martes, 15 de marzo de 2011

Agente secreto Robin cubano Larry Colwin Douglas Barnes a40

 

Opinión

EL CASO GROSS: ¿POR QUÉ CUBA NO?

por Arnold August

El ciudadano de los Estados Unidos Alan Gross fue sentenciado a quince años en prisión. La sentencia se dictó después que su juicio en La Habana probó sin duda alguna que él había estado trabajando ilegalmente y bajo falsos pretextos en Cuba, con el programa de la USAID, de Estados Unidos, subordinada al Departamento de Estado, y que financia la empresa contratista Development Alternatives, Inc., en nombre de la cual Gross viajó a Cuba. Durante la vista del juicio oral lo admitió. USAID tiene como un objetivo explícito desestabilizar a Cuba desde dentro, fomentando el derrocamiento del orden constitucional. Fue encontrado culpable de las acusaciones de actuar contra la integridad territorial y la independencia de Cuba como parte de este programa de los EEUU.

Tan pronto como se anunció su sentencia el sábado, 12 de Marzo, los medios masivos internacionales y representantes oficiales de los EEUU, tanto en Washington como en la Sección de Intereses de los EEUU en La Habana, pasaron a la ofensiva una vez más, en una nueva campaña de desinformación y guerra mediática contra Cuba. Por ejemplo, funcionarios de los EEUU en La Habana se han quejado de que Cuba “criminalizó lo que la mayoría del mundo considera normal, en este caso, el acceso a la información y la tecnología” (Associated Press, Marzo 12, 2011).

¿Quién es Washington para determinar la política de Cuba con respecto a la información y la tecnología? Al hacer esa declaración, los funcionarios de los EEUU solo confirman que las acusaciones contra Gross son justas, esto es, que estaba tratando de establecer una red de tecnológica y de información paralela en la isla. Esto constituye una flagrante violación del derecho inalienable de todas las naciones a la autodeterminación y la soberanía. ¿Cómo reaccionaría los EEUU si, por ejemplo, China enviara un operativo a los EEUU a distribuir equipos de comunicación a aquellos que el agente extranjero considerara favorables a organizar un movimiento de oposición al gobierno en el interior de los EEUU y favorable a China? Y, es más, la mayoría de las naciones, incluidos los EEUU, tienen leyes que prohíben este tipo de actividad. ¿Y por qué Cuba no? ¿Por qué, a los ojos de los EEUU, Cuba no debe tener ese derecho?

Yo incluso diría que Cuba, por decirlo de alguna manera, tiene más derecho a luchar por su autodeterminación y su soberanía que cualquier otro país en el mundo. Y esto es así, porque ningún otro país en el planeta ha sido víctima de un ininterrumpido bloqueo, y de actividades terrorista y subversivas por más de cincuenta años. Los EEUU son los autores de estas actividades criminales. Estos mismos Estados Unidos que hoy están una vez más tratando de socavar el derecho soberano de Cuba a defenderse, de modo tal que los EEUU puedan continuar e incluso incrementar sus actividades para destruir el orden constitucional en Cuba.

Cuba tiene derecho a defenderse. Y es además importante que los pueblos de todo el mundo apoyen este derecho y se opongan a las presiones de los EEUU y a la desinformación contra Cuba. Lo mismo si uno apoya plenamente la ruta emprendida por Cuba para actualizar su modelo económico socialista como en mi caso, que si uno tiene otras opiniones sobre Cuba, todos debemos alzarnos como uno solo apoyando el derecho de Cuba a determinar su propio camino económico, político y social. No se debe subestimar el desafío que se ha lanzado a Cuba en estos momentos. Cualquier vacilación en este sentido solo reforzará la posición de los EEUU en su ofensiva contra Cuba.

Los Cinco Cubanos están injustamente en prisión en los EEUU ya durante más de doce años por defender a Cuba contra actividades terroristas que violan del modo más flagrante, violento y cruel el derecho soberano de Cuba a ser una Nación plena, dueña de sus destinos. Esta demanda universal por la libertad de los Cinco Cubanos es también parte del derecho soberano de Cuba a su autodeterminación y soberanía.

Canadiense. Autor/periodista/conferencista especializado en Cuba.  Miembro del Comité Internacional por la Libertad de los Cinco y el "Comité Fabio Di Celmo pour les Cinq de la Table de concertation de solidarité Québec-Cuba".

