Peter Schey,
abogado de EEUU, es Presidente y Director Ejecutivo del Centro para los
Derechos Humanos y Derecho Constitucional, de Los Ángeles, California.
El Centro se
dedica a la protección y promoción de las libertades civiles
fundamentales y los Derechos Humanos mediante acciones de litigio,
servicios legales directos, educación, capacitación y la presentación
de peticiones ante foros internacionales.
El Centro
sirve como apoyo a grupos sociales, legales, religiosos y comunitarios
en los Estados Unidos y en otros países involucrados en la defensa de
los Derechos Humanos y civiles.
5 de Marzo,
2013
Presidente Barack Obama
The White House
1600 Pennsylvania Avenue NW
Washington, DC 20500
Estimado Presidente Obama,
Sé que usted conoce el caso de los 5 Cubanos -Gerardo Hernández,
Antonio Guerrero, Fernando González, Ramón Labañino y René González. Le
estoy escribiendo para pedirle que considere dejarlos en libertad y
permitirles que regresen a Cuba, algo que puede lograr bajo sus poderes
ejecutivos. Esos hombres han estado presos en los Estados Unidos por
catorce años. Es
indiscutible que ellos eran agentes de la inteligencia cubana cuyo
principal propósito era monitorear grupos en Estados Unidos que
incurrieron en actos criminales y terroristas contra Cuba y la
población civil cubana.Sus sentencias son inusualmente
excesivas ya que nada de lo que hicieron representó ninguna amenaza
significativa a la seguridad nacional de Estados Unidos. Es
indiscutible también que el resultado de sus casos podría ser muy
significativo con respecto a las relaciones Cuba-Estados Unidos en el
futuro, y el avance en los objetivos que ambos gobiernos han expresado.
Es indiscutible que los 5 Cubanos se dedicaron principalmente a lo que
el gobierno cubano y los Cinco consideraron actividades
"anti-terroristas", penetrando grupos como Alfa 66, Comandos
F4 y Hermanos al Rescate (BTTR por sus siglas en ingles). En el juicio,
expertos militares, incluyendo el actual Director de Inteligencia
Nacional, James Clapper, testificaron que los 5 Cubanos no
representaron ninguna amenaza sustancial para la seguridad nacional. Un
miembro trabajó en la construcción en una Estación Aérea Naval en Key
West y pasó información, disponible mayormente a personas sin
acreditación y considerada sin importancia para la seguridad nacional.
Pero la gran mayoría de los esfuerzos de los 5 Cubanos fueron
destinados a monitorear las actividades de un pequeño número de grupos
en Florida, cuyos líderes han demostrado ampliamente, como mínimo, su
voluntad de participar en actividades ilegales, o de terrorismo en el
peor de los casos, en pos de sus objetivos: El derrocamiento del
gobierno cubano.
El Centro por los Derechos Humanos y Constitucionales está
particularmente preocupado con la grave injusticia en el caso de uno de
los 5 Cubanos, Gerardo Hernández, quien está cumpliendo una cadena
perpetua en una prisión de máxima seguridad por el cargo de
conspiración para cometer asesinato relacionado con el derribo por
parte de militares cubanos el 24 de febrero de 1996 de dos aviones de
Hermanos al Rescate causando la muerte de cuatro miembros de ese grupo.
El derribo fue la culminación de más de veinticinco vuelos ilegales en
el espacio aéreo cubano en los veinte meses previos al evento. Como se
muestra en detalle a continuación:
- El gobierno
estadounidense tenía muchas más advertencias y más detalles sobre
el planeado derribo que las que Gerardo jamás poseyó.
- El gobierno de EEUU
podría haber detenido fácilmente los vuelos de BTTR y evitar el
derribo mientras que Gerardo no pudo hacer nada para impedir los
vuelos de BTTR o el derribo.
- Gerardo no hizo
absolutamente nada para alentar o persuadir a los pilotos de BTTR
para que penetrasen el espacio aéreo cubano.
- Ni el gobierno de EEUU
ni Gerardo tenían la menor idea del lugar donde sucedería el
derribo, (supuestamente en espacio internacional como afirma el
gobierno de EEUU), y
- El gobierno de EEUU y
no Gerardo, le dijo al gobierno cubano que los aviones de BTTR
estaban partiendo de Miami y podrían estar dirigiéndose al espacio
aéreo cubano el día del derribo.
