jueves, 16 de agosto de 2007
Roman Valente contra los malos marxistas Quijote 2007 el Giordano Bruno argentino
Llamado a reflexión a los militantes marxistas en Argentina
Que aun no poseemos las convicciones de unión necesaria.
Por Román Valente
Prologo
Este humilde escrito fue creado apuntando a la falta de convicciones políticas demostradas en casi un siglo por la militancia conformada de mujeres y hombres que nutrieron y aun lo hacen, las filas de la ideología marxista en Argentina. Salvando escasas excepciones, coherentes.
Haciendo un recuento de la historia encontramos partidos que obtuvieron menor cantidad de votos que afiliados poseían, en elecciones libres en el país. También numerosas movilizaciones y/o actos públicos de izquierda que contaron (como ejemplo) con cien organizaciones participantes y unas doscientas personas presentes en dichos actos y a grandes dirigentes de partidos políticos de izquierda desayunando en el café "La Biela"del barrio de la Recoleta caro y oligárquico como ninguno en esta ciudad. O a otros de esos seudo-izquierdozos y seudo-dirigentes, jugando al tenis en el barrio de Palermo, otro sector de Buenos Aires cuidadoso de los grandes intereses capitalistas de las recalcitrantes, oligarquía y burguesía nacional. También si entramos al famoso café "La paz" en plena Avenida Corrientes vamos a escuchar que cientos de revoluciones se realizan a diario por un grupo de parroquianos que pretenden ser la intelectualidad revolucionaria de esta ciudad. Y por último cientos de grupúsculos auto caratulados revolucionarios que se reúnen a escondidas en algunas casas para hacer revoluciones socialistas, que jamás llegan al umbral de la propiedad donde se encuentran.
Quizás las personas que lean este pequeño diccionario ilustrado de las actitudes que no debería haber tenido la izquierda argentina se exaltaran y desacreditaran a quien escribe. Pero compañeros estoy escribiendo estos párrafos porque me hastié de ver los estupros y violaciones que se han realizado a lo largo de más de cien años al marxismo, por la mayoría de nosotros los, que nos llamamos marxistas.
Después de haber leído cientos de historias y en los últimos treinta años por haberlas vivido y sido testigo. Puedo afirmar lo que aquí escribo.
No crean que van a encontrar en el presente artículo, un autor con idioma difícil o intelectual, subido uno o dos escalones, idiomáticamente hablando, al del común de la gente, como nos tienen acostumbrados los intelectualoides de nuestra ideología marxista. Solo habrá presente en estos pensamientos hechos palabras sencillas y con sentido común.
En verdad espero que a uno o a miles de militantes/as de nuestra maltratada izquierda Argentina, le llegue a lo más profundo de sus convicciones y podamos comenzar a cambiar nuestra propia historia, porque desde ya les anticipo que si no revemos nuestras acciones desde la izquierda en nuestro país, nunca llegaremos a ninguna meta que fijemos en el horizonte político de este sistema perverso que nos impone el enemigo.
Comentario a los lectores/as
Si bien lo que a continuación leerá esta enfocado al marxismo en la Republica Argentina, No obstante ello, también realizo un llamamiento a la toma de conciencia que se hace extensiva a todas las mujeres y hombres de buena voluntad de América Latina y el mundo entero.
Capitulo 1
Debo comenzar por algún tiempo. Elegí el presente
Para ir introduciendo a usted compañero/a, en el tema a los cuales se refieren mis pensamientos, se me ocurrió citar a un gran hombre de nuestras filas, al periodista y escritor Osvaldo Bayer quien el día 4 de junio de 2007, escribió la siguiente nota, publicada en el periódico Página 12 de la ciudad de Buenos Aires:
Después de anoche, sólo me queda Marlene
Por Osvaldo Bayer
¿Cuántas elecciones en la Capital habrán transcurrido en esta ciudad de Buenos Aires en los ochenta años que he vivido? Recuerdo todas las épocas. Pero acabo de escuchar las tendencias del escrutinio y no puedo menos que repasar con tristeza, o con ironía, o con perplejidad, aquella elección de la Capital Federal hace más de un siglo donde fue consagrado el primer diputado socialista de América, Alfredo Palacios. En la adolescencia busqué en las bibliotecas los diarios de aquella época. Los socialistas ya veían una marcha sin retrocesos y que en diez años se iba a poder proclamar en el Congreso el socialismo en la Argentina. O, también, hace más de un siglo, cuatro semanas atrás, en aquel 1º de Mayo de 1904, setenta mil obreros anarquistas habían llenado las calles de La Boca recordando a los cinco mártires de Chicago. Setenta mil obreros para una Buenos Aires de sólo 900.000 habitantes, y además el 1º de Mayo no era asueto y el presidente Roca había prohibido el acto obrero y amenazado con la represión. Lo sabían los obreros, pues hacía poco ese mismo general Roca había aprobado la Ley de Residencia, por la cual se expulsaba a todo obrero no argentino que profesara ideologías contrarias al "ser nacional". Y sin embargo, setenta mil obreros en la calle de La Boca. Que el orador, un italiano que se comía las eses, describió esa jornada como el primer asomo del sol que muy pronto brillaría en todas las pampas proclamando el socialismo en libertad. Roca les metió bala y así cayó el primer mártir obrero del Día de los Trabajadores, el marinero Juan Ocampo, de apenas 18 años.
Más de un siglo después estoy en esta Argentina, y miro los primeros resultados del escrutinio de anoche. Ni Alfredo Palacios ni la aurora del socialismo libertario por las calles aquellas de Evaristo Carriego. No. Mauricio Macri. Presidente de Boca. Para qué más datos. Los porteños lo quieren a Macri, quieren a Boca. Ni Alfredo Palacios ni el marinero Juan Ocampo. Macri. A ver, señores futurólogos, de seguir así, ¿qué nos espera dentro de un siglo a los porteños?
Pero no nos detengamos sólo allí. Los otros datos son también humorísticos o por lo menos para reírse en el mostrador de un boliche de Villa Lugano, por ejemplo: la izquierda de la Capital Federal presentó diez partidos. Sí, tal cual. Y se debate si Marx, si Engels, si Trotski, si Lenin, si Juan B. Justo. Y a lo mejor, con suerte, obtienen una banca que de inmediato, por supuesto, se va a separar de su partido propiciante y va a crear otro, con miras a cuatro años de tal vez obtener una segunda banca. Como dijo León o Vladimiro.
Pero volvamos a los realistas. Todos los aplausos para el presidente de Boca, Macri. Los porteños saben elegir. Como decía Lorenzo Miguel, sonriente: el p... (Perdón, no vayan a decir los lectores que soy gorila)... bien, el p... no, no ahora el pro es ir los domingos a lo de la vieja a comer ravioles. Y con Macri, es ir a la cancha a gritar los goles con Dieguito. Y se acabó, y vayamos todos a cantarle a Gardel.
Esta noche del escrutinio estoy un poco confundido, trato de no caer en la depresión, pero es que no puedo resolver el problema. Es demasiado difícil para encararlo. Porque Ibarra, durante su gobierno, me designó Ciudadano Ilustre de Buenos Aires, nada menos, pero no vino al acto de entrega, sino que me lo dio Telerman. Y quince días después, por iniciativa de Eduardo Menem, nada menos, el Senado de la Nación me proclamó por mayoría absoluta "persona no grata para el Senado". Sólo por haber presentado un proyecto, como ciudadano, de unir las dos Patagonias, la argentina y la chilena, como primer paso para el Mercado Común Latinoamericano. Desde ese momento soporto los dos títulos. Realidades argentinas. Capaz que Macri me lo resuelve. Como gritó alguien en la calle cuando estoy escribiendo esto: "Ahora todos los porteños tenemos que salir a la calle con la camiseta bostera". ¡Qué Alfredo Palacios ni salir a la calle por los mártires de Chicago! Las urnas lo han dicho. Es la voluntad popular. Y al que no le guste, que se vaya del otro lado de la General Paz.
Ahora, sí, mirar al futuro. Me dicen que la primera medida macrista va a ser ponerle vidrieras al monumento a Roca para que no pasen más las bombas de pintura roja. Y primero lo va a hacer limpiar. Porque Roca marcó la línea definitiva: la tierra a quien sabe ganar bien, y terminar con las etno-invasiones a la ciudad blanca. Y aquello de la Asamblea del Año XIII de Libertad, Libertad, Libertad cambiarlo definitivamente por Seguridad, Seguridad, Seguridad. Pro, pro, pro. Y basta, se acabó la discusión. Y después de la Capital, el país. Y a jurar la bandera azul y oro. Con Dieguito como abanderado. Y a bailar alegremente en el caño. Hay que gozar un poco, muchachos, para eso está la vida. Estoy por acostarme. Pero tengo miedo de que se me aparezca, enojado, Alfredo L. Palacios con su sombrero volador y sus mostachos. Y el sueño me lleve al local de "La Protesta" donde lo están velando al marinerito Juan Ocampo. Si esto me ocurre, la llamaré desesperado a Marlene Dietrich para que me acompañe y me consuele.
La nota es interesante en su totalidad y refiere a varios temas que si se quiere todos tienen que ver con mis pensamientos, pero en este caso quiero resaltar en particular a lo que escribe Osvaldo Bayer con respecto a los diez partidos que presento la izquierda. (resaltado por mi en su nota en negrita). Justamente ese es el primer error histórico de nuestra izquierda argentina. El individualismo. Seguramente existen muchas razones por las cuales la izquierda en nuestro país dejo de ser hace décadas una fuerza que arrastre masas. Hoy analizaremos la más letal....
Capitulo 2
Individualismo y rupturas constantes en la izquierda Argentina
Comenzaré con el tema de individualismo colectivo que afecta al marxismo en Argentina, desde hace un siglo. Mi abuelo y su hermano fueron participes y militantes durante muchos años del Partido Socialista desde la década del diez hasta la del cincuenta del siglo veinte. Y por ende testigos de la innumerables rupturas del mismo. Fue fundado en el año 1896 y me gustaría compartir con ustedes una breve reseña de la historia de los Partidos Socialista y Comunista argentinos. Proveniente de una pequeña investigación realizada:
El 28 de junio de 1896 tuvo lugar el primer Congreso del Partido Socialista (PS), en el cual se aprobaron la Declaración de Principios, los Estatutos y el Programa mínimo partidario, documentos que tuvieron como principal redactor al Dr. Juan B. Justo, a quien se considera el fundador del socialismo en la República Argentina.
El PS adhirió a la Segunda Internacional (1889-1918) y envió a Justo como su representante, la cual fue fundada en París, sobre la base de Partidos Políticos para obtener el poder político y realizar desde el gobierno sus programas de acción. Cabe recordar que la Primera Internacional (1862-1872) se creó sobre la base de Organizaciones Sindicales para luchar por reivindicaciones de la clase obrera y su extracción era fundamentalmente anarquista.
Primera ruptura de la izquierda argentina
En el año 1918 un grupo de ciudadanos expulsados del PS resolvieron convocar a un Congreso del que nació el Partido Socialista Internacional (PSI).
En 1919 tuvo lugar la fundación de la III Internacional o Internacional Comunista a la que adhirió el Partido Socialista Internacional (PSI). "En este Congreso de la Internacional Comunista se aprobaron las conocidas 21 condiciones de ingreso tendientes a mantener su orientación revolucionaria, marxista-leninista. Entre ellas figuraba el cambio de nombre de los partidos adheridos por el de Partido Comunista. En Buenos Aires el Partido realizó (25 y 26 de diciembre de 1920) un Congreso Extraordinario en el que se aprobaron por unanimidad las 21 condiciones" (El Partido Comunista, Oscar Arévalo, p.18. Biblioteca Política Argentina, Centro Editor de América Latina. Buenos Aires. 1983).
Así, el Partido Socialista Internacional pasó a llamarse Partido Comunista (PC) por haber adherido a la Tercer Internacional, ideada por Lenin y Trotzky, que tenía como objetivo "el establecimiento de la dictadura del proletariado como un medio para liquidar el sistema capitalista en el mundo. Ello presupone la conquista del poder, la destrucción de la máquina del estado burgués, la dictadura del proletariado como instrumento para la sistemática supresión de la clase explotadora, la expropiación del capital; la abolición de la propiedad privada de los medios de producción" (Braunthal, Julius - History of the Internacional 1864-1914, Ediciones Thomas Nelson and Sons LTD. London 1966- Pág 340, citado por Morales Abarzua, Carlos en La Internacional socialista, p. 36, Michka & asociados, editores. Bs. As. 1986).
El cambio de nombre obedeció a la necesidad de diferenciarse de la otra doctrina sostenida por aquellos partidos que aceptaban la lucha del poder dentro de un sistema pluripartidario, democrático y parlamentarista, además que consideraban desde lo económico que junto a la explotación colectiva de los medios de producción, también podría desarrollarse la explotación privada de los mismos. Estos partidos siguieron conservando el nombre de socialistas.
En 1938 León Davidovich Bronstein, Trotsky, funda en Suiza la Cuarta Internacional que "... nació en pugna, fundamentalmente, con la Tercera Internacional, basada en la tesis esencial de Trotsky de construir la revolución proletaria mundial, en contraposición a la tesis stalinista del socialismo en un solo país, la URSS.. La Cuarta Internacional preconiza también la formación de comités de fábrica, el control obrero de las empresas, la expropiación de los monopolios y de los bancos, sin indemnización, el control del crédito, la formación de piquetes de huelgas, la colectivización de la tierra, etc....Declaran también la guerra a la Segunda Internacional..." (Carlos Morales Abarzua, ob. cit.).
Segunda ruptura de la izquierda argentina
En 1958 luego de un conflictivo Congreso realizado en la ciudad de Rosario, el PS se fractura. "Así se originaron dos agrupaciones a las que la justicia electoral, mediante el fallo del 20 de noviembre de 1959 de la CSJN, obligó a identificarse, debiendo cada una agregar un aditamento al nombre partidario". (Que es el socialismo en la Argentina, Alicia Moreau de Justo, p. 176. Ed. Sudamericana 1983).
Nacieron entonces el Partido Socialista Democrático (PSD) que permaneció con el mismo nombre hasta la actualidad y el Partido Socialista Argentino (PSA).
En este último partido convivían socialistas, castristas y maoistas, entre otras corrientes de izquierda, razón por la cual pronto se dividió en Partido Socialista Argentino (Casa del Pueblo) y el Partido socialista argentino de Vanguardia...
Tercera ruptura de la izquierda Argentina
El cual se fraccionó en partido de Vanguardia Popular (autodisuelto en 1972 para ingresar al justicialismo) y el Partido de Vanguardia Comunista.
Cuarta ruptura de la izquierda Argentina
"Mientras tanto, el partido Socialista Argentino (Casa del Pueblo) sufrió otra escisión en 1966. El ex Diputado Nacional Juan Carlos Coral fue expulsado de la agrupación y se unió a un grupo trotzkista encabezado por Nahuel Moreno. Así nació el Partido Socialista de los Trabajadores, que participó en las elecciones nacionales de 1973, y que luego, en 1976, fue también prohibido por el Poder ejecutivo." (Moreau de Justo Alicia, ob. Cit. P.179).
Quinta ruptura de la izquierda Argentina
En 1972, los socialistas del PSA, junto a otros grupos menores dispersos que adherían a las ideas de Justo, crearon el Partido Socialista Popular (PSP).
Este partido fue inmediatamente miembro pleno de la Internacional Socialista, fundada en Frankfurt en 1951, por partidos políticos que apoyaban la tesis de la Democracia Política, Democracia Social, Democracia Económica y Democracia Internacional. "La Internacional Socialista es una asociación de Partidos que busca el establecimiento del socialismo democrático, que fue formulado en la Declaración de Frankfurt", dice el artículo 1 de la Declaración del Congreso de Ginebra de 1976. Destacamos que esta es la internacional reconocida por propios y extraños como la "Internacional Socialista". Diferenciándose claramente de la Tercera y Cuarta internacional (comunista hasta hace poco pro-soviética y trotzkista, respectivamente) Indudablemente es mucho más larga la historia que lo señalado en esta breve reseña.
Aquí encontramos claros signos de individualismo dentro de las mismas ideas. Contabilizamos cinco fracturas históricas y relevantes en lo leído.
Debo agregar también que aparecieron por cientos de decenas, grupos formados como partidos políticos y/o agrupaciones con nombres como, P. C. R. (partido comunista revolucionario), M. A. S. (Movimiento al socialismo), M. T. S (Movimiento de trabajadores Socialistas), P. O. (Partido Obrero), M. T. P. (Movimientos Todos por la Patria), P. I. (Partido Intransigente), E. R. P. (Ejercito revolucionario del Pueblo) y muchos más que escapan a mi memoria. Sería imposible nombrarlos/as a todos/as
A todas estas organizaciones partidarias y/o agrupaciones, le tenemos que agregar cientos de organismos de derechos humanos, que en algunos casos nacieron por inquietud de algunos militantes independientes y en otro son satélites de partidos políticos.
Tengamos en cuenta que nos falta la peor parte de los individualistas de izquierda, no nos podemos olvidar de los traidores. Aquellos que por citar solo unos ejemplos abandonaron estructuras partidarias marxistas para incorporarse al Movimiento Nacional Justicialista, más conocido como peronismo, de raíces y sangre fascista. Y en este ultimo tiempo los marxistas K.
Capitulo 3
Actitudes contrarias al marxismo
Entiendo que no solo en Argentina sucedieron y están vigentes aun este tipo de actitudes en el gran movimiento marxista. De hecho tenemos que la segunda, tercera y cuarta Internacional socialista también produjeron serias rupturas a nivel mundial en dicho movimiento. En el caso puntual al que ahora me estoy refiriendo que es la República Argentina las posturas políticas encontradas entre compañeros con los mismos ideales, llevo al desastre generalizado e histórico, que hoy somos testigos. Si bien entre las convicciones marxistas, que podrán llamarse socialista o comunista, no están vistas como positivas las elecciones que propone el sistema capitalista, pero en todas las oportunidades que hubo elecciones capitalistas, estos partidos fueron participe, y allí encontramos una gran contradicción y la otra inmensa, es (en sentido figurado) el de ser seis militantes y al poco tiempo formar tres agrupaciones distintas. El Partido Socialista por ejemplo en Argentina, hubo un momento que tuvo tres nombres diferentes en el mismo tiempo: P. S A., P. S. D. y P. S. T. Las tres versiones la primera P. S. Autentico, la segunda P. S. Democrático y la tercera P. S. de los Trabajadores, surgidas del P. S. original.
El Partido Comunista sufrió algo similar y etc., etc. Y convengamos que tanto el P. S. como el P. C. nunca contaron con cuatro o cinco millones de militantes, ni mucho menos. Y entonces al ser ya de por si pocos, le agregamos fractura tras ruptura, y un nuevo quiebre posterior, nos terminamos encontrando no solo con una verdadera contrariedad de la ideología marxista, si no que también, terminamos siendo inexorablemente funcionales a los enemigos capitalistas y el Vaticano, ambos tumores cancerosos enquistados en todo el mundo.
Capitulo 4
Si realizaríamos las cosas en forma correcta de todas maneras contaríamos con enemigos muy peligrosos.
Ha sido en estas últimas décadas tan grande el crecimiento de los enemigos, como el retroceso del marxismo en el mundo y para un gran inconveniente local, en Argentina, no solo que no fue la excepción internacional, si no que verdaderamente se marco con más énfasis ese atraso. Si recorremos América Latina encontramos que a varios países vecinos llego la izquierda en diferentes medidas al poder y en algunas de esas regiones, no tenían antecedentes de gobiernos y/o poder de izquierda, son los casos de Brasil, Uruguay, Bolivia, Ecuador. Una verdadera excepción es Venezuela que si bien su gobierno nace de una ideología nacionalista día a día esta tomando el camino al marxismo, Colombia que esta demostrando toma de conciencia marxista en los últimos tiempos y finalmente Chile que ya cuenta con antecedentes.
Todas las regiones de nuestro continente tienen enemigos muy poderosos e idénticos. En forma interna, oligarquías reaccionarias similares. Y en forma externa los cuatro imperialismos que son fuertes en América Latina: A) Estados Unidos de Norte América, B) Los intereses judíos de la mano del primero, C) El europeo, D) El Vaticano. Todos ellos agotan los recursos del continente, secan nuestras tierras y empobrecen a nuestros pueblos.
En algunos de estos países la izquierda llego al poder por intermedio de las urnas impuestas por el sistema capitalista, pero más allá de eso, lo importante es la toma de conciencia de los pueblos. Y ese es el punto donde se falla en Argentina. Y estamos siempre atrasados por dos razones:
A) Lo errores históricos propios de los militantes marxistas.