Fuente: Rebelión

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¿ACASO LA HABANA NO ES UNA CIUDAD FENICIA?

por Rafael Hernández

Uno de esos cuentos que casi todo el mundo se sabe en Cuba es el de los fenicios. Un estudiante finalista decide jugársela en un examen oral de Historia, y aprenderse solo la parte de los fenicios. Por desgracia, las preguntas que le salen son sobre Egipto y Túnez. Sin inmutarse, recita: “Egipto y Túnez fueron dos grandes culturas. Sus principales ciudades se desarrollaron gracias a los fenicios, famosos navegantes de la antigüedad”. Ahí coge impulso y se lanza: “Hablando de los fenicios, eran los más grandes comerciantes del Mediterráneo, inventaron el alfabeto y el color púrpura, etcétera, etcétera”.

Desde el desencadenamiento de la crisis en el norte de África, se han multiplicado los artículos de prensa que arrancan hablando de Túnez, Egipto, Libia, para caer de plano en Cuba. Repasemos algunos botones de muestra.

Un editorial en el Wall Street Journal del 7 de febrero, se pregunta si Cuba será la próxima ficha después de Egipto; postula que la mayor diferencia entre ambos es tan simple como el acceso a Internet; y responde que la diferencia clave consiste en el grado de perfección del aparato represivo cubano, en comparación con el cual Mubarak es “poquita cosa” (”a piker“).  Según la editorialista, si los cubanos pudieran acceder a Internet masivamente, expresarían los “pensamientos contrarrevolucionarios que guardan en sus cabezas. Si estos proliferan, ni los fornidos militares podrían salvar el régimen.” Lo que distingue El Cairo de La Habana es Twitter y Facebook.

Repitiendo el argumento anterior, la agencia Fox News sostiene, en esa misma semana, que los temores en Cuba respecto al uso de Internet por la oposición son suscitados por la chispa de Egipto. “El problema es el acceso. En Egipto hay un acceso mucho mayor a Internet… Cuba es una sociedad mucho más cerrada que Egipto y que muchos otros países del Medio Oriente” -declara una académica de la Universidad de Miami.

El segundo tópico sobresaliente en esta saga fenicia es el de la violencia. Un artículo publicado en La Nación, de Costa Rica,  se explaya:

“Las dictaduras en Túnez y Egipto terminaron, y otras están hoy heridas de muerte. Quizás en pocas horas enterremos alguna más. En Cuba el descontento de la ciudadanía es pavoroso…solo falta que se cruce el umbral de la protesta masiva”.

Sin embargo, se lamenta el autor, “el problema adicional que tiene la democracia cubana es que gran parte del establishment mundial prefiere un lento cambio desde arriba a una incierta insurrección desde abajo que pueda generar una situación de gran inestabilidad, incluso violencia, y un fuerte golpe migratorio sobre los Estados Unidos.”

A pesar de este reconocimiento sobre las preocupaciones que suscita en Estados Unidos y Europa la mera idea de una guerra civil en la isla, “la transición a la democracia será mucho mejor y más genuina si la iniciativa del cambio viene desde el pueblo, desde la calle… Este es el momento de que esa tradición disidente se encuentre con el pueblo masivamente en las calles” (26/02/2011,  La Nación).

En la misma línea insurgente, un artículo publicado en Excelsior, de México, que ha rebotado en Univisión y otros sitios, difunde la tesis del efecto dominó profundo que une Túnez, Egipto, Libia y otros parajes, con Cuba. Según la ley de “la contaminación política, por cierto muy afortunada”, este efecto “invadió a Egipto, así como a otros países musulmanes y hasta ateos, como el caso de China.”

Sin conceder pausa para asimilar a estos 1 300 millones de chinos “ateos” que se alzan, el autor transita rápidamente hacia los fenicios:

“¿por qué los vientos renovadores musulmanes no cruzan el Atlántico para poder convertirse en un meteoro furioso que logre arrasar políticamente a la más grande de las Antillas?”

Acto seguido, viene el llamado internacionalista:

“¿Por qué el pueblo tunecino, el egipcio, el libio y más tarde el marroquí, entre otros tantos más, sí pueden derrocar a los dictadores… y los cubanos, entusiastas, alegres, creativos, generosos, constructivos y leales, no han podido sacudirse a esa maldita plaga que impusieron los hermanos Castro desde hace más de medio siglo? ¿Qué podemos hacer los mexicanos para ayudar a los hermanos cubanos a quitarse del cuello esas manos mecánicas, heladas y furiosas que los han asfixiado durante tanto tiempo?… Queremos ver a los cubanos puestos en pie de guerra como lo han hecho los egipcios, los tunecinos y los libios”. (Excelsior, 4 de marzo, 2011)

