jueves, 26 de abril de 2007

Kirchner y Taiana ¡ NO creen en Papá Noel !. ( Parte ) I

Militante Rojo Once del mediodía, en la juguetería “Mordor Toys” situada en Rojas 129 casi esquina Yerbal del Barrio de Caballito en la ciudad de Buenos Aires beso a una Irene resignada y salgo vestido como un “Papá Noel” llamando la atención de vecinos y transeúntes, por el altavoz que llevo colgado en bandolera. Sostengo en mano un atado hecho a tres tramos de caña de pescar unidas a un pasacalle enrollado. A paso vivo e indiferente a los gritos con los que me llaman (soy bastante sordo) niños, jóvenes y jóvenes de alma ¡ “Papá Noel”! animados y sorprendidos de verme. Bajé las escaleras de la estación Primer Junta y ya en el vagón del subterráneo entregué la primera de las dos mil fotocopias que llevaba a la dama que era compañera de asiento. La mujer comenzó a leer, comenzé a plegar las copias de la carta (tamaño oficio) en donde “San Nicolás” le escribe al Presidente Kirchner para que él a su vez lo haga con los 5 Héroes Cubanos prisioneros del imperio, dándoles fuerza, buenos deseos, o sea un subliminal apoyo político . Plegaba y cada tanto miraba a mis compañeros ocasionales de viaje. Ninguno intentó saltar por las ventanillas, pero estaban eso sí un poco incómodos por la situación. Comencé como en un baile a “cabecearlos”, uno a uno, levantando mi mano con un volante y aceptaron cada uno el ofrecimiento y vinieron hasta mi asiento. (tiene sus ventajas ser jovato). Fue como el “vagón de la lectura” el cincuenta por ciento de los pasajeros enfrascados en curiosear la carta. En estación Plaza de Mayo bajé, llegue a la superficie y más precisamente hasta la reja que rodea la Pirámide, para apoyar mi equipaje fuí rodeado en el acto por un grupo de policías, el oficial a cargo aceptó mi saludo pero me interrogó sobre mi presencia y vestimenta. Expliqué que venía a llamar la atención del pueblo sobre la injusticia cometida y la cercanía del nuevo juicio a los 5 antiterroristas, pues nuestra prensa no cumplía su función a cabalidad. El ropaje rojo se lo atribuí naturalmente a las Fiestas Navideñas. (Tendría que haber aprovechado y denunciar el robo de mi trineo). Ellos no entendían nada, pues nombré a los 5 con total naturalidad y como extranjeros en EEUU. Repreguntó el oficial confundiéndose cada vez más: ¿para que manifestar si ni siquiera eran argentinos? (no había dicho que eran cubanos todavía, pues esa es la frutilla del postre). Bueno, la frutilla cayó pesada y pasando a otro item preguntó si estaría unos treinta minutos. Aclaré que me quedaba hasta la caída del sol, por motivos de visibilidad de la protesta. No festejó. Explicó que no podía colgar ningun cartel (como el que suponía yo llevaba en el paquete) de la reja que rodea el sagrado sitio que comparten la Pirámide de Mayo de 1810 y las cenizas de nuestra recordada, querida, admirable y jamás olvidada Azucena Villaflor fundadora de las “Madres de Plaza de Mayo”. Mi insistencia provocó consultas vía celular y la respuesta me autorizó a poner el cartel “sobre el piso en forma horizontal” junto a la misma reja. Imaginé una cuestión de Policía Geométrica, vertical no se puede, horizontal sí (ojalá nunca lo apliquen al sexo, sino los jóvenes ¿que harían en los zaguanes?)
Ante la superioridad numérica visible de los uniformados y el buen funcionar de su logística me “amilané!, (no tiene nada que ver con milanesa), pero si tenía los huevos fritos por el calor en el subte y la media hora bajo Febo cenital, mediando con las fuerzas del orden. “Aflojé” lo que se dice, con tal de que se fueran y me dejaran comenzar a repartir la copia de la carta al Presidente del doctor Borocotó. Juré y perjuré que no colgaría el cartel. Pidieron datos personales, los dí y entregué a cada uno un ejemplar de la carta en la que figura nº de documento, mi domicilio, teléfono y mail (tendría que haber puesto la huella de mi pulgar con tinta de sello, manifestando que no se firmar, pero no me avivé y ya es tarde). Se retiraron a unos 60 mts y aproveché para armar la caña de pescar (3.20 mts) en la que ya traía convenientemente atada la gran bandera cubana sobre la que está impreso