EL ARCA DE NOE LOS PIRAÑAS DE CABALLITO Y TANIA LA ARGENTINA DESCONOCIDA.
por Eladio González toto
29 de septiembre de 2015. Seis de la tarde y un grupo humano interrumpe la luz del atardecer al ingresar al local de Bagatela en la calle Rojas 129, entre Yerbal y la vía del tren del oeste. No son un “Grupo Piraña” de desalmados ni siquiera una “Mara sudaka” de inadaptados, son mis bondadosos amigos religiosos. Genuinamente feliz exclamo “¡ Bienvenida familia !” y se llegan hasta mí los dos rabinos con sus sombreros y trenzas negras, también un proyecto de rabinito de unos catorce años y tres jovencitas vestidas normalmente. Hace dos años había sucedido lo mismo pero el me había traído a casi toda su prole, solo faltaban tres. Esta vez vino con menos familiares. Tiene un montón de hijos, una docena. (No quiero pensar que sea por la asignación familiar de la Yegua). Nos besamos con mi amigo el joven y terco rabino que me surte con propaganda semita desde hace años, a sabiendas que soy lo peor de lo peor, o sea no creyente, agnóstico, cristiano renegado, y para colmo fundador del primer museo suramericano en homenaje al Comandante Ernesto Che Guevara. Se me hace como un Testigo de Jehová salido del Arca de Noé. Por educación extendí mi mano saludando a la nena (ocho años) que tenía más cerca y sorprendido escuché de su padre: “No, los hombres no tocan a las mujeres”. Le dije a la nena “pero yo no soy un hombre, estoy disfrazado”… se rieron poquito. Entonces extendí mi diestra al otro rabino (robusto, joven, fuerte) quien me la estrechó, pero le aclaré … “bueno hay que ver si sos hombre o estás disfrazado”. Un poco más de risas. La visita se debía a una festividad del día “Las Casillas” (Sucot) ó algo así y me explicó con un fruto traído de Marruecos llamado “Cidra” y un trozo de planta bien verde y delgada que no recuerdo el nombre, como el sabor del primero con el olor de la última se unían para lograr bienestar para el pueblo. Pienso que el rabino los trae muy de tanto en tanto (el todas las quincenas viene solo y me entrega propaganda de Beit Jabad Caballito) como si fuera una salida de vacaciones de invierno para que se diviertan conmigo que no cobro por hablar. Cómplice me preguntó si el Che Guevara no era judío. Allí saltó del fondo de mi alma la judía alemana Tamara Bunke Bider y durante quince minutos tuve una atenta y muda platea, que aprendió de como una muchacha argentina se había sumado al sueño de liberación del pueblo boliviano en 1967 y cayó muerta perteneciendo a la retaguardia del grupo de Ernesto Che Guevara al cruzar el río en Vado del Yeso. Explique con pelos y señales que ella la judía fue espía de Guevara durante un año entero en la ciudad de La Paz y merced a su inteligencia, decisión, valor, belleza y capacidad logró infiltrarse en las altas esferas militares, culturales y eclesiásticas que dirigían a los aristócratas bolivianos que esclavizaban a su pueblo. Abundé en la virtudes de la judía y finalicé afirmando que los argentinos no la conocían. Saludaron (los hombres con la mano) las mujercitas con los ojos y ahí les obsequié tres mapas de la República Argentina pero tuve buen cuidado de entregárselos al Rabino y decirle “dáselos vos que no las quiero tocar”. Se rieron y yo dije “voy aprendiendo”. Ayer a diferentes horas había hablado emocionado de nuestra querida y admirable Tania la Guerrillera con un australiano joven de nombre John y también con un brasileño de Rio de Janeiro de nombre Alessandro, pero el grupo de hoy, no por numeroso sino por su compromiso religioso me entusiasmó más como resultado. No las toqué a las jovencitas judías, pero mi historia de una judía argentina (Tania) inolvidable no solamente las acarició, sino que se les metió entre el cerebro y el alma y seguro que irá de ahora en más rebotando de un lugar a otro como en un partido de tennis kusher.
Al cerrar esta crónica me asalta la INSEGURIDAD que me instalan hora a hora los medios de incomunicación de mi patria y tiemblo de que los seis visitantes tuvieran todos cámaras ocultas y la Mossad me esté desclasificando de todos los ángulos. Además cometí el error de contarles el secreto que los periodistas argentinos ocultaron a los argentinos durante cuarenta y cinco años y saqué a la luz de la Tora y de la Biblia y del Talmud a la argentinísima Tamara Bunke Bider. No tengo perdón de Dios ni de Jehová, ni de Confucio, ni de Alah ni de Irene mi pareja. Firmo esto y me voy a entregar a Comodoro Py. No crean en un suicidio mío. Chaubloqueo.
Eladio González toto goim
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