A diferencia de otras que surgen y se esfuman a la misma velocidad en el tráfico incesante de los medios, esta historia de fenicios se prolonga desde hace semanas. Dos aportes científicos recientes vienen a enriquecerla. El primero consiste en un boletín del Cuba Transition Project, enclavado en la Universidad de Miami, que sistematiza las analogías entre Libia y Cuba. Según este sofisticado estudio, ambos regímenes se parecen porque los dos tienen más de cuatro décadas, abaten aviones civiles en pleno vuelo, apoyan el terrorismo, les disparan a manifestantes pacíficos, saquean la riqueza del país en beneficio de los líderes máximos, y son enemigos fanáticos de los Estados Unidos. (”Some Similarities Between Cuba and Libya”, 7 de marzo, 2011)

Mucho más sutil y matizado, el otro artículo, publicado hace unos días en El País (“¿Qué pasa en Cuba?”, 7 de marzo, 2011), también entona el tema de Cuba haciendo uso de la crisis norteafricana:

“Que la oposición cubana no llame al levantamiento popular o a la desobediencia civil, en medio de tantas persuasiones desde afuera para que siga el camino tunecino o egipcio, es bastante revelador de su apuesta mayoritaria por una transición pacífica.”

Eligiendo las cuerdas en lugar de los clarines, este autor interpreta la misma melodía, solo que en un tempo moderado:

“La oposición sabe que cualquier confrontación, en Cuba, puede derivar muy fácilmente en una crisis de seguridad nacional, por la eventualidad de una guerra civil o de otro éxodo masivo, y prefiere mantenerse más acá de la fina línea que separa la resistencia pacífica de la violenta.”

En esta interpretación moderato cantabile, lo que separa a los disidentes egipcios y tunecinos de sus primos cubanos es que aquellos no vacilan en arrastrar a sus países a una sangrienta guerra civil, mientras que los pacíficos blogueros y luchadores por los derechos humanos de la isla, pudiendo imitarlos, optan por el camino de la resistencia cívica.

Que el lector me disculpe por inferirle estas extensas citas, que a primera vista no son sino una sarta de argumentos forzados, extrapolaciones irrisorias, lucubraciones que toman deseos por realidades, puros discursos anticastristas en estadios diversos de maquillaje ideológico, abonados por la ignorancia y la mala fe, que ni vale la pena comentar.

Su interés reside, sin embargo, en algo que está más allá. Invito a pensar sobre esta colección de declaraciones no porque estas revelan un plan, un diseño propagandístico hábilmente montado, una conspiración trasnacional para desestabilizar a Cuba. Por supuesto que no han faltado nunca planes, campañas, asedios de todo tipo contra el socialismo cubano, ni antes ni ahora. Llamo la atención aquí, sin embargo, sobre un fenómeno de mayor alcance, consistente en el cultivo y reproducción de un cierto sentido común sobre el socialismo y sobre Cuba, hecho de verdades aprendidas, de premisas admitidas sin cuestionamiento, de una imagen totalizada que copa la esfera pública, de lógicas que se repiten ad nauseam en los más diversos estilos de elocución, y que irrumpen en espacios tan disímiles como redes sociales, textos escolares, iglesias, grupos informales. La verdad es que los resonadores de este modo de pensar no están instalados solo en los grandes medios de difusión, sino en la  propia sociedad civil. Esta ya no se estructura en un adentro y un afuera, pues para estos fines, las fronteras se han ido desvaneciendo -también las de esta isla.

Lo que vale la pena comentar de esta colección de exégesis sobre Cuba no son sus obvias diferencias, sino sus convergencias en torno a la construcción de la imagen del país. Estas ilustran mejor que nada su índole negadora, su carácter refractario al diálogo y al debate de ideas, su pobre ejercicio de la pluralidad, su código totalitario, su ineptitud como paradigma de crítica social y política.

Si se examinan detenidamente, estas representaciones muestran un grupo de puntos de consenso, que articulan ese sentido común imperante. Veamos algunos.

La realidad cubana es bidimensional: los que apoyan incondicionalmente el orden político, y los que se le oponen radicalmente.

a. Nadie puede criticar las políticas del gobierno, ni expresar puntos de vista discrepantes del oficial, ni cuestionar el orden establecido. El que disiente, se convierte automáticamente en disidente.

b. Ninguna institución ni medio de difusión tolera expresión alguna de disentimiento. El incumplimiento de este mandato provoca castigo severo, incluida la prisión.

c. La sociedad se divide entre los que deciden y los que obedecen. En un ínfimo resquicio entre ambos, habitan los disidentes, y (a veces, depende del mes y del año) la iglesia católica.

d. Los que deciden defienden la perpetuación del status quo; el cambio (las reformas, el ajuste, etc.) está en el interés de todos los de abajo. (Si se admitiera su hipotética existencia,  “promotores del cambio arriba” y “conservadores de abajo” serían especímenes rarísimos, que no modifican el orden binario prevaleciente.)

