hijas e hijos de la humanidad
¡ P E L I G R O ! , puede ocurrirle a cualquiera.
Irene y yo estábamos felices con nuestro primer hijo (Demián Rafael) que con sus once meses de vida, recién se había largado a caminar. Habíamos conseguido un lindo departamentito, 2 ambientes, con balcón al contrafrente en la calle Lavalleja del barrio de Villa Crespo.
Antes de mudarnos fuimos (los 3) a limpiarlo bien. Escoba, trapos, aerosol para aflojar la grasa del horno de la cocina, lavandina, detergente etc.
Para trabajar tranquila y no perjudicar al nene con emanaciones, Irene se encerró en la cocina y me encargó el barrido del balcón.
Solo con Demiancito, LO PRIMERO QUE SE ME OCURRIÓ HACER fue probar si su cabecita pasaba entre los barrotes del medio del balcón, y viendo que no había macetones abandonados, ni banquitos ó sillas viejas, por donde pudiera trepar mi hijo me tranquilicé y comencé mi tarea.
Demián balbuceaba sonidos inintilegibles mientras observaba al estilo de un preso enano la hermosa tarde, a través de las rejas.
Ensimismado en no se que pensamientos, recuerdo su vocecita como fondo sonoro agregado a mi raspar el piso del balcón con el escobillón.
Pasaron los minutos y hubo un afortunado momento (no mentiré que dioses, vírgenes ni santos me hicieron girar y mirarlo) en el que lo busqué con la mirada.
Lo ví a un metro mío sin parar de balbucear, paradito, las dos manitas sujetando los barrotes del balcón, pero, pero…….. “DEL OTRO LADO de la baranda y mirándome”.
Volé y mis manos lo aplastaron primero contra esos barrotes, lo aferraron como garfios y luego lo levanté para reventárlo contra mi pecho.
Cuando lo tuve nuevamente dentro del balcón, ahí sí mis piernas se aflojaron y caí sentado sollozando y con él en brazos.
No sé cuanto tiempo estuve así, hasta que me repuse y llegué hasta la cocina, golpeé y cuando Irene abrió le dije: “A aquí no volvemos más”.
Con ella y mi hijo en brazos volvimos al balcón y medí uno a uno los espacios entre barrotes, eran todos iguales pero..............
Donde la baranda de hierro se empotraba en la pared lateral, el espacio que había quedado era un 50 por ciento mayor, suficiente para que nuestro hijo pasara de costado y tomado con sus manos de los barrotes fuera trasladándose como un acróbata hasta el centro del balcón, donde acerté a verlo a tiempo.
Era un cuarto piso. Es dolorosísimo el solo recordarlo y hasta me cuesta escribirlo.
Ojalá difundas esto, que las experiencias de unos sirvan a otros.
Sugiero que se abra una página Web para que cada quien cuente sus experiencias relacionadas a accidentes ocurridos o nó, pero que casi ocurrieron.
Para que podamos prevenir accidentes a cualquier otro ser humano sea o no su hijo, nieto o amigo.
Intercambiemos experiencias, se evitará mucho dolor y aprenderemos.
Esa es la función del vivir en sociedad, comunicándonos.
El tema de la asfixia por gas, electrocución, caídas, y mil trampas más que los jóvenes padres deben conocer, para estar alertas. Paz y bien.
Toto – Museo Che Guevara - director
Hoy Demián tiene 32 años es artista, bailarín de Tango, sonidista y Conductor de Shows, como el que dirige en el salón del famoso Bar Restaurant "Los 36 Billares" en Avenida de Mayo 1265 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Madres, padres y tutores, maestras, vecinos, encargados de edificios,lean esto y traten de transmitirlo de alguna forma.
No solo por mail, sino pausadamente mirando a los ojos del interlocutor, sea niño, adolescente, jóven, adulto ó anciano.
Las reuniones de consorcio pudieran servir para alertar por la vida también.
Es la transmisión oral que influye para bien en la cultura, la historia, el espíritu y hasta salva vidas.
¡ Cuidado cuando van de visita con sus niñitos a casas de amigos donde hay ventanas, balcones y otros riesgos inesperados !.
miércoles, 15 de julio de 2009
Armas para el pueblo cubano Eduardo Galeano joven Fidel Castro y su pueblo triunfante creciendo Museo Che Guevara Chaubloqueo Toto Eladio González
Fidel Camilo el pueblo armado entra a La Habana triunfante
El pueblo armado
Por Salvador E. Morales Pérez
Instituto de Investigaciones Históricas, UMSNH
“Un dos, tres, cuatro,
comiendo mierda
y rompiendo zapatos”.
El humor contrarrevolucionario se burlaba sangrientamente de los pininos de aquellas bisoñas milicias fundadas al declinar 1959. Familiares y allegados adversos al proceso se reían cuando nos veían concentrarnos una noche y otra en alguna explanada local para ejercitarnos: “Atención, dee frente, maarch… Mediaaa, vuel … Paaraadaa, descansen!”.
Y de verdad era jodido después de un tenso día de trabajo pasarnos en aquellos menesteres que nos recordaban los días de educación física escolar. Pero una noche, de fría lluvia, llegaron los fusiles: los R2 de bayoneta acoplada, de procedencia checa. De igual procedencia, ¡las metralletas! Todos queríamos una y no los viejos Springfield y Garands que parecían antediluvianos.
Abrimos aquellas largas cajas húmedas y brillantes y más pesadas que un matrimonio mal llevado. Ahora las milicias empezaban a ser lo que había dicho Camilo Cienfuegos en hora crítica: el pueblo armado. Y ya saben, a partir de aquellos momentos, arme y desarme hasta que también nos aburríamos de tanta mecánica.
Y luego las marchas, ora de 8 kilómetros, otra de 25 y por suerte no me tocó la de los 62 porque mis pies y piernas a pesar de aquellas buenas botas que se popularizaron, no la hubieran aguantado. Pero otros sí lo lograron para nuestra estupefacta admiración. Al regresar a casa dormíamos como benditos. Las amenazas imperialistas no nos quitaban el sueño.
Si tomábamos tan en serio estos preliminares era porque sabíamos que harían falta a la hora de pelear. Porque lo que deseábamos, particularmente los más jóvenes y belicosos, era pelear. Hacerles morder el polvo a los que nos tiraban las bombitas, ponían los petardos, arrojaban desde avionetas propaganda y armas a la contra, a quienes nos agredían con sus presiones económicas y políticas.
Los enfrentamientos cotidianos nos habían puesto la dignidad al rojo vivo. Teníamos una sensibilidad política que se inflamaba con cualquier declaracioncita del State Deparment. Un novedoso sentimiento de firmeza, de razón, determinación y hasta de prepotencia nos invadió.
A los más decididos y agresivos les llamábamos los “come candelas”. Desde luego, en aquellas bisoñas huestes había de todo, como en cualquier conglomerado humano. Puede que algunos se integraran por temor a significarse –como se decía entonces en aquella hora peligrosa para Cuba – otros por oportunismo o mimetismo, pero la mayoría estaba por conciencia.
Por una conciencia revolucionaria, aun primitiva si se quiere, pero conciencia en formación. Unos cuantos nos interesábamos por el marxismo. Con un fondo patriótico martiano, fidelista, antiimperialista, buscando un horizonte justiciero de cambios en las relaciones internas y externas.
De repente aparecieron en nuestros labios aquellas canciones de los republicanos españoles durante la resistencia al golpe fascista de Franco, apoyado por Hitler y Mussolini y el extraño y culpable “no intervencionismo” de las potencias capitalistas “occidentales”: “Con el quinto, quinto, quinto, con el quinto regimiento, se va lo mejor del pueblo, la flor más roja de España”.
Claro, vinieron las adaptaciones en clave de rumba. De entonces para acá no he visto una generación tan conciente de su valor, tan clara y decidida en su compromiso, tan convencida de sus sacrificios, tan henchida de entusiasmo revolucionario, tan orgullosa del protagonismo que le brindaba la historia. Nos sentíamos iguales a los grandes héroes de las gestas de lucha pasada y reciente. Con ese orgullo se ha vivido hasta hoy.
Nadie dudaba de la inminencia de una confrontación armada. El ataque fuerte era esperado. Los más temerosos emigraron entre el asombro y el espanto. El resto, la mayoría, a prepararnos sin miedo, porque la adrenalina biológica y la política estaban a su máxima expresión.
Para comienzos de 1961 ya se había agotado los enfrentamientos verbales, diplomáticos, la interacción de medidas políticas y económicas. Desde julio de 1960 el gobierno revolucionario había repelido cuanto intento de debilitamiento implementara el de Washington. Era el camino hacia el bloqueo como táctica de desgaste. A cada perjuicio de la economía cubana y de la inserción cubana en la arena mundial, se le había replicado recortando el poder que tenía Estados Unidos en la Isla, tanto desde el punto de vista económico como en el financiero, el político social y el mediático.
Las nacionalizaciones, de la industria azucarera, refinerías de petróleo, la confiscación de los bancos (excepto los canadienses), las grandes casas comerciales, las manufacturas tabacaleras, empresas ferrocarrileras, circuitos cinematográficos, le asestaron un fuerte golpe, no sólo a los intereses extranjeros en Cuba. También la burguesía nativa y terratenientes sobrevivientes, siempre dispuestos a la traición, como en 1898 y en 1933, fueron reducidos a tiempo. Sus empresas habían comenzado graduales labores de sabotaje para erosionar la economía y generar disgusto popular.
Por supuesto que esas acciones a la chita callando van generando descontentos en algunos sectores o grupos populares a contrapelo de los beneficios que reportó a las mayorías el cumplimiento del programa del Moncada. No hay peor ciego que el no quiere ver. Ese es el papel de los prejuicios ideológicos sembrados desde la cultura dominante.
En cuanto a las milicias populares. El primer paso fue dado con la formación de las Brigadas Estudiantiles en la Universidad de La Habana, conformada por 700 universitarios, el 20 de octubre de 1959. Seis días después Fidel Castro anunció la creación de las Milicias Nacionales Revolucionarias.
Era ya una necesidad a gritos, porque se había terminado de licenciar las viejas fuerzas armadas y el Ejército Rebelde aun no alcanzaba el poder bélico suficiente para enfrentar la amenaza cercana.
En marzo de 1961 efectuaron el primer desfile en La Habana 50,000 milicianos. Todo un símbolo de adhesión y determinación popular con el proceso y con los retos que debía este enfrentar.
Las experiencias históricas cubanas y mundiales, y la más reciente de Guatemala, advertían de la terquedad opuesta al más mínimo intento de justicia, rectificación o cambio. Con esos adversarios no se podía tener vacilaciones. Desarmarlos y aplastarlos. En política revolucionaria la previsión decide el destino de la historia. ¡Cuántas causas populares se perdieron por no armar a tiempo al pueblo! ¡Perdidas a un costo enorme! Guatemala sigue siendo ejemplo doloroso.
No desdeñable contribución fueron el encuadramiento político de la juventud en la Asociación de Jóvenes Rebeldes. Miles de jóvenes nos enrolamos en ella después de haber escuchado el impactante discurso del comandante Guevara, aquel 28 de enero de 1960, en la conmemoración del natalicio de José Martí.
La constitución de la Federación de Mujeres Cubanas semanas después dio un papel visible a esa mitad invisible de la historia, las mujeres. Pero la tapa al pomo, la vino a constituir la fundación de los Comités de Defensa de la Revolución, el 28 de septiembre de 1960, la más denostada de las organizaciones revolucionarias. Obviamente, al constituirse, barrio por barrio, cuadra por cuadra, con una impresionante masividad, las crecientes actividades contrarrevolucionarias quedaron tamizadas por la vigilancia abierta, permanente, efectiva. No se podía mover un chícharo sin que la mayoría de los vecinos se enteraran. “Siempre hay un ojo que te ve”. La lucha de clases estaba en todo su apogeo y la balanza no podía inclinarse hacia atrás.
