viernes, 7 de febrero de 2014

Tinelli Marcelo versus Hebe de Bonafini Futbol para todos Nestro Kirchner Jorge Capitanich Chaubloqueo museo Che Guevara.



La titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, advirtió al empresario televisivo Marcelo Tinelli que el programa Fútbol para Todos "no está hecho para hacer plata" sino "para hacer política", tal "como dijo Néstor (Kirchner)".
"Le pedimos a Tinelli que escuche lo que le dijimos acá en la Plaza: el fútbol, como dijo Néstor, Fútbol para Todos, no está hecho para hacer plata, está para hacer política y eso queremos", afirmó la dirigente.
Durante la habitual ronda de los jueves de las madres en la Plaza de Mayo, Bonafini señaló acerca de la nueva etapa en la transmisión del fútbol: "Vieron el tema Torneos y Competencias, o Fútbol para Todos. ¿Cómo se llamará? ¿Fútbol para Todos o Torneos y Competencias?", ironizó.
Luego, recordó que "Néstor Kirchner en un discurso muy sabio sobre el Fútbol Para Todos dijo... atento Tinelli, ¿eh?: el Fútbol para Todos no está para ganar plata, sino para hacer política. Eso dijo Néstor Kirchner y no nos podemos olvidar de eso".
"Nosotros queremos decir que ha sido una cosa demasiado prepotente como se hizo, por ser muy prudente y prolijita hoy. Pero parece que lo que ellos quieren sacar (en alusión a la nueva supervisación por parte de Tinelli) es la idea de la politización. Por eso sacaban a Javier Vicente, el 'relator militante' y a Alejandro Apo, dos tipos geniales", sostuvo.
Para Bonafini, "hay que ver si no los echan pero los sacan", pero "a veces no te echan de un lugar, pero es peor que si te echaran porque te sacan del medio".
En ese contexto, sostuvo que Tinelli "no puede despolitizar" el programa ˜Fútbol para Todos˜ porque "lo que hace es política" y "el peor tipo es el que dice que no hace política, es el peor, para más desconfiar".
Para desmentir las presiones a Tinelli, en su habitual ronda de prensa en la Casa Rosada, el Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich había atribuido esta mañana las versiones sobre las molestias del vicepresidente de San Lorenzo por una supuesta resistencia de La Cámpora hacia la nueva producción y a los cambios de relatores a una "operación alevosa y mediática".

Oria Bonzón Cabrera El Cobre Santiago de Cuba Darsys Gutierrez Villalon nieta de alfabetizadora en la mina cuprifera Chaubloqueo Museo Che Guevara de Buenos Aires Eladio González toto correspondencia secreta




Eladio González Rodríguez (toto)
calle Rojas 129, local (1405) Ciudad Autónoma
de ¿Buenos Aires? República Argentina que traiciono 3 veces a Cuba con la firma del ex Psdte De la Rua y Duhalde
Año de gloriosos aniversarios de Jose Marti y Cuartel Moncada.
Cra. Darsys Gutierrez Villalon (para Oria Bonzon Cabrera)
Lacret 6  % Luis Manuel Pazo y Aurelio Fernandez -  El Cobre SANTIAGO  CUBA 
Republica de CUBA Campeona de los derechos humanos. ¡muchas gracias cartero!