No hay cambio real en Cuba, se trata de un ejercicio de manipulación ideológica.

a. Las dos opciones disponibles en una perspectiva de cambio son  el socialismo (variante única: socialismo real soviético hipercentralizado y vertical) y el capitalismo (muchas variedades de democracia occidental, incluida, desde luego, la socialdemócrata).

b. Todo otro cambio, que no conlleve el tránsito de la primera a la segunda opción, resulta menor y, a la larga, insignificante.

Los cubanos no saben lo que pasa en el mundo, ni siquiera en su propio país, viven en una especie de limbo inerte, en un estado de pasividad y achantamiento.

a. Los únicos que están informados sobre lo que pasa “afuera” y “adentro” son los funcionarios, los grupos disidentes y los blogueros “independientes”.

b. El acceso a Internet está tan restringido y controlado, que ninguna expresión de disentimiento, mucho menos de oposición política, originada “adentro” o “afuera” logra circular.

c. Internet y las redes sociales son por sí mismas instrumentos subversivos del sistema, de manera que si su uso se extendiera, el régimen se hundiría.

d. Los disidentes y los blogueros “independientes” son los motores del cambio, ya que no solo disponen de la información y el acceso al saber constituido, sino del know-kow técnico (Facebook, Twitter, etc.) y político para liderar la transición democrática en Cuba, apoyados por “el exilio” y “el resto de las democracias”.

Además de su aceptación incuestionada, lo primero que me llama la atención acerca de este peculiar sentido común son sus muchos puntos de contacto con la lógica de los conservadores, es decir, de aquellos que representan la mentalidad del inmovilismo en Cuba. A reserva de sus signos ideológicos opuestos, restauracionistas de “afuera” y conservadores de “adentro” comparten muchos enfoques y estilos de pensamiento.

El segundo rasgo desconcertante de estas crónicas sobre la ola de descontento del norte de África hasta La Habana evoca el mundo invertido de Lewis Caroll en A través del espejo y Alicia en el País de las Maravillas. Quienes hasta hace poco consideraban a Libia como un país con el que mantener relaciones diplomáticas normales, negociar petróleo y tecnología; a Egipto y Túnez como regímenes aceptables, colaboradores en la lucha contra el “terrorismo internacional”, a los que era razonable venderles armas; ahora les llaman dictadores y los amenazan con la intervención militar. De la misma manera, los que han atacado sin tregua todas las revoluciones sociales por sus “atrocidades y excesos”, no vacilan en convocar (desde lejos) a manifestaciones masivas por la democracia en las calles de La Habana; los que escriben sistemáticamente en sus blogs y columnas editoriales contra todo lo que ocurre en Cuba, emplazan a quienes, dentro de la isla, disienten, critican y debaten cara a cara los problemas no resueltos del socialismo; los que han execrado el radicalismo como estilo político de la Revolución cubana, ahora demandan cambios económicos y políticos “más audaces”.

Según estas representaciones en boga, en Cuba no hay debate. Tanto las publicaciones intelectuales, los discursos, los libros disponibles, y hasta las aparentes controversias de ideas, son solo cortinas de humo, donde no se aborda nada político ni sustancial. Los únicos que critican -y por eso mismo resultan anatematizados y marginados por “el poder”- son los disidentes y los blogueros “independientes”.

Detengámonos un momento sobre estos personajes tan mal comprendidos. ¿Cuál es su verdadero papel y significado político? Si de capacidad para influir en el cambio se trata, lo decisivo no es tanto quiénes son; ni si tienen o no profundas convicciones ideológicas; ni si se creen que ese es el camino correcto o apenas un modo de buscarse la vida; ni si algunos se declaran, junto a casi todos los gobiernos del mundo, en contra del bloqueo; sino lo que hacen, sus discursos y conductas reales, en relación con temas tan repetidos como el diálogo, el pluralismo, la democracia, la “reconciliación nacional” y el propio sentido del cambio.

¿Es que sus palabras y comportamientos buscan el diálogo con el gobierno, con instituciones establecidas dentro de la isla, con otros ciudadanos que piensan diferente a ellos? ¿En cuál de sus declaraciones y acciones se advierte la voluntad de tender puentes, no hacia los que los apoyan y promueven “afuera” y “adentro”, sino hacia los cubanos que defienden el socialismo? ¿A qué idea del pluralismo, la democracia y el diálogo se acogen, no solo cuando insultan, con la misma ferocidad que les imputan a los medios oficiales, a todos los que no piensan y actúan como ellos, sino cuando se atrincheran en la negación, en una crítica estéril, que hace tabla rasa de todo y de todos?

