hombre que vendió la Traffic usada en la masacre.

 

     Este hermoso y fino personaje fue homenajeado por la DAIA en el año 2001.

     

     Un tratado judío de la antigüedad, “Pirkei Avot”, escrito en idioma arameo, contiene un aforismo, un consejo, que debería guiar a todo buen judío: “Al titvadá larashut”, no te acerques al poder.

 

    La comunidad judeoargentina, en otros tiempos (por ejemplo, durante el pogrom de la Semana Trágica de 1919), cuando la mayoría de sus miembros eran obreros, artesanos o clase media baja, había mostrado una honrosa tradición de lucha y de confrontación con las autoridades. En las últimas décadas, obnubilada y manipulada por su dirección burguesa y reaccionaria, ha estado mimetizada con el poder de turno. Poder político y poder económico. Y casi nadie parece recordar el bello aforismo del “Pirkei Avot”.

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NINGUNO ES ILUSO

 

                 Por la Asociación de Familiares de Desaparecidos Judíos  (Nota aparecida en “Página 12” el 1-XII-09)

 

      La columna de opinión del periodista Herman Schiller publicada el viernes 27 por este diario contiene algunas fallas anémicas del autor y otras de ausencia de información, para quien fuera cocreador de nuestra Asociación de Familiares de Desaparecidos Judíos en Argentina.

 

     Las familias de los judíos desaparecidos nunca terminarán de agradecer a Herman Schiller el espacio que nos brindó en el periódico Nueva Presencia, mientras se publicó. Creemos que todavía no se le brindó el suficiente reconocimiento, debido a su valentía, los riesgos corridos y la dedicación en la lucha, cuando en los aciagos momentos la mayoría de la sociedad, incluyendo las instituciones centrales, nos daba la espalda.

 

     Pero ello no le da licencia a tratarnos con desprecio pretendiendo incluirnos en sus calificaciones sobre la dirigencia de la comunidad judía e insultar nuestra batalla, enarbolada siempre tras la bandera  de la defensa de los derechos humanos y tomando como motivos esenciales la Memoria , la Verdad y la Justicia.

 

     No somos los únicos familiares  judíos. Hay otros que, sin coincidir con nosotros, realizan sus luchas de manera distinta y en campos diferentes. Sus modalidades son tan respetables como lo son las nuestras. En este camino nadie es dueño de las certezas absolutas.

 

    En cuanto al Estado de Israel, éste realizó un acto de revisión y contrición respecto de sus  actitudes para con los familiares de los desaparecidos durante la dictadura y después de ella, en una reunión especial dedicada al tema en la que nos hicimos presentes. La Comisión Interministerial Israelí tiene elaborados tópicos no mencionados en la columna de Schiller, que incluyen aquellos planteados en nuestros testimonios y para los cuales exigimos su cumplimiento. A quien le interese, puede consultar la página web de la Comisión para informarse. Fuimos nosotros los que exigimos que  la AMIA hiciera su acto de arrepentimiento, reivindicando la lucha de nuestros hijos y respetando sus memorias. Eso no significa que la tarea haya concluido. La AMIA y la DAIA aún deben elaborar un documento historiográfico serio, que dé cuenta con nombres y apellidos del doloroso silencio durante el nefasto período de la dictadura. No nos satisface lo que hasta ahora publicaron. En un artículo de este diario el rabino Daniel Goldman indicó que “asumir con valentía las responsabilidades y no trasladarlas a las generaciones futuras es percibir el papel que la verdad juega en nuestras vidas”

 

     También queremos recordarle a Schiller que en diciembre de 2004 se inauguró un altorrelieve en memoria de los desaparecidos judíos en la plaza seca del edificio de la AMIA obra realizada por la artista Sara Brodsky, una de nuestras madres. Dicho acto contó con la presencia del presidente Néstor Kirchner y de Cristina Fernández. A partir de ese año, en ese lugar, periódicamente se rinde homenaje a nuestros hijos. Vale aclarar que no es la AMIA la que organiza el acto, sino nuestra Asociación en el predio de la mutual. La AMIA nos asiste con la infraestructura funcional y su importante colaboración comprometida.

