sábado, 12 de mayo de 2007

Argentinos frente a norteamericanos









Embajada Yanqui acordonada relata Eladio González (toto)

Marines norteamericanos, guardias de infantería de la Policía Federal Argentina y custodios de la Empresa de Seguridad protegieron a la Embajada de Estados Unidos en Buenos Aires, ante la movilización de 25 decididos ciudadanos.

Llego a las 16 hs., armo mi caña de pescar de 3 tramos. Mientras descienden de sus camiones y unos toman posición bordeando la calle frente a la embajada, otros se posicionan en la misma acera del edificio. Son 50 efectivos policiales de la Guardia de Infantería con casco, escudo y grandes bastones. Al tope de mi mástil (3 metros) ondean un rubí, cinco franjas y una estrella (bandera cubana) con la sobreimpresa frase “Hasta la Victoria Siempre” y un gran rostro del argentino-cubano Che Guevara. Colgado bajo ella con un cartel de 3 caras que rodea sus huesudos pies un blanco esqueleto - tamaño niño de 7 años - informa al público: “EEUU Y POSADA CARRILES COMPLICES” – “TERRORISMO BUSH – POSADA CARRILES”- “ POSADA Y BUSH , C.I.A. Y CARRILES” .

La embajada ocupa 200 mts. ó poco más y por la calle que la separa de los bosques de Palermo, circulan autos en una y otra dirección.

Estratégicamente frente a la ochava norte coloco un enorme cartel “pasacalle” colgado entre un semáforo y un poste de iluminación, en enormes letras rojas “CHAUBLOQUEO y MUSEO CHE GUEVARA EXIGEN LA LIBERTAD DE LOS CINCO HÉROES CUBANOS ANTONIO, FERNANDO, GERARDO, RAMON Y RENE” . Enarbolando bandera y esqueleto me dirijo por el medio de la calle, a la ochava sur pero a 40 mts. me interceptan 3 policías que amable pero firmemente me prohiben avanzar. Sobre mi derecha en la acera cada 20 mts. se ubican espaldas a la reja de la embajada, guardias privados. A mi izquierda estacionados hay una tanqueta, un camión lanzaagua Neptuno (moja con agua coloreada a manifestantes), 2 camiones transporte tropas de infantería, 2 camionetas, 2 patrulleros y 2 motos, todo azul. Obedezco, rodeo el bosque y reaparezco en el extremo opuesto donde nuevamente entre semáforo y poste de luz cuelgo otro pasacalle “CON FIDEL CASTRO Y LA REVOLUCION CUBANA CHAUBLOQUEO Y MUSEO CHE GUEVARA” . Es la parada de transporte colectivo y se detienen por el semáforo cientos de vehículos que circulan por la enorme avenida Sarmiento que separa el Jardín Zoológico de los animales de enfrente (la embajada) que acaban de dejar libre al depredador terrorista Posada Carriles (007) que tiene licencia para matar otorgada por la C.I.A y la IN-justicia norteamericana.

Es un buen lugar, el sol está alto todavía y la brisa hace ondear la bandera que atrapa la mirada de los conductores que ven en el medio de la avenida a un anciano sosteniéndola con una mano, mientras que lanza al viento puñados de blanco papel picado.

El rojo poncho salteño con flecos negros que visto, parece nevado del papel picado que se me adhiere. Bocinazos espaciados me saludan y a pesar de mi sordera oigo (afortunadamente más espaciados) algunos gritos de: “BOLUDOOO…” (equivalente al “comemierda” cubano) ó “ANDATE A CUBAAA..”.

Es el momento en que las fuerzas del orden que protegen a la sede yanqui, de mi probable ataque y desmán cometen un error, en la persona de un subcomisario que trajeado impecablemente se me acerca y tras presentarnos mutuamente, dialoga afable, simpática y hasta con pizca de complicidad para disimular lo que en realidad es un interrogatorio inédito, pues los dos corremos riesgo de ser atropellados por los malos conductores argentinos. El entre pregunta y repregunta (se mueve conmigo para que yo lo oiga, le expliqué que soy bastante sordo) se llena de papel picado pues el viento no hace distingos y su subcomisaria va a encontrar esta noche entre las prendas de su pareja algo que generará un conflicto “interfuerza”, lo mismo le ocurrirá a damas y caballeros que no alcanzaron a cerrar rápidamente las ventanillas de su automóvil. Se usa en fiestas y volver un viernes a casa con papel picado adherido es difícil de explicar. Simultáneamente yo repartía fotocopias del rostro del desaparecido Julio López (testigo en el juicio contra un criminal represor). Como el subcomisario al interrogarme, había quebrado el hielo, aproveché a olvidar prohibiciones previas circulando libremente frente a la Embajada ensuciando de papel picado toda su vereda. Al pasar junto a los gigantes con casco y garrote maniobré mal mi mástil y me llamó la atención el que dirigía al escuadrón, para que alejara de ellos la bandera y el esqueleto. Me alejé 5 pasos y a viva voz (como soy sordo y no tengo “retorno” simplemente gritaba) tras presentarme y saludar expliqué puntillosamente la trayectoria de Posada Carriles, sus actos terroristas, su fuga de prisión, su connivencia con la CIA y su liberación. Fueron 15 minutos que hubieran sido 60 pues me encanta hablar, pero el subcomisario “amigo” se acercó con semblante preocupado y pidió que “no pusiera nerviosa a la tropa”. Asentí, dí media vuelta y la emprendí con los custodios de la embajada que no eran tropa, pues es una empresa privada. Los vestidos de civil escuchaban ocho frases con la mirada ausente y desaparecían, los uniformados no se podían mover y eran blancos fijos, pero no pude dedicar mucho tiempo ya que un par de policías fue destacado para sugerirme me retire de allí. Aproveché y me dirigí a la entrada de vehículos de gran porte a 80 mts. de allí, coloqué bandera, cartel y esqueleto y fotografíé el contraluz. Al grupo de 5 guardianes que controlan camiones o autos con dispositivos para evitar atentados les dí un discurso sobre mis motivos de protesta, advirtiéndoles que si EEUU decidiera provocar un autoatentado ellos iban a ser las únicas víctimas.

