sábado, 8 de noviembre de 2008

Salven a los hispanos "las ballenas" Toto y los mercenarios que ganan su nacionalidad estadounidense mediante asesinatos Robreño Díaz











Hispanos rehúsan servir a una causa injusta

Por Gustavo Robreño Díaz*, E-Mail: serviex@prensa-latina.cu


La Habana, (PL).- Una vez más, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos están
interesadas en aumentar el número de hispanos entre sus miembros.

De acuerdo con un documento circulado por la oficina de reclutamiento del Ejército, ese servicio armado "está animando" a los miembros de la comunidad hispana para que se incorporen a sus filas.

Actualmente residen en Estados Unidos 56 millones de hispanoamericanos, 44
millones de ellos en forma legal.

Según la convocatoria, a pesar de que representan más del 15 por ciento de la población total del país, y que los hombres hispanos entre 18 y 24 años constituyen el 20 por ciento, en los servicios armados no rebasa el 13 por ciento.

De ser así, es muestra fehaciente de que no les interesa enrolarse en las fuerzas armadas, a pesar de las ventajas que de ello se derivan. Por esa vía, un joven hispano no necesita esperar años y años para optar y, finalmente, obtener la ciudadanía norteamericana.

Los trámites interminables, desembolsos reiterados de elevadas sumas de dinero en abogados y sobornos a funcionarios, así como el caricaturesco intento en demostrar que sabe, o más bien, "chapurrea", inglés, pueden ser todos obviados.

Le basta con estar "dispuesto" a enrolarse en las Fuerzas Armadas del "país de las oportunidades" y marchar a Iraq o Afganistán. Eso sí: a matar, o a que lo maten.

En una reciente ceremonia de reclutamiento en Times Square, Nueva York, -y
en la que participó el secretario del Ejército, Pete Geren,- se dijo que "contrariamente a lo que se cree", las minorías no tienen excesiva representación en las instituciones armadas de ese país.

Sin embargo, diversas fuentes afirman que el 35 por ciento, -alrededor de 40 mil efectivos.- del total de 140 mil que Estados Unidos mantiene desplegados en Iraq, es de origen hispano.

Sobre ellos, en el marco de los festejos por el "mes de la herencia hispana", el presidente George W. Bush aseguró que "los soldados hispanos que están en Iraq y Afganistán están sirviendo para ayudar a estas democracias jóvenes a alcanzar la bendición de la libertad".

Para nadie es un secreto que la inmensa mayoría aceptó el "generoso" llamado a filas como única forma de obtener la ciudadanía, que por otra vía le es negada por las xenófobas y discriminatorias leyes migratorias que hoy imperan en Estados Unidos.

Aunque ahora cobre notoriedad, la utilización de hispanos por parte de las fuerzas armadas de Estados Unidos no es asunto del presente. El caso de los puertorriqueños es ilustrativo:

A tenor de la "Ley Jones", de 1917, que impuso a los puertorriqueños la ciudadanía norteamericana, 65 mil boricuas integraron el contingente militar estadounidense, en Europa y el Pacífico, durante la Segunda Guerra Mundial, 348 de ellos perdieron la vida.

También en la guerra de Corea participaron 43 mil 434 puertorriqueños, de los que murieron 743. A Vietnam viajaron 72 mil, y 270 no regresaron.

En Iraq y Afganistán se estiman en alrededor de mil los puertorriqueños, y la cantidad de muertos, -hasta mediados del presente año,- se calculaba en 45.

Y estas cifras se refieren solo a residentes en la Isla, no en Estados Unidos, donde actualmente viven más de tres millones de puertorriqueños.

Otro caso es el de El Salvador; única nación latinoamericana que mantiene fuerzas militares en Iraq, a pesar de que las últimas encuestas arrojan que un 80,8 por ciento de la población en ese país se opone.

De acuerdo con reportes oficiales, los efectivos salvadoreños solo han participado en el adiestramiento de las nuevas fuerzas militares, policiales y de seguridad fronteriza iraquíes.

Sin embargo, y a pesar de la falsa "no-letalidad" con que se pretende disfrazar la presencia en Iraq, las tropas salvadoreñas han tenido que lamentar la muerte de cinco de sus efectivos, además de sufrir una veintena de heridos.

Según el reporte oficial de bajas del Pentágono, hasta el 9 de septiembre de 2008, en las contiendas Iraq y Afganistán han perdido la vida 441 efectivos de origen hispano, lo que representa el 10,7 por ciento del total de bajas en ambos conflictos.

Mercenarios, cantera segura.

De otra parte, y de modo cada vez más creciente, las llamadas "Compañías Militares Privadas" recurren al empleo de hispanos para el cumplimiento de disímiles misiones de aseguramiento y apoyo durante los conflictos armados.

Aunque eluden ser identificados como "ejército no oficial" y prefieren irónicas denominaciones, tales como, Contratistas Privados, Managers de Riesgo, Asistentes de Seguridad; y otras por el estilo; ello no enmascara su verdadera condición de mercenarios modernos.

A pesar de que no son reconocidos como una fuerza militar, si están contenidos en lo que el Pentágono calificó en su "Revisión Cuadrienal de Defensa", de febrero de 2006, como "Fuerza Total" indicando que "deben estar incluidos en los planes y órdenes operativas".

Latinoamérica ha resultado un campo fértil para el reclutamiento de estos mercenarios.

Hoy se calculan en aproximadamente 10 mil los ciudadanos de Perú, Chile, Argentina, Ecuador, Colombia, El Salvador y Honduras que se encuentran en Iraq al amparo de Compañías Militares Privadas.

Sus actividades incluyen toda una amplia gama que va desde choferes, cocineros, administradores de campamentos militares y cárceles, hasta mantenimiento, reparación y adiestramiento en el manejo de novedosos sistemas y armamentos.

Realizan patrullas, custodian instalaciones civiles y militares, ofrecen protección a convoyes militares, brindan servicio de guardaespaldas para empresarios privados y funcionarios públicos, así como a personal diplomático y altos jefes militares.

A la hora de seleccionar los pupilos en Latinoamérica, dichas compañías no ponen muchos reparos en la catadura moral ni antecedentes de los optantes. Por el contrario, la norma ha sido que favorezcan a aquellos que estuvieron vinculados a las dictaduras militares y órganos represivos que, en la década de los 70 y los 80 del pasado siglo, asolaron este continente.

En ellos, la motivación fundamental para acompañar a las tropas norteamericanas es única y exclusivamente económica. Los salarios que devengan oscilan entre 900 y tres mil dólares mensuales, lo que supera en varias veces el que pudieran percibir en sus respectivos países.

El riesgo: que la resistencia iraquí no se ha dejado confundir en disquisiciones semánticas y los enmarca en el acertado genérico de "enemigos"; vulgares mercenarios al servicio de un ejército invasor; y como tal los combate.

Cifras del Departamento de Trabajo indican que, desde el inicio de la invasión, en Iraq han muerto alrededor de mil mercenarios. De ellos, según información de sitios digitales alternativos y de grupos de derechos humanos, aproximadamente 500 "la mitad"- son de origen hispano.

Y en ello estriba la respuesta a su no preferencia por los servicios armados: demasiada sangre, mutilación y muerte para sustentar una ajena e injusta causa.

*Colaborador de Prensa Latina.
lam/grd

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