el rostro del Guerrillero Heroico “Ernesto Che Guevara” gran argentino olvidado (ex profeso) por la historia oficial de mi Patria. Extendí sobre el sagrado piso de la Plaza el pasacalle con los nombres de Antonio, Fernando, Gerardo, Ramón y René que pide en grandes letras rojas su libertad. Chaubloqueo y Museo Che Guevara lo firman. De ahí en más fue todo imitar a una roja roca con barba blanca plantada ondeando su bandera, en el medio del torrente de transeúntes que cruzan de a cientos por minuto la plaza en diferentes direcciones, todos acelerados, saliendo de sus oficinas, ministerios, bancos, para almorzar en quince minutos y volver al yugo. Todos se asombraban, muchos no aceptaban la hoja de papel (algunos vestían uniforme) y miraban el piso disgustadísimos ó atemorizados. Unos diez mascullaron en diferentes momentos su indignación por ver la enseña patria martiana en nuestra Plaza Mayor. ¡Pobres! no saben ú olvidan que José Martí (cubano), fue además del poeta mayor de América nuestro Cónsul argentino en Nueva York. En realidad la culpable es la prensa, la radio y la televisión argentinas, que jamás nos explican estas históricas verdades, de hecho en las siete horas que cumplí mi monoprotesta en ése lugar en “horas pico” no hubo un solo periodista argentino ni de la CNN, que se acercara a investigar esa insólita postal de una corte de turistas chilenos, uruguayos, bolivianos, peruanos, colombianos, canadienses, australianos, estadounidenses, italianos, españoles, alemanes, suecos, japoneses, portorriqueños, neozelandeses, cordobeses, jujeños, santiagueños, puntanos, que guardaban respetuoso turno (sin hacer cola, ni pagar) para fotografiarse con “Papá Noel Comunista” como me bautizaron repetidamente algunos que fueron pasando durante la jornada. El sol ayudó y por eso todos me tenían menos odio porque imaginaban la “sensación térmica” que el zurdo tarado este estaría viviendo dentro de su “iglú rojo” que más bien parecía un horno microondas trabado que no se detenía. Todos recibieron una explicación, fuera en castellano ó en inglés sobre la situación de los presos cubanos, turistas de habla inglesa se beneficiaron con un folleto en ese idioma muy claro y explícito sobre la situación legal que lucía los rostros de los cinco. Los demás se llevaron la carta de Papá Noel al Presidente, en ella iba el mail del Museo Che Guevara y Chaubloqueo. Seguramente tendremos noticias desde muchas partes del mundo. Les pedí a muchos que me envíen las fotos que tomaban, hasta este momento no puedo enviarles con esto una a vos que lees, pero tal vez lo haga en el futuro. Eran las dos de la tarde y un redoblar de tambores por la Avenida de Mayo preanunció a quinientos hombres y mujeres con chalecos amarillos, eran los obreros de las industrias lácteas (Parmalat etc.) a los que se les adeuda cuatro meses de sueldo. Me solidaricé con ellos, aproveché para colgar prolijamente en forma vertical el cartel por los cinco, y tome la decisión de defenderlos y ser un aliado en un probable enfrentamiento con los cientos de policías con chaleco naranja, uyyy, chaleco naranja y yo de rojo, el uniforme mío no me ayudará si hay lío. Pero los lecheros se portaron bien y defraudaron a los ansiosos defensores del orden que alineados detrás de las gruesas vallas metálicas azules que dividen las dos Plazas de Mayo los vigilaban. Todos se acomodaron bajo los diferentes y escasos árboles y se sentaron. Una hora disfrutaron del calor (a la sombra) y del espectáculo de ese bondadoso viejecito de rojo que hacía flamear la bandera cubana y el rostro del Che Guevara. Luego se retiraron por Diagonal Sur en dirección al monumento del genocida que nos dejó sin indios (Julio Roca). Los cientos de policías los siguieron eran los rojos (que no eran comunistas) tras los amarillos (que tampoco eran chinos). Los niños me llenaron de besos y miradas tiernísimas (que nunca recibí de mis cinco hijos), me agradecieron los regalos que recibieron en Navidad, hubo muchos también que me venían a saludar pero traían cajas de cartón vacías en las manos, y mientras conversábamos las plegaban para que ocupen poco lugar y acumular muchas para la venta por