miércoles, 26 de diciembre de 2007

Neuquén Argentina Centenario Ruben Capitanio sacerdote, cura, brinda amor a los cinco héroes cubanos presos en Estados Unidos Cristo llega a ellos


Carta de un sacerdote a los Cinco

Desde Centenario -Provincia del Neuquén, Argentina- Rubén Capitanio, un hermano sacerdote comprometido con el verbo de Cristo, con el campo popular de su pueblo, saluda con el corazón a los cinco antiterroristas cubanos prisioneros del imperio.

Gracias Rubén por permitirnos ser el medio que, a través del mundo, haga llegar tus palabras a nuestros cinco hermanos injustamente presos.

A mis queridos hermanos y compañeros cubanos presos por el imperio norteamericano:

Soy un sacerdote católico, argentino, hijo de trabajadores pobres, educado por pobres desde mi juventud hasta el presente; y hasta ahora cura viejo. He tenido la suerte de descubrir que sólo vale la vida cuando se la vive en dimensión de amor solidario hasta perderla si es necesario con tal de lograr la liberación verdadera de toda opresión que sufren los pobres de los pueblos y los pueblos pobres.

Y en este compromiso, no hay que bajar los brazos aunque cueste avanzar y a veces parezca que no vale la pena seguir insistiendo. Si el enemigo logra que nos desanimemos para no seguir los ideales y la lucha, ya ha vencido. No nos quiere arrepentidos le alcanza con que estemos desanimados. No pretende pasarnos a sus filas, solo le basta con que no luchemos en las nuestras, aunque teóricamente permanezcamos en ellas.

En este tratar de educarme al servicio de los pobres, conocí la hermosa Patria de ustedes en el año 1999.

Fueron pocos días, conocí pocos paisajes, pero me alcanzó compartir con personas del pueblo para deslumbrarme ante un pueblo liberado y disfrutar de ese camino hermoso que se llama Revolución Cubana.

Fueron pocos días pero muchas enseñanzas. Ojalá algún día pueda volver a recorrer los caminos de esa Cuba que -a pesar de tanto querer apagarla- es capaz de seguir siendo luz para tantos pueblos de América y del mundo.
Cómo están ustedes, hermanos? permítanme llamarlos así: hermanos...mi deseo es que estas líneas los encuentre lo mejor posible.

Varias veces he firmado en petitorios donde se solicitaba la liberación de ustedes por la cárcel injusta que padecen. Todavía el imperio no quiere escuchar el pedido... seguiremos insistiendo hasta lograr romper el muro de sordera que no quiere escuchar el clamor de lo que es justo.

No entiendo el inglés, pero si alguno desea escribirme en castellano, encantado de compartir camino y fraternidad: Rubén Capitanio vlujan@neunet.com.ar

Les cuento que una argentina que vive en esos pagos gringos, y que lucha por la liberación de ustedes, a través de otro amigo de aquí, me ha hecho llegar la remera con sus rostros y su reclamo: iniciaré el año con ella puesta, como deseo de que el 2008 que se inicia sea el de la liberación de ustedes, y como signo de que mientras esto no ocurra los seguiremos acompañando y reclamando por esa libertad.

Ojalá hayan pasado una Navidad serena en el corazón, ojalá que los barrotes de la injusticia no les encarcelen los sueños y las fuerzas. Ojalá que algún día podamos abrazarnos para gritar juntos: vale la pena la vida, sobre todo cuando se la vive luchando por la libertad, la dignidad de todos, la liberación en serio.

Fraternalmente

Rubén Capitanio.

ayer convento hoy museo nacional, ermita, cátedra filosofía, unesco Patrimonio Cultural de la humanidad, Trinidad Cuba parroquia, alfabetización,


Cuba: De convento y cuartel a museo


Por Mayra Pardillo*, serviex@prensa-latina.cu Trinidad, Cuba (PL).-


En el otrora convento San Francisco de Asís, del cual sólo se conserva su torre original, está ubicado desde 1984 el Museo Nacional de la Lucha Contra Bandidos.