Bajo estas
circunstancias, independientemente de los detalles técnicos, o de cómo
la ley estadounidense fue interpretada por el Onceno Circuito de la
Corte de Apelaciones, que hizo posible que la sentencia de conspiración
se mantuviera, una cadena perpetua es extraordinariamente
desproporcionada en relación con el papel insignificante de Gerardo en
cualquier aspecto del derribo. De
hecho, él tuvo un rol tan pequeño en el derribo de los aviones de BTTR
como el rol que podría tener un agente de la inteligencia de EEUU en
Islamabad con respecto a los ataques con drones en las Áreas Tribales
federalmente administradas a lo largo de la frontera Afgana en el
Noroeste de Pakistán.
A modo de referencia, Hermanos al Rescate repetidamente había
presentado planes falsos de vuelo a la Administración Federal de
Aviación (FAA por sus siglas en inglés) desde 1994. Pilotos de MiG previamente
se habían encontrado con aviones de BTTR en el espacio aéreo cubano. El
líder de BTTR Jose Basulto se comunicaba por radio con los pilotos
cubanos, ignorando sus advertencias y demandándoles que desertaran con
sus aviones, un acto que obviamente sería criminal bajo la ley cubana
(como lo sería bajo la ley de EEUU si un piloto desertara en Cuba en un
A-10 Thunderbolt II). El señor Basulto es conocido por haber
participado en diversas actividades destinadas a derrocar al gobierno
cubano. Entrenado por la CIA en inteligencia, comunicaciones,
explosivos y sabotaje, regresó a Cuba haciéndose pasar por un
estudiante de física para ayudar a preparar la invasión de Bahía de
Cochinos, más tarde se infiltró en Cuba para sabotear un supuesto
emplazamiento de misiles y en agosto de 1962, llevó un barco a Cuba y
disparó un cañón de 20 mm a un hotel (Rosita de Ornedo) lleno de
turistas.
En 1995, Basulto y BTTR anunciaron públicamente su nuevo plan de
"desobediencia civil" dentro de las aguas territoriales
cubanas. Cuba se preparó para confrontar los aviones de BTTR con sus
MiGs. El Departamento de Estado emitió una tenue advertencia a BTTR de
que sus aviones no deberían violar el espacio aéreo cubano.
Desobedeciendo al gobierno de los EEUU y a las leyes cubanas, el 13 de
julio de 1995, pilotos de BTTR nuevamente presentaron planes falsos de
vuelo y penetraron con cuatro aviones dentro del espacio aéreo cubano.
A medida que Basulto y los otros pilotos entraron en el espacio aéreo
cubano, el control de tráfico aéreo de la Habana advirtió a los aviones
que salieran del mismo. A pesar de la presencia de los MiGs rodeando
los aviones de BTTR, Basulto y los otros pilotos decidieron ignorar las
advertencias. De hecho, a su propio riesgo, y el de civiles cubanos,
Basulto continuó volando hacia el centro de la Habana y rozó la ciudad
a muy baja altura por 13 minutos arrojando desde su avión cerca de
20.000 panfletos.
El gobierno cubano tomó medidas moderadas inmediatamente después de
este incidente, y envió una carta a la administración de la FAA
notificándola de las violaciones de las leyes aeronáuticas cubanas
cometidas por BTTR el 13 de julio de 1995. La carta del gobierno
cubano específicamente advirtió que el incumplimiento del gobierno de
los Estados Unidos de poner un alto a la entrada ilegal en el espacio
aéreo cubano por parte de los pilotos de BTTR "pueden traer graves
consecuencias" y pidió que la FAA se comprometiera con prontitud a
tomar "las medidas que sean necesarias" para asegurar que se interrumpieran
los vuelos ilegales en el espacio aéreo cubano y sobre los tejados de
la Habana. De hecho el gobierno cubano dejó bien claro que
si los vuelos de BTTR continuaban invadiendo ilegalmente el espacio
aéreo cubano "los aviones podrían ser derribados".
Gerardo Hernández no tuvo nada que ver con la continua invasión ilegal
a la soberanía cubana por parte de BTTR, o la respuesta del gobierno
cubano. El nunca alentó a los pilotos BTTR a violar el espacio aéreo
cubano, nunca sugirió que entraran en el espacio aéreo cubano, ni él
tenía influencia alguna para impedir que lo hicieran. Obviamente, el
gobierno cubano había desalentado la intrusión de BTTR en el espacio
aéreo cubano al advertir que esta conducta podría tener graves
consecuencias en el futuro.