kilo que permite alimentar con algo a la familia. Otros niñitos “futuros artistas” tenían en lugar de cartón, tres pelotas cada uno en la mano con la que practican juegos malabares en el medio de las avenidas, cuando el semáforo se pone rojo y obtienen moneditas de los conductores, más alguna puteada y miles de mudas maldiciones. Estos y aquellos querían saber que tenía yo dentro de mi roja bolsa y ahí recordé que a Demián, mi hijo mayor a quien pedí prestado el traje pues trabajó de Papá Noel en el Shopping de Caballito (entreteniendo a los niños de la clase pudiente a los que guardias de seguridad muy eficientes protegen evitando que los cartoneritos y niños malabaristas ingresen a esas “Sagradas Catedrales del Consumo”) le había sobrado media bolsa de golosinas de su trabajo. Fue una fiesta repartirlos y luego tuve de cliente consuetudinario y puntual a otro humilde niñito que había presenciado la escena de lejos y cada media hora volvía a presentarse solicitando un repuesto del dulce, que ya se le había derretido en la boca. Al rato comencé a perfeccionar mi accionar y ya entregaba con más facilidad las hojas mientras voceaba felicitaciones por el nuevo año, el viento hacía flamear al rubí, a las cinco franjas y a la estrella y el rostro del Che parecía haber adquirido una movilidad singular que atrapaba a todos los lentes de las cámaras de foto de los turistas y a los de los teléfonos celulares que son a la vez cámara de foto y la envían en el acto a sus contactos. Telefónica española no entenderá todavía porqué en esa zona el consumo de tarifas se elevó particularmente entre las 12 y las 19 horas de ése miércoles. Abrazado para la instantánea por niñas ó niños deficientes, besado por criaturas afectadas por cáncer terminal (rapaditas) ó varoncitos de 4 añitos (sin padre) verdades dolorosas de las que me enteré por boca ó silencio de parientes desolados, agradecí que mi profusa transpiración disimulara mis lágrimas y la enorme y blanca barba ocultara el rictus de amargura en mi boca. Allí el “advogado” brasileño Homero Junger Mafra me dio su tarjeta comentándome (mientras su mujer nos fotografiaba) que en su pagina web figura el pedido “Liberen a los Cinco”. MERCOSUR del amor a Cuba y su Revolución , eso es lo que somos. Un norteamericano mayor aceptó fotografiarnos con la cámara de las dos fans jujeñas que me gané. Fui ganando experiencia y si venía una familia extranjera o nó, al niño de 7 años le pedía me sostuviera la bandera cosa que no hacía, sino que comenzaba a flamearla desesperado por la oportunidad, sin saber de quien era el rostro impreso. Su hermanita de 5 años aceptaba sostenerme la campana de bronce, pero por supuesto comenzaba a hacerla sonar como si hubiera un incendio, los transeúntes venían y recibían felicitaciones y copias de la carta. Mi premio a los niños era un caramelo y una frase “estudien mucho”, “quieran a sus hermanitos y a sus padres” aunque cuando miraba la cara de algunos de los padres, se me ocurría que tendría que hacer las frases más cortas. Una joven chilena me dijo solidarias y fraternales frases que volvieron a confirmarme, que por bajo la Cordillera de los Andes tenemos vasos comunicantes que jamás gobierno alguno podrá romper. Luego llegaron ellos, fue como ver un espejo y un vaticinio, los de siempre los olvidados argentinos, los viejos. Para colmo al frente de los trescientos jubilados venía un camioncito con altavoces, parecía una procesión y por el calor reinante andaríamos entre uno y otro infierno de los del Dante. Eso sí esta Comedia no era “divina” oir los justos reclamos de estos mayores a quienes se debería honrar, deprimía a pesar de la valentía que demostraban con sus dichos y hechos. Me acerqué al que hablaba por micrófono y tocándole el hombro hice que dejara de hablar, me miró, lo besé y ahí nomás le dije: ¡Hola Juan, soy Toto!. Mi ex vecino comunista atinó a repetir mi apodo sin separar la boca del micrófono y toda la Plaza de Mayo supo de mi identidad, que ya no quedaba “protegida”. Fue lindo cantar el Himno Nacional con todos ellos, pero a la hora y media se fueron, menos mal a esa edad solo los viejos cubanos toleran semejante sol.