Y mientras los jóvenes cubanos nos entrenábamos para la defensa del país y del proceso revolucionario, como decían los contrarrevolucionarios, rompiendo zapatos, del otro lado del charco caribeño una brigada, financiada, armada y adiestrada por los servicios secretos estadounidenses urdía su agresión a la isla.
Las dictaduras y oligarcas de Guatemala y Nicaragua le dieron albergue – y hasta la oportunidad de estrenar sus balas en sangre de jóvenes militares guatemaltecos – antes de acometer la acción que se convertiría en la primera gran derrota de Estados Unidos en este hemisferio.
El pueblo armado
Por Salvador E. Morales Pérez
Instituto de Investigaciones Históricas, UMSNH
“Un dos, tres, cuatro,
comiendo mierda
y rompiendo zapatos”.
El humor contrarrevolucionario se burlaba sangrientamente de los pininos de aquellas bisoñas milicias fundadas al declinar 1959. Familiares y allegados adversos al proceso se reían cuando nos veían concentrarnos una noche y otra en alguna explanada local para ejercitarnos: “Atención, dee frente, maarch… Mediaaa, vuel … Paaraadaa, descansen!”.
Y de verdad era jodido después de un tenso día de trabajo pasarnos en aquellos menesteres que nos recordaban los días de educación física escolar. Pero una noche, de fría lluvia, llegaron los fusiles: los R2 de bayoneta acoplada, de procedencia checa. De igual procedencia, ¡las metralletas! Todos queríamos una y no los viejos Springfield y Garands que parecían antediluvianos.
Abrimos aquellas largas cajas húmedas y brillantes y más pesadas que un matrimonio mal llevado. Ahora las milicias empezaban a ser lo que había dicho Camilo Cienfuegos en hora crítica: el pueblo armado. Y ya saben, a partir de aquellos momentos, arme y desarme hasta que también nos aburríamos de tanta mecánica.
Y luego las marchas, ora de 8 kilómetros, otra de 25 y por suerte no me tocó la de los 62 porque mis pies y piernas a pesar de aquellas buenas botas que se popularizaron, no la hubieran aguantado. Pero otros sí lo lograron para nuestra estupefacta admiración. Al regresar a casa dormíamos como benditos. Las amenazas imperialistas no nos quitaban el sueño.
Si tomábamos tan en serio estos preliminares era porque sabíamos que harían falta a la hora de pelear. Porque lo que deseábamos, particularmente los más jóvenes y belicosos, era pelear. Hacerles morder el polvo a los que nos tiraban las bombitas, ponían los petardos, arrojaban desde avionetas propaganda y armas a la contra, a quienes nos agredían con sus presiones económicas y políticas.
Los enfrentamientos cotidianos nos habían puesto la dignidad al rojo vivo. Teníamos una sensibilidad política que se inflamaba con cualquier declaracioncita del State Deparment. Un novedoso sentimiento de firmeza, de razón, determinación y hasta de prepotencia nos invadió.
A los más decididos y agresivos les llamábamos los “come candelas”. Desde luego, en aquellas bisoñas huestes había de todo, como en cualquier conglomerado humano. Puede que algunos se integraran por temor a significarse –como se decía entonces en aquella hora peligrosa para Cuba – otros por oportunismo o mimetismo, pero la mayoría estaba por conciencia.
Por una conciencia revolucionaria, aun primitiva si se quiere, pero conciencia en formación. Unos cuantos nos interesábamos por el marxismo. Con un fondo patriótico martiano, fidelista, antiimperialista, buscando un horizonte justiciero de cambios en las relaciones internas y externas.
De repente aparecieron en nuestros labios aquellas canciones de los republicanos españoles durante la resistencia al golpe fascista de Franco, apoyado por Hitler y Mussolini y el extraño y culpable “no intervencionismo” de las potencias capitalistas “occidentales”: “Con el quinto, quinto, quinto, con el quinto regimiento, se va lo mejor del pueblo, la flor más roja de España”.
Claro, vinieron las adaptaciones en clave de rumba. De entonces para acá no he visto una generación tan conciente de su valor, tan clara y decidida en su compromiso, tan convencida de sus sacrificios, tan henchida de entusiasmo revolucionario, tan orgullosa del protagonismo que le brindaba la historia. Nos sentíamos iguales a los grandes héroes de las gestas de lucha pasada y reciente. Con ese orgullo se ha vivido hasta hoy.
Nadie dudaba de la inminencia de una confrontación armada. El ataque fuerte era esperado. Los más temerosos emigraron entre el asombro y el espanto. El resto, la mayoría, a prepararnos sin miedo, porque la adrenalina biológica y la política estaban a su máxima expresión.
Para comienzos de 1961 ya se había agotado los enfrentamientos verbales, diplomáticos, la interacción de medidas políticas y económicas. Desde julio de 1960 el gobierno revolucionario había repelido cuanto intento de debilitamiento implementara el de Washington. Era el camino hacia el bloqueo como táctica de desgaste. A cada perjuicio de la economía cubana y de la inserción cubana en la arena mundial, se le había replicado recortando el poder que tenía Estados Unidos en la Isla, tanto desde el punto de vista económico como en el financiero, el político social y el mediático.
Las nacionalizaciones, de la industria azucarera, refinerías de petróleo, la confiscación de los bancos (excepto los canadienses), las grandes casas comerciales, las manufacturas tabacaleras, empresas ferrocarrileras, circuitos cinematográficos, le asestaron un fuerte golpe, no sólo a los intereses extranjeros en Cuba. También la burguesía nativa y terratenientes sobrevivientes, siempre dispuestos a la traición, como en 1898 y en 1933, fueron reducidos a tiempo. Sus empresas habían comenzado graduales labores de sabotaje para erosionar la economía y generar disgusto popular.
Por supuesto que esas acciones a la chita callando van generando descontentos en algunos sectores o grupos populares a contrapelo de los beneficios que reportó a las mayorías el cumplimiento del programa del Moncada. No hay peor ciego que el no quiere ver. Ese es el papel de los prejuicios ideológicos sembrados desde la cultura dominante.
En cuanto a las milicias populares. El primer paso fue dado con la formación de las Brigadas Estudiantiles en la Universidad de La Habana, conformada por 700 universitarios, el 20 de octubre de 1959. Seis días después Fidel Castro anunció la creación de las Milicias Nacionales Revolucionarias.
Era ya una necesidad a gritos, porque se había terminado de licenciar las viejas fuerzas armadas y el Ejército Rebelde aun no alcanzaba el poder bélico suficiente para enfrentar la amenaza cercana.
En marzo de 1961 efectuaron el primer desfile en La Habana 50,000 milicianos. Todo un símbolo de adhesión y determinación popular con el proceso y con los retos que debía este enfrentar.
Las experiencias históricas cubanas y mundiales, y la más reciente de Guatemala, advertían de la terquedad opuesta al más mínimo intento de justicia, rectificación o cambio. Con esos adversarios no se podía tener vacilaciones. Desarmarlos y aplastarlos. En política revolucionaria la previsión decide el destino de la historia. ¡Cuántas causas populares se perdieron por no armar a tiempo al pueblo! ¡Perdidas a un costo enorme! Guatemala sigue siendo ejemplo doloroso.
No desdeñable contribución fueron el encuadramiento político de la juventud en la Asociación de Jóvenes Rebeldes. Miles de jóvenes nos enrolamos en ella después de haber escuchado el impactante discurso del comandante Guevara, aquel 28 de enero de 1960, en la conmemoración del natalicio de José Martí.
La constitución de la Federación de Mujeres Cubanas semanas después dio un papel visible a esa mitad invisible de la historia, las mujeres. Pero la tapa al pomo, la vino a constituir la fundación de los Comités de Defensa de la Revolución, el 28 de septiembre de 1960, la más denostada de las organizaciones revolucionarias. Obviamente, al constituirse, barrio por barrio, cuadra por cuadra, con una impresionante masividad, las crecientes actividades contrarrevolucionarias quedaron tamizadas por la vigilancia abierta, permanente, efectiva. No se podía mover un chícharo sin que la mayoría de los vecinos se enteraran. “Siempre hay un ojo que te ve”. La lucha de clases estaba en todo su apogeo y la balanza no podía inclinarse hacia atrás.
Y mientras los jóvenes cubanos nos entrenábamos para la defensa del país y del proceso revolucionario, como decían los contrarrevolucionarios, rompiendo zapatos, del otro lado del charco caribeño una brigada, financiada, armada y adiestrada por los servicios secretos estadounidenses urdía su agresión a la isla.
Las dictaduras y oligarcas de Guatemala y Nicaragua le dieron albergue – y hasta la oportunidad de estrenar sus balas en sangre de jóvenes militares guatemaltecos – antes de acometer la acción que se convertiría en la primera gran derrota de Estados Unidos en este hemisferio.
Jose Martí cubano El Partido único Pensamiento Político Carlos Rodríguez Almaguer Escuela de solidaridad con Cuba Chaubloqueo Museo Che Guevara Toto
José Martí ante la tumba de Marx
El Partido en el pensamiento político de José Martí
por Carlos Rodríguez Almaguer
“Los hombres van en dos bandos:
los que aman y fundan;
los que odian y deshacen.”
José Martí
El pensamiento político de José Martí mantuvo un franco proceso de maduración que abarcó desde las tertulias en el colegio del maestro Rafael María de Mendive, pasando por las trágicas experiencias del presidio político, el destierro en España, sus vivencias en México, Guatemala y Venezuela, hasta el análisis profundo y desprejuiciado de las fuerzas, vicios, inmoralidades y desórdenes que en los Estados Unidos de Norteamérica se escondían tras las bambalinas del progreso, y ya habían iniciado en el alma de aquella poderosa república su obra de destrucción.
Las permanentes lecturas, unidas a la observación y el análisis de cada realidad en que vivió, y al trato de los hombres y mujeres con los que de una u otra manera se relacionó, fueron básicamente las fuentes principales de las que se nutrió su vastísima cultura, en la que ocupa un lugar prominente su cultura política.
No comprender su pensamiento político como un proceso, y asumir como única o definitiva la posición que adoptó en determinada fase del mismo, ha conllevado a recurrentes errores cuando no a tergiversaciones las más de las veces motivadas por la mala fe hacia el proceso revolucionario que triunfó en Cuba en enero de 1959.
Persiguiendo el mezquino objetivo de desacreditar la raíz martiana de la Revolución que lidera Fidel, los corifeos de la anti Cuba ha hecho énfasis en dos temas fundamentales, entre los muchos que han manejado. Uno de ellos es la supuesta oposición de Martí al ideal socialista y específicamente a la figura de Carlos Marx, basándose en la casi totalidad de los casos, en dos momentos de reflexión martiana en torno a ese asunto. A saber, la crítica que hace, en marzo de 1883, a los métodos violentos de lucha cuando escribe el elogio ante la muerte de Carlos Marx. En esta ocasión refiere que “espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres”, y afirma además que el Prometeo de Tréveris fue “hombre comido del ansia de hacer bien. Él veía en todo lo que en sí propio llevaba: rebeldía, camino a lo alto, lucha.”
