domingo, 7 de marzo de 2010

aprender enseñar educar sin engañar

LA AVENTURA DEL CONOCIMIENTO Y EL APRENDIZAJE


La velocidad nos ayuda a apurar los tragos amargos. Pero esto no significa que siempre debamos ser veloces. En los buenos momentos de la vida, más bien conviene demorarse. Tal parece que para vivir sabiamente hay que tener más de una velocidad.

Premura en lo que molesta, lentitud en lo que es placentero. Entre las cosas que parecen acelerarse figura -inexplicablemente- la adquisición de conocimientos.

En los últimos años han aparecido en nuestro medio numerosos institutos y  establecimientos que enseñan cosas con toda rapidez: "....haga el bachillerato en  6 meses, vuélvase perito mercantil en 3 semanas, avívese de golpe en 5 días, alcance el doctorado en 10 minutos....."

Quizá se supriman algunos... detalles. ¿Qué detalles? Desconfío. Yo he pasado 7 años de mi vida en la escuela primaria, 5 en el colegio secundario y 4 en la universidad. Y a pesar de que he malgastado algunas horas tirando tinteros al aire, fumando en el baño o haciendo rimas chuscas. Y no creo que ningún genio recorra en un ratito el camino que a mí me llevó decenios.

¿Por qué florecen estos apurones educativos? Quizá por el ansia de recompensa inmediata que tiene la gente. A nadie le gusta esperar. Todos quieren cosechar, aún sin haber sembrado.

Es una lamentable característica que viene acompañando a los hombres desde hace milenios. A causa de este sentimiento algunos se hacen chorros. Otros abandonan la ingeniería para levantar quiniela. Otros se resisten a leer las historietas que continúan en el próximo número. Por esta misma ansiedad es que tienen éxito las novelas cortas, los teleteatros unitarios, los copetines al paso, las "señoritas livianas", los concursos de cantores, los libros condensados, las máquinas de tejer, las licuadoras y en general, todo aquello que ahorre la espera y nos permita recibir mucho entregando poco.

Todos nosotros habremos conocido un número prodigioso de sujetos que quisieran ser ingenieros, pero no soportan las funciones trigonométricas. O que se mueren por tocar la guitarra, pero no están dispuestos a perder un segundo en el solfeo.

O que le hubiera encantado leer a Dostoievsky, pero les parecen muy extensos sus libros. Lo que en realidad quieren estos sujetos es disfrutar de los beneficios de cada una de esas actividades, sin pagar nada a cambio. Quieren el prestigio y la guita que ganan los ingenieros, sin pasar por las fatigas del estudio.

Quieren sorprender a sus amigos tocando "Desde el Alma" sin conocer la escala de si menor. Quieren darse aires de conocedores de literatura rusa sin haber abierto jamás un libro. Tales actitudes no deben ser alentadas, me parece.   Y sin embargo eso es precisamente lo que hacen los anuncios de los cursos acelerados de cualquier cosa.  Emprenda una carrera corta.           Triunfe rápidamente.


Gane mucho "vento" sin esfuerzo ninguno. No me gusta. No me gusta que se fomente el deseo de obtener mucho entregando poco. Y menos me gusta que se deje caer la idea de que el conocimiento es algo tedioso y poco deseable.  ¡No señores: aprender es hermoso y lleva la vida entera! El que verdaderamente tiene vocación de guitarrista jamás preguntará en cuanto tiempo alcanzará a acompañar la zamba de Vargas. "Nunca termina uno de aprender" reza un viejo y amable lugar común. Y es cierto, caballeros, es cierto.

Los cursos que no se dictan:  Aquí conviene puntualizar algunas excepciones. No todas las disciplinas son de aprendizaje grato, y en alguna de ellas valdría la pena una aceleración. Hay cosas que deberían aprenderse en un instante. El olvido, sin ir más lejos.

He conocido señores que han penado durante largos años tratando de olvidar a damas de poca monta (es un decir). Y he visto a muchos doctos varones darse a la bebida por culpa de señoritas que no valían ni el precio del primer Campari.

Para esta gente sería bueno dictar cursos de olvido. "Olvide hoy, pague mañana". Así terminaríamos con tanta canalla inolvidable que anda dando vueltas por el alma de la buena gente.