No sabía como hacer para entregar el original de mi carta a Casa de Gobierno, estaba a solo 80 mts. pero dejar el cartel solo y la bandera era un riesgo. Dios existe y apareció disfrazado de Agustín Farina, joven antiguo colaborador del museo, quien durante media hora me cubrió las espaldas con su guitarra, su voz y sus canciones cubanas, allí junto al cartel de los cinco. Tomé cédula de identidad, y marché cruzándome con el cambio de guardia de los Granaderos de nuestro General San Martín, que se dirigían hacia la Catedral donde reposan los restos del Libertador de Sable Corvo. Juro que la gente me miraba más a mí, no es que yo marchara con más gallardía, es que los seres humanos tienden a compadecer al minusválido. Llegué a la Casa Presidencial y fui hasta la casilla de la policía, ubicada en el extremo de la doble valla metálica azul de seguridad que eternamente la rodea. Los policías de guardia, quisieron saber todo así que fueron 10 minutos de clase magistral sobre heroicidad cubana, corrupción y terrorismo miamense e indignación argentina ante la injusticia. (recuerdo hace meses cuando me presenté en Cancillería al policía de guardia y le manifesté que pasaba a protestar. El guardia dijo: Ya lo conozco a ud, ¿están presos todavía esos muchachos?). Los guardias de la rosada telefonearon y vinieron sus jefes, quienes a su vez volvieron a consultar y la orden (de arriba) fue que Papá Noel no podía ingresar, (temerían, por el traje y por ser el Día de los Santos Inocentes, una broma de las que se acostumbra gastar en mi país) que recibirían la carta 2 funcionarios que vinieron para verme y luego volvieron con la copia sellada. Afortunadamente no fuí baleado allí por esos custodios en razón de que, el accidente que también casi me cuesta la vida me había ocurrido minutos antes, junto a la Pirámide. Es que en casa colgué de mi cuello un grueso bolso plástico con cierre en el que coloqué marcadores, una navaja, mis llaves de la casa, documento de identidad, cinta scotch, una navaja sevillana, hilo de nylon, etc, pero además una batería de dos kilos de peso de 12 voltios para hacer funcionar el altavoz sin las pilas que son caras. Un día antes había oido por radio que una mujer vestida como yo, al contacto con una vela ardió y quedó gravemente quemada. Pensé “a mi no me va a pasar”, pero la batería tiene mucho más poder que 20 velas. En un momento dado de mi pecho, pues allí colgaba el bolso comenzó a salir un intenso y profuso humo blanco, nieve no era, por lo que desesperado arranqué la solapa del traje y tironée los cables que estaban