jueves, 8 de octubre de 2009

DOCTORA HILDA MOLINA Y LA MUERTE MATERNA EN BUENOS AIRES SIN SANGRE, SIN ANESTESISTAS, SIN AMOR

Categoría: Educación Sexual

Un claro indicador de desigualdad

Nos ocupamos de la situación de la mortalidad materna en nuestro país, profundizando sobre sus causas, sus consecuencias y las acciones que demanda su prevención. Para ello entrevistamos a la Dra. Mariana Romero, integrante del Centro de Estudios de Estado y Sociedad y miembro del CONICET

¿Cuál es el estado actual de la mortalidad materna en la Argentina?


-El problema de la mortalidad materna en Argentina es básicamente un problema de inequidad. De los países de América latina, Argentina no es uno de los que tiene peores indicadores socio sanitarios, ni tampoco con los mejores.

Sin embargo, la mortalidad materna es muy alta, desproporcionadamente alta. El 99,6 por ciento de las muertes maternas ocurren en los países en desarrollo.

Solo el 0,04 ocurren en los países desarrollados. La mortalidad materna es un indicador muy claro de desigualdad en el desarrollo de los países. Argentina tiene indicadores socio sanitarios relativamente buenos en comparación con América latina y una mortalidad materna desproporcionadamente alta.

Esto no es un fenómeno de los últimos años. La mortalidad materna en Argentina se mantiene alta, inclusive si se la compara con la mortalidad infantil donde se ha logrado un descenso sustantivo. Las causas por las cuales la mortalidad materna se mantiene alta son complejas.

Uno de esos fenómenos es la valoración que hay sobre la vida de las mujeres. Para salvar a una mujer de una muerte materna no se requiere tecnología extremadamente especializada o grandes inversiones en salud.

Se requiere prevención y una adecuada atención en el momento en el que la mujer llega al servicio de salud. Los países que lograron reducir la mortalidad materna trabajaron sobre esas dos cuestiones. Y eso en Argentina tiene un rezago muy importante.

Y más cuando uno mira la estructura de las causas de la muerte materna, que es el fallecimiento de una mujer en edad fértil a consecuencia de cualquier situación relacionada con el embarazo, el parto o el puerperio, que es el período de 42 días posterior al parto, independientemente de la duración del embarazo.

Esto quiere decir que una mujer que interrumpe el embarazo en las etapas tempranas, en el segundo mes de la gestación, digamos, también queda incluida en las muertes maternas aunque ese embarazo no haya llegado a término.

La primera causa de muerte materna en Argentina es el aborto, que es la consecuencia de un embarazo no deseado, no planeado, no previsto, en ese momento, en esas circunstancias de la vida de esa mujer.

O de mujeres que trataron de prevenir el embarazo pero que, porque el método falló o porque son sometidas a violencia o porque hubo dificultades para acceder a ese método, quedó embarazada.

Entonces se ve obligada a interrumpir un embarazo que en algunos casos estaría hasta contemplado dentro de la Ley, pero se ven obligadas a hacerlo en el circuito clandestino y hay sobradas evidencias de las dificultades que atraviesa una mujer para acceder a la interrupción de un embarazo en forma segura.

Esta es la primera causa de muerte materna. Un tercio de las muertes maternas son consecuencia de embarazos interrumpidos en condiciones riesgosas.

Después hay otras causas: las hemorragias, que está muy relacionado a las condiciones de la atención. La hemorragia da poco tiempo para actuar, entonces el servicio tiene que estar preparado para la emergencia. Saber que lo que tiene esa mujer es una emergencia y actuar inmediatamente.

Y se necesita un especialista, alguien que pueda hacer una operación quirúrgica con toda la destreza y la oportunidad que es necesaria y un buen banco de sangre. Y a veces esas dos situaciones no se dan.

O lo que falta es el anestesista. Y no estoy hablando únicamente de una señora que va a parir en la Puna, sino que en la ciudad de Buenos Aires hay hospitales públicos que, hay días de la semana en los que no cuenta con anestesistas de guardia. Las mujeres se mueren a consecuencia de eso.

-¿Qué medidas preventivas se pueden tomar en relación a la mortalidad materna?

-El problema del aborto es complejo. Tratar de enfocar la discusión en una única líneas es reducir un problema con distintas aristas ficticiamente. Aún así hay una parte que el Estado debe garantizar a las ciudadanas y que es un deber indelegable.