Este es el punto principal que vengo a resaltar, para intentar que corrijamos entre todos los compañeros, dejando soberbias y orgullos de lado. Esa es la verdadera razón de estos humildes escritos.
B) El impecable trabajo de los enemigos. Convengamos que la derecha Argentina es una oligarquía conservadora en el pasado y neo-liberal en el presente (por su puesto que estos dos términos significan casi lo mismo), reaccionaria y retrograda, realiza un trabajo muy pulido desde su nacimiento allá por el siglo XIX, y que los imperialismos también tiene su cuota de responsabilidad en sus constantes triunfos por más de ciento cincuenta años.
Si analizamos a la derecha argentina tanto en la tendencia nacionalista llevada a la practica por el Movimiento Nacional Justicialista, o los antiguos conservadores hoy por su propia evolución, convertidos en neo-liberales ambos asistidos y hasta asesorados históricamente por la retrograda Iglesia Católica Apostólica Romana local, encontramos que a pesar de ser los enemigos acérrimos de nuestra ideología marxista en lo personal afirmo que son dignos de admiración. Nosotros los marxistas tenemos diferencias insalvables con estas fuerzas políticas, eso esta bien claro que son el enemigo. El tema lo planteo desde la siguiente óptica cuando hablo de admiración:
Estas tendencias ideológicas ambas de derecha, que desde siempre gobernaron y tuvieron el poder en sus manos en Argentina, llevaron a cabo su política y casi en todos los casos en forma victoriosa. Convencieron y aún convencen a los trabajadores y al pueblo en general que son la única y mejor opción de sociedad y de sistema. Siempre fueron fieles a sus convicciones y las llevaron adelante con éxito. Demás esta decir que desde los primeros pasos de nuestra República hasta nuestros días citando desde Rivadavia, Sarmiento, Bartolomé Mitre, Julio A. Roca, Nicolás Avellaneda, Agustín P. Justo, el golpe genocida del año 1955 de la mano de Lonardi, Rojas, Aramburu. En la década de los años sesenta, Ongania y más tarde Videla, Viola y Galtieri. Por último Carlos Menem, este último de raíces nacionalistas y traidor a su movimiento, Todos ellos llevaron a cabo en sus políticas las ordenes y caprichos de la burguesía y la alta oligarquía Argentina. Del lado del nacionalismo o el antiguo federalismo, Juan Manuel de Rosas y Juan Domingo Perón.
En algunos casos no repararon, si para llevar adelante sus fines debían violar o no la constitución que ellos mismos crearon y reformaron a su gusto. Manejaron el poder, los diferentes gobiernos, las tierras, las riquezas y recursos naturales, cometieron genocidios a los pueblos originarios de nuestra región, masacraron, torturaron y asesinaron a cientos de miles de ciudadanos. Se pusieron en guerra entre ellos.
Pero siempre fieles a sus convicciones.
Y por último la Unión Cívica Radical que entre estos dos dinosaurios intentaron hacer algo, que ni ellos supieron nunca que fue.
La izquierda Argentina en su historial tiene gran similitud al partido Radical, con la diferencia ideológica, esta claro, pero con el agregado que nunca llegamos a constituir un gobierno y mucho menos manejar el poder.
Capitulo 5
A La hora de pasar facturas o reproches
Más allá de ser diferentes la ideologías y tener en claro donde están parados los neo-liberales o nacionalistas y nosotros los marxistas, llego a la conclusión que nuestros enemigos son dignos de admiración por la sencilla razón que siguieron en toda la historia de nuestra tierra sus convicciones con éxito.
Por el contrario toda la militancia marxista desde el año 1896 hasta la fecha lo único que hicimos fue dividirnos, traicionarnos, fracturarnos y nunca obtener resultados derivados de nuestra ideología, para volcarlos a la ciudadanía, es decir al pueblo Argentino. Lejos de ello innumerables veces la izquierda Argentina fue funcional a la derecha de forma escandalosa. Cabe recordar que el partido Comunista envió a sus afiliados en la década de los años sesenta a votar al después presidente de la República Arturo Frondizi por una acuerdo con el general Perón en ese momento en España. También el mismo P.C. en alguna medida apoyo el golpe de estado del año 1976. Como resultado de esas acciones el P.C. ya en la década del los años ochenta del siglo veinte, obtuvo en una elección menos votos que afiliados poseía en esa oportunidad. El partido socialista en alguna de sus distintas versiones se alió en diferentes épocas con peronistas y/o radicales y la ultima elección en 2007 en la ciudad de Buenos Aires, realizo una alianza con la lista del señor Telerman capitalista y traidor a las convicciones socialistas como pocos.
Entonces a la hora de realizar conclusiones históricas sobre acciones políticas, llego a un resultado sorprendente e inesperado. Desde mi humilde óptica debo decir que la derecha siempre realizo las cosas bien y la izquierda nunca hizo nada convincente.
Si tengo que reprochar o pasar facturas en este nivel a la derecha y más allá de las diferencias ideológicas que de ellos me separa, no les puedo hacer ningún cuestionamiento. En cambio para mis propios compañeros marxistas una lista larga de inquietudes que alimentan mi desaliento y defraudación.
A la derecha la tendré siempre como enemigos y les podré reprochar sus ideales y luchare hasta el día que respire en contra de ellos. ¿Y a la izquierda que? pues descontar que pensamos de la misma manera e intentar cambiar estas imberbes actitudes que nos llevaron es esta deplorable desunión que se condice con la idiotez.
Capitulo 6
No solo vengo a traer reproches
Mi humilde propuesta: Llamamiento a la conciencia de clases
Como revertir esta situación histórica de desidia ideológica de la izquierda Argentina, que en forma sistemática y durante más de un siglo se manifestó en contra de todos los manuales del marxismo es sus tres versiones, leninista, trozkista y stalinista, porque en ninguna de ellas encontré manifestación alguna, escrita por en Marx, Engels, Lenin, Trotzky o Stalin, o a los grandes hombres latinoamericanos, como Ernesto Che Guevara, Fidel Castro, Raúl Castro entre otros. Que el marxismo debe producir fracturas tras divisiones y/o apoyos a fuerzas enemigas haciéndose funcionales a ellas. Por el contrario. La unión de los pueblos y distintas regiones que componen al planeta deben estar absolutamente enlazadas, para llevar a cabo una revolución socialista, los trabajadores y la dictadura del proletariado no se realizan con bifurcaciones y ramas diferentes. Leer a Augusto Cesar Sandino u hoy al presidente de La República de Venezuela Hugo Chavez que ninguno de los dos son marxistas, también demuestra que la vieja y querida frase "La unión hace la fuerza" es la única forma de llegar a las metas revolucionarias. Y con actitudes individualistas conseguiremos lo que hoy tenemos. El prácticamente no existir en la vida social y política de nuestra Argentina y de Latinoamérica toda.
Cuando se podrá considerar el tener una fuerza marxista que lleve por un solo camino y brinde verdaderamente conciencia de clases a nuestro pueblo e iniciar una genuina revolución popular en la Argentina, por el sendero más conveniente.
Yo vengo a decirles compañeros que si se puede, que unir a todas las organizaciones marxistas en nuestro país no solo es posible si no que imprescindible, dados los tiempos que corren, porque quizás haya aun compañeros que no adviertan que están naciendo corrientes de cambio en todo el continente Latinoamericano, que la gente humilde esta siendo escuchada y no podemos por nuestras propias limitaciones, egoísmos e individualismos enquistados en nuestra forma de ver y llevar adelante el marxismo desoír el mandato de los vientos que vienen desde muchas regiones de América Latina.
Arriba los pobres del mundo, de pie los esclavos sin pan.....cerdo burgués, atrás, atrás.
Que deje de ser una vieja y olvidada canción, retomemos la rica letra de La internacional y pongámosla en la cresta de nuestras ideas, las de ser marxistas, que no nos divida el nombre de un partido, transformemos viejas estructuras burocráticas, en nuevas uniones que nos brinde un futuro para las próximas generaciones. Seguramente contamos con grandes cuadros, políticos y si no los hay fabriquémoslo porque de lo que estoy seguro es que si hay grandes hombres y mujeres que cuentan con enormes cerebros dotados de inmaculada y fabulosa inteligencia. Tomemos la experiencia buena que nos deja nuestra historia y de los grandes hombres con que contó nuestro marxismo argentino, sabiendo diferenciar debate de fractura.
Es solo un giro en la actitud. Estamos todos desparramados, llorando por algo que perdimos y soñando con un nuevo mesías. El Che fue único y dio su vida por nuestros mismos ideales, los marxistas. Podemos empezar en conciderar de tomar actitudes de ese gran hombre y comenzar. Iniciar un nuevo camino en unión, enriqueciéndolo con debates. No todos podemos tener una sola opinión sobre un mismo tema pero para eso existe el debate y el consenso, no la ruptura que solo lleva a envenenamiento del movimiento que deseamos todos se realice. Contamos con una rica experiencia de más de cien años, tenemos que ponernos todos en claro cuales fueron los errores, cuales los aciertos y desde ese punto comenzar a crear un marxismo real sin intereses personales ni partidarios. Negándonos a las galas de elípticos, o reyes endiosados, primar la humildad como actitud.
Crear un movimiento que no sea relevante por su nombre que podremos elegir entre todos, si no por sus acciones políticas. Que sea nuevo y viejo a la ves, tomando lo bueno viejo y lo bueno nuevo, crear entre nosotros compañeros la mentalidad del hombre nuevo, para dar ejemplos a propios y extraños. Para que el enemigo burgués sepa que aquí tiene en frente a un opositor con convicciones, bien parado y con mazas detrás, que lo apoyan. Para que algún día las nuevas generaciones encuentren un camino comenzado con firmeza y que de una vez por todas en un país que esta capacitado para darle de comer a trescientos mil seres humanos por año, se acaben los niños desnutridos y que tengamos la furia necesaria para desalambrar los campos que hace casi doscientos años esta en manos de algunos corruptos.
Todo depende de nosotros el camino recién comienza. Si conseguimos desde este sencillo escrito disparar conciencias y dar giros en las formas de pensar de todos nosotros los marxistas, me sentiré satisfecho. Solo sabré en mis últimos días que sembré una semilla para que esta sociedad sea más justa y que si todos somos paridos igual podremos vivir con igual dignidad.
Compañero marxista por favor léalo.
Si esta de acuerdo multiplíquelo.
Este escrito lo encontrará publicado en
La lucha sigue y sigue
Columna 8
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Gaceta informatiza para le gente
al sur del río bravo
Correo electrónico participe@columna8.org
Este sitio web y su correo electrónico se podrán utilizar como vía
de comunicación entre nosotros. Compañeros marxistas
Cuba la Isla Independiente - Fidel Castro su vocero y líder - Estados Unidos amenaza permanente e histórica ayer, hoy y mañana
foto José Martí
Reflexiones del Comandante en Jefe - 15 Agosto 2007
Reflexiones del presidente cubano FIDEL CASTRO
EL IMPERIO Y LA ISLA INDEPENDIENTE
La historia de Cuba en los últimos 140 años es la de la lucha por
preservar la identidad e independencia nacionales, y la historia de la
evolución del imperio de Estados Unidos, su constante pretensión de
apropiarse de Cuba y los horrendos métodos que hoy utiliza para
mantener el dominio del mundo. Destacados historiadores cubanos han
tratado con profundidad estos temas en distintas épocas y en diversos
y excelentes libros que merecen estar al alcance de nuestros
compatriotas. Estas reflexiones van dirigidas especialmente a las
nuevas generaciones con el objetivo de que conozcan hechos muy
importantes y decisivos en el destino de nuestra patria
Primera parte: La imposición de la Enmienda Platt como apéndice de la
Constitución neocolonial cubana de 1901.
La "doctrina de la fruta madura" fue formulada en 1823 por John Quincy
Adams, Secretario de Estado y más tarde Presidente. Estados Unidos
inevitablemente lograría, por ley de gravitación política, apoderarse
de nuestro país al romperse la subordinación colonial a España.
Bajo el pretexto de la voladura del "Maine" -suceso que está todavía
por desentrañar, aprovechado para desatar la guerra contra España,
como el incidente del Golfo de Tonkin, hecho que en cambio fue
probadamente prefabricado a los efectos de atacar a Viet Nam del
Norte-, el presidente William McKinley firmó la Resolución Conjunta
del 20 de abril de 1898, la cual declaraba "... que el pueblo de la
isla de Cuba es y de derecho debe ser libre e independiente", "... que
los Estados Unidos por la presente declaran que no tienen deseo ni
intención de ejercer soberanía, jurisdicción o dominio sobre dicha
Isla, excepto para su pacificación, y afirman su determinación, cuando
esta se haya conseguido, de dejar el gobierno y dominio de la Isla a
su pueblo." La Resolución Conjunta autorizó al Presidente el uso de la
fuerza para eliminar el gobierno español en Cuba.
El coronel Leonard Wood, jefe principal del regimiento de los Rough
Riders, y Theodore Roosevelt, segundo jefe de los voluntarios
expansionistas que desembarcaron en nuestro país por las playas
próximas a Santiago de Cuba, ya destruida por los acorazados
norteamericanos la valiente pero mal utilizada escuadra española y la
infantería de Marina que llevaba a bordo, solicitaron el apoyo de los
insurrectos cubanos, que al precio de enormes sacrificios habían
desgastado y puesto fuera de combate al ejército colonial español. El
regimiento de los Rough Riders había desembarcado sin los caballos.
Tras la derrota española el 10 de diciembre de 1898, se firmó el
Tratado de París entre los representantes de la Reina Regente de
España y los del Presidente de Estados Unidos, en el cual, a espaldas
del pueblo de Cuba, se acordó que España renunciaba a todo derecho de
soberanía y propiedad sobre la isla y la evacuaría. Cuba sería ocupada
por Estados Unidos con un carácter temporal.
Ya nombrado gobernador militar norteamericano y Mayor General del
Ejército, Leonard Wood dictó la Orden 301 del 25 de julio de 1900, por
la que se decretó la realización de una elección general para
delegados a una Asamblea Constituyente que debería reunirse en la
ciudad de La Habana a las 12 del día del primer lunes de noviembre de
1900, con el objetivo de redactar y adoptar una Constitución para el
pueblo de Cuba.
El 15 de septiembre de 1900 se efectuaron los comicios, en los cuales
fueron seleccionados 31 delegados provenientes de los partidos
Nacional, Republicano y Unión Democrática. El 5 de noviembre de 1900
se procedió a realizar la apertura de la Convención Constituyente en
el Teatro Irijoa de La Habana, ocasión en que recibió el nombre de
Teatro Martí.
El general Wood, en representación del Presidente de Estados Unidos,
declaró constituida la Asamblea. Wood les adelantó los propósitos que
abrigaba el gobierno de Estados Unidos: "Cuando hayáis formulado las
relaciones que, a vuestro juicio, deben existir entre Cuba y Estados
Unidos, el gobierno de Estados Unidos adoptará sin duda alguna las
medidas que conduzcan por su parte a un acuerdo final y autorizado
entre los pueblos de ambos países, a fin de promover el fomento de sus
intereses comunes."
La Constitución de 1901 dispuso en su Artículo 2 que "componen el
territorio de la República, la Isla de Cuba, así como las islas y
cayos adyacentes que con ella estaban bajo la soberanía de España
hasta la ratificación del Tratado de París de 10 de diciembre de 1898."
Redactada la Constitución, llegó el momento de definir las relaciones
políticas entre Cuba y Estados Unidos. Al efecto, el 12 de febrero de
1901 se designó una comisión de cinco miembros encargada de estudiar y
proponer lo que procediera al expresado fin.
El 15 de febrero el gobernador Wood invitó a los miembros de la
comisión a una pesquería y les ofreció un banquete en Batabanó, ruta
principal de acceso a la Isla de Pinos, como se le conocía, entonces
ocupada también por las tropas de Estados Unidos que intervinieron en
la Guerra de Independencia de Cuba. En el propio Batabanó les dio a
conocer una carta del Secretario de la Guerra, Elihu Root, en la que
estaban contenidos los aspectos fundamentales de la futura Enmienda
Platt. Según las instrucciones recibidas de Washington, las relaciones
entre Cuba y Estados Unidos debían regularse por varios aspectos. El
quinto de estos era que, para facilitar a Estados Unidos el
cumplimiento de deberes tales como los que recaerían sobre ellos por
las estipulaciones ya expresadas, y para su propia defensa, Estados
Unidos podría adquirir título, y conservarlo, de terrenos para
estaciones navales y mantener estas en ciertos puntos específicos.
Al conocer la Convención Constituyente cubana las condiciones exigidas
por el gobierno de Estados Unidos, aprobó, el 27 de febrero de 1901,
una posición opuesta a la del Ejecutivo norteamericano, en la cual se
eliminaba el establecimiento de estaciones navales.
El gobierno de Estados Unidos acordó con el senador republicano de
Connecticut, Orville H. Platt, la presentación de una enmienda al
proyecto de Ley de Presupuesto del Ejército que convertiría en hecho
consumado la implantación en suelo cubano de bases navales norteamericanas.
En la Enmienda, aprobada por el Senado de Estados Unidos el 27 de
febrero de 1901, por la Cámara de Representantes el 1° de marzo, y
sancionada por el presidente McKinley al día siguiente, como anexo a
la "Ley concediendo créditos para el Ejército en el año fiscal que
termina el 30 de junio de 1902", el artículo sobre las bases navales
quedó redactado de la siguiente forma:
"Art. VII.- Para poner en condiciones a Estados Unidos de mantener la
independencia de Cuba y proteger al pueblo de la misma, así como para
su propia defensa, el Gobierno de Cuba venderá o arrendará a Estados
Unidos las tierras necesarias para carboneras o estaciones navales en
ciertos puntos determinados que convendrán con el Presidente de
Estados Unidos."
En el artículo VIII se añadía: "El gobierno de Cuba insertará las
anteriores disposiciones en un tratado permanente con Estados Unidos."
La rápida aprobación de la Enmienda por el Congreso de Estados Unidos
obedecía a la circunstancia de encontrarse éste próximo a terminar el
período legislativo y contar el presidente McKinley con mayoría segura
en ambas Cámaras para aprobarla sin dificultades. Estaba convertida en
Ley de Estados Unidos cuando, el 4 de marzo, McKinley tomó posesión de
su segundo período presidencial.
Algunos miembros de la Convención Constituyente mantuvieron la tesis
de que no estaban facultados para acordar la Enmienda solicitada por
Estados Unidos, ya que ello implicaba limitar la independencia y
soberanía de la República de Cuba. Entonces el gobernador militar
Leonard Wood se apresuró a dictar una nueva Orden Militar, el 12 de
marzo de 1901, en la cual se declaraba que la Convención estaba
facultada para acordar las medidas de cuya constitucionalidad se dudaba.
Otros miembros de la Convención, como Manuel Sanguily, opinaron que la
Asamblea debía disolverse antes de acordar medidas que de tal manera
ofendían la dignidad y soberanía del pueblo de Cuba. Pero en la sesión
del 7 de marzo de 1901 de nuevo se nombró una comisión para redactar
una respuesta al gobernador Wood, correspondiendo la ponencia a Juan
Gualberto Gómez, quien recomendó rechazar, entre otras, la cláusula
relativa al arriendo de estaciones navales o carboneras.
Juan Gualberto Gómez mantuvo la más severa crítica a la Enmienda
Platt. El 1° de abril sometió a discusión una ponencia donde impugnaba
el documento por contravenir los principios del Tratado de París y la
Resolución Conjunta. Pero la Convención suspendió el debate sobre la
ponencia de Juan Gualberto Gómez y decidió enviar otra comisión para
"conocer las miras y propósitos del gobierno de Estados Unidos acerca
de cuantos particulares se refieran al establecimiento de un orden
definitivo de relaciones, en lo político y en lo económico, entre Cuba
y Estados Unidos, y gestionar con el propio gobierno, las bases de un
acuerdo sobre esos extremos que proponer a la Convención para su
resolución final."
Posteriormente, se eligió la comisión que viajaría a Washington
integrada por Domingo Méndez Capote, Diego Tamayo, Pedro González
Llorente, Rafael Portuondo Tamayo y Pedro Betancourt, quienes
arribaron a Estados Unidos el 24 de abril de 1901. Al día siguiente
fueron recibidos por Root y Wood, quien había viajado previamente a su
país con ese propósito.
El gobierno norteamericano se apresuró a declarar públicamente que la
comisión visitaría Washington por su iniciativa, sin invitación alguna
y sin carácter oficial.
El Secretario de la Guerra, Root, recibió a la comisión el 25 y 26 de
abril de 1901 y les hizo saber de manera terminante que "el derecho de
Estados Unidos a imponer las discutidas cláusulas había sido
proclamado durante tres cuartos de siglo a la faz del mundo americano
y europeo y que no estaban dispuestos a renunciarlo hasta el extremo
de poner en peligro su propia seguridad."
