martes, 1 de octubre de 2013

Cayo Hueso La Habana Auca amarilla Froilán González y Adys Cupull Cinco héroes presos en Estados Unidos

la fragua martiana de amarillo por esos cinco héroes revolucionarios que soportaron hasta hoy quince años de horror en las entrañas del monstruo.  toto




Desde Auca en Cayo Hueso


  Batallas  de paz
Los esperamos con cintas amarillas.
Por Adys Cupull y Froilán González
Batallas  por la libertad de los cinco  de paz y amor.  A ella se incorporan mujeres y hombres dignos de todos los pueblos ante el llamado que hizo  René González Shewerert, Héroe de la República de Cuba. 
Como vestido de cintas amarillas lució el archipiélago cubano el pasado 12 de septiembre. El color adquiere el símbolo de la esperanza. Ese día se reafirmó la actitud comprometida en cada uno. No hubo límites, ni exclusión. Las ideas martianas  se hicieron presentes, ninguna voz es débil para rendir tributo, para pedir justicia, y libertad.
Son cuatro, nos dicen, pero seguimos llamándolos: Cinco,  No podemos excluir a   René González quien cumplió una injusta sentencia de casi 15 años; ahora vive  entregado a la lucha por los cuatro que faltan, lucha, que es ya, larga y continuará  mientras ellos se encuentren en la cárcel. La petición de René  a través de la televisión, la radio, la prensa escrita y de compañero a compañero ha calado en los  corazones cubanos.
Lo escuchamos aquella mañana  cuando habló en El Monte de las Banderas, y  también por la noche en la  Tribuna Antiimperialista, dijo al mundo que:
cuatro hijos de esta tierra languidecen en prisiones norteamericanas por el crimen de defender la vida humana. Por resguardar nuestro derecho a la tranquilidad y a la existencia. Sus voces nos llegarán hoy desde sus encierros y lo harán libres de odios y rencores. Nos traerán esa alegría de vivir que les hizo asumir este sacrificio en primera instancia. Nos recordarán que sus espíritus no pueden ser quebrados por todo el encono que el Gobierno más poderoso de la historia humana ha dejado caer sobre ellos.  Se les castiga con tal saña porque  -parafraseando a un poeta- emiten una luz que para sus acusadores resulta insoportable".
Nos pidió acciones  para que el Gigante de las Siete Leguas  detenga su  odio,  un odio implacable, injusto, como dijo José Martí: el  de aquellos que envidian una superioridad de espíritu y una largueza del corazón que no posee. Es el odio mezquino a todo lo  generoso.
 La cinta amarilla es símbolo de paz y  amor”, afirmó una estudiante del barrio de Cayo Hueso en La Habana, quien escuchó la explicación del Héroe trasmitida por la televisión cubana, sobre la bella historia de amor, y origen de la canción del regreso. Hecho romántico, que surgió en el pueblo norteamericano el siglo pasado, la historia del joven  que al salir de prisión  encontró, no una, si no cien cintas amarillas colgadas en un árbol, muestra de solidaridad de los amigos que se unieron a la novia amada, pidiendo su libertad. Agregó.        
Aquel día observamos  la identificación de los  jóvenes con  adultos, ancianos, adolescentes, niños y residentes  de otros países quienes ocuparon la vanguardia en el reclamo del regreso de los cuatro hijos de Cuba. Uno de ellos está muy enfermo: Ramón Labañino. No permitirá el pueblo de Estados Unidos  el olvido de la solicitud que hizo su hija  Laura Labañino  para que su padre enfermo sea atendido debidamente, o excarcelado antes de quedar inválido.     
El clamor se hizo también desde el sitio dedicado a la imagen del joven José Martí en  La Fragua Martiana,  ante la estatua de bronce, la que retrata al preso 113, obra del escultor José Villa,  ubicada en el escenario  donde el Héroe Nacional de Cuba, cumplió Prisión Política,  que calificó como un infierno,  peor  que el narrado por  Dante Aleghieri en su obra. Es el  sitio donde el joven padeció al ver a niños y ancianos  realizando como él, trabajo forzado. Él fue víctima del odio y la ignorancia al ser  condenado y enviado a prisión injusta por el Gobierno español el 5 de abril de  1870.  Ese mismo año había cumplido 17 años.
 Allí frente al monumento, quedó constituido el Club Martiano por la liberación de los Cinco Héroes, integrado por todas las generaciones  y presidido por  el periodista Wilber Rodríguez Fernández.
Quedaron como miembros de honor los Cinco Héroes de la República de Cuba: Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Ramón Labañino, Fernando González. y René González,  quien además fue elegido Presidente de Honor.
Al fundar este Club fue enaltecida la Fragua Martiana, y la Universidad de La Habana, que desde 1962  está al cuidado del recinto histórico que guarda la memoria eterna de hechos relacionados con nuestros combatientes por la libertad y el antiimperialismo, desde José Martí, la Generación del Centenario,  hasta los días de hoy.
Este frente relevante en defensa de los Cinco Héroes,  eleva también al barrio de Cayo Hueso, cuyos residentes, en el municipio de Centro Habana son custodios naturales del Monumento Nacional quienes tienen el  privilegio de poseer  en su territorio ese patrimonio amado.
El  acto fue presidido  por el Dr. Armando Hart Dávalos, miembro del Comité Central del Partido y director  de la Oficina del Programa Martiano.  Estuvieron presentes Combatientes de la Revolución, entre ellos el Dr. Juan Nuiry y Héctor Rodríguez Llompar; pioneros y maestras de varias escuelas de la localidad,  alumnos y colaboradores del Aula del Adulto Mayor, estudiantes y profesores universitarios, periodistas, historiadores, especialistas y trabajadores del centro, escritores y artistas plásticos.
A nombre de los residentes en Cayo Hueso  hablaron las pioneras y pioneros, dirigiéndose especialmente al Héroe antiterrorista. Él los felicitó y abrazó. Dio lecciones de ética en sus intervenciones.  Vislumbramos las virtudes  que deben trasmitirse a las nuevas generaciones durante el  breve intercambio donde afloraron  los valores que  hacen fuerte a nuestro pueblo.     
Ese día como siempre, a su lado, estuvo presente  Olga Salanueva,  su compañera,  combatiente por la libertad de los Cinco, Igualmente estuvo la querida Mirta Rodríguez,  madre de Antonio Guerrero y Graciela Ramírez coordinadora del Comité de Solidaridad con los Cinco Héroes.
No perdemos la esperanza. Basta de sufrimientos,  expresó  una anciana de Cayo Hueso,  pedimos al Presidente de Estados Unidos ver a Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Ramón Labañino, Fernando González. y René González,  juntos en Cuba, con sus familiares. Su pueblo  los espera  con las cintas amarillas  multiplicadas por el mundo. 