Seguidamente el Departamento de Estado de Estados Unidos emitió una
declaración de advertencia a los pilotos BTTR a que permanecieran fuera
del espacio aéreo cubano. La declaración repitió la posición del
gobierno cubano que si los aviones penetraban ilegalmente en su espacio
aéreo podrían ser derribados y declaró que "el Departamento tomaba
esta declaración seriamente."
A pesar de las advertencias por parte de Cuba y Estados Unidos,
pareciera que ni las agencias de inteligencia estadounidenses, ni el
Departamento de Justicia, ni la FAA tomaron pasos efectivos para
bloquear a Basulto y a los pilotos de BTTR, que continuaron sus
provocaciones peligrosas e ilegales dentro del espacio aéreo cubano.
En enero de 1996, BTTR aumentó su invitación a la confrontación con el
gobierno cubano dejando caer 500.000 octavillas cerca de La Habana.
Obviamente conscientes del peligro de una confrontación a la que fueron
alentados y tal vez deseada, los pilotos de BTTR dejaron grabado una
videotape en caso de que ellos no regresaran.
El 15 de enero de 1996, Cuba nuevamente envió una carta a FAA,
informando al gobierno de EEUU de la violación de BTTR del espacio
aéreo cubano el 13 de enero y nuevamente dejando claro que los pilotos
de BTTR deberían estar preparados para enfrentar "serias consecuencias"
si continuaban con sus violaciones ilegales del espacio aéreo cubano.
Nuevamente, Cuba apeló a los EEUU para que adoptara las medidas
necesarias para prevenir que los aviones de BTTR violaran el espacio
aéreo cubano.
Gerardo
Hernández no tuvo nada que ver con la decisión de BTTR de lanzar
octavillas desde sus aviones en enero de 1996, tampoco de la respuesta
de Cuba al incidente. Ni por supuesto estuvo Gerardo en una posición de
obligar al gobierno de los EEUU a adoptar medidas contra BTTR.
Poco después de que el gobierno cubano advirtió al Gobierno de Estados
Unidos que graves consecuencias seguirían si BTTR continuaban
invadiendo ilegalmente el espacio aéreo cubano y el Gobierno de EEUU
advirtió a los pilotos de BTTR, básicamente a Gerardo Hernández le
dijeron lo mismo (aunque con menos detalle). A mediados de febrero él
recibió un mensaje de las autoridades cubanas que Juan Pablo Roque y
René González, los dos hombres que se habían infiltrado en BTTR, no
deberían volar con BTTR del 24 al 27 de febrero, porque podría haber un
"enfrentamiento" en esas fechas. El gobierno de Estados
Unidos y los pilotos de BTTR también sabían que una confrontación podía
llevarse a cabo y a diferencia de Gerardo, habían sido advertidos que
esto podría resultar en el derribo de los aviones.
El líder de BTTR Basulto ha testificado públicamente que él tenía
conocimiento de las advertencias de Cuba "durante mucho
tiempo", y que él y los otros pilotos conocían que la consecuencia
de entrar en el espacio aéreo cubano podría resultar en el derribo.
Entiendo que el 24 de febrero de 1996, la FAA, no Gerardo Hernández, informó al
gobierno cubano que tres aviones BTTR habían despegado de Miami y que
podían entrar ilegalmente el espacio aéreo cubano. Repito,
el gobierno estadounidense pareciera haber tenido una mayor
participación y responsabilidad que Gerardo por lo tanto es el gobierno
de Estados Unidos, y no Gerardo, quien informa al gobierno cubano que
los aviones de BTTR estaban volando.
Es
indiscutible que Gerardo Hernández no tuvo nada que ver con la decisión
de BTTR de pilotear ese día aviones hacia Cuba. Él no
alentó ni solicitó hacerlo, ni tenía ningún poder de detener los
vuelos. Sólo el gobierno de Estados Unidos podría haberlos detenido, si
hubiese querido.
A medida que los aviones se acercaban a Cuba, fueron claramente
advertidos de que estaban "en peligro", y que estaban
entrando a una zona que estaba "activada". Gerardo no tuvo nada
que ver con la decisión de Cuba de activar su espacio aéreo.
Esta fue obviamente una decisión hecha en Cuba. Basulto ignoró las
advertencias de Cuba a medida que sus aviones volaban hacia territorio
cubano. Si los otros dos aviones entraron en territorio cubano, está en
disputa. Cuba cree que si; el gobierno de EEUU cree que no. Gerardo por
supuesto, no tenía una forma independiente de conocer si los tres
aviones de BTTR entraron o no en el espacio aéreo cubano.