Los funcionarios estadounidenses reiteraron que ninguna de las
cláusulas de la Enmienda Platt mermaba la soberanía e independencia de
Cuba sino, por el contrario, la preservaría, y se aclaraba que
únicamente se intervendría en caso de graves perturbaciones, con el
solo objetivo de mantener el orden y la paz interna.
La comisión dio a conocer su informe en sesión secreta el 7 de mayo de
1901. Dentro de la comisión se manifestaron serias discrepancias con
respecto a la Enmienda Platt.
El 28 de mayo se sometió a discusión una ponencia redactada por
Villuendas, Tamayo y Quesada, en la que se aceptaba la Enmienda con
algunas aclaraciones y recomendando la concertación de un tratado de
reciprocidad comercial.
Esta ponencia fue aprobada por 15 votos contra 14; pero el gobierno de
Estados Unidos no admitió tal solución, comunicando por medio del
gobernador Wood que sólo aceptaría la Enmienda sin cualificación, y
advirtió a la Convención en forma de ultimátum que, siendo la Enmienda
Platt "un estatuto acordado por el Poder Legislativo de Estados
Unidos, el Presidente está obligado a ejecutarlo tal como es. No puede
cambiarlo ni modificarlo, añadirle o quitarle. La acción ejecutiva que
pide el estatuto es la retirada de Cuba del Ejército norteamericano, y
el estatuto autoriza esta acción cuando -y solamente cuando- se haya
establecido un gobierno bajo una Constitución que contenga, ya en su
cuerpo o en su apéndice, ciertas disposiciones terminantes,
especificadas en el estatuto [... ] Si entonces él encuentra esas
disposiciones en la Constitución, estará autorizado para retirar el
Ejército; si no las encuentra allí, entonces, no está autorizado para
retirar el Ejército... "
El Secretario de la Guerra de Estados Unidos envió una carta a la
Constituyente cubana donde expresaba que la Enmienda Platt debía ser
aprobada en su totalidad sin ninguna aclaración, pues así aparecía
adicionada a la Ley de presupuesto norteamericana, y señalaba que, en
caso contrario, las fuerzas militares de su país no serían retiradas de Cuba.
El 12 de junio de 1901, en otra sesión secreta de la Asamblea
Constituyente, fue sometida a votación la incorporación de la Enmienda
Platt como apéndice a la Constitución de la República, aprobada el 21
de febrero: 16 delegados votaron que sí y 11 votaron en contra. Se
ausentaron de la sesión Bravo Correoso, Robau, Gener y Rius Rivera,
absteniéndose de votar a favor de aquel engendro.
Lo peor de la Enmienda fue la hipocresía, el engaño, el maquiavelismo
y el cinismo con que elaboraron el plan para apoderarse de Cuba, al
extremo de proclamar públicamente los mismos argumentos de John Quincy
Adams en 1823, sobre la manzana que caería por gravedad. Esta manzana
finalmente cayó, pero estaba podrida, como previeron muchos pensadores
cubanos durante casi medio siglo, desde José Martí en la década de
1880 hasta Julio Antonio Mella, asesinado en enero de 1929.
Nadie podría describir mejor lo que significaba para Cuba la Enmienda
Platt que el propio Leonard Wood, en dos fragmentos de la carta
confidencial, fechada el 28 de Octubre de 1901, a su compañero de
aventura Theodore Roosevelt:
"Por supuesto que a Cuba se le ha dejado poca o ninguna independencia
con la Enmienda Platt y lo único indicado ahora es buscar la anexión.
Esto, sin embargo, requerirá algún tiempo y durante el período en que
Cuba mantenga su propio gobierno, es muy de desear que tenga uno que
conduzca a su progreso y a su mejoramiento. No puede hacer ciertos
tratados sin nuestro consentimiento, ni pedir prestado más allá de
ciertos límites y debe mantener las condiciones sanitarias que se le
han preceptuado, por todo lo cual es bien evidente que está en lo
absoluto en nuestras manos y creo que no hay un gobierno europeo que
la considere por un momento otra cosa sino lo que es, una verdadera
dependencia de Estados Unidos, y como tal es acreedora de nuestra
consideración." ... "Con el control que sin duda pronto se convertirá
en posesión, en breve prácticamente controlaremos el comercio de
azúcar en el mundo. La isla se americanizará gradualmente y, a su
debido tiempo, contaremos con una de las más ricas y deseables
posesiones que haya en el mundo..."
Segunda parte: La aplicación de la Enmienda Platt y el establecimiento
de la Base Naval en Guantánamo como marco de las relaciones entre Cuba
y Estados Unidos.
A finales de 1901 se inició el proceso electoral en el cual la
candidatura de Tomás Estrada Palma alcanzó el triunfo sin oposición y
contando con el apoyo del 47 por ciento del electorado. El Presidente
electo en ausencia partió de Estados Unidos rumbo a Cuba el 17 de
abril de 1902 y arribó tres días después. El cambio de poderes tuvo
lugar el 20 de mayo de 1902 a las 12 del día. Ya se había constituido
el Congreso de la República. Leonard Wood embarcó hacia su país en el
acorazado "Brooklyn".
En 1902, poco antes de proclamarse la República, el gobierno
norteamericano informó al recién electo Presidente de la Isla sobre
los cuatro lugares seleccionados para establecer las estaciones
navales -Cienfuegos, Bahía Honda, Guantánamo y Nipe- previstas por la
Enmienda Platt. También se consideró nada menos que el puerto de La
Habana como "el lugar más ventajoso para la cuarta estación naval".
Desde un inicio, a pesar de su origen espurio, el Gobierno de Cuba, en
el cual participaban muchos de los que lucharon por la independencia,
se opuso a la concesión de cuatro bases navales, pues consideraba que
dos eran más que suficientes. La situación se volvió más tensa al
endurecer el gobierno cubano sus posiciones y demandar la elaboración
final del Tratado Permanente de Relaciones, con el fin de "determinar
al mismo tiempo y no por partes, todos los particulares que fueron
objeto de la Enmienda Platt y fijar el alcance de sus preceptos".
El presidente McKinley había muerto el 14 de septiembre de 1901 como
consecuencia de los disparos que había recibido el día 6 de ese mes.
Theodore Roosevelt había ascendido tanto en su carrera política que
era ya vicepresidente de Estados Unidos, por lo cual había asumido la
presidencia tras los disparos mortales recibidos por su predecesor. A
Roosevelt en ese momento no le resultaba conveniente precisar el
alcance de la Enmienda Platt, para no demorar la instalación militar
de la Base en Guantánamo, por lo que esta significaría en la defensa
del Canal -iniciado y después abandonado por Francia en el Istmo
centroamericano-, que el gobierno voraz del imperio tenía proyectado
concluir a cualquier costo. Tampoco le interesaba definir la situación
legal de Isla de Pinos. Por ello, de manera abrupta disminuyó el
número de las bases navales en discusión, retiró la sugerencia del
puerto de La Habana y finalmente se acordó la concesión de dos bases:
Guantánamo y Bahía Honda.
Con posterioridad, en cumplimiento del Artículo VII del apéndice
constitucional impuesto a la Convención Constituyente, se firmó el
Convenio por los Presidentes de Cuba y Estados Unidos el 16 y el 23 de
febrero de 1903 respectivamente:
"Artículo I.- La República de Cuba arrienda por la presente a los
Estados Unidos, por el tiempo que las necesitare y para el objeto de
establecer en ellas estaciones carboneras o navales, las extensiones
de tierra y agua situadas en la isla de Cuba que a continuación se describen:
"1. En Guantánamo... " Se hace una descripción completa de la bahía y
el territorio adyacente.
"2. En Bahía Honda..." Se hace otra descripción similar.
En dicho Convenio se establece:
"Artículo III.- Si bien los Estados Unidos reconocen por su parte la
continuación de la soberanía definitiva de la República de Cuba sobre
las extensiones de tierra y agua arriba descritas, la República de
Cuba consiente, por su parte, que durante el periodo en que los
Estados Unidos ocupen dichas áreas a tenor de las estipulaciones de
este convenio, los Estados Unidos ejerzan jurisdicción y señorío
completos sobre dichas áreas con derecho a adquirir para los fines
públicos de los Estados Unidos cualquier terreno u otra propiedad
situada en las mismas por compra o expropiación forzosa indemnizando a
sus poseedores totalmente."
El 28 de mayo de 1903 comenzaron los trabajos de medición para
establecer los linderos de la estación naval en Guantánamo.
En el Convenio del 2 de julio de 1903 sobre el tema se aprobó el
"Reglamento para el arrendamiento de las Estaciones Navales y Carboneras":
"Artículo I.- Los Estados Unidos de América acuerdan y estipulan pagar
a la República de Cuba la suma anual de 2 000 pesos en moneda de oro
de los Estados Unidos durante el tiempo que estos ocuparen y usaren
dichas áreas de terreno en virtud del mencionado Convenio."
"Todos los terrenos de propiedad particular y otros bienes inmuebles
comprendidos en dichas áreas serán adquiridos sin demora por la
República de Cuba. Estados Unidos convienen en suministrar a la
República de Cuba las cantidades necesarias para la compra de dichos
terrenos y bienes de propiedad particular, y la República de Cuba
aceptará dichas cantidades como pago adelantado a cuenta de la renta
debida en virtud de dicho Convenio."
El Convenio que reglamentaba ese arrendamiento, firmado en La Habana
por los representantes de los Presidentes de Cuba y Estados Unidos,
respectivamente, fue aprobado por el Senado de Cuba el 16 de julio de
1903, ratificado por el Presidente de Cuba un mes más tarde, el 16 de
agosto, y por el Presidente de Estados Unidos el 2 de octubre,
canjeándose las ratificaciones en Washington el 6 de octubre, fue
publicado en la Gaceta de Cuba el 12 del mismo mes y año.
Con fecha 14 de diciembre de 1903 se hizo saber que cuatro días antes,
el 10 de ese mes, se había dado posesión a Estados Unidos de las áreas
de agua y tierra para el establecimiento de la estación naval en Guantánamo.
Para el Gobierno y la Marina de Estados Unidos el traspaso de parte
del territorio de la mayor de las Antillas era motivo de gran
regocijo, y pretendió celebrarlo. En Guantánamo se reunieron con ese
propósito buques de la Escuadra del Caribe y algunos acorazados de la
Flota del Atlántico Norte.
El gobierno cubano designó al Jefe de Obras Públicas de Santiago de
Cuba para hacer entrega de aquella parte del territorio sobre el cual
teóricamente ejercía soberanía el 10 de diciembre de 1903, fecha
escogida por Estados Unidos. Sería el único cubano que estaría
presente en la ceremonia y solo por un corto tiempo ya que, cumplida
su misión, sin brindis ni apretones de mano, se retiró al vecino
poblado de Caimanera.
El jefe de Obras Públicas se había trasladado al acorazado "Kearsage",
que era el buque insignia norteamericano, a bordo del cual se
encontraba el contralmirante Barker. A las 12:00 horas se dispararon
21 cañonazos y con los acordes del Himno Nacional de Cuba se arrió la
bandera cubana que estaba izada en dicha nave, e inmediatamente se izó
en tierra, en el punto llamado Playa del Este, con el mismo número de
salvas, la bandera de Estados Unidos, con lo cual quedó concluido el acto.
Según el reglamento del Convenio, Estados Unidos debía dedicar las
tierras cedidas exclusivamente a usos públicos, no pudiendo establecer
en ellas comercios o industrias de ningún tipo.
Se comprometían mutuamente, las autoridades de Estados Unidos en
dichos territorios y las autoridades cubanas, a entregar los prófugos
de la justicia por delitos o faltas sujetos a la jurisdicción de las
leyes de cada parte, siempre que lo solicitaran las autoridades de la
nación que los juzgara.
Los materiales importados en las áreas de dichas estaciones navales
para el uso y consumo de las mismas estarían libres del pago de
derechos arancelarios, o de cualquier otra clase, a la República de Cuba.
El arrendamiento de las referidas estaciones navales incluía el
derecho a usar y ocupar las aguas adyacentes a dichas extensiones de
tierra y agua, a mejorar y profundizar las entradas de las mismas y
sus fondeaderos, y a cuanto más fuera necesario para los usos
exclusivos a que estaban dedicadas.
Aunque Estados Unidos reconocía la continuación de la soberanía
definitiva de Cuba sobre aquellas extensiones de agua y tierra,
ejercería, con el consentimiento de Cuba, "jurisdicción y señorío
completos" sobre dichas áreas mientras las ocuparan de acuerdo con las
otras estipulaciones ya citadas.
En el llamado Tratado Permanente del 22 de mayo de 1903, celebrado
entre los gobiernos de la República de Cuba y de Estados Unidos, se
habían precisado las relaciones futuras entre ambos países: es decir,
se aseguró lo que llamara Manuel Márquez Sterling "la coyunda
insoportable de la Enmienda Platt".
El Tratado Permanente suscrito por ambos países fue aprobado por el
Senado de Estados Unidos el 22 de marzo de 1904 y por el Senado cubano
el 8 de junio de ese año, y fueron canjeadas las ratificaciones en
Washington el 1° de junio de 1904. Por eso, la Enmienda Platt es una
enmienda a una ley norteamericana, un apéndice a la Constitución de
Cuba de 1901 y un tratado permanente entre ambos países.
Las experiencias adquiridas con la Base Naval de Guantánamo sirvieron
para aplicar en Panamá medidas iguales o peores con el Canal.
En el Congreso norteamericano el método de las enmiendas introducidas,
cuando se discute una ley que por su contenido e importancia es de
impostergable necesidad, suele aplicarse con frecuencia obligando a
los legisladores a dejar a un lado o sacrificar criterios
discrepantes. Tales enmiendas han mordido más de una vez la soberanía
por la que lucha incansablemente nuestro pueblo.
En 1912 el Secretario de Estado de Cuba, Manuel Sanguily, negoció con
la cancillería norteamericana un nuevo tratado por el que Estados
Unidos renunciaba a sus derechos sobre Bahía Honda a cambio de una
ampliación en los límites de la estación en Guantánamo.
En ese mismo año, cuando se produjo el alzamiento del Partido de los
Independientes de Color, que el gobierno del presidente José Miguel
Gómez -del Partido Liberal- reprimió brutalmente, salieron de la Base
Naval en Guantánamo tropas norteamericanas que ocuparon diferentes
poblaciones de la antigua provincia de Oriente, cercanas a las
ciudades de Guantánamo y de Santiago de Cuba, con el pretexto de
"proteger vidas y haciendas de ciudadanos estadounidenses".
En 1917, con motivo del levantamiento conocido por "La Chambelona" en
Oriente, llevado a cabo por elementos del Partido Liberal que se
opusieron al fraude electorero que llevó a la reelección al presidente
Mario García Menocal, del Partido Conservador, destacamentos yanquis
procedentes de la Base se dirigieron a diversos puntos de aquella
provincia cubana, para lo cual utilizaron como pretexto "la protección
del suministro de agua a la Base".
Tercera parte: La derogación formal de la Enmienda Platt y el
mantenimiento de la Base Naval en Guantánamo.
En 1933, la llegada al poder de la Administración demócrata de
Franklin Delano Roosevelt en Estados Unidos dejó abierto el camino
para un necesario reacomodo de las relaciones de dominación que ese
país ejercía sobre Cuba. La caída de la tiranía de Gerardo Machado
bajo la presión de un poderoso movimiento popular, y la posterior
instalación de un gobierno provisional presidido por el profesor
universitario de Anatomía, Ramón Grau San Martín, constituyeron un
serio obstáculo para la realización del programa que demandaba el pueblo.
El 24 de noviembre de 1933, el presidente Roosevelt de Estados Unidos
emitió una declaración oficial en la que alentó la conjura de Batista
y el Embajador en La Habana, Sumner Welles, contra el gobierno de
Grau, que incluía la oferta de firmar un nuevo tratado comercial y
derogar la Enmienda Platt. Roosevelt explicó que "... Sería bienvenido
cualquier Gobierno Provisional en Cuba en el cual el pueblo cubano
demuestre su confianza". La impaciencia de la administración
estadounidense por desembarazarse de Grau iba en aumento, pues desde
mediados de noviembre se acrecentó la influencia en el gobierno de un
joven luchador antimperialista, Antonio Guiteras, quien en las semanas
siguientes daría muchos de sus más radicales pasos. Había que derrocar
rápidamente a ese gobierno.
El 13 de diciembre de 1933, el embajador Sumner Welles regresó
definitivamente a Washington, y fue sustituido cinco días después por
Jefferson Caffery.
Durante los días 13 y 14 de enero de 1934, Batista convocó y presidió
una reunión militar en Columbia en la que propuso destituir a Grau y
nombrar al Coronel Carlos Mendieta y Montefur, lo cual fue acordado
por la llamada Junta Militar de Columbia. Grau San Martín presentó su
dimisión en la madrugada del 15 de enero de 1934 y embarcó rumbo a
México, exiliado, el 20 de ese propio mes. Mendieta, entonces, quedó
instalado como presidente mediante golpe de Estado, el 18 de enero de
1934. Aunque la administración de Mendieta había sido reconocida por
Estados Unidos el 23 de enero de ese año, en realidad, como se sabe,
el embajador Caffery y Batista dirigían los destinos del país.
El derrocamiento del mencionado gobierno provisional de Grau San
Martín en enero de 1934, víctima de sus contradicciones internas y del
arsenal de presiones, maniobras y agresiones que contra él esgrimieron
el imperialismo y sus aliados criollos, significó un primer e
indispensable paso en la imposición de una alternativa
oligárquico-imperialista como salida a la crisis nacional cubana.
Al gobierno presidido por Mendieta correspondería la tarea de
reajustar los vínculos de la dependencia neocolonial del país.
Ni la oligarquía reinstalada en el poder, ni el gobierno de
Washington, estaban entonces en condiciones de ignorar el estado de
ánimo del pueblo cubano hacia el neocolonialismo y sus instrumentos.
Estados Unidos tampoco ignoraba la importancia del respaldo de los
gobiernos de América Latina -Cuba entre ellos- en la ya entonces
previsible confrontación con otras potencias imperialistas emergentes
como Alemania y Japón.
En el proceso que entonces se iniciaba habrían de estructurarse
fórmulas para garantizar el renovado funcionamiento del sistema
neocolonial. La política de "buena vecindad" tenía muy en cuenta la
oposición latinoamericana al intervencionismo abierto que Washington
había practicado en el hemisferio. Era propósito de la política de
Roosevelt obtener una nueva imagen en sus relaciones continentales
mediante la fórmula diplomática del "buen vecino".
Como una de las medidas de reajuste, el 29 de mayo de 1934 se firmó un
nuevo Tratado de Relaciones cubano- norteamericano, modificando el del
22 de mayo de 1903, suscrito entonces por otro Roosevelt, tal vez de
lejano parentesco, el de los Jinetes Rudos, que desembarcó en Cuba.
Dos días antes, el 27 de mayo, a las 10:30 de la mañana, y en los
momentos en que el embajador de Estados Unidos, Jefferson Caffery, se
preparaba a abandonar, como de costumbre, su residencia de Alturas de
Almendares, fue objeto de un atentado de tres disparos realizado por
varios desconocidos desde un automóvil. Al día siguiente, el 28 de
mayo, al transitar al mediodía por la Quinta Avenida del reparto
Miramar, el auto al servicio del primer secretario de la embajada de
Estados Unidos, H. Freeman Matthews, de regreso después de haber
dejado al diplomático en la Embajada, fue asaltado por varios
individuos armados con ametralladoras que viajaban en un auto.
Dirigiéndose uno de ellos al chofer, le dijo que hiciera saber a
Matthews que le daba una semana de plazo para que se marchara de Cuba;
acto seguido rompió de un golpe el parabrisas del auto y
desaparecieron velozmente.
Estos actos revelaban un estado general de hostilidad contra Estados
Unidos y pudieron haber precipitado la firma del nuevo Tratado de
Relaciones que planteó el supuesto fin de la impopular Enmienda Platt.
El nuevo Tratado de Relaciones dispuso la supresión del derecho de
intervención de Estados Unidos en Cuba y que:
"La República de Cuba y Estados Unidos de América, animados por el
deseo de fortalecer los lazos de amistad entre los dos países y de
modificar, con ese fin, las relaciones establecidas entre ellos por el
Tratado de Relaciones firmado en La Habana el 22 de mayo de 1903, (...