quemándose. De no haberlo hecho rápido hubiera ardido al mejor estilo “bonzo”. Pues barba, bigotes, gorro, chaqueta, pantalón y las botas negras más el almohadón que rellenaba mi “panza” eran de nylon bien combustible. El sol, mi calor corporal, el nylon, todo empapado en transpiración, el bolso grueso de plástico y el mal aislamiento de los cables nuevos provocaron el cortocircuito en el que fuí afortunado. Hubiera preferido (de poder elegir), quemarme allí un cuarenta por ciento de mi pobre estructura física y no que el humo hubiera comenzado a salir de repente, cuando hacía mi planteo a los policías en la Casa de Gobierno. Imagino que simultáneamente los cuatro representantes del orden hubieran desenfundado sus armas y al mejor estilo de los bobbies londinenses que balearon al brasileño, yo hubiera quedado disfrazado de “gruyere” colorado. ¿Quién pudiera reprocharle luego a ellos algo parecido a gatillo fácil? Declararían haber creído que yo era un fanático musulmán que pretendía inmolarse al mejor estilo de la Jihad Islámica. No sé si me hubieran aceptado en el Paraíso que tienen los árabes, dicen que están las Huríes, que son señoritas que hacen de todo, (quiero decir que son cultas como las Geishas). Pero no me quiero morir aunque mis 63 picnics todos en el Rosedal, ya me tienen un poco aburrido. Por de pronto, la próxima vez llevaré mi tarjeta de OSECAC (jubilado) y un pequeño matafuego, claro, rojo por supuesto. Imagino a Champa en mi velorio intercambiando sentidas y cómplices miradas con Fany Edelman. Eso sí el obituario en el diario Propuesta, seguro que iba a ser chiquitito. Mientras tanto esos quince ó 20 minutos fueron un continuo alboroto de turistas por fotografiar a ese viejo rojo, plantado ante Casa de Gobierno, debatiendo con policías. Algún turista al pasar me saludó con la mano, les había recomendado visitar el Museo Casa de Gobierno minutos antes junto a la Pirámide. Volví hacia la Pirámide y unos 30 policías a diferentes distancias jocosos sugerían ¿y mí regalo Papá Noel? Cosa que me hacía recular, entregarles una copia de la carta y aclarar que ellos la habían pedido como obsequio. Durante las siete horas bajo el sol, que me dejaron asado y quemado temí en todo momento, no a la policía de uniforme ni de civil, ni a la gendarmería, sino a que otro tipo vestido de Papá Noel se me acercara y que los dos frente a frente levantáramos nuestras manos hasta alcanzar la postiza barba del otro para arrancárlas simultáneamente y llevarnos la gran sorpresa de nuestras vidas, ¡ambos teníamos un clon y no lo sabíamos!.