El problema de fondo en el discurso disidente, manifiesto en el fenómeno del ciberchancleteo, no es la falta de buenos modales o civilidad, y mucho menos el mero disentimiento, sino la actitud rasante, el vacío ideológico, la poca propuesta alternativa viable y realmente pluralista, la débil articulación intelectual y, naturalmente, la escasa legitimidad, agravada por sus vínculos con gobiernos e instituciones que los promueven por sus propios fines. (No se trata solo de que les paguen, sino sobre todo de cómo los usan.) En definitiva, ¿qué opinan esos gobiernos realmente sobre ellos? “Ningún disidente tiene una visión política que podría aplicarse en un futuro gobierno”, admite confidencialmente la Sección de Intereses en La Habana ante el Departamento de Estado (9 de abril de 2009), según los documentos de Wikileaks. Entonces, me pregunto, ¿qué gobierno del mundo negociaría con semejante “oposición”?

Uno podría pensar que el cambio se construye exponiéndose al costo que siempre entraña la confrontación de ideas, cuando tiene un significado político real para el propio cambio; tratando de convencer y aclarar, de educar sin prepotencia y de estar dispuesto a aprender, incluso de los argumentos que no se comparten; poniendo por delante no solo convicciones e ideologemas, sino conceptos claros y dirigidos a una práctica concreta, a actuar sobre una realidad social y política aquí y ahora, no en el fondo de un sombrero ni en otro país. Uno podría creer que cultivar una cultura democrática no es hacer la guerra por otros medios.

Sin embargo, según la ciencia política de tribuna editorial en torno a Cuba, la democracia es un constructo basado en citas de autores puestos de moda por las editoriales de Madrid o Nueva York, en un saber lineal y oclusivo, que es necesario aprender, a la manera de una maquinita escolar, que ofrece respuestas a todas las preguntas, lo mismo si estas atañen a lo que está aconteciendo ahora mismo en Beijing, Ciudad Juárez, Trípoli o La Habana. ¿Qué hacer con un país cuyos dirigentes, políticos, intelectuales, novelistas, artistas, es decir, sus “elites, no están interesadas en aprender cómo funcionan las democracias”?

Me figuro que no tiene remedio. Ahora, que, pensándolo bien, esto no debería intrigarnos demasiado. Los cambios en Cuba han sido imaginados antes, por esta misma ciencia política, como repeticiones de las transiciones en España, Chile, Polonia, Checoeslovaquia, y la mismísima Unión Soviética. Por si fuera poco, durante los últimos meses, las mismas fuentes tienden a predecir el futuro de la isla como parte del Lejano Oriente. A fin de cuentas, ¿acaso nos debe sorprender que La Habana no sea más que una ciudad fenicia?.

Fuente: Cubadebate

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LA UTOPÍA LA HIZO REALIDAD UN POLICÍA EN “LA CORBATA”

por Carlos Alberto Pérez

Como efecto dominó han continuado abriéndose su merecido espacio los acontecimientos culturales en la barriada capitalina “La Corbata”, ubicada a las afueras del municipio Playa y casi adentrada en los límites de la vecina Lisa. Ayer una vez más se dio muestra de ello, pues los vecinos y curiosos que allí acudimos nos pudimos deleitar a “carcajada limpia” con el más reciente espectáculo humorístico de Virulo “Del faisán a la pasta de oca”, quien además se hizo acompañar por su grupo musical “Antivirus” y los reconocidos humoristas Omar Franco, Telo y Jorge Bacallao.

Y es que después de la presentación de Silvio Rodríguez hace algunos meses en el lugar, el espacio ha quedado marcado por la buena fe de artistas e intelectuales que no han dudado en apoyar el proyecto cultural que allí nació por iniciativa de un policía soñador.

Recuerdo que cuando escuché la noticia por primera vez quedé algo confundido -Silvio y un policía-. Los patrones no coincidían para mí, y por más traté de buscar un punto de convergencia confieso que demoré bastante en encontrarlo. De hecho, por un momento pensé haber mal entendido a Silvio cuando declaraba que su motivación para actuar en “La Corbata” estuvo dada por la osada convocatoria que le hiciera en la propia puerta de su casa el Jefe del Sector Policial de ese barrio marginal. Felizmente era yo el que estaba equivocado.

Sin lugar a dudas Silvio se refería al Capitán de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) José Antonio Álvarez López, quien entre tanto ajetreo y responsabilidad con la organización de esta última actividad cultural, accedió gustosamente a concederle una entrevista a “La Chiringa de Cuba”.