) han convenido en los siguientes artículos:
[... ]
"Artículo 3.- En tanto las dos partes contratantes no se pongan de
acuerdo para la modificación o abrogación de las estipulaciones del
Convenio firmado por el Presidente de la República de Cuba el 16 de
febrero de 1903, y por el Presidente de Estados Unidos de América el
23 del mismo mes y año, en cuanto al arrendamiento a Estados Unidos de
América de terrenos en Cuba para estaciones carboneras o navales,
seguirán en vigor las estipulaciones de ese Convenio en cuanto a la
estación naval de Guantánamo. Respecto a esa estación naval seguirá
también en vigor, en las mismas formas y condiciones, el arreglo
suplementario referente a estaciones navales o carboneras terminado
entre los dos Gobiernos el 2 de julio de 1903. Mientras no se abandone
por parte de Estados Unidos de América la dicha estación naval de
Guantánamo o mientras los dos gobiernos no acuerden una modificación
de sus límites actuales, seguirá teniendo la extensión territorial que
ahora ocupa, con los límites que tiene en la fecha de la firma del
presente Tratado."
El Senado de Estados Unidos ratificó el nuevo Tratado de Relaciones el
1° de junio de 1934, y Cuba, el 4 de junio. Cinco días después, el 9
de junio, se canjearon en Washington las ratificaciones del Tratado de
Relaciones del 29 de mayo de ese año, con lo que desapareció
formalmente la Enmienda Platt, pero permaneció la Base Naval en Guantánamo.
El nuevo Tratado legalizó la situación de facto en que se encontraba
la estación naval en Guantánamo, por lo que se rescindía la parte de
los convenios del 16 y 23 de febrero y 2 de julio de 1903 entre los
dos países relativa a terrenos y aguas en Bahía Honda, y se
modificaba, en el sentido de ampliarlos, aquella que se refería a las
aguas y terrenos en la estación naval en Guantánamo.
Estados Unidos mantuvo la estación naval en Guantánamo como lugar
estratégico de vigilancia y resguardo, para asegurar su predominio
político y económico sobre las Antillas y Centroamérica y para la
defensa del Canal de Panamá.
Cuarta parte: La Base Naval en Guantánamo desde la desaparición formal
de la Enmienda Platt hasta el Triunfo de la Revolución.
Después de firmado el Tratado de Relaciones de 1934, el territorio de
la "estación naval" fue fortificándose y acondicionándose poco a poco
hasta que, en la primavera de 1941, la Base quedó establecida como
estación naval de operaciones bajo la estructura siguiente: estación
naval, estación naval aérea y base del cuerpo de marines y de almacenes.
El 6 de junio de 1934 el Senado de Estados Unidos había aprobado una
ley mediante la cual se autorizaba a la Secretaría de Marina para
suscribir un contrato a largo plazo con una empresa que se comprometía
a abastecer de agua en forma adecuada a la Base Naval en Guantánamo,
pero anteriormente existían planes norteamericanos para la
construcción de un acueducto que la surtiera de agua procedente del
río Yateras.
La expansión continuó, y hacia 1943 se construyeron otras facilidades
mediante contratación con la empresa "Frederick Snare Co.", que
contrató aproximadamente 9 000 obreros civiles, muchos de los cuales
eran cubanos.
Otro año de ingente trabajo de ampliación de las instalaciones
militares y civiles de la Base fue 1951. En 1952, el Secretario de
Marina de Estados Unidos decidió cambiarle el nombre de "U.S. Naval
Operating Base" por el de "U.S. Naval Base", y ya entonces tenía una
estructura que incluía el Centro de Entrenamiento.
La Constitución de 1940, la lucha revolucionaria y la Base Naval en
Guantánamo, hasta diciembre de 1958.
El período que transcurre desde finales de 1937 hasta 1940 se
caracterizó, desde el punto de vista político, por la adopción de
medidas que permitieron la convocatoria a las elecciones para la
Asamblea Constituyente y su realización. La razón de que Batista
accediera a estas medidas democratizadoras estuvo en su interés de ir
al establecimiento de fórmulas que le permitieran mantenerse en el
centro de las decisiones políticas, con lo que garantizaba la
continuidad de su poder en el nuevo ordenamiento surgido bajo las
fórmulas por él instrumentadas. A principios de 1938 se hizo público
el acuerdo de Batista y Grau de realizar una Asamblea Constituyente.
La Convención Constituyente quedó inaugurada el 9 de febrero de 1940 y
terminó sus labores el 8 de junio de ese propio año.
La Constitución fue firmada el 1° de julio de 1940 y promulgada el 5
de ese mes. La nueva Ley de Leyes estableció que "el territorio de la
República está integrado por la Isla de Cuba, la Isla de Pinos y las
demás islas y cayos adyacentes que con ellas estuvieron bajo la
soberanía de España hasta la ratificación del Tratado de París de 10
de diciembre de 1898. La República de Cuba no concertará ni ratificará
pactos o tratados que en forma alguna limiten o menoscaben la
soberanía nacional o la integridad del territorio".
La oligarquía se esforzaría por impedir la materialización de los
postulados más avanzados de esa Constitución o al menos por restringir
al máximo su aplicación.
Quinta parte: La Base Naval en Guantánamo desde el Triunfo de la Revolución.
Desde el triunfo de la Revolución el Gobierno Revolucionario ha
denunciado la ocupación ilegal de esa porción de nuestro territorio.
Por otra parte, a partir del 1º de enero de 1959 Estados Unidos
convirtió el territorio usurpado de la Base Naval en Guantánamo en
foco permanente de amenaza, provocación y violación de la soberanía de
Cuba, con el propósito de crearle dificultades al victorioso proceso
revolucionario. Dicha Base siempre ha estado presente en los planes y
operaciones concebidos por Washington para derrocar al Gobierno Revolucionario.
Todo tipo de agresiones han provenido de la Base Naval:
Lanzamientos en territorio libre de materiales inflamables desde
aviones procedentes de la Base.
Provocaciones de soldados norteamericanos, incluyendo insultos,
lanzamientos de piedras, de latas con material inflamable y disparos
con pistolas y armas automáticas.
Violación de las aguas jurisdiccionales de Cuba y del territorio
cubano por embarcaciones y aeronaves militares norteamericanas
procedentes de la Base.
Elaboración de planes de autoagresión en la Base para provocar una
lucha armada en gran escala entre Cuba y Estados Unidos.
Inscripción de las frecuencias radiales utilizadas por la Base en el
Registro Internacional de Frecuencias, dentro del espacio
correspondiente a Cuba.
El 12 de enero de 1961 fue torturado bárbaramente por soldados yanquis
en la Base Naval en Guantánamo, por el "delito" de ser revolucionario,
el obrero Manuel Prieto Gómez, quien laboraba allí hacía más de 3 años.
El 15 de octubre de ese año, fue torturado y luego asesinado el obrero
cubano Rubén López Sabariego.
El 24 de junio de 1962 fue asesinado por los soldados de la Base el
pescador de Caimanera Rodolfo Rosell Salas.
Igualmente, la pretendida intención de fabricar una autoprovocación y
desplegar las tropas norteamericanas en una "justificada" invasión
punitiva contra Cuba, en todo momento tuvo como elemento detonante la
Base en Guantánamo. Ejemplo de ello lo encontramos en una de las
acciones incluidas dentro de la denominada "Operación Mangosta",
cuando el 3 de septiembre de 1962 soldados norteamericanos
estacionados en Guantánamo debían disparar contra las postas cubanas.
Durante la Crisis de Octubre, la Base fue reforzada en técnica militar
y efectivos, elevándose el número de estos últimos a más de 16 000
infantes de marina. Ante la decisión del Primer Ministro soviético
Nikita Jruschov de retirar los cohetes nucleares desplegados en Cuba
sin consultar ni informar previamente al Gobierno Revolucionario, Cuba
fijó la firme posición de la Revolución en los denominados "Cinco
Puntos". En el quinto se demandaba la retirada de la Base Naval de
Guantánamo. Estuvimos al borde de una guerra termonuclear, en la que
seríamos el primer blanco como consecuencia de la política imperial de
apoderarse de Cuba.
El 11 de febrero de 1964 el presidente Lyndon B. Johnson redujo el
personal cubano que trabajaba en la Base en 700 trabajadores
aproximadamente. También confiscaron fondos acumulados del retiro de
centenares de obreros cubanos que habían trabajado en la Base y
suspendieron de modo ilegal el pago de las pensiones a los obreros
cubanos jubilados.
El 19 de julio de 1964, en grosera provocación de centinelas
fronterizos norteamericanos contra las postas cubanas de
Guardafronteras, fue asesinado a mansalva el joven soldado de 17 años
Ramón López Peña, en la casamata donde cumplía con su turno de guardia.
En circunstancias similares, el 21 de mayo de 1966, disparos
provenientes de la Base dieron muerte al soldado Luis Ramírez López.
En apenas 21 días del mes de mayo de 1980, más de 80 000 hombres, 24
barcos y unos 350 aviones de combate participaron en las maniobras
Solid Shield-80, que entre sus dinámicas incluyó el desembarco de 2
000 infantes de Marina en la Base Naval y el reforzamiento de dicha
instalación con otros 1 200 efectivos.
En octubre de 1991, durante la celebración del IV Congreso del PCC en
Santiago de Cuba, aviones y helicópteros procedentes de la Base
violaron el espacio aéreo cubano sobre la ciudad.
En 1994, la Base sirvió como punto de apoyo para la invasión a Haití:
la aviación militar norteamericana utilizó los aeropuertos de ese
enclave. Más de 45 000 emigrados haitianos llegaron a ser concentrados
en la Base a mediados del siguiente año.
Del mismo modo, en el año 1994 se produjo la conocida crisis
migratoria provocada por el endurecimiento del bloqueo y los años más
duros del período especial, el incumplimiento del Acuerdo Migratorio
de 1984 suscrito con la administración Reagan, la considerable
reducción en las visas acordadas y el estímulo a la emigración ilegal,
incluida la Ley de Ajuste Cubano, facturada por el presidente Johnson
hace más de 40 años.
Como consecuencia de la crisis desatada, una declaración del
presidente Clinton del 19 de agosto de 1994 convirtió a la Base en un
campo de concentración migratorio para los balseros cubanos en cifra
cercana a los 30 000.
Finalmente, el 9 de septiembre de 1994 se suscribió un Comunicado
Conjunto entre la administración de Clinton y el gobierno de Cuba,
mediante el cual Estados Unidos se comprometió a impedir la entrada a
su territorio de los emigrantes ilegales interceptados y a otorgar un
mínimo de 20 000 visas anuales para la reunificación familiar, los que
viajarían por vía segura a Estados Unidos.
El 2 de mayo de 1995, como parte de las negociaciones migratorias, los
gobiernos de Cuba y Estados Unidos acordaron adicionalmente lo que
esta vez se llamó Declaración Conjunta, estableciendo el procedimiento
para la devolución a Cuba de todos los que continuaran intentando
emigrar ilegalmente hacia Estados Unidos y fueran interceptados por
los Guardacostas norteamericanos.
Obsérvese cómo la referencia se relaciona sólo con los inmigrantes
ilegales interceptados por los Guardacostas. Quedaban establecidas las
bases para un siniestro negocio: el tráfico de personas. La Ley
Asesina se mantuvo. Cuba sería el único país del mundo sometido a tal
látigo. Mientras 250 000 personas aproximadamente han viajado por vía
segura sin el menor riesgo, es en cambio incalculable el número de
mujeres, niños y personas de todas las edades que han perecido en el
próspero tráfico de inmigrantes.
A partir de la crisis migratoria de 1994, por acuerdo de ambos
gobiernos se iniciaron los encuentros regulares entre los mandos
militares de cada parte. Una franja del territorio sembrada de minas a
veces era inundada por tormentas tropicales y ríos desbordados. No en
pocas ocasiones nuestros zapadores arriesgaron sus vidas para salvar a
personas que atravesaban esa zona militar restringida por aquellos
parajes, incluso con niños.
Entre 1962 y 1996, se registraron 8 288 violaciones principales desde
la Base Naval en Guantánamo, incluidas 6 345 violaciones aéreas, 1 333
violaciones navales y 610 violaciones territoriales. Del total de
violaciones, 7 755 se produjeron entre 1962 y 1971.
La Base Naval en Guantánamo a partir de la promulgación de la Ley Helms-Burton.
Esta Ley, firmada por el presidente William Clinton el 12 de marzo de
1996, en el Título II sobre la "asistencia a una Cuba libre e
independiente", la Sección 201 relacionada con la "política hacia un
gobierno de transición y elegido democráticamente en Cuba", establece
en su inciso 12 que Estados Unidos debe "estar preparado para negociar
con un gobierno elegido democráticamente en Cuba la devolución de la
Base Naval de Estados Unidos en Guantánamo o renegociar el acuerdo
actual bajo términos mutuamente convenientes". Algo peor que lo del
gobernador militar Leonard Wood, que junto a Theodore Roosevelt
desembarcó a pie en las cercanías de Santiago de Cuba: la idea de un
anexionista de origen cubano administrando a nuestro país.
La guerra de Kosovo de 1999 ocasionó un gran número de refugiados
kosovares. El gobierno de Clinton, envuelto en aquella guerra de la
OTAN contra Serbia, tomó la decisión de utilizar la Base como albergue
para un número de ellos, y en esa ocasión, por primera vez, sin ningún
tipo de consulta previa como es habitual, comunicó a Cuba la decisión
tomada. Nuestra respuesta fue constructiva. Aunque opuestos a la
injusta e ilegal contienda, no teníamos razones para oponernos a la
ayuda humanitaria que pudieran necesitar los refugiados kosovares.
Ofrecimos incluso la cooperación de nuestro país, si fuese necesario,
para la atención médica o cualquier otro servicio que necesitaran los
mismos. Finalmente, los refugiados kosovares no fueron enviados a la
Base Naval en Guantánamo.
En el manifiesto Juramento de Baraguá, del 19 de febrero del 2000, se
expresó que "a su debido tiempo, ya que no constituye objetivo
prioritario en este instante aunque es justísimo e irrenunciable
derecho de nuestro pueblo, el territorio ilegalmente ocupado de
Guantánamo debe ser devuelto a Cuba". En esos tiempos estábamos
enfrascados en la lucha por el regreso del niño secuestrado y las
consecuencias económicas del brutal bloqueo.
La Base Naval de Guantánamo a partir del 11 de septiembre.
El 18 de septiembre del 2001, el presidente Bush firmó la legislación
del Congreso de Estados Unidos que lo autorizó a usar la fuerza como
respuesta a los atentados del 11 de septiembre. Bush se basó en esta
legislación para firmar, el 13 de noviembre de ese propio año, una
Orden Militar mediante la cual estableció las bases jurídicas para las
detenciones y el enjuiciamiento por tribunales militares, como parte
de la "guerra contra el terrorismo", de individuos que no ostentaran
la condición de ciudadanos de Estados Unidos.
El 8 de enero del 2002 Estados Unidos comunicó oficialmente a Cuba que
utilizarían la Base Naval en Guantánamo como centro de detención de
prisioneros de guerra de Afganistán.
Tres días más tarde, el 11 de enero del 2002, llegaron los primeros 20
detenidos hasta alcanzar la cifra de 776 prisioneros de 48 países.
Ninguno de estos datos, por supuesto, era mencionado. Suponíamos que
se trataba de prisioneros de guerra afganos. Los primeros aviones
aterrizaban repletos de prisioneros, y muchos más custodios que
prisioneros. Ese mismo día el Gobierno de Cuba emitió una declaración
pública señalando su disposición de cooperar con los servicios de
asistencia médica que fuesen requeridos, programas de saneamiento y de
lucha contra vectores y plagas en las áreas bajo nuestro control que
circundan la base, o de cualquier otra forma útil, constructiva y
humana que pudiera presentarse. Recuerdo los datos porque participé
personalmente en detalles de la Nota presentada por el MINREX dando
respuesta a la Nota norteamericana. Cuán lejos estábamos de imaginar
en aquel momento que el Gobierno de Estados Unidos se preparaba para
crear en esa base un horrible campo de tortura.
La Constitución Socialista proclamada el 24 de febrero de 1976 había
establecido, en el inciso c) de su artículo 11, que "la República de
Cuba repudia y considera ilegales y nulos los tratados, pactos o
concesiones concertados en condiciones de desigualdad o que desconocen
o disminuyen su soberanía y su integridad territorial".
El 10 de junio del 2002, el pueblo de Cuba, en un proceso
plebiscitario popular sin precedentes, ratificó el contenido
socialista de aquella Constitución de 1976 en respuesta a las
manifestaciones injerencistas y ofensivas del Presidente de Estados
Unidos, e interesó a la Asamblea Nacional del Poder Popular reformarla
para dejar expresamente consignado, entre otros aspectos, el principio
irrevocable que debe regir las relaciones económicas, diplomáticas y
políticas de nuestro país con otros estados, al añadir en el mismo
Artículo 11, inciso c): "Las relaciones económicas, diplomáticas y
políticas con cualquier otro Estado no podrán ser jamás negociadas
bajo agresión, amenaza o coerción de una potencia extranjera."
Tras darse a conocer la Proclama al pueblo de Cuba, el 31 de julio del
2006, las autoridades norteamericanas han declarado que no desean una
crisis migratoria pero se preparan de forma preventiva para
enfrentarla, valorándose el uso de la Base Naval en Guantánamo como
campamento de concentración de los emigrantes ilegales interceptados
en el mar. En declaraciones públicas se informa que Estados Unidos
está realizando ampliaciones de las construcciones civiles en la Base,
con el objetivo de aumentar su capacidad de recepción de emigrantes ilegales.
Cuba, por su parte, ha tomado todas las medidas posibles para evitar
incidentes entre las fuerzas militares de ambos países, y ha declarado
que se atiene a los compromisos contenidos en la Declaración Conjunta
sobre temas migratorios suscrita con la administración Clinton. ¿Por
qué tanta habladuría, amenaza y bulla?
El pago simbólico anual de $3 386.25 dólares por el arrendamiento del
territorio que ocupa la Base Naval en Guantánamo se mantuvo hasta
1972, cuando la parte norteamericana lo reajustó por su cuenta a $3
676 dólares. En 1973, se hizo una nueva corrección del valor del
antiguo dólar de oro de Estados Unidos, y por tal razón el cheque
emitido por el Departamento del Tesoro fue elevado desde entonces a $4
085.00 dólares anuales. Ese cheque se carga a la Marina de Estados
Unidos, responsable operacional de la Base Naval.
Los cheques que hace el Gobierno de Estados Unidos como pago por el
arrendamiento, se dirigen a favor del "Tesorero General de la
República de Cuba", institución y funcionario que desde hace muchos
años dejaron de formar parte de la estructura del Gobierno de Cuba, y
se remiten por vía diplomática cada año. El correspondiente a 1959,
por simple confusión, fue convertido en ingreso nacional. Desde 1960
hasta hoy jamás se han cobrado y quedan como constancia de un
arrendamiento impuesto durante más de 107 años. Imagino,
conservadoramente, que es diez veces menos que lo que gasta el
gobierno de Estados Unidos en el salario de un maestro cada año.
Tanto la Enmienda Platt como la Base Naval en Guantánamo sobraban. La
historia demuestra que en gran número de países de este hemisferio,
donde no hubo una revolución como la nuestra, la totalidad de su
territorio gobernado por las transnacionales y las oligarquías, no
necesitaron ni una ni otra cosa. De su población, mal preparada y
pobre en su mayoría, se ocupaba la publicidad sembrando reflejos.
Desde el punto de vista militar, un portaaviones nuclear repleto de
veloces cazabombarderos y su numerosa escolta, apoyado por la
tecnología y los satélites, es varias veces más poderoso y puede
desplazarse a cualquier lugar del mundo donde más convenga al imperio.
Hace falta la Base para humillar y hacer las cosas sucias que allí
tienen lugar.
Si hay que esperar el derrumbe del sistema, esperaremos. Los
sufrimientos y peligros para toda la humanidad serán grandes, como la
actual crisis de las bolsas de valores, y un número creciente de
personas lo pronostican. La espera de Cuba será siempre en alarma de combate.
Fidel Castro Ruz
(publicado el Granma, 15 al 17 de agosto de 2007)
Reflexiones del Comandante en Jefe - 15 Agosto 2007
Reflexiones del presidente cubano FIDEL CASTRO
EL IMPERIO Y LA ISLA INDEPENDIENTE
La historia de Cuba en los últimos 140 años es la de la lucha por
preservar la identidad e independencia nacionales, y la historia de la
evolución del imperio de Estados Unidos, su constante pretensión de
apropiarse de Cuba y los horrendos métodos que hoy utiliza para
mantener el dominio del mundo. Destacados historiadores cubanos han
tratado con profundidad estos temas en distintas épocas y en diversos
y excelentes libros que merecen estar al alcance de nuestros
compatriotas. Estas reflexiones van dirigidas especialmente a las
nuevas generaciones con el objetivo de que conozcan hechos muy
importantes y decisivos en el destino de nuestra patria
Primera parte: La imposición de la Enmienda Platt como apéndice de la
Constitución neocolonial cubana de 1901.