Su historia se remonta a 1726, cuando el capitán Gerónimo de Fuentes y su esposa doña Micaela de Albeláez cedieron la ermita particular y los solares aledaños, incluidos el de la vivienda en que residían, con vistas a edificar un convento franciscano.


En 1731 es inaugurado por fray Tobías de los Reyes, pero 10 años después el edificio adopta una nueva apariencia al contar con un convento que tenía una cátedra de filosofía, una iglesia y una torre.


A inicios del siglo XIX, el inmueble está casi en ruinas, pero el 11 de abril de 1813 renace ampliado y engalanado. A mediados de 1820 la instalación recesa como centro de estudios, aunque la iglesia se mantiene como Parroquia Mayor de esta ciudad, declarada en 1988 por la UNESCO Patrimonio Cultural de la Humanidad, junto al valle de San Luis o de los Ingenios.


Estudiosos del tema aseguran que en 1834 se adquiere el reloj del Convento y las tres campanas por un valor de 757 pesos, contando con la ayuda de los vecinos, entre ellos el fundidor, que dona el costo de la mano de obra de la campana pequeña.


José Giroud, de procedencia francesa, quien crea una familia en esta ciudad, construye las campanas. Estas son fundidas en Trinidad y colocadas en ese sitio religioso en 1853. Tanto las sonoras piezas como el reloj se conservan aún en la torre-campanario.


Al construirse la Parroquial Mayor en 1892, cerca del Convento, la parte que funciona como parroquia se cierra y los locales son ocupados como cuartel de infantería del ejército español hasta 1898.


De tal modo que su estado constructivo se deteriora y en la década de 1920 se determina demolerlo, quedando en pie exclusivamente la torre, la cual resiste los embates del tiempo y el descuido. Alrededor de ella se construye en 1930 el edificio que alberga al Centro Escolar No. 1 de Trinidad y a la Junta Municipal de Educación, manteniéndose como colegio hasta 1983.


EL MUSEO POR DENTRO La tercera villa fundada en Cuba por los conquistadores españoles se estableció en el centro sur de Isla en 1514.


Enclavado en esta ciudad colonial, el Museo Nacional de Lucha Contra Bandidos es inaugurado el 1 de junio de 1984 y cuenta con cinco salas, cuatro de ellas permanentes, y una transitoria.


En ellas se expone la historia del enfrentamiento popular a la contrarrevolución, muy fuerte entre 1959 -triunfo de la Revolución cubana- y 1965, teniendo como escenario el macizo montañoso de Guamuhaya, más conocido por Escambray, que rodea la localidad de Trinidad, situada a unos 360 kilómetros al este de La Habana.


Los recintos expositivos muestran objetos personales de quienes combatieron el bandidismo en las montañas del Escambray, como armas, calzados y atuendos, además de documentos y mapas.


Dos casas - museo se subordinan a esta institución, una de ellas es la denominada Alberto Delgado, nombre del mártir del Ministerio del Interior, conocido como el Hombre de Maisinicú, asesinado por bandas contrarrevolucionarias.


La otra atesora la vida y obra de los mártires de la Campaña de Alfabetización, el joven maestro Manuel Ascunce y su alumno Pedro Lantigua, asesinados por grupos contrarrevolucionarios en la finca Palmarito, en Limones Cantero, a unos 20 kilómetros de Trinidad.


Con diferencias tan abismales entre sus distintos usos y transformada hasta quedar sólo como pieza original la torre-mirador, esta instalación que hoy es un museo exhibe esta parte de la historia cubana, donde un pueblo valeroso defiende su suelo patrio.


Caracterizada por sus museos, plazas, calles empedradas y techos de tejas rojas Trinidad, catalogada como una ciudad-museo en sí misma, siempre sorprende. *Corresponsal de Prensa Latina en Sancti Spíritus.