Dos aviones fueron derribados por MiG cubanos. Cuando el derribo
ocurrió, el avión de Basulto estaba a 2.1 millas dentro del espacio
aéreo cubano. Basado en sus datos del radar, el gobierno de Cuba ha
argumentado que el derribo sucedió en el espacio aéreo cubano. Sin
embargo basado en datos de su propio radar y la información de testigos
presenciales, el gobierno de EEUU cree que el derribo sucedió en el
espacio aéreo internacional, por lo tanto constituye asesinato.
En el fondo,
parece que el gobierno estadounidense sabía más de lo que Gerardo
conocía acerca de los planes de Cuba antes del derribo.
También
pareciera que el gobierno de Estados Unidos, no Gerardo Hernández,
estaba en una posición de evitar una confrontación prohibiendo los
vuelos de los pilotos de BTTR, o la suspensión de sus licencias, algo
sobre lo cual Gerardo no tenía control.
Además, el operador de radar estadounidense Mayor Jeffrey Houlihan y el
Director Técnico del Sector Sureste de la Defensa Aérea (SEADS por sus
siglas en inglés), ambos observaron los aviones de BTTR rumbo a la Zona
de Identificación de la Defensa Aérea Cubana, observaron uno de los aviones
penetrar el espacio aéreo cubano por lo menos a tres millas náuticas, y
observaron a los MIGs partiendo desde Cuba rodeando los aviones de
BTTR, sin embargo no realizaron ningún esfuerzo para comunicarse con
los pilotos de BTTR para instarlos a que abandonaran la zona o para
alertar a los aviones de EEUU para que intervinieran. En el
fondo, mientras que el gobierno estadounidense estaba observando los
acontecimientos, y no tomando ninguna medida para prevenir un derribo,
Gerardo no tenía idea de lo que estaba ocurriendo.
Después del
derribo una comunicación a Hernández de funcionarios cubanos declaraba:
"Le hemos asestado a la derecha de Miami un duro golpe donde su
papel ha sido decisivo". Una respuesta de Hernández observaba:
"La operación hacia la cual contribuimos un granito de arena
terminó satisfactoriamente". Finalmente, el jefe de la dirección
de inteligencia reconoció a Hernández por los sobresalientes resultados
en el trabajo..." Ninguna de estas comunicaciones indica que
Hernández - o nadie en el gobierno de Estados Unidos, anticiparon que
el derribo, si es que iba a suceder, se produciría en el espacio aéreo
internacional. De hecho, los registros indican que estas comunicaciones
se referían al éxito de la operación planeada por largo tiempo para que
el agente de inteligencia cubano Juan Pablo Roque regresara a Cuba el
23 de febrero de 1996, y no la "Operación Escorpión" sobre
los vuelos sobre Cuba de BTTR.
Cómo responder a la ilegal, frecuente y peligrosa invasión de su
espacio aéreo por pilotos que desean el derrocamiento del gobierno
cubano, era una cuestión compleja decidida al más alto nivel por las
autoridades en Cuba, no por Gerardo Hernández. La complejidad del
asunto es demostrada por las autoridades ejecutivas en el llamado "libro
blanco" del Departamento de Justicia de Estados Unidos sobre
"matar el objetivo", hecho público este mes, que justifica
bajo el derecho internacional y doméstico la decisión del Presidente (u
otros funcionarios de la administración "informados y de alto nivel")
de ordenar la ejecución de personas en el extranjero por drones si se
cree que esas personas han estado "envueltas en la planificación
de ataques terroristas contra los Estados Unidos". Su
administración nunca dejaría tales decisiones a un oficial de
inteligencia que trabaja en el extranjero, y Cuba ciertamente no dejó
la decisión sobre cómo responder a los vuelos de BTTR a Gerardo
Hernández. Ni
siquiera le consultaron sobre la cuestión.
La Corte de Apelaciones que confirmó la condena de Gerardo estuvo
dividida en su decisión, con un juez que encontró que las pruebas no
fueron concluyentes y que la condena de conspiración para cometer
asesinato debía revertirse. Un segundo juez confirmó la sentencia, pero
reconoció que con todos los detalles técnicos envueltos, era difícil
determinar si la condena fue válida. El tercer juez determinó, basado
en numerosos tecnicismos en la ley (según lo interpretado por el Onceno
Circuito de Apelaciones) que requiere una explicación larga y compleja
en su decisión por escrito, para que un cargo de conspiración para
cometer asesinato pudiera ser confirmado.