 

    Nos llama la atención que el periodista aparentemente nos acuse de acercarnos al poder político y económico para refugiarnos en él cambio de “blanquear” situaciones, porque ¿no suena a desvarío imputar algún grado de corrupción al hecho de querer reivindicar los sueños y las utopías de nuestros hijos, justamente en un predio que sufrió un atentado? ¿De qué lucro económico podría supuestamente estar hablando, y a qué poder se refiere? Parece que Schiller olvida que hemos perdido lo mejor de nosotros, y que todavía los extrañamos. Parece que Schiller borra de su memoria la incansable lucha que llevamos desde hace más de 30 años.

 

     A esta dirigencia, así como a las anteriores, le requerimos que comparta nuestro dolor, que comprenda nuestra batalla y el malestar que nos provoca la mucha indiferencia  que todavía existe sobre el tema en el seno de la comunidad. Ahora podemos hacer estos actos, ya que algunos estratos de esta dirigencia (no todos) participan de nuestro padecimiento. Valga la diferencia. Si desde sus posiciones comunitarias comparten el espacio, no nos interesa que alguien crea que sea una actitud tibia, descarada y desfachatada, porque en verdad, nada alcanza para homenajear a nuestros jóvenes.

 

    Hemos gastado bastante suela de zapatos en esta senda. Somos grandes, Herman, pero ninguno es iluso. Recordamos quiénes nos acompañan todo el tiempo, sabemos detectar a los oportunistas y reconocemos a los reaccionarios de siempre, golpistas que hoy se disfrazan de republicanos exigiendo seguridad. Quédese tranquilo Schiller, porque con estos últimos no estamos dispuestos a compartir absolutamente nada. Amerita finalmente madurar en la reflexión, amigo. Pobre de aquel que confunde el pasado con el presente.

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     LA DIRECCIÓN JUDIA ENTRE VIDELA Y  POSSE   

 

                                          (Por Herman Schiller, nota aparecida en la sección "Cartas" del diario "Crítica" el 15-1-10)

 

   Después de treinta años de participar en sus luchas y contradicciones, Hebe Bonafini decidió echarme de su lado. Ocurrió en febrero de 2007. Mi delito, según ella, había sido “llevar enemigos del gobierno, como los trotskistas y otros” a las actividades masivas que coordinaba en la Universidad de Madres. Pero, en realidad, no era así. Aunque no lo parezca, no soy un provocador y, más allá de la dramática voltereta actual de la histórica líder de Madres de Plaza de Mayo, me limitaba en ese ámbito a coordinar debates sobre la situación nacional e internacional, donde muchas veces polemizaban partidarios del kirchnerismo y sus adversarios del campo popular. Nunca hubo  allí una sola opinión, ni siquiera cuando un referente de los jubilados cuestionó la política previsional de las autoridades. Pero no había caso. Hebe es partidaria del pensamiento único (y yo he sido uno de los grandes culpables de haber sido condescendiente durante muchos años con ese pensamiento único, porque, como se sabe, a los revolucionarios no se los discute) y aquellos debates   --pluralistas, críticos, controversiales--   fueron considerados por ella como una “afrenta  a las Madres”. Y yo resulté una suerte de “traidor”.

 

   Me volvió a la memoria este episodio cuando el 1º de diciembre último leí  (en Página 12)  la respuesta  de la Asociación de Familiares de Desaparecidos Judíos en Argentina (“Ninguno es iluso”) a mi nota del 27 de noviembre que, también en Página 12,  planteaba una posición crítica frente a la actitud genuflexa y cómplice con la dictadura militar del judaísmo oficial. Esa respuesta de los familiares, escrita con mucha cautela y sobriedad, dice que mi enfrentamiento a la dictadura no me da “licencia a tratarnos con desprecio”.

 

    Una y otra vez releí mi nota (“El judaísmo oficial, la dictadura y el Pirkei Avot”) y, por más esfuerzos que hice, no encontré nada que pudiera ser considerado un “desprecio” a los familiares. Y mi conclusión es que así como Hebe arguye que tomar distancias del kirchnerismo constituye algo así como un insulto a las Madres, parecería que este grupo de familiares judíos considera que criticar a los dirigentes de la DAIA es lo mismo que criticarlos a ellos.