¿Mamá, porqué regalaste al mellizo en el año 1943?

Con mucho cariño, respeto y compromiso para los Cinco cubanos y los otros once millones de héroes. Eladio González (Toto) director

28 de diciembre de 2005.

Showman - Actor - Bailarín - Sonidista - Presentador - Profesor de Danzas - Organizador de eventos - Mago ¡¡ Llame YA !!

SHOWMAN
Demián Rafael González
Profesor de danzas-Actor-Bailarín
Animador - Mago - sonidista
Presentador - Organizador de eventos.
Tel: 4903-3285 Tel/fax
Cel : 15-6568-0767
demianrafael@yahoo.com.ar

Juramento hipocrático ¿ ó HIPOCRITA ?

Fidel y Chávez que son médicos de almas, médicos de pueblos, diagnostican con acierto las graves enfermedades del mundo en que vivimos y han dado la receta: Luchar

DISCURSO DEL COMPAÑERO CARLOS LAGE DÁVILA EN EL ACTO DE GRADUACIÓN DE MÉDICOS VENEZOLANOS COMO ESPECIALISTAS EN MEDICINA GENERAL INTEGRAL. CARACAS, 10 DE ABRIL DEL 2007

Querido y respetado Presidente Hugo Chávez

Autoridades del Gobierno Bolivariano

Médicos y Médicas que se gradúan como especialistas en Medicina General Integral

Compatriotas aquí presentes en representación de los miles de médicos cubanos que tienen el privilegio y el honor de vivir y trabajar junto al heroico y fraternal pueblo venezolano

Compañeras y compañeros:

La Revolución Bolivariana gradúa hoy 1013 médicos en la especialidad de Medicina General Integral, cuyo espíritu y compromiso hemos apreciado en las palabras y los rostros de ustedes. Nuestras felicitaciones en nombre de los cubanos y de Fidel.

Las médicas y los médicos que aquí se gradúan como especialistas, han tenido un programa de formación de rigor basado en la educación, en el trabajo, con dedicación exclusiva a aprender. La enseñanza ha sido tutorial. Participaron como tutores 1420 especialistas cubanos de Medicina General Integral.

Durante estos 2 años y medio, médicas y médicos venezolanos y cubanos han laborado juntos haciendo realidad la Misión Barrio Adentro, fortaleciendo los lazos de amistad y hermandad que unen a nuestros pueblos.

Se ha enseñado por unos y aprendido por otros en los Consultorios Populares, en los Centros Diagnósticos Integrales, en las Salas de Rehabilitación Integral, en los Centros de Alta Tecnología y en los Hospitales estatales. Cada graduado ha pasado la prueba de tres períodos docentes cada uno de 10 meses con evaluaciones continuas y un ejercicio estatal final para vencer los contenidos.

Numerosas actividades han desarrollado: identificaron los principales problemas de salud que afectan a las comunidades; se vincularon con facilitadores en las actividades docentes del premédico del programa nacional de formación de Medicina Integral Comunitaria y participaron activamente en la organización de las comunidades a través de los Comités de Salud.

A este programa que se inició en agosto del 2004 se suman además 916 jóvenes venezolanos que estudian actualmente la especialidad de Medicina General Integral en los consultorios populares de Barrio Adentro entre los que se encuentran 118 graduados de la Escuela Latinoamericana de Medicina, de ellos 19 trabajan hoy en tierras bolivianas ayudando a combatir las consecuencias de las inundaciones sufridas por ese hermano país.

La Especialidad de Medicina General Integral, ideada y desarrollada por Fidel desde los primeros años de la década del 80 permite una concepción integral de atención al ser humano en su relación con el ambiente y la comunidad. Cada uno de ustedes ya tiene las habilidades y el conocimiento para atender lo mismo a un niño, que a una mujer, que a un anciano. La especialidad que ustedes han alcanzado, permite dar solución al 90 por ciento de las enfermedades o dolencias que aquejan a los seres humanos.

Se gradúan con la convicción de estar comprometidos con su pueblo, con los necesitados de esta América nuestra y con todos aquellos hombres, mujeres y niños que requieran de servicios de salud en el mundo.

Hoy ustedes se gradúan como especialistas pero, no culminan sus estudios. Un médico ha de ser un estudiante eterno y más aún, la vida es un proceso permanente de educación y transformación y todo ser humano va aprendiendo, cambiando y si se lo propone, mejorando hasta el último latir.

Qué extraordinario privilegio el de un médico, aliviar el dolor, salvar vidas, conocer a los seres humanos, inspirar confianza, sembrar valores, alentar el espíritu.

Un médico revolucionario es aquel para el cual un enfermo no es un cliente, sino un paciente, un enfermo, no es su modo de vivir, sino su razón de vivir. Un médico revolucionario no gana dinero, gana vidas.

Un médico revolucionario es también un educador, educador en los mejores hábitos de vida, educador moral y social, educador en el ejemplo de su propia vida revolucionaria.

El médico es el profesional con más capacidad para transformar la conducta de sus semejantes. La ética es la virtud de la que cada mañana debe hacerse acompañar todo el que es médico. No la abandonen un solo minuto. Ser médico exige un corazón sensible para sentir propio el dolor de otros y fuerte para soportarlo.

