jueves, 30 de julio de 2009

SONRIA LO ESTAN FILMANDO ALPARGATAS SI FUTBOL NO


ALPARGATAS  Y  FUTBOL    "  NI  "     LIBROS    POLICIALES
 
 


 

Hipervigilancia y miniciudadanos
29/07/09

Por Oscar Taffetani

(APe).- Las motos y automóviles adquiridos por la flamante Policía Metropolitana de la ciudad de Buenos Aires llevan cámaras digitales capaces de trasmitir audio e imágenes en vivo de sus recorridos: "Los flamantes vehículos -cuenta el diario Clarín- tienen dos cámaras. Una está en el guardabarros delantero y capta todo lo que se mueve en un ángulo de 70°. Es muy útil durante una persecución, para registrar la patente del vehículo. La otra, se ubica cerca del espejo retrovisor y registra lo que sucede en el interior del auto. Además, el sistema permite sumar otras dos cámaras inalámbricas, para ver a los costados, y un domo (con cobertura de 360°)".

El GPS de los patrulleros, además, mediante un robot (o robota, no excluyamos al género), advertirá a los agentes cuando se estén acercando a zonas peligrosas o con alta tasa de delitos. Adiós al viejo olfato policial. Las máquinas lo harán todo.

En el futuro, cumpliendo con las más baratas fantasías de la ciencia ficción, la policía tendrá sólo formas mecánicas y electrónicas. Y los agentes uniformados serán apenas adornos: una simple formalidad para no horrorizar a los ciudadanos.

Las productoras de cine y TV, siguiendo el ejemplo de aquella serie titulada COPS (Langley, 1989), ya no contratarán más actores para hacer de policías, ni para hacer de delincuentes o poliladros. No. Ahora, la Policía Metropolitana y otras instituciones del Estado -como ésa que llaman Justicia- proporcionarán a los canales de TV las grabaciones completas de sus fechorías, perdón, actos de servicio, tanto en interiores como en exteriores, con lluvia o con sol, a lo largo del año.

Porque más barato y conveniente que velar por la Seguridad o por la Justicia, en un futuro cercano, será producir el show de la Seguridad y el show de la Justicia. Los costos de ese despliegue serán subsidiados, como corresponde a toda democracia capitalista y mediática, por el Estado.

Sí, desocupado lector, el Estado, esa entidad supranatural y temible, sostenida por el trabajo anónimo y silencioso de millones de ciudadanos.

 

Copian... y copian mal

Muchas modas y tendencias desarrolladas en el Norte (léase Europa y los Estados Unidos) son rápidamente copiadas e imitadas aquí en el Sur.

Hojeando el libro Cuatrocientos años de Policía en Buenos Aires, publicado en 1981 por un comisario de la PFA, podemos ver la evolución de los uniformes e indumentaria de las distintas policías del río de la Plata, que invariablemente fueron acompañando (por lo menos, hasta los '80) las tendencias de la moda europea y estadounidense.

Sin embargo, una reflexión que nos deja la lectura rápida de ese libro policial, es que los argentinos nunca supimos copiar una saludable costumbre, una costumbre democrática, de los Estados Unidos, que es la elección del sheriff y el jefe de seguridad por los mismos vecinos de un distrito.

Recientemente, a pesar de la denuncia y la resistencia de organismos de derechos humanos, organizaciones sociales y figuras de la cultura y la política porteñas, el jefe de gobierno Mauricio Macri designó en el cargo de jefe de la Policía Metropolitana al comisario Jorge "Fino" Palacios.

"Palacios -leemos en un informe del Observatorio de DDHH de la Ciudad- es cuestionado por Memoria Activa por encubrimiento comprobado en la investigación del atentado en la AMIA. También está involucrado judicialmente en el asesinato de cinco personas fallecidas como consecuencia de la brutal represión del 20 de diciembre de 2001 en la Ciudad de Buenos Aires (...) Además, se denunció su complicidad con uno de los imputados del secuestro de Axel Blumberg. Y, como si fuera poco, es cuestionado por su turbia relación con la barra brava de Boca Juniors..."

También intervino Palacios, acotamos, en el esclarecimiento y rescate con vida del ingeniero Mauricio Macri -hoy alcalde de la ciudad- en 1991. No resulta disparatado suponer que allí nació la estrecha relación que hoy desemboca, a pesar de las protestas ciudadanas, en su designación.

 

Opacidad y transparencia

Ya hemos expresado, en incontables artículos periodísticos, que en materia de policía y seguridad la Argentina vive en un auténtico mundo del revés: bomberos que ponen bombas (Triple A, 1973); comisarios que secuestran; patrulleros que se convierten en piratas del asfalto; escuadrones de la muerte que llevan chapa y uniforme; brigadas antidroga que comercian con la droga, y así.