El Capitán Jose Antonio y Silvio en la anterior jornada cultural

Periodista- José Antonio, ¿cómo surge la idea de crear este proyecto cultural aquí en “La Corbata” y porqué Silvio para comenzarlo?

Jose Antonio- La idea surge a partir de la experiencia que tuvimos trabajando en las comunidades penitenciarias de Villa Clara, donde yo trabajaba y conocí a Silvio en una de sus presentaciones. Poco tiempo después me encomendaron la misión de atender esta comunidad, y a partir de un diagnóstico que hicimos nos percatamos de la necesidad de actividades culturales y recreativas que tenía la comunidad, además de otras acciones relacionadas con la prevención del delito y la atención social a los habitantes de este pequeño barrio. Fue ahí donde pensé en la noble y desinteresada obra de Silvio Rodríguez.

P- A muchos ha tomado por sorpresa este segundo encuentro con artistas de alto quilate en “La Corbata”. ¿Ha sido algo casual o forma parte de un programa organizado?

JA- Bueno, este segundo encuentro con reconocidos artistas cubanos en “La Corbata” surge a partir de la repercusión que tuvo la presentación de Silvio aquí hace unos meses. El propio Silvio ha recomendado que estas actividades se realicen por otras brigadas, y ya contamos con muchos artistas y agrupaciones que han expresado su interés en sumarse a este proyecto.

P- Al inicio del espectáculo UD dijo, entre otras cosas, que después del paso de Silvio por aquí se había notado un cambio significativo en el comportamiento de los vecinos y de algunos elementos conflictivos de la zona. ¿Me pudiera argumentar un poco esta afirmación suya?

JA- Mira, para los vecinos y la comunidad en general la vida diaria en este barrio marginal ha tomado un rumbo diferente. Evidentemente se ha notado un cambio considerable con relación a la disciplina social, a la prevención del delito. Por ejemplo, esta comunidad en el último mes no ha tenido ni un solo delito, y eso es gracias a la conciencia que se ha logrado inculcar en el pueblo, que así lo quiere y que está luchando por mantener la disciplina del barrio. Es válido también destacar el papel de la familia, que ha cooperado mucho en cada caso particular, así como al resto de la comunidad y a los factores, quienes incondicionalmente siempre nos han brindado su apoyo. Y si ahorita te decía que hemos tenido una respuesta positiva con respecto al delito, es precisamente porque no hay nadie mejor que el pueblo, que es el principal protagonista, para mejorar estas acciones.

P- ¿Cuál es el próximo reto que UD se propone frente esta comunidad?

JA- Bueno, parto diciéndote que La Corbata, precisamente por los resultados alcanzados, ha tenido la oportunidad de declarar el sector de la PNR al servicio de la comunidad. Es decir, es el nuestro el primer sector de la policía en municipio Playa que se encuentra al servicio de la comunidad.

Por otra parte y muy a tono con esto, te adelanto que estamos trabajando en la creación de un aula comunitaria, un proyecto que surge de los mismos pobladores y que tendrá como objetivo ayudar a la reinserción social a la comunidad penitenciaria. En esta iniciativa estaremos fuertemente apoyados por un grupo de vecinos profesionales del barrio que han brindado su apoyo a esta noble tarea, la que además estará sustentada por la supervisión de las autoridades educativas del municipio y el Gobierno municipal. Ambas instituciones decididamente comprometidas con esta tarea.

De igual forma también nos encontramos inmersos en la construcción de una biblioteca, una idea bendecida por Silvio y Miguel Barnet, quienes ya han hecho una importante donación para echar a andar este nuevo proyecto, y que contará para su inauguración con la presencia del propio Silvio, Barnet y otras personalidades de la cultura y el Gobierno.

Finalizo diciéndote que junto a todo esto ya también viene en camino un libro sobre la comunidad, del cual yo respondo por su autoría, y donde quedarán recogidas todas estas acciones comunitarias en forma de texto e imágenes. Si salen bien las cosas, ya dentro de tres meses pensamos que se pudiera editar el libro.

P- Muchas gracias José Antonio. Le deseo éxitos en este proyecto tan maravilloso.

JA- Gracias a ti muchacho.

Coletilla de “La Chiringa de Cuba”: Es curioso ver como la prensa extranjera no cesa de manipular y satanizar nuestro proyecto revolucionario. La policía por ejemplo, en estos últimos tiempos ha sido una de sus puntas de lanza, pues día a día muchos medios extranjeros aseguran que este órgano no hace más que reprimir al pueblo cubano o a quienes de alguna manera se manifiestan en contra del sistema. Las imágenes siempre han hablado por sí solas, pero hoy más que una imagen la verdad se destapa en las palabras y acciones concretas del Capitán José Antonio, quien hoy levanta su voz con excelentes resultados en el trabajo comunitario para la prevención contra el delito en su comunidad.