 

    Y esta identificación me llenó de dolor y angustia, porque si bien es cierto que no tenemos la misma filosofía política para evaluar la coyuntura, siempre consideré a Brodsky, Wainstein y demás integrantes de esa Asociación no sólo como compañeros a quienes quiero mucho y con los que compartí en el pasado tantas luchas y sinsabores, sino también partícipes de mi propia trinchera.

 

   Por eso, si el misil hubiera venido del judaísmo oficial (Amia, Daia o embajada israelí), mi reacción hubiera sido inmediata. Así tardé un mes para poder mentalizarme.

 

   Aunque en realidad la mejor respuesta no se la dí yo, sino el propio “establishment” judío que, apenas dos semanas después, el 15 de diciembre, mostró en realidad quién es el verdadero “despreciador”. Concretamente me refiero al almuerzo que la B ’Nai Brith (uno de los epicentros gravitantes de la comunidad judía argentina) le ofreció a Abel Posse, quien, obviamente, como lo ha hecho en otros lados y oportunidades antes de que la movilización popular lo obligara a renunciar, reivindicó allí la “lucha antisubversiva” del régimen militar y la necesidad de “reconciliación”. O sea, que se terminen los juicios a los genocidas.

 

   De todos modos, debe admitirse que se trata de una polémica nada fácil. Hay dos posiciones muy polarizadas: una, la del judaísmo oficial, que dice que “hicimos todo lo que pudimos y salvamos muchas vidas”. La otra responde que “ustedes apoyaron a la dictadura y fueron cómplices de las masacres con la venta de armas israelíes”.

 

    ¿Quién tiene razón? Lo significativo es que en la propia esfera de la comunidad judía se estaba comenzando a conocer la verdad. Fue cuando la DAIA , en uno de sus contradictorios arranques, le encargó al Centro de Estudios Sociales (CES) que investigue lo ocurrido con los judíos en aquella etapa. Pero ocurrió que la entonces directora de ese Centro, la licenciada Beatriz Gurevich, se tomó el trabajo en serio, con un gran sentido académico, e inicio su tarea con la grabación de centenares de casetes, que en su mayoría incluían declaraciones de familiares de detenidos-desaparecidos judíos de todas las tendencias, donde   --estoy convencido--  quedaba plenamente demostrado el comportamiento real de la dirección judía en esos años.

 

   ¿Qué pasó con la investigación? De pronto los casetes desaparecieron como tragados por la tierra. Al principio dijeron que se habían perdido (igual como había pasado con los famosos casetes con testimonios sobre la masacre de la Amia que la Side “perdió”) y, finalmente, ante el crecimiento del escándalo, aseguraron que “estaban en Israel”.

 

 

   Ya señalé en otras ocasiones que, durante mi visita a Israel en 1999 después que testimonié ante el juez Baltasar Garzón en Madrid, en un acto público llevado a cabo en “Tzavta” de Tel Aviv, dos integrantes del ala izquierda del laborismo, Iosi Sarid y Amnón Rubinstein, denunciaron “el papel nefasta de los diferentes gobiernos israelíes como cómplices de las peores dictaduras latinoamericanas y del apartheid sudafricano”. Y Sarid agregó: “Israel debería pedir perdón a todos los familiares de las víctimas de esos regímenes sangrientos”.

 

   Que yo sepa no se conoce ningún pedido público de perdón. Sólo prevalece una feroz campaña de autoblanqueo.

 

    A esta altura quiero volver a puntualizar una vez más algo antes de seguir adelante: no estoy tratando de levantar mi persona y de disminuir todo lo que esté enfrente. No es que en esa época yo era bueno y el grueso de la comunidad judía malo  --a lo mejor, y seguramente, debe haber sido al revés, porque no puedo ni debo omitir que cometí muchísimos y gruesos errores--,  sino que se trataba de los criterios filosóficos e ideológicos, absolutamente antagónicos, con los que se tomó el asunto desde el principio: para mí los desaparecidos eran mis compañeros de lucha, muchos de ellos combatientes de las organizaciones armadas populares, mientras que para el judaísmo oficial eran terroristas que estaban en la vereda de enfrente. Esto lo subrayo con la voz más alta que tengo para destacar de nuevo el oportunismo de los que hoy, tardíamente, pretenden subirse a la cresta de la ola de moda de los “derechos humanos”.