No obstante esta observación, la realidad política de Cuba lo llevaría casi una década después a convertirse en el principal organizador de una violenta guerra que él llamó “necesaria” y la proclamó “sin odio”. El otro momento objeto de manipulaciones es su análisis del libro titulado La futura esclavitud, escrito por Herbert Spencer y cuyo título gusta ser presentado por los manipuladores como una expresión de Martí acerca del socialismo. Sin embargo, nunca dicen nada respecto a que el mencionado análisis martiano concluye señalándole a Spencer su celo excesivo en criticar a ese determinado tipo de socialismo que se proponía por entonces en Inglaterra, y cuyo pecado capital consistía —según el autor del libro— en la sobre protección que dicho Estado socialista ejercería sobre los pobres. Así concluye el análisis martiano:
“Y en todo este estudio apunta Herbert Spencer las consecuencias posibles de la acumulación de funciones en el Estado, que vendrían a dar en esa dolorosa y menguada esclavitud; pero no señala con igual energía, al echar en cara a los páuperos su abandono e ignominia, los modos naturales de equilibrar la riqueza pública dividida con tal inhumanidad en Inglaterra, que ha de mantener naturalmente en ira, desconsuelo y desesperación a seres humanos que se roen los puños de hambre en las mismas calles por donde pasean hoscos y erguidos otros seres humanos que con las rentas de un año de sus propiedades pueden cubrir a toda Inglaterra de guineas.
Nosotros diríamos a la política: ¡yerra, pero consuela! Que el que consuela, nunca yerra.”
El otro tema objeto especial de manipulación es el referido al partido único. Cabe señalar que desde su enfrentamiento en la metrópoli a la hipocresía republicana que exigiendo ese derecho para España, lo negaba a los cubanos que cada día morían en la manigua como expresión máxima de su vocación republicana y su deseo de independencia, Martí fue decepcionado por los conceptos de partido.
Así, durante su estancia en México, Guatemala y Venezuela, tiene una nueva visión de lo que podían ser los partidos políticos manipulados por los caudillos victoriosos de las continuas guerras civiles en que, desangrándose, las repúblicas nacidas del proceso iniciado en 1810 purgaban los vicios heredados de tres siglos de dominación colonial.
Y es precisamente refiriéndose al caso mexicano, luego del golpe de Estado perpetrado por el general Porfirio Díaz, que derribó al gobierno del presidente Sebastián Lerdo de Tejada, sucesor del Benemérito Benito Juárez, que Martí, habiendo abandonado el país azteca por estar en desacuerdo con tal procedimiento, visita La Habana, camino a Guatemala, para preparar el regreso de sus padres, y desde allí, en carta del 11 de marzo de 1877 dirigida a su amigo mexicano Manuel Mercado, desmiente las versiones que en aquel país corrían de que el derrocado presidente Lerdo de Tejada estuviera en La Habana, y comenta sobre la situación de aquella república: “Veo a México en camino de una reacción conservadora; ni es nueva para U. mi añeja certidumbre de que así había de suceder.- ¡Quién sabe si el partido liberal-(siempre es desgracia para la libertad que la libertad sea un partido)-tiene el derecho de sentirlo!”
Esta expresión entre paréntesis, refiriéndose a la denominación de un partido político, ha sido manipulada hasta la saciedad por los enemigos de la Revolución. Dicha así, fuera de contexto, pareciera que no compartía Martí la idea de un solo partido.
Sin embargo, cinco años después de este comentario, y diez antes de fundar el Partido Revolucionario Cubano, le escribe al general Máximo Gómez, el 20 de julio de 1882, una carta de la que cito solamente dos párrafos, para que sea el propio Martí quien explique impelido por qué peligros llegó al convencimiento del partido único como solución definitiva al problema cubano. En ella le dice el Apóstol al Generalísimo:
“Y aún hay otro peligro mayor, mayor tal vez que todos los demás peligros. En Cuba ha habido siempre un grupo importante de hombres cautelosos, bastante soberbios para abominar la dominación española, pero bastante tímidos para no exponer su bienestar personal en combatirla. Esta clase de hombres, ayudados por los que quisieran gozar de los beneficios de la libertad sin pagarlos en su sangriento precio, favorecen vehementemente la anexión de Cuba a los Estados Unidos.
Todos los tímidos, todos los irresolutos, todos los observadores ligeros, todos los apegados a la riqueza, tienen tentaciones marcadas de apoyar esta solución, que creen poco costosa y fácil. Así halagan su conciencia de patriotas, y su miedo de serlo verdaderamente. Pero como ésa es la naturaleza humana, no hemos de ver con desdén estoico sus tentaciones, sino de atajarlas.
¿A quién se vuelve Cuba, en el instante definitivo, y ya cercano, de que pierda todas las nuevas esperanzas que el término de la guerra, las promesas de España, y la política de los liberales le han hecho concebir? Se vuelve a todos los que le hablan de una solución fuera de España.
Pero si no está en pie, elocuente y erguido, moderado, profundo, un partido revolucionario que inspire, por la cohesión y modestia de sus hombres, y la sensatez de sus propósitos, una confianza suficiente para acallar el anhelo del país --¿a quién ha de volverse, sino a los hombres del partido anexionista que surgirán entonces?
¿Cómo evitar que se vayan tras ellos todos los aficionados a una libertad cómoda, que creen que con esa solución salvan a la par su fortuna y su conciencia? Ese es el riesgo grave. Por eso es llegada la hora de ponemos en pie.”
Como vemos, no surge la idea del partido único solo ante la triste realidad de la colonia, sino y sobre todo, por el peligro tremendo de la anexión a los Estados Unidos.
Una semana antes de la constitución del Partido Revolucionario Cubano, escribe en Patria, el 3 de abril de 1892: “Puede ser un partido mera hoja de papel, que la fe escribe, y con sus manos invisibles borra el desamor. Puede ser la obra ardiente y precipitada de un veedor que en el ansia confusa del peligro patrio, congrega las huestes juradas, en su corazón flojo, al estéril cansancio.
Pero el Partido Revolucionario Cubano, nacido con responsabilidades sumas en los instantes de descomposición del país, no surgió de la vehemencia pasajera, ni del deseo vociferador e incapaz, ni de la ambición temible; sino del empuje de un pueblo aleccionado, que por el mismo Partido proclama, antes de la república, su redención de los vicios que afean al nacer la vida republicana.
Nació uno, de todas partes a la vez. Y erraría, de afuera o de adentro, quien lo creyese extinguible o deleznable. Lo que un grupo ambiciona, cae. Perdura, lo que un pueblo quiere. El Partido Revolucionario Cubano, es el pueblo cubano”.
Esta concepción de la unidad de lo mejor y más valioso de nuestro pueblo en una sola organización, es la cumbre del pensamiento político cubano a lo largo de sus dos siglos de forja y combate. Cuando en el nacimiento de la parodia de república que nos permitieron los nuevos amos disimulados, nuestra política pretendió reproducir la pésima representación teatral en que suele convertirse el pluripartidismo de las “democracias occidentales”, degeneró hasta la corrupción, la tiranía y la infamia.
Por eso ante cada peligro o ataque que hemos padecido en estos últimos 50 años, y en los que en el futuro podamos enfrentar, la unidad de los mejores hijos de esta tierra, por su patriotismo, por su desinterés, por su humanismo, en torno al Partido heredero del que fundó Martí, ha sido y seguirá siendo la única garantía de continuar disfrutando de la soberanía, la identidad, la nacionalidad que tantos sacrificios ha costado. Cuba estará a salvo mientras podamos repetir con honor esta verdad martiana: “el Partido existe, seguro de su razón, como el alma visible de Cuba”.
Lic. Rosa Cristina Báez Valdes
"La Polilla Cubana"
http://bloguerosrevolucion.ning.com/profiles/blog/list?user=1k293c61fth8y
http://lapolillacubana.wordpress.com
http://lapolillacubana.nireblog.com/
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http://5heroes.multiply.com/
http://www.viejoblues.com/Bitacora/rosa-baez
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http://es.netlog.com/clan/cubanoscientoporciento
http://es.netlog.com/clan/justiciaparaCuba
www.cubatellama.blogspot.com
“Ojalá que el destino de nuestros pueblos sea un solo destino. ¡¿Hasta cuándo vamos a estar en el letargo, hasta cuándo divididos, víctimas de intereses poderosos??!!”.
Fidel Castro, Venezuela, enero de 1959
Que lo sepan ya. Se puede apretar del cuello a la revolucion durante mucho, muchisimo tiempo, pero las manos se le habran de cansar en algun momento, solo un respiro se necesita, solo uno, para que la palabra revolucion sea gritada con toda la fuerza de los pulmones de los pueblos del mundo. Patria o Muerte, Venceremos. HLVF.
Jesus Rios .
El Partido en el pensamiento político de José Martí
por Carlos Rodríguez Almaguer
“Los hombres van en dos bandos:
los que aman y fundan;
los que odian y deshacen.”
José Martí
El pensamiento político de José Martí mantuvo un franco proceso de maduración que abarcó desde las tertulias en el colegio del maestro Rafael María de Mendive, pasando por las trágicas experiencias del presidio político, el destierro en España, sus vivencias en México, Guatemala y Venezuela, hasta el análisis profundo y desprejuiciado de las fuerzas, vicios, inmoralidades y desórdenes que en los Estados Unidos de Norteamérica se escondían tras las bambalinas del progreso, y ya habían iniciado en el alma de aquella poderosa república su obra de destrucción.
Las permanentes lecturas, unidas a la observación y el análisis de cada realidad en que vivió, y al trato de los hombres y mujeres con los que de una u otra manera se relacionó, fueron básicamente las fuentes principales de las que se nutrió su vastísima cultura, en la que ocupa un lugar prominente su cultura política.
No comprender su pensamiento político como un proceso, y asumir como única o definitiva la posición que adoptó en determinada fase del mismo, ha conllevado a recurrentes errores cuando no a tergiversaciones las más de las veces motivadas por la mala fe hacia el proceso revolucionario que triunfó en Cuba en enero de 1959.
Persiguiendo el mezquino objetivo de desacreditar la raíz martiana de la Revolución que lidera Fidel, los corifeos de la anti Cuba ha hecho énfasis en dos temas fundamentales, entre los muchos que han manejado. Uno de ellos es la supuesta oposición de Martí al ideal socialista y específicamente a la figura de Carlos Marx, basándose en la casi totalidad de los casos, en dos momentos de reflexión martiana en torno a ese asunto. A saber, la crítica que hace, en marzo de 1883, a los métodos violentos de lucha cuando escribe el elogio ante la muerte de Carlos Marx. En esta ocasión refiere que “espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres”, y afirma además que el Prometeo de Tréveris fue “hombre comido del ansia de hacer bien. Él veía en todo lo que en sí propio llevaba: rebeldía, camino a lo alto, lucha.”
No obstante esta observación, la realidad política de Cuba lo llevaría casi una década después a convertirse en el principal organizador de una violenta guerra que él llamó “necesaria” y la proclamó “sin odio”. El otro momento objeto de manipulaciones es su análisis del libro titulado La futura esclavitud, escrito por Herbert Spencer y cuyo título gusta ser presentado por los manipuladores como una expresión de Martí acerca del socialismo. Sin embargo, nunca dicen nada respecto a que el mencionado análisis martiano concluye señalándole a Spencer su celo excesivo en criticar a ese determinado tipo de socialismo que se proponía por entonces en Inglaterra, y cuyo pecado capital consistía —según el autor del libro— en la sobre protección que dicho Estado socialista ejercería sobre los pobres. Así concluye el análisis martiano:
“Y en todo este estudio apunta Herbert Spencer las consecuencias posibles de la acumulación de funciones en el Estado, que vendrían a dar en esa dolorosa y menguada esclavitud; pero no señala con igual energía, al echar en cara a los páuperos su abandono e ignominia, los modos naturales de equilibrar la riqueza pública dividida con tal inhumanidad en Inglaterra, que ha de mantener naturalmente en ira, desconsuelo y desesperación a seres humanos que se roen los puños de hambre en las mismas calles por donde pasean hoscos y erguidos otros seres humanos que con las rentas de un año de sus propiedades pueden cubrir a toda Inglaterra de guineas.
Nosotros diríamos a la política: ¡yerra, pero consuela! Que el que consuela, nunca yerra.”