La "doctrina de la fruta madura" fue formulada en 1823 por John Quincy
Adams, Secretario de Estado y más tarde Presidente. Estados Unidos
inevitablemente lograría, por ley de gravitación política, apoderarse
de nuestro país al romperse la subordinación colonial a España.
Bajo el pretexto de la voladura del "Maine" -suceso que está todavía
por desentrañar, aprovechado para desatar la guerra contra España,
como el incidente del Golfo de Tonkin, hecho que en cambio fue
probadamente prefabricado a los efectos de atacar a Viet Nam del
Norte-, el presidente William McKinley firmó la Resolución Conjunta
del 20 de abril de 1898, la cual declaraba "... que el pueblo de la
isla de Cuba es y de derecho debe ser libre e independiente", "... que
los Estados Unidos por la presente declaran que no tienen deseo ni
intención de ejercer soberanía, jurisdicción o dominio sobre dicha
Isla, excepto para su pacificación, y afirman su determinación, cuando
esta se haya conseguido, de dejar el gobierno y dominio de la Isla a
su pueblo." La Resolución Conjunta autorizó al Presidente el uso de la
fuerza para eliminar el gobierno español en Cuba.
El coronel Leonard Wood, jefe principal del regimiento de los Rough
Riders, y Theodore Roosevelt, segundo jefe de los voluntarios
expansionistas que desembarcaron en nuestro país por las playas
próximas a Santiago de Cuba, ya destruida por los acorazados
norteamericanos la valiente pero mal utilizada escuadra española y la
infantería de Marina que llevaba a bordo, solicitaron el apoyo de los
insurrectos cubanos, que al precio de enormes sacrificios habían
desgastado y puesto fuera de combate al ejército colonial español. El
regimiento de los Rough Riders había desembarcado sin los caballos.
Tras la derrota española el 10 de diciembre de 1898, se firmó el
Tratado de París entre los representantes de la Reina Regente de
España y los del Presidente de Estados Unidos, en el cual, a espaldas
del pueblo de Cuba, se acordó que España renunciaba a todo derecho de
soberanía y propiedad sobre la isla y la evacuaría. Cuba sería ocupada
por Estados Unidos con un carácter temporal.
Ya nombrado gobernador militar norteamericano y Mayor General del
Ejército, Leonard Wood dictó la Orden 301 del 25 de julio de 1900, por
la que se decretó la realización de una elección general para
delegados a una Asamblea Constituyente que debería reunirse en la
ciudad de La Habana a las 12 del día del primer lunes de noviembre de
1900, con el objetivo de redactar y adoptar una Constitución para el
pueblo de Cuba.
El 15 de septiembre de 1900 se efectuaron los comicios, en los cuales
fueron seleccionados 31 delegados provenientes de los partidos
Nacional, Republicano y Unión Democrática. El 5 de noviembre de 1900
se procedió a realizar la apertura de la Convención Constituyente en
el Teatro Irijoa de La Habana, ocasión en que recibió el nombre de
Teatro Martí.
El general Wood, en representación del Presidente de Estados Unidos,
declaró constituida la Asamblea. Wood les adelantó los propósitos que
abrigaba el gobierno de Estados Unidos: "Cuando hayáis formulado las
relaciones que, a vuestro juicio, deben existir entre Cuba y Estados
Unidos, el gobierno de Estados Unidos adoptará sin duda alguna las
medidas que conduzcan por su parte a un acuerdo final y autorizado
entre los pueblos de ambos países, a fin de promover el fomento de sus
intereses comunes."
La Constitución de 1901 dispuso en su Artículo 2 que "componen el
territorio de la República, la Isla de Cuba, así como las islas y
cayos adyacentes que con ella estaban bajo la soberanía de España
hasta la ratificación del Tratado de París de 10 de diciembre de 1898."
Redactada la Constitución, llegó el momento de definir las relaciones
políticas entre Cuba y Estados Unidos. Al efecto, el 12 de febrero de
1901 se designó una comisión de cinco miembros encargada de estudiar y
proponer lo que procediera al expresado fin.
El 15 de febrero el gobernador Wood invitó a los miembros de la
comisión a una pesquería y les ofreció un banquete en Batabanó, ruta
principal de acceso a la Isla de Pinos, como se le conocía, entonces
ocupada también por las tropas de Estados Unidos que intervinieron en
la Guerra de Independencia de Cuba. En el propio Batabanó les dio a
conocer una carta del Secretario de la Guerra, Elihu Root, en la que
estaban contenidos los aspectos fundamentales de la futura Enmienda
Platt. Según las instrucciones recibidas de Washington, las relaciones
entre Cuba y Estados Unidos debían regularse por varios aspectos. El
quinto de estos era que, para facilitar a Estados Unidos el
cumplimiento de deberes tales como los que recaerían sobre ellos por
las estipulaciones ya expresadas, y para su propia defensa, Estados
Unidos podría adquirir título, y conservarlo, de terrenos para
estaciones navales y mantener estas en ciertos puntos específicos.
Al conocer la Convención Constituyente cubana las condiciones exigidas
por el gobierno de Estados Unidos, aprobó, el 27 de febrero de 1901,
una posición opuesta a la del Ejecutivo norteamericano, en la cual se
eliminaba el establecimiento de estaciones navales.
El gobierno de Estados Unidos acordó con el senador republicano de
Connecticut, Orville H. Platt, la presentación de una enmienda al
proyecto de Ley de Presupuesto del Ejército que convertiría en hecho
consumado la implantación en suelo cubano de bases navales norteamericanas.
En la Enmienda, aprobada por el Senado de Estados Unidos el 27 de
febrero de 1901, por la Cámara de Representantes el 1° de marzo, y
sancionada por el presidente McKinley al día siguiente, como anexo a
la "Ley concediendo créditos para el Ejército en el año fiscal que
termina el 30 de junio de 1902", el artículo sobre las bases navales
quedó redactado de la siguiente forma:
"Art. VII.- Para poner en condiciones a Estados Unidos de mantener la
independencia de Cuba y proteger al pueblo de la misma, así como para
su propia defensa, el Gobierno de Cuba venderá o arrendará a Estados
Unidos las tierras necesarias para carboneras o estaciones navales en
ciertos puntos determinados que convendrán con el Presidente de
Estados Unidos."
En el artículo VIII se añadía: "El gobierno de Cuba insertará las
anteriores disposiciones en un tratado permanente con Estados Unidos."
La rápida aprobación de la Enmienda por el Congreso de Estados Unidos
obedecía a la circunstancia de encontrarse éste próximo a terminar el
período legislativo y contar el presidente McKinley con mayoría segura
en ambas Cámaras para aprobarla sin dificultades. Estaba convertida en
Ley de Estados Unidos cuando, el 4 de marzo, McKinley tomó posesión de
su segundo período presidencial.
Algunos miembros de la Convención Constituyente mantuvieron la tesis
de que no estaban facultados para acordar la Enmienda solicitada por
Estados Unidos, ya que ello implicaba limitar la independencia y
soberanía de la República de Cuba. Entonces el gobernador militar
Leonard Wood se apresuró a dictar una nueva Orden Militar, el 12 de
marzo de 1901, en la cual se declaraba que la Convención estaba
facultada para acordar las medidas de cuya constitucionalidad se dudaba.
Otros miembros de la Convención, como Manuel Sanguily, opinaron que la
Asamblea debía disolverse antes de acordar medidas que de tal manera
ofendían la dignidad y soberanía del pueblo de Cuba. Pero en la sesión
del 7 de marzo de 1901 de nuevo se nombró una comisión para redactar
una respuesta al gobernador Wood, correspondiendo la ponencia a Juan
Gualberto Gómez, quien recomendó rechazar, entre otras, la cláusula
relativa al arriendo de estaciones navales o carboneras.
Juan Gualberto Gómez mantuvo la más severa crítica a la Enmienda
Platt. El 1° de abril sometió a discusión una ponencia donde impugnaba
el documento por contravenir los principios del Tratado de París y la
Resolución Conjunta. Pero la Convención suspendió el debate sobre la
ponencia de Juan Gualberto Gómez y decidió enviar otra comisión para
"conocer las miras y propósitos del gobierno de Estados Unidos acerca
de cuantos particulares se refieran al establecimiento de un orden
definitivo de relaciones, en lo político y en lo económico, entre Cuba
y Estados Unidos, y gestionar con el propio gobierno, las bases de un
acuerdo sobre esos extremos que proponer a la Convención para su
resolución final."
Posteriormente, se eligió la comisión que viajaría a Washington
integrada por Domingo Méndez Capote, Diego Tamayo, Pedro González
Llorente, Rafael Portuondo Tamayo y Pedro Betancourt, quienes
arribaron a Estados Unidos el 24 de abril de 1901. Al día siguiente
fueron recibidos por Root y Wood, quien había viajado previamente a su
país con ese propósito.
El gobierno norteamericano se apresuró a declarar públicamente que la
comisión visitaría Washington por su iniciativa, sin invitación alguna
y sin carácter oficial.
El Secretario de la Guerra, Root, recibió a la comisión el 25 y 26 de
abril de 1901 y les hizo saber de manera terminante que "el derecho de
Estados Unidos a imponer las discutidas cláusulas había sido
proclamado durante tres cuartos de siglo a la faz del mundo americano
y europeo y que no estaban dispuestos a renunciarlo hasta el extremo
de poner en peligro su propia seguridad."
Los funcionarios estadounidenses reiteraron que ninguna de las
cláusulas de la Enmienda Platt mermaba la soberanía e independencia de
Cuba sino, por el contrario, la preservaría, y se aclaraba que
únicamente se intervendría en caso de graves perturbaciones, con el
solo objetivo de mantener el orden y la paz interna.
La comisión dio a conocer su informe en sesión secreta el 7 de mayo de
1901. Dentro de la comisión se manifestaron serias discrepancias con
respecto a la Enmienda Platt.
El 28 de mayo se sometió a discusión una ponencia redactada por
Villuendas, Tamayo y Quesada, en la que se aceptaba la Enmienda con
algunas aclaraciones y recomendando la concertación de un tratado de
reciprocidad comercial.
Esta ponencia fue aprobada por 15 votos contra 14; pero el gobierno de
Estados Unidos no admitió tal solución, comunicando por medio del
gobernador Wood que sólo aceptaría la Enmienda sin cualificación, y
advirtió a la Convención en forma de ultimátum que, siendo la Enmienda
Platt "un estatuto acordado por el Poder Legislativo de Estados
Unidos, el Presidente está obligado a ejecutarlo tal como es. No puede
cambiarlo ni modificarlo, añadirle o quitarle. La acción ejecutiva que
pide el estatuto es la retirada de Cuba del Ejército norteamericano, y
el estatuto autoriza esta acción cuando -y solamente cuando- se haya
establecido un gobierno bajo una Constitución que contenga, ya en su
cuerpo o en su apéndice, ciertas disposiciones terminantes,
especificadas en el estatuto [... ] Si entonces él encuentra esas
disposiciones en la Constitución, estará autorizado para retirar el
Ejército; si no las encuentra allí, entonces, no está autorizado para
retirar el Ejército... "
El Secretario de la Guerra de Estados Unidos envió una carta a la
Constituyente cubana donde expresaba que la Enmienda Platt debía ser
aprobada en su totalidad sin ninguna aclaración, pues así aparecía
adicionada a la Ley de presupuesto norteamericana, y señalaba que, en
caso contrario, las fuerzas militares de su país no serían retiradas de Cuba.
El 12 de junio de 1901, en otra sesión secreta de la Asamblea
Constituyente, fue sometida a votación la incorporación de la Enmienda
Platt como apéndice a la Constitución de la República, aprobada el 21
de febrero: 16 delegados votaron que sí y 11 votaron en contra. Se
ausentaron de la sesión Bravo Correoso, Robau, Gener y Rius Rivera,
absteniéndose de votar a favor de aquel engendro.
Lo peor de la Enmienda fue la hipocresía, el engaño, el maquiavelismo
y el cinismo con que elaboraron el plan para apoderarse de Cuba, al
extremo de proclamar públicamente los mismos argumentos de John Quincy
Adams en 1823, sobre la manzana que caería por gravedad. Esta manzana
finalmente cayó, pero estaba podrida, como previeron muchos pensadores
cubanos durante casi medio siglo, desde José Martí en la década de
1880 hasta Julio Antonio Mella, asesinado en enero de 1929.
Nadie podría describir mejor lo que significaba para Cuba la Enmienda
Platt que el propio Leonard Wood, en dos fragmentos de la carta
confidencial, fechada el 28 de Octubre de 1901, a su compañero de
aventura Theodore Roosevelt:
"Por supuesto que a Cuba se le ha dejado poca o ninguna independencia
con la Enmienda Platt y lo único indicado ahora es buscar la anexión.
Esto, sin embargo, requerirá algún tiempo y durante el período en que
Cuba mantenga su propio gobierno, es muy de desear que tenga uno que
conduzca a su progreso y a su mejoramiento. No puede hacer ciertos
tratados sin nuestro consentimiento, ni pedir prestado más allá de
ciertos límites y debe mantener las condiciones sanitarias que se le
han preceptuado, por todo lo cual es bien evidente que está en lo
absoluto en nuestras manos y creo que no hay un gobierno europeo que
la considere por un momento otra cosa sino lo que es, una verdadera
dependencia de Estados Unidos, y como tal es acreedora de nuestra
consideración." ... "Con el control que sin duda pronto se convertirá
en posesión, en breve prácticamente controlaremos el comercio de
azúcar en el mundo. La isla se americanizará gradualmente y, a su
debido tiempo, contaremos con una de las más ricas y deseables
posesiones que haya en el mundo..."
Segunda parte: La aplicación de la Enmienda Platt y el establecimiento
de la Base Naval en Guantánamo como marco de las relaciones entre Cuba
y Estados Unidos.
A finales de 1901 se inició el proceso electoral en el cual la
candidatura de Tomás Estrada Palma alcanzó el triunfo sin oposición y
contando con el apoyo del 47 por ciento del electorado. El Presidente
electo en ausencia partió de Estados Unidos rumbo a Cuba el 17 de
abril de 1902 y arribó tres días después. El cambio de poderes tuvo
lugar el 20 de mayo de 1902 a las 12 del día. Ya se había constituido
el Congreso de la República. Leonard Wood embarcó hacia su país en el
acorazado "Brooklyn".
En 1902, poco antes de proclamarse la República, el gobierno
norteamericano informó al recién electo Presidente de la Isla sobre
los cuatro lugares seleccionados para establecer las estaciones
navales -Cienfuegos, Bahía Honda, Guantánamo y Nipe- previstas por la
Enmienda Platt. También se consideró nada menos que el puerto de La
Habana como "el lugar más ventajoso para la cuarta estación naval".
Desde un inicio, a pesar de su origen espurio, el Gobierno de Cuba, en
el cual participaban muchos de los que lucharon por la independencia,
se opuso a la concesión de cuatro bases navales, pues consideraba que
dos eran más que suficientes. La situación se volvió más tensa al
endurecer el gobierno cubano sus posiciones y demandar la elaboración
final del Tratado Permanente de Relaciones, con el fin de "determinar
al mismo tiempo y no por partes, todos los particulares que fueron
objeto de la Enmienda Platt y fijar el alcance de sus preceptos".
El presidente McKinley había muerto el 14 de septiembre de 1901 como
consecuencia de los disparos que había recibido el día 6 de ese mes.
Theodore Roosevelt había ascendido tanto en su carrera política que
era ya vicepresidente de Estados Unidos, por lo cual había asumido la
presidencia tras los disparos mortales recibidos por su predecesor. A
Roosevelt en ese momento no le resultaba conveniente precisar el
alcance de la Enmienda Platt, para no demorar la instalación militar
de la Base en Guantánamo, por lo que esta significaría en la defensa
del Canal -iniciado y después abandonado por Francia en el Istmo
centroamericano-, que el gobierno voraz del imperio tenía proyectado
concluir a cualquier costo. Tampoco le interesaba definir la situación
legal de Isla de Pinos. Por ello, de manera abrupta disminuyó el
número de las bases navales en discusión, retiró la sugerencia del
puerto de La Habana y finalmente se acordó la concesión de dos bases:
Guantánamo y Bahía Honda.
Con posterioridad, en cumplimiento del Artículo VII del apéndice
constitucional impuesto a la Convención Constituyente, se firmó el
Convenio por los Presidentes de Cuba y Estados Unidos el 16 y el 23 de
febrero de 1903 respectivamente:
"Artículo I.- La República de Cuba arrienda por la presente a los
Estados Unidos, por el tiempo que las necesitare y para el objeto de
establecer en ellas estaciones carboneras o navales, las extensiones
de tierra y agua situadas en la isla de Cuba que a continuación se describen:
"1. En Guantánamo... " Se hace una descripción completa de la bahía y
el territorio adyacente.
"2. En Bahía Honda..." Se hace otra descripción similar.
En dicho Convenio se establece:
"Artículo III.- Si bien los Estados Unidos reconocen por su parte la
continuación de la soberanía definitiva de la República de Cuba sobre
las extensiones de tierra y agua arriba descritas, la República de
Cuba consiente, por su parte, que durante el periodo en que los
Estados Unidos ocupen dichas áreas a tenor de las estipulaciones de
este convenio, los Estados Unidos ejerzan jurisdicción y señorío
completos sobre dichas áreas con derecho a adquirir para los fines
públicos de los Estados Unidos cualquier terreno u otra propiedad
situada en las mismas por compra o expropiación forzosa indemnizando a
sus poseedores totalmente."
El 28 de mayo de 1903 comenzaron los trabajos de medición para
establecer los linderos de la estación naval en Guantánamo.
En el Convenio del 2 de julio de 1903 sobre el tema se aprobó el
"Reglamento para el arrendamiento de las Estaciones Navales y Carboneras":
"Artículo I.- Los Estados Unidos de América acuerdan y estipulan pagar
a la República de Cuba la suma anual de 2 000 pesos en moneda de oro
de los Estados Unidos durante el tiempo que estos ocuparen y usaren
dichas áreas de terreno en virtud del mencionado Convenio."
"Todos los terrenos de propiedad particular y otros bienes inmuebles
comprendidos en dichas áreas serán adquiridos sin demora por la
República de Cuba. Estados Unidos convienen en suministrar a la
República de Cuba las cantidades necesarias para la compra de dichos
terrenos y bienes de propiedad particular, y la República de Cuba
aceptará dichas cantidades como pago adelantado a cuenta de la renta
debida en virtud de dicho Convenio."
El Convenio que reglamentaba ese arrendamiento, firmado en La Habana
por los representantes de los Presidentes de Cuba y Estados Unidos,
respectivamente, fue aprobado por el Senado de Cuba el 16 de julio de
1903, ratificado por el Presidente de Cuba un mes más tarde, el 16 de
agosto, y por el Presidente de Estados Unidos el 2 de octubre,
canjeándose las ratificaciones en Washington el 6 de octubre, fue
publicado en la Gaceta de Cuba el 12 del mismo mes y año.
Con fecha 14 de diciembre de 1903 se hizo saber que cuatro días antes,
el 10 de ese mes, se había dado posesión a Estados Unidos de las áreas
de agua y tierra para el establecimiento de la estación naval en Guantánamo.
Para el Gobierno y la Marina de Estados Unidos el traspaso de parte
del territorio de la mayor de las Antillas era motivo de gran
regocijo, y pretendió celebrarlo. En Guantánamo se reunieron con ese
propósito buques de la Escuadra del Caribe y algunos acorazados de la
Flota del Atlántico Norte.
El gobierno cubano designó al Jefe de Obras Públicas de Santiago de
Cuba para hacer entrega de aquella parte del territorio sobre el cual
teóricamente ejercía soberanía el 10 de diciembre de 1903, fecha
escogida por Estados Unidos. Sería el único cubano que estaría
presente en la ceremonia y solo por un corto tiempo ya que, cumplida
su misión, sin brindis ni apretones de mano, se retiró al vecino
poblado de Caimanera.
El jefe de Obras Públicas se había trasladado al acorazado "Kearsage",
que era el buque insignia norteamericano, a bordo del cual se
encontraba el contralmirante Barker. A las 12:00 horas se dispararon
21 cañonazos y con los acordes del Himno Nacional de Cuba se arrió la
bandera cubana que estaba izada en dicha nave, e inmediatamente se izó
en tierra, en el punto llamado Playa del Este, con el mismo número de
salvas, la bandera de Estados Unidos, con lo cual quedó concluido el acto.
Según el reglamento del Convenio, Estados Unidos debía dedicar las
tierras cedidas exclusivamente a usos públicos, no pudiendo establecer
en ellas comercios o industrias de ningún tipo.