 

   En aquellos días de horror, casi la totalidad de liderazgo judeoargentino descalificaba a los desaparecidos con la clásica muletilla del sionismo de derecha: “Se trata de judíos antiisraelíes asimilados”. Hoy les respondo que todos los judíos detenidos-desaparecidos (hasta ahora se llevan contabilizados alrededor de 2.000), que entregaron su vida generosamente, y aunque no lo supieran o dijeran lo contrario, estaban para mí infinitamente más cerca de las utopías de justicia social de los profetas del antiguo Israel, como Amós o Isaías, que de los reaccionarios burgueses que desde añares vienen conduciendo las riendas institucionales judeoargentinas.

 

   Hace pocas semanas murió en Polonia Marek Edelman, que a los veinte años había sido uno de los comandantes de la rebelión del gueto de Varsovia. Sin duda, un héroe del pueblo judío. Edelman, sin embargo, era muy despreciado por buena parte del judaísmo oficial porque había decidido no hacer “aliá” (emigrar a Israel) y se quedó en su país para luchar por el socialismo y contra el stalinismo.

 

   Tiempo atrás había estado en Buenos Aires. Y durante una conferencia pública, Nora Cortiñas le preguntó qué opinaba del papel negativo cumplido por la Daia y otros dirigentes de la comunidad judía durante la dictadura. Marek Edelman hablaba en ídish y el que hacía las veces de traductor, no le tradujo la pregunta de Nora. Protesté y exigí que se le transmitiera la inquietud de una de las más conocidas referentes de la lucha por los derechos humanos en la Argentina. Pero no hubo caso y la reunión fue levantada, porque sabían muy bien que el comandante habría dado la respuesta adecuada, poniéndolos patas para arriba.

 

   A los queridos familiares que no compartieron mi primera nota, les respondo: bienvenida la polémica. Hoy soy un judío piquetero que apoya los cortes de ruta que generan “caos en el tránsito” y comparte las calles con los desocupados que se tapan la cara para escándalo de TN, C5N y el diario La Nación. Dudo que me necesiten, pero si me necesitan ahí estaré como en los años de plomo. No para sumarme a los homenajes oportunistas, pero sí para luchar por la verdadera justicia.

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                                     HIPOCRESÍA

 

   Los dirigentes de la AMIA y de la DAIA , que en la época de la dictadura jugaron un papel nefasto como cómplices del terrorismo de Estado, persisten en su hipocresía.

 

   Y pretenden hoy rendirle “homenaje” a los detenidos-desaparecidos, cuando la verdad histórica es que compartieron con los asesinos su obsesión para descalificar a los compañeros, que fueron aguerridos luchadores antifascistas y no “terroristas”, como ellos decían.

 

  La inmensa mayoría de los familiares de los 2000 judíos detenidos-desaparecidos ya fueron harto elocuentes para describir y documentar el vergonzoso maltrato recibido por la cúpula de la comunidad judía.

 

   Esos detenidos-desaparecidos judíos lucharon por una patria socialista, sin explotadores ni explotados, sin discriminaciones y sin pobreza. Y nada tenían que ver con la filosofía reaccionaria, fundamentalista, medieval, a la que adhieren los dirigentes de la AMIA y de la DAIA.

 

   ¿Con qué derecho vienen hoy a hablar de “derechos humanos” y “homenajes” quienes, en los años de horror, estaban abierta y públicamente embanderados con los represores?

 

  ¿Con qué derecho insultan a los detenidos-desaparecidos judíos, cuando esos dirigentes compartieron la responsabilidad por la venta de armas israelíes a la dictadura?