A esta altura de la civilización (¿cuál civilización? diría Gandhi), los ciudadanos hemos olvidado que el policía debe ser un vigilante de las leyes y costumbres de la Polis (es decir, de la ciudad). Pero tal vez la peor inversión -o trastocamiento- que hemos sufrido, es que aquello que debe ser transparente (la gestión pública, el manejo de los fondos públicos, los procedimientos de la policía) se vuelve opaco. Y aquello que debería ser opaco (la intimidad de las personas, los datos confidenciales, el sufrimiento de las víctimas) se vuelve transparente, en un incesante reality-show más parecido al circo de la Antigüedad que a una actualizada administración de Justicia.

Finalmente -escrito sin ninguna clase de esperanza- queremos mencionar aquí el último secuestro que han sufrido los Chicos del Pueblo, en la persona de un educador de 20 años, de la obra Don Orione, llamado Emmanuel.

A Emma lo secuestraron, lo golpearon, lo atemorizaron, al punto que tal vez ya no pueda seguir cumpliendo con su tarea de educador. ¿Dónde estaban las cámaras de seguridad, los Robocop y los servicios de Inteligencia del Estado, cuando este chico fue secuestrado por tercera vez?

¿Para qué sirven las Salas de Situación, los helicópteros, los celulares calientes de los ministros, si Emma queda a merced de un puñado de matones a sueldo, que cumplen con su propósito de intimidar?

Son todas preguntas sin respuesta. Lo único cierto, incontrastablemente cierto, es que el Estado argentino hoy no es capaz de brindar seguridad a los que educan, ni a los que luchan contra el hambre y la pobreza.

Padecemos un Estado del revés, proporcional y adecuado a un mundo que está al revés. Hipervigilancia. Para miniciudadanos.

Domingo Faustino Maradona
28/07/09

Por Alfredo Grande 

"la cultura represora miente con la verdad. Mentira Total."
 (aforismo implicado)

LOS VECINOS SE ENFRENTARON CON LA POLICIA
Insólita pelea por una cancha de fútbol en un barrio salteño
En tiempos donde algunos alumnos se quejan de las exigencias que les imponen los docentes, la nota la dieron ahora algunos padres que se enfrentaron con la policía para evitar que se construya una escuela en la cancha de fútbol del barrio Juan Pablo II, ubicado en la zona norte de la capital salteña. "Si se construye una escuela en este lugar, los chicos van a volver a caer en la droga; jugando al fútbol se distraen y se alejan de ese mal", dijo a Clarín Javier Pérez (28), uno de los vecinos. "La gente perdió los valores. El fútbol no puede estar por encima de la educación", afirmó el ministro de Educación de la provincia, Leopoldo Vancauwleart. "No estamos en contra de la escuela, solo pedimos que la construyan en otro lado. Nosotros tenemos una escuela a dos cuadras, mientras que otros barrios aledaños no tienen edificio y los chicos tienen que ir hasta el centro para estudiar", explica Hugo Quipildor (37), el vecino que lleva la voz cantante y terminó detenido. El ministerio de Educación piensa construir la escuela con 10 aulas y todas las dependencias que requiere un edificio moderno. La obra tenía fecha de inicio el martes pasado, pero cuando los obreros empezaron a trabajar fueron sacados del lugar por algunos vecinos. Cuando la reacción de los vecinos se tornó inmanejable, actuó la guardia de infantería, que se trenzó a golpes con los pobladores de la zona, quienes atacaron a los uniformados con piedras y palos. "La policía no cometió excesos. Los uniformados tienen la orden de actuar cuando son atacados", explicó Aldo Rogelio Saravia, secretario de Seguridad de la provincia. Ayer se montó en el lugar de la discordia una guardia de infantería con una orden tajante: nadie puede ni siquiera atravesar caminando la cancha, ni mucho menos jugar."
(Diario Clarín 24/07/09)