Se comprometían mutuamente, las autoridades de Estados Unidos en
dichos territorios y las autoridades cubanas, a entregar los prófugos
de la justicia por delitos o faltas sujetos a la jurisdicción de las
leyes de cada parte, siempre que lo solicitaran las autoridades de la
nación que los juzgara.
Los materiales importados en las áreas de dichas estaciones navales
para el uso y consumo de las mismas estarían libres del pago de
derechos arancelarios, o de cualquier otra clase, a la República de Cuba.
El arrendamiento de las referidas estaciones navales incluía el
derecho a usar y ocupar las aguas adyacentes a dichas extensiones de
tierra y agua, a mejorar y profundizar las entradas de las mismas y
sus fondeaderos, y a cuanto más fuera necesario para los usos
exclusivos a que estaban dedicadas.
Aunque Estados Unidos reconocía la continuación de la soberanía
definitiva de Cuba sobre aquellas extensiones de agua y tierra,
ejercería, con el consentimiento de Cuba, "jurisdicción y señorío
completos" sobre dichas áreas mientras las ocuparan de acuerdo con las
otras estipulaciones ya citadas.
En el llamado Tratado Permanente del 22 de mayo de 1903, celebrado
entre los gobiernos de la República de Cuba y de Estados Unidos, se
habían precisado las relaciones futuras entre ambos países: es decir,
se aseguró lo que llamara Manuel Márquez Sterling "la coyunda
insoportable de la Enmienda Platt".
El Tratado Permanente suscrito por ambos países fue aprobado por el
Senado de Estados Unidos el 22 de marzo de 1904 y por el Senado cubano
el 8 de junio de ese año, y fueron canjeadas las ratificaciones en
Washington el 1° de junio de 1904. Por eso, la Enmienda Platt es una
enmienda a una ley norteamericana, un apéndice a la Constitución de
Cuba de 1901 y un tratado permanente entre ambos países.
Las experiencias adquiridas con la Base Naval de Guantánamo sirvieron
para aplicar en Panamá medidas iguales o peores con el Canal.
En el Congreso norteamericano el método de las enmiendas introducidas,
cuando se discute una ley que por su contenido e importancia es de
impostergable necesidad, suele aplicarse con frecuencia obligando a
los legisladores a dejar a un lado o sacrificar criterios
discrepantes. Tales enmiendas han mordido más de una vez la soberanía
por la que lucha incansablemente nuestro pueblo.
En 1912 el Secretario de Estado de Cuba, Manuel Sanguily, negoció con
la cancillería norteamericana un nuevo tratado por el que Estados
Unidos renunciaba a sus derechos sobre Bahía Honda a cambio de una
ampliación en los límites de la estación en Guantánamo.
En ese mismo año, cuando se produjo el alzamiento del Partido de los
Independientes de Color, que el gobierno del presidente José Miguel
Gómez -del Partido Liberal- reprimió brutalmente, salieron de la Base
Naval en Guantánamo tropas norteamericanas que ocuparon diferentes
poblaciones de la antigua provincia de Oriente, cercanas a las
ciudades de Guantánamo y de Santiago de Cuba, con el pretexto de
"proteger vidas y haciendas de ciudadanos estadounidenses".
En 1917, con motivo del levantamiento conocido por "La Chambelona" en
Oriente, llevado a cabo por elementos del Partido Liberal que se
opusieron al fraude electorero que llevó a la reelección al presidente
Mario García Menocal, del Partido Conservador, destacamentos yanquis
procedentes de la Base se dirigieron a diversos puntos de aquella
provincia cubana, para lo cual utilizaron como pretexto "la protección
del suministro de agua a la Base".
Tercera parte: La derogación formal de la Enmienda Platt y el
mantenimiento de la Base Naval en Guantánamo.
En 1933, la llegada al poder de la Administración demócrata de
Franklin Delano Roosevelt en Estados Unidos dejó abierto el camino
para un necesario reacomodo de las relaciones de dominación que ese
país ejercía sobre Cuba. La caída de la tiranía de Gerardo Machado
bajo la presión de un poderoso movimiento popular, y la posterior
instalación de un gobierno provisional presidido por el profesor
universitario de Anatomía, Ramón Grau San Martín, constituyeron un
serio obstáculo para la realización del programa que demandaba el pueblo.
El 24 de noviembre de 1933, el presidente Roosevelt de Estados Unidos
emitió una declaración oficial en la que alentó la conjura de Batista
y el Embajador en La Habana, Sumner Welles, contra el gobierno de
Grau, que incluía la oferta de firmar un nuevo tratado comercial y
derogar la Enmienda Platt. Roosevelt explicó que "... Sería bienvenido
cualquier Gobierno Provisional en Cuba en el cual el pueblo cubano
demuestre su confianza". La impaciencia de la administración
estadounidense por desembarazarse de Grau iba en aumento, pues desde
mediados de noviembre se acrecentó la influencia en el gobierno de un
joven luchador antimperialista, Antonio Guiteras, quien en las semanas
siguientes daría muchos de sus más radicales pasos. Había que derrocar
rápidamente a ese gobierno.
El 13 de diciembre de 1933, el embajador Sumner Welles regresó
definitivamente a Washington, y fue sustituido cinco días después por
Jefferson Caffery.
Durante los días 13 y 14 de enero de 1934, Batista convocó y presidió
una reunión militar en Columbia en la que propuso destituir a Grau y
nombrar al Coronel Carlos Mendieta y Montefur, lo cual fue acordado
por la llamada Junta Militar de Columbia. Grau San Martín presentó su
dimisión en la madrugada del 15 de enero de 1934 y embarcó rumbo a
México, exiliado, el 20 de ese propio mes. Mendieta, entonces, quedó
instalado como presidente mediante golpe de Estado, el 18 de enero de
1934. Aunque la administración de Mendieta había sido reconocida por
Estados Unidos el 23 de enero de ese año, en realidad, como se sabe,
el embajador Caffery y Batista dirigían los destinos del país.
El derrocamiento del mencionado gobierno provisional de Grau San
Martín en enero de 1934, víctima de sus contradicciones internas y del
arsenal de presiones, maniobras y agresiones que contra él esgrimieron
el imperialismo y sus aliados criollos, significó un primer e
indispensable paso en la imposición de una alternativa
oligárquico-imperialista como salida a la crisis nacional cubana.
Al gobierno presidido por Mendieta correspondería la tarea de
reajustar los vínculos de la dependencia neocolonial del país.
Ni la oligarquía reinstalada en el poder, ni el gobierno de
Washington, estaban entonces en condiciones de ignorar el estado de
ánimo del pueblo cubano hacia el neocolonialismo y sus instrumentos.
Estados Unidos tampoco ignoraba la importancia del respaldo de los
gobiernos de América Latina -Cuba entre ellos- en la ya entonces
previsible confrontación con otras potencias imperialistas emergentes
como Alemania y Japón.
En el proceso que entonces se iniciaba habrían de estructurarse
fórmulas para garantizar el renovado funcionamiento del sistema
neocolonial. La política de "buena vecindad" tenía muy en cuenta la
oposición latinoamericana al intervencionismo abierto que Washington
había practicado en el hemisferio. Era propósito de la política de
Roosevelt obtener una nueva imagen en sus relaciones continentales
mediante la fórmula diplomática del "buen vecino".
Como una de las medidas de reajuste, el 29 de mayo de 1934 se firmó un
nuevo Tratado de Relaciones cubano- norteamericano, modificando el del
22 de mayo de 1903, suscrito entonces por otro Roosevelt, tal vez de
lejano parentesco, el de los Jinetes Rudos, que desembarcó en Cuba.
Dos días antes, el 27 de mayo, a las 10:30 de la mañana, y en los
momentos en que el embajador de Estados Unidos, Jefferson Caffery, se
preparaba a abandonar, como de costumbre, su residencia de Alturas de
Almendares, fue objeto de un atentado de tres disparos realizado por
varios desconocidos desde un automóvil. Al día siguiente, el 28 de
mayo, al transitar al mediodía por la Quinta Avenida del reparto
Miramar, el auto al servicio del primer secretario de la embajada de
Estados Unidos, H. Freeman Matthews, de regreso después de haber
dejado al diplomático en la Embajada, fue asaltado por varios
individuos armados con ametralladoras que viajaban en un auto.
Dirigiéndose uno de ellos al chofer, le dijo que hiciera saber a
Matthews que le daba una semana de plazo para que se marchara de Cuba;
acto seguido rompió de un golpe el parabrisas del auto y
desaparecieron velozmente.
Estos actos revelaban un estado general de hostilidad contra Estados
Unidos y pudieron haber precipitado la firma del nuevo Tratado de
Relaciones que planteó el supuesto fin de la impopular Enmienda Platt.
El nuevo Tratado de Relaciones dispuso la supresión del derecho de
intervención de Estados Unidos en Cuba y que:
"La República de Cuba y Estados Unidos de América, animados por el
deseo de fortalecer los lazos de amistad entre los dos países y de
modificar, con ese fin, las relaciones establecidas entre ellos por el
Tratado de Relaciones firmado en La Habana el 22 de mayo de 1903, (...
) han convenido en los siguientes artículos:
[... ]
"Artículo 3.- En tanto las dos partes contratantes no se pongan de
acuerdo para la modificación o abrogación de las estipulaciones del
Convenio firmado por el Presidente de la República de Cuba el 16 de
febrero de 1903, y por el Presidente de Estados Unidos de América el
23 del mismo mes y año, en cuanto al arrendamiento a Estados Unidos de
América de terrenos en Cuba para estaciones carboneras o navales,
seguirán en vigor las estipulaciones de ese Convenio en cuanto a la
estación naval de Guantánamo. Respecto a esa estación naval seguirá
también en vigor, en las mismas formas y condiciones, el arreglo
suplementario referente a estaciones navales o carboneras terminado
entre los dos Gobiernos el 2 de julio de 1903. Mientras no se abandone
por parte de Estados Unidos de América la dicha estación naval de
Guantánamo o mientras los dos gobiernos no acuerden una modificación
de sus límites actuales, seguirá teniendo la extensión territorial que
ahora ocupa, con los límites que tiene en la fecha de la firma del
presente Tratado."
El Senado de Estados Unidos ratificó el nuevo Tratado de Relaciones el
1° de junio de 1934, y Cuba, el 4 de junio. Cinco días después, el 9
de junio, se canjearon en Washington las ratificaciones del Tratado de
Relaciones del 29 de mayo de ese año, con lo que desapareció
formalmente la Enmienda Platt, pero permaneció la Base Naval en Guantánamo.
El nuevo Tratado legalizó la situación de facto en que se encontraba
la estación naval en Guantánamo, por lo que se rescindía la parte de
los convenios del 16 y 23 de febrero y 2 de julio de 1903 entre los
dos países relativa a terrenos y aguas en Bahía Honda, y se
modificaba, en el sentido de ampliarlos, aquella que se refería a las
aguas y terrenos en la estación naval en Guantánamo.
Estados Unidos mantuvo la estación naval en Guantánamo como lugar
estratégico de vigilancia y resguardo, para asegurar su predominio
político y económico sobre las Antillas y Centroamérica y para la
defensa del Canal de Panamá.
Cuarta parte: La Base Naval en Guantánamo desde la desaparición formal
de la Enmienda Platt hasta el Triunfo de la Revolución.
Después de firmado el Tratado de Relaciones de 1934, el territorio de
la "estación naval" fue fortificándose y acondicionándose poco a poco
hasta que, en la primavera de 1941, la Base quedó establecida como
estación naval de operaciones bajo la estructura siguiente: estación
naval, estación naval aérea y base del cuerpo de marines y de almacenes.
El 6 de junio de 1934 el Senado de Estados Unidos había aprobado una
ley mediante la cual se autorizaba a la Secretaría de Marina para
suscribir un contrato a largo plazo con una empresa que se comprometía
a abastecer de agua en forma adecuada a la Base Naval en Guantánamo,
pero anteriormente existían planes norteamericanos para la
construcción de un acueducto que la surtiera de agua procedente del
río Yateras.
La expansión continuó, y hacia 1943 se construyeron otras facilidades
mediante contratación con la empresa "Frederick Snare Co.", que
contrató aproximadamente 9 000 obreros civiles, muchos de los cuales
eran cubanos.
Otro año de ingente trabajo de ampliación de las instalaciones
militares y civiles de la Base fue 1951. En 1952, el Secretario de
Marina de Estados Unidos decidió cambiarle el nombre de "U.S. Naval
Operating Base" por el de "U.S. Naval Base", y ya entonces tenía una
estructura que incluía el Centro de Entrenamiento.
La Constitución de 1940, la lucha revolucionaria y la Base Naval en
Guantánamo, hasta diciembre de 1958.
El período que transcurre desde finales de 1937 hasta 1940 se
caracterizó, desde el punto de vista político, por la adopción de
medidas que permitieron la convocatoria a las elecciones para la
Asamblea Constituyente y su realización. La razón de que Batista
accediera a estas medidas democratizadoras estuvo en su interés de ir
al establecimiento de fórmulas que le permitieran mantenerse en el
centro de las decisiones políticas, con lo que garantizaba la
continuidad de su poder en el nuevo ordenamiento surgido bajo las
fórmulas por él instrumentadas. A principios de 1938 se hizo público
el acuerdo de Batista y Grau de realizar una Asamblea Constituyente.
La Convención Constituyente quedó inaugurada el 9 de febrero de 1940 y
terminó sus labores el 8 de junio de ese propio año.
La Constitución fue firmada el 1° de julio de 1940 y promulgada el 5
de ese mes. La nueva Ley de Leyes estableció que "el territorio de la
República está integrado por la Isla de Cuba, la Isla de Pinos y las
demás islas y cayos adyacentes que con ellas estuvieron bajo la
soberanía de España hasta la ratificación del Tratado de París de 10
de diciembre de 1898. La República de Cuba no concertará ni ratificará
pactos o tratados que en forma alguna limiten o menoscaben la
soberanía nacional o la integridad del territorio".
La oligarquía se esforzaría por impedir la materialización de los
postulados más avanzados de esa Constitución o al menos por restringir
al máximo su aplicación.
Quinta parte: La Base Naval en Guantánamo desde el Triunfo de la Revolución.
Desde el triunfo de la Revolución el Gobierno Revolucionario ha
denunciado la ocupación ilegal de esa porción de nuestro territorio.
Por otra parte, a partir del 1º de enero de 1959 Estados Unidos
convirtió el territorio usurpado de la Base Naval en Guantánamo en
foco permanente de amenaza, provocación y violación de la soberanía de
Cuba, con el propósito de crearle dificultades al victorioso proceso
revolucionario. Dicha Base siempre ha estado presente en los planes y
operaciones concebidos por Washington para derrocar al Gobierno Revolucionario.
Todo tipo de agresiones han provenido de la Base Naval:
Lanzamientos en territorio libre de materiales inflamables desde
aviones procedentes de la Base.
Provocaciones de soldados norteamericanos, incluyendo insultos,
lanzamientos de piedras, de latas con material inflamable y disparos
con pistolas y armas automáticas.
Violación de las aguas jurisdiccionales de Cuba y del territorio
cubano por embarcaciones y aeronaves militares norteamericanas
procedentes de la Base.
Elaboración de planes de autoagresión en la Base para provocar una
lucha armada en gran escala entre Cuba y Estados Unidos.
Inscripción de las frecuencias radiales utilizadas por la Base en el
Registro Internacional de Frecuencias, dentro del espacio
correspondiente a Cuba.
El 12 de enero de 1961 fue torturado bárbaramente por soldados yanquis
en la Base Naval en Guantánamo, por el "delito" de ser revolucionario,
el obrero Manuel Prieto Gómez, quien laboraba allí hacía más de 3 años.
El 15 de octubre de ese año, fue torturado y luego asesinado el obrero
cubano Rubén López Sabariego.
El 24 de junio de 1962 fue asesinado por los soldados de la Base el
pescador de Caimanera Rodolfo Rosell Salas.
Igualmente, la pretendida intención de fabricar una autoprovocación y
desplegar las tropas norteamericanas en una "justificada" invasión
punitiva contra Cuba, en todo momento tuvo como elemento detonante la
Base en Guantánamo. Ejemplo de ello lo encontramos en una de las
acciones incluidas dentro de la denominada "Operación Mangosta",
cuando el 3 de septiembre de 1962 soldados norteamericanos
estacionados en Guantánamo debían disparar contra las postas cubanas.
Durante la Crisis de Octubre, la Base fue reforzada en técnica militar
y efectivos, elevándose el número de estos últimos a más de 16 000
infantes de marina. Ante la decisión del Primer Ministro soviético
Nikita Jruschov de retirar los cohetes nucleares desplegados en Cuba
sin consultar ni informar previamente al Gobierno Revolucionario, Cuba
fijó la firme posición de la Revolución en los denominados "Cinco
Puntos". En el quinto se demandaba la retirada de la Base Naval de
Guantánamo. Estuvimos al borde de una guerra termonuclear, en la que
seríamos el primer blanco como consecuencia de la política imperial de
apoderarse de Cuba.
El 11 de febrero de 1964 el presidente Lyndon B. Johnson redujo el
personal cubano que trabajaba en la Base en 700 trabajadores
aproximadamente. También confiscaron fondos acumulados del retiro de
centenares de obreros cubanos que habían trabajado en la Base y
suspendieron de modo ilegal el pago de las pensiones a los obreros
cubanos jubilados.
El 19 de julio de 1964, en grosera provocación de centinelas
fronterizos norteamericanos contra las postas cubanas de
Guardafronteras, fue asesinado a mansalva el joven soldado de 17 años
Ramón López Peña, en la casamata donde cumplía con su turno de guardia.
En circunstancias similares, el 21 de mayo de 1966, disparos
provenientes de la Base dieron muerte al soldado Luis Ramírez López.
En apenas 21 días del mes de mayo de 1980, más de 80 000 hombres, 24
barcos y unos 350 aviones de combate participaron en las maniobras
Solid Shield-80, que entre sus dinámicas incluyó el desembarco de 2
000 infantes de Marina en la Base Naval y el reforzamiento de dicha
instalación con otros 1 200 efectivos.
En octubre de 1991, durante la celebración del IV Congreso del PCC en
Santiago de Cuba, aviones y helicópteros procedentes de la Base
violaron el espacio aéreo cubano sobre la ciudad.
En 1994, la Base sirvió como punto de apoyo para la invasión a Haití:
la aviación militar norteamericana utilizó los aeropuertos de ese
enclave. Más de 45 000 emigrados haitianos llegaron a ser concentrados
en la Base a mediados del siguiente año.
Del mismo modo, en el año 1994 se produjo la conocida crisis
migratoria provocada por el endurecimiento del bloqueo y los años más
duros del período especial, el incumplimiento del Acuerdo Migratorio
de 1984 suscrito con la administración Reagan, la considerable
reducción en las visas acordadas y el estímulo a la emigración ilegal,
incluida la Ley de Ajuste Cubano, facturada por el presidente Johnson
hace más de 40 años.
Como consecuencia de la crisis desatada, una declaración del
presidente Clinton del 19 de agosto de 1994 convirtió a la Base en un
campo de concentración migratorio para los balseros cubanos en cifra
cercana a los 30 000.
Finalmente, el 9 de septiembre de 1994 se suscribió un Comunicado
Conjunto entre la administración de Clinton y el gobierno de Cuba,
mediante el cual Estados Unidos se comprometió a impedir la entrada a
su territorio de los emigrantes ilegales interceptados y a otorgar un
mínimo de 20 000 visas anuales para la reunificación familiar, los que
viajarían por vía segura a Estados Unidos.
El 2 de mayo de 1995, como parte de las negociaciones migratorias, los
gobiernos de Cuba y Estados Unidos acordaron adicionalmente lo que
esta vez se llamó Declaración Conjunta, estableciendo el procedimiento
para la devolución a Cuba de todos los que continuaran intentando
emigrar ilegalmente hacia Estados Unidos y fueran interceptados por
los Guardacostas norteamericanos.
Obsérvese cómo la referencia se relaciona sólo con los inmigrantes
ilegales interceptados por los Guardacostas. Quedaban establecidas las
bases para un siniestro negocio: el tráfico de personas. La Ley
Asesina se mantuvo. Cuba sería el único país del mundo sometido a tal
látigo. Mientras 250 000 personas aproximadamente han viajado por vía
segura sin el menor riesgo, es en cambio incalculable el número de
mujeres, niños y personas de todas las edades que han perecido en el
próspero tráfico de inmigrantes.
A partir de la crisis migratoria de 1994, por acuerdo de ambos
gobiernos se iniciaron los encuentros regulares entre los mandos
militares de cada parte. Una franja del territorio sembrada de minas a
veces era inundada por tormentas tropicales y ríos desbordados. No en
pocas ocasiones nuestros zapadores arriesgaron sus vidas para salvar a
personas que atravesaban esa zona militar restringida por aquellos
parajes, incluso con niños.