92
Adhesivo Chaubloqueo  DIPLOMA                                                                                                     
cartas-92-158-274-324-832-992-1260-1807-3216-
ORIA BONZÓN CABRERA  20.12.38 divorciada  
Hijo varon  40 años Lic Cultura Física (salvavidas)
Hija mujer  39 años Lic Economía Instructora.
Domicilio: Edificio A 1 apartamento 4, calle 4, Rpto. Melgarejo, El Cobre, SANTIAGO, CUBA
92 - Primera carta. Contesté 6-5-93 con fliar, dos de Santana, una tarjeta antigua, papel y sobre en blanco.
274 - Agradece recibió todo. Ella estaba en La Habana. Escribió 6-10-92. Contesto 27-12-92 con d, e, j, ele, m, n, p, q, s, u, v, w, papel sobre en blanco, volante fte sur, amistad uruguayo chefed, juv. com., recortes diarios, tarjeta fin de año.
324 - Contesté el 18-1-93 y mando 2 sobres, 4 hojas en blanco, z, tarjeta feliz año.
832 - Contesté 6-5-93 con fliar, postal antigua, 2 de santana, papel y sobre en blanco, cuatro cuadros de Boca, árbol Bagatela, uno, dos Z y CGT, mixta.
Avisa que se casó en marzo 1993 con un cro. militante PCC, jubil. Minint y para junio del 93 se se irá a vivir a La Habana.
Contesté con fliar, 2 tarjetas religiosas antiguas, una estampita, foto Toto granjita Siboney, papel sobres en blanco, adhesivo chaubloqueo, 4, 5, 6, 8, 9, 12, 14.
1260 - Escribió el 8-11-93. Se escribe con Quintano y piensa que la amiga cubana que ella eligió como es soltera puede que cupido funcione. Su marido tiene diabetes, su mamá también tenía, para abril se va a La Habana. Claro que ayudará. Le contesto el 8, día internacional de la mujer, “Ya te enteraste de la Pastoral que hicieron los 5 obispos de Cuba, fue terrible ese golpe para nuestro pueblo, así como para Fidel. Yo te diré hace unos cuantos meses no voy a la iglesia pues cuando iba a misa el padre me hablaba una misa subversiva y lo que hago es ir pero no oigo misa aunque sigo con mi fe. Aumenta el chaubloqueo. Le contesté el 8-3-94 con fliar, papel y sobres en blanco, corazón amarillo y azul, vlte patria libre, voto en blanco, vlte marcha jubilados plaza mayo nº 100, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, carta fideltoto.
1807 - Todo hasta 29, papel y sobres, marcha federal, huelga general, jubilados, parlatino.
El 17-9-94 le mando fliar, medallita religiosa, papel y sobres, locropuan, vilmarcha, marchaflorida.
29-1-96 yo mando papel, sobres, vlte madres, 40, 45, 51, 58 (50 y 55 grales), gardelcard.
3216 - Escribió 21-3-96. Le envío sin fliar el 31-5-96, papel sobres 60 y 68 grales y 61. Recibió mi carta y sintió mucha alegría de saber de mí, de mi esposa, hijos, en fin de la gran flia del chaubloqueo. Agradece la gardelcard, se pregunta después de haber leído minuciosamente si tanta crueldad puede ser verdad, tanto horror en tu  país, lo cree porque se lo cuento yo. Allí no conocen esas cosas, ella tiene un nieto de 20 años y una nieta de 18 y ellos van a las discotecas y tanto sus padres como yo estamos tranquilos. Son las 8 pm, acaba de venir de una reunión de milicia de tropas territoriales a la cual ella pertenece. Debo saber yo que les esperan días difíciles con la ley Helms-Burton aprobada, además su país derribó 2 aviones q violaron el espacio aéreo, los revolucionarios todos están d acuerdo en haber derribado, pues como NOS VEN VESTIDOS DE LANA CREEN QUE SOMOS CARNEROS Y SE ACABÓ, ¿HASTA CUÁNDO? Resistiremos, están esperando a los tipos d hermanos al rescate, están en pie d alerta, los vamos a derribar d nuevo. Mi nieto está pasando el servicio militar. Todo, dale un abrazo bien fuerte a todos los d chaubloq, diles q d parte d mi humilde persona les doy las gracias por la solidarid y diles que Cuba, ahora, mañana y siempre CUBA VA!!
¿Sabes una cosa? En la prueba d tiro hizo 3 blancos, en las carreras no estuvo muy bien, pues padece asma, en fin q todo el pueblo revolucionario está en pie siempre. Se jubiló el año pasado, cuenta q el año pasado fue un amigo d ella argentino y la visitó, llevaba 3 años d cartearse, la pasaron muy bien, le gustó mucho Cuba, lo llevó a las minas y conoció a los jefes d la mina, entre ellos y mi hijo le explicaron muchas cosas q él se quedó maravillado, principalmente cómo se trata a los obreros nuevos, en fin q conoció tantas cosas buenas en Cuba q entendió porqué los cubanos queremos a Fidel. Besos pa todos. NOTA GRAL. ANTONIO MACEO “VIVIRÉ A PESAR DE MIS ENEMIGOS”. El 12.7.96 le mando fliar, papel, sobres, adhesivo po viejo, folleto político, 60.68 y 61, saludo inaugural oroño, tarjeta oroño.
4460 escribió 3 Dcbre 98 recibí 18.3.99 “Mi qdo hno Toto: Cuanta alegría recibí con tu carta pues pensé te habías olvidado de mí. Leí los escrit q enviast y te felicit x el Museo d nuestro qdo Che, q ojalá yo pudiera visitarlo algún día, aunq sea en espíritu. Te contaré q he tenid much problem d flia, pues perdí en 1997 mi hermana mayor, mi madre le han dado desde 1996 hast 1998 un infarto x año, y ahora está ciega, así q imagínate lo q he pasado, pero bueno todo pasa. Toto, estoy haciendo las diligencias pa mudarme pa el mismo ctro de Stgo, cuando lo haga te envío la dirección, además pienso q ya cerca en Stgo puedo ayudarte con las cartas. Bueno saludos a tu esposa, suegra e hijos. y pa ti un fuerte abrazo d hermana revolucionaria. “hasta la victoria siempre” Oria.
18.12.01 mande sin familiar, papsob, vltes fiestas museo, expohungria feliz 2002, mataron al Che (teatro de Manuel), escrache hijos, 178, 180 y 185 grles
¡Salven a los argentinos!  "las ballenas, los pingüinos, el Tatú carreta y siguen las firmas...."24.9.02 mandé papsob, postal BcoPvcia, vlte Fiesta NO, general 200.
Mi muy querida hermanita cubana Oria, cuanto desearía poder escribirte una extensísima carta y leer algo sobre vos, tantos años sin saber de vos. Te envío información en otra carta adjunta.  Va un abrazo para vos y los hijos.  Tu hermano Toto.  Chaubloqueo.
5019    1ª carta  31 Enero 2003  Querido y estimado Toto.  Antes que nada mis mas sinceros deseos de que se encuentre bien de salud en compañía de su familia.  Ahora me presento:
Mi nombre Darsys Gutierrez Villalon, soy la nieta de su querida amiga Oria Bonzon Cabrera.
Le escribo luego de recibir en esta semana dos cartas suyas para mi abuela.
Deseo comunicarle que mi abuela fallecio hace ya 6 meses, de una larga y penosa enfermedad (cancer)  que fue el motivo por el cual no pudo seguir con su amada correspondencia. 
Su amistad para mi abuela era una de las cosas mas importantes y cuando se encontraba adolorida, en cama, sin moverse sus cartas eran su consuelo y su alegria, cada dia me ponia a leerselas y se sentia feliz. 
Por eso en nombre de mi familia te agradecemos por darle a mi abuela, en momentos de dolor, felicidad.
Y quisiera que siempre la recuerde, como la recordamos nosotros. 
Ademas queremos decirle que aquí tiene usted una familia que lo aprecia y lo estima.
Le rogamos perdone nuestra tardanza en comunicarselo.
Ahora me despido con mis respetos.    Darsys.