El otro tema objeto especial de manipulación es el referido al partido único. Cabe señalar que desde su enfrentamiento en la metrópoli a la hipocresía republicana que exigiendo ese derecho para España, lo negaba a los cubanos que cada día morían en la manigua como expresión máxima de su vocación republicana y su deseo de independencia, Martí fue decepcionado por los conceptos de partido.
Así, durante su estancia en México, Guatemala y Venezuela, tiene una nueva visión de lo que podían ser los partidos políticos manipulados por los caudillos victoriosos de las continuas guerras civiles en que, desangrándose, las repúblicas nacidas del proceso iniciado en 1810 purgaban los vicios heredados de tres siglos de dominación colonial.
Y es precisamente refiriéndose al caso mexicano, luego del golpe de Estado perpetrado por el general Porfirio Díaz, que derribó al gobierno del presidente Sebastián Lerdo de Tejada, sucesor del Benemérito Benito Juárez, que Martí, habiendo abandonado el país azteca por estar en desacuerdo con tal procedimiento, visita La Habana, camino a Guatemala, para preparar el regreso de sus padres, y desde allí, en carta del 11 de marzo de 1877 dirigida a su amigo mexicano Manuel Mercado, desmiente las versiones que en aquel país corrían de que el derrocado presidente Lerdo de Tejada estuviera en La Habana, y comenta sobre la situación de aquella república: “Veo a México en camino de una reacción conservadora; ni es nueva para U. mi añeja certidumbre de que así había de suceder.- ¡Quién sabe si el partido liberal-(siempre es desgracia para la libertad que la libertad sea un partido)-tiene el derecho de sentirlo!”
Esta expresión entre paréntesis, refiriéndose a la denominación de un partido político, ha sido manipulada hasta la saciedad por los enemigos de la Revolución. Dicha así, fuera de contexto, pareciera que no compartía Martí la idea de un solo partido.
Sin embargo, cinco años después de este comentario, y diez antes de fundar el Partido Revolucionario Cubano, le escribe al general Máximo Gómez, el 20 de julio de 1882, una carta de la que cito solamente dos párrafos, para que sea el propio Martí quien explique impelido por qué peligros llegó al convencimiento del partido único como solución definitiva al problema cubano. En ella le dice el Apóstol al Generalísimo:
“Y aún hay otro peligro mayor, mayor tal vez que todos los demás peligros. En Cuba ha habido siempre un grupo importante de hombres cautelosos, bastante soberbios para abominar la dominación española, pero bastante tímidos para no exponer su bienestar personal en combatirla. Esta clase de hombres, ayudados por los que quisieran gozar de los beneficios de la libertad sin pagarlos en su sangriento precio, favorecen vehementemente la anexión de Cuba a los Estados Unidos.
Todos los tímidos, todos los irresolutos, todos los observadores ligeros, todos los apegados a la riqueza, tienen tentaciones marcadas de apoyar esta solución, que creen poco costosa y fácil. Así halagan su conciencia de patriotas, y su miedo de serlo verdaderamente. Pero como ésa es la naturaleza humana, no hemos de ver con desdén estoico sus tentaciones, sino de atajarlas.
¿A quién se vuelve Cuba, en el instante definitivo, y ya cercano, de que pierda todas las nuevas esperanzas que el término de la guerra, las promesas de España, y la política de los liberales le han hecho concebir? Se vuelve a todos los que le hablan de una solución fuera de España.
Pero si no está en pie, elocuente y erguido, moderado, profundo, un partido revolucionario que inspire, por la cohesión y modestia de sus hombres, y la sensatez de sus propósitos, una confianza suficiente para acallar el anhelo del país --¿a quién ha de volverse, sino a los hombres del partido anexionista que surgirán entonces?
¿Cómo evitar que se vayan tras ellos todos los aficionados a una libertad cómoda, que creen que con esa solución salvan a la par su fortuna y su conciencia? Ese es el riesgo grave. Por eso es llegada la hora de ponemos en pie.”
Como vemos, no surge la idea del partido único solo ante la triste realidad de la colonia, sino y sobre todo, por el peligro tremendo de la anexión a los Estados Unidos.
Una semana antes de la constitución del Partido Revolucionario Cubano, escribe en Patria, el 3 de abril de 1892: “Puede ser un partido mera hoja de papel, que la fe escribe, y con sus manos invisibles borra el desamor. Puede ser la obra ardiente y precipitada de un veedor que en el ansia confusa del peligro patrio, congrega las huestes juradas, en su corazón flojo, al estéril cansancio.
Pero el Partido Revolucionario Cubano, nacido con responsabilidades sumas en los instantes de descomposición del país, no surgió de la vehemencia pasajera, ni del deseo vociferador e incapaz, ni de la ambición temible; sino del empuje de un pueblo aleccionado, que por el mismo Partido proclama, antes de la república, su redención de los vicios que afean al nacer la vida republicana.
Nació uno, de todas partes a la vez. Y erraría, de afuera o de adentro, quien lo creyese extinguible o deleznable. Lo que un grupo ambiciona, cae. Perdura, lo que un pueblo quiere. El Partido Revolucionario Cubano, es el pueblo cubano”.
Esta concepción de la unidad de lo mejor y más valioso de nuestro pueblo en una sola organización, es la cumbre del pensamiento político cubano a lo largo de sus dos siglos de forja y combate. Cuando en el nacimiento de la parodia de república que nos permitieron los nuevos amos disimulados, nuestra política pretendió reproducir la pésima representación teatral en que suele convertirse el pluripartidismo de las “democracias occidentales”, degeneró hasta la corrupción, la tiranía y la infamia.
Por eso ante cada peligro o ataque que hemos padecido en estos últimos 50 años, y en los que en el futuro podamos enfrentar, la unidad de los mejores hijos de esta tierra, por su patriotismo, por su desinterés, por su humanismo, en torno al Partido heredero del que fundó Martí, ha sido y seguirá siendo la única garantía de continuar disfrutando de la soberanía, la identidad, la nacionalidad que tantos sacrificios ha costado. Cuba estará a salvo mientras podamos repetir con honor esta verdad martiana: “el Partido existe, seguro de su razón, como el alma visible de Cuba”.
Lic. Rosa Cristina Báez Valdes
"La Polilla Cubana"
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“Ojalá que el destino de nuestros pueblos sea un solo destino. ¡¿Hasta cuándo vamos a estar en el letargo, hasta cuándo divididos, víctimas de intereses poderosos??!!”.
Fidel Castro, Venezuela, enero de 1959
Que lo sepan ya. Se puede apretar del cuello a la revolucion durante mucho, muchisimo tiempo, pero las manos se le habran de cansar en algun momento, solo un respiro se necesita, solo uno, para que la palabra revolucion sea gritada con toda la fuerza de los pulmones de los pueblos del mundo. Patria o Muerte, Venceremos. HLVF.
Jesus Rios .
Mafia Gestapo Cubana en Honduras y el golpe antidemocrático Museo Che Guevara de Argentina Chaubloqueo Escuela de Solidaridad Néstor García Iturbe
Francisco Morazán héroe hondureño
EDITOR: Néstor García Iturbe
“.... la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes: luchar contra el
imperialismo dondequiera que esté….”
LA MAFIA - GESTAPO CUBANA EN HONDURAS
Por : Dr. Néstor García Iturbe
15 de julio del 2009.
Al analizar los acontecimientos que tuvieron como resultado el artero gorilazo en Honduras, no podemos sorprendernos que un número de personajes del exilio cubano, aquellos que forman lo que se ha denominado mafia-gestapo, aparezcan involucrados en los denigrantes sucesos en los que se ha cercenado la voluntad del pueblo hondureño.
Según el criterio de estos personajes, que actuaron en coordinación con la extrema derecha estadounidense, funcionarios del Pentágono y de la CIA, era necesario impedir a toda costa que el gobierno de Zelaya continuara moviéndose hacia la izquierda, pues eso representaba un peligro para la “Seguridad Nacional de Estados Unidos”. El remedio más rápido y efectivo en ese momento era el golpe de estado.
En las coordinaciones iníciales para la realización de la acción armada participaron como “asesores” el periodista Carlos Alberto Montaner y el que fue Subsecretario de Estado en el gobierno de George W. Bush, Otto Reich. Ambos mantuvieron comunicación con los golpistas, el primero desde Miami y el segundo desde Panamá.
Los consejos iban encaminados a tratar de que la acción se realizara cuanto antes, cuidando de que Zelaya no muriera en la misma para evitar una connotación mayor. Era importante reprimir, pero con el mínimo de pérdida de vidas. Neutralizar las fuerzas de izquierda, en especial los estudiantes, obreros y campesinos. Los médicos, maestros y todo aquello que este comprendido en la ayuda de Cuba, debía suspenderse de inmediato y sacar del país a los comunistas cubanos. Debía mostrarse a Zelaya y sus seguidores como violadores de la constitución. Era necesario convocar a elecciones lo antes posible para que el país regresara a la normalidad, sobre todo partiendo de la base que Zelaya no podía postularse nuevamente.
Conjuntamente con Carlos Alberto Montaner y Otto Reich, sirvió de asesor a los golpistas el ex funcionario del Gobierno de Bush, Roger Noriega. La vinculación de este último se canalizó por medio del golpista venezolano Alejandro Peña Esclusa, que unido a dos ex militares argentinos mantuvieron contactos frecuentes con los militares hondureños.
El que facilitó los contactos de los miembros de la mafia-gestapo miamense con los militares hondureños fue el ciudadano de origen cubano Rafael Hernández Nodarse, conocido por “Ralph”, agente de la CIA, residente en Honduras, terrorista amigo de Posada Carriles, traficante de armas y drogas.
Nodarse es dueño del canal 6 de la televisión , radicado en San Pedro de Sula, denominado Compañía Broadcasting Hondureña. Este medio de difusión ha sido el abanderado en las campañas contra Zelaya y en plantear el peligro de las relaciones del país hondureño con Venezuela y Cuba siguiendo los planes y orientaciones de la Estación CIA en Tegucigalpa.
Es importante señalar que el Pentágono también estuvo en contacto con los golpistas, en este caso por medio de la Misión Militar de Estados Unidos en Honduras y el Comando Sur. Los militares hondureños reciben anualmente un financiamiento del gobierno estadounidense de más de treinta millones de dólares, además de lo que gasta dicho gobierno en las inversiones de la base de Soto Cano.
La Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos, conocida como la USAID, financia la llamada “sociedad civil” con más de cincuenta millones de dólares anuales. La Fundación Nacional para la Democracia (NED) y el Departamento de Estado, entregan anualmente cerca de cuarenta millones de dólares a los principales partidos políticos y organizaciones de Honduras, esto se canaliza por medio del Instituto Internacional Republicano (IRI) y el Instituto Nacional Demócrata (NDI).
El Embajador de Estados Unidos ante el gobierno de Honduras, nombrado Hugo Llorens, también es cubano de nacimiento y semanas antes de que se efectuara el golpe de estado, se reunía con los golpistas frecuentemente para analizar la situación que se desarrollaba con Zelaya y trazar planes conjuntos con la derecha y los militares hondureños.
Llorens llegó a Estados Unidos cuando tenía 7 años, formando parte de la Operación Peter Pan de la CIA. Se le considera un especialista en terrorismo. Fue Director de Asuntos Andinos del Consejo Nacional de Seguridad en la administración de George W. Bush, cargo en el que se encontraba cuando el golpe de estado a Hugo Chávez
Se graduó en el Colegio Nacional de Guerra y en la Universidad de Georgetown. Su estancia en distintos países como “diplomático” permite pensar que pudiera pertenecer a la CIA, pues estuvo radicado anteriormente en Honduras, Bolivia, Paraguay, San Salvador, Filipinas y Vancouver, Canadá, lo cual no es usual para un verdadero diplomático estadounidense.