¿Será que los medios extranjeros aún desconocen este acontecimiento? Yo diría que más que nada, no es esta la policía cubana que les conviene mostrar al mundo.

Fuente: La Chiringa de Cuba

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CUBA Y EE.UU: UNA HISTORIA DE DESAMOR

por Lázaro L. Fariñas

Siempre he pensado que el problema de los distintos gobiernos estadounidenses con Cuba, después que allí triunfó la revolución, no es más que el hecho de que ella haya decidido tomar la soberanía y la independencia nacional en serio. Evidentemente, el gobierno de Dwight D. Eisenhower, que era el que estaba de turno cundo los rebeldes tomaron el poder en Cuba, allá en 1959, no pudo aceptar que aquel nuevo gobierno decidiera que los asuntos de Cuba se decidían en La Habana y no en Washington.

No había ningún indicio de que la revolución triunfante se proclamara comunista, para que la CIA, que respondía a la política implantada por el presidente, comenzara a planear operaciones con el fin de derrocar al gobierno revolucionario. El planteamiento inicial era que los Estados Unidos no iban a permitir un gobierno comunista a 150 kilómetros de sus costas, pero la realidad era que el gobierno norteamericano no iba a permitir una república soberana e independiente a esa distancia de su frontera. Desde los primeros meses de 1959 comenzaron las conspiraciones contra el gobierno que acababa de llegar al poder en Cuba.

Desde que a finales del siglo XIX los norteamericanos invadieron Cuba declarándole la guerra a España, hasta el triunfo revolucionario a mediados del siglo XX, el embajador norteamericano era quien de verdad gobernaba en aquella república. Hasta la década del 30, gobernaron por medio de la enmienda Platt que estaba escrita en la constitución, y de ahí en adelante, a pesar de haberse eliminado, por medio de esa misma enmienda que, en la práctica, seguía existiendo. Existía una línea directa de la embajada de los Estados Unidos en La Habana hasta el Palacio Presidencial.

Cuando el cubano decía voy a la embajada se sabía perfectamente a cuál embajada se refería, no hacía falta agregar a la de los Estados Unidos.

La república que nació el 20 de mayo de 1902 bailó al son de la música que se producía en Washington. Es un hecho que, no por ser vergonzoso, deja de ser innegable. No es una afirmación comunista, es una verdad irrefutable. La última palabra en Cuba no la tenía el Jefe de Estado cubano, sino el Departamento de Estado de los Estados Unidos, por medio de su embajador en La Habana. Sobran los ejemplos que no hace falta de nuevo enumerar. Los que vivíamos en aquella república lo sabíamos de memoria.

Tan era así, que me atrevería a afirmar que la mayoría de los cubanos que nos enfrentamos a la revolución en aquellos primeros años estábamos convencidos de que los norteamericanos no iban a aceptar a aquel gobierno, y que los días del mismos estaban contados. Esa fue la mentalidad que existió en la contrarrevolución interna y externa durante aquellos primeros años, por lo menos, hasta que llegó la invasión de Playa Girón y todas las esperanzas de acabar con aquel régimen se esfumaron ante la realidad de que la mayoría de los cubanos lo respaldaban, que la mayoría del pueblo estaba cansada de que su país no fuera más que un apéndice de la potencia del norte.

Pero a decir verdad, al menos aquella oposición que se enfrentó al gobierno revolucionario tenía algún objetivo real y una meta definida, y aunque algunos lo puedan negar, y aunque su tesis estuviera completamente equivocada, aquella oposición tenía valor y valentía, y muchos dieron su vida por lo que creían. Los que ahora dicen oponerse sólo tienen una meta, es de color verde y la reparten desde un edificio del malecón habanero.

En Cuba, en aquellos años, hubo, hasta cierto punto, un estado de guerra civil en el que se enfrentaron la revolución y la contrarrevolución, los anexionistas y los independentistas y en la que ambos bandos demostraron coraje. La revolución triunfó y demostró que la razón estaba de su parte, que aquel país se merecía ser independiente y soberano, que los viejos intereses de una república que languidecía en la corrupción habían sido sepultados para siempre.

