jueves, 1 de noviembre de 2007

ONU Bloqueo derrotado por decimosexta vez, Cuba triunfó ante un EEUU a quien Palau e Islas Marshall le tendieron la mano para recibir dólares.


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DÉCIMOSEXTA VEZ QUE LA ONU VOTA A FAVOR DE LA ISLA

La ONU le dijo otra vez a EE UU que debe levantar el bloqueo contra Cuba

Conociendo la cerrazón política e ideológica de la administración Bush, es seguro que ignorará la masiva votación del martes, donde 184 países le reclamaron el cese del bloqueo a Cuba. Si es así, EE UU pagará alto costo político.

EMILIO MARÍN

¿Cómo se dirá “goleada” en los idiomas de los 184 países que el 30 de octubre votaron por el levantamiento del bloqueo estadounidense contra la Mayor de las Antillas? Sería interesante saberlo porque parece ser la palabra más apropiada para describir el resultado de la votación sobre el proyecto de resolución 61/11 presentado por el canciller cubano Felipe Pérez Roque ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Incluso sería lindo saber cómo se dice “goleada” en idish, pues Israel fue uno de los pocos satélites que secundaron a la superpotencia. Los otros dos escasos votos provinieron de ignotas islas del Pacífico, las Marshall y las Palau, donde el idioma oficial es el inglés.

A propósito, si bien en la ONU cada país es un voto, conviene puntualizar que las Marshall tienen 66.000 habitantes y las Palau solamente 20.000, según la información de Wikipedia. Además son “estados libres asociados” donde la moneda oficial es el dólar y dependen del presupuesto norteamericano para sobrevivir.

El valor político de esos dos votos es entonces muy dudoso, lo mismo que el de Israel, que estuvo veinte años en la Asamblea General tratando de levantar la definición de 1974, que asimilaba al sionismo como una forma de racismo. Logró borrar ese antecedente en los ´90 pero con sus actuaciones bélicas en El Líbano, Gaza y Cisjordania, se ganó otra vez la repulsa mundial.

Esos tres son los únicos votos que acompañaron a EE UU una vez que terminó de hablar su representante Robert Godard, quien insistió en que las medidas de Washington son apenas un embargo bilateral que “no debe traerse a la Asamblea General”.

El rey del bloqueo estaba desnudo. Israel, Marshall y Palau no alcanzaban a ser siquiera un taparrabos.

Del otro lado, a favor de Cuba, sufragaron los representantes de 184 naciones, entre ellas las 118 afiliadas al Movimiento de Países No Alineados (Noal), ámbito del que la ínsula es el presidente de turno por dos años. Así lo resolvió la última asamblea de este movimiento el año pasado en La Habana. Al hablar en nombre de los No Alineados, el embajador de Egipto ante la ONU, Maged Abdelaziz, señaló: “estamos en contra de toda legislación o medida intimidatoria destinada a presionar a países no alineados con amenazas para su soberanía e independencia”.

Otra voz influyente, la de China, también se hizo oír a favor del sitiado. “Este tipo de práctica (bloqueo) no tiene nada que ver con la promoción de democracia y libertad”, dijo el embajador de China ante la ONU, Liu Zhenmin.

Hasta la Unión Europea, que obviamente no tiene nada de socialista, por medio de un comunicado leído por un representante de Portugal, rechazó “todas las medidas unilaterales contra Cuba”. Lisboa ejerce la titularidad rotativa de la Unión.

Lo que mostró el tablero de votación en el Edificio de Cristal neoyorquino fue: la isla acompañada por la abrumadora mayoría de países del planeta, y la superpotencia más aislada y desprestigiada que nunca. 184 a 4 es paliza en todos los idiomas.



Todo un récord

Desmenuzando esas cifras, hay que decir que este año hubo un voto más para Cuba, en relación al año pasado. Fue el de Nicaragua, tras la victoria presidencial de Daniel Ortega.

En cuanto a la abstención, sólo una, provino de Micronesia, formado por otras islas del Pacífico ultra dependientes de EE UU. Cómo será el nivel de decadencia de Bush, que ni siquiera pudo hacer sufragar de su lado a Irak, El Salvador y Albania, tres países que no derrochan precisamente independencia y soberanía.