Debe reconocerse que el embajador tuvo sus “pequeñas” discrepancias con los gorilas, en la última reunión que efectuaron antes del golpe de estado, realizada el 21 de julio. Llorens consideraba no era el momento propicio para la acción militar, sin embargo estos no querían arriesgarse a que Zelaya se consolidara y además tenían en mente que Estados Unidos trataría de formar un gobierno lo más limpio posible, en el cual muchos de los militares no tendrían cabida, de ahí que decidieron dar el golpe y no seguir esperando.
No podía faltar en el contexto de esta operación la participación de Ileana Ros-Lethinen, quien se ha dedicado en los últimos días a ser vocero de los golpistas y a propugnar que son ellos los que representan la verdadera democracia en Honduras. Ileana se ha reunido con congresistas hondureños, ha organizado actividades para que estos expongan los “peligros” del régimen de Zelaya y expliquen cómo son los que pisotearon la constitución y las leyes los que realizan esfuerzos por “preservar las instituciones democráticas y el estado de derecho”. En resumen, explicar lo inexplicable.
La euforia transita por la calle 8 del South West de Miami. Mientras tanto, el pueblo hondureño sigue manifestando contra los golpistas. Nadie puede asegurar que ahora ganen esta batalla, como es nuestro deseo y el de todos los revolucionarios. Lo que sí es cierto es que ese pueblo ha demostrado tener determinación de lucha y disposición para enfrentarse a sus enemigos. Eso les asegurará la victoria final.
EDITOR: Néstor García Iturbe
“.... la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes: luchar contra el
imperialismo dondequiera que esté….”
LA MAFIA - GESTAPO CUBANA EN HONDURAS
Por : Dr. Néstor García Iturbe
15 de julio del 2009.
Al analizar los acontecimientos que tuvieron como resultado el artero gorilazo en Honduras, no podemos sorprendernos que un número de personajes del exilio cubano, aquellos que forman lo que se ha denominado mafia-gestapo, aparezcan involucrados en los denigrantes sucesos en los que se ha cercenado la voluntad del pueblo hondureño.
Según el criterio de estos personajes, que actuaron en coordinación con la extrema derecha estadounidense, funcionarios del Pentágono y de la CIA, era necesario impedir a toda costa que el gobierno de Zelaya continuara moviéndose hacia la izquierda, pues eso representaba un peligro para la “Seguridad Nacional de Estados Unidos”. El remedio más rápido y efectivo en ese momento era el golpe de estado.
En las coordinaciones iníciales para la realización de la acción armada participaron como “asesores” el periodista Carlos Alberto Montaner y el que fue Subsecretario de Estado en el gobierno de George W. Bush, Otto Reich. Ambos mantuvieron comunicación con los golpistas, el primero desde Miami y el segundo desde Panamá.
Los consejos iban encaminados a tratar de que la acción se realizara cuanto antes, cuidando de que Zelaya no muriera en la misma para evitar una connotación mayor. Era importante reprimir, pero con el mínimo de pérdida de vidas. Neutralizar las fuerzas de izquierda, en especial los estudiantes, obreros y campesinos. Los médicos, maestros y todo aquello que este comprendido en la ayuda de Cuba, debía suspenderse de inmediato y sacar del país a los comunistas cubanos. Debía mostrarse a Zelaya y sus seguidores como violadores de la constitución. Era necesario convocar a elecciones lo antes posible para que el país regresara a la normalidad, sobre todo partiendo de la base que Zelaya no podía postularse nuevamente.
Conjuntamente con Carlos Alberto Montaner y Otto Reich, sirvió de asesor a los golpistas el ex funcionario del Gobierno de Bush, Roger Noriega. La vinculación de este último se canalizó por medio del golpista venezolano Alejandro Peña Esclusa, que unido a dos ex militares argentinos mantuvieron contactos frecuentes con los militares hondureños.
El que facilitó los contactos de los miembros de la mafia-gestapo miamense con los militares hondureños fue el ciudadano de origen cubano Rafael Hernández Nodarse, conocido por “Ralph”, agente de la CIA, residente en Honduras, terrorista amigo de Posada Carriles, traficante de armas y drogas.
Nodarse es dueño del canal 6 de la televisión , radicado en San Pedro de Sula, denominado Compañía Broadcasting Hondureña. Este medio de difusión ha sido el abanderado en las campañas contra Zelaya y en plantear el peligro de las relaciones del país hondureño con Venezuela y Cuba siguiendo los planes y orientaciones de la Estación CIA en Tegucigalpa.
Es importante señalar que el Pentágono también estuvo en contacto con los golpistas, en este caso por medio de la Misión Militar de Estados Unidos en Honduras y el Comando Sur. Los militares hondureños reciben anualmente un financiamiento del gobierno estadounidense de más de treinta millones de dólares, además de lo que gasta dicho gobierno en las inversiones de la base de Soto Cano.
La Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos, conocida como la USAID, financia la llamada “sociedad civil” con más de cincuenta millones de dólares anuales. La Fundación Nacional para la Democracia (NED) y el Departamento de Estado, entregan anualmente cerca de cuarenta millones de dólares a los principales partidos políticos y organizaciones de Honduras, esto se canaliza por medio del Instituto Internacional Republicano (IRI) y el Instituto Nacional Demócrata (NDI).
El Embajador de Estados Unidos ante el gobierno de Honduras, nombrado Hugo Llorens, también es cubano de nacimiento y semanas antes de que se efectuara el golpe de estado, se reunía con los golpistas frecuentemente para analizar la situación que se desarrollaba con Zelaya y trazar planes conjuntos con la derecha y los militares hondureños.
Llorens llegó a Estados Unidos cuando tenía 7 años, formando parte de la Operación Peter Pan de la CIA. Se le considera un especialista en terrorismo. Fue Director de Asuntos Andinos del Consejo Nacional de Seguridad en la administración de George W. Bush, cargo en el que se encontraba cuando el golpe de estado a Hugo Chávez
Se graduó en el Colegio Nacional de Guerra y en la Universidad de Georgetown. Su estancia en distintos países como “diplomático” permite pensar que pudiera pertenecer a la CIA, pues estuvo radicado anteriormente en Honduras, Bolivia, Paraguay, San Salvador, Filipinas y Vancouver, Canadá, lo cual no es usual para un verdadero diplomático estadounidense.
Debe reconocerse que el embajador tuvo sus “pequeñas” discrepancias con los gorilas, en la última reunión que efectuaron antes del golpe de estado, realizada el 21 de julio. Llorens consideraba no era el momento propicio para la acción militar, sin embargo estos no querían arriesgarse a que Zelaya se consolidara y además tenían en mente que Estados Unidos trataría de formar un gobierno lo más limpio posible, en el cual muchos de los militares no tendrían cabida, de ahí que decidieron dar el golpe y no seguir esperando.
No podía faltar en el contexto de esta operación la participación de Ileana Ros-Lethinen, quien se ha dedicado en los últimos días a ser vocero de los golpistas y a propugnar que son ellos los que representan la verdadera democracia en Honduras. Ileana se ha reunido con congresistas hondureños, ha organizado actividades para que estos expongan los “peligros” del régimen de Zelaya y expliquen cómo son los que pisotearon la constitución y las leyes los que realizan esfuerzos por “preservar las instituciones democráticas y el estado de derecho”. En resumen, explicar lo inexplicable.
La euforia transita por la calle 8 del South West de Miami. Mientras tanto, el pueblo hondureño sigue manifestando contra los golpistas. Nadie puede asegurar que ahora ganen esta batalla, como es nuestro deseo y el de todos los revolucionarios. Lo que sí es cierto es que ese pueblo ha demostrado tener determinación de lucha y disposición para enfrentarse a sus enemigos. Eso les asegurará la victoria final.
Ernesto Che Guevara habla a los argentinos radicados en La Habana Cuba Guatemala Arbenz Fidel Castro clase obrera ejército popular Chaubloqueo ética
Celia de la Serna la madre, Ernesto el hijo y Ernesto el padre
A los argentinos. 25 de Mayo de 1962
Palabras pronunciadas en festividad con la comunidad argentina radicada en La Habana.
Queridos compatriotas de toda América, queridos coprovincianos los que hoy festejamos una de nuestras fechas patrias:
Este momento, repetido muchas veces en el curso de nuestras vidas, tiene hoy una significación especial, un tono y un colorido especial.
Es aquí en otro país de América, en nuevas condiciones de América, donde festejamos una vez más el 25 de mayo, y esta vez no se escuchan los discursos consabidos y no existe la fanfarria consabida, las palabras huecas con que los gobernantes de turno tratan siempre de hacerse copartícipes en la gloria de los viejos próceres.
El 25 de Mayo, aquí en Cuba, tiene para nosotros pues, características especiales, tan especiales como que un argentino de voz extranjera a nombre del gobierno cubano, salude y agasaje a todos ustedes y le trasmita la felicitación de nuestro gobierno.
Son las nuevas condiciones de América, condiciones que han ido madurando a través del tiempo, que han ido consolidando esta nueva Era en que vivimos, este nuevo momento histórico del cual Cuba tiene la gloria especial de ser el iniciador en América.
Por eso al hablar de movimientos emancipadores, al recordar las viejas gestas de nuestras guerras de independencia tenemos forzosamente que recordar la Cuba de hoy, porque esta Cuba de hoy es parte de un viejo esfuerzo de las masas por obtener su liberación definitiva, esfuerzo que ni siquiera en Cuba ha alcanzado un éxito total, todavía tenemos que luchar para liquidar viejas formas económicas que nos oprimen, para librarnos de todos los problemas que nos ha traído en nuestro desarrollo la dependencia de los capitales extranjeros, la dependencia fundamentalmente de los monopolios norteamericanos y para defender la parte de libertad y de bienestar de nuestro pueblo que hemos logrado en estos años de lucha.
El 25 de Mayo de 1810 significó en América un grito mas dentro de los muchos gritos que se dieron por aquella época en diversos países.
El monopolio español estaba ya llegando a sus finales y por todos lados los pueblos trataban de ganar su libertad. En Bolivia, un año antes se había dado un grito parecido.
Por el otro lado de América había empezado ya también la lucha por la libertad. No fue ese grito del 25 de Mayo de 1810, ni el primero ni el único, sin embargo tuvo la virtud esencial de afianzarse y consolidarse, tuvo la virtud del triunfador en aquellos momentos.
Y la Revolución Cubana hoy ha sido igualmente, no el único grito, ni siquiera el primero, ha habido en esta época gloriosas revoluciones que han tratado de dar el paso que hoy dio la Revolución cubana, pero todavía no estaban todas las condiciones dadas y los gobiernos surgidos de movimientos populares fueron siendo derrocados.
El caso más avanzado, más patético es el de la Guatemala de Arbenz que fue destrozada por los monopolios norteamericanos.
Cuba también, como los héroes del 25 de Mayo de 1810, no tiene otra virtud especial, no es nada más ni nada menos, que la exposición de como un pueblo puede lograr su victoria, no original, no en base a planteamientos que se hayan imaginado por primera vez, no usando una estrategia por primera vez descubierta en la historia.
Simplemente, aprovechando el momento histórico en que se desarrolló, utilizando acertadamente la estrategia revolucionaria, unificando a todas las masas anhelantes de un cambio mediante el liderazgo de un movimiento que supo, en un momento dado, interpretar las aspiraciones del pueblo cubano bajo la dirección de un líder de características extraordinarias que como todos los grandes lideres supieron aglutinar a todo el pueblo de Cuba y en las condiciones especiales en que nosotros estábamos, luchando desde la Sierra en las difíciles condiciones de la guerrilla, en los campos, unificar un ejército campesino que avanzó sobre las ciudades, que unió a sí a la clase obrera, que derrotó al ejército en una y en muchas batallas campales y que llegando desde el campo, entró en la ciudad y después se dedicó sistemáticamente a destruir el viejo orden establecido, empezando naturalmente por el arma mas poderosa de la reacción que es el ejército, porque no hay revolución triunfante que no tenga como imposición primera la de cambiar totalmente el ejército vencido, reemplazarlo por un nuevo ejército y establecer el dominio de clase.
