jueves, 17 de mayo de 2007
México lindo y querido - Soldadesca siglo XXI
México: Testimonio de una amenaza que ronda el país
Castaños: Una noche de horror militar
Por: Carolina Velásquez (CIMAC)
Dijeron que ellos eran soldados, que eran superiores a cualquiera, que tenían derecho a hacer lo que quisieran. Además, nosotras éramos unas 'putas' y para eso estábamos, para complacerlos en todo. Primero fue uno de ellos. Me tomó por la fuerza, me golpeó y me hizo mucho daño. Se portó como un loco, como un verdadero cobarde. Yo estoy acostumbrada a tratar con todo tipo de hombres y algunos son groseros, pero esto era muy diferente, los soldados disfrutaban con nuestro dolor, era como un juego perverso, en el cual todos querían ganar.
Con el título Prisionera de la vida, la autora de estos dos párrafos narra en cinco páginas una experiencia que la marcó para siempre. Ante 200 mujeres en el encuentro Mujeres en Resistencia, celebrado en la ciudad de Oaxaca del 26 al 28 de abril, una de las víctimas de la violación ejercida por militares a 13 mujeres en Castaños, Coahuila, el 11 de julio de 2006, compartió un suceso que cambió el rumbo de su vida.
Después de lo sucedido aquella madrugada en los bares El Pérsico y La Playa, en la zona de tolerancia ella, dice, se armó de valor y con la ayuda de varias personas decidió denunciar.
'Por una parte, para que estos desgraciados paguen por lo que hicieron, para que se haga justicia, pero principalmente porque de esta forma estoy pudiendo recobrar mi dignidad. He pasado por mucho, mi calvario aún continúa, entre los peritajes, las declaraciones y las visitas con la psicóloga transcurre mi vida, pero gracias a eso he aprendido que independientemente de mi oficio yo tengo derecho a decidir y que nadie puede ni debe forzarme a hacer algo que yo no quiera'.
Las palabras de Mimí, su seudónimo, conmovieron a las asistentes, entre las que se encontraban mujeres de Atenco, Zongolica, de la APPO de Oaxaca, migrantes en Estados Unidos y representantes internacionales, y provocó un aplauso solidario de pie de 3 minutos, el más largo de la reunión.
Castaños, ubicado a 260 kilómetros de la frontera con Estados Unidos, es un municipio pobre, habitado por 24 mil 936 pobladores (12 mil 257 mujeres) que vive de la agricultura y sobre todo del trabajo en la zona industrial de la ciudad de Monclava. A casi un año de los hechos, de un proceso judicial por la vía civil contra 8 soldados detenidos (cuatro aún están prófugos), se espera que la resolución del juez se dé a conocer a finales de julio.
Simularon un fusilamiento
Esta es, a detalle, la tortura vivida por Mimí la noche del martes 11 de julio.
'Una nueva y terrible sorpresa me deparó la vida, a mí y a todas mis compañeras, cuando todo un batallón de soldados llegaron hasta los salones de la zona de tolerancia en que yo trabajaba. Eran muchos, venían a bordo de vehículos Hummer de los que usan en el ejército, con uniformes y todo tipo de uniformes.
'Ahora sé que se trataba del 14º Regimiento Motorizado. Yo no tengo idea de que signifique eso. Sólo sé que no tuvieron piedad. Era como si estuvieran poseídos o como sí un odio irrazonable provocara su iracundo y depravado proceder.
'Me dolió y mucho. Eso que nos pasó no lo merece ninguna mujer. Fue como ellos quisieron. Me desnudaron y tuve que bailar mientras observaban y se reían. En todo momento me apuntaron con sus armas, me gritaron un sin fin de groserías, me humillaron, me hicieron sentir peor que basura.
'Vino uno, otro y todavía otro más. Mientras mi miedo crecía, pensaba que era el fin, yo casi podía jurar que me iban a matar, a todos nos iban a matar.
'Después de que abusaron de mí esos tres degenerados me llevaron junto a las demás. Nos pusieron desnudas de frente en una pared y simularon un fusilamiento. Tengo muy grabada la voz de uno de ellos que era el que daba las órdenes. Yo me sentí morir. Es lo peor que me ha pasado en mi vida.
'Justo cuando esperaba el tiro que terminaría con mi vida, cerré mi ojos y recé, pensé en todo lo que hasta ahora había sido mi vida. Fue entonces que pude escuchar las risas, eran carcajadas burlonas, abrí mis ojos y dijeron ¡bang!
'Ese momento jamás se me olvidará, aún tengo pesadillas por las noches. Tengo miedo y siento que continuamente alguien me persigue, es horrible, como en un momento pueden arruinarte la vida para siempre'.
Impunidad militar
La prensa local y nacional ha reportado en varias ocasiones el caso de las 13 mujeres violadas por elementos del ejército mexicano en Castaños, Coahuila, el 11 de julio del 2006. Aun cuando no es la primera vez que este tipo de hechos suceden, es el único en el que hasta ahora en México se juzga por la vía civil a 8 elementos del ejército. El proceso ya concluyó y las víctimas están en espera de que se castigue a los culpables.
Desde 1994 en Chiapas y hasta 2006 en Coahuila, los elementos del Ejército Mexicano involucrados en delitos de violación sexual contra mujeres no han sido castigados. En tanto sus víctimas, mujeres indígenas o pobres, viven el calvario del miedo y la intimidación, señala la reportera Soledad Jarquín Edgar en La impunidad del fuero militar.
Violación sexual contra mujeres
Jarquín documenta los casos pendientes y los señalamientos de distintas ONG defensoras de derechos humanos, como Amnistía Internacional (AI) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), respecto a la causa de su no solución a favor de las víctimas: el fuero militar.
'El fuero militar ha sido el principal obstáculo para la realización de acciones justas e imparciales y es una flagrante violación a los derechos humanos que ninguna autoridad legislativa se atreve a corregir, como la existencia de una ley particular que se aplica a militares sobre la propia Constitución Mexicana'.
Seis son los casos pendientes: tres tzeltales violadas en Chiapas (junio 4, 1994); 2 tlapanecas violadas en Zopilotepec, Atlixtac de Alvarez, Guerrero (diciembre 3, 1997); 12 mujeres violadas en la zona Loxicha, en Oaxaca (1997); 2 mujeres violadas de Barrio Nuevo San José, Tlacoachixtlahuaca, Guerrero (abril 21, 1999); una mujer agredida sexualmente en Barranca Bejuco, Acatepec, Guerrero (febrero 16, 2002); una mujer violada en Barranca Tecuani, Ayutla de los Libres, Guerrero (marzo 22, 2002).
A ellos se suma el reciente caso de la indígena nahua Ernestina Ascencio, presuntamente violada y asesinada por elementos del ejército en la Sierra de Zongolica.