Otro curso muy indicado sería el de humildad. Habitualmente se necesitan largas décadas de desengaños, frustraciones y fracasos para que un señor soberbio entienda que no es tan pícaro como él supone. Todos -el soberbio y sus víctimas- podrían ahorrarse centenares de episodios in soportables con un buen sistema de humillación instantánea. Hay -además- cursos acelerados que tienen una efectividad probada a lo largo de los siglos.

Tal es el caso de los "sistemas para enseñar lo que es bueno", "a respetar, quién es uno", etc. Todos estos cursos comienzan con la frase "Yo te voy a enseñar" y terminan con un castañazo. Son rápidos, efectivos y terminantes.

Elogio de la ignorancia: Las carreras cortas y los cursillos que hemos venido denostando a lo largo de este opúsculo tienen su utilidad, no lo niego. Todos sabemos que hay muchos que han perdido el tren de la ilustración y no por negligencia.

Todos tienen derecho a recuperar el tiempo perdido. Y la ignorancia es demasiado castigo para quienes tenían que laburar mientras uno estudiaba.  Pero los otros, los buscadores de éxito fácil y rápido, no merecen la preocupación de nadie. Todo tiene su costo y el que no quiere afrontarlo es un garronero de la vida.  De manera que aquel que no se sienta con ánimo de vivir la maravillosa aventura de aprender, es mejor que no aprenda.

Yo propongo a todos los amantes sinceros del conocimiento el establecimiento de cursos prolongadísimos, con anuncios en todos los periódicos y en las estaciones       del subterráneo.


"Aprenda       a          tocar   la         flauta  en       100     años".

"Aprenda       a          vivir     durante          toda    la         vida".

"Aprenda.   No le prometemos nada, ni el éxito, ni la felicidad, ni el dinero.   Ni siquiera la sabiduría.   Tan solo los deliciosos sobresaltos del aprendizaje".


                                                                                                       ALEJANDRO DOLINA

 

Terrorismo en Cuba voladura buque 50 años Patria o Muerte

De: Casa Caribe [mailto:casacaribe@une.net.co]
Enviado el: Domingo, 07 de Marzo de 2010 06:25 p.m.
Para: unlisted-recipients:; no To-header on input
Asunto: Fw: Contra el Terrorismo, 50 años de Patria o Muerte

From: La Polilla <mailto:labaez@gmail.com>
To: cuba coraje <mailto:cuba-coraje@googlegroups.com>