 

   Hace un año, durante el recordado homenaje al semanario “Nueva Presencia” llevado a cabo en la calle Castelli, una madre de detenido-desaparecido judío, Frida Rosenthal, recordó la frase acuñada por René Epelbaum, una de las inolvidables iniciadoras de Madres de Plaza de Mayo, que tenía tres hijos detenidos-desaparecidos: “No quisiera enterarme que mis hijos judíos fueron asesinados con armas israelíes”.

 

  Llamamos a los sectores populares de la comunidad judía a no dejarse engañar por el oportunismo de estos representantes de la reacción.

 

  Y, al mismo tiempo, llamamos a rendirle homenaje a los judíos que lucharon junto al resto del pueblo contra la dictadura, la oligarquía y el imperialismo.

 

  Nosotros sí tenemos derecho a rendirle homenaje a los desaparecidos judíos. Desaparecidos como Rubén Kritzkautzky, Abraham Hochman, Saúl Micflik y tantos otros, que fueron nuestros compañeros de lucha hasta el último minuto.

 

  Y también rendimos homenaje a judíos revolucionarios como Simón Radowitzky, que hace exactamente cien años concretó un acto heroico de verdadera justicia popular, y Marcos Osatinsky, uno de los fundadores de las FAR, que participó, junto a las demás organizaciones armadas populares, en la lucha común contra la opresión.

 

  Reiteramos nuestro repudio a los dirigentes de la DAIA  y de la AMIA y denunciamos toda la mentira que esconde su pretendido “homenaje”.

 

                                           OSCAR KUPERMAN

                                           C.U.B.A.-M.T.R.

                           Coordinadora de Unidad Barrial

                           Movimiento Teresa Rodríguez

 

 

 

muertos a golpes y al horno Pinochet Augusto asesino

Compañeros:

 

Después de 37 años se harán los funerales de 15 campesinos ultimados a golpes y enterrados en los Hornos de Lonquén y tapados con cal.           Este horroroso crimen fue el primer hallazgo de detenidos desaparecidos en el país.

 

Ver a continuación cronograma de la caravana con los 15 féretros que cruzarán Santiago el Viernes 26 hacia Isla de Maipo donde se hará el domingo 28 un funeral solemne

 

HORNOS DE LONQUÉN

 

Muertos a golpes

 

Hasta ahora se creía que los primeros detenidos desaparecidos encontrados habían sido acribillados a balazos por carabineros de la tenencia Isla de Maipo, antes de ser lanzados a los hornos de Lonquén. Pero expertos internacionales confirmaron a los familiares que la causa de muerte –según las huellas de los restos de los 15 campesinos– se debió a lesiones traumáticas contundentes.

 

No ha habido en Isla de Maipo un suceso tan horrendo como el asesinato de los 15 campesinos a manos de carabineros de la tenencia que existía en la comuna en 1973. Hoy el dolor que ha permanecido en las familias de las víctimas por casi 35 años se hace más intenso tras conocerse otro gran detalle de la historia: no fueron asesinados con disparos, sino que simplemente los mataron a golpes, para lanzarlos luego a los hornos de cal en Lonquén.

Sólo 517 restos óseos de las 15 víctimas se salvaron de desaparecer para siempre y fueron identificados tras los análisis antropológicos y odontológicos de un grupo de peritos internacionales convocados por el Gobierno.

Con toda seguridad pudo afirmar el perito español Francisco Echeverria, que los restos que hemos separado y periciado corresponden al de las 15 víctimas que fueron halladas en 1978, y se estableció que la causa del fallecimiento corresponde a una muerte violenta homicida. No hay lesiones por impacto de bala, son lesiones traumáticas contundentes. La muerte fue causada por golpes.

Según el experto, el antiguo informe del Servicio Médico Legal no estableció este antecedente fundamental.

Hasta ahora los familiares estaban convencidos de que sus seres queridos, si bien habían sufrido golpizas en la tenencia de Isla de Maipo, finalmente fueron acribillados antes de ser lanzados a los hornos de cal de Lonquén.