Eso hicimos nosotros y esa es nuestra virtud, esa es la experiencia que podemos mostrar a los pueblos del mundo y sobre todo a los pueblos de América, con mas fuerza, con más patetismo, porque hablamos el mismo idioma, hemos vivido la misma experiencia y nos entendemos muy fácilmente cuando estamos en uno u en otro país.
Por eso mostramos aquí una experiencia, naturalmente no la única, no pretendemos de ninguna manera que esta experiencia cubana marque el único camino para la liberación de América, pero sí uno importante, la demostración efectiva de que los ejércitos represivos se pueden destruir, que el pueblo puede ir armando a su vanguardia combatiente enseñándole a combatir, a destruir al ejército adversario, a acosarlo y al final a pulverizarlo.
Podemos nosotros también mostrar aquí cómo crecen, cómo se desarrollan las masas, uno de los fenómenos más interesantes que es el fenómeno del desarrollo de la conciencia revolucionaria.
Todos sabemos que se necesitan, para que haya una revolución, condiciones objetivas y subjetivas y se necesita que el gobierno objeto de la revolución esté sufriendo embates fuertes y haya perdido su capacidad de reacción.
Las condiciones objetivas están dadas en toda América, no hay país de América donde no estén en este momento dadas al máximo, las condiciones subjetivas sin embargo, no han madurado en todos los países con igual intensidad. Nosotros demostramos que las condiciones especiales de Cuba, las condiciones subjetivas iban madurando al calor de la lucha armada, que la lucha armada era un catalizador que agudizaba las luchas, que llevaba basta el paroxismo estas luchas y que iba haciendo nacer una conciencia.
Condiciones subjetivas nosotros las llamamos a la conciencia de la necesidad de un cambio en una situación social dada y a la certeza de la posibilidad de ese cambio. La necesidad de un cambio la conocen muy bien las masas de toda América, la posibilidad de un cambio, la posibilidad de tomar el poder es algo que no siempre se conoce, los pueblos no siempre conocen su fuerza y la lucha armada en Cuba fue desarrollando esa fe del pueblo en su poder, hasta convertirlo en una certeza de la victoria y basta hacer que esta fe nos hiciera lanzar contra las armas del enemigo, derrotar su superioridad numérica en cuanto a soldados armados, su superioridad de fuego, la superioridad de sus armas modernas, atacarlo a veces con condiciones de uno a diez y destruirlo en todos sus focos hasta obtener el triunfo. Después llega la otra etapa, la que estamos viviendo, más difícil, más ardua quizás que la misma etapa de la guerra. Una vez más repito que eso es lo que nosotros tenemos que mostrar ante ustedes, tenemos la obligación y el deber moral de mostrar tal cual es, no para copiarlo, sí para estudiarlo, sí para analizarlo.
Cuando el tiempo siga su curso y también la Revolución Cubana se convierta en objeto de estudios históricos y algunos de los que participaron en esta Revolución sean catalogados por las generaciones venideras como héroes de este momento, entonces la Revolución tendrá estas virtudes, las que ahora he enumerado, las virtudes de haber demostrado ante América lo que puede hacer un pueblo en armas cuando está bien elegida su estrategia revolucionaria y cuando está bien dirigido su Ejército Revolucionario.
Naturalmente, en América hay condiciones diferentes, hay países con grandes condiciones para la lucha de guerrillas y países con campesinados muy fuertemente desarrollados donde se hace mejor la guerra, hay países donde la clase obrera, las poblaciones urbanas son mucho mayores y donde las condiciones para una guerra son más difíciles.
Nosotros no somos técnicos especialistas en subversión como hay técnicos especialistas contra la subversión, sin embargo sabemos una cosa y es que un hombre armado vale tanto o más que otro hombre armado de acuerdo con la ideología con que lleve su arma y que para que un hombre esté armado tiene que conseguir un arma y que las armas no nacen por generación espontánea, ni están tiradas a la vuelta de la esquina, las armas están en poder del ejército enemigo, del ejército opresor.
Para lograr la liberación revolucionaria hay que tomar las armas, las pocas que haya y con esas quitar nuevas armas y convertir el pequeño ejército en un gran ejército popular. (aplausos)
Perdónenme compañeros mi insistencia castrense en las armas, sucede que estamos evocando un día en el cual el pueblo argentino manifestó su decisión de tomar la independencia contra el poder español y después de hacer el cabildo abierto y después de aquellas discusiones de las cuales año tras año recordábamos en actos como estos, después de escuchar las manifestaciones de los obispos españoles que se negaban a la independencia y manifestaban la superioridad racial de España, después de todo eso, hubo que instrumentar aquel triunfo político de un momento y entonces el pueblo argentino tuvo que tomar las armas, pero aún más compañeros, después de tomar las armas y expulsar de todas las fronteras al invasor español, había que asegurar la independencia de la Argentina, asegurando también la independencia de las hermanas naciones de América y los ejércitos argentinos cruzaron los Andes para ayudar a la liberación de otros pueblos y cuando se recuerdan las gestas libertadoras siempre nuestro orgullo, más que el de haber obtenido la libertad de nuestro territorio y haber sabido defenderlo de la intrusión de la fuerza realista, es el haber cooperado a la liberación de Chile y a la liberación del Perú con nuestras fuerzas, con nuestros ejércitos.
Aquello era más que un altruismo de las fuerzas revolucionarias, era una necesidad imperiosa, era el dictado de la estrategia militar para obtener una victoria de alcances continentales donde no podía haber victorias parciales, donde no podía haber otro resultado que el triunfo total o la derrota total de las ideas revolucionarias y ese momento de América se repite hoy. Aquí en esta pequeña isla del Caribe rodeada de mar, rodeada de enemigos también, se vuelve a repetir la historia que la Argentina una vez vivió.
Nuestra Revolución es una Revolución que necesita expandir sus ideas, que necesita que otros pueblos la abracen, que necesita que otros pueblos de América se llenen de bríos, tomen las armas o tomen el poder, lo mismo da, porque en definitiva al tomar el poder hay que tomar las armas después y nos ayuden, nos ayuden en esta tarea que es la tarea de toda América y que es la tarea de la humanidad, la tarea global de luchar contra la destrucción del enemigo monopolista, imperialista, que no va a ser derrotado sino cuando el último de sus magnates vaya por lo menos a la cárcel sino al patíbulo, que no puede terminar antes, que no puede terminar sino con la derrota total del imperialismo y la derrota total del imperialismo se está creando cada día que las fuerzas populares dan una batalla y la ganan en cualquier lugar de América o del mundo, tan hermanos nuestros, tan hermanos en nuestro destino son los pueblos de América en este momento como son los pueblos del Asia o del África, tan hermano nos sentimos nosotros en este momento del pueblo de Venezuela, de Paraguay o del Perú, o del pueblo de Argentina como de los pueblos de Argelia que obtienen su independencia, de los pueblos de Vietnam o de Laos que todos los días perecen por obtener la independencia.
Todo es parte de una sola lucha y es verdad cuando el imperialismo lo llama con un denominador común para que aun cuando las ideologías cambien, aun cuando uno se reconozca comunista o socialista, peronista o cualquier otra ideología política en determinado país. Solamente caben dos posiciones en la historia, o se está a favor de los monopolios o se está en contra de los monopolios (aplausos) y todos los que están en contra de los monopolios, a todos ellos se les puede aplicar un denominador común, en eso los norteamericanos tienen razón, todos los que luchamos por la liberación de nuestros pueblos luchamos al mismo tiempo, a veces aunque no lo sepamos, por el aniquilamiento del imperialismo y todos somos aliados aunque a veces tampoco lo sepamos, aunque a veces nuestras propias fuerzas las dividamos en querellas internas, a veces en discusiones estériles, dejamos de hacer el frente necesario para luchar contra el imperialismo, pero todos, todos los que luchamos honestamente par la liberación de nuestras respectivas patrias, somos enemigos directos del imperialismo. En este momento no cabe otra posición que la de lucha directa o la de colaboración, y yo sé que ninguno de ustedes es colaborador del enemigo, que ninguno de ustedes está ni remotamente a favor del imperialismo y que todos están decididamente por la liberación de la Argentina (aplausos) liberación, porque la Argentina está de nuevo encadenada, cadenas a veces difíciles de ver, cadenas que no siempre son visibles para todo el pueblo, pero que la están amarrando día a día.
El petróleo se va por un lado, compañías norteamericanas entran por todos los lados del país, viejas conquistas van cayendo y todo eso se produce lentamente, como un veneno sutil que va penetrando así en la Argentina como en muchos otros países de América. Sin embargo el pueblo reacciona, reacciona con vehemencia frente a
esta penetración que es sutil en términos generales, pero que siempre se asienta sobre las espaldas del pueblo y cuando los gobiernos tratan de lavarse las manos con una elección, suceden para ellos fracasos como el de la última.
Entonces viene la intervención descarada del imperialismo, de sus títeres, de todos sus edecanes. Entonces vuelve una situación ya conocida y vuelven las luchas de las masas populares. Si los caudillos de la reacción son hábiles, tal vez las encaucen hacia nuevas formas en que pueda permitirse otra burla más, si los caudillos de la reacción no son lo suficientemente hábiles o si el pueblo es más avisor que ellos, puede ser que el impulso de las masas llegue más allá de donde se ha llegado hasta ahora, puede ser que se dé el paso necesario para que la clase obrera tome el poder, puede ser que las masas de obreros y campesinos de nuestro país aprendan algún nuevo camino o sigan por caminos ya conocidos y destruyan un poder que está vacilante ya, que se basa en este momento en el miedo a la bayoneta, en la desunión de nuestras fuerzas, en la falta de conciencia de la posibilidad del cambio, de la posibilidad de la lucha, de la fuerza inmensa del pueblo, de la debilidad comparativamente enorme de la fuerza represiva.
Si nuestro pueblo aprende bien las lecciones, si no se deja engañar de nuevo, si no suceden nuevas y pequeñas escaramuzas que lo alejen del objetivo central que debe ser tomar el poder, nada más ni nada menos que tomar el poder, podrán darse en la Argentina condiciones nuevas, las condiciones que en su época representó el 25 de Mayo, las condiciones de un cambio total, solamente que en este momento de colonialismo y de imperialismo el cambio total significa el paso que nosotros hemos dado, el paso hacia la Declaración de la Revolución Socialista y el establecimiento, de un poder que se dedique a la construcción del socialismo.
En fin de cuentas el socialismo es una etapa económica de la humanidad, no podemos escapar querámoslo o no al pasar por esta etapa, podemos sí retardarlo y podemos también adelantarlo, esa es la parte que corresponde de la lucha a los dirigentes de las dos grandes fuerzas en pugna, si la reacción sabe manejar sus cañones, sus armas de división, su arma de amedrentamiento, quizás durante muchos años podrá impedir que llegue el socialismo a un país determinado, pero también si el pueblo sabe manejar su ideología correctamente, sabe tomar su estrategia revolucionaria adecuada, sabe elegir el momento para dar el golpe y lo da sin miedo y hasta el fondo, el advenimiento del poder revolucionario puede ser a muy corto plazo en cualquier país de América y concretamente en la Argentina.