Sin embargo, independientemente de los tecnicismos legales que podrían
sustentar un cargo de conspiración para cometer asesinato bajo la ley
estadounidense, como fuera interpretada por el Onceno Circuito de la
Corte de Apelaciones, es indiscutible que (1) la participación de
Gerardo en el derribo fue absolutamente mínima, (2) él no hizo nada
para alentar a los pilotos de BTTR para que penetraran ilegalmente el
espacio aéreo cubano, (3) él no tuvo nada que ver con la decisión de
derribar los aviones de BTTR, (4) él sabía menos acerca de lo que había
sido planeado por el gobierno cubano de lo que sabía el gobierno de
EEUU y (5) incuestionablemente hubo mucho más de lo que el gobierno
estadounidense podría haber hecho para evitar el derribo de lo que
Gerardo podría haber hecho. En este contexto, una cadena perpetua para
Gerardo por "conspiración para cometer asesinato" es una
sentencia extremadamente dura, inmerecida y fundamentalmente injusta.
El principio de proporcionalidad--de que el castigo debe ser
proporcional a la gravedad del delito--es un principio fundamental del
derecho nacional e internacional y de los derechos humanos. Este
principio está incorporado en el artículo 5 de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos, artículo 7 del Pacto Internacional sobre
Derechos Políticos y Civiles y la Convención contra la Tortura y Otros
Tratos Crueles, Inhumanos, o Degradantes. El principio de
proporcionalidad es también la piedra angular del derecho penal
internacional. Bajo el artículo 77 del estatuto de Roma de la Corte
Penal Internacional, una cadena perpetua está permitida pero debe estar
"justificada por la extrema gravedad del crimen y las
circunstancias individuales del condenado".
Además de la gravedad totalmente injustificada de la sentencia de
Gerardo, debo señalar también que la validez de la subyacente
conspiración para cometer asesinato es altamente cuestionable.
Claramente, no hay ninguna defensa a un país en el derribo de un avión
civil en el espacio aéreo internacional, cuando el avión civil no
plantea una amenaza inminente para la seguridad de los demás. Por otra
parte, es probablemente cierto que un país puede derribar legalmente un
avión civil que ha invadido reiteradamente e ilegalmente su espacio
aéreo, que ha rozado peligrosamente su Capitolio, que ha rechazado
repetidas advertencias para cesar sus actividades ilegales y que ha
alentado abiertamente el derrocamiento del gobierno del país. Incluso en
el juicio de Gerardo, los Estados Unidos no ofrecieron ninguna
evidencia - por no existir - que mostrara que Gerardo realizó
"conspiración" (es decir, un acuerdo) con el gobierno cubano
para derribar a los aviones BTTR en el espacio aéreo internacional. De
hecho, Estados Unidos no pudo probar que Gerardo hiciera un acuerdo
para derribar a los aviones. Como se señaló anteriormente, lo único que
Gerardo sabía era que podría existir una "confrontación" con
los aviones de BTTR, es decir mucha menos información de la que el
gobierno de Estados Unidos tenía en su poder.
Para todas las razones mencionadas anteriormente, le pedimos que
considere seriamente ejercer sus poderes Ejecutivo para autorizar (1)
la desclasificación de todos los registros de Estados Unidos con
respecto al derribo de los aviones de BTTR y (2) la excarcelación de
Gerardo y su regreso a Cuba. Hacerlo sería no sólo mostrar el
compromiso del gobierno de los Estados Unidos de proporcionalidad en
las sentencias y una justicia igualitaria y justa, también podría ser
un paso importante que contribuya al proceso de normalización de las
relaciones entre Cuba y Estados Unidos, algo apoyado por la mayoría de
los estadounidenses y por países de todo el mundo.
En espera de una respuesta de su Administración sobre esta cuestión.
Gracias por su consideración.
Sinceramente,
Peter
Schey
Presidente
Centro para los Derechos Humanos y Derecho Constitucional
ccs: U.S. Senator
Patrick Leahy
U.S. Senator Jeff Flake
U.S. Senator Sherrod Brown
U.S. Senator Debbie Stabenow
U.S. Senator Sheldon Whitehouse
U.S. Congressmen Jim McGovern
U.S. Congressmen Chris Van Hollen
James Robert Clapper, Jr., Director of National Intelligence
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