Una de las dependencias más controversiales de la gestión de María Eugenia Vidal fue el Instituto de Obra Médico Asistencial (IOMA), que tuvo tres presidentes en cuatro años. El último fue Pablo Di Liscia, quien será reemplazado por Homero Giles, un médico de 38 años militante de La Cámpora con experiencia en la gestión del Estado.
Giles es oriundo de Ituzaingó, Corrientes, y fue en su familia el primer profesional después de recibirse como médico en la Escuela Latinoamericana de Medicina de Cuba. También se desempeñó como titular de la Subsecretaría de Prevención y Control de Riesgos del Ministerio de la Salud de la Nación en el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner.
Es un hombre de la mesa chica de Daniel Gollán y Nicolás Kreplak, flamantes ministro y viceministro de Salud de la provincia, con quien compartió el equipo de profesionales de la Fundación Soberanía Sanitaria. En la entidad que se dedica a la formación e investigación para “un sistema de salud más justo e inclusivo”, según el eslogan, elaboró críticos informes a la obra social provincial.
IOMA: la caja del ahorro
Desde que asumió la gestión de Cambiemos, el Instituto estuvo signado todos los años por una subejecución presupuestaria que generó distintos focos de conflicto. Hay dos que surgieron en los últimos meses y que fueron solucionados, a medias, por Di Liscia.
El más extenso estuvo protagonizado por la Agremiación Médica Platense, la entidad que nuclea a profesionales de la salud de La Plata, Berisso y Ensenada. Desde fines de octubre cortaron la prestación a los afiliados de manera intermitente por deudas que se cancelaron producto de las insistentes medidas de fuerza.
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La otra controversia la protagonizaron laboratorios y el Colegio de Farmacéuticos provincial, que dejaron de despachar medicamentos a afiliados del Plan Meppes, quienes sufren patologías “especiales” o “de alto impacto sobre la salud”. Cardiopatías congénitas, diabetes, osteoporosis, esclerosis múltiple, parkinson, VIH, patologías oncológicas e hipertensión pulmonar son algunas de las dolencias y enfermedades que reciben una cobertura del 100% en medicamentos por ser considerados de “elevado costo”, y que estuvieron sin cobertura casi una semana.
En paralelo, la Fundación Soberanía Sanitaria elaboró en julio de este año un informe que dio cuenta que, pese al superávit financiero, llegaron a existir retraso de pagos a prestadores de más de tres meses. La cobertura de medicamentos disminuyó de un promedio de 67% en 2016 a un 34% en 2019 y los afiliados voluntarios sufrieron un aumento en la cuota mensual del 51%.
El instituto también acumuló pasivos de hasta cinco meses con hospitales municipales y convive con una particularidad respecto a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Los afiliados que llegan a hospitales públicos de la Capital Federal pueden atenderse en tiempo y forma porque los pagos están “al día” con la gestión de Cambiemos que encabeza Horacio Rodríguez Larreta.