2003 Terrible noticia,  SE ME HA MUERTO MI AMIGA QUERIDA. Su nieta me escribio contandome todo. Yo le contesto (ver Darsys Gutierrez Villalon en Santiago de Cuba).
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DARSYS   GUTIERREZ  VILLALON                                                  carta    5019

Nieta de ORIA BONZON CABRERA mi amiga que se ha muerto.
Domicilio: calle Lacret  6  % Luis Manuel Pazo y Aurelio Fernandez
El Cobre – SANTIAGO DE CUBA.

5019 1ª carta  31 Enero 2003  Querido y estimado Toto.  Antes que nada mis mas sinceros deseos de que se encuentre bien de salud en compañía de su familia.  Ahora me presento:
Mi nombre Darsys Gutierrez Villalon, soy la nieta de su querida amiga Oria Bonzon Cabrera.
Le escribo luego de recibir en esta semana dos cartas suyas para mi abuela.
Deseo comunicarle que mi abuela fallecio hace ya 6 meses, de una larga y penosa enfermedad (cancer)  que fue el motivo por el cual no pudo seguir con su amada correspondencia. 
Su amistad para mi abuela era una de las cosas mas importantes y cuando se encontraba adolorida, en cama, sin moverse sus cartas eran su consuelo y su alegria, cada dia me ponia a leerselas y se sentia feliz. 
Por eso en nombre de mi familia te agradecemos por darle a mi abuela, en momentos de dolor, felicidad.
Y quisiera que siempre la recuerde, como la recordamos nosotros. 
Ademas queremos decirle que aquí tiene usted una familia que lo aprecia y lo estima.
Le rogamos perdone nuestra tardanza en comunicarselo.
Ahora me despido con mis respetos.    Darsys.