Escrito por ÁNGEL LUIS BELTRÁN CALUNGA


Santiago de Cuba, marzo 3.- El gobierno más terrorista del mundo, Estados
Unidos, tiene a Cuba en una lista de 14 países terroristas. Resulta que para
el imperialismo yanqui, los territorios que han padecido y padecen el
terrorismo, el enemigo común de los pueblos los apunta en la relación
tenebrosa, donde, realmente, está él.
En el caso de la indoblegable Cuba, el terrorismo norteño les ha cercenado
la vida a 3 478 cubanos, en tanto 2099 quedaron discapacitados.
Largo y tendido es hacer la relación de las acciones terroristas contra la
Primera Revolución Socialista de América, mas una de las más deleznables fue
la acontecida el 4 de marzo de 1960, hace ahora 50 años, la voladura del
vapor francés La Coubre, el cual traía las primeras armas adquiridas por
Cuba para la defensa.
Como se dice en una publicación de entonces, "Cuerpos, brazos, piernas y
cabezas volaron por el espacio, como si fueran muñecos de goma; algunos
cayeron al mar".
El crimen de lesa Humanidad aconteció en La Habana, Cuba. A las 3 y ocho
minutos de la tarde, de la fecha indicada, se produjo la primera explosión.
A ésta le siguieron otras de menor resonancia; y otra enorme, a las 3:50
p.m., la cual causó el mayor número de víctimas, porque el pueblo acudió
masivamente a extraer cadáveres y trasladar heridos.
El sabotaje al carguero galo se inscribe como uno de los actos terroristas
más crueles contra la Revolución Cubana. El saldo fue de 101 muertos y 209
heridos, especialmente portuarios. En la lista se incluyeron seis de los 36
tripulantes franceses de la nave.
Entre los asesinados por la metralla imperialista, estuvo el santiaguero Max
Orúe, quien al frente de un grupo de soldados rebeldes acudió a ayudar a la
descarga del barco.
Lo último lo narra Quinciano del Río Soler, luchador de la clandestinidad en
Santiago de Cuba, quien se unió a la caravana, con Fidel, que el 8 de enero
llegó a la capital.
El día trágico, Quinciano, entonces primer teniente, fue a buscar a su
amigo, pero al conocer que estaba en los muelles, se dirigió hacia allá y se
encontró con la desgracia. La fuerza expansiva de la última explosión lo
lanzó como si fuera un proyectil. Estuvo un mes ingresado, aunque no fue
herido.
ARMAS PAGADAS POR EL PUEBLO
La nave procedente de Hamburgo, Bremen, Amberes y El Havre, llegó ese día, a
las 8:02 a.m., a los muelles de Tallapiedra, para descargar armamentos
comprados con el dinero del pueblo cubano, en Bélgica, con destino al
Ejército Rebelde.
¿A qué potencia le interesaba que Cuba no se armara? ¿Qué gobierno planeaba
agredir a Cuba? La respuesta es obvia, y se supo que Inglaterra estuvo entre
los países europeos que denunció presiones de Washington para que no se le
vendieran armas a La Habana.
Paralelamente, se conoció que un ataché militar y el cónsul norteamericano
en Bélgica, trataron de impedir que la fábrica destinara armas para nuestro
país.
Y como si todo fuera poco, ¡vaya casualidad!, a bordo del barco saboteado
viajó Donald L. Chapman, periodista yanqui, de 26 años de edad. El
corresponsal de la UPI y también, según él, de la CBF, tomó la nave en el
puerto francés El Havre.
Cosa rara, un periodista viajando en un medio de transporte lento, como un
carguero. Los profesionales de la información suelen desplazarse en aviones,
cuando de ir de un extremo a otro se trata, dado que deben llegar a tiempo
para cubrir la noticia, pero en este caso hubo una excepción. ¿Curioso,
verdad?
Por supuesto, a la hora de la explosión, el reportero no se hallaba en el
barco, sino a una distancia prudencial, desde donde inmediatamente, tomó
fotos, como si "olfateara" que se iba a producir un "acontecimiento".
Los peritos cubanos demostraron, hasta la saciedad, que no hubo accidente en
el caso y que el mecanismo de la explosión no fue conectado en Cuba.
Especialistas franceses y de la compañía que tenía asegurado al buque La
Coubre, en 1 000 000 de dólares, igualmente investigaron.
Al día siguiente del zarpazo terrorista, el 5 de marzo, hace medio siglo,
las calles capitalinas se conmovieron con una de las grandes manifestaciones
de duelo: más de 500 000 personas, encabezadas por el Comandante en Jefe
Fidel Castro, asistieron a los funerales de 54 víctimas. Las restantes no
pudieron ser sepultadas, porque sus cuerpos quedaron fragmentados en el mar.

En la despedida de duelo, el líder de la Revolución cubana expresó que no
podía haber otro culpable del crimen que no fuera el imperialismo yanqui, y
al término de su encendido discurso concibió el lema irrenunciable que,
desde entonces, encabeza la decisión popular de ¡PATRIA O MUERTE!
Entonces se incrementaron los aportes económicos del pueblo para comprar
armas y aviones, en tanto Eisenhower, que era el presidente en Estados
Unidos, y su secretario de Estado, Cristian Verter, orquestaban una campaña
internacional de mentiras -en eso son especialistas-, en contraposición a la
acusación de Fidel, y comenzaron las primeras amenazas de suprimirle a Cuba
la cuota azucarera de 3 000 000 de t que compraban. También anunciaron que
se podían romper las relaciones diplomáticas. Tanto una cosa como la otra,
pronto la materializaron, pero aquí está y estará, para siempre, la
Revolución cubana.
Lanzaron la invasión por Playa Girón, otra deleznable acción terrorista, la
cual fue derrotada en menos de 72 horas. Iniciaron el bloqueo económico,
comercial y financiero, pero los hijos de la Primera Revolución Socialista
en América, son una muralla ideológica.
El ejemplo cubano se extiende por otros pueblos del continente. Por eso hoy
el imperialismo planea acabar las revoluciones, pero eso será el fin del
capitalismo, porque más poderosos son los pueblos.
Fuentes: Discurso de Fidel, el 5 de marzo de 1960 y artículos posteriores en
esta publicación

http://www.sierramaestra.cu/index.php?option=com_content&task=view&id=6873&I
temid=40

--
Lic. Rosa Cristina Báez Valdés "La Polilla Cubana"

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"La derecha avanza -como la maleza en la selva- por las grietas que deja la
izquierda en sus hermosos proyectos". Fernando Báez

"Los malos no triunfan si no donde los buenos son indiferentes"
José Martí