Si pensamos que una mujer interrumpe el embarazo y lo que queremos prevenir es eso, el aborto, la interrupción de ese embarazo; lo primero que hay que poder garantizarle a una ciudadana es que tenga acceso a los anticonceptivos.

Una mujer que no quiere embarazarse prefiere prevenir el embarazo que verse sometida a un aborto. Entonces, necesitamos un programa nacional de salud sexual y procreación responsable y los programas provinciales funcionando en su máximo esplendor.

No solo con toda la oferta de métodos anticonceptivos que indica la ley, sino con profesionales amigables, capacitados, disponibles en horarios oportunos, que no pongan ni obstáculos ni barreras innecesarios, que sean sensibles a la situación de esa mujer, de esa pareja.

No digo que nos volvamos consejeros de esas mujeres o parejas, pero sí ver si la mujer atraviesa una situación vital particular, si necesita cambiar de método porque su situación laboral o familiar cambió: ser sensibles a ese tipo de cosas.

Lo primero es una fuerte política preventiva, no en términos de coercionar a la gente a que prevenga un embarazo, sino que ofrezca todo lo que la ley indica que hay que ofrecer.

Supongamos que la mujer ya sea porque el método falla, que esto suele suceder, o porque es víctima de violencia sexual, o porque su situación personal cambió, ejemplo: empieza su embarazo feliz y le descubren un problema de salud importante que pone en riesgo su vida y una de las opciones es interrumpir el embarazo para que pueda seguir viviendo, desarrollándose cuidando de sus otros hijos; el Estado también tiene que garantizar la interrupción de esos embarazos de forma segura. No digo nada que esté fuera de la Ley.

El código Penal en eso es claro y preciso. Indica que son causales de no penalización cuando el embarazo se interrumpe por un médico diplomado, no por un profesional que no está capacitado para eso, en los casos que corre peligro la salud, la vida, en los casos de violación y en los casos de atentado al pudor en una mujer idiota o demente.

En cualquiera de estos casos, los servicios de salud y particularmente los médicos, están autorizados a garantizar el acceso de un a mujer a un aborto en condiciones seguras. Esas son las dos políticas que hay que poner en marcha.

-¿Cuáles son los principales obstáculos que impiden que estas políticas se desarrollen y lleguen a toda la población?


-Hay obstáculos por acción y por omisión. La omisión es cuando, por ejemplo: es cierto que en los centros de salud los profesionales están, pero esos profesionales no recibieron la capacitación adecuada.

Los médicos estamos capacitados para prescribir un anticonceptivo, pero se supone que el programa supone algo más que eso: no solo alguien que es capaz de escribir una receta, sino alguien que tiene la sensibilidad, el entrenamiento como para trabajar con esa mujer y arribar a la selección de un método de acuerdo a sus preferencias, a sus condiciones clínicas, físicas, a su condición de pareja, a los factores que la mujer quiera poner en juego al momento de decidir sobre los anticonceptivos.

Y hay una serie de obstáculos que definitivamente son por acción. En la provincia de Córdoba el Ministerio de Salud tiene varios juicios a partir de juzgados de la provincia donde se ha pedido desde la inconstitucionalidad del programa hasta la prohibición de la comercialización de algunos métodos anticonceptivos.

Esos juicios están en proceso pero eso obstaculiza. La presión que ejerce la Iglesia Católica es muy fuerte. Cada vez que el Ministerio intentó hacer algo con el Programa, la Iglesia se manifestó en contra.

Y presionó fuertemente, de hecho tuvimos el caso de un obispo haciendo la figura de que al Ministro había que colgarle una piedra del cuello. Esto como el exponente mayor de estas amenazas que la Iglesia católica hace.

Por otro lado hay un temor de la dirigencia política a garantizar lo que la Ley ya indica que debe ocurrir. Porque la sociedad argentina está de acuerdo, tenemos encuestas de opinión pública hechas que muestran que la sociedad está madura para el debate y tiene una posición tomada.

La dirigencia política es la que no está actuando acorde a lo que quienes los votamos indicamos. Aquí se entrampa a las mujeres, sobre todo a las más pobre, porque las mujeres de clases media o alta, finalmente algún recurso encuentran.

No es el mejor, no es el más feliz, pero finalmente solucionan el problema.

Son las mujeres más pobres las más vulnerables, las que se ven severamente perjudicadas por esta situación.

                                            Mortalidad materna: Dra. Mariana Romero       


No se bien si Dios es argentino.     Pero juro por lo que más quiero, que Ernesto Che Guevara   SI   lo es.     Toto
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