Le contesto 

2 de junio de 2003.

¿Buenos Aires? Ciudad Autonoma del Pais Dependiente. Republica Argentina.
Cra. Darsys Gutierrez Villalon
Mi querida nieta cubana, cuanto dolor me ha costado conocerte, leer tu cariñosa pero terrible carta.
Te veo leyendo, dandole sonido a mis escritos fraternales para Oria, para que la abuela volara a miles de kilometros, hasta la Argentina donde naciera el hombre que compartio con ella el trabajo voluntario y a quien ella admiraba.
Mi hermana Oria me conto en una de sus hermosas cartas como el Comandante que en ese momento era Ministro de Industrias compartia el ambito de la mina los domingos. Ella alfabetizando, el acarreando mineral con una carretilla.
Eran la mujer y el hombre nuevo, dando de si lo mejor por la Patria, por el otro, por la Revolucion.  Los separaban unos años de edad, ella adolescente, el un hombre joven, los igualaban su pasion y entrega y caudal de sueños.
Hoy que los se reunidos nuevamente, me los imagino juntos, trazando planes, pergueñando ideas que de algun modo nos implantaran y vos y yo llevaremos a cabo.  Brindandonos desde lo alto ideas para la batalla que libraremos en nombre de ellos en esta tierra.
En los diez años que doy batalla en mi tierra, he repetido a cientos y cientos de personas la anécdota que te acabo de relatar.  Nunca encontre mejor ejemplo para explicarle a los jovenes y viejos argentinos, periodistas o curiosos, como fue que Cuba habia triunfado a 40 años de ataques. Como Fidel le habia dado al pueblo la posibilidad de alfabetizar, a los adolescentes de obrar la maravilla de enseñar a leer y escribir, a construir un pueblo culto, revolucionario.  Y como esta hermosa anécdota de tu abuela y el Che Guevara me permitian cerrar la charla con una llamativa pregunta ¿Quién de los dos, Oria o el Che era mas revolucionario?  Y mi imaginacion vuela hasta dentro de la mina, en aquel domingo y lo veo a Ernesto jadeando tras la carretilla y cargandose de energia con ese combustible que fue el ver a esa chiquilina negra que estaba empeñada en hacer leer al viejo minero.  Reciban vos y todos los familiares, amigos, vecinos y la trinchera revolucionaria mi mas sentido pesame por la ausencia fisica de nuestra Oria querida.  En el sobre envio una pequeñisima escarapela con los colores argentinos, que ruego coloquen junto a un retrato de ella que tanto ayudo a mi patria a luchar por la vuestra. (las dos Patrias de Ernesto Che Guevara).  “Hasta la Victoria Siempre, mi querida y entrañable Oria”

                              tu hermano argentino    Eladio Gonzalez Rodriguez   (Toto)

             Chaubloqueo y Museo Ernesto Che Guevara (director)

Amor argentino cubano Tania y Ulises, Bunke Bider y Estrada, blanca y negro, combatientes ambos, indispensables de Ernesto Che Guevara Bolivia Dámaso Lascaille - La Muerte no es verdad Tamara la guerrillera argentina Adys Cupull Froilán González


Esta joven argentina se sumó a la Revolución cubana. El Che la eligió para que sola viajara a La Paz,
capital de Bolivia.  Allí durante un año recabó información al infiltrarse con la oligarquía, los militares gobernantes, la curia, los intelectuales, artistas y demás.  Fué la informante de Ernesto Che Guevara durante ese año, hasta que él llegó con su destacamento guerrillero a Valle Grande y comenzó su gesta, aparentemente fallida pero que hoy en 2014 brilla como metal recién pulido en manos y obra de Evo Morales.   Che logró su sueño al fin.    Eladio González toto  director museo Ernesto Che Guevara  Buenos Aires