Eso compañeros, el que se repita la experiencia histórica del 25 de Mayo en estas nuevas condiciones, depende nada más que del pueblo argentino y de sus dirigentes, es decir, depende de ustedes en cuanto a pueblo y en cuanto a dirigentes; de tal manera que también una gran responsabilidad cae sobre ustedes, la responsabilidad de saber luchar y de saber dirigir a un pueblo que hace tiempo está expresando en todas las maneras concebibles, su decisión de destruir las viejas cadenas y de liberarse de las nuevas cadenas con que amenaza amarrarlo el imperialismo.
Tomemos pues el ejemplo manido de Mayo, el ejemplo tantas veces distorsionado de Mayo, tomemos el ejemplo de la Revolución libertadora que salió de sus fronteras, inundó con una ideología nueva, que no era propia, pero que había encarnado en sí para trasladarla a América y pensemos en estos momentos de América, en estos mismos momentos en que una especie de 25 de Mayo se ha dado en la zona del Caribe, en que desde aquí se lanzan proclamas revolucionarias que llegan a todos los pueblos de América y en que la Segunda Declaración de la Habana luce algo así como una declaración de los derechos del hombre para los pueblos de aquella época.
Pensemos en la unidad indestructible de todo nuestro Continente, pensemos en todo lo que nos ata y nos une y no en lo que nos divide, pensemos en todas nuestras cualidades iguales, pensemos en nuestra economía igualmente distorsionada, igualmente aherrojado cada pueblo por el mismo imperialismo, pensemos en que somos parte de un ejército que lucha por su liberación en cada pedazo del mundo donde todavía no se ha logrado y aprestémonos a celebrar otro 25 de Mayo, ya no en esta tierra generosa sino en la tierra propia y bajo símbolos nuevos, bajo el símbolo de la victoria, bajo el símbolo de la construcción del socialismo, bajo el símbolo del futuro.
Fuente: Che Guevara, Ernesto: Obras. 1957-1967, t. II, Casa de las Américas, La Habana, 1970.
A los argentinos. 25 de Mayo de 1962
Palabras pronunciadas en festividad con la comunidad argentina radicada en La Habana.
Queridos compatriotas de toda América, queridos coprovincianos los que hoy festejamos una de nuestras fechas patrias:
Este momento, repetido muchas veces en el curso de nuestras vidas, tiene hoy una significación especial, un tono y un colorido especial.
Es aquí en otro país de América, en nuevas condiciones de América, donde festejamos una vez más el 25 de mayo, y esta vez no se escuchan los discursos consabidos y no existe la fanfarria consabida, las palabras huecas con que los gobernantes de turno tratan siempre de hacerse copartícipes en la gloria de los viejos próceres.
El 25 de Mayo, aquí en Cuba, tiene para nosotros pues, características especiales, tan especiales como que un argentino de voz extranjera a nombre del gobierno cubano, salude y agasaje a todos ustedes y le trasmita la felicitación de nuestro gobierno.
Son las nuevas condiciones de América, condiciones que han ido madurando a través del tiempo, que han ido consolidando esta nueva Era en que vivimos, este nuevo momento histórico del cual Cuba tiene la gloria especial de ser el iniciador en América.
Por eso al hablar de movimientos emancipadores, al recordar las viejas gestas de nuestras guerras de independencia tenemos forzosamente que recordar la Cuba de hoy, porque esta Cuba de hoy es parte de un viejo esfuerzo de las masas por obtener su liberación definitiva, esfuerzo que ni siquiera en Cuba ha alcanzado un éxito total, todavía tenemos que luchar para liquidar viejas formas económicas que nos oprimen, para librarnos de todos los problemas que nos ha traído en nuestro desarrollo la dependencia de los capitales extranjeros, la dependencia fundamentalmente de los monopolios norteamericanos y para defender la parte de libertad y de bienestar de nuestro pueblo que hemos logrado en estos años de lucha.
El 25 de Mayo de 1810 significó en América un grito mas dentro de los muchos gritos que se dieron por aquella época en diversos países.
El monopolio español estaba ya llegando a sus finales y por todos lados los pueblos trataban de ganar su libertad. En Bolivia, un año antes se había dado un grito parecido.
Por el otro lado de América había empezado ya también la lucha por la libertad. No fue ese grito del 25 de Mayo de 1810, ni el primero ni el único, sin embargo tuvo la virtud esencial de afianzarse y consolidarse, tuvo la virtud del triunfador en aquellos momentos.
Y la Revolución Cubana hoy ha sido igualmente, no el único grito, ni siquiera el primero, ha habido en esta época gloriosas revoluciones que han tratado de dar el paso que hoy dio la Revolución cubana, pero todavía no estaban todas las condiciones dadas y los gobiernos surgidos de movimientos populares fueron siendo derrocados.
El caso más avanzado, más patético es el de la Guatemala de Arbenz que fue destrozada por los monopolios norteamericanos.
Cuba también, como los héroes del 25 de Mayo de 1810, no tiene otra virtud especial, no es nada más ni nada menos, que la exposición de como un pueblo puede lograr su victoria, no original, no en base a planteamientos que se hayan imaginado por primera vez, no usando una estrategia por primera vez descubierta en la historia.
Simplemente, aprovechando el momento histórico en que se desarrolló, utilizando acertadamente la estrategia revolucionaria, unificando a todas las masas anhelantes de un cambio mediante el liderazgo de un movimiento que supo, en un momento dado, interpretar las aspiraciones del pueblo cubano bajo la dirección de un líder de características extraordinarias que como todos los grandes lideres supieron aglutinar a todo el pueblo de Cuba y en las condiciones especiales en que nosotros estábamos, luchando desde la Sierra en las difíciles condiciones de la guerrilla, en los campos, unificar un ejército campesino que avanzó sobre las ciudades, que unió a sí a la clase obrera, que derrotó al ejército en una y en muchas batallas campales y que llegando desde el campo, entró en la ciudad y después se dedicó sistemáticamente a destruir el viejo orden establecido, empezando naturalmente por el arma mas poderosa de la reacción que es el ejército, porque no hay revolución triunfante que no tenga como imposición primera la de cambiar totalmente el ejército vencido, reemplazarlo por un nuevo ejército y establecer el dominio de clase.
Eso hicimos nosotros y esa es nuestra virtud, esa es la experiencia que podemos mostrar a los pueblos del mundo y sobre todo a los pueblos de América, con mas fuerza, con más patetismo, porque hablamos el mismo idioma, hemos vivido la misma experiencia y nos entendemos muy fácilmente cuando estamos en uno u en otro país.
Por eso mostramos aquí una experiencia, naturalmente no la única, no pretendemos de ninguna manera que esta experiencia cubana marque el único camino para la liberación de América, pero sí uno importante, la demostración efectiva de que los ejércitos represivos se pueden destruir, que el pueblo puede ir armando a su vanguardia combatiente enseñándole a combatir, a destruir al ejército adversario, a acosarlo y al final a pulverizarlo.
Podemos nosotros también mostrar aquí cómo crecen, cómo se desarrollan las masas, uno de los fenómenos más interesantes que es el fenómeno del desarrollo de la conciencia revolucionaria.
Todos sabemos que se necesitan, para que haya una revolución, condiciones objetivas y subjetivas y se necesita que el gobierno objeto de la revolución esté sufriendo embates fuertes y haya perdido su capacidad de reacción.
Las condiciones objetivas están dadas en toda América, no hay país de América donde no estén en este momento dadas al máximo, las condiciones subjetivas sin embargo, no han madurado en todos los países con igual intensidad. Nosotros demostramos que las condiciones especiales de Cuba, las condiciones subjetivas iban madurando al calor de la lucha armada, que la lucha armada era un catalizador que agudizaba las luchas, que llevaba basta el paroxismo estas luchas y que iba haciendo nacer una conciencia.
Condiciones subjetivas nosotros las llamamos a la conciencia de la necesidad de un cambio en una situación social dada y a la certeza de la posibilidad de ese cambio. La necesidad de un cambio la conocen muy bien las masas de toda América, la posibilidad de un cambio, la posibilidad de tomar el poder es algo que no siempre se conoce, los pueblos no siempre conocen su fuerza y la lucha armada en Cuba fue desarrollando esa fe del pueblo en su poder, hasta convertirlo en una certeza de la victoria y basta hacer que esta fe nos hiciera lanzar contra las armas del enemigo, derrotar su superioridad numérica en cuanto a soldados armados, su superioridad de fuego, la superioridad de sus armas modernas, atacarlo a veces con condiciones de uno a diez y destruirlo en todos sus focos hasta obtener el triunfo. Después llega la otra etapa, la que estamos viviendo, más difícil, más ardua quizás que la misma etapa de la guerra. Una vez más repito que eso es lo que nosotros tenemos que mostrar ante ustedes, tenemos la obligación y el deber moral de mostrar tal cual es, no para copiarlo, sí para estudiarlo, sí para analizarlo.
Cuando el tiempo siga su curso y también la Revolución Cubana se convierta en objeto de estudios históricos y algunos de los que participaron en esta Revolución sean catalogados por las generaciones venideras como héroes de este momento, entonces la Revolución tendrá estas virtudes, las que ahora he enumerado, las virtudes de haber demostrado ante América lo que puede hacer un pueblo en armas cuando está bien elegida su estrategia revolucionaria y cuando está bien dirigido su Ejército Revolucionario.
Naturalmente, en América hay condiciones diferentes, hay países con grandes condiciones para la lucha de guerrillas y países con campesinados muy fuertemente desarrollados donde se hace mejor la guerra, hay países donde la clase obrera, las poblaciones urbanas son mucho mayores y donde las condiciones para una guerra son más difíciles.
Nosotros no somos técnicos especialistas en subversión como hay técnicos especialistas contra la subversión, sin embargo sabemos una cosa y es que un hombre armado vale tanto o más que otro hombre armado de acuerdo con la ideología con que lleve su arma y que para que un hombre esté armado tiene que conseguir un arma y que las armas no nacen por generación espontánea, ni están tiradas a la vuelta de la esquina, las armas están en poder del ejército enemigo, del ejército opresor.
Para lograr la liberación revolucionaria hay que tomar las armas, las pocas que haya y con esas quitar nuevas armas y convertir el pequeño ejército en un gran ejército popular. (aplausos)
Perdónenme compañeros mi insistencia castrense en las armas, sucede que estamos evocando un día en el cual el pueblo argentino manifestó su decisión de tomar la independencia contra el poder español y después de hacer el cabildo abierto y después de aquellas discusiones de las cuales año tras año recordábamos en actos como estos, después de escuchar las manifestaciones de los obispos españoles que se negaban a la independencia y manifestaban la superioridad racial de España, después de todo eso, hubo que instrumentar aquel triunfo político de un momento y entonces el pueblo argentino tuvo que tomar las armas, pero aún más compañeros, después de tomar las armas y expulsar de todas las fronteras al invasor español, había que asegurar la independencia de la Argentina, asegurando también la independencia de las hermanas naciones de América y los ejércitos argentinos cruzaron los Andes para ayudar a la liberación de otros pueblos y cuando se recuerdan las gestas libertadoras siempre nuestro orgullo, más que el de haber obtenido la libertad de nuestro territorio y haber sabido defenderlo de la intrusión de la fuerza realista, es el haber cooperado a la liberación de Chile y a la liberación del Perú con nuestras fuerzas, con nuestros ejércitos.
Aquello era más que un altruismo de las fuerzas revolucionarias, era una necesidad imperiosa, era el dictado de la estrategia militar para obtener una victoria de alcances continentales donde no podía haber victorias parciales, donde no podía haber otro resultado que el triunfo total o la derrota total de las ideas revolucionarias y ese momento de América se repite hoy. Aquí en esta pequeña isla del Caribe rodeada de mar, rodeada de enemigos también, se vuelve a repetir la historia que la Argentina una vez vivió.
