sábado, 1 de diciembre de 2007
Premio Cervantes de Literatura Fidel Castro cubano, según Juan Gelman, argentino, caballo,
Dirán exactamente de Fidel
Gran conductor, el que incendió la historia, etcétera
pero el pueblo lo llama caballo y es cierto.
Fidel montó sobre Fidel, un día
Se lanzó de cabeza contra el dolor, contra la muerte
Pero más todavía contra el polvo del alma.
La Historia parlará de sus hechos gloriosos
Prefiero recordarlo en el rincón del día
En que miró la tierra y dijo soy la tierra´
En que miró su pueblo y dijo soy el pueblo,
y abolió sus dolores, sus sombras, sus olvidos
y solo contra el mundo levantó en una estaca
su propio corazón, el único que tuvo
lo desplegó en el aire como una gran bandera
como un fuego encendido contra la noche oscura
como un golpe de amor en la cara del miedo
como un hombre que entra temblando en el amor
alzó su corazón lo agitaba en el aire,
lo daba de comer, de beber, de encender,
Fidel es un país,
Yo lo ví con oleajes de rostros en su rostro.
La Historia arreglará sus cuentas allá ella
Pero lo ví cuando subía gente por sus hubieramos,
Buenas noches Historia, agranda tus portales,
Entramos con Fidel, con el Caballo.
Juan Gelman (Sala Dos – 1995)
Premio Nacional de poesía en 1996.
Habitualmente se dice que lo de “Caballo” es por la fuerza, el ímpetu. Pero la mitología popular refiere que al triunfo de la Revolución, en un suburbio de La Habana le negaron atención médica a una madre que llevaba su hijo enfermo al dispensario de la zona. Como era tarde en la noche, la mujer, desesperada, salió en procura de un transporte que la trasladara hasta un hospital. La suerte quiso que pasara el vehículo en que viajaba Fidel. Informado de la situación, se dirigió, llevando consigo a la madre y al niño al mismo dispensario, en donde arremetió a golpes contra la puerta indebidamente cerrada. Desde adentro, la voz del profesional irresponsable contestó: ¿Quién golpea como un caballo?