por Ulises Estrada
Ofrecemos un fragmento del libro Tania la guerrillera, y la epopeya suramericana del Che (Ocean Sur, 2007), a propósito del reciente fallecimiento de su autor, el combatiente y periodista cubano Ulises Estrada.
Ulises Estrada ocupó diversos cargos en el Ministerio del Interior de Cuba, colaboró con el Che Guevara en su gesta internacionalista en el Congo, y con Amílcar Cabral en la lucha de liberación nacional en Guinea Bissau. Fue vicejefe del Departamento de América del Partido Comunista de Cuba, muy cercano al comandante Manuel Piñeiro y embajador en Jamaica, Yemen, Argelia y Mauritania.  Preparó a Tamara Bunke (1937- 1967), la mítica Tania, única mujer en la guerrilla del Che en Bolivia, con la que mantuvo profundos sentimientos de amor.  
    
foto - la argentina Tamara Bunke Bider, de sombrero y sonriente igual que el Che, también de sombrero y con pañuelo anudado al cuello. 1961  (durante trabajo voluntario que alegra los corazones incluso el del niño que exhibe la cuchara de albañil orgulloso).
                     
La proximidad de la salida clandestina de Tania hacia Bolivia me colocó en una aguda y entonces inconfesada contradicción. Por un parte, como Oficial Operativo, sentía una enorme e íntima satisfacción por haber cumplido mis compromisos políticos y profesionales con Piñeiro y con el Che. Gracias, entre otras cosas, a mi labor de coordinación de todos los calificados instructores que habían participado en su entrenamiento, así como a mi dirección y ayuda técnica y profesional, ella objetivamente se había convertido en una especialista en el trabajo clandestino con enormes potencialidades para cumplir diversas tareas vinculadas a las luchas por la liberación nacional y social que habían comenzado a librarse en diferentes países de América Latina.
Por otra, mi subconsciente comenzaba a calibrar la inquietud que seguramente me provocaría su salida de Cuba y los graves riesgos que ella tendría que encarar en el cumplimiento de sus indeclinables compromisos con el Che. Sobre todo, porque —según lo previsto— yo no podría correr su misma suerte (por el contrario, tendría que quedarme en La Habana, las más de las veces sentado tras un buró en lo que llamábamos “el Centro Principal”) y porque, a esas alturas, a ambos ya nos unían vínculos emotivos muy superiores a las relaciones habituales entre un jefe y su subordinada, entre un Oficial Operativo y “su agente” o, si se prefiere, entre un compañero y una compañera implicados en el cumplimiento de una misión internacionalista. De hecho, nuestra relación, luego de penetrar en las profundidades de una amistad sincera, paso a paso, y sin que casi nos diéramos cuenta, fue adentrándose en los sentimientos más caros y sinceros que pueden existir entre una mujer y un hombre.

Un imborrable recuerdo
En efecto, en los muchos momentos en que ambos permanecimos solos durante los largos meses que duró su entrenamiento, Tania —que era exigente al máximo consigo misma y que constantemente me prodigaba una enorme confianza personal— comenzó a exigirme reciprocidad con relación a su comportamiento. Muchas veces me decía, y no sin razón, que ella siempre me relataba los más ínfimos pormenores de su vida personal y política y que, sin embargo, a pesar de la profunda amistad que nos unía, sólo sabía que yo decía llamarme Ulises.
Fue así como, violando todas las reglas establecidas en las unidades del VMT del MININT, comencé a llevarles en dos o tres ocasiones a mis dos pequeñas hijas para que compartiera con ellas. Según me percaté, ese paso la llenó de una enorme alegría, no solo a causa de que adoraba a los niños, sino también porque, como mujer —según me confesó— anhelaba tener los suyos. Por consiguiente, esos encuentros familiares —alejados de los rigores de su entrenamiento— se repitieron una y otra vez.
En ellos, poco a poco, e inicialmente evitando adentrarme en detalles que le permitieran conocer mi identidad y personalidad verdaderas, le fui contando algunos pasajes de mi pasado, así como de mi modesta incorporación a la lucha urbana clandestina —primero en Santiago de Cuba y luego en la capital cubana— contra la sanguinaria dictadura de Fulgencio Batista. Esos relatos los orientaba a trasladarle algunas experiencias que, en mi concepto, podrían serles útiles para su futura misión; pero también —debo reconocerlo— comencé a contarle diversas facetas de mi vida privada.
Entre ellas, las dificultades que confrontaba mi matrimonio con la madre de mis hijas, de quien, a pesar de sus excelentes condiciones humanas, había decidido divorciarme. Según le aclaré, esa decisión tenía causas absolutamente personales que no tenían nada que ver con la existencia de relaciones amorosas paralelas con otra mujer.