Sin embargo, para los vecinos del norte, el hecho de haber perdido la guerra no significó que la intención desapareciera. Lo que sucedió fue que ya no hubo forma de derrotar al gobierno revolucionario, y se convirtió en hacer daño por hacer daño. Eso es lo que ha seguido sucediendo a través de los años hasta los días de hoy. Los distintos gobiernos que han gobernado a los Estados Unidos han seguido, a pesar de que no tienen la más mínima posibilidad de derrocar al régimen de La Habana, haciéndole daño a Cuba y a su pueblo, por el mero hecho de hacerle daño. Habrán llegado a la conclusión de que, por lo menos por ahora, no pueden triunfar en Cuba, pero no han llegado a la aceptación de que Cuba es soberana e independiente, y ya no le pertenece. Por eso persiste esta política agresiva contra la Isla. Por eso la agresión continúa. Veremos hasta cuando.

Lázaro Fariñas: Periodista cubano residente en EEUU.

Fuente: Cubainformación noticias

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Noticias

FRANK CARLOS, EL AGENTE ROBIN

Revelan identidad de nuevo agente cubano en documental “Mentiras bien pagadas”

“Un grupo de jóvenes artistas y yo tuvimos la idea de crear un proyecto cultural para promocionar la obra plástica de esos jóvenes”, así comienza su testimonio Frank Carlos Vázquez, el agente Robin de la Seguridad del Estado cubano en el nuevo documental que ha transmitido este lunes la Televisión Cubana.

En “Mentiras bien pagadas”, el nuevo material de la serie Las Razones de Cuba, Frank Carlos asegura que recibió la visita de “oficiales diplomáticos de la Oficina de Intereses, a ellos les pareció este proyecto muy interesante, puesto que era un proyecto independiente, alternativo y que no estaba bajo la dirección de las instituciones culturales en Cuba en ese momento y a partir de ahí entonces comenzó un proceso de encuentros y contactos prácticamente diarios.”

Esta serie de encuentros con el señor Larry Colwin dieron como resultado que el agente Robin fuera reclutado por los servicios de inteligencia de la CIA:

“Este reclutamiento tenia como objetivo fundamental aglutinar alrededor del Centro Cultural Independiente a un grupo de jóvenes artistas cubanos que tenían la necesidad de ser promovidos y al mismo tiempo poder influenciar sobre su obra y su pensamiento, de ahí que el centro se convirtió bajo la idea de Larry Colwin en un centro de referencia bibliográfico; recuerdo que decenas de cajas de libros, revistas y publicaciones norteamericanas fueron donados por la SINA a nuestro centro para que los artistas tuvieran acceso a la información valiosa que era publicada en esos momentos por la sociedad y por el arte contemporáneo norteamericano; al mismo tiempo también surgió una idea muy importante del señor Douglas Barnes que era convertir el centro en un centro de acceso a Internet.”

Vázquez recordó que el señor Douglas Barnes tuvo la idea de convertir el centro en un lugar de acceso a Internet para atraer a jóvenes artistas.

Fuente: Radio Rebelde

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EEUU ROBÓ 4,2 MILLONES DE DÓLARES DESTINADOS CONTRA EL SIDA A CUBA

Cuba denunció el sábado que Estados Unidos retiene desde enero 4,2 millones de dólares que el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida y la Tuberculosis destinó a la salud pública cubana, en el marco del embargo que Washington aplica contra la isla desde hace 50 años.

El bloqueo de la partida que el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida había destinado a Cuba “para el primer trimestre” de 2011, “afectará la ejecución de proyectos sociales centrados en grupos vulnerables”, dijo el viceministro de Comercio Exterior e Inversiones, Orlando Hernández, citado por la prensa cubana.

Hernández explicó que el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), encargado de canalizar esa ayuda financiera, comunicó en enero a las autoridades cubanas que “la Oficina de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro (…) había congelado los fondos para el sector de la salud en la isla”.

Se trata de “un acto ilegal que obstaculiza seriamente la cooperación internacional” que brinda a la isla “el sistema de Naciones Unidas” y que “se suma a la larga lista de ejemplos de aplicación extraterritorial” del embargo “impuesto por Estados Unidos”, denunció el viceministro.

Estados Unidos, sin relaciones diplomáticas con Cuba desde hace 50 años, mantiene en vigor un embargo económico y comercial desde 1962, que flexibilizó en el año 2000, con la exportación de alimentos, aunque con
pago por adelantado y transporte en embarcaciones no cubanas.

Según el Ministerio de Salud Pública cubano, la isla invierte más de 200 millones de dólares anuales en su programa de promoción, prevención y atención a pacientes con VIH o con Sida, que incluye el tratamiento gratuito a cada paciente con antirretrovirales, algunos producidos en la isla.

Cuba, con 11.994 contagios de VIH-Sida y 2.063 muertes desde que se detectó el primer caso en 1986, registra la tasa más baja de prevalencia de VIH-Sida en la Región del Caribe, de acuerdo con datos oficiales.

Fuente: CONTRAINJERENCIA

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Cubarte, 2008.

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