El médico ha de preferir la solidaridad al egoísmo, la entrega a la desidia, la justicia al abuso, la felicidad ajena a la riqueza propia. Mientras más se consagren al trabajo, más disfrutarán el descanso, mientras más quieran a cualquier ser humano, más querrán a sus padres y a sus hijos, y más los querrán ellos a ustedes. No pierdan una sola oportunidad de hacer algo por alguien.

En el mundo capitalista se especula cínicamente con las necesidades humanas, y las leyes del mercado manipulan con el dolor de los pueblos.

Ser médico revolucionario es arrojar la costra de egoísmo y de valores inútiles que lastran la vida y no permiten ascender hacia la esperanza de los pueblos.

El médico Ernesto Guevara, en medio de la selva boliviana, escribió que "ser revolucionario es el escalón más alto de la especie humana", y también podríamos decir en honor a aquel médico sanador de males sociales, que ser médico en una Revolución es el escalón más alto de la especie revolucionaria.

Aún bloqueados sin acceso al 50% de los nuevos medicamentos que se producen en el mundo porque los fabrican empresas norteamericanas, Cuba ha alcanzado los mejores indicadores de salud de América Latina. La mortalidad infantil en Cuba es 5,3 por cada mil nacidos vivos; en América Latina: 26, cinco veces mayor. En menores de 5 años 7,1 en Cuba, en América Latina 31. La esperanza de vida al nacer en Cuba es de 77 años, en América Latina y el Caribe 72. La mortalidad materna 49,4 por 100 mil, en Cuba y en América Latina 94,7, casi el doble.

En Cuba tenemos 63 médicos y 80 enfermeras por 10 mil habitantes y en América Latina 18 médicos y 8 enfermeras.

¿Es un milagro ? No, es la consecuencia de una voluntad política, es el fruto de una Revolución, una prueba de lo que puede hacerse sin neoliberalismo, sin obedecer leyes ciegas del mercado, sin entregar las riquezas a las transnacionales, sin cumplir las órdenes del Fondo Monetario Internacional, o de Washington.

La mejor medicina para un pueblo es la Revolución, porque es el único camino para curar a la humanidad de todos sus males. Solo una Revolución puede sanar la grave enfermedad de la ignorancia, identificar con certeza el mal social y crear las condiciones para su solución definitiva.

Solo una Revolución puede hacer que todas aquellas cosas extraordinarias se transformen en cotidianas, que todo lo hasta ayer imposible, sea hoy posible.

Forma médicos y curarás personas. Forma médicos revolucionarios y salvarás pueblos.

La característica y la virtud principal de la medicina en una Revolución es que las personas no van al médico, sino que el médico va a las personas. Así es el médico revolucionario, no aquel que se sienta en la consulta a esperar por el paciente, sino aquel que va en busca del paciente, podríamos parafrasear con entero optimismo aquella famosa frase de Mahoma, y decir: Si el paciente no viene al médico, el médico irá al paciente.

Cuando damos salud a un ser humano a miles de kilómetros de la civilización, estamos acercando la Revolución al pueblo.

Estemos donde esté el dolor.

Poblemos cada rincón de nuestras Patrias, de América Latina y del mundo, de médicos cubanos y venezolanos, fruto de la lucha incansable, limpia, heroica, constante de nuestros pueblos.

Una Revolución genuina no avanza sola y sin ejercer la solidaridad, porque una Revolución no pertenece solo al país donde triunfa, una Revolución triunfa en el corazón de todos los revolucionarios del mundo que la sientan suya, y la abrazan como suya.

Martí dijo que la mejor medicina es la que precave y con el ejercicio de la especialidad de ustedes, se ejerce medicina martiana, porque nos adelantamos a los males y prevenimos las enfermedades.

Martí concibió al maestro ambulante y la Revolución Cubana y la Revolución Bolivariana lo crearon e hicieron más: crearon el médico ambulante, el caballero andante de la medicina, con o sin Rocinante, por los caminos de América.