En esos intercambios, uno de los lugares que comenzamos a frecuentar fueron las discretas instalaciones turísticas ubicadas en Playa Baracoa, ahora perteneciente al municipio Bauta, dislocado al oeste de la capital cubana y en las inmediaciones de una de las carreteras que, por el norte de la isla, conduce a la provincia de Pinar del Río. (1) A ella le gustaba mucho ese sitio que, sin conocer su significado histórico, actualmente es frecuentado por muchos estudiantes de la Escuela Latinoamericana de Medicina. Pero, entonces, lo visitábamos con tanta discreción y adoptando tantas medidas de seguridad que ni Juan Carlos, mi compañero de trabajo más cercano, conocía de nuestras andanzas.
En realidad nuestras visitas a ese lugar eran algo absolutamente exclusivo entre Tania y mi persona o, más bien, entre Haydée Tamara y Dámaso (2), pues una de las cosas que me fascinaba de la personalidad de aquella hermosa mujer argentino-alemana era su capacidad para desdoblar su comportamiento entre los momentos en que, en razón de las reglas del trabajo clandestino, estaba obligada a actuar como Tania, de aquellos en los que —exteriorizando su rica intimidad— compartíamos nuestros sentimientos y vivencias personales en los lugares alejados de los sitios donde recibía su entrenamiento. En esos momentos, tenía ante mí a Haydée Tamara.
Por ende, nuestras ineludibles conversaciones de carácter político, en las que evidenciaba su firmeza revolucionaria, eran simultaneadas o sustituidas con momentos de mutuo esparcimiento en los que ella, al compás de su guitarra, me interpretaba, con su dulce y melódica voz, piezas del folklore argentino y latinoamericano o, acompañada de su acordeón, me deleitaba cantando Noches de Moscú; la cual —desde que la interpretó por primera vez en mi presencia— se convirtió en una de mis tonadas preferidas.
Otro de los lugares que visitábamos con frecuencia era una pequeña sala de cine que tenía acondicionada el compañero Alfredo Guevara, entonces presidente del Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográfica (ICAIC), en la que sistemáticamente veíamos algunas películas acerca del ingente trabajo secreto que habían desarrollado, durante la Segunda Guerra Mundial, los servicios de inteligencia soviéticos contra los mandos nazi-fascistas alemanes.
Además de los medios y métodos del trabajo de penetración en los órganos del enemigo empleados por el Comité de Seguridad del Estado (KGB, por sus siglas en ruso) o por los órganos de la inteligencia militar soviética, así como las dificultades que se les presentaban a esos oficiales en el cumplimiento de sus riesgosas misiones, en esas películas prestábamos mucha atención a las dinámicas emotivas de sus personajes.

