lunes, 31 de marzo de 2008
Bernardo Alberte (h) Hernan Jaureguiber paro agropecuario, caceroleros de cuello blanco, semana santa Corpus Christi
AL QUE QUIERE OIR, QUE OIGA.-
Por Bernardo Alberte (h) y Hernán Jaureguiber
Estamos ante una reiterada encrucijada histórica. Nos apabulla la repetición y nos preocupan sus consecuencias. El martes pasado asistimos a una nueva manifestación de los reaccionarios vernáculos, con el siempre condimento de los zonzos de turno.
No nos ocupa en este trance, un análisis exhaustivo de todo el Gobierno actual. Nos avocamos a situarnos en el escenario del dilema planteado frente al discurso presidencial en defensa de las retenciones al agro y la reacción en su contra. El concepto de ese discurso oficial, fue de tibio signo distribucionista y fue esa cuestión conceptual, la razón de la respuesta.
Aunque no haga falta decirlo por obvio, la reacción no se debió a la claudicante política en relación al petróleo, la minería y los recursos naturales. Tampoco lo fue, por el mantenimiento de un mapa social con una exclusión que, cualquiera fuera su número estadístico, no se compadece desde una mirada antropocéntrica. Menos aún, fue el rechazo a la feroz represión de la Policía Federal (a cargo del Ministro Anibal Fernández) de los cartoneros de Barrancas de Belgrano. Claramente se trato de todo lo contrario.
Quienes salen en estos días a cacerolear y quienes los instigaron, son los mismos y viejos enemigos de cualquier mejora popular, por pequeña que sea, o de cualquier intención de independencia económica. Sus mentores: la reconocida oligarquía heredera del proyecto agroexportador de nuestro pasado Roquista. Sus aliados, las empresas de comunicación, al servicio de todo proyecto colonial en nuestras tierras. El resto, el mediopelo en la definición Jauretcheana.
Como dijimos, nada de que asombrarse.
Unos los mismos amos de siempre, que aunque no vean amenazados seriamente sus privilegios, cualquier discurso o medida distribucionista los abroquela en defensa de lo suyo.
Los otros, los que prefieren un depto. de 3 ambientes, propio o en expectativa, en una colonia, antes que el sentimiento de propiedad colectiva de su Patria.
Por supuesto que existen diferencias entre el amo y su aliados, pero no creemos que la menor condición económica de algunos productores agropecuarios, los exonere de su responsabilidad o del carácter de su proyecto.
No solo los Martinez de Hoz, integraron o apoyaron las dictaduras. No solo los beneficiarios mayoritarios del capital concentrado votaron a Menem y mas recientemente a Macri. Fueron también pequeños productores los que votaron en Tucumán a Bussi. Y los ejemplos podrían seguir. Lo cierto es que siempre, aparecen juntos ambos sectores. Apoyando dictaduras, bombardeos a plazas inermes, comulgando con el Cristo Vence en mortíferas bombas, aplaudiendo fusilamientos ejemplificadores, exigiendo olvidos de pasados que los condenan, aplaudiendo a Blumberg, etc. etc.. Es la misma clase infecunda que antes vió demagogia y despilfarro cuando el pueblo comía.
Como dijimos nada nuevo bajo el sol.
Ante este panorama, entendemos que es de toda generosidad histórica, aplazar diferencias generales, para prestar consensos particulares. No sentimos que apoyando medidas como las que nos ocupan, se este formulando un encuadramiento en un gobierno al que no sentimos como propio. Por el contrario, creemos que un oposicionismo furioso, como el desplegado por ciertos sectores de la izquierda, el progresismo y el campò popular, (del que nos sentimos parte), es reiterar errores que luego de varias décadas y espantos, no se redimen con una autocrítica tardía.
Creemos que puede atacarse con severo signo opositor la política energética, petrolera, minera, etc., sin que ello implique una generalización que termina atentando contra los pequeños avances dados en otras materias.
No es justo desconocer los avances en materia de DDHH, sin perjuicio de la falta de esclarecimiento sobre el destino de Julio Lopez.
No es leal equiparar la política de relaciones carnales con los acercamientos regionales.
No es honesto englobar los negociados de De Vido y Cía, las presencias de las mafias del PJ, las transfuguedas de la burocracia sindical, con algunos de los dignos nombramientos en la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Tampoco puede equipararse el impulso oficial a modificaciones en el Régimen de AFJP con la flexibilización laboral que hasta hace poco parecía inevitable.
Alguien dijo alguno vez, que fue un error confundir a Gelbard con López Rega.
Lo que tratamos de señalar es que no pueden cometerse los mismos errores.
Que quienes no estamos encuadrados con el Gobierno, necesitamos de espacios de coincidencias y no razones para fragmentarnos. Que el oposicionismo furioso es expulsivo y destructivo hacia el seno de una opción popular.
Que podemos salir de este presente purgatorio, sin necesidad de regresar al infierno pasado y que para ello no debe abonarse el campo al enemigo que nunca deja de acechar.
Que los desconformes, pueden encontrar una marcha mejor que la del Corpus Christi.
Que se puede estar con Guevara pero nunca con Americo Ghioldi.
Que si se piensa (como algunos pensaron) que Salvador Allende era un reformista, igual es una canallada permitir la conspiración o no hacer nada contra ella.
Que en definitiva luchar contra el paro agropecuario y su coro de caceroleros, nos reafirma como luchadores del campo popular y no debilita nuestras convicciones en todo aquello que excede a este planteo
Nos esperanzamos en encontrar un camino militante que priorice las coincidencias ante el enemigo común, y aplace las mezquindades y las pequeñas vanidades que nos dividen.
BERNARDO ALBERTE (h)
HERNAN JAUREGUIBER
Buenos Aires, 26 de Marzo de 2008.-