En estos hornos de cal fueron encontrados los cuerpos de:
 Sergio Maureira Lillo, 46 años.
 Rodolfo Antonio Maureira Muñoz, 22 años.
Sergio Miguel Maureira Muñoz, 27 años.
Segundo Armando Maureira Muñoz, 24 años.
José Manuel Maureira Muñoz, 26 años
Óscar Hernández Flores, no identificado
 Carlos Hernández Flores, 39 años.
 Nelson Hernández Flores, 32 años
 Enrique Astudillo Álvarez , 51 años
Omar Astudillo Rojas,  20 años
Ramón Astudillo Rojas, 27 años
Miguel Brant Bustamante, 17 años.
Iván Ordóñez Lamas, 17 años
José  Manuel Herrera Villegas, 17 años.
Manuel Navarro, no identificado.

El hallazgo se hizo por la confesión de un campesino a un sacerdote.

Los hornos eran dos viejas chimeneas de nueve metros de altura ocupadas en su tiempo para la preparación de cal y que estaban al interior de la cooperativa agrícola El Triunfador, a unos 14 kilómetros de la ciudad de Talagante.

La versión oficial para justificar el crimen de Lonquén fue que una vez detenidos en la tenencia de Isla de Maipo, uno de los campesinos confesó que en unos hornos de la mina abandonada de Lonquén había armas escondidas. Sólo eso bastó para que trasladaran a los apresados, que según la misma explicación atacaron a los policías, resultando todos muertos en un enfrentamiento armado. Curiosamente, ningún carabinero resultó herido.

A principios del mes de abril de 1979, el ministro en visita Adolfo Bañados se declaró incompetente y el proceso por este caso pasó a la justicia militar. El 2 de julio, el fiscal militar dictó encargatoria de reo en contra del capitán Lautaro Castro Mendoza y los carabineros Juan Villegas Navarro, Félix Sagredo Aravena, David Coliqueo Fuentealba, José Belmar Sepúlveda, Jacinto Torres González, Manuel Muñoz Rencoret y Justo Romo Peralta, como autores de la muerte de las 15 víctimas de Lonquén. Sin embargo, el 16 de agosto se les aplicó la Ley de Amnistía, quedaron libres y se sobreseyó la causa. Esta resolución fue confirmada por la Corte Marcial el 22 de octubre de 1979.

Retiro de Televisores

El hallazgo de los cuerpos de los 15 campesinos a fines de 1978 fue una alerta para Pinochet, quien determinó con un mensaje encriptado y descifrado por cada regimiento la llamada Operación Retiro de Televisores, como la llamó internamente el propio Ejército. La orden fue clara: desenterrar los cuerpos de prisioneros asesinados y arrojarlos al mar. ¿El medio? Helicópteros del Comando de Aviación del Ejército y de la Fuerza Aérea de Chile, que colaboraron, por ejemplo, en el caso de los 26 cuerpos de Calama víctimas de la Caravana de la Muerte.

En diversos procesos existen declaraciones de suboficiales hoy retirados que reconocen haber tenido en sus manos el criptograma enviado desde la Comandancia en Jefe del Ejército ordenando reportar las fosas clandestinas para limpiarlas.

El descubrimiento de las víctimas de Lonquén puso fin al ocultamiento de la verdad sobre los detenidos desaparecidos, lo que había sido una política permanente de la dictadura

Para el concejal de Isla de Maipo Emilio Astudillo, lo revelado nos sorprendió amargamente tras saber cómo personas que vestían uniforme de Carabineros pudieron ensañarse de tal forma con nuestros familiares y matarlos brutalmente a golpes. Eso estremece más. Duele más el alma y el corazón el saber cómo fueron asesinados realmente.

El concejal Astudillo tenía 16 años el año 73. Le tocó asumir la responsabilidad de convertirse en jefe de hogar y cuidar a su madre y hermanos menores al quedar sin su padre y sus otros hermanos mayores, Ramón y Omar. Además, debió soportar la carga de buscarlos durante cinco años en campos de concentración con la esperanza de encontrarlos vivos. Sólo quien lo vive puede darse cuenta del daño sicológico que provoca en una persona y su familia. Sólo con el hallazgo de las víctimas en los hornos de Lonquén, el año ’78, tuvimos algo de paz y conformidad, porque supimos que eran ellos.