Movidos por una poderosa fuerza íntima comentábamos esas secuencias fílmicas y la comparábamos con la realidad y la proyección de nuestras vidas. Nunca se me ha olvidado que en una de las películas que vimos en la que llamábamos “la salita del ICAIC” un agente soviético infiltrado en la GESTAPO se quedó sin contacto con sus mandos y, frente a un espejo, llamándose a sí mismo por su nombre verdadero, se preguntó acerca de qué tenía que hacer en esas circunstancias. Aún recuerdo que en aquel instante, en medio del ambiente dramático creado por la película, Tania me dijo con gran convicción: “Yo siempre sabré esperar más que ese agente soviético porque tengo confianza plena en ustedes. Además, siempre sabré qué hacer”. Mi respuesta fue breve e igualmente sincera: “No puedo esperar otra cosa de ti”.
En esos ambientes íntimos, una noche del año 1963, cuya fecha exacta mí ya envejecida memoria no alcanza a precisar, ocurrió lo inevitable. Estando en Playa Baracoa, sentados en la arena, mirándonos fijamente a los ojos, ambos nos confesamos y, luego, nos entregamos nuestro amor. Y lo hicimos con la pasión propia de nuestra edad. Los dos sabíamos que era un amor prohibido por las normas de nuestro trabajo clandestino, pero también sentíamos que ya no nos podíamos contener. Estábamos convencidos de la pureza de nuestros sentimientos y que estos no afectarían nuestras relaciones de trabajo. Sin embargo, a partir de ese instante, por mucho que tratábamos de evitarlo, nuestros intercambios de miradas, las formas de hablarnos y de relacionarnos habían cambiado entre nosotros. Por otra parte, a pesar de nuestros esfuerzos, sentíamos que nuestros sentimientos se exteriorizaban hacia las personas más cercanas a nuestra labor. Tan fuerte era esa percepción que decidimos informárselos a Juan Carlos; quien, aunque no nos había dicho nada, había comenzado a sospechar que mis relaciones con Tania trascendían los marcos político-profesionales.
Por consiguiente —justo es reconocerlo como premio a su profunda amistad— él fue el primer cómplice silencioso y discreto de nuestra indisciplina. Esa conducta objetivamente le quitó presión a los encuentros entre nosotros en que él participaba. No obstante, Tania y yo permanentemente nos preguntábamos qué más debíamos hacer. No podíamos recriminarnos. Nuestros sentimientos eran serios y profundos. Ya desde entonces ella me hablaba del futuro, de su regreso a Cuba cuando terminara su misión, de casarnos, de tener hijos, muchos hijos. Aunque yo conocía los enormes riesgos implícitos en su misión, comencé a compartir sus sueños; partiendo de mis convicciones acerca de que en la lucha revolucionaria no se puede pensar en la derrota y en la muerte.
Pero ambos nos sentíamos mal. En mi condición de instructor y jefe de su preparación operativa sentía que sistemáticamente la estaba llevando a quebrar las normas de disciplina que yo mismo le había inculcado. A su vez, ella, como alumna, se lamentaba de incumplir todo lo que había aprendido sobre la necesidad de controlar sus sentimientos personales y de subordinarlos a los requerimientos del trabajo secreto.
Empero, ambos estábamos convencidos que, en nuestro caso, las relaciones personales no nos llevarían a incumplir los compromisos que habíamos adquirido con la revolución cubana y latinoamericana.
De todas formas, para resolver esa mortificante desazón, en conjunto decidimos que yo hablaría con Piñeiro y le explicaría con toda franqueza lo que nos había ocurrido. También le diría que no se trataba de una aventura o de un amor fortuito. Que era algo profundamente arraigado en nuestros sentimientos. Por consiguiente, cumpliendo lo acordado con Tania, un día, en su casa, en el mismo salón forrado de caoba donde ambos habíamos conocido a Tania y en el que, en otras ocasiones, nos habíamos reunido con otros Oficiales del VMT o con otros militantes revolucionarios, finalmente hablé con él. Su primera reacción fue muy crítica; pero luego —con esa amplitud de espíritu que siempre lo caracterizó— comprendió la situación.
Lo único que me orientó —alisándose con su mano derecha, como era su costumbre, su tupida y larga barba roja— fue que nadie más tuviera conocimiento de esa relación. No podíamos correr el riesgo —me indicó— de sentar un mal precedente para los demás Oficiales y Combatientes del VMT.

