Cincuenta y cinco años atrás un argentino juraba junto al lecho de muerte de una desconocida que las oscuras injusticias serían abolidas por una aurora luminosa.
Hoy en Táchira, Venezuela se viven los resultados del compromiso de Ernesto Che Guevara y la Revolución Cubana. Eladio González toto
De: Nuria Barbosa León [mailto:nuriab@enet.cu]
Miércoles, 03 de Noviembre de 2010
La paciente María
Por Nuria Barbosa León, periodista de Radio Progreso y Radio Habana Cuba
Día de rutina en el mercado de San Cristóbal, en Táchira. Una señora se acercó con mucho cariño y habló en voz alta, casi a gritos.
--Ella es la doctora cubana que operó a mi mamá—se dirigió a la dependiente—quiero comprarle un regalo, lo que guste.
La morena cubana se sintió importunada y, avergonzada, expresó:
--Un saludo es suficiente.
Se apartaron hacia un lugar poco concurrido y la venezolana dijo:
--La invito a una merienda.
La doctora se excusó con el almuerzo tardío en el hospital y el estómago lleno. No pretendía ser descortés pero conocía que la familia de su paciente era de pocos ingresos. Quizás casi nada para regalar. Preguntó:
--¿Cómo está María? ¿Llega a los ciento veinte años?
La cirujana recordó los antecedentes con una operación de cataratas antes de la hernia inguinal atascada que le extirpó. Llegó al servicio de emergencias remitida desde el Hospital Central de San Cristóbal, atendido por venezolanos, quienes no le hicieron mucho caso porque se trataba de una anciana de más de 80 años.
Al recibirla, la doctora pensó: “este es un majá visco”, como dicen los cubanos a una muerte segura. Fue la hija quien hizo cambiar de opinión a la médico. “Mi mamá vive sola en su casa de La Fría, y nadie la ayuda en sus quehaceres”. En la camilla se observaba una figura delgada, gastada por el vivir, encorvada por el dolor y dispuesta a la vida.
El examen clínico diagnosticó la necesidad de una cirugía abdominal. La familia estuvo de acuerdo porque una negativa, también, la conduciría a la muerte.
María resistió la operación y evolucionó favorablemente, desmoralizó todo tipo de pronóstico. Al recibir su alta médica se despidió del personal del hospital con la certeza de celebrar sus ciento veinte años de vida.
--Esa es su meta –respondió la hija a la pregunta formulada por la doctora en el mercado—le cuento que fue operada de una cadera hace poco tiempo.
La doctora sintió admiración porque tanto ella como María y toda su familia conocen que de no existir los servicios gratuitos sostenidos por la colaboración médica cubana, su muerte ya tendría lápida.
--¿Qué busca en el mercado?
--Mañana es mi cumpleaños…—respondió la médico y fue interrumpida
--Tiene que aceptarme un regalo, vamos aquel mostrador.
--No te sientas comprometida, el sólo hecho de saber de la salud de María me pone contenta.
--Doctora ningún dinero del mundo puede pagar la salud — Habló con mucha sinceridad y sentenció
—Para toda mi familia la palabra Cuba, sólo significa ¡ Esperanza !
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
El joven doctor en medicina Ernesto Guevara de la Serna visitó a una humildísima anciana enferma, dejándole su humanísimo y filial trato de médico y ella sin proponérselo fue musa inspiradora de sentimientos que el argentino descargó luego poeticamente sobre papel . Eladio González toto director
A MARIA
Vieja María, vas a morir,
quiero hablarte en serio.
Tu vida fue un rosario completo de agonías,
no hubo hombre amado, ni salud, ni dinero,
apenas el hambre para ser compartida;
quiero hablar de tu esperanza,
de las tres distintas esperanzas
que tu hija fabricó sin saber cómo.
Toma esta mano que parece de niño
en las tuyas pulidas por el jabón amarillo.
Restriega tus callos duros y los nudillos puros
en la suave vergüenza de mi mano de médico.
Escucha, abuela proletaria:
cree en el hombre que llega,
cree en el futuro que nunca verás.
Ni reces al dios inclemente
que toda una vida mintió tu esperanza;
ni pidas clemencia a la muerte
para ver crecer a tus caricias pardas;
los cielos son sordos y en ti manda el oscuro,
sobre todo tendrás una roja venganza
lo juro por la exacta dimensión de mis ideales.
Muere en paz, vieja luchadora.
Vas a morir, vieja María;
treinta proyectos de mortaja
dirán adiós con la mirada,
el día de estos que te vayas.
Vas a morir, vieja María,
quedarán mudas las paredes de la sala
cuando la muerte se conjugue con el asma
y copulen su amor en tu garganta.
Eres tres caricias construídas de bronce
(la única luz que alivia tu noche),
esos tres nietos vestidos de hambre,
añorarán los nudos de los dedos viejos
donde siempre encontraban alguna sonrisa.
Eso era todo, vieja María.
tu vida fue triste, vieja María.
Cuando el anuncio de descanso eterno
enturbia el dolor de tus pupilas,
cuando tus manos de perpetua fregona
absorban la última ingenua caricia,
piensas en ellos… y lloras,
pobre vieja María.
¡No, no lo hagas!
No ores al dios indolente
que toda una vida mintió tu esperanza;
ni pidas clemencia a la muerte
tu vida fue horriblemente vestida de hambre,
acaba vestida de asma.
Pero quiero anunciarte
en voz baja y viril de las esperanzas,
la más roja y viril de las venganzas,
quiero jurarlo por la exacta
dimensión de mis ideales.
Descansa en paz, vieja María,
descansa en paz, vieja luchadora,
tus nietos todos vivirán la aurora,
LO JURO.
Ernesto Guevara
(a una paciente suya que moría, mientras Guevara se desempeñaba como médico en un hospital de México, poco antes de su partida en el Granma rumbo a la lucha guerrillera en Sierra Maestra)
difunden: 1er. Museo Histórico Suramericano " Ernesto Che Guevara " la Escuela de Solidaridad con Cuba " Chaubloqueo " y el Centro de Registro de Donantes Voluntarios de Células Madre - Irene Perpiñal y Eladio González - directores calle Rojas 129 local Capital - AAC 1405 - Buenos Aires - República Argentina telefax: 4- 903- 3285 Caballito
email: museocheguevara@fibertel.com.ar
http://museocheguevaraargentina.blogspot.com/
doná sangre, doná órganos, doná células madre, sé solidario, SÉ VOS.
¡Salven a los argentinos! "las ballenas"