Entre 1962 y 1996, se registraron 8 288 violaciones principales desde
la Base Naval en Guantánamo, incluidas 6 345 violaciones aéreas, 1 333
violaciones navales y 610 violaciones territoriales. Del total de
violaciones, 7 755 se produjeron entre 1962 y 1971.
La Base Naval en Guantánamo a partir de la promulgación de la Ley Helms-Burton.
Esta Ley, firmada por el presidente William Clinton el 12 de marzo de
1996, en el Título II sobre la "asistencia a una Cuba libre e
independiente", la Sección 201 relacionada con la "política hacia un
gobierno de transición y elegido democráticamente en Cuba", establece
en su inciso 12 que Estados Unidos debe "estar preparado para negociar
con un gobierno elegido democráticamente en Cuba la devolución de la
Base Naval de Estados Unidos en Guantánamo o renegociar el acuerdo
actual bajo términos mutuamente convenientes". Algo peor que lo del
gobernador militar Leonard Wood, que junto a Theodore Roosevelt
desembarcó a pie en las cercanías de Santiago de Cuba: la idea de un
anexionista de origen cubano administrando a nuestro país.
La guerra de Kosovo de 1999 ocasionó un gran número de refugiados
kosovares. El gobierno de Clinton, envuelto en aquella guerra de la
OTAN contra Serbia, tomó la decisión de utilizar la Base como albergue
para un número de ellos, y en esa ocasión, por primera vez, sin ningún
tipo de consulta previa como es habitual, comunicó a Cuba la decisión
tomada. Nuestra respuesta fue constructiva. Aunque opuestos a la
injusta e ilegal contienda, no teníamos razones para oponernos a la
ayuda humanitaria que pudieran necesitar los refugiados kosovares.
Ofrecimos incluso la cooperación de nuestro país, si fuese necesario,
para la atención médica o cualquier otro servicio que necesitaran los
mismos. Finalmente, los refugiados kosovares no fueron enviados a la
Base Naval en Guantánamo.
En el manifiesto Juramento de Baraguá, del 19 de febrero del 2000, se
expresó que "a su debido tiempo, ya que no constituye objetivo
prioritario en este instante aunque es justísimo e irrenunciable
derecho de nuestro pueblo, el territorio ilegalmente ocupado de
Guantánamo debe ser devuelto a Cuba". En esos tiempos estábamos
enfrascados en la lucha por el regreso del niño secuestrado y las
consecuencias económicas del brutal bloqueo.
La Base Naval de Guantánamo a partir del 11 de septiembre.
El 18 de septiembre del 2001, el presidente Bush firmó la legislación
del Congreso de Estados Unidos que lo autorizó a usar la fuerza como
respuesta a los atentados del 11 de septiembre. Bush se basó en esta
legislación para firmar, el 13 de noviembre de ese propio año, una
Orden Militar mediante la cual estableció las bases jurídicas para las
detenciones y el enjuiciamiento por tribunales militares, como parte
de la "guerra contra el terrorismo", de individuos que no ostentaran
la condición de ciudadanos de Estados Unidos.
El 8 de enero del 2002 Estados Unidos comunicó oficialmente a Cuba que
utilizarían la Base Naval en Guantánamo como centro de detención de
prisioneros de guerra de Afganistán.
Tres días más tarde, el 11 de enero del 2002, llegaron los primeros 20
detenidos hasta alcanzar la cifra de 776 prisioneros de 48 países.
Ninguno de estos datos, por supuesto, era mencionado. Suponíamos que
se trataba de prisioneros de guerra afganos. Los primeros aviones
aterrizaban repletos de prisioneros, y muchos más custodios que
prisioneros. Ese mismo día el Gobierno de Cuba emitió una declaración
pública señalando su disposición de cooperar con los servicios de
asistencia médica que fuesen requeridos, programas de saneamiento y de
lucha contra vectores y plagas en las áreas bajo nuestro control que
circundan la base, o de cualquier otra forma útil, constructiva y
humana que pudiera presentarse. Recuerdo los datos porque participé
personalmente en detalles de la Nota presentada por el MINREX dando
respuesta a la Nota norteamericana. Cuán lejos estábamos de imaginar
en aquel momento que el Gobierno de Estados Unidos se preparaba para
crear en esa base un horrible campo de tortura.
La Constitución Socialista proclamada el 24 de febrero de 1976 había
establecido, en el inciso c) de su artículo 11, que "la República de
Cuba repudia y considera ilegales y nulos los tratados, pactos o
concesiones concertados en condiciones de desigualdad o que desconocen
o disminuyen su soberanía y su integridad territorial".
El 10 de junio del 2002, el pueblo de Cuba, en un proceso
plebiscitario popular sin precedentes, ratificó el contenido
socialista de aquella Constitución de 1976 en respuesta a las
manifestaciones injerencistas y ofensivas del Presidente de Estados
Unidos, e interesó a la Asamblea Nacional del Poder Popular reformarla
para dejar expresamente consignado, entre otros aspectos, el principio
irrevocable que debe regir las relaciones económicas, diplomáticas y
políticas de nuestro país con otros estados, al añadir en el mismo
Artículo 11, inciso c): "Las relaciones económicas, diplomáticas y
políticas con cualquier otro Estado no podrán ser jamás negociadas
bajo agresión, amenaza o coerción de una potencia extranjera."
Tras darse a conocer la Proclama al pueblo de Cuba, el 31 de julio del
2006, las autoridades norteamericanas han declarado que no desean una
crisis migratoria pero se preparan de forma preventiva para
enfrentarla, valorándose el uso de la Base Naval en Guantánamo como
campamento de concentración de los emigrantes ilegales interceptados
en el mar. En declaraciones públicas se informa que Estados Unidos
está realizando ampliaciones de las construcciones civiles en la Base,
con el objetivo de aumentar su capacidad de recepción de emigrantes ilegales.
Cuba, por su parte, ha tomado todas las medidas posibles para evitar
incidentes entre las fuerzas militares de ambos países, y ha declarado
que se atiene a los compromisos contenidos en la Declaración Conjunta
sobre temas migratorios suscrita con la administración Clinton. ¿Por
qué tanta habladuría, amenaza y bulla?
El pago simbólico anual de $3 386.25 dólares por el arrendamiento del
territorio que ocupa la Base Naval en Guantánamo se mantuvo hasta
1972, cuando la parte norteamericana lo reajustó por su cuenta a $3
676 dólares. En 1973, se hizo una nueva corrección del valor del
antiguo dólar de oro de Estados Unidos, y por tal razón el cheque
emitido por el Departamento del Tesoro fue elevado desde entonces a $4
085.00 dólares anuales. Ese cheque se carga a la Marina de Estados
Unidos, responsable operacional de la Base Naval.
Los cheques que hace el Gobierno de Estados Unidos como pago por el
arrendamiento, se dirigen a favor del "Tesorero General de la
República de Cuba", institución y funcionario que desde hace muchos
años dejaron de formar parte de la estructura del Gobierno de Cuba, y
se remiten por vía diplomática cada año. El correspondiente a 1959,
por simple confusión, fue convertido en ingreso nacional. Desde 1960
hasta hoy jamás se han cobrado y quedan como constancia de un
arrendamiento impuesto durante más de 107 años. Imagino,
conservadoramente, que es diez veces menos que lo que gasta el
gobierno de Estados Unidos en el salario de un maestro cada año.
Tanto la Enmienda Platt como la Base Naval en Guantánamo sobraban. La
historia demuestra que en gran número de países de este hemisferio,
donde no hubo una revolución como la nuestra, la totalidad de su
territorio gobernado por las transnacionales y las oligarquías, no
necesitaron ni una ni otra cosa. De su población, mal preparada y
pobre en su mayoría, se ocupaba la publicidad sembrando reflejos.
Desde el punto de vista militar, un portaaviones nuclear repleto de
veloces cazabombarderos y su numerosa escolta, apoyado por la
tecnología y los satélites, es varias veces más poderoso y puede
desplazarse a cualquier lugar del mundo donde más convenga al imperio.
Hace falta la Base para humillar y hacer las cosas sucias que allí
tienen lugar.
Si hay que esperar el derrumbe del sistema, esperaremos. Los
sufrimientos y peligros para toda la humanidad serán grandes, como la
actual crisis de las bolsas de valores, y un número creciente de
personas lo pronostican. La espera de Cuba será siempre en alarma de combate.
Fidel Castro Ruz
(publicado el Granma, 15 al 17 de agosto de 2007)
Fidel Castro y su clase de Historia sobre Estados Unidos Cuba denuncia a la tiranía mundial estadounidense
REFLEXIONES DEL COMANDANTE EN JEFE
LA TIRANÍA MUNDIAL
Los fundamentos de la máquina de matar
Los que constituyeron la nación norteamericana no pudieron imaginar que lo que entonces proclamaban llevaba, como cualquier otra sociedad histórica, los gérmenes de su propia transformación .
En la atractiva Declaración de Independencia de 1776, que el pasado miércoles cumplió 231 años, se afirmaba algo que de una forma u otra nos cautivó a muchos: "Sostenemos como verdades evidentes que todos los hombres nacen iguales; que a todos les confiere su Creador ciertos derechos inalienables entre los cuales se cuentan la vida, la libertad y la consecución de la felicidad; que para asegurar estos derechos se instituyen entre los hombres gobiernos cuyos justos poderes derivan del consentimiento de los gobernados; que siempre que una forma de gobierno tienda a destruir esos fines, el pueblo tiene derecho a reformarla o abolirla, e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios y organice sus poderes en la forma que a su juicio garantice mejor su seguridad y felicidad."
Era el fruto de la influencia de los mejores pensadores y filósofos de una Europa agobiada por el feudalismo, los privilegios de la aristocracia y las monarquías absolutas.
Juan Jacobo Rousseau afirmó en su famoso Contrato Social: "El más fuerte no es nunca suficientemente fuerte para ser el amo, si no transforma la fuerza en derecho y la obediencia en deber." […] "La fuerza es un poder físico; no veo qué moralidad pueda derivarse de sus efectos. Ceder a la fuerza es un acto de necesidad, no de voluntad." […] "Renunciar a la libertad es renunciar a la calidad del hombre, a los derechos de la Humanidad, incluso a sus deberes. No hay recompensa posible para aquel que renuncia a todo."
En las 13 colonias independizadas existían adicionalmente formas de esclavitud tan atroces como en los tiempos antiguos. Hombres y mujeres eran vendidos en subasta pública. La emergente nación surgía con religión y cultura propias. Los impuestos sobre el té fueron la chispa que desató la rebelión.
En aquellas infinitas tierras los esclavos siguieron siéndolo durante casi 100 años, y después de dos siglos sus descendientes padecen las secuelas. Había comunidades indígenas que eran los legítimos pobladores naturales, bosques, agua, lagos, rebaños de millones de bisontes, especies naturales de animales y plantas, abundantes y variados alimentos. No se conocían los hidrocarburos ni los enormes despilfarros energéticos de la sociedad actual.
La misma declaración de principios, si se hubiese proclamado en los países abarcados por el desierto del Sahara, no habría creado un paraíso de inmigrantes europeos . Hoy habría que hablar de los inmigrantes de los países pobres, que por millones cruzan o tratan de cruzar las fronteras de Estados Unidos cada año en busca de trabajo y no tienen derecho ni a la paternidad de sus hijos si nacen en el territorio norteamericano.
La Declaración de Filadelfia se redacta en una época en que sólo existían pequeñas imprentas y las cartas tardaban meses en llegar de un país a otro. Podían contarse uno a uno los pocos que sabían leer o escribir. Hoy la imagen, la palabra, las ideas llegan en fracciones de segundo de un rincón a otro del planeta globalizado. Se crean reflejos condicionados en las mentes. No puede hablarse del derecho al uso sino al abuso de la libre expresión y la enajenación masiva. A la vez, con un pequeño equipo electrónico cualquier persona, en época de paz, puede hacer llegar al mundo sus ideas sin que lo autorice Constitución alguna. La lucha sería de ideas, en todo caso masa de verdades contra masa de mentiras. Las verdades no necesitan publicidad comercial. Nadie podría estar en desacuerdo con la Declaración de Filadelfia y el Contrato Social de Juan Jacobo Rousseau. En ambos documentos se sustenta el derecho a luchar contra la tiranía mundial establecida.
¿Podemos ignorar las guerras de saqueo y las carnicerías que se les imponen a los pueblos pobres, que constituyen las tres cuartas partes del planeta? ¡No! Son muy propias del mundo actual y de un sistema que no puede sostenerse de otra forma. A un costo político, económico y científico enorme, la especie humana es conducida al borde del abismo.
Mi objetivo no es reiterar conceptos mencionados en otras reflexiones. Partiendo de hechos sencillos, mi propósito es ir demostrando el inmenso grado de hipocresía y la ausencia total de ética que caracterizan las acciones, caóticas por naturaleza, del gobierno de Estados Unidos.
En "La máquina de matar", publicada el pasado domingo, dije que el intento de envenenarme a través de un funcionario del gobierno cubano que tenía acceso a mi oficina, lo conocimos por uno de los últimos documentos desclasificados de la CIA. Era una persona sobre la que debía buscar información, pues no tenía a mano los elementos de juicio necesarios. De hecho pedía excusas si lastimaba los sentimientos de algún descendiente, fuera o no culpable la persona mencionada. Continué después analizando otros temas importantes de las revelaciones de la CIA.
En los primeros tiempos de la Revolución yo visitaba casi todos los días el recién creado Instituto Nacional de la Reforma Agraria, ubicado donde se encuentra hoy el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. No se podía contar todavía con el Palacio de la Revolución, donde entonces radicaba el Palacio de Justicia. Su construcción fue un suculento negocio del régimen derrocado. La ganancia principal consistía en el incremento del valor de las tierras, de las que habían sido desalojadas miles de personas a las que yo, como abogado recién graduado, defendí gratuitamente durante meses antes del golpe de estado de Batista. Lo mismo ocurría con otras edificaciones lujosas que en muchos casos estaban por terminarse.
Desde las oficinas del INRA escuché, el 4 de marzo de 1960, la estremecedora explosión de La Coubre y observé la oscura columna de humo que emergía del puerto de La Habana. Vino rápido a mi mente la idea del barco cargado de granadas antitanques y antipersonales que podían ser lanzadas por los fusiles FAL adquiridos en Bélgica, país nada sospechoso de comunismo. De inmediato bajé para dirigirme al lugar. En el trayecto, por el ruido y el vibrar del tránsito, no pude percatarme de la segunda explosión que se produjo. Más de 100 personas murieron y decenas de ellas quedaron mutiladas. Del sepelio de las víctimas nació, espontáneo, el grito de Patria o Muerte.
Se conoce que todo fue minuciosamente programado desde el puerto de embarque por la Agencia Central de Inteligencia. El barco había transitado por los puertos de Le Havre, Hamburgo y Amberes. En este último, de Bélgica, se cargaron las granadas. En las explosiones murieron también varios tripulantes franceses.
¿Por qué, en nombre de la libertad de información, no se desclasifica un solo documento que nos diga cómo la CIA hace ya casi medio siglo hizo estallar el vapor La Coubre y cortar el suministro de armas belgas, que la propia agencia admitiera el 14 de junio de 1960 era una preocupación muy importante de Estados Unidos?
¿A qué dedicaba yo mi tiempo en los días febriles que precedieron al ataque por Girón?
La primera limpieza en grande del Escambray tuvo lugar en los meses finales de 1960 y comienzos de 1961. En la misma participaron más de 50 mil hombres, casi todos procedentes de las antiguas provincias de La Habana y Las Villas.
Un río de armas estaba llegando en barcos de la URSS que no estallaban al llegar a los puertos. Fue inútil intentar comprarlas de otra procedencia y así evitar los pretextos que Estados Unidos usó para agredir a Guatemala, lo que costó a lo largo del tiempo, entre muertos y desaparecidos, más de cien mil vidas a ese país.
Adquirimos en Checoslovaquia las armas ligeras y un número de antiaéreas de 20 milímetros y doble cañón. Los tanques con cañones de 85 milímetros, artillería blindada de 100, cañones antitanques de 75, morteros, obuses y cañones de grueso calibre, hasta los de 122 milímetros, y antiaéreas ligeras y pesadas, venían directamente de la URSS.
Un año por lo menos habría tardado la formación del personal necesario para utilizar aquellas armas siguiendo métodos tradicionales. Se llevó a cabo en cuestión de semanas. A esa tarea fundamental dedicábamos prácticamente el ciento por ciento de nuestro tiempo casi dos años después del triunfo de la Revolución.
Conocíamos la inminencia del ataque, pero no cuándo y cómo se produciría. Todos los posibles puntos de acceso estaban defendidos o vigilados. Los jefes, en su sitio: Raúl en Oriente, Almeida en el centro y el Che en Pinar del Río. Mi puesto de mando estaba en la capital: una antigua casa burguesa adaptada para ello en la margen derecha más alta del río Almendares, próximo al punto donde desemboca al mar.
Era ya de día, el 15 de abril de 1961, y desde las primeras horas de la madrugada allí estaba yo recibiendo noticias de Oriente, adonde llegó, procedente del Sur de Estados Unidos, un barco bajo el mando de Nino Díaz, con un grupo de contrarrevolucionarios a bordo vestidos de uniforme verde olivo similar al de nuestras tropas, para realizar un desembarco por la zona de Baracoa. Lo hacían como maniobra de engaño respecto al sitio exacto de la dirección principal,
para crear la mayor confusión posible. El buque estaba ya a tiro directo de los cañones
antitanques, en espera del desembarco, que al fin no se realizó.
A la vez informaban que el 14 por la noche había estallado, en vuelo de exploración sobre la zona del posible desembarco, uno de nuestros tres cazas a chorro, de entrenamiento pero capaces de combatir, sin duda una acción yanqui desde la Base Naval de Guantánamo u otro punto del mar o del aire. No había radares para determinar con exactitud lo ocurrido. Así murió el destacado piloto revolucionario Orestes Acosta.
Desde el puesto de mando mencionado me tocó ver los B-26 que volaban casi rasantes sobre el lugar y, a los pocos segundos, escuchar los primeros cohetes lanzados sorpresivamente contra nuestros jóvenes artilleros, que en gran número se entrenaban en la base aérea de Ciudad Libertad. La respuesta de aquellos valientes fue casi instantánea.
No tengo, por otro lado, la menor duda de que Juan Orta fue traidor. Los datos pertinentes sobre su vida y conducta están donde deben estar: en los archivos del Departamento de Seguridad del Estado, que nació por aquellos años bajo el fuego graneado del enemigo. Los hombres de mayor conciencia política fueron asignados a esa actividad.
Orta había recibido las pastillas envenenadas que propusieron Giancana y Santos Trafficante a Maheu. La conversación de este último con Roselli, que haría el papel de contacto con el crimen organizado, tuvo lugar el 14 de septiembre de 1960, meses antes de la elección y toma de posesión de Kennedy.
El traidor Orta no tenía méritos especiales. Mantuve correspondencia con él cuando buscábamos el apoyo de emigrantes y exiliados en Estados Unidos. Era apreciado por su aparente preparación y su actitud servicial. Para eso tenía especial habilidad. Después del triunfo de la Revolución, en un importante período tenía con frecuencia acceso a mí. Partiendo de las posibilidades que entonces tuvo, creyeron que podía introducir el veneno en un refresco o un jugo de naranja.
Había recibido dinero del crimen organizado por ayudar supuestamente a reabrir los casinos de juego. Nada tuvo que ver con esas medidas. Fuimos nosotros quienes tomamos la decisión. La orden inconsulta y no colegiada de Urrutia de cerrarlos creaba caos y promovía las protestas de miles de trabajadores del sector turístico y comercial, cuando el desempleo era muy alto.
Tiempo después, los casinos fueron cerrados definitivamente por la Revolución.
Cuando le entregan el veneno, al revés de lo que ocurría en los primeros tiempos, eran
muy pocas las posibilidades de que Orta se encontrara conmigo. Yo estaba totalmente ocupado en las actividades relatadas anteriormente.
Sin decir una palabra a nadie sobre los planes enemigos, el 13 de abril de 1961, dos días antes del ataque a nuestras bases aéreas, Orta se asiló en la embajada de Venezuela, que Rómulo Betancourt había puesto al servicio incondicional de Washington. A los numerosos contrarrevolucionarios asilados allí no se les concedió permiso de salida hasta que amainaron las brutales agresiones armadas de Estados Unidos contra Cuba.