Compañeras y compañeros:

La sociedad humana ha acumulado una inteligencia extraordinaria en todos los campos del saber. Viven hoy en un mismo tiempo histórico, muchos más científicos de lo que pudo reunir la civilización a lo largo de los siglos. La riqueza creada es más que suficiente para asegurar una vida saludable a los 6 mil millones de pobladores de este mundo. Comenzamos sin embargo a vivir en un milenio enfermo, donde la existencia humana está amenazada por guerras, enfermedades, cambios climáticos y por la perfidia de la potencia dominante.

Fidel y Chávez que son médicos de almas, médicos de pueblos, diagnostican con acierto, las graves enfermedades del mundo en que vivimos y han dado la receta: Luchar.

La única cura posible es que pongamos los infinitos recursos y conocimientos de que dispone el planeta al servicio de la humanidad, sin mezquinos intereses comerciales, ni egoísmos nacionales. En lograrlo estamos empeñados, venezolanos y cubanos y triunfaremos.

VIVA LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA

VIVA LA REVOLUCIÓN CUBANA VIVA CHÁVEZ VIVA FIDEL

Buscado Luis Matías Suárez - GRACIAS

From: marta speroni To: Museo Che Guevara
Sent: Saturday, March 10, 2007 2:50 AM Subject: Búsqueda de persona, Toto
Toto. Estoy - a pedido de Aleida, la agente VILMA de Los Disidentes- buscando una persona para ella. ¿Nos podrás ayudar, por favor, con tus contactos? Te pego los datos que me pasó ella en una carta que le llegó. (Esta carta tiene 3 años) gracias Marta
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Me siento orgulloso 20 de octubre
Compañeros revolucionarios:
Mi nombre es Luís Matías Suárez, tengo 22 años y vivo en la ciudad de Buenos Aires. Hoy estoy en mi trabajo y buscando información sobre el estado de salud de nuestro comandante Fidel vine a dar con la nota sobre el heroico trabajo realizado por la compañera Aleida Godínez Soler publicado por el periódico de los trabajadores cubanos, y leo la narración de su vida y sus esfuerzos y estoy aquí llorando de alegría por tanta entrega desinteresada. Para mí que atiendo un comercio llorar es una situación algo incomoda por los clientes que tengo que seguir atendiendo cuando siento unas ganas enormes de gritarle a todo el mundo ¡¡¡ VIVA CUBA REVOLUCIONARIA!!! ¡¡¡VIVAN LOS IDEALES GUEVARISTAS Y EL PUEBLO REVOLUCIONARIO CUBANO!!!. Tal vez, después de 45 años de construcción de una sociedad mejor no sientan lo que yo estoy sintiendo en estos momentos o no crean justificada esta carta por algo tan común para ustedes y entre ustedes como la dignidad, pero les pido que se pongan en mi lugar de honda admiración hacia un pueblo de acero como el suyo. Mientras les escribo esta modesta carta que tal vez no lean, los diarios argentinos anuncian por ejemplo que en la ciudad de rosario que vio nacer al CHE murió hoy un criatura de 15 años de sobredosis por aspiración de pegamento, algo muy común en mi país. No quiero ni puedo porque debo seguir con mis tareas ahondar más en algo que creo dejé bastante claro: los amo y sólo espero que este mensaje le llegue a su merecedora destinataria que es Aleida. Espero que le digan que anhelo llevar una vida de lucha que merezca un abrazo de esa compañera y que lo único que me deja algo tranquilo en esta desesperación moral es saber que otro argentino hizo modestamente todo lo que pudo por amar a su hermoso pueblo: EL CHE. Si alguna vez Aleida llegara a venir a la Argentina me gustaría molestarla para poder darle un beso. Un abrazo rebelde, Luís.
Bueno si alguien ubica a Luis, que le diga que llame, ó que llame quien lo ubique y nos diga donde vive, etc.
Muchas gracias compañeros