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LA VUELTA DEL RIOBA

Un diario paquetón, anuncia un próxima movida tanguera
en un barrio que sueña en dólares, cuatro por cuatros y.....
compra en la comunitaria.

En la puerta de un Museo, con revoque en las paredes....
y a la luz de  marquesinas la cosa se puso así :

Con altavoz se dijo: "El primer Museo Argentino 
en  honor al Comandante Ernesto Che Guevara *
REABRE sus puertas y da paso a su mayor ideario: 
la juventud que trabaja, sueña y crea "  ....................
y  Caballito ayer, despertó, sacó la sillita petisa a la puerta,
cebó un amargo y con la viola cachuza, dio rienda suelta
a esos tangos de mi flor, que hicieron punta en la vereda
con la junta del hombre y la mujer en un abrazo milonguero,
amagando un baile compadrón.
Pareció verse pasar al organito,  a unos pibes pelear por la
pelota, una vecina asomando en la ventana y al cana de la
esquina sin la gorra,  y una nena que me trajo de la mano
y me dijo que era yo volviendo al rioba. 

Barrio......yo sé que estás en todos lados, escondido detrás
de un árbol de magnolias, esperando a esos tangos, a tu gente,
y a esos pibes que hoy, se juegan con talento con magia
y muchas ganas, para traerte otra vez sin la gilada. 

Irene Perpiñal         * Rojas 129 , esquina Yerbal, CABA-llito Higuera,   Capital 


5 May 2013     From: zozedurden@yahoo.com.ar
LA VUELTA DEL rioba
To: irenecuba@hotmail.com
Me encantó Má,    El banquito blanco, el organito,  los pibes peleando por la
pelota, la vecina el cana sin la gorra,  y "esa" nena, me hicieron llorar...
Hermoso, me encantó,  seguramente hermoso también para cualquiera que
lo leyera, pero mucho mas para mí que estuve allí y que me senté en ese
banquito blanco Tantos años...       gracias    abrazo grande   manuel

Pablo Neruda Nicolás Guillén Chile Cuba Isla Negra Pinochet Victor Jara Valparaiso Pedro Martinez Pirez Chaubloqueo museo Che Guevara Buenos Aires




UN ABRAZO DE POETAS POR CUBA

Pedro Martínez Pírez


Guardo en mi memoria el abrazo que hace cincuenta años se dieron en mi presencia en el Aula Magna de la Universidad de Chile los grandes poetas Pablo Neruda y Nicolás Guillén.

Fue una celebración de lujo en Chile con motivo del décimo aniversario del histórico Asalto al Cuartel Moncada porque por esos días estaba en la nación austral el Poeta Nacional de Cuba y con él habíamos inaugurado días antes, en el poblado minero de Lota, una escuela con el nombre de la Mayor de las Antillas, y a la entrada del plantel un hermoso busto de José Martí.

Me contó una joven chilena que ahora estudia en la Escuela Latinoamericana de Medicina que varios mineros guardaron celosamente el busto del Apóstol de la independencia cubana a raíz del golpe fascista de Augusto Pinochet, y lo volvieron a colocar en su pedestal 17 años después. Los fascistas chilenos destruyeron el monumento al Ché que habían colocado los pobladores de la Comuna de San Miguel, en Santiago de Chile,, saquearon la casa de Pablo Neruda en Isla Negra y asesinaron a Víctor Jara, entre otras atrocidades contra la cultura chilena.

Yo había conocido a Neruda en junio de 1962, cuando llegué a Chile a cumplir una misión diplomática que se extendió hasta marzo de 1964. Compartimos en varias ocasiones en Santiago de Chile y Valparaíso, y fui a visitarlo cuando la llamada Crisis de Octubre de 1962 en la Isla Negra para pedir su solidaridad ante la amenaza yanqui.

Más de una vez estuve en su casa de Santiago de Chile en encuentros organizados por el poeta brasileño Thiago de Mello, quien por esa época se desempeñaba como Agregado Cultural de su país y era un excelente promotor de las relaciones de amistad con Cuba. En algunos de esos encuentros recuerdo haber compartido con el pintor cubano Mario Carreño, quien nunca olvidó sus raíces.

El acto en la Universidad de Chile y la visita a la Isla Negra me vienen ahora a la memoria cuando se cumplen 40 años de la muerte de quien en 1971 recibió el Premio Nobel de Literatura, y fue siempre consecuente con sus ideas políticas. Pablo Neruda, Víctor Jara, y Salvador Allende, son muertos que pesan en la mala conciencia de los pinochetistas y sus continuadores en Chile. Pero viven, al decir de José Martí, porque la muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida.

La Habana, 23 de septiembre de 2013