Ya habíamos tenido que lidiar en México con la traición de Rafael del Pino Siero, quien habiendo desertado cuando faltaban días para nuestra salida hacia Cuba, fecha que él ignoraba, vendió a Batista por 30 mil dólares importantes secretos que tenían que ver con una parte de las armas y la embarcación que nos transportaría a Cuba. Con refinada astucia dividió la información para ganar confianza y garantizar el cumplimiento de cada parte. Primero recibiría algunos miles de dólares por la entrega de dos depósitos de armas que conocía. Una semana después entregaría lo más importante: la embarcación que nos traería a Cuba y el punto de embarque. A todos se nos podía capturar junto con las demás armas, pero antes le debían entregar la totalidad del dinero. Algún experto yanqui seguramente lo asesoró.
A pesar de esa traición, partimos de México en el yate "Granma" en la fecha prevista. Algunas personas que nos apoyaban creían que Pino jamás traicionaría, que su deserción se debía al disgusto por la disciplina y el entrenamiento que le exigí. No diré cómo supe de la operación urdida entre él y Batista, pero la conocí con precisión y adoptamos las medidas pertinentes para proteger el personal y las armas en el tránsito hacia Tuxpan, punto de partida. No costó un centavo aquella valiosa información.
Cuando finalizó la última ofensiva de la tiranía en la Sierra Maestra, tuvimos que lidiar igualmente con los trucos temerarios de Evaristo Venereo, un agente del régimen que, disfrazado de revolucionario, trató de infiltrarse en México. Era el enlace con la policía secreta de aquel país, órgano muy represivo al que asesoró en el interrogatorio de Cándido González, a quien pusieron en ese momento una venda en los ojos. Era uno de los pocos compañeros que conducía el carro en que yo me movía allí, militante heroico asesinado después del desembarco.
Evaristo volvió después a Cuba. Tenía el encargo de asesinarme cuando nuestras fuerzas avanzaban ya hacia Santiago de Cuba, Holguín, Las Villas y el Occidente de nuestro país. Esto se conoció en detalles cuando se ocuparon los archivos del Servicio de Inteligencia Militar. Está documentado.
He sobrevivido a numerosos planes de asesinato. Sólo el azar y el hábito de observar cuidadosamente cada detalle nos permitieron sobrevivir a los ardides de Eutimio Guerra en los días iniciales y más dramáticos de la Sierra Maestra, a todos los que después fueron conocidos como jefes de la Revolución triunfante: Camilo, el Che, Raúl, Almeida, Guillermo. Habríamos muerto posiblemente cuando estuvieron a punto de exterminarnos con un ridículo cerco de nuestro desprevenido campamento, guiados por el traidor. En el breve choque que se produjo, tuvimos una dolorosa baja, la de un obrero azucarero negro maravilloso y activo combatiente, Julio Zenón Acosta, quien se adelantó unos pasos y cayó a mi lado. Otros sobrevivieron al mortal peligro y cayeron combatiendo posteriormente, como Ciro Frías, excelente compañero y prometedor jefe, en Imías, en el Segundo Frente; Ciro Redondo, que combatía fieramente al enemigo con fuerzas de la columna del Che, en Marverde, y Julito Díaz que, disparando sin cesar su ametralladora calibre 30, murió a pocos pasos de nuestro puesto de mando en el ataque a El Uvero.
Estábamos emboscados en un lugar bien escogido, esperando al enemigo, porque nos habíamos percatado del movimiento que iba a realizar ese día. Nuestra atención se descuida solo unos minutos cuando llegaron dos hombres del grupo, que habíamos enviado como exploradores horas antes de tomar la decisión de movernos, y regresaron sin información alguna.
Eutimio guiaba al enemigo con guayabera blanca, lo único que se veía en el bosque del Alto de Espinosa, donde lo estábamos esperando. Batista tenía elaborada la noticia de la liquidación del grupo, que era segura, y citada la prensa. Por exceso de confianza, habíamos subestimado en
realidad al enemigo, que se sustentaba en las debilidades humanas. Éramos en ese momento alrededor de 22 hombres bien curtidos y escogidos. Ramiro, lesionado en una pierna, se recuperaba lejos de nosotros.
De gran golpe, por el movimiento que realizamos a última hora, se libró ese día la columna de más de 300 soldados que avanzaban en fila india por el escarpado y boscoso escenario.
¿Cómo funcionó aquella máquina frente a la Revolución en Cuba?
En fecha tan temprana como el mes de abril de 1959 visité Estados Unidos invitado por el Club
de Prensa de Washington. Nixon se dignó recibirme en su oficina particular. Después afirma que yo era un ignorante en materia de economía.
Tan consciente estaba yo de esa ignorancia, que matriculé tres carreras universitarias para obtener una beca que me permitiera estudiar Economía en Harvard. Tenía vencidas ya y examinadas todas las asignaturas de la carrera de Derecho, Derecho Diplomático y Ciencias Sociales. Me faltaban sólo dos asignaturas por examinar: Historia de las Doctrinas Sociales e Historia de las Doctrinas Políticas. Las había estudiado cuidadosamente. Ese año ningún otro alumno hizo el esfuerzo. Estaba desbrozado el camino, pero los acontecimientos se precipitaban en Cuba y comprendí que no era el momento de recibir una beca y estudiar Economía.
Fui a Harvard de visita a fines de 1948. De regreso a Nueva York, adquirí una edición de El Capital en inglés, para estudiar la obra insigne de Marx y de paso profundizar en el dominio de ese idioma. No era un militante clandestino del Partido Comunista, como Nixon con su mirada pícara y escudriñadora llegó a pensar. Si algo puedo asegurar, y lo descubrí en la Universidad, es que fui primero comunista utópico y después un socialista radical, en virtud de mis propios análisis y estudios, y dispuesto a luchar con estrategia y táctica adecuadas.
Mi único reparo al hablar con Nixon era la repugnancia a explicar con franqueza mi pensamiento a un vicepresidente y probable futuro Presidente de Estados Unidos, experto en concepciones económicas y métodos imperiales de gobierno en los que hacía rato yo no creía.
¿Cuál fue la esencia de aquella reunión que duró horas, según cuenta el autor del memorando desclasificado que la refiere? Sólo dispongo del recuerdo de lo ocurrido. De ese memorando he seleccionado los párrafos que mejor explican a mi juicio las ideas de Nixon.
"Castro estaba particularmente preocupado acerca de si pudiera haber irritado al senador Smathers por los comentarios que hizo respecto a él. Al principio de la conversación le aseguré que 'Meet the Press' era uno de los programas más difíciles en que un funcionario público podría participar y que él lo había hecho extremadamente bien ―en particular teniendo en cuenta el hecho de que tuvo la valentía de hablar en inglés sin utilizar un traductor."
"También era evidente que en lo concerniente a su visita a Estados Unidos, su interés fundamental 'no era lograr un cambio en la cuota azucarera ni obtener un préstamo del gobierno, sino ganar el apoyo de la opinión pública estadounidense para su política.'
"Fue su casi subordinación esclava a la opinión mayoritaria prevaleciente— a saber, la voz de la plebe— más que su ingenua actitud hacia el comunismo y su obvia falta de comprensión de los más elementales principios económicos, lo que más me preocupó al evaluar qué clase de líder sería a la larga. Esa es la razón por la que pasé todo el tiempo que pude tratando de insistir en que si bien él tenía el gran don del liderazgo, la responsabilidad del líder era no seguir siempre la opinión pública, sino ayudar a encaminarla por la vía correcta, no dar al pueblo lo que piensa que quiere en un momento de tensión emocional, sino lograr que el pueblo quiera lo que debe tener."
"Cuando me tocó hablar, traté de insistir en el hecho de que aunque nosotros creemos en el gobierno de la mayoría, incluso la mayoría puede ser tiránica y que hay ciertos derechos individuales que la mayoría nunca debería tener el poder de destruir.
"Francamente no creo haber causado mucho efecto en él, pero sí me escuchó y parecía receptivo. Traté de presentarle la idea básicamente en términos de cómo su lugar en la historia estaría determinado por la valentía y la habilidad de estadista que demostrara en estos momentos. Insistí en que lo más fácil sería seguir a la plebe, pero que hacer lo correcto a la larga sería mejor para el pueblo y, por supuesto, mejor para él también. Como ya dije, fue increíblemente ingenuo con respecto a la amenaza comunista y parecía no tener ningún temor de que a la larga los comunistas pudieran llegar al poder en Cuba."
"En nuestras conversaciones sobre el comunismo, nuevamente traté de presentarle los argumentos a la luz de su interés propio y señalar que la revolución que él había dirigido, podría volverse en su contra y contra el pueblo cubano a menos que mantuviera el control de la situación y se asegurara de que los comunistas no alcanzaran las posiciones de poder e influencia. En ese sentido, no creo haber logrado mucho."
"Insistí lo más posible en la necesidad de que delegara responsabilidades, pero una vez más no creo que me haya hecho entender.
"Era evidente que mientras hablaba de cuestiones como la libertad de palabra, de prensa y religión, su preocupación fundamental era desarrollar programas para el progreso económico. Repitió una y otra vez que un hombre que trabajaba en los cañaverales durante tres meses al año y pasaba hambre el resto del año, quería un trabajo, algo que comer, una casa y alguna ropa."
"Indicó que era una gran tontería que Estados Unidos entregase armas a Cuba o a cualquier otro país del Caribe. Agregó: 'todo el mundo sabe que nuestros países no van a poder participar en la defensa de este hemisferio en caso de que estalle una guerra mundial. Las armas que obtienen los gobiernos en este hemisferio sólo se utilizan para reprimir al pueblo, tal y como hizo Batista para tratar de acabar con la revolución. Sería mucho mejor que el dinero que ustedes entregan a los países de América Latina para armas se destinase a inversiones de capital.' Debo reconocer que en esencia apenas encontré en sus argumentos motivos para discrepar.
"Sostuvimos una larga conversación sobre las vías que Cuba podría utilizar para obtener el capital de inversión necesario para su desarrollo económico. Insistió en que básicamente lo que Cuba necesitaba y él quería no era capital privado, sino capital del gobierno."
Yo me refería a capital del gobierno de Cuba.
El propio Nixon reconoce que nunca solicité recursos al gobierno de Estados Unidos. Él se confunde un poco y afirma:
"…que el capital del gobierno estaba limitado debido a las muchas demandas y a los problemas presupuestarios que estábamos confrontando."
Es evidente que se lo expliqué porque de inmediato señala en su memorando:
"…que todos los países de América y del mundo pugnaban por obtener capital y que el dinero no iría a parar a un país sobre el que hubiera considerables temores de que se adoptaran políticas que discriminarían a las empresas privadas."
"De nuevo, en este punto, tampoco creo haber logrado gran cosa.
"Con mucho tacto traté de insinuarle a Castro que Muñoz Marín había hecho un magnífico trabajo en Puerto Rico en lo que respecta a atraer capital privado y en general a elevar el nivel de vida de su pueblo, y que Castro muy bien podría enviar a Puerto Rico a uno de sus principales asesores económicos para que conversara con Muñoz Marín. Esta sugerencia no lo entusiasmó mucho y señaló que el pueblo cubano era 'muy nacionalista' y sospecharía de cualquier programa iniciado en un país considerado como una 'colonia' de los Estados Unidos."
"Me inclino a pensar que la verdadera razón de su actitud es simplemente que no estaba de acuerdo con la firme posición de Muñoz como defensor de la empresa privada y no quería consejos que pudieran desviarlo de su objetivo de encaminar a Cuba hacia una economía más socialista."
"En los Estados Unidos no debería hablarse tanto sobre sus temores de lo que podrían hacer los comunistas en Cuba o en algún otro país de América Latina, Asia o África."
"También traté de situar en contexto nuestra actitud hacia el comunismo al señalar que el comunismo era algo más que simplemente un concepto y que sus agentes eran peligrosamente eficaces para tomar el poder y establecer dictaduras."
"Cabe destacar que no hizo ninguna pregunta sobre la cuota azucarera y ni siquiera mencionó específicamente la ayuda económica."
"Mi valoración de él como hombre es de cierta forma ambivalente. De lo que sí podemos estar seguros es de que posee esas cualidades indefinibles que lo hacen ser líder de los hombres. Independientemente de lo que pensemos sobre él, será un gran factor en el desarrollo de Cuba y muy posiblemente en los asuntos de América Latina en general. Parece ser sincero, pero o bien es increíblemente ingenuo acerca del comunismo o está bajo la tutela comunista."
"Pero como tiene el poder de liderazgo al que me he referido, lo único que pudiéramos hacer es al menos tratar de orientarlo hacia el rumbo correcto."
Así finaliza su memorando confidencial a la Casa Blanca.
Cuando Nixon comenzaba a hablar, no había quién lo parara. Tenía el hábito de sermonear a los mandatarios latinoamericanos. No llevaba apuntes de lo que pensaba decir, ni tomaba nota de lo que decía. Respondía preguntas que no se le hacían. Incluía temas a partir solo de las opiniones previas que tenía sobre el interlocutor. Ni un alumno de enseñanza primaria espera recibir tantas clases juntas sobre democracia, anticomunismo y demás materias en el arte de gobernar. Era fanático del capitalismo desarrollado y su dominio del mundo por derecho natural. Idealizaba el sistema. No concebía otra cosa, ni existía la más mínima posibilidad de comunicarse con él.
La matanza comenzó con la administración de Eisenhower y Nixon. No hay forma de explicar por qué Kissinger exclamó textualmente que "correría la sangre si se supiera por ejemplo que Robert Kennedy, Fiscal General, había dirigido personalmente el asesinato de Fidel Castro". La sangre había corrido antes. Lo que hicieron las demás administraciones, salvo excepciones, fue seguir la misma política.
En un memorando fechado el 11 de diciembre de 1959, el jefe de la División del Hemisferio Occidental de la CIA J. C. King dice textualmente: "Analizar minuciosamente la posibilidad de eliminar a Fidel Castro […] Muchas personas bien informadas consideran que la desaparición de Fidel aceleraría grandemente la caída del gobierno…"
Como fue reconocido por la CIA y el Comité Senatorial Church en 1975, los planes de asesinato surgieron en 1960, cuando el propósito de destruir la Revolución cubana quedó plasmado en el programa presidencial de marzo de ese año. El memorando elaborado por J. C. King fue elevado al Director General de la Agencia, Allen Dulles, con una nota que solicitaba expresamente la aprobación de esas y otras medidas.
Todas fueron aceptadas y vistas con agrado, y de modo especial la propuesta de asesinato, como se refleja en la siguiente anotación al documento, firmada por Allen Dulles y fechada un día después, el 12 de diciembre: "Se aprueba la recomendación contenida en el párrafo 3."
En un proyecto de libro con análisis detallado de los documentos desclasificados, elaborado por Pedro Álvarez-Tabío, Director de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, se informa que "hasta 1993 los órganos de la Seguridad del Estado cubano habían descubierto y neutralizado un total de 627 conspiraciones contra la vida del Comandante en Jefe Fidel Castro. Esta cifra incluye tanto los planes que llegaron a alguna fase de ejecución concreta como aquellos que fueron neutralizados en una etapa primaria, así como otros intentos que por distintas vías y razones han sido revelados públicamente en los propios Estados Unidos. No incluye una cantidad de casos que no pudieron ser verificados por disponerse solamente de información testimonial de algunos participantes, ni por supuesto, los planes posteriores a 1993."
Anteriormente se pudo conocer, por el informe del coronel Jack Hawkins , jefe paramilitar de la CIA durante los preparativos de la invasión por Bahía de Cochinos, que "el Estado Mayor paramilitar estudió la posibilidad de organizar una fuerza de asalto de mayor envergadura que la pequeña fuerza de contingencia planificada anteriormente".
"Se pensó que esta fuerza desembarcaría en Cuba luego de desarrollarse una efectiva actividad de resistencia, incluidas fuerzas de guerrillas activas. Cabe señalar que durante este período las fuerzas guerrilleras operaban exitosamente en el Escambray. Se concibió que el desembarco de la fuerza de asalto, tras lograrse una actividad de resistencia generalizada, precipitaría un levantamiento general y proliferarían las deserciones entre las fuerzas armadas de Castro lo que podría contribuir considerablemente a su derrocamiento.
"El concepto para el empleo de la fuerza en un asalto anfibio/aerotransportado se analizó en reuniones del Grupo Especial durante los meses de noviembre y diciembre de 1960. Si bien el grupo no adoptó una decisión definitiva sobre el empleo de dicha fuerza tampoco se opuso a que continuara desarrollándose para su posible uso. El presidente Eisenhower fue informado sobre esta idea a finales de noviembre de ese año por representantes de la CIA. El Presidente manifestó su deseo de que se continuaran enérgicamente todas las actividades que ya estaban desarrollando los departamentos pertinentes."
¿Qué informó Hawkins sobre "los resultados del programa de operaciones encubiertas contra Cuba desde septiembre de 1960 hasta abril de 1961"?
Nada menos que lo siguiente:
" a. Introducción de los Agentes Paramilitares. Setenta agentes paramilitares entrenados, incluidos diecinueve operadores de radio, fueron introducidos en el país objetivo. Diecisiete radio operadores lograron establecer circuitos de comunicación con las oficinas centrales de la CIA, aunque algunos fueron capturados más tarde o perdieron sus equipos.
" b. Operaciones de Abastecimiento Aéreo. Estas operaciones no tuvieron éxito. De las 27 misiones que se intentaron sólo cuatro lograron los resultados deseados. Los pilotos cubanos demostraron pronto que no tenían las capacidades requeridas para este tipo de operación. El Grupo Especial negó la autorización para contratar pilotos estadounidenses para estas misiones, aunque se autorizó la contratación de pilotos para un uso eventual.
" c. Operaciones de Abastecimiento Marítimo. Estas operaciones lograron un éxito considerable. Las embarcaciones que prestaban servicio de Miami a Cuba entregaron más de 40 toneladas de armas, explosivos y equipos militares, e infiltraron y exfiltraron a un gran número de efectivos. Algunas de las armas entregadas se utilizaron para apertrechar parcialmente a 400 guerrilleros que operaron durante un tiempo considerable en el Escambray, provincia de Las Villas. La mayoría de los sabotajes perpetrados en La Habana y otros lugares se realizaron con materiales suministrados de esta manera.
" d. Desarrollo de la Actividad Guerrillera. Los agentes infiltrados en Cuba lograron desarrollar una amplia organización clandestina que se extendía desde La Habana hasta el resto de las provincias. Sin embargo, sólo en el Escambray hubo una actividad guerrillera verdaderamente efectiva, donde se estima que entre 600 y 1.000 efectivos guerrilleros mal equipados, organizados en bandas de 50 a 200 hombres, operaron exitosamente durante más de seis meses. Un coordinador para la acción en el Escambray entrenado por la CIA entró a Cuba clandestinamente y logró llegar a la zona en que se encontraba la guerrilla, pero enseguida fue capturado y ejecutado rápidamente. Otras pequeñas unidades guerrilleras operaban en ocasiones en las provincias de Pinar del Río y Oriente, pero no lograron resultados significativos. Los agentes reportaron que había gran cantidad de hombres desarmados en todas las provincias dispuestos a participar en la actividad guerrillera si contaban con armas."
" e. Sabotaje.
(1) Durante el período de octubre de 1960 al 15 de abril de 1961 la actividad de sabotaje se comportó de la siguiente manera:
"(a). Se destruyeron aproximadamente 300.000 toneladas de caña de azúcar en 800 incendios.
"(b). Se provocaron aproximadamente 150 incendios más, entre otros, contra 42 casas de tabaco, dos plantas de papel, una refinería de azúcar, dos lecherías, cuatro almacenes y 21 casas de comunistas.
"(c). Se perpetraron alrededor de 110 atentados dinamiteros contra oficinas del Partido Comunista, la planta eléctrica de La Habana, dos almacenes, la terminal de ferrocarriles, la terminal de ómnibus, albergues de las milicias y líneas de ferrocarriles, entre otros.
"(d). Se colocaron unos 200 petardos en la provincia de La Habana.
"(e). Se descarrilaron seis trenes, se destruyeron una estación y los cables de microonda y numerosos transformadores de electricidad.
"(f). Un comando lanzó un ataque sorpresivo desde el mar contra Santiago, que dejó fuera de servicio la refinería alrededor de una semana."
Hasta aquí lo que se conoce gracias a la información de Hawkins. Cualquiera puede comprender que doscientas bombas en la provincia principal de un país subdesarrollado que vivía del monocultivo de la caña, trabajo semiesclavo, y de la cuota azucarera, ganada durante casi dos siglos como abastecedor seguro, y cuyas tierras y fábricas de azúcar de mayor capacidad de producción eran propiedad de grandes empresas norteamericanas, constituía un acto brutal de tiranía contra el pueblo cubano. Súmese a esto las demás acciones realizadas.
No digo más. Por hoy basta.
Fidel Castro Ruz 7 de julio del 2007 3:00 p.m.
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