Una musulmana diferente - Fatema Mernissi
Ha sido clara: la diferencia básica entre musulmanas y cristianas consiste en que el velo musulmán es visible y el velo Occidental es invisible.
El velo, sabemos bien, es la restricción impuesta a las mujeres en el Islam, símbolo de sujeción a la dictadura patriarcal y durante todo este tiempo hemos sido lo bastante ingenuas para vanagloriarnos de nuestra "liberación" y compadecer a nuestras hermanas veladas, pero…
¡oh sorpresa!: "Mientras los ayatolaes consideran a la mujer según el uso que haga del velo, en Occidente son sus caderas orondas las que las señalan y marginan (…)
Las musulmanas nos sometemos al ayuno solo durante el mes del ramadán, pero es que las desgraciadas occidentales tienen que estar a dieta los doce meses del año.
"El hállatela es nuestro extremismo negro que está de moda", en "las occidentales es, la anorexia…."
El velo es parte de conceptos y consideraciones en la cual somos cosas u objeto, puesto no nos dejan vernos, transparentar, mostrarnos y yo pretendo
ser en principio una persona y a la vez una persona con sexualidad de mujer, pero por sobre todo, donde mi inteligencia y conocimiento me identifique como lo que soy, una persona, un ser humano.
Más de uno ha expresado su sorpresa ante el hecho de que esta feminista y socióloga musulmana que compartiera el Premio Príncipe de Asturias con Susan Sontag de origen judío en 2003 y haya optado por permanecer en su país, alejada de los privilegios y libertades; hoy ella vive en Irán.
Es defensora de los derechos humanos de los niños y mujeres en el mundo musulmán y occidental. Acaba de ser ganadora del premio Nobel de la paz.
Nacida en Fez, Marruecos, en 1940, nada menos que en el interior de un harén, Fatema no comparte nuestra noción de "libertad" Occidental, ni entiende el raro afán por divorciar la belleza de la inteligencia, virtudes que no pueden existir por separado.
Pero marca también una referencia hacia la esclavitud de las occidentales, a quienes se impone la pasividad de las ideas como norma de belleza y alcanzará el cenit cuando, curioseando en los grandes almacenes de Nueva York, Fatema descubre que sus caderas no caben en la talla más grande disponible en la boutique, la del Nº38.
Dice: "Al sufrir dicho estado de congelación como objeto pasivo –continúa Fatema, apoyándose en sus lecturas del feminista Pierre Bordieu –cuya mera existencia depende de la mirada de su poseedor (hombre), las mujeres accidentales de hoy, con estudios y formación, se encuentran en la misma tesitura de las esclavas de un harén (…)
¡Gracias Alá por ahorrarme la tiranía del harén y de de la talla treinta y ocho de Occidente! El harén musulmán y el adulterio en occidente, son la cara de una misma moneda, solo que el harén en el mundo musulmán tiende a desaparecer.
.....Todo lo anterior (habla del harén) no significa que estas mujeres no soñaran con traspasar los muros de su prisión, porque por más armonía y risas que hubieran dentro, el hogar de Fatema (ella nació en un harén) era exactamente eso, una prisión férreamente custodiada, no por eunucos sino por un portero casado y con cinco hijos (las mujeres, por cierto, envidiaban a la esposa de este porque salía a trabajar).
Se idealizaba incluso los privilegios de las mujeres occidentales, de quienes se tenía noticia a través de las imágenes de Greta Garbo y Claudette Colbert: "(…) Yo crecería en un reino maravilloso –decíase la pequeña Fatema, con los tupidos rizos peinados en trenzas y enfundada en un vestido y zapatitos occidentales – en que las mujeres tendrían derechos, incluida la libertad de abrazar a sus maridos todas las noches. Ignorando la talla 38....
La mujer musulmana por sus derechos
....Por ejemplo la feminista egipcia Huda Sha' Raoui, muy hermosa por cierto, se arrancó el velo en 1919 para manifestarse junto con sus seguidoras contra los británicos y exigió la aprobación de una ley que determinara como edad mínima los dieciséis para contraer matrimonio (ella fue casada a los 13).
Esta heroína, creadora de la Unión Feminista Egipcia hizo ver a otras naciones árabes que recién habían adquirido su independencia, la pertinencia del sufragio femenino y la participación política de las mujeres. Increíblemente, el país pionero en la inclusión de las mujeres en la política y en admisión las universidades, fue Turquía, como bien apunta la propia Fatema en 'El harén de Occidente': "(…) El porcentaje de alumnas inscritas en carreras de ingeniería en países musulmanes como Turquía y Siria era el doble que en los países europeos de mayor tradición democrática, tales como el Reino Unido y en Egipto es mayor que en Canadá.
A pesar de la Shari 'a, ley inspirada en el Corán e impuesta y deformada por los extremistas en el mundo islámico, mujeres como Benazir Bhutto en Pakistán, Toncu Schiller en Turquía o Megawatti en Indonesia han sido erigidas presidentas y primeras ministras, algo casi impensable. Las turcas pueden votar desde 1921. Trece mujeres habían sido elegidas para el Parlamento en 1935.
En medio de todo esto, es importante dejar claro que la opresión de la mujer no es distintiva del Islam, sino del extremismo. Toda musulmana es educada bajo un fuerte sentido de igualdad que, como bien apunta Fatema, constituye la virtud fundamental del Islam.
Fatema Mernissi es, además, una de las más grandes autoridades en estudios coránicos del mundo. La totalidad de su obra está encaminada al estudio socio poético de las musulmanas, tanto heroínas como intelectuales y mujeres comunes.
En 'El harén político' (1987) destaca el importante papel de las nunca citadas esposas de Mahoma, tan desdeñadas como nuestras heroínas bíblicas, mientras que en el libro de entrevistas 'Marruecos a través de sus mujeres' (1991) destaca historias de campesinas, saurinas, obreras y criadas.
Otro tema muy recurrido en su literatura es la necesidad, en el marco de la globalización, de establecer un intercambio cultural entre naciones, partiendo de la figura de Simbad, como en 'Un libro para la paz' (El Aleph, 2004).
Como deja asentado en su discurso de recepción del Príncipe de Asturias: "En la civilización del cowboy, el extranjero siempre es el enemigo porque el poder y la gloria proceden del control de las fronteras; en la de Simbad, sin embargo, el diálogo con el extranjero enriquece." Aunque estudió ciencias políticas en La Sorbona , Fatema Mernissi ha desempeñado toda su labor académica en su natal Marruecos.
Es doctora en sociología por el Institut Universitaure de Recherche Scientifique de la Universidad Mohamed V de Rabat. Se desempeña asimismo como asesora de la UNESCO. Su nombre figura en el Grupo de Sabios para el Diálogo entre Pueblos y Culturas.