(APe).- Los padres dieron la nota. Parece que para el ministro de educación, Leopoldo Vancauwleart (qué difícil debe ser armar una cancioncita para hostigarlo) la gente perdió los valores. Por goleada. No se le ocurre al salteño del imposible apellido, que pueden tener otros valores. Por lo tanto la catequesis de la cruz, la espada y la infantería. ¿Puede jugarse el destino de la batalla cultural en una canchita de fútbol? Por cierto, y agrego: no hay mejor lugar para ese juego. En una memorable película, un equipo formado por prisioneros de guerra jugaban un partido contra el poderoso equipo del tercer reich. Hay un gol de antología de Pelé y una atajada de Silvestre Stallone en un penal que definía el partido. "Escape a la victoria" es el título en una segura mala traducción. Naturalmente, Max Von Sidow hacía del alemán bueno. En un artículo memorable, el gran Fontanarrosa explicaba cómo el gol de palomita de Pedro Poy cambió la historia de su vida. Pero este alemanote de Vancauwleart, qué va a entender de escapes para la victoria, más interesado en victorias que no tengan escapes. Por no aceptar el fútbol, el alemanote propuso el box, entre los pesos pesados de la infantería y los welter juniors de los pobladores, con Quipildor al frente, el de la voz cantante (¿será por resonancia con el Zamba?). Que en este país alguien no entienda el fútbol es grave. O creer que el fútbol es torneos y competencias, o la afa del faraón Grondona, es más grave todavía. Enrique Pichón Riviere veía en el fútbol un ejemplo de grupo operativo. La mutua representación interna de los integrantes del equipo, la homogeneidad en la tarea, la pertinencia de las conductas de los miembros. El fútbol es el único deporte que nace "desde el pie", llega a la cabeza, y vuelve al pie. Es pensamiento puro, sin el botox intelectualoide de los jerarcas de la cultura. Oponer una escuela al fútbol tiene la misma densidad cultural que oponer el arte a la filosofía. También en una cancha, en el potrero más precario, hay una soportable producción de verdad. La comunión laica del gol, la tristeza compartida por la derrota, son todos fenómenos de masas que los demócratas de la suprema corrección política no pueden entender. Hay algunos que han parasitado esa verdad. Macri, el buen vecino, es el que se dio cuenta primero. Pero dejarle el alma bostera a Mauricio es peor que el crimen de Fausto, al cual al menos lo exime el amor por Margarita. El diablo sabe por diablo, pero más sabe por capitalista. El roba pero hace, quizá estuvo presente en el furor constructor del gobierno salteño. ¿Quién puede oponerse a una escuela? La inmaculada concepción de la escolaridad pasa por el edificio paradigmático de la educación como disciplinamiento social. Las jerarquías post familiares tienen en la escuela su lugar de incubación. Por algo a la maestra se la nombraba como la segunda mamá, implícita prohibición de verla como la primera mujer. Esta forma de educar / apalear al soberano tiene mucho más de educastradores que de educadores populares. Predican mucho y preguntan poco, como señalara Frei Betto. Comenzar una construcción sin escuchar las voces de los que tienen voz, es poner un cimiento con cemento contaminado. Por las dudas, por si quedara margen para pensar algo, la infantería custodia la canchita. Seguramente con más celo con el que cierra prostíbulos, los supermercados miserables de la trata. Ni siquiera el mítico Cholo Simeone, el hacha brava Navarro, el mariscal Perfumo, podrían haber pegado más y mejor. Pero es claro el mensaje educativo del secretario de seguridad de la provincia. "Los uniformados tienen orden de actuar cuando son atacados". Quizá los pobladores no advirtieron que el Bestia Fútbol Club se hacía presente para proponer un "honesto" desafío, al estilo solteros contra casados. En este caso, borceguí contra alpargatas. De los libros, ni noticias. Porque la cultura represora entroniza un supremo mandato: mentir con la verdad. Porque es verdad que pretenden construir una escuela, pero es mentira que se trate de educar. La educación para la liberación empieza cuando los deseos se prolongan en los deseos de los otros. Y el deseo de jugar fútbol, o de rockear, o de hacer teatro, o de cantar, es más educativo que el de asistir a clase con el guardapolvo blanquito como culito de bebé (mientras sea bebé de clase media). Y si de construir se trata, la escuela debería rodear, contener, trascender ese campo de todos los sueños que es una cancha de fútbol. La escuela que se acerca a Paulo Freire y se aleja de la cruzada laica y evangelizadora de Sarmiento. Una escuela donde el colectivo de docentes y alumnos autogestionen la cultura. Para desterrar para siempre ese "partido que debemos jugar todos", los mundiales de la tortura y el horror, que los genocidas emplearon para prolongar su impunidad en un mundial de la vergüenza. En esa "otra escuela posible", con la canchita de hermoso césped en el centro de todas las escenas, con dos equipos de fútbol de niños bien alimentados, porque para patear fuerte hay que comer todos los días y comer bien, un coro no demasiado afinado cantará a voz batiente: "fue un partido, tu vida y tu elemento, la gambeta, la rabona y marca, tu niñez, tu pasión y testamento, porque al darle al balón, le diste al alma; con la luz de tu genio deslumbraste, al tablón y plateas en mil canchas; por ser grande al imperio te animaste, con el dedo, con gambeta y con estampa; y al latir, el corazón va repitiendo, gloria y honor, honra sin par, para el grande entre los grandes, para el gran diego, el gol inmortal."

En una escuela que por lo menos enseñe tanto como una canchita de fútbol.

El Piki
27/07/09

Por Carlos del Frade

(APe).- El barrio de Almagro se alojó en la geografía nacional a partir del copamiento y toma de rehenes -tres mujeres y un hombre- que produjo el Piki, un adolescente de 16 años, en una perfumería de la zona. Los grandes medios de comunicación difundieron que el muchacho tiene 20 causas penales y arreciaron los pedidos para bajar la edad de imputabilidad de los pibes. En realidad los prontuarios son más precisos: Piki tiene 16 años y fue detenido 19 veces. ¿Cuántas veces lo ayudaron a Piki en sus 16 años?

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