martes, 7 de septiembre de 2010

No olvidamos, no perdonamos Eduardo Pérsico de Banfield a Lanús

… y el olvido no siga en libertad.

  Por Eduardo Pérsico. (*)

 Toda estación de trenes duplica los silencios. Los rostros se pierden tras la lluvia y solo, doblemente solo al filo de la tarde, el escriba fatiga de ida y vuelta alguna frase: 'cada pájaro del atardecer descarga la penumbra por los techos del mundo' un poco lo consuela. Si al fin en cualquier soledad compadre a la nostalgia, bien nos puede aparecer un rostro lengua afuera, esa pena de burlar hacia uno mismo tan útil al olvido. Y tal vez por lo mismo, los tenaces renglones de memoria deben ser repetidos del principio al cansancio, igual a deleitosos licores del recuerdo en la insomne pelea contra el tiempo. El romántico juego por calles de nostalgia son de cruel desmemoria, hay tiempo en que no sirven y hoy no valen ventanas con mujer solitaria de enigmáticos ojos, y sí evitar que el olvido nos derrote por siempre.

Menos literatura señoras y señores; es de ley convocarle voces al silencio y  amotinar nuestro ayer frente el olvido. La juventud que se nos fue es siempre imaginaria, una sombra de tango lloviznoso sobre algunos renglones que vuelven sin descanso, pero no le demos más tiempo ni un resquicio al olvido, donde pueda burlarse con mucha libertad. No hay medio paso atrás en la memoria ni retorno en la historia. Si más horas nos pasan volverán nuestros sueños a ser flores de trapo, o el lagrimear silencio por la derrota cruenta que nos clavó las uñas. Nadie enjugó con misas ser violada y es vano o poco vale, traficar con versitos incoloros ante el infame atormentar a nuestros muertos. Al menos agitemos cada verdad de peso y la amnesia no siga en libertad, casi sonriendo. Ya lo hemos aprendido: el olvido en los pueblos es un fusil taimado que se dispara solo y hay que estar muy atento para evitar suicidios.

Siguió el escriba un rato borroneando ida y vuelta y según siempre ocurre, creyó haber escrito eso mismo algunas otras veces. + (PE)

(*) Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina. 

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