En esa ocasión, mi única falta fue ocultarle a mi jefe y amigo, Manuel Piñeiro, que Juan Carlos también conocía de mis relaciones amorosas con Tania, ya que no quise comprometer la fidelidad que nos había demostrado nuestro compañero de trabajo. Meses más tarde —cuando después del ejercicio práctico realizado por Tania en Cienfuegos— le informé y le fundamenté mi decisión de llevar a Diosdado a conocerla, tampoco le dije a Piñeiro que ese compañero también tenía conocimiento del asunto.
Por ende, no le conté que aquella noche de marzo de 1964 en que Diosdado y yo nos habíamos reunido con ella para valorar el resultado de sus ejercicios prácticos en la Perla del Sur, él se había percatado de que, a pesar del enorme respeto y consideración con que nos tratábamos, entre Tania y mi persona —como Diosdado me diría años más tarde— “existía una delicada deferencia, una química que nos unía más allá de los vínculos de trabajo”.
A causa de lo anterior y a partir de su sostenido criterio de que, salvo excepciones que confirman las reglas del trabajo clandestino, “entre un oficial y un subordinado a quien está entrenando, no deben existir relaciones íntimas que puedan afectar la disciplina y tareas encomendadas”, en esa oportunidad, en cuanto salimos del apartamento de Tania, Diosdado me expresó su inquietud. De inmediato le confirmé que desde hacía un tiempo Tania y yo habíamos decidido unirnos como pareja: asunto que habíamos analizado con toda madurez y desde el compromiso compartido de que nuestras relaciones afectivas no interferirían la misión que ella tenía asignada.
Convencido, a decir de Diosdado, de que “el universo sentimental entre un hombre y una mujer no puede regularse con la misma exactitud y rigidez que las máquinas”, de que “nuestras grandes necesidades afectivas”, nuestro “mutuo respeto y admiración”, así como la comunión de ideales habían favorecido nuestra decisión, él —al igual que Juan Carlos y que Piñeiro— adoptó una posición comprensiva y discreta ante mis relaciones amorosas con Tania. Sobre todo, porque —según me dijo cuando me entregó este testimonio— ya era consciente de que “su madurez nunca permitiría que nuestro vínculo sentimental interfiriera en el cumplimiento de su misión”. Sin embargo, agregó Diosdado, a él le preocupaba que esa situación pudiera ser lacerante para los dos, en tanto sabíamos “que, más temprano que tarde, ella, sin mirar atrás, saldría a cumplir su heroica misión, llevando consigo solamente el recuerdo de su compañero de lucha y de amor”.
Por su parte, sin comunicármelo, semanas después, Tania tomó la decisión de compartir nuestro secreto con sus padres. Así, como veremos después, estando sola en Praga, el 11 de abril de 1964, le envió una carta a su madre en la que le hablaba de nuestro amor y de nuestros sueños compartidos. Denotando su indeclinable confianza en el éxito de su misión, así como identificándose, cual era su hábito, con el sobrenombre familiar de Ita, en esa misiva le había indicado a la inolvidable Nadia Bunke: “Bueno, ahora otra cosa: si no me roban a mi negrito antes que yo vuelva, entonces me voy a casar. Si habrá enseguida mulatitos no sé, pero sería muy posible. Qué aspecto tiene: flaco, alto, bastante negro, típicamente cubano, muy cariñoso… Están ustedes de acuerdo??? Ah, he olvidado lo más importante: muy revolucionario, y quiere también una mujer muy revolucionaria”. (3)
Aunque —como ya indiqué— no conocí la existencia de esa misiva hasta que, dos años después de la caída en combate de Tania, por órdenes de Piñeiro, me impliqué en la redacción, junto a las periodistas Marta Rojas y Mirta Rodríguez Calderón, del libro que por primera vez vio la luz en 1970 bajo el título Tania la guerrillera inolvidable, mantuve mi lealtad hacia nuestro amor. Por tanto, pese a que, como veremos en lo queda de este volumen, la vida nos distanció de manera irreversible, me divorcié de mi primera esposa y estuve esperando por Tania durante mucho tiempo.
 
A pesar de que volví a contraer matrimonio años después de su desaparición física, tengo que confesar que ella todavía sigue viviendo en mí recuerdo. No sólo como Tania la guerrillera, sino también como Haydée Tamara Bunke Bíder: la excepcional mujer, compañera y amiga que un día amé con todas las fuerzas de mi corazón. A ambas las recuerdo con la íntima satisfacción de que contribuyeron positivamente (y todavía contribuyen) al curso, a veces accidentado pero en general fructífero, de mi ya larga vida política y personal.

Notas

1. En el momento en que desarrolla el relato el municipio Bauta estaba bajo la jurisdicción de la antigua provincia La Habana. Luego de la división política administrativa de 1976, la capital de la isla quedó identificada con el perímetro de la Ciudad de La Habana. A consecuencia, en todos sus alrededores se creó una nueva provincia que conservó el nombre de La Habana, uno de cuyos municipios es el conocido con el nombre de Bauta.
2. El lector debe recordar que, en ese momento, Ulises era el seudónimo del autor de este libro, cuyo verdadero nombre era entonces Dámaso Lascaille.
3. Como ya está indicado el autor menciona un fragmento de la carta que Haydée Tamara le envió a sus padres el 11 de abril de 1964. Este aparece en la página 195 de la primera edición de Tania la guerrillera inolvidable.
Fuente: Cubadebate