Nuestra Revolución es una Revolución que necesita expandir sus ideas, que necesita que otros pueblos la abracen, que necesita que otros pueblos de América se llenen de bríos, tomen las armas o tomen el poder, lo mismo da, porque en definitiva al tomar el poder hay que tomar las armas después y nos ayuden, nos ayuden en esta tarea que es la tarea de toda América y que es la tarea de la humanidad, la tarea global de luchar contra la destrucción del enemigo monopolista, imperialista, que no va a ser derrotado sino cuando el último de sus magnates vaya por lo menos a la cárcel sino al patíbulo, que no puede terminar antes, que no puede terminar sino con la derrota total del imperialismo y la derrota total del imperialismo se está creando cada día que las fuerzas populares dan una batalla y la ganan en cualquier lugar de América o del mundo, tan hermanos nuestros, tan hermanos en nuestro destino son los pueblos de América en este momento como son los pueblos del Asia o del África, tan hermano nos sentimos nosotros en este momento del pueblo de Venezuela, de Paraguay o del Perú, o del pueblo de Argentina como de los pueblos de Argelia que obtienen su independencia, de los pueblos de Vietnam o de Laos que todos los días perecen por obtener la independencia.
Todo es parte de una sola lucha y es verdad cuando el imperialismo lo llama con un denominador común para que aun cuando las ideologías cambien, aun cuando uno se reconozca comunista o socialista, peronista o cualquier otra ideología política en determinado país. Solamente caben dos posiciones en la historia, o se está a favor de los monopolios o se está en contra de los monopolios (aplausos) y todos los que están en contra de los monopolios, a todos ellos se les puede aplicar un denominador común, en eso los norteamericanos tienen razón, todos los que luchamos por la liberación de nuestros pueblos luchamos al mismo tiempo, a veces aunque no lo sepamos, por el aniquilamiento del imperialismo y todos somos aliados aunque a veces tampoco lo sepamos, aunque a veces nuestras propias fuerzas las dividamos en querellas internas, a veces en discusiones estériles, dejamos de hacer el frente necesario para luchar contra el imperialismo, pero todos, todos los que luchamos honestamente par la liberación de nuestras respectivas patrias, somos enemigos directos del imperialismo. En este momento no cabe otra posición que la de lucha directa o la de colaboración, y yo sé que ninguno de ustedes es colaborador del enemigo, que ninguno de ustedes está ni remotamente a favor del imperialismo y que todos están decididamente por la liberación de la Argentina (aplausos) liberación, porque la Argentina está de nuevo encadenada, cadenas a veces difíciles de ver, cadenas que no siempre son visibles para todo el pueblo, pero que la están amarrando día a día.
El petróleo se va por un lado, compañías norteamericanas entran por todos los lados del país, viejas conquistas van cayendo y todo eso se produce lentamente, como un veneno sutil que va penetrando así en la Argentina como en muchos otros países de América. Sin embargo el pueblo reacciona, reacciona con vehemencia frente a
esta penetración que es sutil en términos generales, pero que siempre se asienta sobre las espaldas del pueblo y cuando los gobiernos tratan de lavarse las manos con una elección, suceden para ellos fracasos como el de la última.
Entonces viene la intervención descarada del imperialismo, de sus títeres, de todos sus edecanes. Entonces vuelve una situación ya conocida y vuelven las luchas de las masas populares. Si los caudillos de la reacción son hábiles, tal vez las encaucen hacia nuevas formas en que pueda permitirse otra burla más, si los caudillos de la reacción no son lo suficientemente hábiles o si el pueblo es más avisor que ellos, puede ser que el impulso de las masas llegue más allá de donde se ha llegado hasta ahora, puede ser que se dé el paso necesario para que la clase obrera tome el poder, puede ser que las masas de obreros y campesinos de nuestro país aprendan algún nuevo camino o sigan por caminos ya conocidos y destruyan un poder que está vacilante ya, que se basa en este momento en el miedo a la bayoneta, en la desunión de nuestras fuerzas, en la falta de conciencia de la posibilidad del cambio, de la posibilidad de la lucha, de la fuerza inmensa del pueblo, de la debilidad comparativamente enorme de la fuerza represiva.
Si nuestro pueblo aprende bien las lecciones, si no se deja engañar de nuevo, si no suceden nuevas y pequeñas escaramuzas que lo alejen del objetivo central que debe ser tomar el poder, nada más ni nada menos que tomar el poder, podrán darse en la Argentina condiciones nuevas, las condiciones que en su época representó el 25 de Mayo, las condiciones de un cambio total, solamente que en este momento de colonialismo y de imperialismo el cambio total significa el paso que nosotros hemos dado, el paso hacia la Declaración de la Revolución Socialista y el establecimiento, de un poder que se dedique a la construcción del socialismo.
En fin de cuentas el socialismo es una etapa económica de la humanidad, no podemos escapar querámoslo o no al pasar por esta etapa, podemos sí retardarlo y podemos también adelantarlo, esa es la parte que corresponde de la lucha a los dirigentes de las dos grandes fuerzas en pugna, si la reacción sabe manejar sus cañones, sus armas de división, su arma de amedrentamiento, quizás durante muchos años podrá impedir que llegue el socialismo a un país determinado, pero también si el pueblo sabe manejar su ideología correctamente, sabe tomar su estrategia revolucionaria adecuada, sabe elegir el momento para dar el golpe y lo da sin miedo y hasta el fondo, el advenimiento del poder revolucionario puede ser a muy corto plazo en cualquier país de América y concretamente en la Argentina.
Eso compañeros, el que se repita la experiencia histórica del 25 de Mayo en estas nuevas condiciones, depende nada más que del pueblo argentino y de sus dirigentes, es decir, depende de ustedes en cuanto a pueblo y en cuanto a dirigentes; de tal manera que también una gran responsabilidad cae sobre ustedes, la responsabilidad de saber luchar y de saber dirigir a un pueblo que hace tiempo está expresando en todas las maneras concebibles, su decisión de destruir las viejas cadenas y de liberarse de las nuevas cadenas con que amenaza amarrarlo el imperialismo.
Tomemos pues el ejemplo manido de Mayo, el ejemplo tantas veces distorsionado de Mayo, tomemos el ejemplo de la Revolución libertadora que salió de sus fronteras, inundó con una ideología nueva, que no era propia, pero que había encarnado en sí para trasladarla a América y pensemos en estos momentos de América, en estos mismos momentos en que una especie de 25 de Mayo se ha dado en la zona del Caribe, en que desde aquí se lanzan proclamas revolucionarias que llegan a todos los pueblos de América y en que la Segunda Declaración de la Habana luce algo así como una declaración de los derechos del hombre para los pueblos de aquella época.
Pensemos en la unidad indestructible de todo nuestro Continente, pensemos en todo lo que nos ata y nos une y no en lo que nos divide, pensemos en todas nuestras cualidades iguales, pensemos en nuestra economía igualmente distorsionada, igualmente aherrojado cada pueblo por el mismo imperialismo, pensemos en que somos parte de un ejército que lucha por su liberación en cada pedazo del mundo donde todavía no se ha logrado y aprestémonos a celebrar otro 25 de Mayo, ya no en esta tierra generosa sino en la tierra propia y bajo símbolos nuevos, bajo el símbolo de la victoria, bajo el símbolo de la construcción del socialismo, bajo el símbolo del futuro.
Fuente: Che Guevara, Ernesto: Obras. 1957-1967, t. II, Casa de las Américas, La Habana, 1970.
Oswaldo Guayasamín y Ernesto Che Guevara Ecuador y Argentina Museo Che de Santa Clara recibió donación El Nuevo Quijote d América Fundación Guayasamín
dibujado en 1975 el Nuevo Quijote de América de Oswaldo Guayasamín
Donan obra de Guayasamín al Complejo Escultórico Memorial Ernesto Che Guevara, de Santa Clara
Freddy Pérez Cabrera
Santa Clara.— Con la entrega al Complejo Escultórico Ernesto Guevara de Santa Clara, de una gigantografía que reproduce un retrato del Che llamado El nuevo Quijote de América, dibujado en el año 1975 por el pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, por parte de su hijo Pablo, presidente de la Fundación que perpetúa y difunde la obra de su padre, culminaron las actividades en Cuba por el aniversario 90 del natalicio del famoso pintor ecuatoriano y universal.
La obra El nuevo Quijote de América fue entregada por Pablo Guayasamín (derecha), hijo del gran pintor ecuatoriano, al Complejo Escultórico Ernesto Guevara, de Santa Clara.
Al entregar el obsequio, el hijo del prestigioso artista expresó que "la luz de Guayasamín anda por toda la América. Es la luz de Fidel, del Che, de Martí, de Bolívar, de Manuelita Sáenz, que hoy recorre el continente, la misma luz que nos ilumina a todos los que soñamos con un mundo mejor".
Recordó los lazos de hermandad que unen a los pueblos de Cuba y Ecuador, y ratificó que la Fundación, heredera de las enseñanzas y la ética humanista de su padre, siempre estará al lado de esta Isla de la Libertad, principio legado desde el triunfo mismo de la Revolución cubana en 1959.
Durante el intercambio, en el que participaron jóvenes ecuatorianos que estudian en nuestro país, también se encontraban presentes el poeta José Regato, quien dedicó décimas al Pintor de Iberoamérica y Pedro Martínez Pírez, miembro de honor de la Fundación Guayasamín y subdirector de Radio Habana Cuba, quienes destacaron los vínculos históricos entre los dos pueblos.
En un ambiente de canciones y poesías alegóricas al cumpleaños de Oswaldo Guayasamín, fue entregado al Complejo Escultórico un folleto contentivo de imágenes de una colección de primeras copias de grabados del pintor Francisco de Goya, bajo el título Los desastres de la guerra, que había adquirido Guayasamín, quien se consideraba un admirador de la obra del artista español.
Donan obra de Guayasamín al Complejo Escultórico Memorial Ernesto Che Guevara, de Santa Clara
Freddy Pérez Cabrera
Santa Clara.— Con la entrega al Complejo Escultórico Ernesto Guevara de Santa Clara, de una gigantografía que reproduce un retrato del Che llamado El nuevo Quijote de América, dibujado en el año 1975 por el pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, por parte de su hijo Pablo, presidente de la Fundación que perpetúa y difunde la obra de su padre, culminaron las actividades en Cuba por el aniversario 90 del natalicio del famoso pintor ecuatoriano y universal.
La obra El nuevo Quijote de América fue entregada por Pablo Guayasamín (derecha), hijo del gran pintor ecuatoriano, al Complejo Escultórico Ernesto Guevara, de Santa Clara.
Al entregar el obsequio, el hijo del prestigioso artista expresó que "la luz de Guayasamín anda por toda la América. Es la luz de Fidel, del Che, de Martí, de Bolívar, de Manuelita Sáenz, que hoy recorre el continente, la misma luz que nos ilumina a todos los que soñamos con un mundo mejor".
Recordó los lazos de hermandad que unen a los pueblos de Cuba y Ecuador, y ratificó que la Fundación, heredera de las enseñanzas y la ética humanista de su padre, siempre estará al lado de esta Isla de la Libertad, principio legado desde el triunfo mismo de la Revolución cubana en 1959.
Durante el intercambio, en el que participaron jóvenes ecuatorianos que estudian en nuestro país, también se encontraban presentes el poeta José Regato, quien dedicó décimas al Pintor de Iberoamérica y Pedro Martínez Pírez, miembro de honor de la Fundación Guayasamín y subdirector de Radio Habana Cuba, quienes destacaron los vínculos históricos entre los dos pueblos.
En un ambiente de canciones y poesías alegóricas al cumpleaños de Oswaldo Guayasamín, fue entregado al Complejo Escultórico un folleto contentivo de imágenes de una colección de primeras copias de grabados del pintor Francisco de Goya, bajo el título Los desastres de la guerra, que había adquirido Guayasamín, quien se consideraba un admirador de la obra del artista español.
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