El memorial

Los familiares de las víctimas de Lonquén dicen que han querido construir un memorial para depositar los restos de sus seres queridos que ya fueron identificados en el país; pero para que no les pase lo que sucedió con los restos del Patio 29 los cuerpos fueron mal entregados a sus familiares, es que tanto ellos como el Gobierno optaron por que muestras de los cuerpos de las víctimas se enviaron a un laboratorio de Texas, donde los resultados certificaron,  que si se trata de sus familiares, asesinados y tirados a los hornos de Lonquén, posteriormente exhumados desde la fosa común en Isla de Maipo y trasladados hasta el Servicio Médico Legal en Santiago.

En 2006, los familiares consiguieron la exhumación y esperaban que luego de dos años pudieran tener los restos de sus familiares para darles sepultura.

No debemos olvidar que las víctimas de Lonquén fueron el primer hallazgo de detenidos desaparecidos en el país, cuando la dictadura desconocía que existieran. Incluso en Naciones Unidas se desconocía la existencia legal de nuestros familiares. El ex embajador ante la ONU en esos años, Sergio Diez, dijo que nuestros compañeros no tenían existencia legal o se habían ido al extranjero por voluntad propia. Entonces, el hallazgo de Lonquén marcó un antes y un después respecto de los detenidos desaparecidos en Chile, sostiene Emilio Astudillo.

El memorial contendrá, sin embargo, 17 tumbas, porque los familiares acogieron incluir los nombres de Juan de Dios Salinas y Guillermo Bustamante Sotelo, ultimados en septiembre del ’73 en el puente de Naltagua por los mismos policías de la tenencia de Isla de Maipo. //LND

 
 

                        LONQUÉN

 37 AÑOS DE ESPERA PARA UN DIGNO FUNERAL

 

26/27/28 DE MARZO DE 2010

PROGRAMA

VIERNES 26 DE MARZO

11:00 Entrega de osamentas.

12:15 Acto en Plazoleta frente al  Cementerio (Av. La Paz con Profesor Zañartu)

13:00 CARAVANA HACIA ISLA DE MAIPO

13:15 Bendición en Recoleta Franciscana.

13:50 Pasada por Museo de la Memoria (saludo de la comunidad).

14:15 Pasada por Santuario de Hogar de Cristo.

15:00 Pasada por Plaza de Padre Hurtado.

15:40 Bendición frente a Iglesia de Malloco.

16:15 Pasada por Iglesia y plaza de Talagante.

16:50 Pasada por plaza de Lonquén.

17:00 Inicio del acto de espera en la Isla de Maipo (monumento Calabozos).

17:10 Ingreso a Isla de Maipo por calle Balmaceda, Ignacio Carrera Pinto, Armijo, Lo Guerra, Avenida Talagante, Manuel Rodríguez, Cortez, Plaza de Isla de Maipo, Santelices.

17:55 Llegada al monumento Calabozos (Patio Cívico de la Municipalidad).

18:00 Bajada de Urnas.

18:10 Acto ecuménico.

ACOMPAÑAMIENTO A FAMILIARES Y MOMENTO DE ORACION

22:30 Misa en Patio Cívico.

23:30 Ceremonia Evangélica.

24:30 Videos.

 

SABADO 27 DE MARZO

HOMENAJE DE LOS ARTISTAS

15:00 Homenaje de los artistas nacionales y locales a las víctimas y sus familiares

22:30 Velatón en Avenida Santelices y monumento Calabozos (Patio Cívico)

 

DOMINGO 28 DE MARZO

FUNERAL SOLEMNE

10:30 Ceremonia religiosa con los familiares en el monumento Calabozos.

11:00 Cortejo fúnebre (traslado a pie hasta el Cementerio).

12:10 Acto de despedida en el frontis del Cementerio Parroquial.

13:00 Momento de sepultación.

(1)   NOTA: Por la naturaleza de la actividad, los horarios de algunas etapas de la caravana podrían no coincidir con lo planificado.

 

 

 

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