Lo de Irak es bien sabido: 160.000 soldados norteamericano están ocupándolo. Una parte de las tropas de la coalición está aportada por El Salvador, unido a la administración Bush por el cordón umbilical del Tratado de Libre Comercio centroamericano (Cafta, sigla en inglés). Y de Albania no hay mucho por agregar: es un protectorado de la OTAN luego que Bill Clinton y sus socios europeos decidieran desangrar y bombardear a Yugoslavia en 1999. Conste entonces que la Casa Blanca no pudo lograr el voto positivo de esos tres gobiernos a los que tienen agarrados por las gónadas.

Si La Habana pudo alcanzar semejante victoria política y batir su propio récord de votos, eso fue el resultado, en partes iguales, de su buen trabajo político y diplomático de doce meses, y por otro lado, de las brutalidades del Departamento de Estado. Esto último, tanto en lo tocante a un bloqueo que se hizo aún más cruel este año, como a la influencia de otros asuntos internacionales como las ocupaciones de Irak y Afganistán, el manejo del Banco Mundial y el FMI, la emisión de gases contaminantes, las amenazas a Irán, la no democratización de la ONU y un largo etcétera.

Pérez Roque demolió con ejemplos concretos el argumento estadounidense de que se está frente a un embargo bilateral. Lo hizo graficando los perjuicios comerciales sufridos por treinta países, derivados del bloqueo y la utilización de “leyes extraterritoriales” como la Helms-Burton, que penalizan el libre intercambio.

Citamos sólo un par:

-“Cuando el Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos de Cuba trató de comprar a la compañía japonesa Shimadzu un espectrofotómetro infrarrojo, encontró que ello estaba prohibido por el bloqueo, pues ese equipo tiene más de 10% de componentes norteamericanos”, reseñó el diplomático.

-“En el último año, más de una veintena de bancos de diversos países han sido groseramente amenazados a fin de interrumpir cualquier tipo de relación o transacción con Cuba”, añadió.



Los K, bien en este punto

Entre los variados argumentos expuestos por Pérez Roque, uno de indudable valor político y humano fue el que denunció los sufrimientos de niños cubanos por la negativa estadounidense a vender medicamentos y equipos. Citó el anestésico inhalatorio Sevorane, de la compañía norteamericana Abbott, que no pueden adquirir. Y la interrupción de ventas de marcapasos para niños cubanos afectados de arritmias, luego que la empresa de EE UU Saint-Jude se viera obligada a romper con cuba por la presión del gobierno federal.

Cualquier ser humano se sensibiliza al escuchar esas denuncias, no rebatidas por la representación norteamericana. Lo mismo con lo expuesto por Pérez Roque, en el sentido que Bush ordenó a las empresas de Internet no prestar sus servicios a la isla. Los usuarios isleños que clicquean sobre Google Earth reciben una leyenda en inglés que les dice que ese programa no está disponible para ese país.

Multando a Oliver Stone por haber viajado a La Habana a filmar dos películas sobre Fidel Castro, y poner bajo la lupa de sanciones a Michael Moore por haber hecho otro tanto con Ciscko, habrán terminado de decidir a muchas personas en EE UU para tomar posición contra el bloqueo.

En fin. Con su brutalidad y falta de cintura política, derivada de sus compromisos con la mafia cubano-americana de Miami de la Fundación Nacional Cubano-Americana, Bush ha ignorado las votaciones de la ONU y seguramente hará lo mismo con la del martes de esta semana.

Si bien esa política de bloqueo es bastante unificadora en el partido republicano, entre los demócratas hay precandidatos que admiten la necesidad de cambios. Así lo expresaron el senador Barack Obama y el gobernador de Nuevo México, Bill Richardson. Hacia noviembre de 2008, cuando se elija presidente, habrá tenido lugar la votación número 17 en la ONU sobre el mencionado bloqueo.

El gobierno argentino votó bien, como lo había hecho el año pasado. Sin embargo queda un interrogante. ¿Por qué la cancillería no intima a Google, empresa argentina filial de la estadounidense, a suministrar a la isla los programas libres negados por su casa matriz? Sería una forma de hacer respetar las leyes de nuestro país, como cuando José B. Gelbard obligó a la Ford de Buenos Aires, a vender vehículos a Cuba en 1973.

Los cubanos agradecen a Néstor Kirchner el sentido de su votación. Muchos argentinos, empero, no entienden por qué el presidente no viajó a La Habana en más de cuatro años de gobierno. Aunque el matrimonio presidencial tuvo sus rabietas con “La Nación”, pareciera que este diario conservador le manejó ese aspecto de la agenda caribeña.