lunes, 7 de diciembre de 2009

ANTONIO MACEO GRAJALES CUBANO MULATO Y PANCHITO GOMEZ TORO EJERCITO LIBERTADOR CUBA INVICTA Y HEROICA CHAUBLOQUEO

El esfuerzo de los cubanos es el secreto de nuestro triunfo

Cuando el 7 de diciembre de 1896, el Mayor General Antonio Maceo Grajales exhaló su postrer aliento en la hasta entonces poco conocida finca Bobadilla, en San Pedro, Punta Brava, no solo Cuba perdía al Lugarteniente General del Ejército Libertador, segundo jefe de ese órgano, sino también al revolucionario íntegro que con coraje luchó durante casi tres décadas por la independencia patria.

Fue aquel mulato humilde que con 23 años de edad se sumara a la contienda independentista iniciada por Carlos Manuel de Céspedes en el ingenio Demajagua.

Aventajado alumno de Máximo Gómez, devino Maceo excelente cuadro de mando. Pero su dimensión política marcó pauta en la historia nacional cuando, ante la onerosa paz del Zanjón, se irguió con gallarda intransigencia en Baraguá.

Con aquella viril actitud, apreciada por José Martí como "de lo más glorioso de nuestra historia", él y los hombres que lo secundaron reafirmaron el amor a la independencia y la justicia social, salvaron el honor y la vergüenza de los cubanos, y enaltecieron a la Patria.

No escapó al Titán de Bronce que para enfrentar al poderío español resultaba imprescindible la unidad política y moral de las fuerzas revolucionarias y por eso el veterano guerrero acudió presto al reclamo martiano.

Veía al fin convertido en realidad su más caro sueño y, feliz, volvió al campo de batalla para de nuevo escribir gloriosas páginas en las cuales figuraron hazañas tan brillantes como la invasión de Oriente a Occidente.

Sorprendido su campamento de tránsito, en San Pedro, y aceptado el combate en condiciones sumamente desventajosas debido a su desconocimiento del terreno, una bala enemiga le ocasionó la muerte casi instantánea al penetrarle por el maxilar inferior.

Caía así abatido el héroe de mil batallas, el hombre que en más de veinte ocasiones resultó herido, varias de ellas de gravedad, y su fortaleza física se impuso para permitirle ensillar nuevamente su caballo, tomar las bridas y, machete en mano, continuar derrotando al adversario.

Estando su cadáver a merced del enemigo, el joven Francisco Gómez Toro, Panchito, quien no participaba en el combate por encontrarse herido, acudió presto a "morir al lado del general". Los indisolubles lazos de unión que desde la más tierna infancia percibiera entre su padre, Máximo Gómez, y Maceo, lo llevaron a inmolarse junto al cuerpo sin vida de este.

Asimismo, su juventud —tenía al morir 20 años de edad— no le impidió valorar lo que su captura vivo representaría para el enemigo, por su condición de hijo del máximo jefe del Ejército Libertador.

Por ello recurrió al suicidio, pero su debilidad física —había sido dos veces herido— le impidió consumar el intento. El adversario se encargaría de poner fin a su vida al propinarle un machetazo en la parte posterior del cuello.

El joven, en singular holocausto, alcanzaba por méritos propios un lugar en la historia patria, sin que en ello influyera la sombra que representaba el ser hijo del General en Jefe.

Acerca de esto escribió a su padre, el 17 de enero de 1896:

" Me avergüenzo cada día de ver cómo se me celebra donde quiera que voy por ser hijo de Ud., sin que en realidad merezca yo tales deferencias: Me siento, papá, muy pequeño: hasta que yo no haya dado la cara a la pólvora, y a la muerte, no me creeré hombre.

El mérito no puede heredarse, hay que ganarlo."

Fue Maceo, el único jefe mambí cuya visión política, tras la muerte de Martí, podría haber impedido el escamoteo de la victoria porque comprendió cabalmente el peligro que Estados Unidos entrañaba para Cuba, y ante tendencias anexionistas que tomaban fuerza en algunos sectores, manifestó:

"No me parece¼ provechosa al porvenir de Cuba, la intervención norteamericana, como supone la generalidad de nuestros compatriotas. Creo más bien que el esfuerzo de los cubanos que trabajamos por la patria independiente, encierra el secreto de nuestro definitivo triunfo."

Ese pensamiento enaltece hoy a los que también conmemoramos en este día el aniversario 75 del natalicio de ese otro joven heroico que fue Frank País, el XX aniversario de la Operación Tributo: la definitiva sepultura en nuestra tierra a los caídos en las misiones internacionalistas, y el aniversario 16 de la creación de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana.

http://www.granma.cubaweb.cu/2009/12/07/nacional/artic08.html


La revolución es para llevarla en el alma y morir por ella y no para llevarla en los labios y vivir de ella.
difunden: el 1er. Museo Histórico Suramericano "Ernesto Che Guevara", la Escuela de Solidaridad con Cuba "Chaubloqueo" y el Centro de Registro de Donantes Voluntarios de Células Madre
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