Que el Embajador ese día NO IBA A ESTAR. Agregué que “mucho me llamaba la atención que hubieran retirado hace meses, los dos grandes muros de cemento que cerraban totalmente la calle frente a la Embajada como invitando a que se produzca un ataque”, en ese momento llega un microbús con unas cuarenta personas a bordo, muchos eran niños y contemplaron azorados mi espectáculo de sonrisas flameado de bandera con esqueleto y nubes de blanco papel picado. Pensarían seguramente en una promoción de la nueva “Harry Potter” pero volvieron mis dos ángeles guardianes de azul a pedirme que me vaya. Los de Mil por Cuba no fuimos los más pero sí los primeros. Me incluyo y la primera compañera que arribó de Mil por Cuba y para colmo cordobesa como Alicia Jrapko, luego los de las Casas de Amistad, del Comité por los 5 con Marta Speroni, alma mater que logró con su pasión sacarnos del letargo “equilibrado” de las megamarchas para que un abigarrado grupo de veinticinco (25) compañeras/os entre los que estuvo su marido el taximetrero le dijéramos NO a la liberación del monstruo terrorista. La camioneta solidaria de Asociación Trabajadores del Estado con Cardozo, Delia Pardo, Ana Daglio, Zacaro que trajo los volantes impresos (intenté repartirlos entre tantos policías como había, pero me explicaron sus jefes que ellos, no estaban autorizados a recibirlos) y otros que no conozco sus nombres además ya era de noche y no se veía. La prensa, radio y TV argentinas simplemente NO EXISTIERON (como es normal), pero sí una cámara de Telesur que recibió imagen y testimonio de Marta Speroni (Casa de la Amistad con Cuba de Lanús, Pvcia. de Buenos Aires) con todos nosotros rodeándola. Desde micrófono se denunció la liberación de Posada Carriles y exigencia de libertad a los Héroes Cubanos Prisioneros del Imperio. Marta Speroni adlater (no me acuerdo que quiere decir pero queda bárbaro) del grupo junto con tres compañeros más cruzaron esa especie de Muro de Berlín, o Mejicano (para no parecer yo tan viejo) y un funcionario de la Embajada, alto, impecablemente vestido y de modales controlados les firmó recibo de una declaración. Eran las 7 y el último compañero en retirarse Pablo Kilberg, con Ana Daglio y otra compañera se despidieron de mí. Fui a retirar mi cartel lejano y cuando regresé a desatar el otro a las 7 y cinco, llegó un matrimonio de militantes como yo (tercera edad). El me ayudó a enrollar el cartel y no creía que se hubiera terminado la actividad, pensó que la cita a las 6 se prolongaría con prolegómenos hasta las 7 y no llegar cuando todo acabó, porque hasta la policía (visible) se había retirado toda. Luego llegó una jovencita inquiriendo si se hacía una manifestación allí, tras explicarle manifestó estudiar psicología y querer sumarse a algún grupo solidario con Cuba por lo que la invité a que me envíe un mail para tener forma de enviarle información. Seguidamente nos desconcentramos en orden y sin bajas. Como hoy es 11 de Mayo Día del Himno, mentalmente me fui a casa recitando: …………………

A vosotros se atreve ¡ Argentinos !

El orgullo del vil invasor

Vuestros campos ya pisa, contando

Tantas glorias hollar vencedor.

Mas los bravos que unidos juraron

Su feliz libertad sostener

A “esos” tigres sedientos de sangre

Fuertes pechos sabrán oponer.

(es una de las ocho estrofas del Himno Nacional Argentino que el General Julio Roca decretó suprimir el 30 de Marzo de 1900.)

Dedico esta crónica a la cubana Rosa Baez y a la brasileña Aline Viera que desde sus patrias de origen respaldaron tan solidariamente las emociones de Marta Speroni y también a esos magníficos varones que siendo solo Cinco están moviendo el mundo como la palanca de Arquímedes. Toto